5. Case 3: Frozen Heart
- oye Yugi- habló el egipcio una vez que Ryou se perdió de vista- ¿quién es tu amigo?...
- ¿qué cosa?- dijo confundido el tricolor
- el chico de cabello blanco, ¿quién es? ¿Es alumno de intercambio o algo así?
- ¿cómo que quién es? Es Ryou, nuestro amigo
- ¿nuestro? Pero ni siquiera lo conozco
- ¿estás intentando jugarme una broma?- dijo Yugi entre nervioso y enfadado- no es gracioso- ambos escucharon la siniestra risa de Atemu provenir desde el rompecabezas.
- creo que deberíamos entrar ya- profirió el moreno dirigiéndose a la escuela, Yugi no tardó en seguirlo. En cuanto entraron al salón, tomaron su lugar y comenzaron a charlar, dejando el tema de Ryou de lado hasta que éste entró al salón.
- oye Malik, ¿me prestas tu cuaderno de matemáticas? - el moreno sólo negó con la cabeza- por favor ^^ sólo quiero darle un vistazo a la tarea, prometo no copiarte- estiró su brazo para tomar el cuaderno de la banca de Malik pero éste se lo arrebató- ¿Malik...?
- ¡no vuelvas a tomar mis cosas sin mi permiso!- objetó el egipcio alzando la voz
- pe... pero...- las castañas y bellas orbes del peliblanco se humedecieron, era la primera vez que Malik le hablaba así. Bajó su acuosa mirada, tímido e inocente; le causaría pena a cualquiera que lo viese, pero en el moreno parecía no surtir efecto alguno
- acompáñame- intervino Yugi con cierta molestia, arrastrando al egipcio fuera del salón- ¿por qué le gritaste así a Ryou?- dijo el tricolor una vez que estuvieron a solas
- ¬¬ porque tomó mi libreta- respondió sin remordimiento alguno
- ¿sólo por eso? Ryou es tu amigo, no puedes tratarlo así por algo tan absurdo como una libreta
- ¿por qué insistes en eso? Alguien que acabo de conocer no puede ser mi amigo
- ¿estás enfadado con él por qué te rechazó?
- ¿qué? ¡Eso es una estupidez! Nunca lo había visto. Además, nunca me fijaría en alguien como él (N/A ¬¬)
- ¡estás enamorado de Ryou!
- ¡no es así!- Malik regresó al salón, cerrándole la puerta en la cara a Yugi. Al darse la vuelta, el peque pudo ver claramente el cetro del milenio en la parte trasera del pantalón de Malik, ¿por qué andaba cargando eso? Su instinto le dijo que los yamis habían tenido que ver en lo que le sucedía a Malik, así que fue a obtener respuestas.
Se dirigió a los baños de varones y, una vez que se aseguró de que no había nadie más adentro, cerró la puerta y las ventanas y apagó la luz.
- ¡Atemu!- llamó a su alter ego, quien se materializó en una esquina del cuarto y se recargó en la pared- ¿qué le sucede a Malik? ¿Por qué actúa como si no conociera a Ryou?
- oh, creo que Marik ya hizo de las suyas- se mofó con una sonrisa
- ¿qué? ¿Qué le hizo ese tipo?
- no hizo nada malo, sólo quería comer
- ¿comer?
- si pensabas seguirle el juego a ese idiota, por lo menos debiste leer el libro- se evaporó en las sombras y reapareció al lado de su hikari- esto sucedió por el hechizo que tú y tus amigos hicieron... te había dicho antes, que los objetos del ritual determinaban nuestra existencia. Nosotros necesitamos de cierta parte de ustedes para subsistir; y lo que necesitamos depende de lo que usaron en el ritual... pongamos el ejemplo de tu amigo Ryou, él usó una piedrecilla proveniente de las nevadas montañas, lo que convirtió a Bakura en un ente de nieve; por lo que es débil ante la luz del sol, pero irónicamente, necesita del calor corporal de Ryou, ya que si no se alimenta de él terminará por congelarse a sí mismo...
- aún no entiendo, ¿qué le hizo Marik a Malik?
- sencillo. Marik nació de un reloj de arena; convirtiéndose en un ser de éste elemento, eso lo hace débil ante el agua. Ahora, te tengo una pregunta, mi hikari- acorraló a Yugi contra la puerta del baño- ¿para qué sirve un reloj de arena?
