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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
La hacienda de los Maxwell

Heero miraba preocupado a las hermanas de Dúo mientras desayunaban, eran dos típicas chicas americanas y no habían dejado de interrogarlo pese a que no salía de las tres palabras y que no quería decir nada que lo comprometiera, pero el trenzado era demasiado dado a hablar de más y había aceptado ir a la hacienda del abuelo Maxwell sin medir las consecuencias.
- Es extraño que hayas buscado un chico tan callado - dijo Hilde mirando a Heero - son tan distintos como el día de la noche.
- Yo no busqué a Heero, él me encontró a mí - extendió la mano y la puso sobre la del japonés - yo sólo lo tuve que esperar.
- ¿Qué quieres decir?
- Eres un hablador - le dijo Heero mirándolo fijo.
- No te enojes - le sonrió - mejor vamos a casa ¿sí?
- ¿Y tu Porche? - le dijo Hilde al salir del café.
- Lo dejé en el aeropuerto, se me olvidó recogerlo.
- Será porque perdiste todos los documentos en el desierto - dijo Heero. ¿Cómo se iba a acordar de un auto si ni siquiera sabía que el otro Dúo tenía licencia de conducir? Los de la embajada les habían dado el pasaporte y nada más.
- Bueno, el abuelo enviará a alguien a buscarlo más tarde.
- Muy bien, Lu, nos iremos contigo.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? - lo regañó ella molesta - llámame Noin, sabes que no me gusta el nombre que me dio mi padre.
- ¿Por Lucrecia Borgia? - le dijo Heero.
- Si, mi padre era fanático de las mujeres intrigantes, pero al menos no me puso Salomé o Dalila - admitió.
- A Wufei no le molestaría llamarte por tu apellido - dijo Dúo divertido - ese no llama a nadie por su nombre.
- Tienes muchos amigos nuevos - le dijo Hilde - me parece que en los periódicos dijeron que eran cinco ¿quiénes son los demás?
- Trowa y Quatre - dijo el trenzado - ellos andan en el desierto de Mohabe.
- Me gustaría conocerlos.
- Lo dudo - dijo Heero - Wufei es un experto en hacer llorar a las damas, creo que las odia, Quatre es un poco tímido con las mujeres, supongo que es por culpa de tener 29 hermanas mayores consentidoras y Trowa es un tipo serio y casi tan callado como yo.
- ¿29 hermanas? - repitió Noin - pobre madre.
- Dudo que sean todas de la misma madre - se rió Dúo - guardan un cierto parecido entre ellas, pero no tanto, creo que solo cinco las menores son por completo hermanas de Quatre.
- Y eso que lo único que hiciste ayer fue coquetear con ellas - dijo Heero sentándose junto a Noin adelante obligando al trenzado a sentarse atrás junto a Hilde que los miraba preocupada.
- ¿Todavía estás enojado por eso?
- Si no fuera porque me moriría sin ti, te aseguro que te abandono - le gruñó éste cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, no debió decir eso.
- ¡Qué romántico! - dijo Noin sonriendo divertida - pero me temo que va a ser difícil que le vayas a quitar esa mala costumbre que tiene, mamá aún no consigue quitársela a su padre, y eso que llevan más de 20 años de casados.
- ¡Diantre! - dijo molesto - yo no creo ser capaz de soportar tanto.
- Vamos, Heero ¿te imaginas 20 años juntos? - lo abrazó desde atrás - toda una vida a tu lado.
- Pues así como vas, no van a llegar ni a uno - le dijo Hilde.
- ¿Por qué lo dices? - jaló un poco más a Heero.
- Lo estás ahorcando - lo regañó Noin y este lo soltó viendo como el japonés trataba de recobrar el aire. Puso el vehículo en marcha y se alejó de la ciudad planeando una gran fiesta pese a las protestas de Heero, debían presentar al novio de su hermano en grande, esa chica Silvia Noventa iba a pagar por haber desdeñado a su querido hermano.

