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Risorgimento por lizergchan

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Notas del capitulo:

Gomen por la demora!! ToT

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: RusiaxMexico, kesesee

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, Lemon, mpreg, rape, angustia (para Alfred XD), y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Beta: Usarechan.

 

 

 

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Capítulo 14.- Plan parte II

 

 

 

Los trece países visitantes, Argos y ambos ex reinos se encontraban en la preciosa sala que había sido decorada con globos blancos, azules y rosas. Un enorme letrero de “Baby Shower” estaba colgado en una de las paredes, en una mesa había bebidas y comida de todo tipo, en otra se encontraban los regalos para los bebés y sus madres.

 

Todo resultaba extraño para Argos y para los dos ex reinos, pero era entretenido. Al poco tiempo se les unió Umna quien estaba con su prometido, un joven de unos diecinueve años, algo que sorprendió a los países extranjeros; después llegó la reina junto con su hermano mayor, ambos luciendo unos trajes sencillos y simples de colores claros.

 

La fiesta era divertida, la música, los juegos, pero el regocijo no duró mucho, pues Yaxkin, Itziama y dos miembros de la nobleza y la milicia hicieron aparición.

 

—¡Qué es esto! —dijo Itziama escandalizada.

—Mi reina, ¿Qué se supone que es esto? —la cuestionó el Jefe de la milicia.

—Esto es una fiesta para celebrar el próximo nacimiento de los bebés —le respondió Asteria quien estaba sentada con una sonrojada Natasha en sus piernas.

—Me sorprende de usted, maestra Asteria —dijo el militar, un hombre corpulento de rostro duro y mirada severa —. Usted que peleó hombro a hombro con mis ancestros y el maestro Argos para proteger a Atlántida de sus enemigos

—Ellos no son mis enemigos, General Kratos —habló Argos con severidad.

 

 

Ixchetl se levantó para encarar a las visitas no deseadas, frunció el ceño. Desaprobaba completamente el comportamiento de su padre, de su hermana y de ese militar.

 

—Nosotros también solemos celebrar el nacimiento de una nueva vida —dijo restándole importancia al asunto de la fiesta —, no entiendo el por qué hacen tanto alboroto.

 

Itziama se acercó a su hermano, lo miró con desprecio y dijo:

 

—Nosotros agradecemos a los dioses por las nuevas vidas, no hacemos de eso un circo o una vulgar reunión.

 

María frunció el ceño; se acercó a la atlante y la abofeteó dejando a la mayoría de los presentes con la boca abierta. Argos no pudo evitar sonreír, al igual que Asteria y Oberón, el primero porque le alegraba la determinación de su nieta y los otros dos, simplemente porque detestaban esa mujer.

 

—Lo único vulgar aquí son ustedes que vienen a gritar —dijo enojada, un ligero brillo rojo relucía en sus ojos —. Nosotros respetamos sus costumbres, incluso hemos llegado a participar en muchas de sus ceremonias, ¿Por qué ustedes no pueden respetar las nuestras?

 

El silencio invadió la habitación, ninguno de los intrusos parecía tener el valor de enfrentarse a México del Sur, especialmente con ese brillo que les intimidaba tanto.

 

—Es cierto —agregó Pedro, a diferencia de su hermana, sus ojos se habían vuelto completamente rojos.

—Kratos, Yaxkin, Itziama —los llamó Argos con tal severidad que los ya de por si asustados atlantes sintieron que la sangre se les helaba. —Mi familia, mis amigos y yo estamos disfrutando de un agradable momento. Si van interferir en la reunión… lárguense.

 

No fue necesario que lo repitiera, los tres dieron media vuelta y se marcharon a paso acelerado, pero Atlántida y su reina sabían que esa no sería la última vez que sabrían de ellos.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Pocos días después, el resto de los países ya habían llegado a Atlántida siendo recibidos por fanfarreas. Las personas lanzaban flores desde sus casas y salía a vitorear a las distinguidas visitas.

 

Argos estaba vestido con una túnica de color morado con los bordes en dorado, en su cabeza llevaba un tocado de plumas y joyas preciosas. La reina usaba una túnica larga hasta el suelo de color rojo, sus brazos y dedos estaban adornados con joyas de intrincados diseños, en su cabeza reposaba un hermoso tocado de oro y plata con largas plumas multicolores.

 

 

—Bienvenidos al imperio de Atlántida —dijo Kiara a las representaciones, sus jefes y a los embajadores que permanecerían ahí —. Espero que el viaje haya sido de su agrado. Yo soy la reina Kiara.

—Mi nombre es Argos, la representación de Atlántida —dijo haciendo una leve inclinación con la cabeza —. Por favor, siéntanse como en su casa. La reunión se llevará a cabo mañana, pero hoy habrá una gran fiesta en su honor.

