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MÍO por Orseth

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CAPITULO 3

 

 

 

 

 

            Con su barbilla sobre el hombro de Harry, Draco vio con angustiante sorpresa que la entrada al callejón ya estaba completamente atestada.

 

            -¡Ay! –se quejó al sentir una mordida en el cuello.

 

            -Cuando vayas conmigo no debes mirar a nadie, Draco… -musitó Harry saboreando la fragante y blanca piel al tiempo que le sujetaba las caderas- no tienes  la mas mínima idea de lo que significas para mi… no tienes la mas mínima idea de lo que he tenido que sacrificar para tenerte conmigo…

 

            -Potter, por favor… -musitó  viendo a lo lejos como algunos hombres se habían bajado el zipper y comenzaban a masturbarse mientras los veían.

 

            -¿Has escuchado lo que dije? –exclamó Harry tomándole con fuerza el rostro y mirándolo fijamente a tan solo un par de centímetros de distancia.

 

            -Sí, si te oí… -se apresuró  a responder viendo con temor los dilatados ojos verdes.

 

            -Yo creo que no… -dijo Harry sin soltarlo- te repito que sacrifiqué muchas cosas para sacarte de Azkaban y llevarte conmigo… y el principal sacrificio fui yo mismo.

 

            -No entiendo…

 

            -A lo que me refiero… -continuó  tomando un mechón de cabello palpando su suavidad con sus dedos- es que pasé sobre mi mismo… sobre mis propios principios... de saber que no es correcto tratarte como esclavo… de ignorar esa voz que a diario me grita que debo regresarte a Azkaban…

 

            -¡No, no quiero regresar ahí! –Susurró  sin dejar de mirarlo a los ojos- yo… yo prometo no ser tan... yo… a lo que me refiero es…

 

            -Sé a lo que te refieres –interrumpió Harry lamiendo su mejilla- y créeme que te haré cumplirlo… no he llegado hasta aquí como para dejar aflorar en mi los sentimientos de culpa… no ahora… no a este grado… -continuo  lamiéndole ahora el cuello con absoluta posesión- si ya estoy hundido hasta las piernas ¿Qué más da hundirme hasta el cuello?

 

            Por primera vez Draco miró con otros ojos a Harry Potter, como si lo viera por primera vez.

 

            -¡Mgh!... –gimió al sentir la mano de Harry comenzar a masturbarlo.

 

            -Eres mío Draco… mío y de nadie, absolutamente de nadie más…

 

            -¡Ah!

 

            -Y no voy a tolerar un desaire más de tu parte.

 

            Pronto el pene de Draco estuvo completamente erecto haciendo más molesto el anillo que tenia puesto.

 

            -Potter, el anillo…

 

            -Y ahora continuemos con el show –dijo Harry separándose de repente y quitándole las manos del fierro retorcido pero sin desatarle las muñecas de las medias de seda-  terminemos de saciar tus ganas de mostrarte al mundo.

 

            Sin poder hacer nada por evitarlo, Draco fue colocado boca abajo sobre la mugrienta caja de madera en la que había estado sentado Harry quedando su trasero en dirección a la salida del callejón; sacando discretamente su varita, Harry lo inmovilizo de tal manera que Draco sentía como  si su tórax estuviese pegado a la caja impidiéndole levantarse por mas que se empujara con sus manos hacia arriba; entonces vio a Harry situarse frente a él, justo junto a su cabeza e inclinarse sobre su cuerpo de tal manera que solo podía verle los pies.

 

            Si alguna vez pensó que no se podía morir de vergüenza, en ese momento ya no lo dudaba al sentir las manos de Harry  posarse sobre sus doloridas nalgas y abrirlas lo más posible mostrando por completo su fruncida y tierna entrada a la ya agitada multitud, quien jubilosa gritó excitada dejándose oír muchas obscenidades.

 

            -Por favor Harry… -musito Draco sintiendo un nudo en la garganta- no me hagas esto… no dejaré que nadie me mire de nuevo y yo no miraré a nadie más.

