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Tu Juego por Yais

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Notas del capitulo:

Soy culpable... lo sé U_U.

Capítulo 4

 


Entraron al restaurante guiados por un diligente mesero que se deshacía por atender a Itachi y había osado a mirar por encima del hombro a Deidara.

A esas alturas del día el rubio ya debía de haberse acostumbrado a ese tipo de miradas, pero siendo él quien era, le resultaba imposible. Así que le dirigió una mirada matadora al camarero y lo golpeó intencionalmente con el respaldo de la silla justo cuando pasó a un lado suyo.

– ¡Oh! Disculpe – ni siquiera tuvo que esforzarse porque aquello sonara falso

Itachi lo observó detenidamente. Otra vez preguntándose cómo podía alguien tan vulgar llamar su atención y la única respuesta que encontraba era lo irreverente de la situación. Tenía varias dudas respecto del castaño.

Llevó ambas manos a la altura de su barbilla y se recargó en ellas pensando en cuál sería la manera correcta de actuar ahora que compartía la mesa con un osado acosador. Cosa que, curiosamente, no le molestaba.

– ¿Qué tanto me miras? – Deidara arrugó el entrecejo – uhn –

Pero Itachi no respondió y eso causó que los nervios del modelo se dispararan. Para calmarse inhaló hondo, disimuladamente, y jugueteo las manos debajo de la mesa. Estaba a punto de protestar y gruñir justo cuando el mesero se presentó para tomar su orden.

Itachi ordenó un plato ligero con un nombre extravagante y Deidara lo fulminó con la mirada pues no se vería bien pidiendo las grandes cantidades de comida que deseaba ingerir. Así que tuvo que conformarse con algo de salmón y pensar que en cuanto estuviese en su casa se atragantaría.

El hombre se fue y pasaron un largo minuto en silencio antes de que volviera y les sirviera vino.

 

Deidara tomaba un par de traguitos mientras miraba disimuladamente al pelinegro frente a él, la situación no era cómoda. Y esas situaciones, de nuevo, no eran a las que estaba acostumbrado.

En la mesa, generalmente, se encontraba siendo adulado o escuchando palabras que pretendían impresionarlo. Pero Itachi no decía nada, estaba tan sumido en su mundo, ignorándolo, que no sabía cómo debía actuar. Era verdad, le molestó que lo mirara cómo si quisiera descifrarlo pero le molestaba, aún más, el hecho de que no lo notara.

 

Se aclaró la garganta con suavidad – ¿Cuándo llegará tu cita? – Preguntó firme pero con tono desinteresado, intentando disimular que aquella idea lo atormentaba y sentía apatía por aquella desconocida persona.

Los de Itachi brillaron con una especie de diversión antes de contestarle – será en cincuenta minutos - no observó su reloj y por su actitud, Deidara sintió que Uchiha parecía tener el control del tiempo.

– Ah – Deidara regresó la mirada a la copa, si comía con la suficiente lentitud podría conocerle. Un largo silencio los acompañó hasta que decidió romperlo – Y, ¿Cómo es? –

Pudo ver como su interlocutor formó una sonrisa ligera en sus labios – ¿Cómo es quién? –

– Tu... Tu cita – Deidara giró el rostro avergonzado por aquella sonrisa, no se dio cuenta que aquel fue un gesto burlón.

– Pues, no creo que sea relevante para ti saberlo – Contestó el pelinegro y él volvió la mirada inmediatamente. Le había dado un muy amable no te importa, rabió.

– Bien – gruñó – Tienes razón, no me importa – pero la verdad es que se retorcía por dentro.

Itachi alzó una ceja – Debo gustarte mucho – comentó como si nada dándole un trago a su copa de vino.

Deidara abrió los ojos a no más poder y se atragantó con su saliva – ¿Qué? – su tono fue alarmado y al encontrar sus ojos deseó no haberlo hecho pues tuvo que desviarse al instante, lo odiaba – Te detesto – soltó con un gruñido y después de acopiar valor volvió a mirarlo – No te confundas Uchiha, sólo no estoy acostumbrado al silencio en la mesa – aquello era verdad pura, después de todo vivía con Naruto y Kushina – sólo quería hacer platica –

 

– No creo que no te importe, pero – agregó al ver que su acompañante pretendía protestar – fingiré que te creo, al igual que finjo que no eres un acosador –

Deidara lo observó fijamente, confundido y después de procesar la información golpeó la mesa en un gesto de indignación – NO SOY UN ACOSADOR – soltó más fuerte de lo que pretendía y en consecuencia algunos de los comensales lo miraron como si debiesen sacarlo del lugar.