Hacía demasiado calor para viajar a esa hora y por eso Quatre se había detenido en un oasis y había montado el campamento junto a los árboles para ganar algo de fresca brisa, ya que estaba preocupado por la salud de Trowa, pero al parecer éste ya había superado sus molestias estomacales.
- Podríamos dormir la siesta - le dijo después de comer mientras lo abrazaba contra su costado - me lo debes por dejarme cuidar anoche y esta mañana - le mordió sensualmente la oreja - ¿qué te parece?
- No lo sé, en el oasis nos podría interrumpir cualquiera...
- No seas así - le comenzó a desabotonar la camisa lentamente mientras acariciaba sensualmente el cuello con su lengua - te gustará, sabes que no tenemos muchas oportunidades de estar así a solas y que de ahora en adelante se nos hará más difícil - pasó la mano por su blanco pecho hasta atrapar una tetilla entre sus dedos y comenzar a frotarla.
- Trowa - gimió arqueando su cuerpo bajo las ardientes caricias mientras echaba un brazo hacia atrás para rodearle el cuello mientras se sujetaba del brazo que lo sostenía por la cintura.
- ¿Quieres más, mi ángel? - dijo bajando el brazo que lo sostenía por la cintura hasta que su mano alcanzó la hebilla del cinturón.
- Sí - gimió y Trowa lo levantó en vilo y lo llevó dentro de la tienda.
Quatre sintió que lo colocaba con delicadeza sobre el colchón y sonrió enderezándose para ayudarlo a desvestirlo y desvestirse, siempre le había gustado aquel juego sensual que Trowa le había enseñado muy bien a jugar, a medida que comenzaba a retirarle la camisa su lengua iba pasando por la zona en que la piel quedaba descubierta. Con el pecho de ambos al descubierto, se recostaron de nuevo y comenzaron a prodigarse caricias, Quatre era quien más las recibía, Trowa era adicto a escuchar sus sensuales gemidos pidiendo siempre más, pero a Quatre también le gustaba dar, así que de improviso se volvió colocando al latino debajo suyo y comenzó a acariciar su pecho musculoso, era algo fantástico sentirlo y verlo retorcerse bajo sus manos, en especial oír sus gemidos de placer mientras torturaba con su lengua una de sus erectas tetillas y una de sus manos traviesas bajaba a su entrepierna y se colocaba sobre la clara y abultada evidencia de su deseo.
- ¡Quatre! - gritó y este sonrió, sería la primera vez que él lo dejara desnudo primero. La otra mano también buscó el lugar y desabrochó el marrueco y el cinturón dejando a la vista el bóxer negro de su amado - por favor - le rogó. Quatre sonrió y lo deslizó hasta dejar al libre el sexo excitado. Bajó lentamente con sus labios por el pecho llegando a su meta mientras sus manos comenzaban a bajarle los pantalones lentamente llevando consigo también la ropa interior. Atrapó el miembro entre sus labios luego de pasar suavemente su lengua en toda su extensión.
Trowa se retorcía de placer, era la primera vez que su ángel le hacía algo así, a veces se inhibía demasiado, y si bien se había imaginado montones de veces lo que sería que él le hiciera algo así, la realidad estaba superando con creces su vívida imaginación. Se retorció de nuevo hasta conseguir quedar por completo desnudo y le acarició el cabello al rubio, quien se detuvo para terminar de desvestirse, también quería gozar.
- ¿Te parece un... 69? - dijo ruborizado al máximo.
- Fantástico - le dijo Trowa casi sin respiración viendo como Quatre se colocaba sobre él ofreciéndole su sexo excitado mientras él continuaba con su trabajo allá abajo.
Ambos se dejaron llevar por las sensaciones placenteras hasta acabar en la boca del otro con un grito ahogado. Trowa hizo a Quatre colocarse sobre él para poder besarlo y abrazarlo lentamente, sensualmente, estaba más tranquilo así, Quatre sabía demostrarle muy bien como y cuanto lo amaba.
- Quiero más - le susurró Quatre tomando de nuevo su sexo entre sus ardorosas manos despertándolo de nuevo - dime ¿tu quieres?
- Quatre, sabes que sí - lo besó en la boca y hundió su lengua dentro de ella recorriendo todos sus rincones para ser atrapada luego por la de Quatre que la frotaba con dulzura y luego se adueñaba del beso.
- Te amo - le dijo casi sin aire mientras sus dedos recorrían la cadera de Trowa hasta alcanzar su trasero. Este lo levantó para permitirle mayor acceso a esa zona y Quatre se levantó colocándose entre sus piernas mientras preparaba el camino con sus inexpertos dedos.
- Poséeme, Quatre - le rogó tratando de facilitarle el trabajo - te amo.
Quatre se colocó contra el ano de Trowa, con las piernas de este sobre sus hombros como tantas veces lo había sentido y visto hacer a él y de un envión lo penetró, pero al ver que este cerraba los ojos y unas lágrimas pequeñas escapaban de sus ojos, trató de retirarse de su interior, sabía bien que dolía, pero Trowa no lo dejó rodeando sus caderas con sus piernas, sólo tenía que acostumbrarse a tenerlo dentro, que sus paredes internas soportaran mejor su invasión. Al poco rato se movió y sintió que un mar de sensaciones lo envolvía.
- ¡Quatre!
El árabe comenzó a moverse lentamente entrando y saliendo del agujerito prieto y caliente de su amado, se sentía sumamente apretado, pero era también sumamente placentero, así que tomó el miembro de Trowa y comenzó a frotarlo con la misma intensidad de sus embestidas. Trowa sentía que ya no daba más de placer, le gustaba aquel delicioso vaivén y el fuerte y posesivo frotar de su sexo, y con un fuerte grito se derramó en la mano de su amado y casi al instante sintió que este lo llenaba de su semilla.
- Te amo - le repitió Quatre saliendo de él y recostándose en su pecho sudado y cansado mientras ambos recuperaban lentamente la respiración y el pulso volvía a la normalidad quedándose bien dormidos así, abrazados.

