Capítulo II
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By RiSaNa_Ho
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Por unos minutos recorrieron la plaza principal de la villa, Sasuke no sabía a dónde lo llevaban. Durante su camino notó que sus "hijos" eran muy conocidos, la mayoría de las personas los saludaban cortésmente y uno que otro les sonreía -y a él también-. Uchiha esperaba miradas de odio, no de respeto. Con lo cambiado del lugar no se sentía a gusto. Iba a comenzar a hablar, pero sintió su cuerpo desvanecerse, la tonta técnica le afectó más de lo imaginado. Suzaku notó el malestar de su padre e inmediatamente lo detuvo, los otros dos también se acercaron a ayudar.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó preocupada la morena, observando el apacible rostro de su padre.
—¡Hay que apurarnos a llegar a casa! —gritó con urgencia el más pequeño.
—¿Qué le habrá pasado? Siempre pensé que papá era muy fuerte, pero terminó su misión en un tiempo record. Solo han pasado unos días —habló Suzaku, cargando a Sasuke sobre su hombro.
—Sí, eso es raro —concordó Natsu, parándose de repente al llegar a una observación—. Oigan —llamó la atención de sus hermanos—. ¿Cómo le avisaremos a Otou-chan?
—¿Crees que sea prudente avisarle? Se fue por un día para calmar el asunto de la revuelta de los territorios vecinos y llegará mañana temprano. Creo que debemos esperar y no preocuparlo —respondió serio el mayor.
Manteniéndose ajeno a su conversación, Tsuzuki seguía formulando ciertas cuestiones en su morena cabecita. No dudó en sacarlas para hacérselas saber.
—¿Se han dado cuenta, que no ha preguntado quien es nuestra "madre"? —inquirió dudoso.
Los mayores asintieron.
—Parece que no quisiera saberlo —se apresuró a contestar Natsu—. Aunque perdió la memoria temporalmente, creo que no quiere saberlo. Sino, ya nos hubiese preguntado desde el principio.
—¿Le diremos quién es cuando despierte? —volvió a interrogar el menor.
—No lo sé. ¿Nos creerá? —Suzaku sabía que su padre apenas les creía que ellos eran sus hijos, como para aceptar que no tenían madre—. Lo mejor será llegar a casa, después veremos que haremos. Sería bueno ir dándole pistas poco a poco.
Natsu y Tsuzuki aceptaron. Su hermano mayor siempre tenía buenas ideas. Apresuraron su paso a llegar a su segunda casa. La principal se encontraba en el barrio Uchiha.
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S&N
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Konoha actual.
Naruto seguía dando vueltas en la gran habitación, donde podían verse varios pergaminos regados por el suelo, una gran cantidad de libros abiertos y algunos papeles bastante viejos. Entre todo aquel desorden, podía percibirse a otra persona atenta a la lectura de un manuscrito. Uzumaki admiraba el esfuerzo del castaño, pero no estaba tranquilo.
—¿Aún no encuentras nada, Sendoh-san?
Sendoh negó ligeramente con la cabeza. No sabía por qué -después de librarse de Uchiha- accedió ayudar al rubio.
—Lo siento, Naruto-kun —respondió cansado. Los enemigos seguían en el campo de batalla—. Pero si no lo has notado, la guerra sigue. ¿No crees que deberíamos ayudarlos en vez de traer de regreso a un traidor?
Uzumaki arrugó su entrecejo, comprendía la importancia de la batalla. Sin embargo, antes de ir en busca de Uchiha, derrotó a Madara y Kabuto. Sólo quedaban algunos rebeldes. Pensaba que sería su oportunidad para enfrentarse a Sasuke, pero nunca imaginó que Sendoh lo enviara a otra época.
—Los demás están haciéndose cargo. Además, Sasuke es importante para mí, y lo voy a traer de regreso-ttebayo.
Hisoka suspiró, dijera lo que dijera el menor no daría su brazo a torcer.
—Mi técnica es muy efectiva —habló, volviendo a posar sus ojos ámbar en los escritos—. Lo malo, es no saber a qué fecha fue a parar. Podría ser el pasado, o el futuro, o en el peor de los casos a una dimensión alterna —explicó con sencillez.
Por tantas palabras Naruto pareció mareado.
—No entendí nada-ttebayo.
—En simples palabras, Naruto-kun; en estos momentos Sasuke está en ente mismo lugar, en Konoha, sólo que en un tiempo diferente.
Uzumaki intentó comprender las palabras.
—Dices que el teme está en el futuro o en el pasado de la aldea… —el castaño asintió, Naruto prosiguió—. ¿Eso no quiere decir que se encontrará con su otro yo?
El mayor parpadeó sorprendido, Uzumaki había entendido mejor de lo esperado. No sólo eso, formuló una pregunta bastante interesante.
—Es lo más probable, en ese lugar está su "yo" de ese tiempo, ya sea un adulto o un niño. Como te dije antes, esta técnica es prohibida, y no tengo los datos completos en cuanto al resultado. Por eso debo buscar con detenimiento en estos escritos.
