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The One Night Stand por Fallon Kristerson

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13. Vacaciones

"Bueno, por lo menos han empezado las vacaciones..."

Así se trataba de consolar cierto adolescente pelicereza, mientras que se estiraba aburrido sobre el sofá, con una bolsa de papitas fritas sobre la barriga y cambiando indecisamente de canal en la televisión. No es que fuese a haber algo interesante para ver en aquela aburrida caja plasma, solo quería hacer algo con sus dedos y para eso el control remoto le parecía la mejor de las opciones.

Gakuto se había ido muy temprano en la mañana y Kotaro tenía la leve sospecha de que se había ido a casa de Oshitari. Cosa que le molesta de sobremanera. Le irritaba la idea de que su hermano tuviese al tensai tan cerca y tan a su disposición. No tenía ni idea de qué iba entre esos dos, pero de que habían tenido relaciones, de eso no tenía ni la más mínima duda. Kotaro jamás se imaginaría a Gakuto enamorado, primero llegaría el fin del mundo y Perú ganaría la copa mundial de fútbol, y Yuushi... Por favor, ¡se llevaban doce años! No había forma de que el peliazul pudiese sentir esa clase de afecto hacia su hermano. La opción de que esos dos sintiesen algo serio el uno por el otro estaba claramente desechada. Concluyó entonces que solo se trataba de sexo. Le aliviaba el saber que Yuushi no sentiría nada profundo por su hermano...

...así como tampoco lo sentiría por él. Pero aún así, Kotaro realmente envidiaba a su gemelo. ¿Qué no daría él por tener una vez un poco más de la atención del tensai? Aunque fuese solo para calentar su cama.


-Entonces, ¿cuánto durarán tus vacaciones? –preguntó Yuushi mientras acariciaba la espalda desnuda de su recién estrenado novio. Gakuto sonrió.

-Dos meses más o menos –respondió sintiéndose satisfecho.

Se estiró y se volteó, quedando cara a cara con el adulto, quien se encontraba posicionado sobre él y luciendo una gran sonrisa de satisfacción.

-Mmh, han disminuído –murmuró este en voz baja y Gakuto frunció el ceño.

-¿Qué?

-Nah, nada. Solo que hace diez años las vacaciones duraban un mes más –murmuró y luego rió-. Dios, me siento viejo diciendo eso.

Gakuto rió también y asintió.

-Es cierto, eres un viejo pedófilo –se burló.

Yuushi alzó una ceja ante la acusación del menor.

-¿Te molesta? –preguntó mordaz, inclinándose para besarlo.

-Mmh, no, no –se apresuró a responder el pelicereza recibiendo el beso-. Por mí está bien así.

El tensai fue trazando un camino de suaves besos a lo largo del rostro del menor, explorando nuevamente su cuello, disfrutando su piel como si fuera la primera vez. Gakuto suspiró complacido y hundió una mano en los mechones azules de su amante. Acariciando los costados del acróbata, Yuushi depositó suaves mordiscos sobre los hombros del menor, volviendo a subir la temperatura entre ambos.

-Mmh, Yuushi –murmuró Gakuto, arqueándose al sentir la boca del adulto sobre una de sus tetillas-. Ah...

El mayor volvió a ascender y buscó impaciente los labios ajenos, capturándolos en un feroz beso. Gakuto quiso soltar un gemido, mas este quedó atorado en su garganta. Pasó los brazos por debajo de los de Yuushi, bajando sus manos a lo largo de la espalda del adulto. Al sentir las pequeñas manos acariciarlo, el tensai no pudo más que encenderse por completo y presionar el delgado cuerpo aún más contra el colchón de su cama. Gakuto rió por lo bajo, abriendo sin pudor las piernas y luego las enroscó alrededor de la cintura de Yuushi.

-Ahh, Yuushi –volvió a suspirar el adolescente-. Por favor...

-¿Por favor qué? –musitó burlón el peliazul, separándose del más pequeño, quien emitió un quejido a manera de protesta.

-No te hagas, apúrate –le espetó molesto, aunque no pudo evitar el delatador sonrojo que se trepó por sus mejillas. Se incorporó, sentándose, y miró ofendido al adulto, quien le respondía con una mirada que divagaba entre divertiga y enternecida. El cabello del chico estaba desordenado y sus labios rojo e hinchados. Sus ojos brillaban salvajemente y Yuushi podría haber jurado que estaban encendidos de deseo.

Habiendo perdido entonces la paciencia, Gakuto se abalanzó hacia adelante, pero Yuushi retrocedió igual de rápido. Soltando un bufido, el pelicereza gateó hacia el adulto, quien solo se detuvo cuando estuvo en el borde de la cama.

