6. Sensations
- Ryou... ¿y tu sortija?- preguntó el hombre ya más calmado
- ¿eh?- miró hacia su pecho, notando que su artículo no estaba; algo no andaba bien, el anillo del milenio solía aparecer colgado a su cuello cuando lo olvidaba, ¿por qué no estaba ahí?- lo olvidé... iré por él- se separó de su padre y corrió a su alcoba, encontrando su artículo sobre la mesa; mas algo era diferente, el brillo de la sortija se había ido, dejando en su lugar un opaco color característico del metal viejo y frío...- ¿qué... sucede?- un leve escalofrío lo recorrió al tomar el artículo entre sus manos
- ¡Ryou, apresúrate! ¡No quiero que te retrases!- le habló su padre desde la cocina
- ¡ya voy!- guardó la sortija en su mochila y corrió a la cocina a despedirse de su padre antes de emprender camino hacia la escuela.
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Una vez que llegó a su salón, el albino se sentó en su lugar, sacó la sortija y comenzó a frotar ésta con la manga de su suéter, intentando hacer brillar de nuevo el artículo milenario; pero no importaba cuánto se esforzase, la sortija seguía luciendo como una pieza barata de bisutería.
- ¿por qué luce así?- se preguntaba mientras seguía exasperadamente con su labor- [[ayer estaba bien, ¿por qué el cambio tan repentino? Es la verdadera sortija, lo sé... pero...]]
- oye Ryou- habló la voz de Yugi junto a él, logrando que el peliblanco le prestara atención- ¿qué pasa?
- Yugi...- algunas lágrimas se acumularon en sus ojos- la sortija...- le mostró al tricolor el estado en el que estaba el mencionado artículo, sorprendiendo mucho al peque- por más que trato no puedo regresarla a la normalidad, ¿qué tal si se queda así por siempre?
- descuida, Ryou. Te ayudaré a restaurar tu sortija
- ¿y cómo piensas hacerlo?
- bueno, la única razón por la que no has podido regresar tu artículo a la normalidad es porque lo que le pasa está lejos del alcance humano; así que le preguntaremos a algo "no humano" cómo regresar la sortija a como era antes
- ¿podemos hacer eso?- el peque asintió- ¡entonces hagámoslo!- dijo cambiando su rostro a uno más alegre. Yugi tomó el rompecabezas con ambas manos y se concentró en llamar a su yami
- ¡Yugi!- habló Malik, rompiendo su concentración- ¡Hola! ¿Qué están haciendo?
- pues...- Ryou escondió su sortija y desvió su mirada- Ryou y yo sólo conversábamos- en ese preciso instante, su profesor entró al aula y dio inicio a la clase. Malik corrió a ocupar su lugar- lo siento Ryou, será mejor en otro momento- el albino afirmó con la cabeza; Yugi fue a su asiento y sacó libreta y lápiz para tomar apunte...
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A la hora del almuerzo...
- Yugi, voy a la cafetería por pan de melón, ¿quieres que te traiga algo?- preguntó amable Malik al peque
- no, gracias. Aquí te espero
- ahora regreso- tomó su billetera de su mochila y la guardó en la bolsa de su pantalón antes de salir del aula.
- vamos Ryou- Yugi cogió de la mano a Ryou y lo forzó a salir del aula.
- Yugi, ¿a dónde vamos?- decía el albino mientras era arrastrado por los pasillos
- a cualquier parte a donde Malik no nos pueda seguir
- ¿por qué?
- porque él aún no sabe que tienes un artículo, además... se enfadará conmigo si ve lo que voy a hacer...
Apresuraron el paso hasta llegar al gimnasio, y de ahí fueron hasta la bodega donde se guardaban todos los materiales para la clase de educación física. Ryou encendió la luz, mas Yugi la apagó de nuevo y en su lugar abrió la pequeña ventana del cuarto para que entrase la suficiente luz como para que pudieran ver.
