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Error mágico por lizergchan

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Notas del capitulo:

Aqui les traigo la continuacion

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: RusiaxMexico, FranxUk, PruxAus, EspxRoma, UkxFran, y HarryxDraco insinuación de AmexMex y SnapexUk

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, humor, Lemon, fantasía y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Beta: Usarechan.

 

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Error mágico

 

 

Capítulo 11- El heredero parte II

 

 

 

Rusia entró a la habitación que compartía con Suecia y México. En el lugar sólo estaba Berwald quien estaba sentado en su cama, leyendo algunos papeles que seguramente le había enviado su jefe vía lechuza; José no se encontraba. Últimamente, el moreno se la pasaba mucho tiempo con el profesor Snape o con “ese” rubio, Iván no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que los veía juntos. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que se quedó parado tras la puerta que, en ese momento se abrió con fuerza, haciendo que por poco se fuera de bruces.

 

 

—¡Iván! —el culpable dejó caer los libros que traía para auxiliar a su compañero —, lo siento, ya te metí un madrazo, pero fue sin querer, ¿estás bien?

—Da —respondió un poco adolorido. México podría llegar a ser un gran peligro si se daba cuenta de su tremenda fuerza —, ¿Dónde estabas?

—En la biblioteca —respondió recogiendo los libros que había dejado caer con ayuda del ruso.

 

Berwald dejó los documentos sobre su cama y salió de la habitación dando una excusa, pues sabía que ambos tenían muchas cosas que arreglar y como cualquier pareja, necesitaban algo de privacidad. Rusia le quitó los libros a México, los dejó en el escritorio del moreno y obligó a José a sentarse en la cama.

 

Desde el cumpleaños de muerte, Itzamma había estado actuando raro… no, fue después, en su celebración del día de muertos, cuando “ese” rubio comenzó a llevarse bien con ellos.

 

 

José llevaba una caja grande que contenía calaveritas de dulce, frutas, papel picado de color naranja y morado y pan de muerto*. Rusia lo estaba ayudando con otras cajas que transportaron a la mazmorra donde había sido la fiesta de Nick casi Decapitado.

 

Gracias por echarme la mano dijo José cuando llegaron a destino. Rusia sonrió, lo atrapó de la cintura y lo beso en los labios. Después del besó, México apoyó su cabeza en el amplio pecho de Iván; le encantaba ese olor que lo caracterizaba, vodka, invierno y girasoles, todo combinado.

México estaba a punto de ser uno con Rusia cuando nos interrumpieron, da le recordó y volvió a besarlo, esta vez con mayor pasión,

No podemos hacerlo en frente de ellos dijo sonrojado y cohibido (lo que era extraño en él), esto ocasionó que Rusia se excitara mas.

Estoy seguro que no les molestara ver, da José hizo un puchero que no tardó en cambiar a un gesto de placer, cuando Iván bajó hasta su cuello, lamiéndolo y dando pequeños mordiscos.

 

Con cierta dificultad, México logró separarse del más alto; no quería pensar lo que podría pasar si su abuela, el Imperio Olmeca o su padre, el Imperio Azteca los descubrían haciendo “eso” frente a su altar, ¡por todos los dioses!, seguramente, serían capaces de sacarle el corazón a Rusia o algo peor.

 

Te prometo que dejare que me hagas TODO lo que quieras, pero no aquí, ¿va? Rusia asintió, aunque no muy complacido.

¿Los invitarás? preguntó Rusia refiriéndose al resto del Bad cuarteto, él negó con la cabeza.

Quiero estar na’mas contigo.

 

Terminaron de hacer los preparativos, el altar abarcaba poco más de media mazmorra.

 

En el suelo, José había creado una alfombra de  flores de cempasúchil, un enorme arco estaba ubicado en la cúspide del altar, por donde entrarían los difuntos, siete tiras de papel picado, naranja y morado. Las velas y sirios formaban cruces de diferentes tamaños, bebidas alcohólicas que iban desde tequilas, cervezas hasta pulques de diferentes sabores. También, había calaveras de papel maché de tamaño natural, vestidos como mariachis o luciendo elegantes trajes coloniales o de la época de sus ancestros.

