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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

La promesa de mi sister está saldada. Me gusto como me quedó así que tambien me gustaría que les agrade igual.

Lo anterior es un mensaje personal.

Empezamos cruel pero al fin terminamos con ello.

Vaya, pretendes estar feliz pero es solo una triste distracción. Corro a darte una callada advertencia, sujetando tu mano. Mientras seguí avanzando por el camino, me he hecho fuerte y solitario y mi rostro ahora se cubre con un dulce aroma y el polvo que sigue subiendo. Y para el final desmayarme lentamente y caer nuevamente. Mis piernas están cansadas por el largo viaje y flotan los recuerdos en mi memoria. Siempre veo la misma personalidad y escucho las mismas palabras una y otra vez. Como la chica que me pregunto si la vida era muy triste como para sólo vivirla. Sigues llorando, y sin ayuda, y desapareces en ese vacío portal. Ahora que has visto esa tristeza que nunca pensaste ver. Derramando lágrimas que nunca debiste secar. Quizá sea verdad que no podemos vivir en soledad, pero date cuenta que no es necesario que lo estemos...

 

Únicamente el goteo en el charco hacía eco en sus oídos. Y contando estos como segundos tardó 6 gotas en abrir los ojos a ese pasaje oscuro.

Divisó, recostados en el sucio y húmedo suelo, a Renji y Rukia.

Con dificultad se incorporó en silencio, dando suaves pasos hasta encontrar una salida, dejando atrás a su compañero y hermana.

Finalmente dio con unas escaleras a una alcantarilla de la superficie.

Ese goteo no lo abandonaba en aquel subsuelo.

Trepó dándose cuenta que sus brazos no tenían la movilidad adecuada y que el resto de su cuerpo a ratos no le respondía.

Al salir el cielo le dio la bienvenida en color de rosa, con un amanecer frio.

La gente aun no despertaba por lo cual los caminos estaban desolados.

Sus pasos resonaban en las paredes y regresaban como único a sus oídos.

El trayecto se hacía más lento y largo conforme la torre blanca comenzaba a tomar forma de edificio y no como un hilo blanco a la distancia.

Subiendo, arrastrando los pies y jirones de su ropa atizó a ver personas en la cima.

Algo tronaba en la con ritmo en su destino, un crujido y el sonido del aire cortado por algo filoso, nuevamente un tronido y el corte…

(Mi amor…)

Un crujido: rompían el hueso del brazo derecho del espada; un corte: rebanaban la piel para ir soltando al espada del pilar.

Cayó al suelo el murciélago para que el ruido de su caída tomara el lugar del chirrido.

Sus ojos lo miraban fijamente, parecían vivos.

-tic, tac, tic, tac…- y en vez de un “tic” la cabeza del arrancar fue aplastada por el pie de alguien vistiendo calcetines negros y sandalias blancas.

Ese goteo se repitió pero por sus lagrimas corriendo. Quiso gritar pero no salía de su garganta la voz.

Fue subiendo por ese pie cubierto de sesos y sangre. Un pantalón blanco con fondo negro, un cinto oscuro, el pecho descubierto, un saco del mismo juego de colores…

La carcajada parecía ficticia, como pausada, tétrica.

…cabello negro ondeando al viento, mirando la miseria, regocijándose, con esos ojos oscuros.

-¡tú lo mataste!- le gritó dejando de reír el capitán de la sexta división.

Goteo, goteo, goteo y… voces.

-¿Qué vamos a hacer?

-…tenemos que platicarlo primero con mi gran hermano mayor. Por ahora cambiarle los vendajes otra vez.

-… Rukia… no creo que el capitán esté en sano juicio cuando despierte y…

-lo sé.

Escuchaba leves partes de la conversación que se desarrollaba a su alrededor en uno de los conductos de alcantarillado.

Con una lentitud extraordinaria empezó a saberse vivo y a recobrar la propia existencia… la realidad… y a olvidar el sueño aterrador.

-¡capitán!

-he… hermano…

Los veía doble, pero los veía, los escuchaba, más distorsionado, finalmente sintió su cuerpo que le dolía de todos lados.

-¡aahh…!- gimió al moverse unos milímetros.

-no se mueva- le pidió la pequeña- está grave- (¿Rukia?... ¿Renji?). Poco a poco todo cobró sentido, giro la cara al techo, húmedo y sucio, observando la luz leve que entraba por una abertura, una luz de día.

-¡ULQUIORRA!-  al fin lo recordó todo como un relámpago cayendo del cielo. Se levantó de golpe sin sentir nada y correr hacia esa luz en busca de la salida. (Que no sea tarde… que no sea tarde…).