- Atemu- el tricolor llamó a su oscuridad mientras sostenía su artículo entre sus manos.
- ¿qué quieres ahora?- se escuchó su voz por todo el lugar antes de aparecer junto a su hikari- estaba descansando- decía mientras estiraba sus brazos
- es que...- habló Ryou algo temeroso. Los ojos de Atemu brillando en las sombras parecían dos gotas de sangre a punto de derramarse- mi sortija...- le mostró su artículo al yami de Yugi- no sé qué sucede con ella, ayer estaba bien, y ahora... y ahora Bakura ni siquiera me responde...
- oh, entiendo...- miró la sortija y luego a Yugi, su sonrisa artera apareció en su faz- bien, los ayudaré, pero...- se acercó al peque y lo abrazó- Yugi tendrá que pagarme- susurró al oído del menor
- ¿pa... garte?- repitió temeroso Yugi; antes hubiera aceptado sin chistar, pero ahora que sabía que lo que le quitaba Atemu era su vida, ya no estaba tan seguro
- ¿qué sucede? Creí que no le temías a la muerte- se acercó más a su rostro, casi a punto de rozar sus labios con los de Yugi. Ryou, quien lo veía todo, se sonrojó violentamente- ¿entonces, qué harás?- sonrió impaciente, haciendo que fuese Yugi quien se ruborizara esta vez- ¿sabes? Hoy estoy de buen humor, así que te daré la oportunidad de que me pagues con otra cosa que no sea tu vida...
- ¿hablas... hablas en serio?
- ¡claro! Te doy mi palabra. Discutiremos mis términos más tarde- se alejó de Yugi y caminó hasta el albino- ahora tú... dime por qué quieres ayudar a Bakura...
- ¿ayudar? ¿A caso está en problemas?- inquirió evidentemente preocupado
- sólo diré que si no te apresuras, puede desaparecer para siempre... pero eso estaría bien ¿no es así? Después de todo, eso es lo que tú y el resto de tus amigos quieren
- pe... pero... no puedo dejarlo morir
- ¿no me escuchaste? Dije "desaparecer", no "morir". Nosotros no podemos morir,... porque no estamos vivos...
- aún así... quiero ayudarlo. Si le sucede algo por mi culpa, no... no podría perdonármelo... ¡por favor! ¡Dime qué le sucede! ¿Cómo puedo ayudarle?
- bien, te lo diré solamente porque tuviste el suficiente valor para hablarme sin desmayarte del susto- dijo burlón mirando cómo el cuerpo entero del albino temblaba- pero primero, necesito que me respondas una última pregunta... ¿cuándo fue la última vez que Bakura comió?
- ¿comer?... ahora que lo pienso, nunca lo he visto comer
- Yugi, ¿se lo dijiste, no es así?
- Ryou...- terció Yugi- no se refiere a ese tipo de comida
- ¿eh?- de pronto, su conversación con el tricolor saltó a su mente- ¿entonces... hablas de... alimentarse de... mí?
- esa es la única forma en la que podemos alimentarnos- dijo Atemu- así que, sí, a eso me refería
- tampoco lo ha hecho
- eso lo resuelve todo. Bakura está hambriento, por así decirlo. Ya que nunca se ha alimentado de ti, estaba débil y al final, esa debilidad se hizo visible en su sortija, quizá por un uso excesivo de su poder
- ...- Ryou recordó el día anterior, ahora comprendía todo- eso quiere decir que realmente... fue mi culpa...- murmuró al borde de las lágrimas. La temperatura del cuarto bajó súbitamente y, por primera vez en ese día, Bakura apareció, aunque se veía más pálido de lo usual y por su cuerpo perlaban gotas de sudor.
- ¡vaya! Miren quién decidió aparecer- Atemu levantó su brazo y, con un solo dedo, tumbó al peliblanco al suelo
- ¡maldito!... ¿por qué se lo dijiste?- reclamó Bakura entrecortadamente, parecía tener dificultad para respirar
- no lo entiendo- murmuró para sí Yugi- [[dicen no estar vivos, pero...]]- pensó al ver a Bakura así; realmente parecía una persona ordinaria,... respiraba, sudaba... incluso tenían sentimientos, ¿esas no eran señales de vida a caso?