—¡Entonces invéntate algo para regresarlo-ttebayo! —exclamó con voz alta.
—¡Es lo que intento, pero no dejas concentrarme! —respondió alterado. Tanta insistencia le estaba sacando de quicio, ni que fuera su novio o su esposo quien se perdió. Ante tal pensamiento le vino una duda a la cabeza—. ¿Y por qué tanto interés en él? —cuestionó interesado—. Sólo es un traidor.
Naruto bajó levemente la mirada, ni él mismo sabía por qué tanta insistencia. Contestó lo primero que pensó. Aunque aquel sentimiento en su corazón rebasaba con creces esas palabras.
—Porque él, es el lazo más importante que tengo-ttebayo.
Por el tono de voz y las palabras, Hisoka sintió remordimiento.
—Está bien, Naruto-kun, trataré de averiguar lo que sea para ayudarte —intentó animarlo.
Uzumaki recompuso su semblante, volviendo a sonreír. No se quedaría con los brazos cruzados ante la situación. Con determinación en sus ojos azules, se sentó junto al castaño y tomó un pergamino comenzando a leerlo. Lo ayudaría con eso, y una vez que descubrieran el paradero de Uchiha haría lo que fuera para regresarlo. Esperaba que Sasuke -en cualquier lugar que estuviera- se encontrara a salvo.
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S&N
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Konoha futura.
La casa permanecía vacía, casi nunca la ocupaban ya que su hogar residía en el antiguo barrio Uchiha. Sólo por circunstancias "especiales" no podían ir a esa residencia. Suzaku subió las escaleras y entró a la habitación que siempre ocupaban sus padres cuando pasaban la noche ahí. Dejó al mayor sobre la cama. El lugar se encontraba prácticamente vacío; la cama, un closet y un buró. Éste último adornado por una fotografía en donde aparecían sus dos hermanos y él. No solo ellos, también sus padres. Uno con una amplia sonrisa y el otro con una menos perceptible pero aun así, contento. Tomó la fotografía, guardándola en su bolsillo, no era prudente dejarla en la habitación.
Acomodó las sabanas y salió del cuarto dirigiéndose a la sala con sus hermanos.
—Lo dejé en el cuarto, espero que descanse bien —mencionó, llegando junto a ellos.
—¿Y ahora que haremos? ¿Llamamos a tía Sakura a que lo revise? —preguntó el menor.
—No, ella no está. Fue a una misión de recolección de hierbas medicinales —Natsu desechó la idea al instante—. Ya se me ocurrirá algo, mientras ustedes dos… ¿por qué no van al barrio a traer algo de ropa y otras cosas para pasar la noche?
—Tienes razón, no creo que se despierte tan pronto.
—Nos vemos al rato.
Dicho esto, ambos jóvenes salieron. Natsu se quedaría en la casa, necesitaba hacer la cena.
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Sasuke abrió los ojos lentamente, sintiéndose algo mareado. Le dolía el cuerpo, parecía que le habían dado una paliza. Pensó en un loco sueño pero -por desgracia-, encontrarse en una habitación desconocida afirmaba su inestable realidad. Optó por sentarse en la cama a pensar. Analizaría cuidadosamente su situación.
En primera, estaba cien por ciento seguro que ese lío era obra de la extraña técnica del hombre del bosque. Exactamente después del impacto sus problemas comenzaron. Al menos sabía el origen de su desastre. El problema recaía en regresar al pasado. Siendo su futuro, no descartaba encontrase con otro Sasuke, el verdadero padre de esos niños. Recordaba algo mencionado por Suzaku; se suponía que "él" había ido a una misión de rango S al país de la Roca y no regresaría en una semana. Ese sería su tiempo límite para encontrar una solución antes de toparse con su "yo" de ese lugar. Pero existía otra cuestión; su esposa.
La mujer de la cual, no sabía el porqué se había casado (o al menos eso imaginaba). Si hacía memoria, en la aldea no había muchas personas con ojos azules. De hecho, los únicos que conocía con esos rasgos eran Ino y…
Naruto.
Aquel revoltoso rubio tenía el mismo tono de ojos, porque los de Yamanaka eran muy diferentes. Los de ella se veían opacos, pero los de Naruto eran brillantes, llenos de luz y alegría. Profundos. Admitía internamente que siempre le gustó aquel tono de ojos.
Negó con fuerza.
¿En qué pensaba? Naruto no se casaría con él. Y no podía tener hijos. Probablemente su esposa no era de la aldea y sólo la escogió por el parecido de sus ojos a los de Naruto. Al pensar en esa posibilidad se sintió aún más patético. Buscar un remplazo era algo peor que patético. Suspiró con frustración, pero esos pensamientos lo llevaron a otras cuestiones.
¿En dónde estaba Naruto de ese lugar? ¿Se habría casado con la tartamuda Hyuuga? ¿Tendría una familia?