-¡capitán!

-¡hermano, espera!

No los escuchaba, lo único audible era la aceleración de su corazón hundido en miedo y sus dientes chocando. Encontró la salido pero Abarai lo sujetó de frente, evitando que continuara, no era difícil pues su energía estaba por los suelos.

-¡QUITATE O JURO QUE TE MATARÉ! Tengo que ir…

-por favor, no lo haga…-jalaba al frente, en un esfuerzo por traspasar al teniente.

-me espera… se lo prometí-(debo darme prisa).

 -deténgase.

-¡QUITATE DE UNA PUTA VEZ!

-basta…- le pidió la muchacha detrás. Los ignoró, sacando a zembonsakura para apuñalar al de cabello rojo.

-¡te lo dij…!

-está muerto- sentenció su hermana en un golpe fatal para detener el suyo- la ejecución ya se llevó a cabo.

-mu… erto…- (¿muerto?). Tiró su espada, permaneciendo quieto en su lugar con su cerebro recio a procesar tal información-no… no es verdad…- (me están protegiendo, es eso)-… debo ir…- nuevamente empujaba a Renji para pasar pues ni rodearlo funcionaba.

-capitán, no mentimos. Murió- de empujones pasó a sostener la ropa del teniente, su fuerza se esfumó tan rápido como la vida en esa oración “yo maté a Ulquiorra”.

-¡AAAAAHHHHHHHHHHH!- gritó con agonía en un terrible quejido mientras lloraba como un loco-(lo maté, lo maté, lo maté…)-¿Por qué me salvaron?- preguntó siendo sujetado por el hombre que ahora desconocía por completo a su capitán que lloraba como un enfermo terminal-¿por qué lo hicieron?

-es por…- le soltó un golpe en el rostro y luego cedió al suelo.

-¡¿QUÉ NO LO VISTE?! Él tenía miedo a morir…- (¿Por qué lo abandoné? En sus ojos se leía su desasosiego tan enorme). Destrozaba el suelo a golpes, sangrando sus nudillos y rompiendo huesos.

-deténgase, hermano…

-lo maté… yo lo maté…-rasguñó es suelo dejando piel y uñas en el, luego arañó su cara sin importar tanto dolor físico porque el que sentía era mental -… Uruki-chan… devuélvanmelo… regrésenlo… - tiró su cabeza al pavimento, con el sabor de la sangre y sal en su boca-no quería hacerle eso… no quería… no debía terminar así…-(cometí el peor error en la vida)-… perdóname Ulquiorra… perdóname.

Renji lo recogió para devolverlo a la cama, no se calmó ni un poco, su cuerpo se movía frenético en el llanto.

-maté a mi amor… Renji… lo maté con mis propias manos- el teniente no decía nada, sospechaba algo importante con su capitán desde hacía un año, después de verlo defender al hollow pensó que estaba enamorado, sin embargo jamás imaginó que tanto había caído en el amor.

Rukia los seguía de cerca, procesaba el ver a su hermano mayor en tales condiciones, mutilándose y lloriqueando en público con un dolor que a cualquiera le calaría.

-debe recostarse…- le pedían ambos pero no podía siquiera entenderlo, su mente se perdió en el dolor-tranquilícese- ofreció el otro shinigami. Byakuya contrario se alejó, pegándose a la pared jorobadamente.

-¿Cómo calmarme…?...yo debería estar muerto…-(ir con Uruki… si aun me acepta). Azotó su nuca en la pared y ni aun así cedería la pena, la cálida sangre ya descendía por todo su cuerpo. La pequeña quiso tocarlo pero se apartaba de ellos.

Una gota de agua fría le dio en la cara, la levantó como reacción, haciendo que un haz de luz le segara y obligara a retirar la mirada.

(¿Sol?).

 Lo visualizó mejor, dando con un sol descendiente.

(¿Podrá ser…?).

-capitán…

-Bakudou rokujyuusan, Sajo Sabaku *Cadena obligatoria que enrolla*- una sensación de comerse a si mismo lo envolvió al gastar energía en ese ataque de enorme nivel para inmovilizar a ambos. Le daría unos minutos de ventaja solamente porque estaba tan débil que lo destrozarían de inmediato.

Corrió a prisa a la salida, con el sol en el rostro divisó la torre de ejecución.

