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MÍO por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLIS HOLIS!! AQUI ESTOY NUEVAMENTE CON OTRA ACTUALIZACION, ESPERO Q LES GUSTE, BESOS!!

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            -¿Antidepresivos? –Repitió Harry viendo a la psicomaga escribir algo en un pergamino- ¿es muy necesario?

            -Si Harry, tu depresión ya es crónica… pero no pongas esa cara –añadió sonriendo comprensiva dejando de escribir al verlo muy compungido- esto no significa que sea para siempre, hay que ver como reaccionas al tratamiento, ánimo.

 

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            Cada día era un triunfo, con o sin medicamentos, el solo hecho de pasar de largo cuando Draco pululaba por la casa “vestido” con alguno de esos malditos shorts… maldita la hora en que se los compró; con la medicación sin embargo, fue logrando dejar poco a poco ese asfixiante estado de ánimo tan oscuro y agónico,  en donde solo deseaba romper cosas, patear y maldecir; todo comenzó a tranquilizarse.

 

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            Al regresar del Londres muggle debido a su trabajo, vio en un aparador la película con ese actor que sabia le encantaba a Draco, Tom Hiddleston.

            -Quiero la película de Thor Ragnarok por favor.

            Sabia que Draco se aburría en casa ¿Quién no lo estaría estando encerrado día y noche en el mismo lugar por tiempo indefinido?... sabía que a Draco le valía una mierda los detalles que él pudiese tener con él, pero tal vez esa sería una buena manera de compensar algo del daño hecho al rubio la ultima vez; así que después también compro el disco de “Los troles babeantes”

            -Quiero un disco… de esos… -señaló un poco apenado la cajita de colores chillantes, ya que en su vida compraría por puro gusto algo de aquel grupo de chicos que gritaban como banshees mal cogidas. Pero sonrió de camino a casa con su compra en la mano al recordar como Draco acostumbraba bailar como poseído en medio de la sala, con la música de este grupo a todo volumen, agitando su melena rubia como si una araña se le hubiera enredado de repente en su greñero y agitando su cuerpo como si estuviese recibiendo una descarga eléctrica.

 

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            -¿Draco disfrutó del disco?

            -Si amo Harry, aunque después  ya no supe si lo disfrutaba o no.

            -¿Por qué lo dices? –preguntó sacando una toalla del armario para bañarse.

            -Es que después tenia esos espasmos horribles en todo el cuerpo… me asusté un poco –respondio Tombo mientras acomodaba unos calcetines de Harry en un cajón.

            -¡Ah! No te preocupes, solo estaba bailando –respondio divertido.

 

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            -Eso fue un gran avance Harry –dijo Emily sentada en un cómodo sofá frente a uno igual en donde estaba Harry- al hacer eso, prácticamente estas rompiendo el lazo destructivo que te unía a él.

            -Bueno pero entonces ¿Por qué no me siento bien?... es decir, se que hice lo correcto, lo sé, sin embargo me siento… mmm… no sé…

            -¿Vacío?

            -Sí, algo así.

            -Sé que ya te lo he preguntado pero ¿estás enamorado?

            -No, no lo estoy –respondio sereno y seguro de sí mismo- es solo que… mira, reconozco su individualidad, pero al hacerlo sé que ya no… que ya… -masculló exhalando un suspiro- que ya todo terminó y solo me queda compensarlo un poco por todo lo que ha pasado.

            -¿Compensarlo? Pero Harry, tú no eres responsable de que esté en prisión.

            -Lo sé, sé que la culpa la tiene el sistema… pero sé que no puedo luchar contra el sistema, así que quiero apoyarlo… de algún modo hacerle la vida más llevadera; él no merece lo que le ocurrió, está pagando algo que otros hicieron y él solo fue un chivo expiatorio.

            -Tengo entendido que asesino a muggles.

            -Si, pero fue coaccionado.

            -En todo caso, te lo repito, no eres responsable de eso.

            -Ya lo sé, solo quiero que este bien.

 

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            -Harry, vamos a tomar una copa –dijo Joshua, un auror- hace una eternidad que no sales con nosotros.

