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Risorgimento por lizergchan

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Notas del capitulo:

Un capítulo mas y se termina!!

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: RusiaxMexico, kesesee

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, Lemon, mpreg, rape, angustia (para Alfred XD), y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Beta: Usarechan.

 

 

 

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Capítulo 22.- Spirits reborn parte II

 

 

Pedro tomó la empuñadura que descansaba en su cinturón; inmediatamente, la hoja translucida de una espada se hizo presente.

 

—María, llévate a mijo —ella asintió, tomó al niño y salió corriendo en dirección opuesta a Estados Unidos. Nicolai no quería irse y dejar sólo a su mamá, pero no pudo hacer nada para evitar que su tía se lo llevara.

 

 

Pedro se quedó con Alfred. Tan sólo un año atrás, la sola idea de estar en la misma habitación con el angloamericano era suficiente para aterrarlo; sin embargo, en esos momentos, lo único que podía sentir por el rubio era ira y odio.

 

Estados Unidos sacó su arma; si era necesario matar a México para tenerlo, lo haría. Le apuntó a la cabeza, pero el latino ya no permitiría que lo volviera a pisotear; como su abuelo le había dicho: él era hijo de los dos grandes imperios Maya y Azteca.

 

Se lanzó contra su atacante, propinándole una tacleada, por la sorpresa, Alfred disparó el arma, pero el proyectil dio contra un florero que terminó hecho pedazos en el suelo.

 

Ambos forcejeaban en el suelo; Alfred perdió su arma y ahora luchaba por quitarle la espada a Pedro, pero él ya no era tan débil, la ayuda de Atlántida y la misma guerra lo habían fortalecido.

 

Alfred trataba de dominar a Pedro, pero éste era muy ágil y se liberaba con relativa facilidad. Rodaron varias veces por el suelo; golpeándose a cada oportunidad.

 

 

 

Mientras tanto, Rusia ya iba a mitad de camino; Argos no era el único que tenía una nave rápida, prueba de ello era el “Halcón II” de la amazona.

 

—Llegaremos a las coordenadas en media hora —le dijo Asteria. Rusia no respondió, estaba tan furioso que el aura a su alrededor era más oscura que una noche sin luna.

—No tenemos tanto tiempo —Temisquira comprendía la preocupación de Iván, ella también la sentía; Argos era la nación más poderosa, pero ni él podría ganar solo –y para empeorar las cosas–, en territorio enemigo, mientras su casa estaba bajo ataque.

 

Por suerte, los dioses parecían estar de su lado, pues las naves de España, Alemania, Prusia y Francia, estaban a una hora de distancia.

 

—Toma esto —le dijo Temisquira entregándole una empuñadura y un cinturón. Rusia iba a preguntar, pero en ese momento, dos aviones B-2 pasaron a unos metros de ellos sin detectarlos —. Parece que ya descubrieron a los otros.

—Da —respondió Iván tensándose más.

—No te preocupes, nuestra nave está equipada con la mejor tecnología. Es indetectable a cualquier radar.

 

 

Asteria le dijo que el Halcón I y II habían sido creados por ella, Argos y Oberón, así como la empuñadura y el cinturón que le acababa de entregar.

 

—El cinturón te proporcionara camuflaje y cierta protección, serás invisible al ojo humano. La empuñadura se convierte en espada; si combinas ambos objetos, puedes dejar salir “tu yo verdadero”.

—¿Mi yo verdadero? —Asteria sonrió mientras le explicaba en qué consistía.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Austria, Inglaterra, Italia, Romano y Avalón habían logrado contener al enemigo y asegurar el área con la magia de Oberón. La ciudad prohibida, así como la mayor parte de Atlántida estaba ya libre de ataques y los enemigos se habían replegado en una pequeña ciudad portuaria al sur de la capital.

Sin embargo, Kiara no tenía tanta suerte; ella e Ixchetl se estaban enfrentando en duelo en esos momentos.

 

Ixchetl la doblaba en tamaño y fuerza pero Kiara compensaba esa desventaja con su astucia e inteligencia. Unma observaba como ambos hermanos combatían, apretó los puños, se sentía impotente. No podía interferir aún cuando quisiera.

