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MÍO por Orseth

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            Esa noche, para variar no podía dormir, se sentía muy vivaz y despierto para pensar siquiera en pegar el ojo.

            -Pues no estuvo tan mal… -pensó acostado boca arriba, con las manos atrás de su cabeza y vestido solamente con calzoncillos- hasta parecíamos… amigos…

            Una pequeña sonrisa apareció en sus labios mientras sus ojos miraban fijos la oscuridad de su habitación.

            -Amigos… -pensó de nuevo- ¿en verdad él querría ser mi amigo?

            Después de todo lo que le había hecho se le hacía algo prácticamente imposible, sin embargo ese día había sido tan divertido y tan… ¿natural?... si, esa era la palabra, todo había resultado tan natural.

            -¿Quién sabe?... –pensó levantándose a sacar un frasco de píldoras para dormir- bueno, como ya había dicho, no estoy cerrado a eso.

            Y después de tomar su medicamento, se recostó boca abajo, abrazó su almohada y después de un rato el medicamento hizo efecto y se quedó profundamente dormido.

 

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            Cuando llegaba en las noches, Draco ya lo estaba esperando para cenar, algo que aunque ya había ocurrido, comenzaba a suceder con más frecuencia.

            Draco conversaba con él y le preguntaba sobre su trabajo, como si en verdad le importara.

            -¿En verdad le importará? –se preguntó mientras cenaban.

            Pero la conversación y el ambiente era tan agradable y natural que decidió dejarse llevar y creer por un momento que sí… que no todo tenía que ser una treta del rubio para sacarle algo, además en realidad se sentía mucho mejor que hacía unos meses; sentía que la loza de su espalda se había retirado y ahora podía reír con libertad, eso le hacía recordar la frase que continuamente se repetía gracias a su psicomaga.

            -Soy libre y tengo el control.

            Comenzó  a sentirse alegre y animado y a llegar contento a su casa.

 

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            -Parece una buena película –pensó mientras sostenía en su mano una cajita con un disco- podríamos verla después de cenar.

            Omitiendo la cena para poder atragantarse de chuchería y media, se apoltronaron en el sofá para ver la película, pero el cansancio acumulado en Harry comenzó a hacer mella, por eso cuando Draco se levantó por más soda, no pudo evitar recostarse en el sillón.

            -¡Oye, pareces verdolaga, ya te extendiste todo!

            Harry lo escuchó, pero se sentía tan cansado y adormilado que poco le importó, se sentía tan cómodo que lo que menos quería era moverse. Pensó que Draco acabaría enfurruñado y apagaría la TV, lo que nunca imaginó fue terminar con la cabeza en aquellas piernas alucinantes, por poco termina pescado de la lámpara por la sorpresa,; sin embargo el gran autocontrol que tuvo y del cual se felicitó internamente le hicieron quedarse quieto, pues no quería darle a Draco una impresión equivocada, como que le repugnaba que lo tocara o algo así, no porque tener aquellas piernas tan cerca de su cara le hicieran casi, casi babear…. No, no era eso.

            A pesar de tener los ojos cerrados y el rostro sereno, su corazón latía tan rápido que quería gritar; esa situación no la esperaba y se le hacía que estaba en la dimensión desconocida… y cuando aquella mano comenzó a acariciar su cabello, su corazón prácticamente se detuvo.

            ¿Draco estaba demente o qué?.... tal vez no se daba cuenta de lo que hacía o… no, sí que tenía que darse cuenta, pues eso no lo hacía cualquiera.

            ¿Pero porque lo hacía? ¿Acaso ya había olvidado todo lo que le había hecho o era tal vez otra táctica para pedirle algo?... sea como fuera, poco a poco comenzó tranquilizarse, esas caricias en su cabello estaban teniendo un efecto tan relajante…

            ¿Sería posible que Draco quisiera algo más que ser su amigo?... no, ya estaba pensando estupideces, por lo que mejor decidió  dejarse llevar por esas maravillosas y suaves caricias al punto que ya no supo de sí.