- no me mires así, hice un trato, y no puedo faltar a mi palabra- reclamaba el tricolor mirando arrogante a Bakura- además, sino se lo decía terminarías por desaparecer- cruzó los brazos y se paró frente a Bakura- era tan sencillo tomar lo que necesitabas de Ryou, y aún así no lo hiciste, ¿a caso lo estás protegiendo?- el peliblanco desvió la mirada en otra dirección- ¡ja! Esto es increíble, realmente lo estás protegiendo, que tierno eres- se burlaba Atemu a carcajadas
- ¡cállate! ¡Tú estás haciendo exactamente lo mismo!- las palabras del albino detuvieron las risas del tricolor- ¡Yugi tenía que haber sido el primero en morir!- Atemu enfureció de pronto y le soltó una fuerte patada al albino en estómago, arrojándolo a por lo menos metro y medio de él. El tricolor miró con desdén a Bakura una última vez antes de ser tragado por las sombras. En cuanto recuperó el aliento, el peliblanco se acomodó en el piso, sujetándose el estómago- ese maldito...
- ¿es... verdad?- profirió repentinamente Ryou- ¿realmente... me querías proteger? ¿Es por eso que nunca te alimentaste?
- ¡por supuesto que no! No lo he hecho porque seguramente morirías si lo hago, y no puedo permitir que mueras hasta que tu alma sea mía- fue lo último que dijo el albino antes de desvanecerse
- ¿qué harás Ryou? ¿Lo ayudarás?- Yugi se acercó al peliblanco una vez que sus oscuridades regresaron a los artículos
- [[él me ayudó... está preocupado por mí]]- Ryou enrojeció levemente- [[pero no quiero morir... y definitivamente no dejaré que lastime a papá]]- se quedó pensativo un momento, hasta que una idea le vino en mente- ¡eso es!
- ¿qué cosa?
- Yugi, tengo que ir a casa, ¡nos vemos!- salió corriendo de la bodega hacia el salón de clases para recoger sus cosas
- ¡pero Ryou... ¿qué le digo a los profesores?!- gritó mientras su amigo corría a toda prisa
- ¡inventa algo por mí!- Ryou se perdió de vista entre los jóvenes que estaban ahí, la hora del almuerzo había terminado y ya comenzaba la clase de educación física para alguno de los grupos de la escuela.
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- ¿en dónde te metiste?- le reclamaba Malik al tricolor una vez que éste último entró al salón- me dijeron que habías salido con ese Ryou, pero jamás los encontré y ahora sus cosas de él no están
- lo que pasa es...- meditó unos segundos- es que quería hablar de algo privado conmigo,... sobre un problema en su familia y... tuvo que regresar a su casa...
- ¿y está bien?
- sí, no es nada grave, aunque... me parece extraño que te preocupe tanto...
- bu... bueno...- dijo nervioso- es verdad que no lo conozco... pero... aún así... me preocupa, bueno... le preocuparía a cualquiera, ¿no?
- supongo que sí- sonrió mientras se sentaba en su banca
- Yugi, ¿puedes ir a mi casa en cuanto acaben las clases? Aún no comenzamos el trabajo de Sociología y falta poco para la fecha de entrega. También quería que Ryou ayudase pero supongo que podemos hacer una excepción... al menos hasta que las cosas mejoren con su familia...
- es buena idea ^^ entonces le llamaré a mi abuelo después para decirle que llegaré tarde, ¿me prestas el teléfono de tu casa?
- sabes que sí
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Al salir de la escuela, en casa de Malik...