            -Desde que tiene a su puta esperándolo en casa ya no –dijo Bob riendo mientras metía su túnica de auror a su casillero siendo secundado por la risa de otros aurores que estaban ahí.

            -¿Tan bueno es ese Malfoy en la cama, Harry? –preguntó Barry, otro auror que se cambiaba de zapatos a tres casilleros de distancia.

            Harry maldijo a todos en su interior sabiendo que mientras más demostrara cuanto le molestaba hablar de eso, más se encargarían ellos de joder con el tema, así que mordiéndose un huevo, sonrió socarronamente diciendo:

            -Jódete Barry, yo no hablo de mis cosas ¿acaso yo te pregunto con quien jodes?

            -No tendría caso –respondio Nick- solo lo hace con su mano.

            Todos estallaron en carcajadas mientras Harry disimuladamente se apresuraba a hacer sus cosas para poder salir corriendo de ahí.

            -Quien como tú Harry –dijo Ryan, otro auror- de haber sabido yo hubiese acabado con el que No debía ser nombrado para así poder llevarme a quien yo quisiera a mi casa para poder coger cuando quisiera sin ningún tipo de consideración.

            -Cállate Ryan –respondio Nick riendo al igual que los demás- lo más probable era que ante su presencia, te cagaras en tus pantalones.

            Todos reían, menos uno, que apretaba los labios para no sacar su varita y cruciarlos a todos.

            -Supe de un funcionario que hace un par de meses solicitó algo igual a lo de Harry –dijo uno de ellos.

            -¿En serio? ¿Quién fue y que le dijeron? –pregunto alguien.

            -Ya no recuerdo quien fue, pero lo mandaron a la mierda.

            -Pues claro, él no era El niño que vivió –dijo otro.

            -Eso es verdad –exclamó Nick- lo que sea de cada quien Harry, tu mataste a Voldemort, nadie más que tú tenía el derecho de reclamar la recompensa que quisiera.

            Harry cerró de un portazo su casillero y sin decir nada salió de ahí dejándolo a todos sorprendidos.

            -Creo que tocamos una fibra sensible –dijo uno.

            -El nunca habla de su perra –exclamó otro.

            -Pues como sea, que envidia –intervino otro- yo cuando quiero coger con mi esposa, tengo que esperar a que este de buenas.

 

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            -Te ves mucho mejor Harry –dijo Hermione mientras preparaba una pasta en su cocina- la terapia está dando resultado.

            -Pues sí, me siento mucho mejor –respondio sentado a la mesa tomando una soda en tanto su amiga cocinaba.

            -Yo creo que el siguiente paso es expandir tus horizontes.

            -No empieces Hermione.

            -No empiezo Harry, es la verdad, ya deberías considerar salir con otras personas… de hecho tengo algunas amigas que matarían por simplemente tomar un café contigo y créeme que me atrevo a recomendarlas porque las conozco y son chicas muy centradas.

            -O sea, unas bibliotecarias aburridas come libros –pensó tomando un sorbo de su soda.

            -Son serias y muy discretas.

            -Oye… ¿pero porque matarían por tomar un café conmigo si ni me conocen?

            -Claro que te conocen ¿podrías abrir ese frasco de salsa de tomate por favor?

            -Claro… -dijo levantándose a abrir el frasco- ¿me conocen, ya nos habías presentado?

            -No, pero te aseguro que no te vas a arrepentir, una de ellas trabaja en…

            -Claro… -pensó ya sin poner atención a su amiga-  por supuesto que me conocen… ¿Quién no conoce al niño que vivió, el que terminó con Lord Voldemort?

 

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            Pero aunque sentía que no estaba bien del todo, no podía negar que se sentía mucho mejor, pues esa pesadez y mal humor que sentía todo el tiempo habían desaparecido; la relación con Draco era relativamente normal, al menos en las circunstancias en las que vivían.

            Estaba tranquilo y por primera vez en mucho tiempo se sentía en paz y hasta deseaba de nuevo convivir con los Weasley; no es que no lo deseara antes, solo que ahora los extrañaba mas.