 

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            -Como que estás muy contentito ¿no? –exclamó Nick mientras regresaban de una ronda.

            -¿Yo?... no, que va.

            -Claro que si, ahora te ríes de cualquier estupidez cuando antes querías tragarnos por nada.

            -¿Ya tienes novia? –intervino Debbie, otra auror que iba con ellos.

            -No, no es nada de eso.

            -¿Cómo se te ocurre, Debbie? Harry por ahora no necesita nada de eso, si tiene ganas se sirve en casa ¿no Harry?

            Harry se puso serio y se adelantó para ya no seguir escuchando aquellos comentarios.

            -Creo que se molestó  -dijo Debbie.

            -No, lo que pasa es que es muy reservado en ese asunto… pero la verdad me mata la curiosidad.

            -Pues te aguantas o un día de estos te va a mandar a la mierda, además una novia no solo sirve para coger, tarado.

            -¡Uy perdón, que genio!

 

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            El día domingo, en la piscina privada, reconoció que había sido muy buena idea el salir a divertirse un poco; el estrés del trabajo y de la vida diaria los desfogó braceando con fuerza en el agua y persiguiendo a Draco para hundirle la cabeza tal como el rubio lo había hecho con él en un descuido.

            Cuando comían, Harry se atrevió a mirarlo de vez en vez… ¿sería posible qué…? No, no Draco Malfoy, sin embargo percibía que ya no lo miraba con resentimiento, ni con odio; tal vez entonces ya no sintiera eso por él, pero en todo caso ¿Por qué le importaba tanto?

            -Mejor no pensar… -decidió sonriendo él solito mientras se servía jugo de calabaza- mejor a vivir el momento.

            En el transcurso de la semana fue sintiéndose cada vez más alegre, pero también algo más.

            -No debo, se supone que ya no… -pensó con los calzoncillos en las rodillas y su pene en la mano.

            Y es que increíblemente hacia meses que no se había hecho una sola paja y ahora sentía el deseo irrefrenable de ondear sus caderas y restregar su paquete en un hermoso par de nalgas, específicamente en las del chico del cuarto contiguo.

            -¿Y si se lo pido amablemente?... –pensó casi dándose de topes nada mas al terminar de pensarlo- que estupidez, ya parece que me va a decir que si… aunque…

            Por el comportamiento del rubio, la idea realmente no le parecía tan descabellada.

            -Sería solo una vez… tal vez… ¿sexo de amigos?... no, qué tontería –sonrió desechando la idea mientras su mano friccionaba cada vez más rápido su polla.

            -Ah… -jadeó sintiéndolo crecer mientras cerraba los ojos e imaginaba una piel blanca y suave en sus manos… unos labios apetitosos abrirse para él… esas piernas maravillosas recargadas en sus hombros… -Draco… -musitó entre jadeos mientras su otra mano estrujaba la sabana.

            Se volteó boca abajo y comenzó a restregarse contra la colcha en busca de alivio, imaginando un cuerpo esbelto debajo del suyo… se imaginó besándolo, disfrutándolo… abriéndolo poco a poco…

            Su brillante cabello negro se pegaba a su sudoroso rostro mientras se ponía de rodillas en la cama sin dejar de jalársela hasta que se corrió.

            -¡Ah!... –gimió mientras eyaculaba en su mano para después desplomarse en la cama y dejarse llevar por el sueño.

 

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            Ese viernes había quedado con Nick y Jessica para ir a tomar unas copas antes de su despedida de soltero, y yendo contra sus propias reglas los invitó a su casa, pues eso de ir a un bar donde invariablemente alguien intentaba ligárselo, lo tenía fastidiado.

            -¿Puede acompañarnos mi hermano? Vino desde Nueva York para estar en la boda y pasar unos días aquí.

            -Claro.

            -Aunque te advierto que es muggle.

            -Está bien, no tengo problema con eso.

            -Vale, gracias.