- ¡Ishizu, estoy en casa! ¡Yugi vino conmigo!- anunció el moreno en cuanto entró a su hogar. Unos momentos después apareció su hermana con una encantadora sonrisa en el rostro
- hola Yugi, bienvenido- saludó amable Ishizu
- hola Ishizu- respondió de igual forma el tricolor
- ¿Ryou no vino con ustedes?- preguntó la egipcia mirando hacia todos lados
- no, tenía asuntos que atender- respondió de lo más tranquilo Malik
- ya veo. Entonces les prepararé algo para que coman antes de empezar su tarea- la chica se metió alegre a la cocina, le encantaba atender a las visitas, sobre todo cuando eran los amigos de su hermano menor
- eh... Malik...- profirió tímido el tricolor- le... ¿le dijiste algo a Ishizu sobre Ryou?- preguntó temeroso; si Ishizu se daba cuenta de que Malik no reconocía al albino, sería cuestión de tiempo antes de que se enterara de lo que habían hecho
- ayer estaba molesto, no recuerdo muy bien lo que le dije, pero supongo que le hablé de él porque es nuestro compañero de equipo. Sino no se lo hubiera dicho, no sabría su nombre, ¿no crees?
- sí, tienes razón- suspiró aliviado- llamaré a mi abuelo
Una vez que el peque hizo su llamada y que ambos comieron un poco, comenzaron a trabajar. Malik llevó al comedor una pila de libros y su computadora portátil para empezar el trabajo, y así, mientras Yugi buscaba la información en los libros, el egipcio iba copiándola a la computadora.
Algunas horas más tarde, Yugi y Malik decidieron descansar un poco de la tarea, después de todo, no era sencillo para sus mentes digerir toda la información que estaban recibiendo. El moreno fue por unos sándwiches y una limonada a la cocina mientras que Yugi simplemente se levantó de su asiento, se estiró un poco y comenzó a caminar de un lugar a otro, estar sentado tanto tiempo también era agotador. Se paró frente a una de las ventanas, mirando el cielo cargado de grisáceas nubes.
- creo que también lloverá hoy- comentó al escuchar los pasos de Malik entrar al comedor
- sí... eso parece...- respondió algo perturbado el egipcio, dejando la bandeja en la mesa- aquí están los sándwiches
- gracias- el tricolor regresó a su lado y empezaron a comer- ¿dónde está Ishizu?
- en la biblioteca, haciendo una investigación que papá le pidió...- hubo unos segundos de silencio- Yugi, ¿te... te quedarás un rato más conmigo, verdad?
- claro, no te preocupes. Me quedaré hasta que la lluvia cese
- te lo agradezco- bebió un poco de limonada- debido al trabajo que le dejó papá a Ishizu- comenzó a decir- no he podido averiguar nada más de los artículos, no puedo investigar con ella ahí
- lo sé, descuida. Creo que podemos esperar unos días más- el peque se terminó el último bocado de su emparedado y bebió un vaso de limonada de un solo trago- será mejor regresar al trabajo
- sí- Malik terminó su sándwich e hizo a un lado la limonada y los bocadillos restantes para seguir con su tarea.
- bien- Yugi abrió el libro en la página donde se habían quedado y comenzó a dictarle al moreno- "las tribus mongolas eran nómadas que vivían en yurtas, que eran tiendas de campañas hechas de piel de caballo..." (N/A sacado de X página d internet XD)- Malik escribía con rapidez cada palabra del peque, pero una luz en el cielo le hizo detenerse al instante- "... consumían la carne del caballo y utilizaban la piel..."- el tricolor calló al no escuchar el teclear del moreno- ¿Malik?- miró hacia donde estaba su amigo, quien mantenía las manos estáticas sobre el teclado- descuida Malik, ¿a caso no recuerdas que estoy contigo?- soltó el libro y sujetó una de las manos del moreno, logrando despertarlo de su letargo. Malik sonrió levemente al igual que Yugi.
