Seto dormía mientras Joey le miraba con atención.
Intento apartar un cabello de su dormida frente cuando de improviso una mano tenaz agarro su muñeca y aprisionó con sus brazos el frágil cuerpo del rubio.
Este miro a las ahora abiertas orbes de Kaiba y este le dijo--¿Qué pretendías cachorro?
—Es que tenías un cabello …--dijo Wheeler tratando de explicarse.
--No me refiero ahora—dijo el de pelo castaño.—Me refería al seguirme asi—añadió.
--Ah.. eto yo..—dijo el rubio.
--¿Si?—dijo el castaño con interés.
--Quería …--y de pronto Joey sintió los labios sobre el y estaba a punto de inventar algo cuando el otro labro con sus dedos la cintura de Wheeler que se estaba ahogando debido al apasionado beso que le dejo sin aliento.
Despues de desaparecer en un pequeño ensueño Seto le abrazó y Joey le dijo—Tengo que decirte algo--.
--¿Qué será?—preguntó de repente interesado el otro.
--Es que estoy por pedir trabajo en el museo metropolitano hoy en el área de arte—dijo el ojos mieles.
—¿Quieres que te ayude con eso?—preguntó Seto.
--Para nada. Diran que estoy usando mis influencias en el museo para lograr el trabajo—dijo el rubio con zorruna sonrisa.
--A con que quieres evitar que sepan que tu y yo nos conocemos—dijo el castaño.
--No sería bueno además sabes que deberíamos ir mas lento pues aquí somos nuevos y tu estas empezando en un trabajo de responsabilidad. Si hay algún problema la gente del museo puede…--dijo Wheeler.
El de ojos azules le interrumpió--Si son problemáticos déjamelos a mi—sus ojos desprendieron un fulgor especial al decirlo y tomo con su mano la blanca mejilla del artista para decirle suavemente.—Nada puede separarnos excepto nosotros mismos--.
Joey asintió en silencio.
Entro a la espaciosa sala de arte del museo para ver la pintura que ni el tiempo ni el descuido habían logrado destrozar y encontró en los ojos de ese caballero y el dragón vida propia.
Era una antigua pintura evocativa del medio evo. Un caballero de plateada armadura luchando esforzadamente con un monstruo de varios pies de altura.
La mirada de fuego del dragon bellamente elaborado en negro contrastaba enormemente con la furiosa mirada helada del caballero de ojos azules.
La puerta de la sala que hacia varias horas encerraba al restaurador y a su trabajo se abrió y por ella apareció un elegante joven de castaña cabellera que sigilosamente se acercó al otro.
Vio lo que este restauraba.
La azul mirada del caballero se vio reflejada en la suya y luego su mirada viajo a la del dragon para encontrar en ellos la furia de un animal salvaje y esa furia le recordó algo.
Así que le susurro al otro en el oído cercano—Es hora de comer--.
-- ¿Qué rayos estas haciendo?—pregunto de pronto sorprendido el rubio levantándose de la silla y volteando para mirarle.
Unas manos poderosas lo atrajeron hacia Seto y este le dijo—Reclamando lo mio—mientras se disponía a…
De un empujón el otro lo lanzo a varios pasos de distancia.
--Aquí no.Ya te dije que—dijo el rubio nervioso.
Seto volvió a atraparlo y le dijo—Y yo te dije que no me importa—luego miro a la pintura lo que hizo que el ojos mieles hiciera lo mismo—Como ese dragón—añadió para luego mirar al otro—Tu eres como ese Dragón y yo soy como ese caballero. Podrá no gustarnos pero el uno no tiene sentido sin el otro--.Joey miro el cuadro y luego de nuevo a Seto y acepto que era verdad. Sus vidas no tenían sentido sin el otro lo había comprobado durante 5 años.