            Sabia que hacía mucho Draco  ya no se encerraba a determinada hora, sin embargo en esa ocasión deseó que el rubio ya no estuviera abajo cuando ellos llegaran; algo que evidentemente no fue así, pues lo primero que vio al salir por la chimenea, fue a Draco dormido en el sillón, vestido solo con esa camiseta y ese bendito short.

            -eee… creo que somos inoportunos Harry –exclamó Jessica.

            Más que inoportunos, mirones, pensó Harry planeando comprarle pantalones a Draco la próxima semana.

            -Draco, Draco…

            -mmm no jodas Potter…

            -Levántate…

            -No quiero… ¿Qué hora es?

            -Draco, tenemos visitas.

            Al oír eso, abrió los ojos automáticamente y se sentó de golpe para ver a unos pasos a dos hombres y a una mujer.

            -Oh… buenas noches.

            -Buenas noches –saludó uno de ellos.

            Y sin más se levantó y se fue de ahí.

            -Bueno, al  menos se abstuvieron de hacer algún comentario estúpido –pensó aliviado mientras sacaba unos vasos de su mini bar.

            -¿Qué gustan beber?

            El ambiente se animó y pronto se encontraron conversando alegremente.

            -Traeré más hielos.

            -No te preocupes Harry, yo lo haré, solo dime donde está la cocina.

            -Oh… gracias, esta por ese pasillo.

            Rato después, Nick miró el pasillo diciendo:

            -Creo que Steve puso el agua a congelar o ya se perdió en tu casa.

            -Voy  a ver, sirve que traigo algo para botanear –dijo Harry poniéndose de pie.

            Risas fue lo que escuchó al acercarse a la cocina, una de ellas particularmente muy conocida para él.

            Steve y Draco reían con ganas cuando él entró y las ganas de hielos y botanas se le desaparecieron de repente.

            -Justo lo que necesitaba.

            -Harry… -dijo Steve riendo aun- ¿Qué necesitabas?

            “Que te mueras en este instante”

            -Botanas… -respondio sonriendo mientras tomaba la hielera- pero como ya las llevas tú, yo llevare los hielos.

            -Si, oye Draco ¿quieres acompañarnos?

            ¿Draco?... ¿ya tan pronto por su nombre?

            -No gracias –respondio dirigiéndose a la nevera, a un lado de Harry que vaciaba cubitos de hielo, para servirse un vaso de leche y salir de ahí diciendo: -buenas noches.

 

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            Al día siguiente se levantó de mal humor, sin embargo tuvo muy presente que ese día había prometido a Draco llevarlo de nuevo a correr la motocicleta.

            -Nadie es responsable de mi neurosis –pensó malhumorado al tiempo que se decidía a pasar un buen día.

            Sin embargo una lechuza con un mensaje de su jefe terminó con sus buenas intenciones.

            -¿Y yo qué culpa tengo que a dos aurores les haya dado fiebre de dragón, que yo se las contagié o qué? –masculló haciendo bolita el pergamino.

            -¿El amo va a salir?

            -Hijos de puta… ¿Por qué no envían por los que están de vacaciones?... ah no, aquí el jodido soy yo…

            Tombo prefirió ya no preguntar al ver que su amo no tenía el mejor ánimo precisamente.

            -Dame algo sencillo, me tengo que ir ya –dijo sentándose- en cuanto Draco baje, dile que me llamaron del trabajo y que no tuve más opción que ir, pero que mañana compensaremos este día.

            -Si amo.

 

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            Afortunadamente solo tuvo que hacer algo de papeleo, nada pesado; por lo que se la pasó en la oficina escuchando música mientras trabajaba.

            -Harry ¿listo para al rato? –preguntó Nick asomándose.

            -mmm…

            -No me salgas con que no vas a ir –dijo señalándolo con un dedo- todos vamos a ir saliendo de aquí.

            Realmente no tenía ganas de parrandear, lo único que deseaba era vegetar en el sofá de su casa.

