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Después de… por Mishogu

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Notas del capitulo:

Hola a todos, n.n7 gomen por tardar, estoy de vacaciones asi que puedo publicar regularmente n.n

No los molesto, hay algo que quiero que vean... XP.

A leer!!!!

Capítulo 8: Leves ilusiones.

 

Kimimaro recién regresaba de su viaje junto a Madara de lo que había sido algún día la prospera villa de Konoha y aun no podía ni quería creer que las personas quisieran vivir aun allí, con la esperanza de que la poderosa Kasa se hiciera dueña del poblado entero y la levantara con las mismas luces que tuvo desde su fundación.

 

Recordaba los esqueletos de los edificios volver a alzarse y el logotipo de Kasa en cada una de las maquinarias y material, Kasa buscando imponer su poder y expandirlo aun cuando los herederos originales estaban muertos y sus restos posiblemente sirviendo de cimiento para la nueva vida.

 

Apretó los puños con furia, Orochimaru era el representante puesto Minato aun no aparecía y tal vez, estaba seguro que la serpiente aun no le había confirmado la muerte de sus hijos o tal vez si… la verdad ya no sabia ni que creer.

 

Madara noto como su esposo se tensaba en su lugar sin apartar la vista del camino que a poco se trasformaba en el desierto que rodeaba a Suna, sabia lo que su mente intentaba procesar y el horror al ver como los cadáveres iban a parar a una fosa común que luego seria incinerada ya que la tragedia no solo acabo con vidas si no con las identidades de las masas.

 

—Tranquilo…—Lo abrazo con cariño, algo impropio en el hombre fiero de negocios que era Uchiha Madara—… ya descansan…

 

Kimimaro engullo el sollozo que amenazaba con salir, las lagrimas enrojecían sus hermosos ojos naturaleza y hacían temblar su cuerpo entero.

 

—E-ellos no lo lograron…—Balbuceo entre los potentes brazos, desde la luna de miel estaba en ese estado que Madara atribuía al impacto emocional de ver como sacaban los cadáveres despedazados e irreconocibles por el fuego y los zombis y los tiraban a una fosa que parecía un horno del infierno.

 

—¿Qué cosa? —Pero el moreno sabia mejor que nadie que era mejor que se desahogara ahora, que el terror de las pesadillas podía ser peor si no se deshacía de esas imágenes a medida que avanzaba el día.

 

—Detener a Orochimaru…

 

Los ojos negros del mayor brillaron en un destello rojizo, no había pensado en eso, para él Kimimaro solo se lamentaba por la perdida de las cuatro vidas que aquel desastre reclamo a ultima hora.

 

—Lo aremos nosotros. —Lo consoló, sabiendo que ni Kimimaro ni él mismo se lo podían creer.

 

Pero Kimimaro sabia que necesitaba esperanza y aunque se la dieran en una mentira ya era algo.

 

Se acurruco en el pecho de su esposo e intento dormir, dentro de unas horas llegaría a Suna y se reuniría con los sobrevivientes para darles la noticia de que aun no estaban a salvo a menos que Sharingan recuperar su poder habitual y Minato-sama reapareciera sano y salvo.

 

Madara le acariciaba el cabello mirando por el espejo de enfrente a su chofer, nunca necesitaron de las palabras para entenderse, ambos estaban conscientes de que el peligro ahora era mayor, que Orochimaru tenía más poder del que tan siquiera había soñado.

 

Zetsu asintió con la cabeza, tendrían que darse a la tarea de buscar a Fugaku, puesto aun tenía la facultad de retirar las armas de Sharingan del sucio inventario de Kasa.

~«»~

Kimimaro se veía en un campo estéril,  se agacho y recogió con el puño la tierra seca dejando que el aire se llevara el puñado, pero conforme la tierra se vaciaba de su mano noto que una figura pequeña se formaba a medida que dejaba de tener tierra, cuando se quedo vacía pudo observar la silueta inmóvil de Naruto con los ojos cerrados.

 

—¿Na-Naruto? —Pregunto avanzando hacia la figura espectral, tenía puesta la ropa del proyecto Kyuubi  y su cuerpo estaba en perfectas condiciones. Tal y como lo recordaba el ultimo día de su vida hacia muchos meses atrás.

 

El rubiecito curvo los labios, con la típica expresión de candidez e inocencia que Kimimaro le conoció.

 

—Naru… —Murmuro—… las cosas no van bien, Orochimaru se reagrupa, se hace más fuer…

 

—Lo sé…—Le interrumpió el menor aumentando su sonrisa—… ya lo sé…

 

Fue entonces que los labios rosa durazno se abrieron y Kimimaro pudo notar los colmillos sobresalir al resto de piezas dentales perfectamente blancas que adornaban la sonrisa del rubio.

