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The One Night Stand por Fallon Kristerson

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Notas del capitulo:

Bueno, no hay mucho que decir, gracias y las germanchas, a pinkytopia y a Tao_Stalker por comentar ^^ se les quiere!

Sabía que ese no era Gakuto. No había duda, el chico que se encontraba parado delante suyo era Kotaro. No era que quisiera ocultarlo o hacerle pensar que era su hermano o alguna cosa así por el estilo. Simplemente estaba ahí, una mano en el bolsillo de su casaca, una media sonrisa en el rostro y un extraño brillo en los ojos. Aquel era el otro gemelo.


-¿Kotaro? –preguntó un poco confundido y sumamente extrañado ante la situación el tensai.


-Bueno días, Oshitari-san –sonrió el menor de los gemelos-. Me gustaría hablar con usted.




 


Tenía un mal presentimiento. De hecho, lo había tenido toda la mañana, pero había decidido ingnorarlo.


-¿Qué pasó con Kotaro, Gaku? ¿Está enfermo?


El pelicereza se encogió de hombros. ¿Qué le importaba eso a él? Estaba mucho más ocupado tratando de recordar si se estaba olvidando de algo importante o algo por el estilo. Tenía un mal presentimiento, además de que se sentía miserablemente mal. Se sentía enfermo y lo más probable era que realmente lo estuviese. Al diablo con eso.


-¿Gakuto?


El lirón lo miró preocupado, tratando de adivinar sus pensamientos, algo que por lo general siempre lograba. Normalmente. Gakuto solo meneó ligeramente la cabeza y cerró los ojos. Ya quería que se pasaran de una vez por todas las últimas horas de clases que quedaban ese día. Luego de eso venía el fin de semana. ¡Por fin! Pensó en que se quedaría una o dos horas con Jiroh en el campus del colegio, no tenía ganas de cruzarse con nadie perteneciente a su familia, mucho menos con su hermano menor.


Recostó la cabeza sobre el regazo del lirón, quien pasó distraídamente los dedos por las hebras color cereza.


-¿Qué pasa con el niño ahora? –preguntó Shishido burlándose de Gakuto, seguido de cerca por su fiel kouhai. Chotarou sonrió nervioso cuando Gakuto abrió los ojos, viéndolo directamente a él. Luego de esto, el pelicereza se fijó en el chico de la gorra, quien había llegado hasta donde estaban sentados Jiroh Y Gakuto (bueno, este estaba echado).


-Este niño simplemente está cansado, no tienes por qué preocuparte tanto por mí, Shishido –le espetó Gakuto divertido, sonriendo triunfante al oír las risas de Jiroh y Taki. Este, como siempre, traía consigo a Hiyoshi, el cual, con una expresión un poco ausente, dejaba que el metrosexual lo usara de almohada.


Un buen rato más tarde, Shishido y Ohtori ya se habían largado otra vez, pero aún así, Gakuto y Jiroh se veían compartiendo el lugar con Taki y Hiyoshi.


-Ne, Wakashi, ¿me puedes ir a traer una ponta? –preguntó entonces el sempai metrosexual, a lo que el chico del peinado de hongo asintió aburrido y se puso de pie, alejándose a paso lento de sus sempais, dirigiéndose hacia el dispensor de bebidas.


-Por Kami, Taki, un poco más y tendrás que ponerle correa a tu mascota –disparó Gakuto, irritado como estaba.


-Por mí no habría problema, pero ya quisiera verte poniéndole un collar a Piyo-chan –contestó Haginosuke reidno divertido, pero luego se volvió serio.


-¿Qué me miras así? –preguntó sin tacto alguno el pelicereza, a lo que Jiroh soltó un suspiro.


-Pues... –murmuró Taki, aunque luego pareció pensárselo mejor-. No, nada.


Tanto Jiroh como Gakuto lo miraron extrañados, mas no dijeron nada más.




 


-Dígame, Oshitari-san, ¿a usted le parece que mi hermano es una buena persona?


-Realmente ya quiero que se acabe el jodido colegio –exclamó Gakuto. Taki y Hiyoshi ya se habían largado del panorama, por lo que estaban solos-. Nel, Jiroh, nunca me contaste en qué se quedó tu relación con ese universitario.


Jiroh bajó la mirada hacia el acróbata, quien sonreía divertido, dando la impresión de haber olvidado los grandes problemas de su vida.


-Y, ¿nunca pensó que él podría enamorarse de usted?


Yuushi alzó una ceja, echándose luego a reír.


-Creí que conocías a tu hermano...


-Exactamente, lo conozco –afirmó Kotaro con una leve expresión de asco y rechazo.


-Vamos, Gakuto es un chico de juegos, ¿qué esperabas...?




 


-¡Ya llegué! –llamó a todo pulmón el pelicereza cuando entró a la casa vacía, alargando la "é" por un buen rato, hasta quedarse sin aire. Se sentía ya mucho mejor, todavía un poco cansado y sin muchas fuerzas, pero ya con el ánimo sano. Subió las escaleras hacia su habitación, no sin antes pasarse por la cocina por una lata de Pepsi. Lanzó su mochila a una esquina equis y se dejó caer sobre se cama. Dios que estaba rendido, y eso que todavía tenía planeado salir... Aunque pensándolo bien, mañana todavía podía ir al club, por lo que decidió que esa noche solo descansarí...


