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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
El General de las Fuerzas Celestiales

Heero se cruzó de brazos molesto dispuesto a lanzarle una amenaza a Dúo si no recapacitaba, no estaba dispuesto a dejar que regresara al reino de los muertos sólo para saber algo que él podía averiguar de otra manera.
- Dime algo Dúo - dijo fríamente - ¿no puedes saber cuantos rollos sólo tocando los otros rollos?
- ¿Qué quieres hacer? - preguntó Trowa preocupado.
- Sabe grandes cosas por medio de sus poderes síquicos, no sería de extrañar que si los usara para averiguar semejante cosa sobre los que tenemos...
- No creo que sea buena idea - le respondió Quatre mirando la cara de pánico que había puesto Dúo a la sola mención de entrar en contacto con ellos - Dúo vio cosas horribles en aquella ocasión y se abrió el camino hacia a los guardianes ¿no habrá la posibilidad que ellos encuentren los rollos que tenemos si usa su poder?
- ¿Dúo?
- Me da pánico pensar siquiera tocarlos - dijo el trenzado - y creo que Quatre tiene razón, si los usamos, ellos sabrán dónde están ocultos dado a que estos se buscan entre sí para tratar de volver a formar un solo libro.
- Pero con uno solo podríamos encontrar los que faltan - dijo Wufei.
- Pero esto les diría dónde están los otros.
- Pero ellos pueden usar el que tienen en su poder para encontrarlos - insistió el chino preocupado - da lo mismo ¿no?
- Haremos la consulta pertinente - sentenció Dúo molesto por la poca confianza que le tenían - San Miguel nos dirá todo.
- Muy bien, hazlo - dijo Heero molesto también apagando el televisor.
Dúo se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, cerró los ojos y comenzó a respirar lenta y profundamente intentando relajarse al máximo concentrándose en el silencio de su interior, escuchando sólo los latidos de su corazón que cada vez se hacían más calmados, más distantes, casi no respiraba, la temperatura de su cuerpo era cada vez más baja hasta que sintió como su alma se despegaba de su cuerpo y comenzaba a flotar sobre su cabeza y la de sus amigos, por primera vez se vio como los demás y casi de inmediato escuchó una voz que lo llamaba:
- ¡Faraón! - y un ser de hermosas y esponjosas alas lo tomaba de la mano y lo llevaba delante de un hombre de largos cabellos rubios que brillaban como un rayo del sol y de grande y fornido cuerpo que lo miraba en silencio - aquí está, mi general - se cuadró el joven ángel antes de retirarse.
- Así que viniste pese a las protestas de tu novio ¿eh? - movió la cabeza - debes saber que no necesitas hacer esto, debiste usar tus poderes síquicos para llamarme, es más fácil.
- No sé como hacerlo.
- Habrá que enseñarte - puso su mano sobre su hombro - estás helado, debemos ir de regreso con tu cuerpo o morirás.
- ¿Puedo preguntarle algo antes?
- Pregunta.
- ¿De quién es la voz que escucho en mis sueños?
- Es de Fridaes, el ángel de la muerte, no te preocupes tanto por él, está molesto porque te vio rondar por tanto tiempo alrededor del reino sin poder echarte el guante que no soporta verte vivo.
- Pero en algún momento lo logrará ¿no?
- Supongo que sí, pero aquello deberás preguntárselo a San Pedro - se sonrió - ahora vamos, tu cuerpo se enfría demasiado y el guerrero de hielo se comienza a desesperar por ti - casi de golpe ambos estaban en la sala y Dúo se dio cuanta que estaba apoyado en el regazo de Heero.
- Mi loco ¿quieres pertenecer a la tierra de los muertos? - le dijo Heero molesto soltándolo al ver que abría los ojos - el estado alfa es peligroso si no eres capaz de controlar la temperatura de tu cuerpo.
- Ejem - dijo San Miguel a ver que no le prestaban ninguna atención.