 

Había comida de diferentes etapas de la historia de México, desde Mesoamérica, hasta la actual, grandes garrafas de agua estaban acomodadas en diferentes partes; las fotografías o pinturas de los difuntos estaban junto a objetos de su pasado o que simulaban serlo.

 

¿Qué es todo esto? en la entrada de la mazmorra estaba Draco Malfoy mirando a la pareja con el ceño fruncido.

Se llama altar le respondió José con una sonrisa , es una tradición en mi país, que en los dos primeros días de noviembre se ponga una ofrenda para los familiares que ya fallecieron y que vienen a visitar a los vivos desde el Mictlán*.

Que tonterías dijo Draco, aunque era obvia su curiosidad. Rusia lo miraba con enojo soltando algunos “kolkolkol” . Le diré al profesor Snape sobre esto…

Para tu tren “güerito”. Yo le pedí permiso al “Direc” pa’ser esto explicó mostrando la hoja de autorización firmada por Dumbledore —. Puedes quedarte, si quieres sentenció.

 

México le dio la espalda a Draco para ir a sentarse frente al arco, como un niño que espera la llegada de Santa Claus.

 

¿Crees que vengan? le preguntó Iván a José, el aludido se encogió de hombros.

Es la primera vez que lo hago  fuera de mi casa suspiró ... gracias a las pendejadas de Arturo… José abrazó sus piernas y ocultó la cabeza entre ellas . No sé si la “niña”, los vaya a traer…

 

Draco caminaba por la mazmorra, admirando el elaborado altar; se detuvo frente a los retratos, los que más le llamaron la atención fueron los de los hombres y las mujeres con elaborados tocados y extrañas vestimentas que no parecían ser de muggles.

 

Es la tata Ixchel y ella es la tía Itzai dijo México señalando los cuadros del Imperio Olmeca y Maya, respectivamente . Él es mi papá, Tlatecuhtl señaló al Imperio Azteca.

 

México le mostró los demás retratos de las representaciones que alguna vez vivieron en lo que actualmente era Latinoamérica. Con las horas, Draco se fue sintiendo mas en confianza y sin darse cuenta, se hizo amigo de ambas naciones.

 

 

—¿México quiere contarle algo a Rusia? —José asintió con la cabeza. Le dijo que sus “padres” le habían prohibido estar cerca de él o si quiera hablarle, de hacerlo, le dirían a Brasil y Argentina que era el responsable de la broma que les hicieron en navidad.

—Pero Marcelo y Luciano saben que fue Carlos y Jorge —dijo encogiéndose de hombros. Iván bajo la mirada, afligido.

—Entonces… ¿México lo hace porque ya no quiere estar con Rusia? —le preguntó, su voz sonaba tan desolada que al moreno se le encogió el corazón, sin darse cuenta lo había lastimado. Se acercó al ruso y lo besó en los labios.

—México ama a Rusia, da —José sonrió mientras recargaba su cabeza en las piernas del más alto —, pero quiero darle una lección a Antonio y Lovino para que no anden de metiches —lo miró a los ojos y le acarició la mejilla —. Una de las cosas que más atesoro es haberte conocido.

 

Iván sonrió. En un rápido movimiento, atrapo a México entre el colchón y su cuerpo; lo besó con tanta pasión que le quitó el aliento.

 

—México dijo que Rusia podía hacerle lo que quisiera, da —el moreno sonrió asintiendo con la cabeza.

—Da, pero Rusia debe cerrar la puerta o alguien podría interrumpirnos como la vez pasada.

 

México se rió con ganas cuando Iván comenzó a decir “kolkol”; le parecía tan tierno con esa aura oscura alrededor y esa mirada asesina que le enloquecía hasta el punto de la excitación.

Rusia cerró la puerta con llave y la sello con magia e incluso colocó un pesado mueble para evitar cualquier complicación.