Wufei se detuvo en un monte al sur de Hiroshima, Nataku le había informado que según su radar allí había peligro no sólo de radiación atómica , sino que también de varios demonios y Epión que buscaban los rollos con aquel que lo había liberado. Se movió desesperado, Nataku le señalaba que no se arriesgara, que no sería capaz de vencer a todos aquellos demonios él solo, pero no podía irse tampoco, lo detectarían si se movía, así que se quedó atascado hasta que ellos decidieran irse o encontraran lo que buscaban.
Se sentó con su guerrero dentro de una cueva y se quedó pensando en qué hacer, no podía permitir que se llevaran los rollos, pero tampoco podía saber si eran llaves o demonios, lo mejor sería que fueran lo segundo o ese tal Epión les complicaría la existencia si igualaba su poder al de Zero.
- Heero - suspiró pensativo - que estarás haciendo con ese resbaloso trenzado.
- Wufei - le dijo su guerrero llamándole la atención - ponerse a pensar en él es tiempo perdido. ¿Por qué mejor no investigamos nuestro nuevo poder? Así podremos hacer mejor nuestro trabajo.
- Está bien - rompió el rollo y liberó un nuevo poder, de inmediato vio que los brazos del guerrero podían alcanzar lo que fuera por lejos que estuviera y que aparecía una nueva arma para él - es genial.
- Esperemos que no encuentren más que demonios - dijo Nataku y volvieron a sentarse en silencio a estudiar el antiguo rollo para ver como funcionaría ahora con aquel nuevo poder y que otras cosas más serían capaces de hacer.