...


A la mañana siguente despertó con el sol dándole de lleno en la cara. Se incorporó con dificultad, tallándose los ojos. Se había quedado dormido sin si quiera percatarse de ello. Incluso llevaba todavía puesto su uniforme. Se dejó caer otra vez para atrás y cerró los ojos. En algún momento oyó como alguien abrió su puerta y se acercó a su cama, sentándose a su lado. Abrió los ojos, viendo a su hermana.


-Mamá está preocupada.


...


Había dormido más de trece horas. Y no podía creerlo, casi se le hacía algo inhumano, dormir como Jiroh... ¿¡En qué momento se había dormido! Pero aún peor, ¿dónde estaba Kotaro? Su madre estaba cerca de colapsar, siendo atendida por su Suzume. La chica lo miró inquieta, pidiéndole con un gesto que le pasara un vaso de agua. Su padre se encontraba hablando por teléfono y era un cuarto para la ocho de la mañana del sábado.


Se sentía extraño. Eso, esa terriblemente tensa situación solo la había vivido una vez en toda su vida y ni si quiera había estado todo el tiempo presente. Había sucedido la primera vez que se había escapado a una juerga. Pero de eso ya había pasado una eternidad y ya no era tema el que Gakuto desapareciese todos los fines de semana, excusándose a la mañana siguiente. Pero Kotaro jamás había hecho algo así. Si bien no era del todo un ángel, no llegaba a los límites de su hermano mayor. Ahora que se lo pensaba bien, ¿por qué se había molestado tanto su hermano menor? ¿Que acaso él no se había acostado también con más hombres de los que podía contar con los dedos de manos y pies? Tal vez él no era un extremo como lo era Gakuto, pero no por eso estaba completamente limpio. Entonces, ¿por qué de pronto había actuado como si lo odiase más que a nada? Gakuto ya no podía ver nada con claridad.


Su padre llegó y se ocupó de calmar un poco a su esposa, la cual ya daba por perdido a su bebé. En circunstancias normales, Gakuto se habría echado a reir ahí no más, dejándole claras un par de cosas a su progenitora, pero como ahora ya nada parecía querer ser normal... Su hermana se le acercó una vez más.


-Tienes fiebre –susurró poniéndole una mano sobre la frente, teniendo que descubrir que su hermanito no le prestaba atención-. Toma.


Le dio un vaso, el mismo que él le había pasado, con agua.


-Gracias –murmuró sin si quiera fijarse en qué tenía entre manos. Su cabeza estaba ocupada tratando de descifrar el extraño comportamiento, que recién ahora notaba lo extraño que realmente era, de su gemelo. Ahora que lo pensaba, Kotaro se puso así cuando volió de la casa de Yuushi... cuando se enteró que él y Yuushi... y Kotaro parecía estar muy embobado con...


El peculiar sonido de vidrio romperse se hizo presente en la cocina, causando que todos los presentes girasen a ver a Gakuto. El vaso yacía hecho pedazos en el suelo mojado. Suzume se apresuró a recojer el vaso roto y a limpiar el suelo mojado.


-Vete a descansar, lo necesitas –le ordenó al pelicereza, quien asintió vagamente. Su madre se le acercó, pero en ese momento sonó el timbre. Gakuto se largó de la cocina, pero cuando pasó por el recibidor, subiendo ya a su habitación, se encontró con Yuushi, quien era atendido por su padre. El peliazul alzó la mirada hacia las escaleras, cruzándola con el adolescente, quien no sabía ya qué opinar. Si no se equivocaba, frente suyo estaba la razón por la que su hermano lo había llamado una p...


-Voy a ir con Oshitari-san a ver si encuentramos a tu hermano –Gakuto asintió-. Descansa.


Ok, el mundo se había vuelto loco. Primero su hermano y ahora su padre. ¿Le habia dicho "descansa"? Sacudió su cabeza incrédulo, terminando de subir a su cuarto. Pero en medio del pasillo se detuvo y se quedó parado, pensado. "Esos dos no van a encontrar a Kotaro..."




 


¿Qué demonios estaba haciendo ahí? Para empezar: ¿qué le importaba a él lo que fuese a suceder con Kotaro? Que el infeliz se pierda y que lo rapten y que lo violen y que lo torturen y, y y y... Bien, hasta ahí llegó su creatividad. Miró a ambos lados de la calle. La gente iba y venía, algunos con prisa, otros como si la vida durase toda la eternidad. Eran casi las doce y su estómago estaba comenzando a pedir combustible. Además de que su cabeza le quería estallar y de que sentía que le ardían los ojos. "Rayos..."


Deambuló entre la multitud, sin saber a dónde ir. Kotaro podía estar en cualquier parte, en TODAS partes si se le antojaba. Si no quería que lo encuentren, no lo ibana a encontrar, después de todo era el gemelo de Mukahi Gakuto. Vaya lío... Y sin percatarse de nada se vio a sí mismo, luego de haber pasado horas de caminar sin rumbo alguno, ante las puertas de uno de los edificios más famoso de la ciudad. Y luego todo se volvió negro.

Notas finales:

que más agregar? pues que siento que este capitulo acabó un tanto monse, pero igual, aquí esta XD deja un review y salva un árbol! (?)


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