 

Se besaron como si quisieran devorarse. Rusia chupaba la lengua del moreno mientras la túnica era lanzada lejos. Manos impacientes buscaban a tientas la virilidad del contrario, tocándose con salvaje desenfreno.

 

—Rusia —el aludido atrapó las muñecas de José forzando sus brazos por encima de su cabeza, usando la corbata del uniforme para atarle las manos. México sonrió, no hacía falta ir despacio o ser suaves, ¿para qué?, lo que a él más le encantaba de Rusia era precisamente su lado sádico.

—¿México está cómodo? —le preguntó con una sonrisa retorcida. Su profunda voz susurrando en su oído lo hizo gemir.

Los largos dedos de Iván empezaron lentamente a desabotonar su camisa.

 

—México es hermoso, da —murmuró deslizando sus manos desde sus muslos hasta las axilas, rasguñando un poco la piel morena. José sintió un agradable escalofrió que lo hizo gemir arqueando su espalda.

 

El resto del uniforme fue retirado con vehemencia. El palpitante y necesitado miembro de José apuntaba con deseo el blanco vientre de Rusia, rogando por atención. México gritó cuando las grandes  manos de su amante atrapaban sus piernas para separarlas. Luego, ágilmente deslizó una almohada de plumas debajo de las caderas de José, levantándolo.

 

—Iván, ahhh —sus rodillas extendidas en invitación, gimió. Su miembro erecto tembló. Aquella posición lo dejaba completamente expuesto a la vista del ruso, desde su rigidez hasta el botón de su ano que se acomodaba entre dos firmes montones de carne.

—México será uno con Rusia, da —jadeó cuando Iván rozó la abertura de su humedad con uno de sus dedos y luego lo hundió en la entrada, hacia el fondo. Un grito sofocado escapó de la boca de José al sentir la brusca intromisión.

 

Rusia envolvió sus labios alrededor del palpitante pene de José, chupándolo rítmicamente la sensitiva punta; después, bajó hasta la pequeña abertura humedeciéndola antes de penetrarla con su lengua. Al mismo tiempo, su dedo hacia círculos alrededor del ano, acariciando las  paredes internas, audazmente alcanzando más profundo.  El placer se desplazaba estrepitosamente dentro de todos los costados de México, causándole mareo.

 

—¡Ahh! —jadeó. Rusia sacó su dedo, alejándose un poco del moreno quien soltó un gruñido en protesta.

 

Iván se posiciono entre las piernas de José y lo penetró de una sola y firme estocada; la espalda del moreno se arqueó y sus piernas aprisionaron alrededor de la ancha cintura del más grande. El dolor y el placer se unían llenándolos de éxtasis.

 

Rusia envestía adentro y afuera. El estrecho deslizamiento era insoportable y maravilloso al mismo tiempo. Cada movimiento estaba acompañado por sonidos eróticos.

 

—¡Ahhh!, ¡más, más!, ¡rómpeme! ¡No tengas piedad! —pero no lo hizo, al contrario, salió de su interior, pero sólo para cambiar posiciones.

 

 

Rusia lo tomó de las caderas y puso a México de lado, mientras levantaba su pierna derecha y lo penetraba nuevamente. Lo embestía con tanta violencia, que un hilillo de sangre salió de la entrada de José. Iván lo abrazaba, casi asfixiándolo, temiendo que se alejara. Después, Rusia hizo que José cabalgara sobre él, penetrándolo de tal forma que el moreno podría sentir que se le abrían las entrañas en lo más profundo, pero lejos de sentir dolor o humillación, sentía un enorme placer que no había experimentado jamás.

 

Por fin, ambos alcanzaron el orgasmo en medio de gemidos y gritos de arrebatador placer. Iván salió del interior de su amante, comprobando lo que había hecho.

 

 

—Te hice daño —José sonrió ante el gesto de preocupación que el ruso le ponía; se veía como un dulce y tierno niño… su niño.

—Estoy bien —pero Rusia se sentía culpable y temía que México se alejara de él, pero José lo amaba y se lo hizo saber, con un beso.

