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Tu Juego por Yais

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Capítulo 2

 

En el camino Kushina hizo un par de llamadas, Deidara se mantuvo en silencio rumiando su enfado y Sasori simplemente golpeó los dedos fingiendo tocar un piano en el volante.

Para cuando el pelirrojo estacionó su auto frente a la casa del par de modelos, Kushina saltó del auto lanzando un grito que sonó a algo como “¡Naruto!” y Deidara, aún enfurruñado, negó con la cabeza mientras ayudaba a Sasori a descargar el equipaje.

– ¿Qué tienes? – Sasori  tomó una de las maletas que Deidara, mala e infructuosamente, intentaba sacar de la cajuela.

 

El rubio desistió y recargó su peso contra el auto mientras observaba a su amigo encargarse de todo – Nada – arrugó el ceño pensativo y luego dio una patada en el piso.

Sasori enarcó una ceja – ¿Nada? – soltó sarcástico y  como respuesta obtuvo un suspiro de Namikaze

– Es que… me encontré con un idiota en el aeropuerto y no pude darle su merecido –

– Ya deberías estar acostumbrado a que quieran tocarte – respondió el pelirrojo aburrido – aunque con ese disfraz la verdad es que me sorprende que alguien se tomara la molestia de mirarte –

Deidara resopló ante la ironía del comentario – La verdad fue todo lo contrario – se llevó una mano al cabello y jugueteó con sus puntas.

Sasori se mantuvo serio, procesando lo que el rubio acababa de decir, hasta que opto por simplemente no decir nada. Todo lo contrario significaba que Deidara estaba enfadado porque no habían querido tocarlo.

– No es que… - el idol arrugó el entrecejo – yo, nunca me había pasado algo… y… no sé. Tampoco me habían insultado así, puede que… fue… lo quiero matar –

Sasori entrecerró los ojos y comenzó a caminar a la casa cargando las maletas de Kushina – Baka – rumió, aburrido porque lo hacía perder el tiempo con sus balbuceos.

– ¡Oye! – Deidara también tomó una maleta y comenzó a jalarla – No me preguntes algo y luego me ignores uhn –

- Es tu culpa por ser desesperante –

Iba a gritarle algo de vuelta cuando vio a un mocoso salir de su casa y pasar a su lado ignorándolo. Parecía perdido en algún limbo de felicidad y caminaba con rapidez como si huyese de algo. Deidara frunció el entrecejo, una persona ignorándolo al día era su cuota máxima.

– ¿Quién era ese? – cuestionó tan pronto entró a casa soltando el equipaje

Sin embargo como respuesta obtuvo un rayo amarillo pegándose a su pecho en un abrazo - ¡Dei! – el autor del apretujón se pegó a su cuerpo como si buscara protección – no te lo tomes a mal pero ¿Cuándo se van? – el idol se descolocó un poco.

Su primo, el rubio hijo de Kushina Uzumaki, acababa de abordarlo en la puerta de la sala.

– ¡NARUTO!, escuché eso tebbane – Kushina parecía un dragón que lanzaba fuego

– ¿Qué pasa? – Deidara sintió la muerte muy cerca puesto que Naruto se había escondido detrás de él y lo usaba como escudo protector de la ira de su madre.

– Me va matar –

– Naruto – Kushina dijo con una voz bastante tétrica - ¿Quién era ese chico? Y ¿Qué se supone que estaban haciendo? –

– NADA – el gritó de Naruto se escuchó ahogado mientras Deidara sentía como el menor negaba ferviente detrás suyo

– Nada, ¡NARUTO UZUMAKI! NO LE MIENTAS A TU MADRE – Kushina hizo una pequeña pausa entre cada silaba

– Te lo juro okasan, el teme se tropezó y se me fue encima, no estábamos haciendo nada, fue un accidente pero yo no, jamás te lo juro no se me ocurriría jamás tener algo con ese baka de verdad –

