9. Sad but True
- no, no, no... esto no puede estar pasando,... no... puede...- corrió a su cama, se arrodilló en el piso e introdujo su mano debajo de ella, sacando el libro que había traído a sus yamis a ese mundo... con manos temblorosas, miró la portada y luego comenzó a hojearlo desesperadamente- ¿por qué? ¿por qué?...- se repetía, poniéndose más nervioso- es simplemente imposible,... pero... ¿por qué... por qué no puedo leer ninguno de mis libros?...- pasaba las hojas con tal fuerza que parecía que las páginas se desprenderían en cualquier momento- ¿por qué...?- estaba confundido, ¿qué ocurría? De pronto, cual relámpago, las palabras de Yugi surcaron su mente...
"él se alimenta de tus recuerdos... borró tu memoria, es por eso que no recuerdas a Ryou..."
- es una tontería- decía, incapaz de aceptar las palabras del tricolor- esto debe tener una explicación lógica- dejó caer el libro, salió de su alcoba y fue hasta donde su hermana, quien terminaba de limpiar el baño- Ishizu...- llamó a la mayor
- ¿qué ocurre, querido?- respondió amable la morena- ya terminé con el aseo, si es lo que te preocupa. Ve a descansar
- no, no es eso... es que... ¿es posible que...?- se quedó pensativo un momento- ¿es posible que el golpe me haya hecho olvidar algo?- inquirió mientras llevaba su mano a su lastimada cabeza
- ¿por qué preguntas eso? ¿Ocurre algo malo?- alarmada, se acercó a su hermano y examinó su herida
- lo que pasa... es que olvidé en dónde dejé algo importante...- mintió
- oh, Malik- Ishizu suspiró con cierto alivio- cosas como esas se olvidan todos los días; no te preocupes, en cualquier momento recordarás en qué parte dejaste eso tan valioso...
- sí, pero... ¿y si no lo recuerdo jamás?
- lo recordarás, ya lo verás. Aunque hayas olvidado algo, ese recuerdo se queda en tu mente, y tarde o temprano emergerá... sería muy conveniente para los seres humanos borrar ciertos recuerdos desagradables, sin embargo, por mucho que lo deseemos, no podemos desaparecer esos recuerdos...- las palabras de su hermana parecieron reconfortar a Malik, quien ya se notaba más tranquilo. Se escuchó que alguien llamó a la puerta, por lo que la ojiazul se dirigió a la entrada- iré a ver quién es- avisó antes de seguir su camino
- tu hermana tiene razón- habló de repente Marik desde el cetro del milenio, sobresaltando al menor, pues no supo en qué momento dicho artículo había vuelto a la parte trasera de su pantalón. Lo tomó entre sus manos y lo observó detenidamente, no parecía el mismo, sino que... lucía más nuevo, más resplandeciente que antes- en una situación normal- continuó su yami- tus recuerdos se almacenarían en tu memoria,... es una lástima que esto no sea una situación normal, ¿cierto?
- ¿qué... insinúas?- preguntó mentalmente; las palabras de su yami le habían quitado toda la tranquilidad que Ishizu le había dado
- tsk...- gruñó molesto el mayor- lo odio... ni siquiera puedo controlar lo que consumo...- esta vez parecía hablar consigo mismo- quería que "él" desapareciera de tu vida...- al pronunciar "él" se había escuchado bastante molesto- lo odio...- volvió a decir, esta vez refiriéndose a esa persona
- ¡no me ignores! ¡¿De qué hablas?!- dijo alzando la voz, mas su yami no respondió nada
- ¡¡¡Malik!!!- escuchó gritar a su hermana, claramente turbada. Dejando de lado la discusión con Marik, se apresuró a ir la entrada, en donde estaba Ishizu.
No pudo ocultar su sorpresa al ver al peliblanco en brazos de su hermana, inconsciente y desordenadamente vestido, con un ligero rubor en sus mejillas. Ishizu terminó por sentarse en el piso, sosteniendo a Ryou y acomodándolo entre sus brazos.
- ¿qué ocurrió?- Malik se acercó a ellos y se puso a su altura, intentando ver más de cerca al albino
- no lo sé; yo sólo abrí la puerta y Ryou se desplomó en mis brazos- decía la chica mientras acariciaba los níveos cabellos del menor- ¿lo notas, verdad?