 

 

 

Oberón suspiró aliviado, el palacio de Argos ya era seguro, pero estaba preocupado por la reina, pues aún no se sabía nada de ella, ni de nadie que se encontrara en esa zona… definitivamente, eso era una muy mala señal.

 

Era mejor investigar.

 

—¿A dónde vas? —le preguntó Inglaterra al ver a su padre dirigirse a la puerta. Avalón lo miró sobre su hombro.

—Voy a buscar a Kiara —respondió con parsimonia. Arthur se acercó a su padre; iría con él, pero Oberón no se lo permitió; era peligroso pues no sabían en qué estado se encontraba el palacio de la reina o si había algún peligro fuera de ese lugar.

—Es por eso que lo acompañaremos —dijo Guatemala. Los europeos y latinos asintieron con la cabeza.

—No. Deben cuidad de ellos —repuso Oberón señalando a los niños que estaban llorando en los brazos de sus “madres”.

—Bolivia, Belice, Panamá, Ucrania y Jamaica se quedan con Austria, Inglaterra, la tía Italia y con mamá Romano —dijo Venezuela con tono de “se hace lo que yo digo o les saco el corazón y me lo como mientras aún esté latiendo” —. Chile, Brasil, Colombia, Guatemala, Cuba, Argentina, El Salvador, Honduras, Perú, Nicaragua, Puerto Rico, Republica Dominicana y Bielorrusia irán a ayudar al abuelo y los demás. El resto de nosotros acompañará al señor Avalón.

—¿Estás segura de esto, Fátima? —le preguntó Josefina, la boliviana no estaba del todo segura de la idea de su hermana.

—Estoy de acuerdo con Venezuela —dijo Perú cruzándose de brazos.

—Pero… —Josefina intentó protestar, pero Luis no se lo permitió.

—No tenemos tiempo que perder —la regañó —. Pedro, María, Awkillu y los otros están en peligro.

 

Bolivia se mordió el labio inferior, apretó los puños y asintió con la cabeza; abrazó al peruano.

 

—Tengan mucho cuidado.

—Lo tendremos —le aseguró con una sonrisa.

 

El grupo que iría a Estados Unidos; fue el primero en salir, antes de ir a cumplir su misión, pasaron por la sala de armerías (léase: la habitación de Asteria), y de ahí al pequeño aeropuerto que estaba en los jardines del palacio de Argos; reunieron algunos soldados y despegaron.

 

El otro grupo montó a caballo, ya que en ese momento era la mejor opción; Avalón dejó libre a todas las mascotas de Temisquira que inmediatamente echaron a correr, perdiéndose entre los árboles.

 

En el camino, escucharon gritos y disparos; con seguridad, las mascotas de Temisquira eran las responsables. Al llegar al palacio de la reina, se encontraron con un escenario devastado; la estructura se veía muy mal y existía la enorme posibilidad de que se viniera abajo en cualquier momento… debían tener mucho cuidado.

 

—Nos dividiremos —dijo Oberón con seriedad —, así será más fácil abarcar más terreno —el grupo asintió; se dividieron en grupos de dos, Venezuela iría con Avalón.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Tan pronto como llegaron a la Casa Blanca; Rusia entró, buscando a su familia, pero lo que él y Asteria encontraron fue a Argos, luchando contra una gran cantidad de personas de seguridad y el ejército.

 

—Busca a ese trió —le dijo Asteria refiriéndose a ambos mexicanos y al niño —. Yo ayudaré a Argos.

—No se mueran, ¿da? —le dijo antes de echar a correr. Temisquira sonrió de lado; si salía de esa, tendría una buena sesión de sexo con Natasha. Corrió en dirección a Atlántida, arremetiendo contra un hombre, cortándole la cabeza de un tajo con su espada.

—Asteria… ¿Qué haces aquí? —le preguntó Atlántida sin poder ocultar su sorpresa; ella sonrió; no era el momento para discutir.

 

 

 

Rusia se adentró en el interior de la casa; no tardó mucho en encontrar a María quien luchaba por proteger a Nicolai de un escuadrón que los tenían acorralados; a Iván no le tomó mucho tiempo matarlos a todos.

 

—¡Papi! —exclamó el niño, lanzándose a los brazos del ruso quien lo recibió con los brazos abiertos. El pequeño lloró, mitad asustado, mitad feliz de estar nuevamente con su papá.