—México ama a Rusia y jamás lo dejará solo.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Al siguiente día, México actuaba extraño nuevamente, ignorando a la mayoría de los países, con excepción de Mathew y de Iván (aunque éste último sólo en privado).

Desde la mesa de los profesores, Arthur observaba a José entre preocupado y asustado, mientras éste leía un grueso libro de pasta negra.

 

—¿Qué estará tramando? —dijo sin darse cuenta.

—¿Le sucede algo, profesor Kirkland? —habló Snape. Arthur negó con la cabeza. Últimamente él y el sombrío profesor habían entablado cierta amistad (si se podría llamar así).

 

Snape fijó su atención al moreno que en esos momentos ignoraba olímpicamente todo lo que estaba a su alrededor. Admitió que le agradaba la nueva actitud de José; era refrescante ver como una mala hierba se convertía en un estudiante modelo, Inglaterra lo miró como si le hubiese crecido otra cabeza.

 

Que México se comportara de esa manera no podía significar nada bueno.

 

 

En la mesa de Slytherin, Francia estaba mordiendo y estirando una servilleta, muerto de celos. Desde hacía unos días, Arthur y Snape habían estado hablando en el desayuno, incluso se les vio juntos en algunas otras ocasiones.

 

—Esto no puede quedar así —se dijo Francis, hablaría seriamente con Inglaterra sobre el asunto.

 

 

 

Gryffindor y Hufflepuff tendrían clase de encantamientos. Romano se había retrasado para la clase pues la profesora Sinistra lo reprendió por su mal comportamiento. A lo lejos, divisó la figura de España, interiormente se alegró de verlo, pero cuando estuvo más cerca se dio cuenta que Antonio besaba a una estudiante.

 

Las lágrimas salieron de sus ojos sin que se diera cuenta, apretó los puños y fue a encararlo, pero la pareja ya se había ido. Aceleró el paso para ir a la clase donde sabía, estaba el español.

 

Cuando llegó, se encontró a la razón de su enojo en la puerta, junto con el resto de los países de Gryffindor y Hufflepuff; el profesor Flitwick aún no llegaba.

 

—¡Lovi!, ¿Por qué tardaste tanto, tomatito?

—¡Tú!, ¡maldito bastardo! —le gritó y le dio un cabezazo.

—Ve~ fratello, ¿Por qué golpeas a Antonio-niichan? —preguntó Italia, preocupado, pero Romano no prestaba atención a nada, estaba cegado por el dolor y los celos; golpeaba a Antonio en el pecho.

—¿Qué sucede? —era José, traía algunos libros que el profesor Snape le había pedido ir a buscar.

—No lo sabemos —respondió Hungría preocupada —. José, trata de detenerlos.

—¡Esto es un trabajo para el héroe! —chilló Alfred pero fue ignorado olímpicamente por la pareja.

 

México decidió ignorarlos e iba a seguir su camino, pero España lo atrapó del brazo, ahora la pelea también lo incluía a él.

 

—Lovi, ¡No me grites frente a nuestro hijo! —chilló Antonio ocasionando que todas las miradas se centraran en José.

—¿Acaso dijo que José era su hijo? —preguntó Hermione a Hungría y Dinamarca. Elizabeta fue la que le “explicó” que, cuando eran niños a Antonio le daba por querer jugar a la “casita” obligando a Lovino a ser la mamá y a José el hijo, algo que, por lo visto, aún perduraba.

—¡Suficiente! —gritó José separándose bruscamente de Antonio. Miró a España y por un momento sus ojos se volvieron rojos, lo que hizo al europeo recordar a la “madre” de México —. Espero que esto les sirva de lección para que en el futuro no vuelvan a meterse en mi vida. —la pareja abrió los ojos de par en par, ¡¿México había sido el responsable?!

 

Ninguno de ellos pudo evitar sentir un escalofrió; realmente, José podía llegar a ser muy peligroso cuando se lo proponía.

 

 

En el descanso; Francis buscó a Arthur y lo llevó a un aula vacía.

 

—¡¿Qué te pasa, frog?! —le gritó el furioso inglés.