- Es cierto - dijo Dúo poniéndose de pie - les presento al general de la fuerzas Celestiales, el Arcángel San Miguel. Ellos son mis amigos, Quatre, Trowa, Wufei y Heero.
- ¿Por qué tu novio al último?
- Yo no soy su novio - respondió Heero molesto cruzándose de brazos.
- ¡Heero! - dijo Dúo angustiado casi llorando - eres muy cruel.
- Bueno, no es lo que interesa - intervino Trowa - lo que lo hizo venir es para hacerle algunas consultas muy importantes.
- Pregunten, les responderé si me es posible.
- ¿Cuántos rollos son?
- Para desgracia nuestra y de la humanidad, son trece en total, ocho de ellos liberaran todo el poder de Epión, pero uno de esos ocho lo sacará del infierno. Los otros cinco librarán cada uno por separado a un demonio en particular como ya sabrán.
- Así que podemos vencer a Epión si lo liberan.
- ¿Cuáles son los rollos que tenemos?
- Tienen cinco rollos, dos de los cuales son peligrosos ya que liberarían a la bestia de siete cabezas y a la bestia guardiana de Babilonia, los otros tres son llaves de poder para Epión.
- ¿Cuál es el poder de ese demonio?
- Epión es gemelo de Zero, por lo tanto su poder es similar, pero este puede ser aumentado con cada sello roto, pero junto con él se liberarán los jinetes del Apocalipsis.
- Si yo controlo a Zero ¿Quién controlará a Epión?
- Mmm, supongo que alguien que sea igual a ti, pero en este mundo no existe nadie como tú, creo que sólo podría ser un semi demonio.
- ¿Miliardo Piscraft?
- Si, ese demonio puede hacerlo, claro que es un riesgo que él haga semejante cosa, al menos para nosotros.
- ¿Por qué? - preguntó Quatre.
- Muy simple, Epión, tal como Zero, necesita un corazón humano y enamorado para liberar su máximo poder sin romper los sellos, y si este corazón que trata de controlar su poder no lo está, lo controlará él con facilidad.
- ¿Cómo trató de hacer Zero con Heero?
- Heero, al amar a Dúo no perdió su alma, pero la diferencia entre ese joven y él es mucha, aquel es ambicioso y si tiene que destruir a alguien no trepidará en hacerlo, aunque sea su amante.
- ¿Dónde podemos encontrar los otros rollos?
- Ya han aparecido seis, así que deben encontrar otros nueve - se quedó pensativo - hay dos ocultos en Arizona, dos en el desierto de Mohabi, dos en el Himalaya, uno en Hiroshima y los otros en Australia, aunque no sabemos exactamente dónde.
- Entonces, debemos empezar por los que están más cerca... - empezó Quatre.
- Esperen un momento, ya vuelvo - y desapareció.
Dúo se acercó a Heero y puso su mano sobre la de él, no quería creer que fuera verdad lo que había dicho el japonés. Heero volteó su mirada hacia el rostro del trenzado y vio sus hermosos ojos llenos de lágrimas y se sintió mal, no había querido herirlo, tan sólo vengarse por haberlo preocupado. Lo abrazó contra su pecho y lo dejó llorar.
- Perdóname, Dúo, solo estaba enojado contigo, yo te quiero mucho - le susurró al oído - no llores así - le acarició la nuca.
- Muchachos, deben ir al desierto de Sinaí - dijo otro ángel apareciendo - uno de los rollos del libro de los muertos se ha reunido con el libro del diablo y están a punto de liberar a Epión.
- ¿Y el general? - dijo Wufei.
- Junto con la apertura del infierno ha sonado la primera trompeta del fin del mundo, ello significa que tienen sólo 48 horas para enviarlo de vuelta o se derramará uno de los tazones del cielo liberando una de las siete plagas y se rompa uno de los siete sellos, es necesario que recuerden que cada sello roto traerá a este mundo una desgracia peor que la anterior, tal como lo señala el libro del Apocalipsis o revelaciones - les dijo y se marchó.