-Uruki…- el shompu le fue imposible de utilizar, las piernas le respondían sólo para correr, cegado en una idea vaga, la idea de que no había pasado mucho tiempo, y si antes sobrevivió partido en dos desde hacía más tiempo, era posible… él podía… (¡Debe estar vivo! ¡Ya voy, ya voy! ¡Resiste… ya voy! ¡Yo no te voy a abandonar!). Tropezó de pronto y dio contra la banqueta. Claramente se estaba matando haciendo eso pero aun así se levantó para continuar, sin perder de vista la torre que no estaba tan lejana.

No supo si lo miraban, lo vigilaban, lo seguían e incluso si le apuntaban a matarlo, sólo pedía llegar para estar a su lado, (para que me perdone… y sepa que cumplí con mi promesa… estaré a su lado siempre…).

Dejando un rastro de sangre hasta la subida distinguió el cuerpo crucificado de su amor, que colgaba y no caía por estar sostenido por las zampakutous.

-¡Uruki-chan!- al llegar temblaba de pies a cabeza, todo le gritaba que estaba muerto.

Con una mano temblorosa tocó el mechón de la mitad de la cara, al retirarla notó que se le cubrió de sangre ajena.

(Está bien… está bien…), se animaba mientras acercaba la palma al rostro agachado del espada-¡mierda, Uruki…!- gritó enloquecido por el frio cuerpo de su novio. (Esta helado… como un muerto), volvió a llorar pero una leve esperanza le haría tomar la espada de Yamamoto con fuerza- resiste… esto va a doler…- y con rapidez la sacó. Respiró nervioso por tanta sangre que sacaba. Continúo con la de la mano y finalizó con las del abdomen, todo con prisa, al final lo sostuvo y lo depositó en el suelo. Con la poca ropa que llevaba se la puso encima tratando de parar la sangre. (Ni siquiera respira…)- Uruki-chan… despierta- le pidió gimiendo de dolor y desesperación- no sé qué hacer… ayúdame… por favor… tengo miedo…- puso su cabeza pegada a  la frente del murciélago-tengo miedo…

-¡capitana!- escuchó detrás la voz de una mujer, la de la teniente Isane Kotetsu. Al voltear ésta se puso en guardia.

-¡¿Qué quieren aquí?!- le espetó y después miró a la capitana que tenía un rostro sereno-¡¿QUÉ MÁS QUIEREN HACERLE?!-gritó comido por el odio de perder a su vida. Detrás de la mujer aparecieron otros shinigamis, Yasochika Iemura , Hanatarou Yamada y Harunobu Ogidou, no serían fuertes pero la situación haría que cualquiera de ellos pudiera matarlo.

Sin aviso vio como la capitana, la teniente y Hanatarou giraron la cabeza, no viendo en su dirección. (Uruki-chan…). En el aire se notaba un polvo negro…

-¡Uruki-chan!- …uno proveniente del cuerpo del arrancar que se desintegraba. Lo abrazó queriendo que eso lo dejara existir. (¿Qué nada puedo hacer? ¿Qué toda la confianza que me depositó fue en vano?...)- ¡POR FAVOR… QUE ALGUIEN ME DIGA QUE DEBO HACER!- clamaba con el cuerpo inerte del hollow en los brazos, con sus lagrimas y sangre bañándolo.

-capitán Kuchiki-san- le dijo Unohana.

-no se atreva a lastimarlo…- la amenazó sujetando posesivamente el cadáver.

-necesitaré tocarlo para registrar sus signos vitales…-(¿qué?). Lo miró y ella le dedicó una sonrisa comprensiva. Lentamente se lo permitió.

-pero… capitana…- se quejó Harunobu casi como para sí.

-nuestro trabajo es curar a los enfermos…- le contestó mientras trataba de localizar el pulso del espada, si es que existía aun-… y es lo que haremos- Byakuya se arrodilló a un lado, acariciando la cara de su novio, no dejaba de llorar y agradecer a esa mujer.

-tiene que decirme que estará bien… Unohana-san… tiene que…- le pedía más como rogando. Esta lo miró directamente a los ojos con sus manos concentradas en el pulso de la muñeca y fríamente negó con la cabeza.

-lo lamento- (me recuperó…) incrementó su llanto y se abalanzó al pecho de Ciffer.

-¡no te rindas…! ¡No me abandones… Uruki…!-(… para nuevamente bajar y caer de bruces al suelo sin las manos atadas).  

Detrás del todos empezaban a entender porque la capitana del cuarto escuadrón lo ayudaba, era porque ese dolor era tan fuerte que se sentía propio, sin excepción de ninguno, les entristeció ver llorar y ahogarse en miseria a Kuchiki, siempre tan noble y digno, ahora con las ganas de vivir regaladas a la muerte y en un estado miserable que no importaba en lo más mínimo.