            -Vamos Ginny, sabes que no te agredió físicamente –dijo Harry a la pelirroja, con la cual había ido a tomar un café.

            Ginny suspiró mientras miraba la taza entre sus manos; había visto con ansiedad como el asunto se le había ido de las manos ocasionando un gran distanciamiento entre él y su familia, algo que al principio había disfrutado pues sentía que Harry se lo merecía, pero después, al ver que el enojo de sus padres iba en aumento ya no supo cómo actuar.

            -Es verdad –dijo finalmente sin dejar de mirar su tasa- solo nos insultamos.

            -¿Y entonces porque provocar todo esto?

            -Es que me dio mucho coraje todo lo que me dijo, tú no lo oíste Harry.

            -Vamos Ginny, seguro  tú no te quedaste callada.

            -¿Ya ves como de una u otra forma siempre lo defiendes?

            -No es eso –respondio sereno- es que te conozco, sé que no eres una chica sumisa y asustadiza… eres ruda Ginny –concluyó sonriendo haciendo que ella terminara por sonreír también- los extraño… a todos ustedes, a ti, a Ron, a tus padres…

            -Lo siento Harry, no pensé que llegaría a tanto este asunto.

            -Solo diles la verdad.

            -¿Y cómo quedaría yo?... además ellos tampoco perdonaran el que me haya insultado.

            -Pero ustedes lo hacían cada vez que podían ¿y el sí tiene que soportarlo?

            -¡Pero él es un mortífago! –Respondio indignada- asesino a muggles, eso no lo puedes negar.

            -Fue obligado Ginny, no lo hizo por gusto.

            -Pero si fue por gusto el jodernos la existencia en el colegio ¿no?

            -Éramos chiquillos, tonterías…

            -Pues mira a donde lo llevaron sus tonterías.

            -Vamos Ginny, mira su vida ahora ¿puedes imaginarte lo que es?

            -¡Ay pobrecito! Ya no vive en Azkaban, vive en tu casa con todas las comodidades que necesita y calienta la cama del gran Harry Potter, el niño que vivió, el pobre sufre taaanto.

            Harry no respondio, solo exhalo un suspiro mientras sus ojos verdes miraban alrededor.

            -Hola… -dijeron un par de chicas de pronto.

            Harry miró a dos hermosas chicas riendo nerviosas mientras se dirigían a él.

            -¿Eres Harry Potter, verdad?

            -Sí –respondio amable.

            -¿Podrías tomarte una foto con nosotras?

            Harry volvió a suspirar y miró los restos de su café.

            -Disculpen, estamos algo ocupados –respondio Ginny sonriendo a modo de disculpa.

            -No, está bien –dijo él entonces.

            Las chicas emitieron grititos emocionados para después decirle a Ginny:

            -Disculpa ¿podrías tomarnos la foto?

            Ginny se sorprendió pero reaccionó a los dos segundos.

            -Claro.

            Las dos chicas hicieron que Harry se levantara y posara en medio de ellas, luego se fotografiaron por separado.

            -¡Gracias!

            -Por nada.

            -¿Viste sus ojos? –dijo una a la otra mientras se alejaban- ¡de cerca se ven taaaan verdes!

            -Yo toqué su cabello cuando lo abracé y esta taaan suavecito…

            Harry y Ginny se quedaron callados por un rato, hasta que ella rompió el silencio.

            -Sabes que no es correcto tenerlo como tu esclavo sexual…

            -Ginny…

            -No Harry, déjame terminar –interrumpió alzando firme una mano- ¿Qué harás cuando decidas casarte? ¿Qué le dirás a tu esposa? “disculpa, pero en el paquete viene incluido un mortífago, no te fijes en él cuando nos vayamos de luna de miel, solo finge que no está”

            Harry no respondio, solo la miró sonriendo ante el sarcasmo de Ginny, una sonrisa para nada divertida.

            -Harry, si quieres que yo haga lo correcto, empieza a hacerlo tú y regrésalo a Azkaban.

            -Mira, sé que no hice lo correcto al llevármelo a mi casa en calidad de… de…

            -Esclavo sexual, Harry dilo con todas sus letras.