Estaban por reanudar su labor cuando un trueno se escuchó. Sin pensarlo siquiera, Malik se arrojó a los brazos del tricolor, pero éste, al tener una complexión más pequeña que la del egipcio, no pudo oponerse a su fuerza y ambos terminaron en el suelo, con Malik sobre Yugi, abrazándolo fuertemente. El corazón del peque se aceleró al notar la situación en la que se encontraban, jamás pensó que algo así pudiese suceder.
- lo siento Yugi- dijo de pronto el moreno, soltando al susodicho- ¿no te lastimé, o sí?- apoyó sus brazos en el piso para levantarse, mas al ver el sonrojado rostro del peque, volvió a quedarse inmóvil; ¿por qué nunca había notado el bello y, a la vez, tierno rostro de Yugi antes? Se miraron el uno al otro, sin moverse un ápice; mas un estruendoso ruido los devolvió a la realidad, uno de los focos acababa de romperse sin razón aparente. Malik se levantó y ayudó a Yugi a ponerse de pie- ¿qué fue eso?
- no tengo idea- otro de los focos del comedor explotó, seguido de varios más antes de que la luz eléctrica fallara y el vidrio de la ventana se rompiera en mil pedazos. Otro un rayo se vio no muy lejos; el egipcio se abrazó de Yugi y cerró los ojos, esperando oír el trueno, el cual no tardó ni 5 segundos en aparecer
- escuché un ruido muy fuerte ¿están bien?- habló Ishizu llegando al comedor
- sí, pero no sabemos exactamente qué pasó- dijo el tricolor, ya que en esos momentos Malik no podía pronunciar sílaba alguna
- llamaré a uno de los vecinos para que me ayude con la ventana. Yugi, quédate con Malik, por favor- Yugi asintió y guió al moreno hasta la sala para intentar calmarlo.
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Mientras, en casa de Ryou...
- espero que Malik esté bien- murmuró para sí Ryou mirando por la ventana de la cocina. El silbido de la tetera lo sacó de sus pensamientos- ¡ya está!- apagó el fuego y se puso unos guantes de cocina, retiró la tetera de la estufa y la llevó a la mesa de la cocina, donde estaba una tabla de madera, y sobre ésta, una cacerola de aluminio. Frente a la cacerola estaba sentado Bakura, mirando hacia la mesa. Ryou vació el agua hirviendo en la cacerola- bien, aquí tienes- Bakura levantó su mano y sumergió uno de sus dedos en el agua, en cuestión de segundos, el agua hirviendo pasó a ser solamente un trozo de hielo
- es inútil niño- dijo Bakura mientras veía a su hikari retirar la cacerola para dejar el trozo de hielo en una cubeta, donde había muchos más. Dejó la cacerola en su sitio y comenzó a llenar la tetera con agua del grifo- podría absorber el calor del agua hirviendo de todo el planeta, y aún así, no sería ni el 1% de lo que necesito para subsistir
- pero no te puedo dejar morir, estás así por mi culpa
- ya te dije que no sirve de nada, niño
- ¡deja de decirme niño!- reclamó el albino, dejando su tetera de lado- ¡soy Ryou!
- dejaré de decirte niño en cuanto dejes de serlo- se burló su yami. Ryou hizo un gesto de disgusto
- pues si no puedo con agua, intentaré algo más, ¿de qué otra cosa puedes absorber calor?
- básicamente de cualquier cosa que emita su propio calor, a excepción del sol. Pero aún así no es suficiente con eso
- ya veo. Así que realmente me necesitas- Ryou sonrió para sí- ¿sabes? Es bueno saber que la gente te necesita, te hace sentir útil- su yami lo miró con extrañeza- si... si te alimentas de mí, ¿realmente moriré?
- si no eres lo suficientemente fuerte como para resistir el frío, sí
- hazlo
- ¿qué?