- No entiendo nada - dijo Dúo mirando a Heero.
- ¿Qué es lo que no entiendes? - replicó este sintiendo como una gota le corría.
- Eso del Apocalipsis.
- Bueno, es el libro que termina la Biblia, creo que Quatre te dijo que el génesis es el libro que la comienza y explica el inicio de los tiempos y la creación de la humanidad, por lo tanto este explica todo lo contrario.
- ¿La humanidad será destruida? - lo miró asombrado.
- No, tonto - le dijo Wufei - es el fin de los tiempos, no de la humanidad, será como regresar al paraíso.
- Entonces ¿para qué luchar? - los miró a todos se fueron de espaldas.
- Porque la humanidad no debe apresurar el fin de los tiempos si no es algo que Dios no quiera, menos que se libere el mal o que el hombre reniegue de …l.
- Sigo sin entender.
- El diablo es un ángel que fue expulsado del Paraíso por su soberbia, era uno de los favoritos puesto que era el más hermoso que había, pero sintió envidia de aquellas criaturas que Dios puso en el jardín del Paraíso, eran criaturas frágiles, no tenían ningún poder fantástico como los tenía él, pero eran sus favoritas, eran, después de todo, como sus hijos y los amaba, eso era una afrenta para Luzbel ¿cómo podía querer a aquellos seres tan imperfectos? …l haría criaturas mejores y lo amaría, jugo a ser Dios e hizo expulsar al hombre del Paraíso por medio de una serpiente ponzoñosa que los llevó a pecar ya que Dios los había creado con libre albedrío. Ya en la Tierra, usó sus poderes ya que fue el hombre quien perdió al salir del Jardín del Paraíso, él no. Siempre procura el mal de la humanidad, quiere venganza y es contra eso que tenemos que luchar - le explicó Trowa.
- Comprendo - miró a Heero - entonces, debemos partir de inmediato.
Salieron hacia el patio en donde descansaban sus guerreros de metal y los descubrieron, pero había algo que habían olvidado, ninguno de ellos conocía por completo el poder de ellos, ni cómo manejarlos.
- Diantre, los rollos - Dúo se devolvió al salón principal y se encontró con Rasid que se los entregó.
- ¿No van a desayunar, joven Dúo?
- Tenemos cosas que hacer - le dijo - pero ¿no nos podrían dar algo para que comamos durante el vuelo?
- Claro que sí, joven - salió y al poco rato regresó con varias viandas - espero que sea suficiente para los cinco.
- Gracias, Rasid - sonrió en agradecimiento y salió rumbo al patio en donde lo esperaban. Cerró los ojos revisando los rollos y le entregó uno a cada uno con una vianda - pongan el rollo en el tubo a la derecha del tablero antes de tomar control del guerrero - les advirtió y se subió al suyo.
- Oye, Yuy - le dijo Wufei poniendo su rollo en su lugar - debemos fijar las coordenadas del lugar para llegar allí.
- Y un plan de batalla - agregó Quatre.
- Mientras volamos veremos eso - respondió Heero abriendo su vianda, tenía hambre - las coordenadas son... - miró la pantalla frente a él mientras hablaba y vio que Zero le mostraba algo extraño - debemos salir de aquí, pondremos en peligro a todo el mundo, Epión ya fue liberado y viene por los rollos que yo tengo - dijo y despegó sin esperar a los demás.
- Este guerrero de hielo - gruñó Dúo - espera, Heero, no puedes luchar con el estómago vacío - despegó persiguiéndolo mientras Deathscythe le mostraba sus armas y la manera en que podía sacar todo su poder.
- Esos dos - dijo Trowa despegando tras ellos - debemos darles alcance - les dijo a los demás.
- Ese... par... esta... loco - dijo Wufei mientras comía despegando mientras transformaba su guerrero en avión - yo no... voy a... pelear... con... el estómago... vacío.