- huele a alcohol...- profirió, adivinando a lo que se refería su hermana. Ciertamente, Ryou apestaba a alcohol- es extraño, no creo que él...
- claro que no- le interrumpió la mayor- Ryou no es de ese tipo de chicos. Algo debió haber ocurrido...
- ¿deberíamos llamar a su casa? ¿Quizá la policía?
- no. Llevémoslo a tu alcoba para que descanse. En cuanto despierte le preguntaremos lo que pasó- Malik simplemente asintió y se dio la vuelta, dejando que Ishizu acomodara al peliblanco en su espalda. Se puso de pie y llevaron a Ryou hasta la alcoba del egipcio, depositándole suavemente en la cama
- ¿Qué pasó aquí?- dijo Ishizu mirando la alcoba de su hermano, los libros estaban regados por todas partes
- e... estaba buscando algo- se excusó el moreno- yo lo levanto...
- de acuerdo- la ojiazul dio un último vistazo a Ryou y salió del lugar
- ¿y ahora qué hago con él?- suspiró Malik, mirando al inconsciente albino que yacía sobre su cama. Lo cubrió con una sábana y prosiguió a levantar sus libros; agradeció internamente que su hermana no se percatase del libro de hechizos, que también estaba en el suelo.
Fue acomodando uno a uno sus libros en el librero. Al terminar, se sentó en el piso y miró su colección de arriba abajo, pero al llegar al último nivel, detuvo su mirada y sonrió ampliamente. Acercó su brazo y tomó algunos libros que no eran libros realmente, sino álbumes fotográficos. Tomó el primero de ellos y dejó los demás al lado suyo; miró un momento la portada y poco a poco comenzó a pasar las páginas, observando cada una de las fotografías. Mas su bella sonrisa se borró al ver una fotografía donde estaban sus padres, su hermana y él, aún siendo un bebé.
La ira pareció dominarle, ¿por qué no lo querían tanto como a su difunto hermano? Y sin embargo, tenían el descaro de sonreír mientras lo cargaban en brazos... a los ojos de Malik, todas esas fotografías "familiares" no eran más que hipocresía. Cerró el álbum y lo apartó de sí, no deseaba amargar sus preciosos recuerdos con la imagen de sus padres.
Cogió otro álbum, y al abrirlo, la ira pareció esfumarse en un instante. Ese álbum era el más reciente, por así decirlo. En él solamente aparecían Ishizu y él, su hermana era su verdadera familia. Un par de páginas más adelante se topó con las fotografías que quizá eran más valiosas para el moreno; las fotografías donde Yugi, su mejor y único amigo aparecía junto a él; sabía que debería estar sonriendo, pero... pero algo no estaba bien... en esas imágenes no sólo aparecía el tricolor, ¡Ryou estaba ahí!
Con manos temblorosas, siguió pasando las páginas; en todas las imágenes, en todos los lugares donde se suponía que había estado solamente con Yugi, también estaba el albino... y de pronto notó otra cosa... algunos de los lugares en donde habían sido tomadas las fotografías no le eran familiares, es más, casi podría jurar que jamás había estado ahí...
- [[¿qué ocurre?]]- se preguntaba a sí mismo, alterándose nuevamente. Miró hacia el piso, recordando que había tomado un álbum más- [[eso no es mío...]]- pensaba- [[sólo tenía dos álbumes...]]- recogió el último álbum y lo abrió de golpe- ¿qué... por qué... tengo esto?- susurró sorprendido; no lo podía creer, el álbum que sostenía sólo tenía imágenes de Ryou... Ryou riendo, Ryou comiendo, Ryou llorando... Ryou meciéndose alegre en el columpio de algún parque, Ryou jugando en la arena de la playa, Ryou frente a un pastel de cumpleaños,... sólo Ryou...
Instantáneamente se giró a ver al peliblanco, ¿por qué tenía un álbum exclusivo de fotografías de él? Se levantó de un salto y caminó lentamente junto al chico que estaba sobre su cama... estaba profundamente dormido, con la expresión más tierna que Malik haya visto en su vida. Sus mejillas se encendieron al instante, por lo que tuvo que sacudir su cabeza para sacarse esos pensamientos...