—Nicolai es valiente y no llora, ¿da? —el niño se limpió las lágrimas y asintió con la cabeza —. ¿María está bien? —ella asintió, estaba respirando con algo de dificultad. Rusia miró en todas direcciones, buscando a México del Norte, pero no pudo localizarlo —. ¿Dónde está Pedro?

 

María le dijo que su hermano estaba con Alfred en la planta alta; Iván enfureció de nuevo, le entregó a Nicolai y subió las escaleras a grandes zancadas; con la espada lista para matar al angloamericano.

 

 

El ejército de los aliados de Atlántida estaba teniendo problemas para romper las defensas del escuadrón estadounidense. Era necesario aguantar un poco más, para darles el suficiente tiempo a las tropas atlantes para lanzar sus bombas y deshabilitar por completo (el que hasta el resurgimiento del legendario imperio), era el país más poderoso del mundo.

 

—La nave especial del maestro España ha dejado la formación —dijo uno de los tripulantes a Alemania. Ludwig rechinó los dientes; Antonio era un idiota y lo peor es que estaba poniendo en peligro toda la operación —. Maestro Alemania…

—¿Y ahora qué? —preguntó sobándose las sienes.

—Las naves de los maestros Francia y Prusia también han dejado la formación —¡fantástico!, ¿Qué mas podría salir mal?

—Maestro Alemania —lo llamó una atlante que estaba sentada al lado del primero que habló —, trece naves se aproximan a nuestras coordenadas a gran velocidad.

—¿Son americanas? —la chica negó con la cabeza.

—Negativo, son… —fue interrumpida por la voz de China que resonó por todo el puente de mando.

¡Alemania, aru!, ¡Han iniciado el ataque, aru! —las alarmas comenzaron a sonar; los enemigos habían lanzado varias armas nucleares, dándole a algunos barcos de la flota rusa.

—Demonios… ¡envíenle un mensaje al general Kratos!, ¡que inicie el ataque!

 

Las flotas a cargo de las tres cabezas de la milicia atlante; iniciaron sus ataques; lanzando sus bombas EMP* imposibilitando las flotas navales enemigas y destruyendo muchas en el proceso.

 

 

El bad trio llegó en media hora a territorio estadounidense, en el trayecto a Washington, lanzaron las bombas EMP, causando caos entre la gente. Al llegar a la capital, se encontraron con una ciudad desierta, los civiles habían escapado y sólo quedaban soldados. Tardaron aproximadamente diez minutos en llegar a la Casa Blanca.

 

Aterrizaron en las afueras del emblemático edificio y bajaron, con ellos iban un pequeño escuadrón de sus mejores soldados. Irrumpieron en los terrenos de la Casa Blanca; no pasó mucho para que encontraran a Argos y Asteria, pero lo que vieron los dejó sorprendidos.

 

Una enorme serpiente emplumada translucida arremetía contra varios soldados, los que escapaban eran alcanzados por una gigantesca quimera.

 

—No puedo creerlo —dijo España. El imperio Azteca decía la verdad*. Argos era el mismísimo Quetzalcóatl.

 

Los pocos soldados que lograron escapar de la furia de Atlántida y Temisquira, fueron capturados por los españoles y franceses.

 

—Argos, ¿Dónde están Pedro y María? —le preguntó España preocupado por sus hijos.

—Adentro…

 

Una fuerte explosión se escuchó de dentro de la Casa Blanca, una enorme águila atravesó el techo, destrozando la construcción.

 

—¡No! —gritó España y echó a correr en dirección a la explosión, seguido de Argos y los demás.

 

 

 

 

Pedro tenía los ojos rojos y un aura oscura a su alrededor. Rusia estaba en el suelo, con una profunda herida en el estómago, junto a él estaba Alfred, desmayado y muy herido.

 

 

—Iván… yo… —el cuerpo de Pedro ya no soportó mas y finalmente colapsó, estaba  demasiado cansado.

 

 

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Kiara logró desarmar a su hermano, pero eso no significaba que la pelea estuviese terminada; Ixchetl, era un sacerdote, sin embargo, como príncipe, había recibido entrenamiento militar y era experto en combate sin armas.