Itachi sólo se hizo un poco hacia atrás pues Deidara tenía, esta vez, un cuchillo en mano y no se fiaba. La verdad era que el gesto ofendido del castaño valía la pena.

El modelo al notar su exabrupto respiró hondo y  tomó su servilleta para pasarla con propiedad sobre sus labios.  Ahora recordaba que debía mantener la compostura ante todo, aunque quisiera matar al hombre frente a él – Uchiha – llamó con tono de voz modulada – parece que no recuerdas que fuiste tú quien robó mi maleta, chocó conmigo – en ese momento Itachi soltó un inocente ¿yo? y Deidara lo fulminó con la mirada – y has sido tu quien me invitó a comer. Podría pensar que tú eres el acosador –

Incluso él se habría reído de sus últimas palabras pero no lo hizo. Uchiha no necesitaba acosar a nadie para que lo mirara, a él menos que a cualquier persona en el mundo.

Itachi lo observo saboreando el calmado y serio tono de voz que ocupó para decir aquel chiste. Le agradó y por eso le regaló una sonrisa leve.

El más joven sostuvo un gesto neutro y que pretendía ser indignado. No quería que se notara lo feliz y bobo que le puso aquel gesto; y se tranquilizó porque fue en ese momento que apareció el mesero con su comida.

– Y, ¿A qué te dedicas? – Le preguntó Itachi justo cuando el mesero los abandonó.

Deidara frunció los labios por el cambio de conversación, pensaba que Uchiha debía disculparse de nueva cuenta. Creer que él, entre todas las personas, era un acosador era una afrenta. Pero no tardó indignado mucho tiempo pues pronto se alarmó al darse cuenta de que no sabía a qué se dedicaba.

Modelo era una respuesta risible con ese aspecto – Ah – llevó su copa hasta su boca para ganar tiempo y tras pensar lo único que se le ocurrió fue mencionar su hobbie – soy artista –

– Artista – Itachi se recargó en la silla curioso – y ¿de qué tipo?, tu nombre no me es conocido – le informó sutil.

Deidara arrugó el entrecejo – no soy muy conocido – gruñó – no me dedico mucho a ello –

– ¿Cómo? – al pelinegro le resultaba extraño. Deidara no parecía ser alguien adinerado o educado correctamente, pero el maletín que los había hecho incordiar no era un artículo barato. La verdad era muy caro, tanto como un auto deportivo último modelo.

– No me dedico a ser reconocido, es arte, el arte no debe tener fines comerciales – se dio un deje de importancia – eso lo hace vulgar –

Su interlocutor elevó las cejas – Me suena a palabras de alguien que no vende mucho por ser malo –

Deidara apretó la servilleta. Él de verdad era artista y, también, no vendía mucho. Nunca había tenido la necesidad de hacerlo, regalaba sus esculturas bajo un seudónimo o de manera anónima.

Detestaba pensar que sus obras perderían valor artístico si la gente supiera que él las hacía, todos establecerían su valor respecto a quién era y no por qué tan buenas eran sus creaciones. A él le gustaba ir a las exposiciones y escuchar los elogios y criticas sinceras.

– No creo que un empresario petulante como tú pueda entenderlo – replicó con dignidad.

Itachi ignoró el insulto – ¿Qué tipo de arte? – llevó su copa a sus labios.

– Esculturas, pinturas – Deidara se emocionó – de todo – Antes Sasori le decía que se le atrofiarían los sentidos si seguía rodeado de tanta basura mediática pero, aparentemente, no fue así – soy muy bueno – soltó arrogante.

Deidara tenía la idea de que tan pronto fuese lo suficiente mayor como para tener que abandonar las pasarelas usaría todo su tiempo en hacer esculturas y moriría haciéndolas.

