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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

Debería avanzar con mayor rapidez en este considerando que el único que tengo por ahora- eso no quiere decir que no trabajo en nuevos- así que en la medida de lo posible lo haré de esa forma.

Sin más, los dejo.

Le tengo a él, me lo dijo su propia voz

Así como yo le pertenezco él me pertenece

Eso está bien

Está excelente

Pero algo más y me gusta tenerlo

Es a mí

Sólo esas dos personas necesito

 

El calor en su cara comenzaba a molestarle, trataba de abrir los ojos y levantarse a cerrar las cortinas pero le dolía todo el cuerpo. Lentamente fue tomando conciencia de que había sucedido la noche anterior, (me… me acosté con Byakuya… ), bajo ese recuerdo, y de no ser por el cansancio, abrió lentamente los ojos.

Ante el estaba Kuchiki aun desnudo, ambos cubiertos por una sábana blanca hasta la cintura, el calor que sentía no era de el sol sino que era la mano del noble que acariciaba el fleco de su frente.

-buenos días, mi Uruki-chan- (¿mi?). Volteó abajo para ver si no sólo fue una fantasía el que había hecho el amor con ese, se encontró con que ambos permanecían sin ropa, subió la cabeza disimuladamente y contestó procurando que no le temblara la voz.

-buenos días… no utilices un artículo de posesión conmigo- el otro sólo rió y continuó acariciando su cabello.

-trataré de no pero me será difícil considerando que eres mío- arrojó su mano lejos de su cabeza y contestó molesto.

-¿Quién dijo que era tuyo?

-tú- se calló, sólo dios sabía en que había pensado anoche y no quería seguir discutiendo para que le recordaran con que palabras había dicho que quería ser suyo.

-… que no se te suba a la cabeza, noble pervertido y masoquista.

-también lo intentaré- antes de que pudiera girar para buscar unos pantalones le fue agarrada la barbilla y fue besado. Permaneció con los ojos abiertos de la impresión hasta que lo soltaron.

-ah… ah… ah… ¡AHH!- retrocedió lo más rápido que pudo, tratando de alejarse hasta que lo tomaron por la cintura y fue atraído de vuelta.

-te vas a caer- miró hacia atrás, un paso más y hubiera caído de la cama. Regresó los ojos, estaba confundido y ni siquiera sabía que era lo que no entendía- cálmate, quizá sean demasiadas aceleradas las demostraciones de afecto que hago pero… - le susurro al oído, eso lo hizo sentir adormilado y, a la vez, encantado-… ahora no podemos seguir como antes, ahora eres mío y yo soy tuyo. Ya es diferente nuestra relación.

No le quedo más que aceptarlo, ya no podía salir de esa cama y fingir que nada había ocurrido.

-está bien… sólo… que no sé qué debo hacer ahora.

-creo que la respuesta correcta sería que actúes como hasta ahora y que poco a poco irá surgiendo el cariño…- lo pensó un momento y preguntó.

-¿crees que es la respuesta correcta?

-si, porque si me preguntas cómo quiero que actúes temo que desmoronaría todo tu orgullo.

-¡pervertido!- se zafó de su abrazo y buscó algo de ropa hasta encontrar, a las faldas de la cama, el enorme hitoe del capitán, se lo puso y salió de la cama para ir a bañarse.

-Uruki-chan.

-mande-respondió secamente pues estaba enojado por la actitud empalagosa del otro y que su ropa le cubriera por completo.

-¿sólo vas a decirme buenos días? ¿No me abrasaras o me besaras o…?

-¡no! ¡No voy a hacer ninguna de esas tonterías de adolecentes!- respiró hondo y terminó la conversación- por favor, madura un poco.

Azotó la puerta tras de él, (¿Por qué le grité eso? En realidad me gusta que sea así pero… me siento mal por su forma de tratarme), agachó la cabeza y se sintió como basura al ser tan agrio con su novio, que no merecía tales palabras.

-lo arreglaré- dio media vuelta, hacia la habitación. Deslizó la puerta unos centímetros para mirar a dentro, Byakuya se acomodaba el pantalón apretándose el cinturón, no llevaba nada arriba. (Presumido, sólo tú piensas en mostrar tu esplendoroso cuerpo al mundo). Abrió por completo y se congeló ante la duda que apenas le surgía, (¿Qué le digo? ¿Cómo voy a arreglar esto?).

-¿olvidaste algo?- no parecía enojado pero tampoco eufórico.