            -De acuerdo, como esclavo sexual… -concedió de mala gana sabiendo que era cierto- pero tampoco es correcto regresarlo a Azkaban a dejarlo morir en ese lugar de mierda.

            -¿Entonces lo haces por su bien? Qué bueno eres.

            Harry aspiró profundo, esa conversación estaba a punto de sacarlo de sus casillas.

            -No tengo porque explicarte lo que hago dentro de mi casa, pero te diré que la vida que llevamos ya no es esa.

            -¿Ah no? –pregunto entrecerrando los ojos.

            -No, pero tampoco es correcto regresarlo a prisión, así que voy a ayudarlo lo más que pueda, intentaré regresarle algo de lo que la vida le quitó; así que de una vez te digo que no esperes que vaya a pedirte disculpas por haberte insultado, porque seguramente tú te lo buscaste.

            Ginny abrió la boca atónita.

            -He cometido error tras error –continuó el moreno- pero ya no más y si el precio de volver a tener el afecto de tu familia es pasando sobre la dignidad de otra persona, olvídalo, ya no volveré a equivocarme, pensé que tú y tu familia tendrían más criterio y tal parece que en eso sí que me equivoqué.

            Y sin decir más, sacó un par de galeones de su bolsillo y los dejó en la mesa para pagar la cuenta.

            -Adiós.

 

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            -¿Salir con él? –repitió Emily recibiendo una taza de té que Harry le ofrecía para después sentarse en el sofá junto a ella.

            -Si, le hable de un pasatiempo que tengo… correr una motocicleta y quiere acompañarme.

            -¿Y tú como te sientes?

            -Bien –respondio alzándose de hombros.

            -¿Bien? –repitió ella sonriendo.

            -Si, bien –dijo él sonriéndole al ver lo simple que era su respuesta- es decir, ya sé que no soy su dueño, no puedo ser dueño de ninguna persona sea cual sea su situación… de hecho ya lo sabía… intelectualmente hablando, es más, si él no hubiera aceptado el trato, no lo habría traído a mi casa.

            -Harry, recuerda que este es tu espacio, aquí podemos analizar y manejar cada sentimiento o emoción que tengas, aquí o en mi consultorio.

            -Sí, ya lo sé, sé que aquí podemos desmenuzar mis pensamientos, ya sé que mi fijación con él tiene que ver entre muchas cosas que solo esté conmigo por el convenio que hicimos, es esa cuestión de que lo que no puedes tener es lo más atrayente… pero bueno, a fin de cuentas eso es un alivio, al menos él no está conmigo solo por ser Harry Potter ¿no? –concluyó sonriendo.

            -¿Te sigue afectando mucho el que la gente se te acerque solo por ser el niño que vivió, el que derrotó a Voldemort?

            -No, ya no tanto… bueno si, algo -Emily sonrió al ver la indecisión del chico –Este es mi espacio… -repitió mas que nada para sí mismo- aquí puedo reconocer mis sentimientos.

            -Exacto.

            -Nadie me ve realmente ¿sabes? –dijo después de unos momentos de silencio.

            -¿Por tu cicatriz? ¿Por ser quien derroto a Voldemort desde que era un bebé?

            -Sí… -respondio con desaliento dándole la impresión a la psicomaga de haber envejecido diez años de repente- Hermione insiste en que ya salga con alguien más y hasta tiene candidatas para mí; dice que estarían más que encantadas de salir conmigo… ¿pero porque si ni me conocen?... solo quieren fama, popularidad… me repugna esa clase de atención, desde el colegio odié eso.

            -Pero no puedes controlar eso, las reacciones de la gente están fuera de tus manos

            -Lo sé, lo sé… de hecho sé que no tienen la culpa y por eso soy amable con ellos, pues más seguro es que yo actuaria igual de acosador si de repente viera a los de Sex Pistol comiendo en un restaurante –concluyó sonriendo.