Itachi asintió ligeramente. Ahora entendía por qué el castaño era una persona desalineada y visualmente extraña. Artista decía. Sin embargo aún le quedaba la duda de saber de dónde provenía aquel dinero si no comercializaba con el arte. Tal vez era hijo de alguien adinerado.

 

Deidara se daba cuenta que Itachi lo estaba analizando así que sonrió levemente, sintiéndose satisfecho por haber logrado llamar la atención de su compañero de mesa. Lo estaba disfrutando mucho.

- ¿Y tú? – apartó la copa de vino que tomaba – Específicamente a qué te dedicas – ahora era su turno de averiguar todo lo que podía de aquel Uchiha.

E Itachi fue muy amable al responder. Le explicó que era el CEO de la empresa que anteriormente había visitado, uno de los laboratorios más importantes dentro del campo farmacéutico en Japón y parte del mundo.

El modelo lo escuchó atentamente e irremediablemente se perdió en sus palabras.  No sabía si estaba babeando o no, pero creía lo más probable era lo primero. Pues a cada cosa que Itachi decía Deidara se daba cuenta que, sobrepasando ese exterior despampanante, el joven empresario parecía un apersona bastante modesta e interesada en el resto del mundo. Era alguien impresionante.

 

– Itachi san – Una voz interrumpió la plática del mencionado y tanto él como Deidara volvieron de su absorbente conversación.

 

El artista pudo ver como el semblante de Itachi se mostraba serio y al girarse se encontró con una persona que se le hacían ligeramente conocida.

– Orochimaru – Uchiha se levantó y saludo con una ligera reverencia.

– Disculpa la tardanza, me surgió un imprevisto. No sabes el gusto que me dio que no cancelaras la cita debido a ello – el que respondía al nombre de Orochimaru le dedicó una disculpa casi melosa.

– Tengo interés en esto – Contestó secamente Itachi y le indicó que se sentase – aunque como entenderás quiero terminar pronto porque también tengo otras cosas que hacer –

– Claro – Orochimaru sonrió levemente y se sentó al tiempo que con un gesto de mano le pedía al mesero que le trajera una copa a él también – Buenas tardes, soy Orochimaru, mucho gusto –

Deidara estaba perdido en lo que ocurría. Primero porque no lograba identificar al hombre y después porque se acababa de dar cuenta que la cita de Itachi era de negocios. Era por ello que se había reído de él.

- uhn Deidara, mucho gusto igualmente – lo reverenció ligeramente. Se sentía, otra vez, avergonzado y fuera de lugar. Más cuando, sin decir otra palabra el recién llegado e Itachi comenzaran a hablar de negocios.

 

Aparentemente la compañía de los Uchiha pretendía remodelar y ampliar un centro de rehabilitación infantil a las afueras de Tokio y la empresa de Orochimaru, encargada de crear tecnología para el rubro, estaba inmiscuida en el proyecto aportando un 50% de la inversión.

– Entonces – Orochimaru desvió la mirada de Itachi justo cuando éste comenzó a hacerle preguntas sobre un retraso en la agenda a causa suya – ¿A qué debemos su presencia Deidara san?, ¿Es acaso tu nuevo asistente? – les pregunto a ambos, primero al castaño y luego al pelinegro.

Deidara que había estado perdido en aquella plática, interesante a momentos, brincó al escuchar su nombre.

– No – respondió serio Uchiha.

– ¿Entonces?, ¿es el nuevo diseñador? – Orochimaru lo evaluó y lo último lo dijo como un chiste. La mayoría de los diseñadores eran personas visualmente atrayentes.

– No – repitió Itachi – aún no tengo a los candidatos, y respecto a los retrasos en la entrega del material… –

– ¿Entonces Deidara san?, la verdad es que me intrigas – Ciertamente Orochimaru pretendía fastidiar a Itachi, eso era evidente.

El modelo observó a Uchiha de reojo y notando como el pelinegro simplemente optó por dejar hacer al otro empresario miró a Orochimaru a los ojos, perfectamente notó el tono de burla cuando lo llamó “el nuevo diseñador”.