 

            Harry estrujó las nalgas arrancándole un gemido al rubio, quien incomodo se removió en la caja; y después de apretarlas un rato mas, el auror se enderezó y arrastró la caja girándola de tal forma haciéndolo quedar de perfil, de modo que con solo voltear a un lado, Draco podría mirar a la multitud.

 

            Esta vez sin embargo Draco no volteó, sentía las miradas de los muggles clavarse como aguijones en su cuerpo desnudo.

 

            -Tu publico te aclama –dijo Harry sacando un tubo de lubricante de su bolsillo.

 

            Draco respingo al sentir el frio gel entre sus nalgas.

 

            -No Harry… -musitó tragando en seco.

 

            -Felicidades Draco –dijo  desabrochando su pantalón y sacando su pene semi erecto, el cual unto con el lubricante comenzando a masturbarse.

 

            -¡No puedes metérmela en frente de todos! –exclamó Draco intentando mirarlo sobre su hombro.

 

            -Dame un segundo y veras que si puedo –respondió  sin dejar de jalársela.

 

            -Harry, por favor… yo… yo haré lo que tú quieras…

 

            -Eso es obvio.

 

            -¡No, pero…! Harry…

 

            -Lo lamento, bonito… pero esta vez no te voy a preparar, de ahora en adelante tendré mano dura contigo.

 

            -No quiero que me vean mientras me lo haces… -exclamó al borde de la desesperación- te lo suplico, vamos a casa…

 

            Harry no contestó, simplemente hincó una rodilla en el suelo flexionando la otra dando chance de tener una clara visión a los espectadores.

 

            -¡No lo hagas, me portaré bien, lo juro!

 

            -Lo siento, bonito… -dijo Harry separando sus nalgas y acomodando su miembro- pero debes entender… debes aprender quien manda aquí.

 

            Y sin decir más, se hundió de un solo golpe arrancándole un grito estrangulado a Draco, quien sin poder contenerse comenzó a sollozar debido al lacerante dolor y a la terrible humillación.

 

            Harry comenzó inmediatamente a embestirlo sujetándole las caderas mientras Draco se mordía los labios sintiendo el resbaloso miembro invadir sus entrañas una y otra vez por quien sabe cuánto tiempo.

 

            -¡Oh si!... –gimio Harry cerrando los ojos sintiendo su miembro ser oprimido dentro de ese cuerpo caliente.

 

            Draco en cambio no podía parar de llorar; nunca en su vida imagino que Harry pudiese dar un giro tan radical en su bonachona personalidad… lo había subestimado… definitivamente había pasado por alto que no solo por un simple hechizo Harry Potter había vencido a Voldemort.

 

            ¡Ah! Pero Harry Potter no podía dejar de ser tampoco Harry Potter… miró los blancos hombros sacudirse por el llanto, así que decidió que no solo él y el publico tenían derecho de disfrutar lo que estaba sucediendo; por lo que salió de Draco, y retirando el hechizo lo levantó para sentarse el mismo en la caja y pasando las manos atadas del rubio sobre su cabeza, lo sentó a horcajadas sobre si.

 

            -Por favor… sácame de aquí… -musitó  con sus brazos alrededor del cuello de Harry.

 

            -Tranquilo Draco, ya casi terminamos –respondió pasando su pulgar por su mejilla empapada.

 

            -Pero…

 

            -Shhh… -interrumpió  poniéndole suavemente un dedo sobre los labios- no voy a detener tu castigo, pero de ti depende hacerlo más difícil o más fácil y aunque no lo creas no quiero lastimarte más de la cuenta, así que coopera y comenzaremos a entendernos ¿está bien? –concluyó Harry dándole un beso a la negra marca de su antebrazo izquierdo y luego un besito en los labios mientras le sonreía tiernamente.

