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The One Night Stand por Fallon Kristerson

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Notas del capitulo:

graciassss a todo aquel que lee y comenta, mi baja autoestima sabe valorarlo XD jiji un poco más de lemon y luego un "pelea" (ya veran luego el xq de las comillas) de hermanos. nyaa~!

Suspiró pesadamente, sintiendo como su cuerpo era recorrido por fuertes oleadas de placer, causado por cierta lengua profesional que se ocupaba de lubricar su entrada. Ok, tal vez se había equivocado y con eso volvíamos a que el sexo con aquel sujeto era glorioso. Cosa que se negaba a admitir abiertamente. De eso ya se ocupada su propio cuerpo. Yuushi sonreía con satisfacción al ver como su pequeño amante se retorcía ante cada cosa que él le hacía. Ese niño lo estaba comenzando a hechizar, lenta y peligrosamente.

-Ahh... –gimió fuertemente y desesperado Gakuto al sentir como el tensai comenzó a meter dos dedos de golpe, arqueando la espalda y aferrándose como podía a las sabanas de la gran cama.

La botella de Whisky ya estaba vacía, al igual que tres de las latas de cerveza. La mitad del whisky había acabado encima del adolescente, quien aún se relamía los labios provocativamente. Sus manos seguían atadas, pero su posicion había cambiado, encontrándose ahora de a cuatro, apoyado sobre sus codos y rodillas. El tensai sacó sus dedos, remplazandolos por su miembro. Sonrió una vez más con arrogancia y se inclinó hacia el chico.

-Te voy a hacer gozar de los regalos de la vida, cerecita...

Un sonoro gemido se hizo oír por parte del menor, quien trató de levantarse y apoyarse sobre sus manos, restregando sus caderas contra las del adulto, quien lo tomó y comenzo a embestir con fuerza. Pudo sentir como el pequeño cuerpo debajo suyo se estremecía deliciosamente, llevándolo también a él a tocar el cielo. Sin emabrgo, poco antes de que el menor se viniera, se detuvo, volviendo los movimientos cada vez más lentos y pausados.

-¡Qué crees que haces, idiota! –le espetó molesto y, Dios, sonrojado a más no poder el menor. Yuushi sonrió y salió de él. -¿A-a dónde vas?

-No me voy –lo tranquilizó con una cruel sonrisa el adulto, causando solo que el sonrojo del menor se intensificara aún más.

-Ah.. –gimió el adolescente cuando fue tomado y girado, quedando boca arriba. –Sueltame las...

-Ni loco –contestó Yuushi, ajustando un poco más la corbata que se ceñía entorno a las delgadas muñecas del acróbata. Le separó las piernas, preparándolo para voler a penetrarlo. Gakuto gimió por lo bajo al sentir como ansiaba tener a ese hombre dentro suyo y ya a nadie más.

"Maldición, esto no está nada bien... ¡No, no puede ser! No..."

-Mhh, Yu... Yuushi -gimoteó Gakuto al sentir que el adulto no se movía. Más bien sintió sus labios sobre los suyos, reclamando ahora también su boca como territorio conquistado. El chico pasó sus manos atadas por el cuello del peliazul, moviendo sus caderas en círculos. Las manos de Yuushi subieron por sus costados y el empresario casi sintió como si pudiera rodear por completo su cintura solo con sus manos.

-Eres tan delgado –rió el tensai rompiendo el beso y comenzando por fin a moverse otra vez.

-Ngh... ¿Y? –logró articular con dificultad Gakuto, sintiendo como la temperatura seguía subiendo.

-Que casi me da miedo que al final vayas a desaparecer.


Con un fuerte bostezo el chico entró a su casa, sobándose disimuladamente la parte baja de su espalda y lo que le seguía a esta. "Ese bastardo, por mas que fuese bueno en la cama no significa que se tome tan literal lo de partirme en dos..." pensó molesto y se quitó los zapatos, dirigiéndose, aún tambaleándose levemente por el alcohol, a la cocina. "Oh, vaya..."

-Miren nada más, el imbécil de mi hermano mayor –musitó Kotaro con una voz extrañamente dulce, alzando la mirada de su cuaderno.

-¿Tareas a estas horas? –preguntó con una ceja en alto el mayor de los gemelos, acercándose a la refrigeradora. Necesitaba agua, la garganta le quemaba.

-¿Regresas a estas horas? –contraatacó el menor, sonriendo de manera burlesca. –No me vas a decir en dónde te has metido, ¿verdad?

-¿A ti para qué? –bufó molesto Gakuto, más que nada porque no encontraba lo que buscaba.

-No hay agua –medio cantó Kotaro. Si algo tenía de bueno ese niñato copia barata de él, era su voz. No lo iba a negar, Kotaro tenía una voz que rendía mucho, no por nada era el vocalista de una banda.

-Eso ya lo vi –contestó irritado Gakuto, tirando la puerta de la refri. Kotaro sonrió maliciosamente.

-Pensé que ya habrías tomado mucho, por lo que me acabé lo que quedaba del agua. Tendrás que hervir más, porque agua mineral ya no hay.

Gakuto se dirigió al caño a bebió de ahí, ignorando la gran sonrisa de burla de su hermano. No le agradaba, ese enano (sí, como no, Gakuto...) se traía algo. Algo malo.

-Por cierto –comenzó el menor de los pelicerezas y Gakuto cerró el caño-, hace un rato vino Yuushi.