– Tengo absolutamente nada que ver con el asunto, pero si le preocupa mi presencia puedo retirarme en este momento, no es de mi in…-

– No, no, Deidara no te ofendas, simplemente me causaste curiosidad porque Itachi san no es del tipo de personas que tengan conversaciones sin motivo, así que supuse que debías tener una opinión sobre el tema –

– Para nada – el castaño acabó su copa – la verdad es que me parece una actividad muy interesante y noble la que realizan pero no alcanzo a entender la mayoría de sus asuntos –

– Deidara es artista – zanjó Itachi. Se daba cuenta que su primer compañero de mesa estaba a la defensiva y, aunque él tenía el suficiente sentido del humor para soportar que lo amenazasen con golpearlo, no podía permitir que Orochimaru dijera algo que molestara al castaño y se desatara un caos.

– Si – Deidara frunció el ceño ligeramente mientras miraba a Itachi. La verdad era que no entendía lo que decían pero no porque fuera artista o algún tipo de idiota, sino porque estaban hablando de asuntos muy específicos y él no tenía antecedentes – De hecho, creo que he compartido la mesa junto a ustedes más de lo que planeaba – miró su reloj de muñeca y notó que hacía 15 minutos había pasado la hora que Sasori le había indicado – un amigo vendrá por mi y debo retirarme para no hacerlo esperar, mucho gusto –

– No, por favor Deidara san – Orochimaru se paró al mismo tiempo que él – Como dije no es necesario que se retire –

Al modelo aquello le causó una mala sensación. Estaba consiente de que aquel hombre no pretendía congraciarse con él por ser quien era, porque siendo Deidara Namikaze era nadie, sin embargo tampoco parecía que su actitud fuese desinteresada. Volvió a mirar a Itachi.

– De hecho – continuó Orochimaru – Tiene razón, creo que hemos pasado demasiado tiempo en esto – miró a Itachi – Será mi culpa si debes retrasar tu agenda así que creo que es mejor que lo dejemos por hoy. Te enviré el resto de las dudas con mi asistente –

Entonces Deidara entendió que Orochimaru sólo lo estaba usando como pretexto para huir del Uchiha.

– Si eso te parece una mejor opción – Aparentemente Itachi no tenía la intención de argumentar con el otro hombre y así salieron del  restaurante.

 

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Quince minutos antes de que aquello ocurriera, Sasori llegó al lugar donde se había citado con Deidara sólo para descubrir que su amigo no estaba ahí.

– Ese mocoso – gruñó – no me sorprende – y a pesar de que estuvo tentado a abandonarlo de nueva cuenta optó por estacionar el auto y buscarlo con la vista.

Cinco minutos después Deidara aún no aparecía así que, descartó llamarlo a su celular y revisó su registro de llamada para marcar al número con el que anteriormente su amigo se había comunicado.

Escuchó los tono de marcado y después, en eco, un moshi moshi por la bocina y a unos metros suyos. Al girar la mirada se encontró con un hombre alto, con pinta de guardaespaldas, recargado en un auto negro. Resopló y colgó.

Caminó hasta él y se aclaró la garganta – Buenas tardes – saludó en voz alta viendo como el otro seguía observando su celular, creyendo que la anterior llamada se había cortado de manera no intencional – Mi nombre es Sasori, estoy buscando a Deidara – como respuesta el guardaespaldas se giró y lo observó dudoso, como si no creyera que le estuviera hablando a él.

Diez minutos después de que se presentasen y ambos llegaran a un entendimiento sobre quién era Deidara y la razón por la que estaban en aquel lugar, Sasori tenía una mueca de indiferencia y enfado por tener que esperar mientras que Kisame, el guardaespaldas, lo observaba de reojo pensando que los individuos bizarros sólo se juntaban con otros de la misma calidad.

 

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Cuando Deidara salió del restaurante lo primero que vio fue la cabellera pelirroja de su amigo y cuando encontró sus ojos supo que estaba a punto de recibir otra de sus letanías respecto a que “Él no tenía su tiempo” y “Nunca más lo volvería a esperar”, sin embargo cuando se iba a disculpar con Uchiha y su socio para ir a encontrarse con él, Orochimaru se le adelantó.

– Akatsuna no Sasori – el mayor de todos los presentes esbozó una sonrisa y fue directamente hacia el mencionado, quién desvió la mirada de un lado a otro buscando una ruta de escape y arrugó el entrecejo al descubrir que no había alguna.