(Devuélvemelo… te la llevaste a ella y ahora a mi ángel verdadero… regrésalo a mi… dámelo, es mío. Me equivoqué y prometo que si regresa nunca más sucederá…).

-¡PERMITEME ENSEÑARLE A VIVIR!- dos hombres lo alejaron del cuerpo, al final se unieron otros dos porque no podían separarlo-… ¿Qué hago… sin ti?- se desplomó al suelo, ya su vida se consumía por voluntad propia-… nada… sin ti es un vacio…

-¡tiene pulso!- proclamó con una sonrisa la médica- suéltenlo- corrió a verlo y en un milagro observó su pecho inflarse y desinflarse con calma.

-jaja…- rio y lloró de alegría-… ¿está bien?

-lo estará- le respondieron.

-jajajaja… gracias… gracias…- en un impulso saltó a abrazarla, ese miedo y muerte se transformó en felicidad pura.

-capitán… Kuchi… ki… san… cálmese, por favor- le pedía apenada y sorprendida pero el otro seguía estrujándola y agradeciéndole. Por fin la soltó.

-per… perdón…-(que alivio…).

-puede empeorar, hay que llevarlo al escuadrón de inmediato. Sé que no le gustara pero le pediré que deje que lo lleven, lo lamento, pero en estos momentos nos retrasará.

-entiendo.

 

Al llegar le pidieron algo complicado, que fue que los dejara solos con el arrancar.

Pasaron horas donde también lo curaron, terminó lleno de vendas en todo el cuerpo y la cara con cintas, vendas y quien sabe cuántos puntos.

(¿Cómo estará?).

-¡gran hermano mayor!- exclamó la pequeña al verlo, esta lloró de alegría y se lanzó a abrazarlo. Aun con el dolor regresó el abrazo, a Renji también se le notó más relajado, más nunca se atrevería a abrazarlo.

-estoy bien, Rukia… tranquila.

-…estaba tan preocupada…

-… sí…

(¿Cómo estará?). Apenas si estaba ahí, su mente permanecía a un lado de Ulquiorra.

-¿Cómo está?- le preguntó Renji.

-no lo sé- respondió-vivo, eso es seguro.

Salió un equipo médico y al final Unohana que en su seguridad se podía entender que nada malo pasó.

-pueden entrar- les concretó.

Descansaba en la cama con varios aparatos conectados y con las mejillas enrojecidas.

-¿Qué tiene?- le indagó con cuidado.

-le dio fiebre. No debe preocuparse mucho, si bien aún está en peligro prometo que sanará.

-le debo la vida…- pronunció, después se puso de rodillas frente a ella, en un acto de degradación que nunca conjeturó hacer-… ¿Cómo se lo puedo pagar?

-póngase de pie…- hizo caso aun con actitud sumisa, le daría lo que pidiera, sin importar que-… y cuídelo bien. Me pagará con eso e invitándome a la boda- agachó la cabeza.

-muchísimas gracias. Le estaré agradecido eternamente- se dispusieron a marcharse para dejarlos solos, pero detuvo a Rukia y Abarai.

-Rukia… Renji…- (arriesgó su vida… entonces…)-… esperen- dejó el nombre en exclusivamente Renji, desde ahora lo llamaría de esa manera- ¿alguien se ha enterado de lo que hicieron?

-… pues creo que no- contestó el pelirrojo, sorprendido por la forma de usar su nombre.

-no digan nada, actúen naturalmente…

-pero, gran hermano…

-Rukia- calló rápidamente con aire demandante- tendré que defenderme a mí y a Uruki… ¿no crees que es suficiente?

-… sí- respondieron ambos y se fueron.

 

Las horas se las llevó en acariciarlo y llenarse del calor que emanaba, lo hubiera besado de no ser por la maquina que lo ayudaba a respirar y deseando, como la primera vez que lo tuvo herido, ver sus ojos resplandecientes para protegerlos.

-¿puedo pasar?- preguntó la capitana tocando la puerta.

-adelante- al entrar se sentó a un lado, con aire serio.

-los están buscando.

-lo sé.

-capitán Kuchiki-san. Este es mi escuadrón y ambos son enfermos, los mantendremos a salvo… pero no para siempre…

-lo entiendo.

-será hasta que considere estable al hollow… hasta entonces…

-muchas gracias- (después es mi turno… esta vez te protegeré).

Notas finales:

Renuncio a entender la letra.

Faltan como 4 capítulos.

Hasta el próximo.

Gracias por leer.


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