Dúo había salido con Heero a montar alrededor de la cerca que dividía la hacienda de los Maxwell de la de los Noventa, el abuelo había insistido en que este llevara a su novio a conocer aquello que algún día compartirían, pero se daba perfecta cuenta que nunca sería así, él no pertenecía a aquel lugar. El japonés habría querido negarse, pero la gran alegría de volver a montar que vio en aquellos hermosos ojos violeta lo hizo desistir de la idea.
- Es divertido, nunca pensé que me pareciera tanto a ese tipo - le dijo echando a galopar a su caballo - y como puedo leer sus recuerdos, es fácil hacerme pasar por él delante de cualquiera.
- Entonces, podrás decirme que pasó antes que se fuera ¿no?
- Bueno, él estaba enamorado de la nieta de los Noventa, creo que se llama Silvia y le propuso matrimonio delante de todos luego de una gran cena en su honor, ella había aceptado antes en secreto pero cuando fueron a hacerlo oficial, se negó en rotundo y se rió de él diciéndole: "¿quién se va a enamorar de un trenzado con apariencia de gay?" …l y su familia terminaron su amistad con los Noventa y él se marchó diciendo que no regresaría hasta encontrar a su media naranja y que ella se arrepentiría de haberlo despreciado delante de todos los amigos y vecinos, que ya se daría cuenta que sí lo podían amar.
- Así que se fue despechado y por eso desapareció. Pero ¿por qué a Egipto?
- Por el mismo motivo que nosotros vinimos aquí, leyó la historia de los papiros que están en la bóveda del abuelo y se fijó en la estatuilla, dijo que allá estaba la persona quién le daría de nuevo alegría a su corazón.
- ¿Le dijiste al abuelo que soy arqueólogo?
- Sí, le dije que quería mostrarte aquello que me llevó contigo y me dijo que era un loco romántico, pero que después que anunciáramos nuestro compromiso podíamos hacerlo.
- ¿Anunciar nuestro compromiso? - repitió asombrado.
- Eso dijo, creo que todos sólo piensan en probarle a los Noventa que tengo un lindo novio y que no soy un ser despreciable como ha andado pregonando la tal Silvia por todos lados.
- Esto es...
- Heero ¿te vas a negar?
- Piénsalo de esta manera, Dúo ¿Y si aparece el verdadero Dúo Maxwell? A él le van a preguntar por mí y ni siquiera me conoce, y dudo que me haya oído nombrar siquiera, se perdió en Egipto meses antes que te encontrara a ti.
- Pero si nos negamos dirán que tú también me has despreciado.
- Menudo lío - gruñó y se detuvo junto a la cerca - está bien, acepto.
- Grandioso - se desmontó y vio como Heero lo imitaba - me gusta este lugar, es distinto a lo que fuera mi hogar, pero, claro jamás podré volver a verlo, ha pasado mucho tiempo y ya no existe siquiera la ciudad en que nací, por lo que me mostró Quatre en los libros apenas y quedan sus cimientos, pero es tranquilo y puedo dar órdenes a diestra y siniestra. Me siento como faraón de nuevo.
- Espera a ver mi hogar en Japón - lo abrazó - allá también podrás dar órdenes de la misma manera, recuerda que soy el último de los príncipes Yuy.
- Vaya, vaya, que tenemos aquí - dijo una voz femenina desde detrás de la cerca divisoria - si no es más ni menos que el despreciado Dúo Maxwell.
- Silvia Noventa - dijo el trenzado molesto por la interrupción.
- ¿Y quién es este guapo? - le coqueteó.
- Este guapo es mi novio, el príncipe Heero Yuy - replicó tomando las riendas de su caballo y montando - vámonos, Heero, el ambiente ya se puso denso.
Heero lo miró asombrado, siempre era amable con la mujeres, pero se encogió de hombros y se montó en su caballo.
- Oye, guapo, esta noche hay fiesta en mi casa, te invito - le gritó ella.
- Lo siento mucho, hoy es nuestra fiesta de compromiso - replicó y siguió a Dúo.
Dúo sintió algo extraño al ver a esa chica coqueteando con su Heero, era cierto que era muy guapo y que su belleza lindaba en la perfección, pero era sólo suyo y no pretendía compartirlo con nadie, menos con una chica que primero da el sí y luego lo niega por simple capricho.
- Ahora el enojado eres tú - le dijo Heero dándole alcance - ni creas que le voy a prestar atención a una chica como esa, en mi país abundan, con otra cara y otra educación, pero son prácticamente la misma cosa.
- Y tu me quieres sólo a mí ¿verdad?
- Nunca lo dudes - sonrió emparejando los animales.
- Esa tipa me dio mala espina, tal vez fueron mis poderes síquicos los que me hicieron ver un aura maligna en su persona o tal vez sólo fue porque te coqueteó, pero es como si ella tuviera algo que ver con el libro de la muerte o algo así.
- Olvídate de eso por ahora - le dijo - te echo una carrera hasta esos árboles de allá - le señaló un grupo de abetos que se veían a la distancia - un beso al ganador ¿te parece?
- Yo ganaré - dijo y ambos hicieron galopar a sus caballos a toda velocidad levantando polvo en su loca carrera.