A pesar de todo -sin saber porque aceptar eso le dolía un poco- esperaba que sí. Tal vez Uzumaki tenía una familia y cumplía su sueño de ser Hokage. Con la fuerza de la curiosidad se levantó de la cama. Hacerles un pequeño interrogatorio a sus hijos le ayudaría a comprender muchas cosas. Aprovecharía su "amnesia" para saciar sus incertidumbres. Con paso lento se dirigió a la puerta. Esperaba que su rubio ex-compañero estuviera bien. De esa manera, su patética vida -refiriéndose a su pasado, por así decirlo- se sentiría menos culpable.
Con dificultad bajó al final de las escaleras, no escuchó voces, pero un agradable olor llegó a su olfato, al parecer alguien cocinaba. ¿Sería su esposa? En ese instante se sintió nervioso. Después de todo, hablaba de su futuro, no de cualquier cosa sin importancia, lo que viviría (si regresaba a su tiempo). Sin embargo, antes de entrar a la cocina se golpeó mentalmente. Comportándose como un idiota no solucionaría nada, él no era un cobarde. Dejó su nerviosismo de lado, entrando a la cocina. Se tranquilizó un poco al notar que era su hija, parecía muy concentrada.
La morena terminó y posó sus azules ojos sobre él.
—¡Papá, no deberías levantarte!
—No me gusta estar acostado.
Ella negó con la cabeza, discutir con su moreno padre era imposible.
—Siéntate, te serviré un té mientras esperamos a mis hermanos.
—¿A dónde fueron?
—A traer unas cosas a la casa del barrio.
—¿Vivimos en el barrio Uchiha? ¿Por qué no vamos a ese lugar?
—Es que pasó algo, que no tiene mucho caso contarte —respondió nerviosa. —Mejor relájate, aquí estaremos bien.
Sólo pasaron unos minutos, y por la puerta de la cocina aparecieron los otros morenos. Llevaban algunas cajas que dejaron en el suelo antes de sentarse junto a Sasuke.
—No deberías estar aquí, necesitas reposo —reclamó Suzaku a su lado.
—No estoy inválido —contestó el mayor de mala gana. No le gustaba que lo trataran como a un inútil. No obstante, aprovechando el momento preguntaría sobre su cónyuge—. Por cierto, ¿en dónde está su madre? No la he visto desde que llagamos —intentó sonar lo más tranquilo y casual posible, un Uchiha siempre aguarda las apariencias.
—Nosotros no tenemos una mamá —se apresuro a decir el menor.
Sasuke parpadeó sorprendido. ¿Eran huérfanos de madre? No pudo evitar inquirir.
—¿Está muerta?
Ellos rieron nerviosos.
—No exactamente, es que… no es eso, sólo es difícil de explicar —Suzaku intentó formar un argumento coherente. Sus hermanos le pidieron con la mirada que él explicara la situación.
Sasuke alzó una de sus finas cejas sin entender por completo el comportamiento de su hijo mayor. Parecía algo que no le querían decir.
—¿Qué sucede? —cuestionó un poco fastidiado.
Suzaku quedó mudo buscando las palabras adecuadas. Sin embargo el silencio en la cocina fue interrumpido por el sonido de una estridente voz que todos reconocieron a la perfección.
—¡¿Están en casa-ttebayo?! —gritaron desde la entrada.
Los cuatro morenos parpadearon sorprendidos al ver entrar por la puerta a esa persona. ¿No se suponía que llegaría hasta el otro día? La suerte no los acompañaba.
—Así que aquí están —dijo sonriendo.
Acercándose a ellos, le revolvió el cabello a Suzaku. Después fue con Natsu y Tsuzuki dándole un beso en la mejilla a cada uno. Todo esto ante la interrogante mirada de Uchiha, preguntándose si ese hombre rubio era Naruto.
Poseía un gran parecido con el cuarto Hokage, pero Naruto tenía los ojos más grandes y redondos, no como el otro que eran rasgados. Se veía algo mayor, no viejo, pero tampoco un joven de dieciséis años -como la última vez que lo vio-. Seguía sorprendido. ¿Por qué trataba a sus hijos con tanta familiaridad?
Al notar el mutismo de Sasuke, Namikaze se acercó al rostro del moreno. Puso una de sus manos sobre la pálida frente para ver si tenía fiebre o algo, pero todo parecía normal. Aunque las miradas nerviosas de sus hijos no ayudaban en mucho.
—¿Sasuke? ¿Porque me ves así- ttebayo? —cuestionó—. ¿Acaso no te alegras de ver a tu adorado esposo? —continuó con una media sonrisa.
Sus hijos no pudieron evitar darse una palmada en la frente. Con ese comentario, Naruto la había cagado. Tanto evitaron el tema y tratarlo con calma, para que llegara Namikaze y lo dijera de golpe.
¡No tenía tacto!
Y por el semblante incrédulo del pálido rostro de Uchiha (que no sabían si era por la sorpresa o por su actual estado) lo comprobaron. Mientras el pobre rubio no supo qué pasaba. En la mente de Sasuke sólo se repetía una y otra vez esa palabra: esposo.
Sin advertirlo todo se volvió negro, cayendo al suelo de la impresión.
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Continuara…
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