 

Afuera, Hungría, Dinamarca y Harry aguardaban el momento justo para entrar.

 

—¿Creen que esto funcionará? —preguntó Harry un poco preocupado.

—Claro que sí, esos dos llevan peleándose toda la vida —respondió Dinamarca, estaba algo nervioso, pero no por que estuviese preocupado de que el plan fallara, mas bien, por la húngara que tenía cara de pervertida, incluso babeaba y murmuraba cosas inentendibles.

 

Francia le reprochaba el hecho de pasar tanto tiempo con el profesor de pociones.

—¿Eres idiota? ¡Si quiero hablar con él, lo haré! —le gritó molesto, ¿Cómo se atrevía a meterse en su vida? —, ¡¿Qué demonios te pasa?!

—¡Estoy celoso! —esto sí que lo tomó por sorpresa, lo que fue aprovechado por Francis para lanzarse contra él y besarlo con pasión.

 

Hungría entró haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, se acercó a la pareja.

 

—A-Arthur-r —lo llamó —, e-el pro-profesor L-Loc-k-kart, m-me pi-pidió q-que…  fi-firmaras… —Inglaterra se separó de Francia sólo lo suficiente para tomar la pluma que Elizabeta le ofrecía y firmar el documento sin siquiera leerlo.

 

Los besos se volvían cada vez más apasionados; Hungría ya no pudo mas, sacó una cámara –de sólo Dios sabe donde –, y comenzó a tomar fotos, hasta que Mikke entró por ella para darles privacidad a esos dos.

 

—¡Lo conseguimos! —dijo Dinamarca arrastrando a Hungría a quien le salía un hilillo de sangre de la nariz y saliva de la comisura de la boca, Harry ni se molestó en preguntar, mucho menos cuando extraños sonidos salieron del aula donde estaba Francia con Inglaterra.

 

Fueron a la biblioteca donde Hermione y Ron los esperaban.

 

La señora Pince, la bibliotecaria, era una mujer delgada e irascible que parecía un buitre mal alimentado.

 

—¿Moste Potente Potions?—repitió recelosa, tomó la nota de manos de Dinamarca.

 

La señora Pince levantó el papel a la luz, como dispuesta a detectar una posible falsificación, pero la nota pasó la prueba. Caminó orgullosamente por entre las elevadas estanterías y regresó unos minutos después llevando con ella un libro grande de aspecto mohoso. Hermione se lo metió en la bolsa con mucho cuidado, e intentó no caminar demasiado rápido ni parecer demasiado culpable.

Cinco minutos después, se encontraban de nuevo refugiados en los aseos fuera de servicio de Myrtle la Llorona con los países restantes de Gryffindor. Hermione había rechazado las objeciones de Ron y Alfred argumentando que aquél sería el último lugar en el que entraría nadie en su sano juicio, así que allí tenían garantizada la intimidad. Myrtle lloraba estruendosamente en su retrete, pero ellos no le prestaban atención (incluso Alfred lo hacía, gracias a su Ipod), y ella a ellos tampoco.

Hermione abrió con cuidado el Moste Potente Potions, y todos se encorvaron sobre las páginas llenas de manchas de humedad. De un vistazo quedó patente por qué pertenecía a la Sección Prohibida. Algunas de las pociones tenían efectos demasiado horribles incluso para imaginarlos, y había ilustraciones monstruosas, como la de un hombre que parecía vuelto de dentro hacia fuera y una bruja con varios pares de brazos que le salían de la cabeza, a muchos países, les recordaba, en cierto modo, la época oscura (especialmente a España y China).

 

—¡Aquí está! —dijo Hermione emocionada, al dar con la página que llevaba por título La poción multijugos. Estaba decorada con dibujos de personas que iban transformándose en otras distintas. Imploraron internamente que la apariencia de dolor intenso que había en los rostros de aquellas personas fuera fruto de la imaginación del artista.