            -Es mi despedida de soltero Harry, quien sabe si algún día vuelva a recuperar mi valiosa libertad.

            -De acuerdo –concedió sonriendo.

            -Bien –exclamó Nick sonriendo- nos vemos al rato.

            -Vale.

 

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            Siendo casi las 6:00 pm, un grupo de aurores se reunieron en la fuente del ministerio.

            -¿Esperamos a alguien más? –preguntó uno.

            -Si, a varios del departamento de regulación de criaturas mágicas y de finanzas.

            Pronto un nutrido grupo de hombres salieron del ministerio con dirección al bar mágico “Salsipuedes”.

            -¡Chicos, pensé que ya no llegaban! –exclamó Steve viéndolos entrar.

            En el bar ya había otros amigos, los cuales reían y bebían; después de saludar, Harry se acercó  a la barra en donde el barman se le acercó en seguida.

            -¿Qué te sirvo?

            -Agua mineral con limón.

            -Claro.

            Miró su reloj y vio que ya era hora de su medicamento, disimuladamente metió la mano en su chaqueta y sacó un frasquito de píldoras; sacó una y la tomó con su agua mineral.

            -¿Ya pediste algo? –preguntó Nick llegando justo después de eso.

            -Ajá, vodka.

            -Bien, a mi dame una cerveza.

            -¿Cómo lograste que el dueño cerrara el bar y te lo rentara? –preguntó mientras veía a los demás acomodarse en el lugar y pedir bebidas- en sábado es difícil ¿no?

            -Ven, vamos a sentarnos ahí… pues fue fácil amigo, le dije que tú vendrías, gracias –dijo al barman cuando éste le dio su cerveza sin ser consciente de que Harry se le había quedado mirando serio.

            -¿Cómo?

            -Si, primero dijo que era muy difícil, luego como no queriendo la cosa mencioné que era una lástima, pues mi amigo Harry Potter gustaba mucho de este bar.

            -Solo he venido una vez en mi vida –exclamo serio.

            -Detalles… ¡Steve! –dijo alzando una mano.

            El humor de Harry ya no era el mejor y cuando  llegó Steve, de pronto ya no le gustó estar ahí.

            -¡Hola Harry! –Saludó el chico dándole la mano- te vi hace rato pero estabas ocupado saludando a otros.

            -Que tal –saludó sonriendo.

            -¿Te encargaste de eso? –preguntó Nick.

            -¿Acaso no soy tu hermano?

            -¿De qué hablan? –preguntó Harry.

            -Chicas, amigo… -respondio Nick muy sonriente- un grupo de chicas vendrá a animar el ambiente ¿a poco creías que solo íbamos a contar chistes entre nosotros?

            Varios que ya se habían reunido alrededor rieron por el comentario.

            -¿Draco vendrá? –preguntó de repente Steve haciendo que prácticamente todos se quedaran callados mirando a Harry, quien simplemente dio un sorbo a su vaso y dijo:

            -No, disculpen, voy al baño

            Cuando Harry se fue, Nick dijo:

            -¿Cómo se te ocurre preguntar eso?

            -¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

            Todos rieron mientras se miraban entre sí.

            -Nick ¿tu hermano vive en la luna o qué?

            -No, solo en el mundo muggle.        

            -¿Por qué? –preguntó Steve ya bastante intrigado.

            -No se lo conté porque creí que ya lo había hecho o porque no lo crei importante, en realidad no sé –explicó Nick alzándose de hombros mientras daba fin a su cerveza.

            -Draco Malfoy no puede salir de la casa de Harry –dijo uno.

            -¿Por qué no, por el dispositivo que tiene en el tobillo?

            -Así que lo viste.

            -Pues sí, y la verdad si se me hizo extraño, pero después lo olvidé.

            -Pues Draco Malfoy está condenado a cadena perpetua en Azkaban –dijo esta vez Nick pidiendo otra cerveza con una señal.

            -Ajá, la prisión de magos y brujas… ¿Por qué esta condenado, que hizo?

            -Asesinó a muggles.