- Vamos, Sandrock - dijo Quatre transformando también su guerrero - sigue a Zero - le ordenó y vio como se ponía en piloto automático - Wufei, ordénale a tu guerrero que siga a Zero y podrás comer con calma, igual tú, Trowa.

Zero le mostraba imágenes del guerrero llamado Epión y Heero pensó que el suyo estaba más bien loco, o tal vez por el hecho de ser gemelos estaban tan unidos y actuaban igual. Se detuvo en el desierto y espero que Dúo lo alcanzara transformado de nuevo en robot. Siguió mirando las imágenes y los datos que le daba sobre cómo sacar y potenciar todo el poder que tenía cundo vio ante él la imagen del General Celestial.
- Ten cuidado, guerrero de hielo, debes evitar que Epión encuentre los rollos que tienes, recuerda que tres de ellos le darán poder - le dijo - además, te dejo la espada de luz y el cañón de destrucción, ten mucho cuidado hacia adonde disparas con él, no querrás dejar un agujero del porte de la cuidad de Tokio ¿verdad?
- Lo tendré en cuenta.
- Otra cosa, Heero, Epión y Zero eran amantes, así que no lo escuches cuando estés peleando o te volverá loco, si lo hace con Zech o Miliardo, en cualquiera de sus personalidades, eso no nos incumbe, pero si lo hace contigo, sería terrible.
- Entiendo.
- Bien, y cuidate de los golpes, ustedes ya saben que estando dentro del guerrero son uno solo con él y cualquier daño que este sufra en su cuerpo lo sufrirán ustedes.
- Perdone, general - lo interrumpió Dúo por el otro canal - Dice que Zero le mostrará imágenes a Heero para tratar de influir en él para que no dañe a Epión porque fue su amante antes que lo echaran del Paraíso y lo dejaran sin alma ¿No ocurrirá lo mismo a la inversa?
- No puedo saberlo, Epión es ahora un demonio y dudo que aún guarde bellos sentimientos hacia aquel que fue su pareja.
- Pero ¿no sería bueno que volviera loco a su guerrero mortal?
- Lo veo algo difícil, Dúo.
- Pero no imposible ¿verdad, Heero?
- Hn - respondió éste con la boca llena sin prestarle mayor atención y San Miguel sintió que le caía una gota por el costado.
- Que niños estos ¿Cómo fue que ustedes resultaron los elegidos para detener la fuga de los demonios mayores del infierno? - renegó - sólo Dios lo sabe - y cortó la comunicación.
- ¿Heero?
- ¿Qué?
- ¿Qué imágenes te muestra Zero?
- Deben andar por allí con tus sueños de anoche - dijo ruborizado dejando de mirar aquella pantalla - pero creo que me será útil su conocimiento del otro guerrero.
- Quizás Epión aún tenga algo de ángel y recuerde a su novio tal como lo hace Zero - dijo viendo que se acercaban los demás - aunque supongo que querrán luchar uno a uno.
- A mí me gustaría hacerlo contigo - murmuró en voz baja.
- ¡Heero! - lo regañó ruborizado con lo que el japonés entendió que si bien no lo había escuchado por medio de los oídos, había comprendido sus palabras al leerle los labios - ya me las pagarás.
- Deia - le lanzó un beso.
- No me llames así, Heero - se puso más rojo aún - allí llegó Epión.
Trowa, Quatre y Wufei aterrizaron justo unos segundos antes que el guerrero maligno y se pusieron junto a Heero y a Dúo que los esperaban. Epión dio una señal de reconocimiento sobre los guerreros y levantó una mano.
- Soy Zech, piloto de Epión - dijo el rubio apareciendo en sus señales - quiero una lucha uno a uno.
- Acepto - dijo Heero separándose de sus compañeros.
Pero Zero seguía dando señales de no querer luchar contra su antiguo amor, pero Heero era quien mandaba y lucharían a muerte, si vencía mataría dos pájaros de un tiro, ambos demonios irían derechito de regreso al infierno.
