Capitulo IX: Kyuuby al asecho.
El rubio mayor dio una fuerte palmada al escritorio, las lágrimas intentaban salir, pero él no las dejaba, se limpiaba el rostro sin cuidado alguno.
—¡Mal…malditos!—Callo de rodillas, con la frente pegada a la dura superficie, ve que intentar a apoderarse de la compañía era una cosa, pero, convertir a Naruto en una maquina programada para defender de los zombis, eso era pasarse de la raya.
Al moreno mayor de los Uchiha el alma se le partió al ver al hermoso rubio golpear todo lo que encontraba a su paso, gritando todo tipo de insultos dirigidos a la serpiente rastrera… se paró enfrente de la ventana distraído por el constante ir y venir de las criaturas, sintió la necesidad de ir con él y la cumplió.
Indeciso primero, pero apoyado en su orgullo y valor de Uchiha, decidió colocar las manos en los frágiles hombros acercándole el rostro.
—Ya no llores, aunque te veas adorable, no me gusta verte triste…—Susurro a su oído arrancándole un leve gemido.
—No tienes por qué preocuparte… si no prefieres verme destrozar cosas, mejor acostúmbrate a verme llorar.—Respondió soltándose del agarre con violencia.
Tras de eso se marchó hacia el lugar en el que Naruto había pasado los últimos momentos. Sasuke se aproximó al ver como el rubio había rechazado a su hermano.
—Creo que será difícil hacer que se contente.—Comento apoyándose en la pared.
—Eso ni lo dudo… pero estoy dispuesto a hacer que su malhumor se largue de paseo.—Decido se encamino al mismo lugar que Deidara.
En verdad que los Uzumaki Namikase no solo eran bellos sino que también difíciles… suspiro cansado, unas cuantas horas le bastaron para enamorarse del rubio menor, y unos cuantos segundos más para perderlo, situación que lo podía de malas aun peor que Deidara.
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—Escucha bien, Kimimaro, solo tienes que entrenarlo, asegúrate de programarlo bien…—El enfermizo semblante de Orochimaru se mostraba en una pequeña pantalla en la muñeca del peliblanco, que solo afirmaba lentamente con la cabeza sin decir ni una sola palabra, detrás de él, un lindo rubio parecía dormir plácidamente vestido con una ropa muy rara.
Al cortarse la comunicación volvió el rostro al proyecto Kyuuby. Levanto un poco el cabello dorado de su hermosa nuca, donde estaba escondido un orificio parecido a una entrada USB hembra, e introdujo un cable conectado a su laptop, tecleando después una serie de directivas.
Para luego aplicarlas en el sistema operativo, haciendo que Naruto…es decir… Proyecto Kyuuby abriera los ojos, mirando las gemas verdes que impacientes se abrían.
—¿Cómo te sientes?—Pregunto aun sabiendo que el chico no le respondería como esperaba ya que sus emociones y recuerdos estaban anulados si no es que borrados.
—Muy bien gracias.—Respondió sonriente, tal y como lo hacía cuando era Naruto.
El peliblanco no supo muy bien cómo responder a eso y se alejó un poco preocupado revisando el estado del programa dentro de la cabeza rubia, para su sorpresa el programa funcionaba perfectamente sin anomalías.
—¿Sabes cuál es tu nombre?
—Claro…—Se paró quedando de frente e inclinándose agrego.—…Proyecto Kyuuby, a su servicio, Kimimaro-sama.
Con ello quedaba más que claro de que de Naruto quedaba lo mismo que del agua de la nieve en el desierto.
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Una serie de vehículos se movilizaban a través de un la cinta asfáltica, Deidara, como hermano de Naruto, decidió pedir ayuda para sacar a los sobrevivientes que por cierto no eran pocos, eran escasos los empleados de Kasa que aún eran leales a los herederos, y ellos ofrecieron sacarlos. Solo que Deidara no pensaba irse sin los sobrevivientes que aun soportaban en alguna parte de Konoha.