-eh… yo… - trataba de resolver la duda lo más pronto posible tomando los elemento que tenía a su alcance, siempre tratando de disimular su interés y nerviosismo. Lo único que tenía era que se dirigía a duchar, se sonrojó ante la idea de invitarlo a eso-¡¿Por qué en estas situaciones soy un idiota?!- gritó con todas sus fuerzas. Byakuya recorrió el cuarto hasta llegar a él, preocupado por esa reacción.

-¿de qué hablas?- lo rodeó suavemente por los hombros. Alzó la cara para sentirse un poco menos insignificante ante ese bello cuerpo semidesnudo.

-nada… perdón por lo que dije hace rato… no lo decía enserio… es que… bueno… el que tú me…- balbuceó más cosas hasta que se hartó de que ni siquiera él se comprendía-… no entiendo nada.

Eso sacó una sonrisa al mayor, lo estrujó mas y le habló con serenidad- poco a poco lo entenderás, después de todo eres un genio- pegó su rostro al pecho, la debilidad lo embargaba cada vez que esas palabras hacían que su corazón latiera frenético- me alegra que te disculparas.

-mmm… si… - le dio la espalda y pronunció con velocidad para que no fuera posible saber que estaba más nervioso que un reo en la silla eléctrica- … también quería saber si gustabas bañarte conmigo- terminando se cubrió la cara con la ropa.

-por supuesto- lo escuchó caminar a su lado y pasarlo de largo- iré calentando el agua- y se fue. Permaneció unos segundos más escondido hasta estar seguro de que no lo espiaba. (¿Qué acabo de hacer?).

 

Entró al baño que estaba rodeado de vapor, el capitán seguía afuera y vestido, esperándolo. No dijeron palabra pues él estaba concentrado en encontrar un momento donde volteara y pudiera deslizar la prenda al suelo, el otro, irónicamente, parecía buscar con ansias no perderse aquel instante. Cansado de ver que no cedería se bajo la ropa y entró al agua. El calor le relajó los músculos que aun se quejaban de tanto uso la noche anterior. Cerró los ojos para disfrutar de esa sensación mientras escuchaba como Kuchiki desasía el nudo del pantalón para después seguirlo. Al entrar su enorme estatura tapó la luz natural que entraba del techo transparente, abrió los ojos intentando a toda costa no mirar de la cintura para abajo. Agradeció que el calor le hiciera tener las mejillas coloradas desde antes.

Tomó el shampoo y talló su cabello, dejando que el otro tomara su lugar bajo la regadera.

-¿todavía te duele?- le fue preguntado como si fuera de lo más común hablar de esa tema. Le arrogó el jabón que esquivó apenas por milímetros.

-no hagas esa clase de preguntas.

-preguntaba por tu cuello, me preocupa que se infecten las mordidas- evitó molestarse por tener que responder.

-está bien. Ya están cicatrizando- se tocó el cuello y las sintió, imaginó que eso dejaría una marca permanente.

-que bueno- le dejaron entrar al agua para retirar el shampoo, el terminar dio con la espalda del otro, que tenía unos enormes rasguños en toda su longitud.

-Byakuya… tu espalda- el otro se volteó y le sonrió cálidamente.

-no es nada, no tienes por qué disculparte.

-no pensaba hacerlo. No voy a pedir perdón por nada de lo que haga en eso momentos sólo… me preocupa que se infecten las heridas- dijo a manera de copiar lo que antes le mencionaron.

-vendaré más tarde los arañazos- asintió con la cabeza.

-¿me pasas el jabón?- lo observó recogerlo y dárselo, de una manera inexplicable, sensualmente en la mano. Limpió su pecho y el cuello, al llegar la cintura se dio la vuelta para seguir.

-Uruki…- la mano del otro lo delineó del cuello y por la columna haciendo que un escalofrió le hiciera temblar y tirar el jabón. Byakuya lo recogió para tallar su espalda-… permíteme.

-no… no es necesario- sin embargo no le hizo caso. Permaneció inerte mientras tallaban su espalda, cintura, piernas…-Byakuya… no te aproveches.

-no lo haría…

-… tonto- su corazón se aceleró con las lindas palabras de su amado. Finalmente retiraron la espuma. Lo miró por unos momento y se preguntó por qué no era posible ver físicamente su bondad, el amor, la amabilidad con la que lo trataba si él la sentía tan fuertemente, pero después automáticamente se agarró de su cuello y lo besó. (No necesito verlo, aquí está y es suficiente).

El más alto que había tomado la botella de shampoo la soltó para sujetarlo por la cintura.

-¿fue difícil?- le preguntaron al separarse.

-¿qué?

-actuar así… - fingió un puchero y dijo.

-si, fue muy difícil no sé cómo demonios lo hice sin morir de vergüenza-(realmente… ¿Cómo diablos lo hice?).