 

—Esto no se terminara hasta que uno de los dos esté muerto, ¿cierto? —le preguntó Kiara con seriedad. Su hermano sonrió de medio lado.

—No, esto se termina cuando tú seas mi esposa —ella suspiró y se preparó para dar el golpe; no quería matar a su hermano, haría lo posible para sólo inmovilizarlo.

 

 

De pronto; los dos se vieron rodeados por algunos guardias; Itziama apareció poco después, vistiendo una armadura de oro y un tridente en la mano derecha. Unma y Kiara se tensaron.

 

—Ixchetl; hijo de Yaxkin el terrible, quedas arrestado por el delito de alta traición y conspiración en contra del imperio de Atlántida y de su majestad la reina Kiara, el nuevo sol.

 

El sacerdote se rió con ganas.

 

—Itziama, yo soy tu hermano de sangre. ¿En verdad me apresarás para favorecer a una “bastarda”, como llamas a Kiara?

 

La mujer entrecerró los ojos, se cruzó de brazos y sonrió con superioridad, ocasionando que Unma y la reina se tensaran más.

 

—Aprésenlo —ordenó. Inmediatamente los guardias cumplieron las órdenes de su princesa; encadenaron al sacerdote y se lo llevaron. Ixchetl luchó en todo momento, pero nada podía hacer contra sus captores.

—Gracias —le dijo Kiara a su hermana mayor. Ella desvió el rostro en un gesto arrogante.

—Itziama… —dijo Unma, con intención de reprender a su sobrina, pero Kiara se lo impidió.

—Espero que estés consiente que Ixchetl debe morir por todos los crímenes que ha cometido —la soberana asintió con la cabeza, pero no estaba de acuerdo; ella creía en la vida, no en la muerte. Debía existir otro método.

—Muchas personas inocentes murieron por su culpa. El maestro Argos resultó muy herido, al igual que el maestro Pedro y estoy segura de que Ixchetl es responsable de la fuga de Estados Unidos y el secuestro del joven maestro Alejandro.

 

 

Itziama giró sobre sus talones y salió de la habitación, dejando a su hermana y a su tío, nuevamente solos; a los pocos minutos, los latinos y Oberón hicieron su aparición.

 

—Maestros —dijo la niña tratando de sonreír —, me alegro ver que se encuentren bien.

 

Oberón tan sólo asintió, había algo en la mirada de la niña que le preocupaba, pero no pudo preguntar, pues Kiara abandonó el salón en ruinas, seguida de cerca por Unma.

 

Atlántida estaba nuevamente en paz y Estados Unidos había perdido la guerra.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Casi un año después; tras un largo y agotador juicio. Se decidió que el traidor Ixchetl y su colaborador: el secretario de defensa de América; morirían por inyección letal.

Kiara le otorgó el indulto al presidente de Estados Unidos, por la ayuda que sus hijas le dieron a Nicolai, además de su promesa de que no se apoderarían de ningún territorio estadounidense (lo que le causó muchos dolores de cabeza con sus aliados quienes querían tierras de América). En cuanto a Alfred, él permanecería en arresto domiciliario, bajo la custodia de Canadá –quien lo había suplicado a Atlántida –, hasta nueva orden.

 

Durante su claustro, Mathew no se separó de su hermano y poco a poco logró hacer que se olvidara de su enfermiza obsesión.

 

—Te amo, Matt —le dijo Alfred antes de besar al canadiense quien le correspondió gustoso.

 

Sus heridas estaban sanadas, casi en su totalidad; pero no sólo las de su cuerpo, también las de su corazón…

 

 

 

Seis años después…

 

La paz nuevamente reinaba y los horrores de la guerra, poco a poco desaparecían de la mente de las personas, (aunque, claro, quedarían marcadas para siempre en los cuerpos de sus países).

 

En Atlántida, todos se preparaban para celebrar la unión de dos naciones: por fin, Rusia y México del Norte se casarían. Habían aguardado todos esos años, por pedido de Pedro, pues al mexicano no le parecía correcto hacer una boda cuando la mayor parte del mundo estaba en ruinas a causa de la guerra; aunque Iván no estuvo muy de acuerdo, terminó cediendo… si ya había aguardado casi dos siglos, podía esperar un poco más.