- hazlo, toma mi calor. Será mi forma de agradecerte por ayudarme ayer
- no lo haré, puedes morir. Y no te dejaré morir hasta que tu alma me pertenezca
- pero si no comes, el que terminará muriendo serás tú... así que... por favor, toma mi calor
- aún me pregunto si eres demasiado bueno o demasiado estúpido- suspiró- muy bien, lo haré- se levantó de su asiento y se paró frente a su hikari
- ¿dolerá?
- no estoy seguro, hace mucho que no tenía un poder así
- ¿hace mucho?
- sí. Originalmente, es sólo un espíritu el dueño de los 7 artículos del milenio, pero, cuando dos o más personas realizan el ritual, el espíritu se divide en cuantos espíritus sean necesarios, aunque eso nos vuelve más débiles y, en cierta forma, vulnerables... al terminar el trabajo, compartimos nuestras experiencias y poderes con las demás partes, fundiéndonos en uno de nuevo... podemos dominar cualquier poder que otro haya tenido, aunque... los poderes de la naturaleza son los más difíciles de controlar, en especial si se trata de nieve o hielo, solamente hemos tenido ese poder una vez a parte de mí, y fue hace ya 3 mil años, así que no lo recuerdo bien...
- bueno, no importa- dijo el menor, algo asustado por sus palabras- hazlo
- procuraré no absorber más calor del que necesito- Bakura se acercó más a Ryou, quien se puso nervioso al irse disminuyendo la distancia entre ellos.
- tus ojos- habló en voz baja- son del mismo color que la piedra que me dio mi madre
- no es nada extraño, provengo de ella, después de todo- abrazó a Ryou, dejándole sentir lo fría que era su naturaleza, era incluso más frío que el hielo; si tan sólo Bakura pudiese sentir la suave y cálida piel de aquel pequeño...
Un círculo de luz los rodeó y Ryou pudo sentir cómo el frío comenzaba a apoderarse de él; después de un rato, los latidos de su corazón se hicieron más pausados y respiraba con dificultad;... Bakura lo soltó repentinamente, dejándolo caer al suelo. Quiso ayudarlo a levantarse, pero si lo tocaba, seguiría absorbiendo su calor hasta que el agua de su cuerpo se convirtiera en delgadas pero filosas hojas de hielo y comenzaran a destrozar cada una de sus células. Miró a su hikari, pálido como el papel, un poco más y no abría sobrevivido. El anillo del milenio recobró su apariencia anterior... no, ahora incluso se veía más brillante... Bakura lo cubrió con una manta y susurró un "gracias" antes de volver a la sortija...
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En cuanto cesó la lluvia, Yugi pudo regresar a su casa. Aún les faltaba poco menos de la mitad de su tarea, pero se hacía de noche y el tricolor no quería preocupar a su abuelo y aún no había luz en casa de Malik, así que no se podía comunicar con él. Al llegar a casa, el peque encontró a su abuelo preparando la cena; decidió ducharse antes de comer, así que fue por su toalla y se metió a la regadera. Después de todo lo que le había pasado ese día, una ducha caliente era justo lo que necesitaba.
Una vez terminado su baño, entró a su cuarto a ponerse el pijama y unas mullidas pantuflas, pero al salir de su alcoba se topó de frente con su yami, quien lo obligó a meterse al cuarto de nuevo.
- no...- decía Yugi mientras Atemu lo sujetaba del brazo- ¿qué haces?
- aún no me pagas el favor de hoy- tumbó al peque en la cama, quien comenzó a retroceder hasta que la cabecera de la cama lo detuvo. El mayor se subió a la cama y se puso frente a él
- ¿qué es lo que quieres? Dijiste que no tendría que darte parte de mi vida
- eso lo sé- le quitó las pantuflas y las dejó caer al piso- Yugi... tengo hambre- y dicho lo último, unió sus labios con los del peque. Yugi cerró sus ojos, esperando sentir aquel agobiante dolor en su pecho, pero éste jamás apareció... sería que... ¿Atemu realmente no tomaría su vida? ¿Aquello no era lo que su yami siempre hacía con él?... ¿a caso... lo estaba besando...?
Continued...