- A mí me parece que la relación entre ellos es muy especial - sonrió ella - a Dúo no le gustaba cabalgar porque decía que se podía caer, pero ahora se arriesga a todo, a lo que él le proponga, de seguro serán muy felices juntos.
- Debemos procurar que duerman juntos esta noche - dijo el abuelo divertido - ya me imagino el cambio que Dúo tendrá con eso.
- Abuelo - lo regañó la chica.
- ¿Qué? - le replicó - mi hermano también era gay, él si que tuvo problemas por eso, tenía que andarse escondiendo y mi padre le daba medio ni que palizas cada vez que se fijaba en un chico, así que entiendo que mi nieto sea así y me alegro que él sea libre de los antiguos tabúes de la sociedad.
- Bueno, ya llamé a mamá y a Donald y esta misma tarde estarán aquí en un avión privado, están felices de conocer al novio de Dúo y no les importa que fuera chico y no chica, lo único que les importa es que sea realmente feliz.
- Cuando les vean verán que sí lo es - se rió el anciano. >>

Dúo se sonrojó al escucharlo hablar a la distancia y por poco perdió con Heero que se desmontó tan pronto este le dio alcance.
- Espero mi premio - le reclamó al verlo sonrojado - ¿qué viste?
- Nada, sólo me llegó una conversación - desmontó también.
- Ah, entonces fue por lo que escuchaste - lo atrajo hacia él pero Dúo evitó besarlo poniendo las manos en su pecho - oye, quiero mi beso.
- Es que yo... - lo abrazó por el cuello y ocultó su rostro en su cuello - lo siento, Heero, no sé que es lo que me pasa, estaba tan seguro que lo que siento es bueno que ahora estoy confundido. El hermano Santiago me dijo que a las personas no les gustan los que son como yo, que los rechazan y les hacen daño, pero resulta que tanto con las hermanas de Quatre como con las hermanas del verdadero Dúo ha sido lo contrario. Además, ¿qué es gay?
- Dúo, gay es todo aquel que gusta de otra persona del mismo sexo - suspiró exasperado - deberías estar feliz que no hayamos tenido problemas de ser lo que somos, en muchas partes nos despreciarían y nos tratarían mal, como hace el abuelo de Wufei conmigo, dice que lo pervertí.
- ¿Qué te hizo su abuelo?
- Creo que ya te conté que estábamos en la misma escuela en Hong Kong, él iba dos cursos más arriba que yo, éramos amigos y me solía proteger de los chicos más grandes y abusadores hasta que aprendí a defenderme por mi cuenta. Cuando terminó la escuela, regresó a su hogar en China y de pronto dejó de escribirme, me sentí herido, era el único amigo que tenía en esa época, así que me preocupé y lo fui a buscar a su casa. Yo no supe hasta ahora por qué su abuelo no quiso recibirme primero y después me echó a cajas destempladas de su hogar. Wufei no había querido casarse y como ya era mayor de edad se había ido a Europa. Yo me fui a Londres a estudiar, pero me pasó algo raro, un día me comenzaron a llegar amenazas de muerte escritas en chino e incluso me dieron una paliza con la que me dejaron medio muerto. Estuve dos semanas en el hospital, tuve que recurrir al cónsul de mi país y requerir ayuda policial usando las influencias de mi apellido. Si antes no era libre por ser príncipe en Japón y por ser ciudadano japonés en China, ahora lo era menos, no podía salir a la calle sin protección, no podía ir al cine o comer afuera sin que me trataran de golpear y eso que tenía 14 años.
- ¿Lo sabe Wufei?
- No tenía caso decírselo - se encogió de hombros - cuando nos volvimos a encontrar en Italia se sintió tan feliz de verme que no tuve corazón para recriminarle aquello, estoy casi seguro que no tiene ni la más remota idea de lo que es capaz de hacer su abuelo para cumplir sus deseos.
- Mi pobre amorcito - lo jaló hacia abajo y le plantó un sonoro beso en los labios - el abuelo dijo que había una piscina si queríamos nadar ¿vamos?
- Te gusta demasiado gastar tus energías, faraón, deberías buscar otras maneras de agotarlas - tomó las riendas de su caballo y le entregó las suyas a Dúo - caminemos de regreso ¿de acuerdo?
- OK.
Al poco rato estaban en la piscina tomando limonada ambos vestidos con sólo pantalones cortos y una polera delgada muy ceñida al cuerpo. Dúo miraba con mucho interés a Heero mientras se moría de deseos por deslizar sus labios por su esbelto cuello y pasar las manos por ese bien formado torso.
- No me mires así - le dijo el japonés un tanto avergonzado.
- ¿Así cómo?
- Como si quisieras saltar sobre mí y comerme.
- Es que quiero hacerlo - le sonrió coqueto - entero y por partes, de seguro sabes delicioso.
- Ni que fuera pollo asado - le replicó sonrojado.
- Hola, chicos ¿refrescándose? - les dijo Noin acariciando el cabello de Dúo - ¿qué le pasa a Heero? - le preguntó al verlo tan ruborizado - Le estuviste diciendo cosas ¿verdad?
- Le decía a Heero que pretendo comérmelo y me respondió que no era pollo asado - admitió Dúo divertido.
- Dúo, no deberías molestar así a tu novio - lo regañó ella divertida - les traje el periódico de hoy, mañana ambos saldrán en las páginas sociales.
- Que divertido - sonrió Dúo pero sin entender de qué le hablaba.
Heero tomó el diario y comenzó a echarle una ojeada.