 

No estaba hablando con Naruto, estaba hablando con Kyuubi.

 

Los parpados de piel canela también se abrieron y confirmaron las sospechas del peliblanco, los ojos rojos y las pupilas dilatadas en una línea delgada.

 

—Y créeme que esta vez, las cosas se harán como Orochimaru-sama lo planeo en un inicio.

 

Kimimaro despertó sobresaltado, sudando frio y respirando con dificultad, Madara estaba a su lado igual de dormido y tenia encima su saco negro.

 

Se llevo las manos al rostro y miro al frente, Zetsu había detenido el auto y dormitaba sentado. Dejo que su espalda tocara el asiento de cuero y se cubrió de nuevo con el saco de su esposo, estaba aparcados a la orilla de la carretera hacia Suna y al parecer la noche resulto más rápida que el motor del auto de Madara, conociendo al par de hombres con los que ahora compartía vida reanudarían la marcha después del desayuno.

 

Intento relajar la mente, cualquier cosa que pudiera distraerlo estaba bien, repaso mentalmente las cosas que haría, primero estaba el convocar a todos los sobrevivientes, para ello seria bueno ofrecer una cena, daría la noticia de que Orochimaru volvía a representar una amenaza y buscarían algo para escapar de sus garras. Eso sin olvidar darle los regalos al bebe de Hidan.

 

Y después de eso, la mente se le había quedado vacía, debía pensar en otra cosa, cualquiera, tal vez si se acordaba de su boda, se sintió relajado en el acto, rememorando la sonrisa de Madara cuando le daba el si, en su línea de pensamientos se metió que le hubiera gustado que los señoritos asistiera a su boda y que la iglesia estuviera un poco más llena. Se toco el vientre aun plano. Se puso a fantasear con los hijos en camino, hijos… la palabra mágica que hacia sonreír a Madara después de una tarde laboriosa en su despacho.

 

Se permitió recordar la luna de miel, rayos, ya se había sonrojado, ¿Cómo fue capaz de permitir que Madara, su esposo, metiera en la cama al chofer?

 

Rodo los ojos, maldito Madara, él y sus deseos de un trio después de haber probado de todo.

 

Estaba acordándose de las posiciones cuando noto como los rayos del sol pintaban las arenas del desierto de Suna con el característico color dorado del amanecer, Madara y Zetsu abrieron los ojos como si estuvieran programados para despertar al mismo tiempo y emprendieron la marcha en busca de un desayuno.

 

Llegaron casi al medio día, Kimimaro le pidió a su esposo que lo dejara en el centro comercial de Suna puesto debía comprar algunas cosas para la cena y otras más para el bebe de Hidan y Kakuzu.

 

Estaba repleto de bolsas cuando acabo, apenas si podía caminar. Sintió que chocaba con alguien y que este alguien era rubio como el sol.

 

—Dis-disculpe…—Tartamudeo, sabiéndose idiota por el hecho de temer de su sueño y a cualquier incauto que fuera rubio.

 

Pero el desconocido no le respondió, no podía verlo por las bolsas así que giro el cuerpo un poco y logro apreciar un rostro risueño con las marquitas en las mejillas y los ojos azules.

 

Kimimaro soltó las bolsas con las compras y se quedo estático los segundos que el muchacho que había reconocido como el Naruto original le sonreía abiertamente, el menor agito una mano al aire y corrió al interior de un sucio callejón. El peliblanco no lo entendía, su sueño, este encuentro, ¿Dónde quedaba la realidad?, tal vez seguía dormido.

 

Decido corrió en busca de Naruto. Lo veía correr rápidamente esquivando a las personas que vivían por esos lugares, riendo como un niño al que persiguen para que se de un baño, Kimimaro apretó el paso y casi logro rozar su brazo, pero el menor había desaparecido en la oscuridad de una calle en la cual no se atrevía a ingresar por el temor a que algún zombi le atacare.

 

Regreso corriendo por las mismas calles y descubrió que lo que antes eran sus bolsas llenas de comida era ahora despojos de todo, pero eso no le importaba, él temía más miedo de lo que pudiera pasar.

 

Orochimaru ya había empezado a mover sus piezas y al juzgar por lo que había visto tenia a de su lado a los jugadores poderosos o al menos lo que quedaba de ellos.

Notas finales:

Espero que les halla gustado n.n como a mi escribirlo

-w- las cosas se empiezan a complicar...

Gracias a Kaiser por su apoyo.

No olviden cuidarse mucho.

Nos vemos muy pronto n.n/


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