            Emily sonrió al verlo manejar con humor su situación cuando hacía unos meses, ese tema le hacía golpear los brazos del sillón con rabia: y es que ¿quién hubiese pensado que el salvador del mundo mágico tuviese una autoestima tan baja?; cualquiera pensaría todo lo contrario al ver ese cuerpo y esa cara, aunado a su gran popularidad, pero no… ese chico tenía una psique tan frágil como si se tratara de la persona más fea y desafortunada del mundo.

            -Volviendo al tema Harry ¿sientes que estás listo para convivir con él fuera del entorno seguro de tu casa?

            -Sí –respondio con firmeza- su carácter ayuda mucho, ya no estamos tensos, finalmente le he dejado ir… no físicamente, porque de esa forma no puedo por su situación legal, pero…

            -Si, entiendo –completo ella al verlo quedarse callado.

            -Mira, la situación en sí es difícil, no son para nada normales las circunstancias en las que vivimos, pero siento que poco a poco he ido quitándome un peso de encima y ha llegado el momento de convivir como dos personas adultas a las que solo las une el mismo techo.

            -¿Solo eso? ¿No quieres ser su amigo?

            -Tampoco voy a cerrarme a eso, si él quiere ser mi amigo está bien, aunque no lo creo.

            -¿Por qué?

            -Sabes bien porque, él solo está conmigo porque su otra opción es Azkaban.

            -Eso no implica que te deteste a pesar de lo que sucedió la última vez.

            -Tampoco que le agrade… mira, de todos modos eso para mí ya pasó a segundo plano, si no quiere no importa, ahora me siento en paz y tranquilo ¿para qué perturbarme con cosas inútiles?

            -Pues sí, realmente te encuentro mucho mejor.

            -Estoy mejor… eso o las drogas que me das me caen de maravilla –concluyó riendo.

            -Eso ayuda mucho –dijo ella riendo también- pero tú te has esforzado en mejorar Harry; y a propósito de tus medicamentos, voy a rebajarte la dosis, tu camino a la recuperación va viento en popa.

            -Entonces ¿Cómo ves eso de la salida?

            -Por mi está bien ¿Cómo te sientes tú?

            -Bien.

            -Entonces adelante.

 

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            Todo iba bien, realmente se sentía tranquilo hasta que las piernas de Draco a cada lado de las suyas y sus brazos alrededor de su cintura le hicieron recordar el porqué lo tenía en casa, o al menos el que había sido el motivo anteriormente.

            -No es nada… -pensó mientras miraba el paisaje junto a Draco- es mi abstinencia lo que me hace sentir así.

            -Bueno ¿ahora si puedo?

            -mmm… ¿puedes qué?

            -Montar la motocicleta yo solo.

 

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            Ir a comer, Draco deseaba ir a comer cuando lo único que él quería era terminar ya con ese día para no tener que convivir más tiempo.

            -No es que me provoque algo… -pensó viendo la insistencia del rubio- es solo que es mejor no arriesgar.

            Sin embargo terminaron yendo a ese restaurante en el Londres muggle.

 

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            -¿Cómo que te vas? –preguntó Draco al otro día al bajar a desayunar y verlo listo para salir- ¿y quién me va a ayudar con la bicicleta?

            -Tu empeño.

            Realmente no necesitaba hacer ninguna compra, sin embargo simple y sencillamente no deseaba estar ahí todo el día con Draco como si fuesen los mejores amigos, porque en realidad no lo eran.

            -¿Qué somos entonces? –pensó mientras saboreaba su rosquilla

            Estaba decidido a escapar, sin embargo una vez más, el rubio se salió con la suya

 

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            -¡Pedalea, pedalea!

            -¡Eso hago, eso hago!

            Después de innumerables intentos, Draco avanzo casi cinco metros sin la ayuda de Harry.

            -¡Lo logré, lo logré! ¿¡Lo viste!?

            -¡Sí, ya lo vi! –Exclamó con el rostro arrebolado por el esfuerzo- ¡vamos de nuevo!

            Paso una, dos, tres, cuatro y cinco horas hasta que Tombo les avisó que era hora de comer.

            -¡Me muero de hambre! –dijo entrando seguido por Draco.

 

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