 

En lo siguiente le terminó ayudando a bañar, limpiándole el cabello, después de darle un golpe en la boca del estomago para que se agachase, acomodándolo de formas graciosas logrando sacar de quicio a su sereno novio aunque luego se recompensaba toqueteándolo provocadoramente. Al volverse a erguir le limpió la espalda y el pecho.

-Uru… - medio lo oyó, estaba más atento en sus pectorales-Ulkio…

-¿Qué dices?- levantó la cara hasta dar con sus ojos y, por primera vez,  notó que había momentos en donde su mirada parecía verlo sin hacerlo, como si lo quisiera pero le fuera una obligación. (¿Por qué me miras así?).

-nada, no es nada, Uruki-chan- bajó la cabeza, esos ojos oscuros le recordaron un cielo negro y sin luz, (solo… )-oye… - le acariciaron el cabello mojado pero ni aun así levanto los ojos-… ¿Qué pasa?

-no pasa…-(¿Por qué este dolor se siente tan familiar?)-… nada- al terminar preguntó algo que lo mantendría expectante durante días- ¿a quién miras?

¿A quién miras?

El otro frunció el ceño ante eso y lo miró como si hubiera perdido el juicio.

-contéstame, por favor.

Es acaso aquel…

-no sé de que hablas.

-yo tampoco, aun así, respóndeme.

-claro que a ti n….

No habló el capitán pues su boca se ocupó de responderle a la suya, en un beso cálido y moderado en dulzura.

-eso te responde- no hizo más que sonreír, (¿Qué pregunta idiota fue esa? No importa… debo confiar en Byakuya a como dé lugar)- piensas demasiado- lo encerraron contra la pared, nuevamente se sentía como un conejo ante el lobo y como tal, el lobo devora a la presa.

-ahhh… Byakuya…- le dolía y gustaba como rasgaba las marcas de su cuello con los dientes pero no duró mucho, lo alzaron para terminar con las piernas abiertas sujetándose de su cintura mientras el otro lo penetraba quedamente mientras él lamia su cuello. (Esta fría la pared).

Sus muslos, que hasta ahora habían cooperado con el vaivén del mayor, se entumecieron. Sus manos tomaron con fuerza la pared. Y su cuerpo quiso rechazar esa sensación placentera.

Oía como soltaba aire con fuerza su amante, las embestidas contra sus glúteos y sus propios gemidos, más eran distantes, como si en ese momento no ocurriera nada y sólo fuese un recuerdo. (Duele… duele… no se preocupa por mí, sólo quiere sexo… y yo quiero dárselo…)

se lee tan fácil en su cara que si por él fuera no sería yo quien estaría entre sus piernas, él no me desea… incluso sé a quién le entregaste lo que yo traté de comprar con esfuerzo y humillación.

Está bien, muy bien, lastímame, ódiame, maltrátame, que importa.

Sólo… sólo… mátame antes de irte… mátame… no hay porque seguir… mátame… mátame…

(Háblame).

-ha… ble… mmm… me… Bya…-al salir del trance se dio cuenta que ya se había corrido, el mayor aun no lo hacía. Lo miró a la cara dándose cuenta que su novio se percató de que estaba distante.

-¿quieres… que pare?

-s…- cerró la boca de golpe pues pensó en que explicación le daría, no podía responder que creyó que lo lastimaría, que lo estaba relacionando con esa palabra: “mátame”-…no…-(debo confiar en él, lo que sea que sueño no es Byakuya… él es diferente)-habla… me…

-bien- reanudo las embestidas-Yo te he visto mil veces tembloroso ante el fervor de mis ardientes frases, con los divinos ojos entornados y los húmedos labios anhelantes. Embaído de amor, desvanecido, cuando soy yo el que de amor te habla- (me molesta… que hable sin tartamudeos cuando yo apenas respiro…).

 

-Uruki-chan…- se acomodo la toalla más ajustadamente mientras buscaba su ropa-…¿Qué pasó en el baño?

-¡¿TÚ DE VERDAD NO SABES QUÉ ES LA DESENCIA?! ¡ESO NO SE PREGUNTA, JODER!- quizá había entendido a donde se dirigía la pregunta, que no era hacia el sexo, pero no quería responder lo que pasó por su mente además que era muy impulsivo ante él.

-a parte de que hicimos el amor, Uruki-chan- le aclaró con toda calma, eso lo enojaba en mayor cantidad.

-…¿de qué hablas?-le gruño.

-parecías… distante.

-me preguntaba…-(… ¿tu me estás mintiendo?)-… ¿si tu pensabas en qué si mi gigai no durará más de una semana con este uso?- mintió, para el estaba claro que la respuesta sería que nunca le mentía.