- ¿quién eres?- inquirió el moreno en voz baja, sin apartar la vista del albino.
- Malik...- escuchó musitar a Ryou entre sueños, devolviéndole el color carmín a sus mejillas. A Malik pareció írsele el aliento al mismo tiempo que su corazón golpeó salvajemente su pecho; no sabía con exactitud si estaba nervioso, confuso o simplemente asustado, quizá todo a la vez... ¿a caso era cierto lo que Yugi le había dicho? ¿Le habían quitado sus recuerdos?
- no... no puedo más...- exclamó para sí, apartando su mirada del albino- tengo que llamar a Yugi- se dirigió al teléfono dispuesto a hablar con el peque; aquello no podía seguir así, tenía que aclarar las cosas o se volvería loco... Haló la puerta de su habitación para salir e ir a la sala en busca del teléfono, pero no pudo abrirla. Jaló con más fuerza, mas la puerta no cedía- ¿qué diablos...?- fue entonces cuando vio que la puerta estaba sellada con arena. Repentinamente, sintió cómo alguien le halaba por el hombro, le daba media vuelta y lo azotaba contra la pared
- no hablarás con él- le dijo firme Marik, sujetándole por los hombros
- tú no eres nadie para ordenarme- desafió su hikari, haciendo el esfuerzo por soltarse. El mayor puso su fuerte mano sobre su rostro, cubriéndole la boca y la nariz a la vez, cortándole la respiración
- [[harás lo que yo diga... aún si tengo que hacerlo a la fuerza]]- pensaba para sí mientras veía a Malik rasguñando y golpeando su brazo, comenzaba a faltarle el aire. Pero en vez de ceder, Marik ejercía más y más presión sobre su víctima, hasta que ésta por fin perdió el conocimiento. Soltó al moreno y lo cargó en brazos, observándolo brevemente antes de acostarlo en la cama junto a Ryou- eres demasiado obstinado- profirió, acariciando los sedosos cabellos de Malik- será todo un placer domarte...- sonrió con malicia antes de depositar un beso en su frente. Tomó una de las manos del egipcio y luego tomó la mano de Ryou
- ¿qué haces?- preguntó de repente Bakura, apareciendo tras él
- solamente me aseguro de que "ese" no vuelva a acercarse a Malik- respondió sin mirarlo, entrelazando la mano de su hikari con la del albino- si Atemu es astuto, sabrá qué hacer
- no metas a Ryou en sus asuntos
- él estaba desde un principio- cubrió a ambos chicos con la misma sábana y se viró a ver a Bakura
- están dementes
- ¿tú nos llamas dementes?- se burló- el único demente eres tú. Tuviste la oportunidad perfecta para tomar su alma, y aún así lo detuviste... ¿por qué?
-...- el peliblanco se quedó mudó; desviando su vista al suelo- ¿por qué lo hacen ustedes?- habló retórico, sin levantar la mirada
- supongo que por la misma razón- sonrió cruzando los brazos- sus almas... serán más exquisitas si los hacemos sufrir más...- dijo en tono no muy convincente, pues sabía a la perfección que eso no era lo que buscaba- ¿o a caso tú tienes otra razón?
-...- el ojiazul enrojeció repentinamente- hagan lo que quieran
- ¿seguro?- profirió relamiéndose los labios
- degenerado- fue lo último que mencionó antes de desaparecer en una brisa helada
- [[idiota... por supuesto que es la misma razón que la tuya...]]- pensó para sí antes de desvanecerse también...
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Yugi no hacía otra cosa que caminar de un lado a otro dentro de su habitación; miraba de vez en cuando su celular y luego pegaba el oído a la puerta, esperando oír a su abuelo aproximándose o el teléfono de abajo sonar.
- ya te lo he dicho, no va a llamarte- le reprimió Atemu desde el rompecabezas del milenio
- ¿tú qué puedes saber?- dijo molesto, apartándose de la puerta y yendo hacia la ventana, asomándose por ella. La mano de su yami emergió de la sombra que proyectaba la cortina, halando la cuerda que la ataba y soltándola, cubriendo la ventana con el velo y dejando la habitación lo suficientemente oscura para que él se manifestase desde un rincón. Sus cabellos rubios le cubrían la mitad izquierda del rostro y, por alguna razón, sonreía arteramente.