DESCUBREN SEGUNDA MOMIA
En la pirámide de Deia Mon hay un segundo sarcófago

El Cairo (AFA). Exploradores del gobierno egipcio encontraron una segunda cámara mortuoria bajo la salida secundaria de la pirámide, la momia tiene el cabello largo y trenzado y el sarcófago hallado no tiene inscripciones de ningún tipo. Los expertos piensan que puede tratarse de la momia del faraón perdido, lo que echaría por tierra todas sus sospechas del robo que supuestamente hicieran Heero Yuy y su grupo de exploradores patrocinados por Quatre Winner.
Junto con la segunda momia se han encontrado objetos invaluables y pequeñas estatuillas de oro que podrían ser representaciones del joven faraón, sin embargo, en esta zona no hay ningún tipo de inscripción ni nada que dé pista alguna si realmente es él, solo lo que indica la cámara principal, que estaba maldito y que por eso permanecería oculto hasta que llegara la persona correcta a despertarlo.

- ¿Qué pasa, Heero? - le dijo Dúo al verlo leer atentamente una noticia - no puede ser algo bueno por la cara que tienes.
- Encontraron una segunda momia en la pirámide - le dijo y Noin los miró.
- ¿Una segunda momia? - repitió - ¿de quién sería?
- ¿De qué hablan?
- De la pirámide que yo encontré no muy lejos del valle de los reyes - dijo Heero - supongo que sabes que nos echaron la culpa de robarnos la momia de Deia Mon cuando vieron que el sarcófago estaba vacío.
- Si, algo supimos mientras intentábamos localizarlo.
- Bien, ahora encontraron un segundo sarcófago en una cámara oculta y creen que podría tratarse de Deia Mon y que el otro era un mero distractor para los saqueadores de tumbas.
- Están equivocados - dijo Dúo molesto - sea de quien sea esa momia no puede ser el faraón.
- Bueno, por lo único que lo han relacionado con él es por la larga trenza que tiene, recuerda que aquella característica es señalada en el otro sarcófago.
- Sabes bien que no puede ser.
- ¿Por qué estás tan seguro? - le dijo Noin.
- Hay una noticia extraña - Heero desvió el tema para que Dúo no respondiera, se había dado cuenta que ni callaba ni sabía mentir - viene del desierto australiano, es extraño que aparezcan agujeros sin asunto en cualquier lugar - les mostró la foto - parecen excavados con una pala ¿no creen?