-no lo había pensado… tienes razón- lo miró de reojo y agradeció que él ya había acabado de vestirse-llamaré a Urahara para preguntarle cuantos necesitaré para una semana.

-¡estás loco! Lo común sería pensar en que deberías controlarte.

-¿de verdad? Pues no soy nada común, después de todo soy un rico excéntrico ¿verdad?- lo dijeron de manera irónica a todas sus ofensas que se fundaban en su posición social. Bufó y se volteó- toma- le arrogaron una sudadera con cuello y mangas largas en color verde, de tela gruesa y caliente- hace frio afuera.

Se vistió y salió, afuera lo espera Byakuya con un chocolate caliente, hasta ahora notaba que realmente hacia frio. (No es que ese idiota me mantuviera caliente). Asió la taza con la mano derecha pues en la otra llevaba la bufanda que no era necesaria pues la sudadera cubría el hueco.

-póntela, hace frio y tu andas muy primaveral.

-¿no te dará frio? Puedo darte mi haori si lo necesitas.

-estoy bien, gracias… ¿por qué hace tanto frio?- con ver su cara comprendió que había dicho algo tonto o sorprendente, aunque no tenía idea de que era.

-jajajajajajaja- rieron en su cara, lo que afirmaba su estupidez.

-¡n… no entiendo de que te ríes pero más te vale que te expliques ahora mismo!

-perdón…-rieron un poco más- … pero nunca esperé que estuvieras pendiente de mi toda la mañana como para no notar que nevó- sonrió, lejos de molestarse, pues en su vida había visto nieve.

-nevó… iré a fuera- salió corriendo hacia el pasillo principal para llegar lo antes posible a la puerta del patio.

-Uruki-chan, espera- escuchó tras él.

-¿qué?

-¿Por qué tienes tanta prisa?

-quiero ver la nieve.

-¿nunca…?- no lo dejó terminar pues sabía la pregunta y llevaba prisa.

-no, nunca.

-entonces… -le fueron cubiertos los ojos por sus enormes manos.

-¿Qué haces?

-te daré una sorpresa de último momento- caminó guiado por el otro hasta sentir como el frio aumentaba, dándole a entender la cercanía a su destino.

Ante él se presentó un pasaje blanco como la leche que no dejaba nada del rosado de los árboles o el verde del pasto, lo observó absorto pero no sorprendido, de hecho, se le antojo cómodo y natural.

-¿Qué te parece?

-parece… arena…

-¿are…?- fue un golpe suave a su mente el paisaje, (¡claro! ¿Cómo lo fui a olvidar?)

-Hueco Mundo… eso es, la nieve es tan blanca como su arena y los arboles son igualmente blancos- sabiendo que Byakuya conocía ese lugar le comentó- ¿no crees que se parecen mucho?- pero no le contestaron aunque le dejó tiempo de sobra para responder- parece… que recordé algo. Que bueno ¿verdad?

-¿Qué más recordaste?- la pregunta fue tosca, más como una orden.

-amm…-hurgó en su mente y en el blanco campo, pero era el único recuerdo que se unía a la realidad-… nada más.

-bien… vamos a dentro- recorrió siguiendo sus pasos no sin antes mirar otra vez la nevada. (Hueco Mundo, de donde vengo, monótono, sin ruido, un lugar excelente para leer… pero… ), miró la espalda ancha de su amado, (… este es mi hogar).

 

Comieron en silencio que, para novedad, era provocado por el dueño de la casa. Se la pasó haciendo preguntas ocasionales y tomadas a partir del clima sólo para hacer un poco de ruido y ese ambiente hostil desapareciera, pero sus respuestas eran concisas o simplemente no respondía, estaba por rendirse cuando una duda verdadera le hizo hablar.

-tú me recogiste en Hueco Mundo ¿verdad? ¿Podemos ir? Así mi memoria tendría más cosas con las que vincularse y podría…-pegó un brinco en la silla cuando el otro golpeó la mesa con el puño.

-no podemos ir ¿Qué no te gusta aquí? ¿Qué no es de tu agrada la vida que te doy? ¿Me quieres dejar por ese seco lugar y volver…?- no dijeron más y salieron del comedor, dejándolo profundamente arrepentido, no era su intención hacerlo pensar que no le gustaba vivir con él.

 

Antes de que anocheciera supo que toda la tarde trabajo, él, por su parte, buscaba a Tsuki para pedirle su pulsera, quería disculparse y dársela cuanto antes a su enojado novio.