– Naruto – Kushina se llevó una mano a la frente y comenzó a dramatizar como si estuviese llorando – te permito vivir solo, creyendo tus palabras de que puedes vivir sin tu madre pero ¿Qué me encuentro?, te veo a ti con un mocoso desconocido teniendo sexo en mi sala –

– ¡NO! ESO NO ES VERDAD – La voz de Naruto se escuchó horrorizada y Deidara se giró al instante tomando a su primo por los hombros

– ¡¿TENIENDO QUE?! – en ese momento el menor en ese cuarto perdió el color pues Deidara se puso como perro rabioso al escuchar lo que su tía acababa de decir. Ninguno escuchó como Sasori se despedía tras haber dejado todas las maletas dentro de la casa. Aburrido.

Naruto pasó por todos los colores antes de ponerse rojo de la vergüenza – Lo que dice no es cierto. YA DIJE QUE ES UN MALENTENDIDO, SASUKE TEME Y YO NO ESTABAMOS HACIENDO NADA –

Deidara tenía un aspecto tétrico que estaba asustando a Naruto mucho más que su madre – Me lo juras – apretó los dedos en los hombros del menor y Naruto asintió ferviente, horrorizado de muerte por la cara que tenía el mayor.

- ¿Sasuke dijiste? – Kushina de pronto dejó de hacer drama y sus sollozos se apagaron  - ¿Sasuke Uchiha? – los ojos de la pelirroja brillaron de manera muy extraña

Naruto asintió – Uchiha te…me – hizo una mueca de dolor al sentir como Deidara apretaba más los dedos en su carne – Deidara suéltame –

¿Uchiha dijo?

– Naruto ¿Por qué no me dijiste antes que eras amigo de Sasuke kun? – La voz de Kushina se suavizó y esbozó una pequeña sonrisa soñadora – De haber sabido que era el hijo de Mikoto chan, no lo… ¿Es Uchiha hijo de Mikoto y Fugaku verdad? –

Naruto asintió, no porque supiera, sino porque deseaba conservar su vida.

Y como respuesta su madre sonrió de manera ansiosa - ¡Ah! Debo llamarla por teléfono, espero que este en Tokio – y sin más desapareció tarareando

Los 2 rubios sintieron como una gota les caía por la frente.

– Dei ¿Me sueltas? – Naruto intentó zafarse de su primo pero como respuesta obtuvo una mirada amenazante - … por favor? –

– Te estoy vigilando Naruto – y sin más se paró para ir a su habitación, sin embargo paró de inmediato – ¿Uchiha dijiste? –

Acababa de recordar que el guardia de seguridad había reverenciado al hombre que lo insultó usando aquel apellido.

Naruto asintió lentamente y dio un paso hacia atrás cuando Deidara gruñó.

  

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A la mañana siguiente Deidara se despertó al escuchar la melodía de su celular sonar. Eran las 8 am y si no fuese porque estaba adormilado hubiese rechazado contestar a aquel que se marcaba como número desconocido.

– Moshi moshi – él era regularmente madrugador, pero el viaje, y en general todo el día anterior, lo dejó molido

– ¿Habló al número de Deidara Namikaze san? – al otro lado de la línea se escuchó la diligente voz de una mujer

– uhn ¿Quién habla? – los ojos azules del rubio se cerraron levemente y sintió el teléfono resbalársele de los dedos

– Muy buenos días Namikaze san, mi nombres es Naomi Yagami asistente del señor Itachi Uchiha. Llamo para informarle que hubo un error en el aeropuerto y tenemos su equipaje –

– ¿Ah sí? – Deidara cerró los ojos y dejó que la voz de la mujer lo arrullara

– …de ser posible me gustaría que nos diese una dirección donde podamos enviarle su equipaje y recoger el del señor Uchiha –

– bueno – el rubio experimentó un breve momento de lucidez – yo no suelo dar mi dirección, no es muy conveniente para mí –