 

—Ésta es la poción más complicada que he visto nunca —dijo Hermione, al mirar la receta—. Crisopos, sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia —murmuró, pasando el dedo por la lista de los ingredientes—. Bueno, no son difíciles de encontrar, están en el armario de los estudiantes, podemos conseguirlos. ¡Vaya, polvo de cuerno de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo..., piel en tiras de serpiente arbórea africana..., eso también será complicado... y por supuesto, algo de aquel en quien queramos convertirnos.

—Perdona —dijo Ron bruscamente—. ¿Qué quieres decir con algo de aquel en quien queramos convertirnos? Yo no me voy a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.

 

Hermione continuó como si no lo hubiera oído.

 

—De momento, todavía no tenemos que preocuparnos porque esos ingredientes los echaremos al final.

Sin saber qué decir, Ron se volvió a Harry, que tenía otra preocupación.

—¿No te das cuenta de cuántas cosas vamos a tener que robar, Hermione? Piel de serpiente arbórea africana en tiras, desde luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar los armarios privados de Snape? No sé si es buena idea...

Hermione cerró el libro con un ruido seco.

—Bueno, si van a acobardase, pues bien —dijo. Tenía las mejillas coloradas y los ojos más brillantes de lo normal—. Yo no quiero saltarme las normas, ya lo saben, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción. Pero si no tienen interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente.

—No creí que fuera a verte nunca intentando persuadirnos de que incumplamos las normas —dijo Ron—. Está bien, lo haremos, pero nada de uñas de los pies, ¿bien?

—¿Entonces? —habló Hungría —, ¿Cómo conseguiremos los demás ingredientes?

—Lo de la serpiente yo puedo conseguirlo, aru —dijo Yao, sólo haría falta mandar una lechuza a su casa para que le enviaran la cantidad que quisiera.

—Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo? —preguntó Dinamarca, cuando Hermione, satisfecha, volvió a abrir el libro.

—Bueno, como hay que recoger la Descurainia sophia con luna llena, y los crisopos han de tomarse durante veintiún días..., yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos los ingredientes.

—¿Un mes? —dijo Ron—. ¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de muggles! —Hermione volvió a entornar los ojos amenazadoramente, y él añadió sin vacilar—: Pero es el mejor plan que tenemos, así que adelante a toda máquina.

Sin embargo, mientras Hermione comprobaba que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Hungría susurró a España:

—Sería mucho más sencillo que hablaras con el Bad cuarteto para que ellos averiguarán.

 

 

 

La última clase del día para Gryffindor sería de pociones con los Slytherin. El profesor los había puesto en parejas: Iván-José, Alfred-Yao, Mikke-Hermione, Antonio-Elizabeta, Ludwig-Kiku, Gilbert-Francis, Ron-Harry, Natasha-Sadiq y Berwald-Vash.

 

—¿No te molesta que mon petit esté con Rusia? —le preguntó Francis a Antonio. El rubio se encontraba atrás del ibérico.

—Kesese, parece que el ruso se lleva MUY bien con él —agregó Gilbert. España iba a contestar, pero la penetrante mirada de su “hijo” y de su “yerno” lo hizo desistir.

—Jo-José ya es un adulto… y-y debe aprender de sus errores… je… je…

 

Snape golpeó la mesa de Hungría y España ocasionando que ambos dieran un respingo.

 

—Ponga atención, señor Fernández. Diez puntos menos para Gryffindor —dijo el profesor y después miró a Prusia y Francia —. Señor Bonnefoy, señor Beilschmidt, pongan atención.

 

Comenzaron a hacer sus pociones, de pronto, se escuchó una gran explosión y el grito de Francis; por alguna extraña razón, su cabello se había vuelto de todos los  colores.

 

 

—¡Mi hermoso cabello! —gritó el francés corriendo por toda el aula mientras los alumnos se reían de él.

—Silencio —los amonestó Snape —. Señor Bonnefoy, tranquilícese —pero Francia estaba demasiado alterado como para hacerle caso. Finalmente, Snape, arregló el problema, pero como castigo, Francis debía limpiar la mazmorra donde se impartía pociones.

 

Cuando la clase terminó, todos los alumnos se retiraron para ir a descansar o hacer sus deberes.