 

            Aun sabiendo que era absurdo, Draco se sintió consolado por la actitud cariñosa de Harry, por lo que sonriendo tímidamente asintió diciendo:

 

            -De acuerdo, cooperaré.

 

            Harry sonrió al verlo moquear mientras los enormes ojos grises lo miraban llorosos, entre temerosos y decididos, por lo que poniéndole las manos en las nalgas lo insto a levantarse y a sentarse de nuevo, esta vez sobre un duro pene.

 

            La gente vio claramente como el enorme pene fue abriendo el rosado ano del rubio, quien era más que notorio que se dolía de la invasión a su cuerpo.

 

            Lentamente y ayudándose de Harry quien no quito sus manos de las nalgas, Draco comenzó a subir y a bajar una y otra vez sin dejar de mirar fijamente los hermosos ojos verdes que lo miraban intensamente; fue entonces que Harry tocó su próstata haciéndolo jadear.

 

            -Eso Draco… -masculló Harry sosteniéndolo- sigue moviéndote.

 

            -¡Sí, sí!... –balbuceó Draco empalándose cada vez mas fuerte deseoso de sentir más adentro el miembro de Harry.

 

            -Hazlo… con más fuerza… penétrate duro Draco… -gimoteó Harry sintiendo dolor en las fuertes embestidas aunadas a un enorme placer.

 

            -El… el anillo… -jadeó Draco sin dejar de moverse- quítame el anillo…

 

            -Aun no…

 

            -Por favor…

 

            -Dije que no, sigue moviéndote.

 

            Draco siguió montándosela por espacio de cinco minutos más, hasta que finalmente ya no pudo más.

 

            -¡Ha-Harry por favor!... ¡necesito venirme!

 

            -No.

 

            -¡Prometo que solo te miraré a ti!... –musitó  con voz temblorosa- ¡ya entendí que eres el jefe!... ¡ha-haré lo que quieras!  -añadió con sus ojos inundándose de nuevo- pero quítame el anillo…

 

            -Draco…

 

            -Por favor, Harry… -balbuceó  sintiéndose dolorosamente contenido.

 

            Harry miró como de los claros ojos grises escapaban abundantes lagrimones, por lo que decidiendo que ya era suficiente metió la mano entre sus cuerpos llegando hasta el pene del rubio, el cual al sentirse liberado echó la cabeza atrás lanzando un grito.

 

            Harry dejó de contenerse al sentir los espasmos de Draco, por lo que inundo el interior del rubio con su tremenda eyaculación.

 

            -¡Oh Dios!... ¡Dios!... –gimió Draco derrumbándose agotado en Harry, quien sostuvo su sudoroso cuerpo rodeándolo con los brazos moviéndose aun dentro de él.

 

            Fue hasta entonces que Harry reacciono notando que los muggles ya estaban tan solo a un par de metros de ellos.

 

            -Ahora es nuestro turno –dijo un hombre de unos cuarenta años vestido con traje y corbata pero con el pantalón abierto dejando ver un pene brilloso totalmente erecto.

 

            -Yo también quiero mi turno –intervino otro- quiero montar al rubio.

 

            Draco entonces abrió los ojos sobresaltado siendo abrazado por Harry, quien sonriendo le susurró:

 

            -Tranquilo ¿acaso crees que dejaría que alguno de estos idiotas te pusiera un solo dedo encima?

 

            -Vamos amigo –exclamó uno de los hombres alcanzándolo a oír- no creo que nos hayas dejado ver todo esto para no compartirlo al final con nosotros.

 

            Aun con su pene en el interior de Draco, Harry se dio tiempo de acomodarle un humedecido mechón de cabello tras la oreja.

 

            -¿Tienes frio? –preguntó sintiéndolo estremecer.

 

            -Sí.

 

            -¿Entonces? –Insistió el hombre de traje comenzado a enfadarse- será que tu también quieres lo tuyo.

 

            -Harry, ya vámonos… -musitó Draco siendo más consiente que nunca de que Harry aun tenía su miembro dentro de él.