            -¿El? –exclamó pelando tremendos ojos.

            -Ajá, así como lo vez, es un maldito mortífago asesino.

            Steve no dijo nada por un momento bastante impresionado por la información, por lo que otro siguió hablando.

            -Viviendo en el mundo muggle no se si sepas que Harry batea para los dos bandos.

            -¿En serio? –pregunto sonriendo algo incrédulo.

            -Si, y como es un héroe de guerra, el único  que pudo matar al que no debía ser nombrado…

            -Voldemort, Tobías… se llamaba Voldemort –intervino Nick rodando los ojos- ya está muerto, ya podemos decir su nombre.

            -Bueno, como sea… Harry solicitó al Wizengamot la custodia total de Draco Malfoy.

            -¿Custodia total?

            -Si, tenerlo en su casa, cambiar su reclusión en Azkaban a su casa.

            -¿A su casa?

            -Steve ¿podrías dejar de repetir todo como un pazguato? –Dijo Nick- pensaran que mi hermano es un tarado.

            -Lo siento, es que… ¡se me hace muy raro! –respondio Steve riendo mientras se rascaba la cabeza y bebía de su cerveza- ¿me están diciendo que Draco Malfoy es un reo y vive en casa de Harry Potter sin poder salir porque vive bajo arresto domiciliario?

            -Exactamente.

            -¿Y para qué?

            Ahí todos alzaron las manos y giraron la cabeza lanzando exclamaciones.

            -¡Ah pues disculpen, es que eso no se puede hacer en el mundo muggle! –Exclamó a modo de defensa- ¿cierto Nick?

            -Cierto.

            -No soy tan estúpido, creo saber lo que quieren decir, pero…

            -Draco Malfoy es la perra de Harry –dijo otro auror- se lo llevó a su casa para tenerlo a su total y entera disposición… puede cogérselo a la hora que quiera, como quiera y donde quiera y Draco Malfoy no puede decir que no, a menos que desee regresar a Azkaban, ese es el trato.

            Steve quedó impresionado, la apariencia de Harry era amable y hasta un tanto bonachona, por lo que nunca pensó que pudiese hacer algo así.

            -¿Se puede hacer eso? –Preguntó al fin- llevártelo así como si fuera una mascota…

            -Solo él pudo hacerlo por ser quien es; supe de otros funcionarios que quisieron hacer lo mismo pero les dieron una patada en el culo, personas influyentes y de dinero incluso.

            -Vaya… -dijo Steve alzando ambas cejas- pues Draco no se veía muy sufrido que digamos.

            -¿Por qué, como estaba? –pregunto otro muy intrigado, lo mismo que los demás.

            -Es que Harry nunca habla de eso ni en broma –explicó otro.

            -Si, yo pensé que después de que se lo llevó, llegaría contándonos historias de cómo se lo monta y las reacciones de Malfoy al ser un vil juguete sexual, pero nada… ni una palabra.

            -En ese tema, Harry es una tumba –dijo Nick.

            -¿Será que no quiere compartirlo? –Dijo Tobías- porque puede hacerlo si quiere ¿no?

            -¿Tu quieres? –dijo otro haciendo estallar a todos en carcajadas.

            -¡Claro que no, no soy marica!

            -Lo que si he sabido… -dijo otro en tono totalmente conspirador- es que se pone como loco cuando alguien osa mirarlo en la calle.

            -¡Es cierto! –Exclamó Nick con un codo recargado en el hombro de su hermano- la última que supe es que Malfoy estaba con un hombre en un supermercado y Harry se lo llevó a rastras de ahí.

            -¿Malfoy con un hombre? –dijo Tobías- ¿y quién era?

            -¡Ay no sé Tobías, olvidaron pedirle sus documentos de identificación para ti!

            -Imbécil…

            -Shhh ahí viene.

            Cuando Harry llegó, de inmediato percibió que hablaban de él, por lo que fastidiado esperó a que Nick se desocupara un poco para despedirse de él.

 

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