– Entonces, podría proponer un lugar que fuese de su agrado –

–  … – Deidara se durmió en la bocina

- ¿Namikaze san?, ¿Señor?... ¿Está usted ahí? –

–  ¡Ah sí!, de donde me llama está bien… su oficina es ¿Dónde? –

– Le llamo de Uchiha Corp S.A. en un momento le hago llegar la dirección a su celular. Muchas gracias, lo esperamos en el horario de oficina entre las 9 am y 2 pm –

– Si, si… no hay problema – Deidara escuchó como colgaban en la otra línea y cerró los ojos para descansarlos.

Estaba a punto de caer en el 7mo sueño cuando reaccionó.

– ¡MI MALETIN! – Gritó incorporándose de un salto

 

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–  Ese imbécil – Deidara tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido mientras veía los carros pasar a su lado. De nuevo estaba sentado en el Lexus de Sasori mientras el pelirrojo conducía

– Tú que no sabes conducir – Sasori estaba bastante enojado pues su amigo había desprogramado todo su día al pedirle que lo llevase a Uchiha corp.

– No es necesario que pierda mi tiempo aprendiendo – Deidara agitó sus cabellos rubios con vanidad – Pero ¿Puedes creer que yo tenga que ir por mi maletín cuando fue él quien me lo robó en primer lugar? – acarició con los dedos el cuero de la maleta que, no le pertenecía y, cargaba sobre sus piernas

Sasori entornó los ojos, ya había escuchado la historia hacia unos minutos – Tú aceptaste ir –

El rubio gruñó a modo de respuesta, pero luego sonrió.

– Feo ¡Yo!, ¡Ja!... ya le mostraré a ese idiota quien es feo – Deidara volvió a enroscar su cabello entre sus dedos – en cuanto me mire se va a arrepentir de haberme tratado como lo hizo –

Sasori desvió la mirada ligeramente al atuendo de su amigo y no pudo más que estar de acuerdo. Deidara había elegido algo sobrio pero sexy. Era evidente que el rubio sabía remarcar su belleza usando las prendas adecuadas. Se sintió ligeramente celoso.

– ¿Y, que vas a decirle? –

– Pues – los ojos de Deidara brillaron – voy a hacer que, como todos, me ame en cuanto me mire, voy a fingir interés y cuando crea que me tiene – agitó su pelo por tercera vez – le voy a soltar la verdad y se va a dar cuenta de que lo arruinó conmigo por insultarme… lo haré sentir como el completo baka que es – esbozó una sonrisa diabólica.

– Claro – Sasori se mostró nuevamente aburrido – Entonces le vas a decir que eras tú el que estaba disfrazado. Creía que no querías que nadie supiera nunca que te podías llegar a ver así – soltó el comentario al aire, como quien no quiere la cosa y a Deidara se le congeló la sonrisa.

– ¿Qué? –

– Que creía que no quer… -

– ¡Te escuché! – Deidara se hizo bolita en el asiento del copiloto

– Mira Dei mejor entra a ese lugar, recoge tu maletín y regresas al auto, olvídate de hacer que el mundo entero caiga a tus pies y todo eso – Sasori no soportaba la idea de tener a Deidara coqueteando con un cualquiera

– Pero yo quiero humillarlo… él me dijo FEO, a mi FEO – El rubio hizo un berrinche como si fuese un niño pequeño

– Olvídalo –

– ¡No! – Deidara negó enfurruñado – Quiero que se arrepienta por despreciarme –

Sasori volvió a entornar los ojos – Pues vuelve a disfrazarte, a lo mucho vas a lograr que se trague sus palabras cuando tenga que aceptar que no querías conquistarlo, lanzándole tus maletas al rostro, sino tener tu equipaje –

Deidara cruzó los brazos sobre su pecho meditándolo. Detestaba a ese maldito pelinegro prepotente.