- ¿Sabías que Zero y Epión fueron pareja? - se burló Zech sacando su espada - Epión me lo dijo, aún le gusta y lo quiere a su lado.
- Zero no me manda - respondió Heero - ¿lo hace Epión contigo? - dijo sacando la suya y lanzándose al ataque.
- Espero que tus amigos se mantengan alejados o me veré obligado a usar a mis subordinados contra ellos.
- No creo que tengan problemas con ellos.
- Ya lo veremos.
Zech se lanzó con la espada al frente, pero Heero levantó su escudo y le plantó un golpe con la empuñadura de la suya en el costado de la cabeza.
- ¡Ahg! - se quejó - ¿Qué fue eso? - le reclamó a Epión.
- Tal como yo lo sospechaba - dijo Heero - le pasa como a nosotros.
- Maldito, sabes cosas que yo aún no.
- Si no puedes controlarlo, es mejor que no busques batalla contra nosotros - le replicó Heero levantando su espada, pero Zech alcanzó a reaccionar levantando su propia espada.
Dúo vigilaba constantemente su radar, algo le decía que había trampa en esa batalla, que Zech fingía no controlar a Epión para confundir a Heero, estaba tratando de averiguar dónde estaban los rollos que le hacían falta para liberar los poderes de ese guerrero y de seguro sabía que estaban ocultos dentro del mecanismo de Zero.
Una señal de Zero alertó a Heero y retrocedió evitando que Zech lo hiriera en el hombro derecho. Amplió el radar y se fijó que una gran cantidad de guerreros venían hacia ellos por la retaguardia.
- Sabía que esta no sería una batalla justa - le dijo a Dúo sin que un sonido saliera de sus labios - atacarán por la retaguardia.
- Bien - cerró los ojos y les dijo a los demás telepáticamente que se acercaban enemigos por la retaguardia - Heero, en uno de esos guerreros viene Traize, me encargaré de ver si Zech siente algo hacia él o si Epión le robó su alma.
- Bien, deshazte de ellos - asintió y cortó la comunicación - Vamos, Zero, muéstrame la manera en que puedo vencer a Zech.
- No, tendrías que destruir a Epión...
- Zero, ¿Recuerdas por qué perdiste tu corazón?
- Un trozo de metal como ese jamás podría vencerme - se burló Zech - debería saber que Epión sólo lo utilizó para encontrar las siete llaves de su poder.
- Zero ¿recuerdas por qué?
- Amar a Epión - contestó - yo era custodio del poder infinito y por él traicioné a San Miguel y le entregué las llaves, fui castigado pero no fui desterrado porque oculté las llaves entre los conjuros del libro de los muertos y él no podía tocarlas sin que un humano, a los que tanto odiaba, se las descifrara. Yo fui autorizado a ser custodio del infierno, pero, para que no volviera a engañarme y lo libertara, mi corazón fue apartado de mí y por muchos años sólo he sido un guerrero de metal que esperaba que el corazón del faraón despertara y me trajera a su amado.
- A quien debes amar es a DeathScythe - le dijo - no dejes que Epión te vuelva a engañar, sigue siendo un demonio, como es un demonio quien lo controla ahora - le mostró a Zech.
- Utilizaré las llaves en mi favor, porque es un humano mi corazón y a un humano a quien amo - unas enormes alas blancas salieron de su espalda y la espada brilló con mayor fuerza en su mano - Fuimos creados para el bien, para proteger a las frágiles criaturas que Dios puso en el paraíso, estábamos destinados a amarlos y tal vez llegar a ser parte de ellos y ellos parte de nosotros, pero el ángel malvado tuvo que destruirlo todo con su envidia corrompiendo no sólo a aquellos hermosos y delicados seres, sino que también a muchos otros ángeles.
- Lucharemos, entonces.