Silencio. ¿Qué había dicho? ¿Que Yuushi...? No, no, si Yuushi estaba en su casa cuando él salió, debió haber oído mal. Sí, eso tenía que ser... ¿y desde cuándo Kotaro lo llamaba por su nombre? No es que le importase mucho...

-Trajo tu casaca del uniforme.

Mierda. ¡Mierda, Mierda, Mierda, Mierda! ¡Cómo se le ocurre a ese idiota bastardo...! ¡Estaba muerto!

-Dice que la olvidaste ayer, en la compañía –continuó Kotaro y su sonrisa se ensachó-. Lo curioso es que yo nunca te vi quitarte la casaca. Y hoy sí parecías tenerla...

-Tengo dos, idiota –farfulló nervioso el mayor sin mirarlo. Kotaro se levantó, posicionándose a sus espaldas y apoyando sus brazos a cada lado de su hermano.

-Descuida, solo lo vi yo y no soy un acusete –rió y luego de esto sus ojos se ensombrecieron-, lo cual no significa que tú no seas una pu...

-¡No te atrevas a insultarme! –gritó entonces Gakuto, interrumpiéndo a su hermano menor y dándose la vuelta para encarar a su clon fallado. "Que bien, recién ahora noto que realmente tengo mi gemelo malvado como en las películas..." Kotaro lo miró con gesto amenazador, acercándose aún más al mayor, pero ahora su sonrisa parecía más una mueca de odio puro.

-Eras una puta, Gakuto.

Y desapareció. Gakuto miró atónito hacia la puerta por la que había salido el menor. Y sí, en cierta manera tenía razón...


-Lo siento.

Jiroh alzó la mirada. Había estado durmiendo, un poco o mejor dicho muy intranquilo, pero había logrado de coinciliar el sueño luego de haberle dejado mil mensajes a su amigo el día anterior. Y ahí estaba ahora, parado ante su mesa, llegando recién para la segunda hora de clases, diciendo que lo sentía. Aunque la verdad es que no ofrecía un aspecto muy bueno.

-¿Eh? –balbuceó el lirón y parpadeó confundido, pero luego sonrió emocionado-. ¡Gakuto!

Saltó y se colgó de su amigo, abrazándolo efusivamente. Gakuto sonrió de manera débil, sintiendo como sí al final su vida no era tan mala como parecía. Bueno, nadie podría afirmar tener una mala vida si tenía a un amigo llamado Jiroh Akutagawa. Algunos curiosos se giraban a verlos, pero la mayoría los ignoró. El profesor de esa hora se había ausentado ese día, por lo que tenían una lección libre.

-¡Lo siento tanto, Gaku, no debí decir nada ayer, en serio yo...!

-Ya, ya, Jiroh, está bien –masculló Gakuto sin muchas energías, captando la atención del Akutagawa.

-¿Qué pasa, Gakuto? –preguntó serio y bajando la voz-. ¿Te sientes mal?

-No, nada –murmuró abatido el pelicereza, jalando su silla y sentándose en la mesa de Jiroh. –Estoy bien, solo que mi hermano me ha llamado uns puta, cosa que realmente soy.

Jiroh lo miró preocupado y boquiabierto. Primero porque a Gakuto nunca le había importado lo que decía Kotaro, fuese lo que fuese; segundo porque no era normal verlo así de abatido y enfermizo; y tercero...

-¿Gakuto, eso es maquillaje?

Ojeras. Otra cosa anormal en el pelicereza.

-No dormí –se excusó el acróbata.

-Eso lo puedo ver –contestó serio y casi llegando a ser sarcastico el lirón. Extendió una mano y la pasó por el desordenado cabello de su amigo, sabiendo que, bien el fondo, Gakuto adoraba que hiciese eso. -¿Me dirás todo o te vas a quedar con que tu hermano te insultó?

-Lo sabe.

-¿Eh?

-Lo de Yuushi... No todo, pero sabe que me he acostado con él –masculló Gakuto, tratando que no se oyese nada, en especial la última parte.

-¿Pero có...? –comenzó el lirón, pero el pelicereza respondió antes de que pudiera finalizar.

-Es mi hermano gemelo... Sabe mas de mí de lo que me gustaría.

Eso fue todo.


-Hola, soy yo.

Aquella voz tuvo un efecto que lo desorientó de un segundo al otro.

-¿Gakuto? –preguntó sorprendidoel peliazu, creyendo que tal vez había oído mal.

-Esto, sí –murmruó el chico al otro lado de la línea. Silencio. Su voz... la percibía un poco extraña, como cambiada o forzada.

-¿Sucede algo?

Era obvio que sí, pero de todas maneras no pudo evitar esa pregunta estúpida.

-Esto... no, no, es solo que... no lo sé. ¿Te puedo ver?

El adulto asintió confundido, recordando luego que el chico no podía verlo.

-Sí, claro que puedes –contestó por fin, proporcionándose mentalmente una patada.

-¿Te... te puedo ver hoy? ¿En el Parque que hay cerca de la compañía de mi padre a las seis?

Todo aquello le parecía tan confuso. ¿Qué pasabao con ese niño ahora?

-Ok, ahí estaré.

Dios, y él bien idiota de ir corriendo tras él...

-Muy bien, nos vemos entonces –susurró Kotaro antes de colgar.


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