EXTRA—OS AGUJEROS EN DESIERTO AUSTRALIANO
Han aparecido de la nada y sin motivo aparente.

Canberra. (ANSA) En la mañana de hoy, cuando aviones sobrevolaban la zona en busca de perros dingos salvajes detectados hace varios días, el piloto notó la aparición de estos enormes agujeros que parecen haber sido excavados recientemente. Al principio se creyó que había sido una lluvia de meteoritos, pero la fuera aérea y los astrónomos aseguran que es imposible que hayan pasado sin que se vieran por los radares y los telescopios y menos por la forma que tienen, deben haber sido excavados por hombres ya que tienen formas de pozo.
El problema es que, al parecer, buscaban algo en especial, dado es cuidado con que se encuentra amontonada la arena a su alrededor y que esta fue arneada, no se sabe a ciencia cierta que era, pero, al parecer, lo encontraron.

- Es extraño - aceptó Dúo mirando al japonés - para qué hacer agujeros así sin algún motivo en especial.
En eso se escuchó un ruido proveniente del otro lado de la casa y Noin se puso de pie al identificarlo.
- Mamá y Donald han llegado - les dijo contenta y se retiró corriendo.
Dúo miró a Heero y este le explicó la situación que mencionara el artículo.
- Es el sector en que el general nos dijo que podían estar los rollos en Australia - le informó Heero - eso significa que Zech se adelantó a Trowa y a Quatre en su búsqueda.
- ¿Qué podemos hacer?
- Rezar porque sean rollos para liberar demonios y no llaves, sería imposible vencer a Zech si las controla.
- Ese tipo desgraciado - gruñó - debió venir detrás de nosotros y dejar al resto del mundo en paz.
- Pero si él nos sigue a nosotros, habrá una violenta batalla aquí - le señaló la casa - recuerda que aquí hay dos rollos, pero al parecer son llaves por lo que logré sacarle al abuelo.
- No sé, no me agrada mucho la idea de tomar esas cosas, ya los primeros me hicieron tener horribles pesadillas - lloriqueó - no me gustaron y no quiero tener nunca más una de ellas.
- Dúo, son para salvar al mundo, el resto no importa.
- A mí me importa demasiado, no quiero ver de nuevo que te despedacen a los cuatro vientos, me dolería demasiado perderte, eres mi razón de vivir.
Heero lo miró con ternura y puso la mano sobre la de él que descansaba sobre la mesa sonriendo.
- Pase lo que pase, nunca te dejaré, te lo prometo.
- Yo también - le sonrió a su vez y se llevó la mano a sus labios - te amo.
Al poco rato eran obligados a acompañar al resto de la familia a la sala de estar para hablar acerca de la relación entre ambos.

Continuará...

Ji, ji, la relación entre Trowa y Quatre se afirma (ya lo dije, esos dos llevan una relación de mucho tiempo, así que no habrá problemas "Conyugales" entre ellos, pero sí serán parte importante de la historia). Ya sé que puse a Quatre de seme, pero es que siempre es Trowa quien da, ahora le tocaba recibir.
Con respecto a Heero y Dúo, no quiero forzar su relación, así que todavía nada pasa, pero ya viene el lemon.
Con respecto a Noin, le tengo un poco de mala a Zech, me parece que él y Traize son tal para cual y por eso los puse de pareja, ya veré con quien la emparejo a ella y a Hilde.
Por si acaso, amo los finales felices, así que en lo posible voy a tratar de salvar a Traize y hacer feliz a Wufei sin Heero, este ya le pertenece a Dúo (como si no se notara que ellos son mi pareja favorita)
Bueno, no me alargo más, espero que les guste el capítulo.
Shio Chang.

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