 

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Sin embargo ahí estaba, sentado en la salita de espera enfadado porque el pelinegro prepotente no se dignaba a atenderlo.

En cuanto llegó al lugar todo el mundo comenzó a mirarlo como si fuese algún tipo de aparición, pero para su desgracia ninguno lo hacía porque creyese que era lo más hermoso que había visto, sino porque era lo suficientemente feo como para que algunos creyesen que estaba enfermo o algo así.

Uchiha Corp. era, al fin y al cabo, una empresa farmacéutica, así que en la recepción lo habían creído un sujeto de productos de prueba y antes de que preguntase lo mandaron directamente al área de test.

Subió y bajó escalones rumiando su enojo, se sintió aún más irritado cuando le llegó el mensaje de Sasori diciéndole que se había tardado mucho y que ya no lo esperaría; y para colmo, cuando intentó llamarle para que no lo dejase se le agotó la batería.

– Baka, Baka, Baka… – Deidara no dejaba de repetir en voz baja mientras su aura negra volvía a amenazar con tragarse todo a su alrededor

La secretaria del tal Itachi le había dicho que esperara unos minutos si deseaba hablar con el pelinegro, pero la verdad es que llevaba horas y felices días ahí sentado, sentía que ya no podía más. Tenía hambre, se sentía acalorado, agobiado, cansado, exasperado, desesperado, lo mataría, seguro que lo haría.

Además mientras estaba ahí había tenido tiempo de meditar y ahora recordaba a Sasuke Uchiha y no le gustaba. No importaba que su tía Kushina se llevase de maravilla con la famosa diseñadora Mikoto, no importaba que a él le agradase la mujer también, no podía aceptar a ningún idiota intentando pretender con Naruto, fuese hijo de quien fuese.

El gesto del rubio pasó a ser uno mucho más maniático y la gente que lo miraba disimuladamente volvió rápido a sus quehaceres.

Por supuesto no había muchos Uchiha, así que seguro que al idiota que vería ahora tenía relación con el mocoso. Ahora entendía porque no le había gustado y eso que sólo lo vio unos segundos.

–  Debe ser igual de imbécil que el tal Itachi – rumió

– Ehh, Namikaze san – Una mujer de cabellos largos y azulados intentó llamar su atención con un gesto nervioso. Aquella era Naomi – El señor Uchiha ya puede recibirlo –

Deidara bufó y se paró de un solo movimiento – por fin… – intentó decirlo en tono bajó pero le fue imposible

- Po…por quí – Naomi le señaló el camino a una puerta grande de roble pero el rubio la ignoró.

 

Deidara abrió la puerta del despacho de Itachi Uchiha sin ceremonia. El lugar era amplio, elegante y tenía un enorme ventanal en el fondo. Al rubio le agrado e interiormente aceptó que el pelinegro tenia buen gusto, pero no pensaba exteriorizarlo.

- Buenas tardes Namikaze san – Itachi omitió la forma tan intempestiva en la que se abrió la puerta.

- ¡Buenas! – Ironizó el rubio – Eran buenas hace 2 horas, cuando llegué y suponía que me entendería rápido y no me tendría esperando por un error que evidentemente no fue mío – Deidara no sabía que era lo que tenía ese hombre que lo sacaba de quicio. Tal vez era la tranquilidad con la que se tomaba su presencia, como si fuese cualquiera.

Itachi lo miró unos instantes, debía aceptar que aquello fue gracioso – Vaya – exclamó con suavidad – Tenía entendido que mi asistente ya le había entregado sus efectos, no era necesario que solicitara una cita conmigo –

- ¿Ah no? – Deidara apretó los puños. Respira, se dijo mentalmente.

 

Itachi intentó no sonreír pero no pudo evitarlo, a leguas se notaba que el castaño frente a él explotaría.