– Orochimaru – gruñó.

– Tenía mucho tiempo sin verte – Orochimaru sonrió sabiendo que Sasori sufría con su presencia – Justamente había querido hacer un cita contigo hace unos días pero aparentemente nunca tienes tiempo –

– Estoy ocupado – soltó parco el pelirrojo – y siempre lo voy a estar si se trata de ti –

– Increíble – Orochimaru comenzó a reír – ¿aún sigues molesto por lo del museo? –

– Toda la vida – respondió el joven inmediatamente.

Deidara, que se había quedado detrás junto con Itachi, por fin pudo recordar de dónde se le hacía conocido Orochimaru. Aquel hombre había trabajado con Sasori tiempo atrás y su amigo lo odiaba.

– Pero tengo un proyecto que se adecua perfecto a tus habilidades – Orochimaru continuó con la sonrisa – te aseguro que te interesará, de hecho, justo ahora te puedo presentar a uno de mis socios…  –

– No, no me interesa – cortó Sasori inmediatamente – te lo dije, jamás volveré a trabajar contigo. Deidara, vámonos –

El modelo saltó sobre su lugar y se sintió extraño pues tanto Itachi como Orochimaru lo observaron fijamente – Permiso – se despidió en voz baja, ahora menos que nunca podía hacer esperar al pelirrojo.

 

Uchiha se sorprendió de que Sasori fuese el amigo que recogería a Deidara. Y comenzaba a pensar que toda su semana había estado llena de coincidencias extrañas. Pues Sasori era un arquitecto reconocido, el más famoso de todo Japón y la persona que Orochimaru y él habían deseado contactar para que se hiciese cargo del diseño del nuevo edificio.

 

–  Deidara san – Orochimaru detuvo al modelo con otra sonrisa - ¿No nos habías mencionado que eras amigo de Sasori? –

–  eeh – Deidara se dio cuenta de que cuando usaba aquel disfraz era menos elocuente – Si, es mi amigo… conocido – rectificó cuando recibió una mirada matadora del pelirrojo – sólo nos tratamos, algunas veces –

– Entonces, ya no sólo me intrigas sino que me pareces fantástico – Deidara fue incapaz de entender a dónde pretendía ir Orochimaru - ¿Qué te parece Itachi? ¿No crees que Deidara sería un estupendo diseñador para la sección de remodelación?, ¿Te gustaría trabajar en el proyecto? – Se dirigió por último a Deidara.

– No – Sasori contestó inmediatamente, al tiempo que Itachi los evaluaba y respondía – Nunca he visto su trabajo y dudo que sea bueno, recuerda que queremos a un profesional reconocido y no a un artista amateur –

 

La verdad es que Deidara no tenía pensado en aceptar un trabajo como diseñador cuando estaba de vacaciones, pero el No que soltó inmediatamente Sasori mezclado con el despreció a su persona de las palabras de Itachi lo hizo lanzar un gruñido.

 

– Me encantaría – dijo sin pensar.

– Pues eso es estupendo, para mi es un honor que trabajases con nosotros. Y Sasori igual sería un honor que consideraras trabajar en el proyecto. Estoy seguro de que te gustaría colaborar con un amigo cercano, considéralo y llámame –

– No lo creo – el pelirrojo gruñó y tomó a Deidara de la muñeca para llevarlo con él. No soportaba un segundo más en presencia de Orochimaru.

 

Por su parte Itachi sólo los vio partir. Él al igual que su socio querían a Sasori en el proyecto porque su nombre en aquella nueva construcción, definitivamente, traería muchas donaciones pero seguía sorprendido, realmente no había imaginado que Deidara conociese a alguien como el pelirrojo.

– ¡Me impresiona! – Kisame se acercó a Itachi tan pronto se quedó solo – o Deidara es un acosador con un plan muy bien elaborado o tiene mucha suerte –

 

Itachi observó a su amigo con detenimiento y entró a su propio auto – La verdad, ya no sé – contestó.

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer y por perdonar mi tardanza ^_^U. Espero la espera valiese la pena, el final de este capítulo no pareciese muy forzado y leernos pronto.

Un saludo y un beso.Su apoyo es muy importante para mi.

Yais

 


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