Capitulo 2: Si quieres vivir ven conmigo.
Mientras tanto…
Sai se da una ducha, en unas horas se encontrara con Sakura en una cita para declararle su amor, esta tan emocionado que no presta atención ante el ruido del exterior, se concentra en como le dirá a su amiga que en estos últimos años solo a vivido por ella, sale de la ducha, su piel perfectamente blanca mojada apenas cubierta por una toalla se altera al imaginarse lo que sucederá, viste su mejor gala, y abre la puerta, todo el pasillo esta oscuro, pero decidido emprende la marcha, el elevador no funciona así que tomara las escaleras, baja unos cuantos pisos la ultima puerta que lo separa de la calle, se dice a si mismo.
—Bien Sai es ahora o nunca. ¿Cómo se enterara Sakura de lo que sientes sin nunca le dices?
Abre la puerta pero de inmediato un muchacho de cabello rojizo lo hace entrar cayendo sobre él, la puerta queda a medio abrir, el joven con una patada la cierra, unos dedos amputados por el impacto aun se retuercen en el suelo, Sai apenado intenta quitárselo de encima pero el chico esta muy interesado en permanecer en esa posición.
—Hola. ¿Como te llamas? —Pregunta con vos ciertamente muy sexy.
—¿Eso interesa ahora? ¿Podrías por favor… quitarte? —Dice muy educado, pero al parecer el pelirrojo no esta dispuesto a acceder a su petición, listo para mantenerse en esa posición que tanto incomodaba al moreno trata de evadir el tema.
—Claro que interesa, quiero saber quien fue el que me ha salvado de una horrible muerte.
Sai curioso y claro ya se le ha olvidado en la posición en la que se encuentra, pues a quien no con el que esta arriba, decide seguirle el juego, Sakura lo esperara.
—¿Una muerte horrible?—Pregunta con un tono inocente.— Yo te he salvado… ¿me dices la verdad?
—Claro, afuera están las criaturas más horrendas del mundo, ya están muertas y se alimentan de los vivos.
Ante esta respuesta, Sai revienta de risa, Gaara un poco decepcionado agrega.
—Es en serio ¿Ves los dedos?—Señala a los que se mueven junto a la puerta.— Lo ves no te miento después de cortados aun se mueven.
—No tengo tiempo para esto, así que…adiós. Se levanta haciendo a un lado a Gaara, el cual se levanta junto con él.
—Aun no se tu nombre. — Interroga algo apenado.
—Sai Yuhi, ¿y…tu?
—Gaara. — Y se dirigió hacia arriba, Sai sintió su indiferencia y frialdad apenas habían bastado juntos unos segundos y eso ya le dolía.
—¿Solo Gaara? —A lo que él se volteo.
—Si solo Gaara, por cierto si quieres vivir mejor ven. —Ordeno con un tomo serio, esperando a que Sai obedeciera.
Al moreno le pareció una tontería, suspirando abrió la puerta solo para recibir en brazos a un niño herido que quería morderlo, Gaara bajo de inmediato, golpeando al niño en un costado dejándolo bocabajo y sin pensarlo dos veces saco su arma, apunto a su cabeza y disparo, el niño callo sin mas movimiento con un agujero en la frente. Sai horrorizado se aparta de Gaara.
—¿Lo ves? No te estoy mintiendo.— Dijo mientras señalaba el cuerpo corrompido del niño.—Este a sido un buen ejemplo.
—¡¡Eres…eres…un monstruo, le disparaste a un niño!!— Le grito sin poderse contener.
—Ya estaba muerto, si no lo hubiera matado, de nuevo, te habría mordido y tu estarías en la misma situación que él, y yo dándote un tiro en ese bonito pecho, cosa que no quiero hacer.— Lo dijo con un tono tan dulce, y esa ultima parte con un adorable puchero que terminaron por convencer a Sai. Lo siguió sin más remedio, Gaara era sin duda alguien fuerte y si quería sobrevivir tendría que seguirlo, de su mente se había borrado por completo Sakura.
Subieron algunos niveles, las puertas se encontraban medio abiertas sin señales de vida de los ocupantes, un sonido apagado alarmo a los dos.
—¿Qué fue eso?—Aferrándose al brazo del menor sintió como la musculatura era perfecta.
—No te apartes de mi, quédate cerca.—Fue la seca respuesta recibida.
Lentamente se fueron aproximando al lugar de donde provenía el sonido, era como si algo se moviera dentro de una caja de madera e intentara salir, abrieron la puerta sin provocar ruido alguno, una mujer estaba arrinconada en el ángulo que formaba la pared y el refrigerador golpeándose contra la madera de la pared.
—¿Señora se encuentra bien?—Imprudentemente, el moreno se alejó de su guapo guardián para ir por la dama en peligro.
La mujer volteo levemente el rostro, tenia unos ojos azules llenos de lagrimas y el cabello rubio.
—¿Temari?—El pelirrojo se acercó, olvidándose de Sai.
La rubia siguió golpeándose con la pared como si estuviera en shock o algo parecido.
—Tranquila todo esta bien, ya estoy aquí…—la rubia se volvió por encima de los talones en un giro perfectamente natural, pero su rostro, era como ver a un cadáver. Le faltaba una parte del cuello y se podía ver como la vena que lleva sangre al cerebro se cortaba por lo que parecía ser una mordida, la mejilla le colgaba y una de las gemas azules ya no estaban más en su lugar.
—¡No puede ser!—Grito el pelirrojo, su amiga de la infancia era una no muerta y estaba hambrienta.
El moreno, halándolo del brazo lo obligo a salir del departamento, si era verdad que era su amiga no seria capaz de dispararle, el mayor zafo el brazo, apuntándole a la cabeza al desdichado ser que creció a su lado y disparo, la detonación fue momentánea pues el llanto que le siguió inundo todo el corredor, sintió que el corazón se le rompía ver al completo desconocido llorando con una cadáver entre los brazos, por duro que fuera, dijo:
—Hay que marcharse, mi auto esta en la cochera.—
Le dedico una última mirada antes de marcharse a la que antes fuera su hermana, entraron al departamento del moreno.
—Siéntate, te traeré ropa para que te cambies.
Ingreso a su habitación buscando las prendas que mejor le quedaran al pelirrojo, pero seguía sin recordar a Sakura, sintió pasos detrás suyo, creyendo que era el pelirrojo no se volvió, de pronto algo salpico en su espalda, por fin se volteo, un no vivo acababa de caer sobre el con la cabeza perforada.
—¡Quítamelo!—Suplico pataleando.
El peso muerto, en todos los sentidos fue retirado, sin pensarlo mucho se quito la ropa llena de sangre que se estaba pudriendo, Gaara no supo si salir o quedarse a ver el maravilloso espectáculo que ofrecía el atractivo y misterioso moreno.
Sintió deseo de conocer a profundidad lo relativo a ese chico, sujetándolo del brazo lo lanzo a la cama para montarse sobre el a horcadas, restregando su trasero contra el miembro del mayor.
—¿Que haces?—Forcejeo un poco intentando quitárselo de encima.
Reflexionando lo dejo ir saliendo del lugar, por lo siguiente del camino no hablaron, el inicio de una relación un tanto rara iniciaba, el deseo de supervivencia no puede confundirse como el amor.