El día anterior se había comunicado con su asistente para que le informase al chico que tenía su maletín, pensó en adjuntar una pequeña nota de disculpa pero simplemente se le olvidó. La rutina había sido normal, sin embargo no se esperó que Naomi le avisara que el castaño pedía una audiencia con él y a pesar de que tenía la agenda apretada le indicó que lo recibiría.

Eso había sido hace 2 horas, aceptaba su culpa, pero la verdad es que no encontraba nada relevante que él pudiese intercambiar con el castaño. Es más, si no fuese porque era mínimamente educado, de buena gana hubiese rechazado hacerlo pasar a su despacho.

Pero, bueno, el castaño ya estaba ahí  y se veía igual de horrible que el día anterior. Tal vez sus ojos tenían un brillo un poco más maniático, pero, si obviaba eso, podía decir que hasta era gracioso.

 

– No podría ocurrírsele, no sé, disculparse por robarme mi maletín – Deidara continuó con la presión que ejercía en la palma de su mano.

– Fue un malentendido, no veo porque debería de disculparme – Itachi respondió plano y llano.

– ¡Malentendido!, me lo arrebató de las manos y me dejó con el guardia de seguridad como si yo fuese algún tipo de loco – el chico intentó contener la furia en sus palabras, pero estaba fallando estrepitosamente.

–  Me lanzó su equipaje – Itachi comenzaba a verle la diversión al asunto, era el momento de relax que necesitaba

– ¡ME INSULTO! –

–  No recuerdo haber… –

– ¡ME DIJO FEO! – Deidara lo apuntó sin recato directo entre los ojos

– Y eso es mentira porque… – El pelinegro lo susurró pero con toda la intención de que su acompañante lo escuchara

Deidara rabió y apretó el aza del maletín que cargaba. Esta vez sí le atinaría y lo mataría.

– Si lanza eso – Itachi se mostró muy calmado – seguridad lo sacará del edificio directo a la estación de policías y no voy a interferir – 

– No… - El rubio se reprimió - ¡Exijo que se disculpe conmigo! –

 

Los ojos azules del rubio, tras sus lentillas marrones, se fijaron directo con las pupilas negras del otro en la habitación. Si las miradas mataran Itachi hubiese caído fulminado al instante.

 Y los segundos pasaron hasta que el dueño de la habitación alzó las manos en son de paz y sonrió de lado, un poco irónico –  Está bien, me disculpo por haber tomado tu maletín –

 –  Y por… - Deidara presionó

– por ser extremadamente honesto –

- ¡¿Cómo se atreve?! – Deidara alzó de nueva cuenta el maletín, poco le importaba ir a parar a comisaria

– Discúlpa por llamarte feo – Itachi no podía dejar de sonreír, aquello era mortalmente hilarante

– Bien – el idol puso ambas manos a sus costados, ahora sentía un peso menos

– ¿Algo más belleza? – el pelinegro lo miró borrando la sonrisa pero claramente se seguía burlando. ¿Cómo alguien podía fastidiarlo usando esa expresión de nada?, era un misterio.

Deidara estuvo a punto de protestar cuando se vio interrumpido por un fuerte rugido de su estómago. Moría de hambre, Sasori se había ido a casa y él no cargaba nada consigo más que su celular sin batería y el maletín.

– Si – Deidara entrecerró los ojos – me llevarás a comer porque tengo hambre, y así aprovechas el tiempo para disculparte como es debido –

Como respuesta Itachi alzó una ceja.

 

 

Notas finales:

Saludos!!!

Muchas gracias por sus reviews y sus lecturas. Esperaba que fuese agradable para ustedes  y es un gusto saber que lo fue. Más que les causara interés por saber como continuaría.

Este chap esta un poco extraño, quería mejorarlo pero entonces el día de publicación se me pasaría y luego ya no tengo tiempo (y nos veríamos hasta la próxima semana O,o).

Bueno espero sus comentarios y no tomatazos XP.

Bsos

Yais

PD: Los errores son mi culpa jeje lo siento


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