 

—Adelántate —le dijo México a Rusia. Iván lo miró durativo, pero José le dio un rápido beso y le sonrió —. Sólo será un momento… y te prometo que el sábado usare un traje de panda —la forma en la que Itzamma lo dijo ocasiono en el euroasiático, una gran excitación.

 

Rusia tomó sus cosas y se fue imaginando como se vería México usando orejitas de panda, sólo con la ropa interior y con una graciosa colita.

 

Snape había salido un momento, pidiéndole a José que vigilara que su compañero cumpliera el castigo. México se acercó a Francia, tenía una sonrisa inocente en los labios.

 

—¿Mexique?

—Dime Francis… —dijo con tanta ternura que el aludido se sonrojó —¿Ya te arrepentiste de haberme ahorcado? —Francia abrió y cerró la boca pero no dijo nada.

 

Tembló ligeramente cuando los ojos de México se volvieron rojos por un instante. Asintió con la cabeza frenéticamente.

 

—Bien, así pensarás a quien ahorcas —dijo sonriendo como un niño inocente —. La próxima vez, me encargaré de que no vuelvas a tener vida sexual de ningún tipo.

 

En ese momento, llegó Snape y José se despidió dejando con tranquilidad el aula.

 

Definitivamente no era bueno hacer enojar al latino.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

Pan de muerto: es un tipo especial de pan que se prepara en México. No es un pan de consumo cotidiano (aunque se prepara desde julio), puesto que está asociado íntimamente a la celebración de la festividad conocida como Día de Muertos, festividad que puede durar desde un día hasta una semana, dependiendo de la región mexicana en cuestión. La difusión del pan de muerto está especialmente concentrada en el centro y sur de la República Mexicana, donde el Día de Muertos es celebrado con mayor intensidad.

Mictlán: Mictlan o Mitlán (del náhuatl mic- 'muerte' y -tlan 'lugar de'), en la mitología mexica era el nivel inferior de la tierra de los muertos, y se encontraba muy al norte. Los guerreros que morían en el campo de batalla y las mujeres que morían en el parto no iban al Mictlan después de la muerte, estos iban al Ilhuicatl Tonatiuh (Camino del Sol); los "muertos por agua" (ahogados, tocados por un rayo o de hidropesía) iban al Tlalocan y los pequeños muertos antes de nacer regresaban al Chichihuacauhco (Lugar del árbol amamantador).

Para llegar al descanso eterno, se tenía que hacer un duro viaje desde la Tierra al Mictlán, pero les ayuda el guardián del más allá Xólotl (Perro gigante). El Mictlan estaba formado de 9 lugares, 8 tenían retos para los muertos y en el 9 -el más profundo- podían alcanzar el descanso eterno.

Las nueve dimensiones del Mictlan eran:

Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río caudaloso, la única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no se había tratado bien a algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por la eternidad.

Tepectli Monamictlan: Lugar donde los cerros chocan entre sí.

Iztepetl: Cerro de navajas; este lugar se encontraba erizado de pedernales.

Izteecayan: Lugar en el que sopla el viento de navajas; este era un sitio con una sierra compuesta de ocho colinas y nevaba copiosamente.

Paniecatacoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que recorrer.

Timiminaloayan: El lugar donde flechan; aquí se decía era un sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas hasta acribillar a los pasantes.

Teocoyocualloa: Lugar donde las fieras se alimentan de los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco donde era ferozmente perseguida por un caimán.

Izmictlan Apochcalolca: El camino de niebla que enceguece; en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar al sitio donde le esperaba su descanso mortal.

Chicunamictlan: Aquí las almas encontraban el descanso anhelado. Era el más profundo de los lugares de los señores de la muerte.

Después de pasar todos estos obstáculos, se llega a la liberación de su tetonalli (alma). El viaje póstumo dura cuatro años.

 

El rey de Mictlan era Mictlantecuhtli, y la reina era Mictecacíhuatl. Entre los demás dioses de Mictlan se encuentran Acolmiztli, Chalmecacíhualt, Chalmécatl y Acolnahuácatl.

 


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