 

            -De acuerdo.

 

            -“Se van” nada… -gruñó un tipo gordo con chaqueta y gorra de beisbol- voy a cogerme al rubito y después a ti, así que comienza a desvestirte.

 

            Con toda la calma  del mundo, Harry tomó su varita y señalándolos lanzó un “Petrificus Totalus” inmovilizándolos a todos.

 

            -¿Los petrificaste a todos con un solo hechizo? -Preguntó Draco medio girándose a verlos.

 

            -Si, con muggles es más fácil.

 

            -Harry… me duele.

 

            -¡Ah sí, lo siento! –exclamó Harry permitiéndole ponerse de pie.

 

            Cuando Draco estuvo levantado, hizo gestos cuando el semen del auror mezclado con un poco de sangre escurrió entre sus muslos.

 

            Con un simple hechizo, Harry restauró la ropa de Draco, el cual comenzó a vestirse después de que Harry le soltara las manos; y cuando estuvo listo, el moreno volvió a apuntar a la gente aplicándoles un “Obliviate” ya que nunca pensó en dejarlos ir con semejantes recuerdos.

 

            -¿Listo?

 

            -Mas o menos –respondió Draco incomodo por la humedad de sus piernas y del nuevo Harry con el que no estaba seguro como comportarse ahora- pero no importa, me duchare en cuanto lleguemos a casa ¿nos vamos ya?

 

            -Aun no, debemos pasar a otro lado.

 

            Draco frunció el ceño y exhalo un suspiro de exasperación.

 

            -Tranquilo, solo vamos por un postre a una pastelería que se encuentra cerca de aquí.

 

            -¿Y porque simplemente no nos desaparecemos?.... yo no puedo hacerlo solo, por el dispositivo en mi tobillo, pero tú sí; así terminaremos más pronto… claro… solo si tu quieres.

 

            -Hay mucha gente y a pesar de que apenas sol las seis de la tarde la calle está muy concurrida, pero tomaremos un taxi y no tardaremos más de quince minutos, vamos.

 

            Sintiendo que caminaba un poco raro, Draco siguió a Harry; abordaron un taxi que los llevó a la pastelería favorita del ex Griffindor en donde compraron unos bollos rellenos de chocolate para después tomar otro taxi que finalmente los llevaría al “Caldero Chorreante”.

 

            Pero como había dicho Harry, había mucha gente y el tráfico se intensificó quedando varados a medio camino; después de quince minutos, Draco terminó por recargar su cabeza en el hombro de Harry durmiéndose casi enseguida; Harry entonces sonrió y tomándolo de la mano se desapareció sin que el taxista se diera cuenta debido a los audífonos que traía puestos.

 

            Cuando aparecieron en un callejón junto al “Caldero Chorreante”, Harry sostuvo a un aturdido Draco para evitar que cayera.

 

            -¿Por qué no hicimos esto desde un principio? –mascullo Draco tallándose los ojos.

 

            -Es que te veías  muy cómodo durmiendo.

 

            -Hagamos lo mismo para ir a casa, me muero por una ducha –replico Draco sintiéndose sumamente incomodo por la humedad de sus piernas.

 

            -De acuerdo, solo por esta vez te complaceré –dijo  dirigiéndose a la taberna de los magos.

 

            Cuando aparecieron en medio de la sala, Draco se sintió incomodo sin saber exactamente que decir ni que hacer viendo como Harry acomodaba los bollos en una panera.

 

            -Voy a ducharme –dijo al fin huyendo a la habitación.

 

            -De acuerdo, mientras veré que hizo Tombo para cenar.

 

            Después de casi una hora y viendo que Draco nada mas no bajaba, Harry subió a la habitación encontrándolo profundamente dormido; lo vio tan perdido en el sueño que decidió no despertarlo y bajar a cenar él solo; después subió, se puso su pijama y también se acostó a dormir.

 

 

 

 

 

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Notas finales:

besitos!!!!!!!!!!!!


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