- sé lo suficiente, pequeño... no te llamará, porque en estos momentos está con Ryou... no tiene tiempo para pensar en ti...
- no es verdad...- se defendió Yugi; su yami seguramente le mentía- Ryou no se veía bien, debe estar en su casa descansando
- claro que está descansando... en casa de Malik...
- ¡mientes!- gritó-¡Ni siquiera los estás viendo!
- te equivocas- Yugi lo miró con extrañeza, haciendo que una nueva y siniestra mirada apareciera en la faz del mayor. Atemu llevó una de sus manos a su rostro, apartando sus rubios mechones de éste... debajo sólo había una cuenca vacía y completamente oscura,... su ojo izquierdo no estaba- puedo verlos...- se acercó a su hikari, quien quedó paralizado debido a la impresión
- [[aléjate...]]- pensó Yugi sin que sus palabras pudiesen emerger de sus labios- [[aléjate...]]- repetía mientras su yami se acercaba cada vez más- [[aléjate, aléjate,...]] ¡aléjate!- fue muy tarde, Atemu ya estaba de pie junto a él; lo único que pudo hacer fue cerrar sus ojos. El mayor lo empujó con ambas manos, haciéndole caer. Cuando Yugi abrió los ojos, se dio cuenta que no estaba en su habitación, es más, no podía ver nada, estaba completamente oscuro.
Era una oscuridad profunda, infinita... ni siquiera podía ver la punta de su nariz, absolutamente nada... una oscuridad terriblemente asfixiante, pues parecía estar en ninguna parte. Como pudo se puso de pie, buscando a su alrededor; pero seguía sin percibir nada, todo era demasiado negro, demasiado... vacío. Sintió cómo algo le rodeaba la cintura, y al mirar hacia abajo, pudo distinguir los brazos de su yami, los cuales parecían irradiar una especie de luz, haciéndoles visibles. El tricolor se sintió más aliviado, no estaba solo ahí, donde fuera que "ahí" estuviese...
- ¿tienes miedo?- le susurró Atemu a su oído, haciéndole estremecer- es aterradora, ¿verdad?... la oscuridad...- respondió él sin darle la oportunidad a su hikari
- ¿en dónde estamos?- preguntó nervioso Yugi, aferrándose a los brazos que le rodeaban, pues sentía que en cualquier momento sería engullido por las tinieblas en la que estaba inmerso
- en las sombras- el cuerpo del peque volvió a sacudirse al escuchar sus palabras- te traje aquí para que vieras algo...- chasqueó sus dedos; haciendo que el sonido hiciera eco en el lugar.
Una línea escarlata apareció bajo sus pies, la cual brillaba intensamente... de pronto, aquella línea se abrió, ¡era un ojo! No uno cualquiera, pues tenía el vivo color de la sangre,... era el ojo de Atemu... Yugi tragó saliva, asustado, el enorme ojo parecía mirarle... aquella orbe comenzó a girar rápidamente hasta ponerse en blanco, y gradualmente pasó de un blanco opaco a uno traslúcido....
Lo que Yugi vio debajo de sus pies lo dejó estupefacto; era la habitación de Malik... y sobre la cama de éste estaba Ryou y el egipcio, durmiendo juntos mientras se sostenían de las manos...
- es... es imposible...- murmuraba atónito el tricolor, mirando a sus amigos- no pueden... ¡es mentira! ¡Estás intentando engañarme!
- Yugi, soy el único que es realmente honesto contigo. Aunque... si quieres comprobarlo...- el ojo se cerró poco a poco hasta desaparecer. Del piso brotó un pequeño ojo carmesí, el cual Atemu recogió y colocó en su lugar- ven conmigo- lo tomó de la mano y comenzaron a caminar, sin que Yugi supiera exactamente a dónde iba.