 

 

 

Pedro era, en esos momentos, atendido por varias doncellas que lo preparaban para su boda. Estaba nervioso, pero al mismo tiempo, muy feliz, después de tanto sufrimiento, por fin podía estar con la persona que amaba.

 

Su traje era parecido al que su papá Azteca usaba en las ceremonias a los dioses; su pecho descubierto estaba pintado con extraños diseños; de sus hombros colgaba una capa con bellas plumas.

 

—Te vez hermoso —Pedro se sobresaltó, en la entrada se encontraba Alfred; aún lucía algo demacrado por los estragos que le dejó la guerra.

—Gracias… —dijo con desconfianza, América le sonrió, dándole a entender que no intentaría nada.

—Siento mucho lo que les hice… principalmente a ti —Pedro se relajó, miró a Alfred a los ojos; vio tristeza, culpabilidad y sinceridad… ya no existía rencor, egoísmo, ni hipocresía… Alfred F. Jones había madurado.

 

México les pidió a las doncellas que los dejaran solos; cuando se fueron, se sentó al lado del rubio y lo abrazó con cariño.

 

—Te perdono… —le aseguró separándose de él. Dé un momento a otro, los ojos del moreno se volvieron rojos —, pero si vuelves a siquiera pensar en algo como eso, te despellejo vivo y te arranco el corazón, asegurándome que sientas el mayor dolor posible… y mis padres son los imperios Azteca y Maya, sé cómo hacerlo.

 

 

Alfred sonrió nervioso… no había duda que María y Pedro eran hijos de Romano, ¡tenían el mismo carácter explosivo!

 

—Es mejor que me vaya; Mathy debe estar buscándome y Rose es capaz de armar un escándalo —dijo con esa voz chillona que tanto lo caracterizaba. Pedro lo miró un miró un momento y dijo:

—Me alegra que por fin encontraras la felicidad, Alfred —el aludido sonrió, besó la mejilla de su amigo y se fue.

 

 

Pedro miró la puerta por un largo rato. La guerra había traído dolor y mucho sufrimiento… pero también, cosas buenas…

 

 

Continuara…

 

 

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Lizerg-chan: Bueno, el siguiente capítulo será el final de la primera parte.

Youko Saiyo: Esperamos, les haya gustado n-n

 

 

El imperio Azteca decía la verdad: Esto se encuentra en “Imperio Azteca”, Cintéotl le dice a España que él es hijo de Quetzalcóatl

 

Bombas  EMP:  El pulso electromagnético o EMP en sus siglas en inglés es un efecto secundario descubierto con las pruebas atómicas. Se vio que tras una explosión nuclear se dañaban e inutilizaban todos los aparatos electrónicos en un cierto radio de acción. La mayor radiación gamma, sobre todo, es altamente penetrante e interactúa con la materia irradiando e ionizándolo todo, incluido el propio aire circundante. La radiación gamma se consume enseguida y crea un campo electromagnético zonal de kilómetros de diámetro.

Las posibilidades de este fenómeno son inmensas. Los ingenieros militares se dieron prisa en desarrollar artefactos que maximizaran dicho efecto. Una bomba EMP detonada cerca de fuerzas enemigas dejaría todas sus defensas y contramedidas en tierra, inmovilizadas y más teniendo en cuenta que hoy día la ventaja que confiere la electrónica a los ejércitos modernos es vital. Esta ventaja con el EMP se torna en su contra o simplemente se anula. Pero esta no es la única estrategia posible. Existe lo que se llama ataque de pulso electromagnético de gran altitud o HEMP, capaz de paralizar un continente entero con un solo disparo (ver más abajo).

Lógicamente, muchos sistemas de armas e instalaciones militares modernos incorporan protecciones contra el EMP. No obstante, tales protecciones son complejas, se deterioran rápidamente con el tiempo y no se ha establecido su eficiencia ante el fallo generalizado de todas las infraestructuras civiles y militares circundantes. Se han descrito numerosos escenarios en que estos sistemas o instalaciones protegidos se transforman en los llamados islotes tecnológicos, que pierden su eficiencia o van dejando de operar conforme agotan sus medios para el funcionamiento autónomo (combustible, baterías, repuestos, sistemas anexos, tripulaciones de refresco, etc).

 


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