Gracias a Shikamaru, uno de los chicos que rescataron, todo un az en computación, activo los chips de rastreo instalados en los celulares importados por Kasa, pues no era solamente una empresa que desarrollaba armamento sino que también medicamentos y aparatos tecnológicos, y ello incluía celulares.
Una computadora con internet fue suficiente para localizar una serie de individuos que aun vivían, eso era fácil de saber, pues los muertos vivientes no despiden calor y los humanos cualquiera si, el satélite mundial de Kasa hacia un excelente trabajo.
—Shikamaru…—Hablo Deidara desde un radio móvil como los que usan los militares.
—¿Si?—Pregunto este desde el otro vehículo.
—¿Estamos cerca de algún objetivo?
—Si… cruza en la siguiente calle… allí hay un parque, en ese lugar se esconden aproximadamente siete personas.
Al llegar a dicho lugar, todo parecía muy calmado, armados hasta los dientes se dispersaron en búsqueda de las personas que aun vivían.
Sasuke, junto a Itachi y Deidara revisaban el área cercana al restaurant que se encontraba en el parque, sabían que era la más peligrosa, pues de seguro allí hubo personas.
—Con cuidado…—El moreno mayor se aprovechó de la situación para acercarse al rubio, abrazándolo de la cintura.—…no quiero que te pase algo.
El rubio, enfadado lo tumbo con un movimiento de yudo muy elegante, miro a Sasuke con una mirada furiosa y suspiro cansado entrando al local.
—En verdad Itachi… ¿No pudiste enamorarte de un chico más fácil?—Se burló entrando detrás de Deidara.
—No…—Respondió a la nada, simplemente no podía dejar de desear al rubio de lo bello que era.
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A lo lejos se escuchaba una motocicleta rugir, Neji y Kiba alzaron la cabeza impresionados por el motociclista, para desgracia de ellos, el Proyecto Kyuuby tenía órdenes de acabar con los sobrevivientes como una especie de entrenamiento retorcido que Orochimaru había ordenado.
El conductor entro en el parque, hacia el área donde Sasuke y los otros estaban.
El moreno miro una serie de matorrales que se movían, supuso que eran zombis y se prepara para disparar, teniendo la tan mala suerte que le dio directo al tanque de gasolina, haciendo que la motocicleta explotara aun con el conductor encima, el cual callo aun lado rodando para luego levantarse tocándose la cabeza cubierta por el casco.
Ambos se miraron fijamente, claro Sasuke podía asumirlo ya que su rostro estaba de frente, el tiempo se detuvo…se burlaba del idilio sangriento del entorno, pues las criaturas se reunían atraídas por el ruido, el chico de la motocicleta, solo giro un poco contando con la mirada los individuos que los rodeaban.
Sasuke también se preparó empuñando la katana que antes era de Naruto, ya que al hacerlo sentía como si el mismo rubio sostuviera sus manos y guiara sus movimientos, mucho antes que pudiera moverse, aquel misterioso chico ya había acabado con todos y pateaba la cabeza de uno de los que quedaban.
—¡¿Quién rayos eres?!—Grito enfadado por no haber podido acabar con uno de los seres que le arrebataron a su Naruto.
Itachi y Deidara se acercaron alarmados por la explosión.
El muchacho puso las manos en el casco y empezó a retirarlo lentamente manteniendo expectantes a los otros, una cabellera rubia enmarcaban el rostro lindo y varonil del chico, Sasuke sonrió sin quieres por la posibilidad…pero ella desaparecieron al ver la imagen de su pesadilla, si se trataba de Naruto, sus ojos azules eran rojos y las marcas en sus mejillas que horas antes resultaban adorables le daban un aire de ferocidad… como las de un zorro rabioso.
—Soy el Proyecto Kyuuby…y estoy aquí para matarlos…