Finalmente la encontró, al parecer ese día su turno era el nocturno pero había llegado antes. En cuanto se la pidió le exigieron respuestas de su relación pero no dijo nada, sólo se limitó a un “no te interesa” e irse.

 

Entró en silencio al despacho del Byakuya, este permaneció con el pincel en la mano pero sin escribir. Para evitar que volteara en posición de ataque, como la última vez, lo llamó, sumiso.

-Byakuya… ¿podemos hablar?

-claro- dijo sin mirarlo, eso lo enojo y nada más lo soportó por la situación.

-lamento si dije algo insensato… fue mi culpa- con lo último extendió la pulsera y ocultó su rostro con los mechones negros. Se quedó en silencio  mientras su amante se ponía la baratija en la mano derecha.

-Uruki-chan- fue un tono seco y neutro, indescifrable.

-¿mmm?- el peso del otro cayó sobre él llevándolo al suelo. Ahora sonreía nuevamente, la risa de un niño con un juguete nuevo, (como me gusta que se vea feliz).

-gracias ¿tú la hiciste?

-arrg…

-¿arrg? Ese es un si o un no.

-mmm… - no lo miraba, ya sabía que estaba rojo y también sabía que eso le divertía al mayor.

-veamos, ¿Cómo es no?

-graa…- respondió tratando de ver lo gracioso de sus respuestas, pero la pena era más fuerte.

-muchas gracias… te amo- lo abrazaron y respondió a eso.

-yo… igual…

 

Fue un invierno lleno de sorpresas, algunas desagradable pues, aun siendo novios, Byakuya trabajaba como antes y apenas si lo veía, esa era una de las cosas desagradables pues lo terminaba extrañando tanto que cuando se veían era pura muestra de afecto al por mayor, 4 de 6 veces terminaban en la cama, otra de las molestias que soportó fue que cuando le comentó que los empleados comenzaban a sospechar de su relación lo que este hizo fue llamar a todos, ponérseles enfrente y decir “el que diga algo será despedido, y no sólo hablo del trabajo” y procedió a decir sin más rodeos que eran novios.

Entre las agradables estaba que poco a poco fue olvidando su orgullo. Incluso en una noche nevada salieron a caminar a un parque cercano, la razón había sido que no había ni un alma por el frio, pero le supo agradable. Koichi-san le pareció que había retornado a su antiguo profesionalismo, comenzaba a descifrar cosas de su pasado, entre ellas:

Los ceros, estos los recordó viendo entrenar a Byakuya en el jardín, posiblemente lo hubiera recordado antes si no hubiera observado la mayor parte del tiempo el sudor que bajaba por los pectorales del otro y hubiera prestado atención a los kidous, pues uno de ellos fue el causante de la reaparición del recuerdo.

 El sonido, ese fue mera casualidad debido a que le había aburrido la plática con Koichi-san por lo que le pidió le explicara los poderes de un shinigami, al mencionarle el shumpu la mente se le iluminó.

 La resurrección y segunda resurrección, fue durante una noche solitaria, donde su novio fue a trabajar a las 10 pm y no esperaba verlo hasta el amanecer sino que más tarde. Mirando afuera y el oscuro cielo, cubierto con una sabana de franela en color purpura, algo pasó volando y aterrizó en el jardín aun cubierto de nieve, con los pies descalzos fue a ver que era y se encontró con un pequeño murciélago herido. Ese recuerdo fue más doloroso y fuerte que los anteriores, aun creía que si no hubiera entrado a la casa corriendo, por el dolor de cabeza, abría recordado algo más.

 Una de las que le pareció importante no fue descubierta con el psicoanalista sino que con Kuchiki; una tarde mientras ordenaba con él los papeles, entre ellos de información sobre los capitanes, hubo uno que lo detuvo, la imagen le fue suficiente; era su jefe, Aizen Sousuke.

 

Si bien le era agradable conocerse le molestaba la falta de interés del capitán y si no era falta de interés demostraba enojo, un enojo que lejos de atemorizarlo le tomaba un sabor dulce y agrio a la vez, como si durante mucho tiempo ese trato hubiese sido lo normal.

Aun tenía pesadillas recurrentes, no le decía a Byakuya pero cada día las sentía más largas y reales, después de 2 meses, todas la noches soñaba con ese hombre y esa voz fría y sin sentimientos… pero sobre todo tenía un toque sensual y que le enamoraba de alguna manera extraña, aunque siempre que miraba a su Byakuya cambiaba de idea.

 Algo que se dijo no diría a nadie, pues no era necesario, serían imaginaciones suyas el que le gustaba esa pesadilla, tenía a Byakuya y se tenía a él. (¿Qué más necesito?).

Notas finales:

Gracias por leer.


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