- para... medir el tiempo...- respondió sumiso
- ¡correcto! Pero para ser más precisos, mide el tiempo que ya ha transcurrido, es decir, el pasado... en este caso, recuerdos... eso es lo que pasó, Marik se alimentó de los recuerdos de Malik, los borró de su mente... ni siquiera él sabe qué parte de la memoria devorará hasta que ya la ha absorbido...
- entonces por eso...- se quedó pensativo un momento, eso explicaba el extraño comportamiento del egipcio, mas otra duda asaltó su atención- ¡espera! Si Bakura se alimenta del calor y Marik de memorias... ¿tú...?
- prevengo de una figurilla del dios de la muerte, después de todo- se inclinó un poco hasta llegar al oído del más pequeño- me alimento de tu vida...
- ¿mi... vida?
- así es- dijo acercándose un poco más, Yugi se sonrojó al instante- todo este tiempo he estado quitándote parte de lo que te queda de vida
- ¿cuánto... tiempo ha sido?- preguntó temeroso
- unos 7 años... eso quiere decir que si ibas a vivir 10 años más, ahora solamente te quedan 3 años de vida (N/A ¬¬ esto ya sonó a Death Note)
- ¡no! ¡No puedes hacerme esto!
- claro que puedo. Después de todo, tú y yo tenemos un trato- levantó el mentón de Yugi con una mano y unió sus labios con los de él; Yugi quedó petrificado, ahora que sabía qué le hacía cada vez que juntaban sus labios, no pudo evitar sentirse asustado. Su yami se separó y rió despacio- te engañé... fue sólo un beso... tienes suerte, aún no tengo hambre- su mirada carmesí se clavó en la amatista de Yugi, quien permanecía inmóvil. Atemu lo rodeó con sus brazos y comenzó a desvanecerse poco a poco, como si su cuerpo estuviese entrando al cuerpo de Yugi. El peque se dejó caer al suelo, comenzando a temblar...
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A la hora del almuerzo...
- ¿Yugi, sucede algo?- le preguntó Malik al ver al mencionado tan callado y pensativo- no has comido nada
- estoy bien- su voz sonaba débil y temerosa
- algo me dice que me estás mintiendo- tomó las manos de Yugi entre las suyas, las mejillas del tricolor se pintaron de aloque- dime qué pasa... ¿a caso ese tipo volvió a lastimarte?
- no... no es eso...
- no te preocupes Yugi, yo te protegeré- el peque se sonrojó aún más, aquello parecía un sueño- me desharé de ellos, no importa cómo
- pero... ¿y Ryou?
- ¿y él qué tiene que ver aquí?
- él hizo el ritual con nosotros, ¿recuerdas?
- claro que no
- ¡es cierto! Ryou es nuestro amigo, y te lo probaré- sacó su celular de su bolsillo y comenzó a buscar- ¡ah! Aquí está- le entregó el celular al moreno, quien miró sorprendido la imagen de la pantalla- ¿vez? Esta foto nos la tomamos hace un mes cuando fuimos al parque acuático- Malik no podía creer lo que veía, ¡los tres estaban en la fotografía!
- no... no puede ser...- dijo claramente asustado- ese día sólo fuimos nosotros dos, ¿qué hace él en esta fotografía?
- ya te lo dije, somos amigos. Nos conocemos desde primaria
- ¡mientes!- gritó exaltado- ¡yo lo conocí esta mañana!- dejó el celular sobre la banca y se dispuso a salir, mas al atravesar la puerta, se encontró con Ryou
- oye, Malik...- le llamó el albino- sobre lo de esta mañana, yo...
- ¡déjame en paz!- exclamó y huyó del lugar. Ryou, confundido, se acercó a Yugi
- ¿qué le pasa?- preguntó entristecido el peliblanco
- fueron ellos...- dijo antes de contarle todo al albino con lujo de detalle
- entonces... ¿no me recuerda?- comentó Ryou aún más triste al terminar de oír el relato de Yugi- ¡eso es horrible!
- lo sé- en las orbes de Ryou comenzaban a acumularse nuevas lágrimas- pero tranquilo, haré todo lo posible para que te recuerde
- pierdes tu tiempo- habló Atemu por telepatía desde el rompecabezas, por lo que sólo Yugi podía escucharlo- el pasado no se puede recuperar... pero no importa de todas formas, esta situación es muy provechosa para ti, ¿no, Yugi? Si Malik no recuerda a Ryou, tú podrías ganarte su corazón- el peque se ruborizó por un instante
- ¿Yugi?- profirió Ryou
- ¿eh?
- te quedaste callado, ¿qué pasó?