 

 

La mayoría estaban encantados con el esplendor del mítico imperio; sólo una de las representaciones veía a Argos con odio.

 

Estados Unidos estaba junto a su jefe, quien, al igual que muchos de los líderes mundiales, había llevado a su familia pues la oportunidad de visitar un reino que se creía sólo una leyenda, no se daba todos los días.

 

 

 

 

Todos los países fueron hospedados en el palacio de Argos y sus líderes en el de la reina. Alfred salió de sus aposentos poco antes del banquete, buscó a Pedro pero para su mala fortuna, éste se encontraba en compañía de Iván que no lo dejaba ni a sol ni a sombra (especialmente ahora que sabía que él se encontraba en palacio).

 

—¿Puedo ayudarlo? —Alfred se sobresaltó al escuchar esa voz. Ixchetl lo miraba con severidad que trataba de ocultar bajo una sonrisa —Usted debe de ser la representación de Estados Unidos, ¿se ha perdido?

—Soy América —dijo con seriedad. No sabía quién era ése tal Estados Unidos y estaba harto de que lo confundieran con él.*

—¿Se ha perdido? —repitió con enojo mal disimulado. Para él no era un secreto lo que le había hecho al nieto de su nación.

—No —respondió secamente —. Sólo buscaba a Inglaterra —mintió.

—El maestro Inglaterra se encuentra en compañía del el maestro Oberón y el maestro Francia en la sala de juegos, si lo desea puedo acompañarlo —Alfred negó con la cabeza, era bastante obvio que ése estúpido atlante no se iría mientras él se encontrara ahí.

 

Pero Ixchetl no se quedo ahí, entro a la habitación donde Pedro e Iván estaban, seguramente para poner sobre aviso al ruso; Alfred frunció el ceño, dio media vuelta y se fue de ahí, estaba seguro que se volvería a encontrar con esa persona y cuando lo hiciera…

 

—Me las pagará por interferir en mi camino —se prometió América.

 

 

 

El banquete fue magnífico. La comida, la música, todo, parecía haber salido de un cuento de hadas, la noticia de los países embarazados también fue algo que muy pocos sabían, pero que alegraron a la mayoría de los presentes. Al día siguiente; todos (incluso las naciones en cinta) estaban en el gran salón que había sido acondicionado para la conferencia.

 

La reunión de los países parecía ser como cualquier otra, América hablando tonterías, Alemania tratando de poner orden; la única diferencia parecía ser que los países en estado se levantaban con regularidad para ir al baño.

 

México del Sur se removía e incomoda inquieta en su asiento; tenía una extraña opresión en el pecho, cómo si algo malo fuese a suceder, ya antes había tenido esas sensaciones, siempre significaba algo malo... negó violentamente con la cabeza, no quería recordar eventos desafortunados, seguramente no era nada malo. Imaginaciones suyas, seguramente.

 

María soltó un suspiro al ver de reojo a su hermano quien inconscientemente se acariciaba el hinchado vientre, sonrió. Quizás estaba algo paranoica.

 

 

—¡América! —el gritó que soltó Inglaterra la hizo sobresaltarse. Alfred cayó desmayado, una profunda herida se había formado en su costado izquierdo y en la frente del lado derecho. Segundos después, escuchó un gemido lastimero de su hermano, pero éste no tocó el suelo, pues Rusia detuvo su caída. Ella también sintió un agudo dolor pero se mantuvo en pie, miró a Pedro con preocupación.

 

—Mi… b-bebé…

 

 

Todo parecía ir en cámara lenta; Argos tomó a su nieto de brazos de Iván saliendo a toda prisa de la sala, seguido de Oberón quien llevaba a un inconsciente Alfred.

 

En los noticieros del mundo se transmitían las imágenes de las tres ciudades fronterizas destruidas y por extrañas bombas que habían dejado dos estados de América y México sin energía eléctrica y todos los medios de transporte y aparatos electrónicos inservibles.

 

Desde su escondite, el atlante apreciaba su obra con una sonrisa torcida en los labios. Su plan estaba marchando tal y cómo lo esperaba.

 

—Con esto he matado dos pájaros de un tiro —dijo a la soledad de la habitación —… me he desecho del pequeño monstruo que estaba por nacer y Atlántida volverá a cerrarse los extranjeros.

 

 

Continuará…

 

 

 

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No sabía quién era ése tal Estados Unidos y estaba harto de que lo confundieran con él: Admítanlo, la mayoría de los que viven en “América” no saben que América es el continente y Estados Unidos el país donde viven -,-UUU

 

 


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