Yugi se sorprendió al ver cómo su yami desaparecía ante sus ojos, como siendo devorado por la oscuridad. Quiso detenerse, pero su yami seguía halándolo de su mano; vio cómo su brazo comenzaba a desaparecer entre las sombras; cerró los ojos una vez más, tenía miedo... en cuanto sintió que su yami se detenía volvió a abrir sus ojos... estaban en la alcoba del egipcio. El peque miró hacia atrás... solamente estaba el librero de Malik... ¿sería posible que... hubiesen llegado ahí a través de la sombra que proyectaba el mueble?
Dejó ese tema de lado para concentrarse en el motivo que lo tenía ahí... volvió su vista hacia el frente, comprobando su triste realidad,... sus mejores amigos yacían dormidos en la misma cama, tomándose de la mano...
- no... no puede...- las lágrimas no tardaron en descender por su rostro. Se acercó a ellos y tocó el cuerpo de Ryou, esperando que fuese una pesadilla, pero no fue así... lo que veía era tan real como el aire que respiraba- no... se suponía que Malik no recordaba a Ryou, ¿por qué...?
- ¿están juntos?- completó Atemu, parándose junto a él- ciertamente, Malik no recuerda a Ryou, y esos recuerdos no volverán jamás, pero... ¿realmente creíste que con eso era suficiente? ¿Pensaste que el hecho de no recordar a Ryou evitaría que se enamorara de él?- el llanto de Yugi se hizo más abundante- el destino es cruel, Yugi... al igual que el amor... por más que uno lo intente, el amor es algo que no desaparece tan fácil...
- pero... ellos...
- "son mis amigos, debería estar feliz por ellos"- volvió a vaticinar el mayor- pero ellos no son tus amigos; si fueran tus amigos, no te harían sufrir, justo como estás sufriendo ahora...
- no tienen la culpa...- decía el tricolor, con los ojos empapados en lágrimas
- si realmente fuesen tus amigos, hace mucho hubieran notado lo que sentías...- Atemu lo sujetó con ternura y lo abrazó contra su pecho- no son tus amigos, son traidores... simples traidores que jamás se preocuparon por ti, Yugi...- sabía que le estaba partiendo el corazón a su hikari, pero si esa era la única forma de retenerlo a su lado, lo rompería mil veces si fuese necesario, para que confiase sólo en él, para que sólo lo mirara a él...
- ¿traidores?
- así es Yugi, traidores- podía sentir las lágrimas del pequeño empaparle el pecho- yo, por el contrario jamás te traicionaré... soy el único en el que puedes confiar, el único que realmente se preocupa por ti, que vela por ti... tu compañero, tu sombra... soy tú... ¿no confías en ti, Yugi?
- ¿en mí...?- estaba confundido, ¿qué estaba pasando ahí? Colocó lentamente sus manos en la espalda de su yami y lo abrazó con fuerza- otra vez...- habló más para sí, hundiéndose en el pecho de su yami
- ¿otra vez?- con una de sus manos, Atemu le obligó a mirarle, como exigiéndole una explicación
- dices que no están vivos, pero... siempre termino dudándolo- por un momento, Yugi olvidó su dolor y se concentró en lo que quería saber desde hace mucho- tu mano... es muy suave, y se siente tan cálida,... puedo escuchar tu respiración y los latidos de tu corazón... incluso, hueles muy bien...- y mientras decía todo aquello, sin percatarse, se sonrojó- ¿realmente no están vivos?
- qué ingenuo eres, pequeño Yugi- sonrió levemente- el hecho de que respiremos no nos hace estar vivos... ciertamente, hay algo que late en nuestro pecho, pero no es un corazón; quizá podamos sentir, no sólo de manera física;... tenemos un cuerpo material que incluso tiene emociones, pero no estamos vivos... si estuviésemos vivos, por lógica, moriríamos, ¿cierto? pero no podemos morir, sólo desaparecer... no somos más que sus sombras, albergando la mitad de todas sus emociones... extraños entes que los consumen poco a poco... criaturas que parecen estar vivas, pero que sólo son el reflejo de la persona que los creó... como tu imagen sobre un espejo... soy tú, Yugi...
- ¿qué?- el tricolor estaba más confundido que antes; mas antes de que pudiese seguir preguntando, la sombra que generaba su cuerpo en el piso se extendió, y lentamente lo fue jalado hacia su interior, hasta que desapareció en ella junto con Atemu...
Continued...