- no, nada. Sólo recuerda lo que te he dicho, ¿quieres? Al menos así tu yami no te podrá lastimar
- muy bien- enjuagó sus lágrimas y se sentó al lado de Yugi para comer juntos. Una vez terminado el receso, las clases siguieron su curso normal, Malik no regresó sino hasta una hora después....
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En cuanto las clases dieron por terminado, los estudiantes se dispersaron para ir a sus hogares o quizá a alguna otra parte. Malik salió junto con Yugi, hablando de su proyecto de sociología
- ¬¬ no sé por qué tuviste que incluirlo a él en el equipo- decía con cierta molestia el egipcio- no me agrada
- pero es nuevo, debemos ayudarle a adaptarse- respondió el tricolor; decidió que por el momento era mejor "seguirle la corriente" a Malik- ¿recuerdas cuando te mudaste aquí?
- ok, ok, ya entendí tu punto. Pero si retrasa el trabajo lo echaremos del equipo
- ^^U bien- Ryou pasó al lado suyo; quiso acercarse, mas al ver el rostro de enfado del moreno, prefirió despedirse de lejos y seguir su camino a casa.
En cuanto se alejó lo suficiente, Ryou dejó que la tristeza se manifestara en forma de cálidas lágrimas; le dolía tanto que Malik no lo recordara. Era su amigo, después de todo, la indiferencia con la que lo trataba ahora era demasiado para él.
- ¿lo extrañas?- habló Bakura desde el anillo milenario
- es mi amigo...- aceleró sus pasos- es normal que lo extrañe
Bakura se quedó en silencio. En cuanto llegó a su casa, Ryou cerró la puerta y corrió hacia su cuarto; quería desahogarse del todo en un lugar donde nadie lo viera; pero alguien lo interceptó cerca de la cocina.
- papá- exclamó sorprendido y algo asustado el menor
- ¿por qué tardaste tanto?- preguntó enfadado su padre, lo que hizo que Ryou se asustara más, el aliento de su padre apestaba a alcohol
- yo... estaba con unos amigos y...
- ¡te he dicho que regreses a casa temprano!
- lo siento
- tengo hambre, prepara la comida
- sí- ambos entraron a la cocina. El padre de Ryou se acomodó en una silla y destapó una botella de brandy, bebió un gran trago y la dejó en la mesa mientras veía a su hijo. Ryou se concentró en sus labores, intentando ignorar a su padre. En cuanto terminó, le sirvió la comida y se dispuso a irse
- ¿a dónde crees que vas?
- a mi cuarto... en la escuela me dejaron mucha tarea
- tú no vas a ningún lado, te quiero junto a mí- ordenó
- e... está bien...- Ryou se paró temeroso junto a su padre, sólo rogaba que se quedara dormido para poderse ir.
- no quise gritarte, pequeño- murmuró el mayor mientras comía- disculpa
- no importa papá
- ¿recuerdas cuando eras pequeño y te sentabas en mis piernas?
- s... sí...- inesperadamente, su padre lo haló del brazo y lo sentó en sus piernas. Soltó la cuchara con la que comía y puso su mano sobre la pierna de su hijo. Ryou comenzó a temblar, una vez que su padre comenzaba a tocarlo, no le quedaba otra más que aguantar hasta que su padre se durmiera para poder escaparse
- eres incluso más bello que tu madre, mi pequeño Ryou- pasó su mano por toda su pierna antes de ascender a su pecho, recorriéndolo con lascivia antes de levantar su camisa y pellizcar sin decoro alguno sus pezones
- n... no... papá...- el albino intentó quitarse la mano de su padre de encima, mas éste siguió tocando el pecho del menor para luego bajar su mano nuevamente, esta vez hacia su pierna- no...- intentó levantarse, pero su padre lo tenía firmemente sujeto. Sin embargo, Ryou logró zafarse del agarre, mas la fuerza que ejercía su padre sobre su brazo dejó a ambos en el suelo, el mayor arriba de su hijo.
- nos divertiremos mucho- musitó antes de darle una lamida al cuello de Ryou
- ¡no papá!- suplicaba el albino, su llanto ya era visible al igual que el sonrojo en sus mejillas. Ignorando sus peticiones, su padre lo sujetó firmemente por los brazos y volvió a inclinarse sobre su cuello, esta vez dando fuertes mordidas, dejando marcas en la nívea piel del menor.