-Te tengo –ronroneó contento el adolescente y lo acorraló, robándole un beso rapido. Tomándolo por los brazos, Yuushi volvió a tumbar al chico sobre la cama y profundizó el beso. Bajó por su cuello, probando por milésima vez su piel y complaciéndose al oír un suspiro por parte del menor. Mordisqueó sus delgados hombros y Gakuto se volvió a aferrar a él. Yuushi descendió con prisa por el pecho del acróbata, entreteniéndose por un rato en su ombligo. Gakuto acarició su espalda y por momentos le clavaba las uñas al ser presa de una oleada de placer. El peliazul pasó la lengua por su cadera y separó sus piernas, posicionándose entre ellas. Tomó distancia y lo observó complacido. Gakuto luchaba por no sonrojarse de nuevo y se mordió el labio inferior. A lo largo de sue cuello se espacrían chupetones y huellas de los mordiscos que había recibido. Yuushi trató de imaginarse qué sucedería si el padre del pelicereza viese eso. Definitivamente le exigiría una muy buena explicación a su hijito rebelde.

Volvió a inclinarse y Gakuto se arqueó al sentir su lengua sobre su miembro despierto.

-Ngh, Yuu... shi –gimió desesperado el chico y trató de moverse, pero Yuushi se volvió a alejarse de él, pocos segundos antes de que se corriera. Gakuto bufó molesto y trató de lanzarle un insulto hiriente al adulto, mas fue callado por los tres dedos de este que se entrometieron en su boca. Sin mucho que le quedase, los lamió, no sin mordisquearlos un poco cuando Yuushi trató de sacarlos. Sonrió divertido al notar el ceño fruncido del peliazul. Alzó las caderas y se dejó penetrar por los tres dedos a la vez. Gimió ocn fuerza al sentir como el Oshitari los movía en su interior. Jadeó al sentir como los retiraba y se arqueó al ser penetrado por el mayor. Cerró los ojos con fuerza y varios gemidos se escapron de sus labios. Sentía como el peliazul se comenzaba a mover en su interior y como aquello lo satisfacía hasta lo último. Enroscó sus piernas alrededor de la cadera de su amante, quien buscó sus labios y los devoró con hambre.

-Gakuto –jadeó a milímetros de sus labios y el nombrado lo volvió a besar, buscando desesperado profundizar todo contacto que tenían. Sin darse cuenta, rodaron por la cama, cada uno tratando de terminar encima del otro, hasta que cayeron de la cama.

Mas aquello no le interesó a Yuushi.

Sin más, tomó a Gakuto de las muñecas y, unidas, las sostuvo por encima de su cabeza, mientras que su boca se apoderaba de su cuello.

-Ah, Yuushi –gimió de nuevo Gakuto, buscando de dónde aferrarse.

-Shht, vamos a divertirnos, ¿ne? –ronroneó en tono seductor el de cabellos azules y el adolescente se estremeció al sentir la lengua del adulto bajar por su mandíbula, cuando en ese momento sonó el timbre y ambos se detuvieron en seco.

-¿Vas a ir? –preguntó receloso el adolescente, mas Yuushi no respondió por un momento.

Al volverse a repetir aquel molesto sonido de campanas, el tensai se separó de él y se levantó, buscando vestirse e ir a atender la puerta. Gakuto, bastante molesto y frustrado, se quedó sentado sobre la cama, con los mofletes inflados y un delatador sonrojo cruzando su cara.

"Ah, hola" oyó murmurar a su novio desde el primer piso, seguido por un "¿interrumpo algo?". De haberle prestado más atención, Gakuto habría notado fácilmente de quién era aquella voz, pero estaba tan ocupado en sentirse ofendido y molesto con el peliazul, que no lo oyó. Luego de una superficial conversación, el tensai volvió a cerrar la puerta y regresó a la habitación, sonriendo al ver la expresión del menor.

-Perdón –murmuró mientras que se llevaba una mano por el cabello azulado-. Un vecino.

Gakuto solo alzó una ceja ante aquella aclaración tan subjetiva, mas optó por no insistir y solo conformarse con esa respuesta. Yuushi sin embargo notó que no estaba contento, por lo que se sentó detrás de el y lo rodeó con sus brazos.

-Hey, lo siento ¿sí? La próxima vez no atenderé –prometió tratándo de recuperar el ambiente que había reinado cuando abandonó el dormitorio.

Pero Gakuto ya no tenía ganas en lo absoluto y eso le quedó bien claro al adulto, quien, resignado, dejó escapar un suspiro.

-¿Quieres salir entonces a alguna parte? –preguntó con cuidado mientras que mordisqueaba la oreja de su amante.

Gakuto meditó por unos segundos y luego asintió.


"Maldición... nada interesante en la tele... Tal vez debería salir un poco a tomar algo de aire fresco..."


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