Heero y Zech cruzaron sus espadas una vez más, se notaba que el rubio estaba furioso, Zero había destruido dos de los rollos del libro de los muertos y transformado en aquellas enormes alas blancas, lo que significaba que la liberación de su querido amo sería casi imposible, primero debería destruir a Zero y si conseguía alguna otra llave, como la que potenciaba el cañón que hacía las veces de escudo, sería su fin. Furioso, lanzó un ataque a mansalva por la espalda de Heero, pero él recibió la envestida de la espada de Zero y fue herido de gravedad, por lo que Traize se lanzó con violencia a la espalda del guerrero guardián.
- ¡NO! - gritó Dúo levantando las manos haciendo uso de sus poderes síquicos para protegerlo deteniendo a Traize - ¡NO TOCARÁS A HEERO!
Zech se levantó y desató una terrible tormenta de arena, no se veía nada a su alrededor, los radares especiales de los guerreros fueron bloqueados, no había ningún tipo de comunicación entre ellos.
- Tu alma aún me pertenece, Deia Mon.
- ¡No es cierto, Heero me ama!
- Te queda menos tiempo cada día para romper la maldición - le dijo burlón y la tormenta desapareció junto con los guerreros de Zech.
- ¿Están todos bien? - preguntó Quatre.
- Creo que yo sí - le dijo Trowa.
- Yo igual - dijo Wufei.
- Y yo - dijo Dúo mirando a Heero con su guerrero alado ¿Qué le había querido decir ese ángel alocado?
- Maldito Zech, se escapó - gruñó Heero - yo estoy bien, regresemos a la base.
- ¿Y esas alas? - dijo Wufei despegando detrás de él.
- Buen trabajo, Heero - le dijo San Miguel apareciendo en la pantalla - fue una buena idea destruir esos rollos, así evitas que los use Epión y fortaleces a los guerreros de paso.
- ¿Será una buena solución destruirlos? - le preguntó Dúo - así no podrían liberar el mal del infierno ¿verdad?
- En el caso de los rollos que detienen las llaves del poder, sí, pero si rompes un rollo que aprisiona un demonio, lo estarías liberando.
- ¿Y cómo sabremos cuáles destruir y cuáles no? - dijo Trowa preocupado - no es fácil distinguir uno de otro sin leer sus palabras antes.
- No es necesario que leas todo el escrito, hay una clara señal de cuál contiene el poder de un demonio y cual una de las llaves. Además, sólo el conjuro junto con el otro libro lo van a liberar ¿recuerdan?
- A Heero le queda un rollo de las llaves ¿verdad?
- Es para Sandrock - le dijo éste - Zero me señala que hará aparecer sus armas y potenciará el poder de Quatre.
- ¿Cómo?
- ¿Qué voy a saber yo?
- Calma, Muchachos - les dijo el general - ahora deben ir al desierto de Arizona, allí hay dos rollos más que posiblemente sean de llaves - le cortó.
- Entonces, después de comer viajaremos a América - dijo Wufei aterrizando en el patio del cashba de los Winner sin fijarse que las hermanas de Quatre los esperaban.
- Oh, oh - dijo el rubio al bajar de su guerrero y ver como sus amigos eran asaltados prácticamente por sus hermanas.

Continuará...

Se me está complicando la existencia, estos muchachos comienzan a confundirme (:P), en especial Heero, se me ha puesto de malas pulgas y no puedo cambiarle el genio, incluso me está amenazando con ponerse en huelga T-T.
Sobra decir que Dúo no se acuerda del conjuro completo de liberación y ya le van quedando sólo 58 días para lograrlo y al paso que van...
¿Otro lemon? Viene en camino el de Trowa y Quatre, creo que harían mejor el trabajo si se separan, así que dividiré la historia en ellos dos en el desierto de Mohabe, Heero y Dúo en Estados Unidos y Wufei en el Tibet, claro que por allí aparecerán de nuevo en sueños y visiones Traize y Zech o Miliardo (no voy a explicar las diferencias entre uno y otro por el momento, sólo lo que ya saben)
Ojalá no se me complique más la historia y les guste el capítulo.
Shio Chang.

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