Sujetó los brazos del más pequeño con una mano, mientras la otra le arrancaba la sortija y la lanzaba lejos. Levantó su camisa, dejando expuesto su pecho; y mientras Ryou gritaba y pataleaba que se detuviese, su padre lamía y succionaba sus pezoncitos con su boca mientras que su mano libre se paseaba por su cintura. Llegó hasta su pantalón y desabrochó el botón para luego bajar el cierre
- ¡no, detente!- Ryou gritó alterado, aquello estaba yendo demasiado lejos. Su padre no había pasado de acariciarlo antes de quedar inconsciente; mas ahora parecía que nada lo podía detener- ¡no más! ¡Papá!- el mayor comenzó a masajear su entrepierna lentamente- ¡pa... papá!
- descuida mi pequeño Ryou, la pasaremos bien- mordió levemente su oreja, haciendo chillar al peliblanco. La mano que estimulaba el miembro de Ryou de pronto bajó hasta su entrada, donde comenzó ejercer presión con dos de sus dedos. Ryou intentó cerras su piernas, mas su padre las separó nuevamente y se acomodó entre ellas, rozando su excitado sexo en la entrada del menor- te va gustar tanto como a mí- Ryou no hacía más que gritar y llorar desesperado.
Un frío intenso se sintió por toda la casa, obligando al padre de Ryou a detenerse. Miró hacia arriba, las paredes y el techo estaban cubiertos de escarcha blanca (N/A como en el refrigerador, jeje); de repente algo parecido a una esfera de hielo lo golpeó en el pecho; el pobre hombre salió disparado y chocó contra una de las paredes, quedando inconsciente al instante. Ryou, aún con los ojos empapados en lágrimas, se levantó del piso y miró a su padre; por su rostro corría un fino hilo de sangre, causado probablemente por una contusión en su cabeza.
- ¡papá!- el menor se limpió el rostro, se acomodó rápidamente las ropas lo mejor que pudo y corrió al lado de su padre. Lo abrazó por el cuello, dejando un beso en su mejilla antes de comenzar a atender el golpe en su cabeza
- ¿qué estás haciendo mocoso imbécil?- habló una voz tras él; al ver hacia atrás se encontró con el intimidante porte de su yami, quien le miraba furioso- ¡intentó abusar de ti! ¿Por qué lo ayudas?
- porque es mi padre, después de todo- murmuró aferrándose al pecho de su padre- es la única familia que me queda...- se levantó y fue por el botiquín de primeros auxilios, regresando poco después. Bakura lo miraba curar sus heridas, al terminar lo acomodó en el piso y cubrió con una manta
- no sé si eres demasiado bondadoso... o demasiado estúpido...- Bakura desapareció en una nube cristalina de hielo que cruzó los aires hasta llegar al anillo del milenio. El frío y la escarcha fue desapareciendo poco a poco hasta no dejar huella de su existencia; y una vez que terminó de curar a su padre, Ryou fue a su habitación.
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Al otro día, Ryou se levantó y, como todas las mañanas, se duchó, se vistió y se arregló para irse al colegio. Tomó su mochila y bajó a desayunar, encontrando a su padre sentado frente a la mesa bebiendo una taza de café.
- buenos días Ryou- la saludó su padre con una sonrisa
- buenos días papá- respondió alegre y se sirvió su desayuno para después sentarse junto a su padre.
- Ryou, lamento si te causé problemas ayer- se disculpaba
- descuida papá, en cuanto llegaste te quedaste dormido- mintió mientras se levantaba el cuello de la camisa para que su padre no viera las marcas que había en él- aunque te golpeaste la cabeza con la mesa
- gracias hijo, no sé qué haría sin ti- su voz comenzaba a entristecerse- en verdad... hago todo lo que puedo para no beber, pero... de pronto recuerdo a tu madre y...- ya no resistió más y comenzó a llorar. Ryou se levantó de su silla y fue a abrazarlo, siendo correspondido al instante
- no llores papá- le dio unas palmaditas en su espalda para consolarlo.
- Ryou... ¿y tu sortija?- preguntó el hombre ya más calmado
- ¿eh?- miró hacia su pecho, notando que su artículo no estaba; algo no andaba bien, el anillo del milenio solía aparecer colgado a su cuello cuando lo olvidaba, ¿por qué no estaba ahí?- lo olvidé... iré por él- se separó de su padre y corrió a su alcoba, encontrando su artículo sobre la mesa; mas algo era diferente, el brillo de la sortija se había ido, dejando en su lugar un opaco color característico del metal viejo y frío...
Continued...