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sadico por karlaa miichellee

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Notas del capitulo:

volvii! ^^ bno aora si me ausentee muchoo xD perooo ske aun ando en tramintes del bachi... y me kitan bastantee tiempo .... yluegoo me estancoo y me kedoo sin inspiracion TT-TT
peroo aki toy! :D

 

A la mañana siguiente  el japonés fue quien se despertó primero, con cuidado se levanto del sofá en el que habían pasado la noche y vio el cuerpo que aun descansaba en el… observo las mordías alrededor del cuerpo del menor, “marcas de propiedad” solía llamarlas así … pero al parecer esta vez había llegado demasiado lejos… miro a su alrededor y se dio cuenta de que todo el salón era un completo desastre, la ropa del menor se encontraba regada por todo el suelo del lugar, los lápices y plumas de su lapicero la acompañan.

Esto es un desastre…tal vez.. esta vez mi sed de sangre llegaron demasiado lejos…pero…el tiene la culpa, ¿Por qué se dejó besar por el cavallone?

Comenzó a limpiarlo todo, cada prende regada la recogió, cada lápiz que yacía en el piso lo levanto y volvió a ponerlo en su lugar…cada rastro de sangre lo limpio… lo arreglo todo… todo lo que estuvo a su alcance.. pero el chico que aun se encontraba dormido..¿el que? ¿Quién le curaría las heridas del día anterior?... era evidente que Hibari no era capas de ello, podría curar las heridas físicas..pero ¿y las emocionales? ¿Qué pasaría con ellas?

El prefecto vuelve a mirar al chico de cabellos platas dormido en el sofá y sin decir una palabra sale del salón, después de todo, tiene que vigilar que los demás herbívoros no causen desorden en su amada escuela

*

*

*

Lentamente un chico extranjero comienza a abrir sus ojos, intenta levantarse pero de inmediato el dolor de las heridas causadas el día de ayer se lo impiden, no se había equivocado, estaba destrozado, no podía mover sus piernas, su intimidad le dolía, sentía rasguños y moretones en todo su cuerpo, en especial en sus caderas.

Miro a su alrededor, Hibari ya no estaba hay el salón ya estaba en orden… miro su cuerpo debajo de la chaqueta que aun llevaba puesta… marcas, moretones, rasguño, mordidas era lo que decoraba  a su piel blanca.

-tsk! Maldito Hibari- dijo el chico mientras veía cada marca en su cuerpo… pero… aun asi, viendo todo el daño que le había causado..lo amaba ¿Por qué? Se pregunta el… pero… no hay respuesta… el no la conoce… nadie la conoce… o …¿acaso ustedes saben la respuesta a esta pregunta? Por que el en estos momentos necesita respuestas… pero… no hay nadie… nadie que las responda…

*

*

*

El prefecto caminaba por los pasillos vigilando el orden y que ninguna regla fuera  rota…hasta que…

-hey Kyoya…. ¿No vino Hayato hoy a la escuela? – pregunto un italiano de cabellos rubios y ojos miel – lo e estado buscando pero no lo encuentro por ningún lado- dijo sonriente mientras miraba al prefecto

-deja de buscarlo…. No vino – mintió… pero no podía decirle que estaba acostado en el salón del comité disciplinario debido a que no podía caminar por…. Razones privadas y clasificadas…

-entonces ire a buscarlo luego a su departamento... kyoya! – grito el mayor mientras esquivaba una de las tonfas del menor que iban contra su cabeza

-aléjate de el, es  MI herbívoro – sentencio el menor mientras miraba al italiano en busca de alguna respuesta

*

*

*

Con cuidado el italiano de ojos verdes se sentó sobre el sofá mientras veía todo a su alrededor, el salón volvía a estar completamente en orden, todo en su lugar, incluso cada lápiz y pluma que el dia de ayer habían caído ahora se encontraban en el lapicero sobre el escritorio de hibari, todo esta como de costumbre, todo menos el… le dolían sus caderas y sus piernas, sin mencionar el dolor insoportable que sentía en su entrada.

Entonces escucho como la puerta era abierta bruscamente y se sobresalto, pero después vio como hibari entraba en el salón y cerraba la puerta tras de si  azotándola, se acerca amenazante hasta al menor y una ves junto a el se avienta sobre el cuerpo frágil del italiano quien se queja por la brusquedad y las heridas causadas el día anterior, el japonés comienza a devorar los labio ajenos con desesperación y lujuria

-…es-espera, - pidió el italiano mientras sentía de nuevo aquellas manos recorrer su cuerpo sobre las heridas recientes – me lastimas…- dijo entre sollozos, fue entonces que hibari se detuvo, dejo de acariciar el cuerpo ajeno y de morder el cuello del chico de cabellos platas, se quito de encima del cuerpo del italiano y lo miro, miro el estado en que este se encontraba, noto cada rasguño marca y moretón, sus dientes marcados en el cuello de este y como de sus orbes verdes comenzaban a salir lagrimas.

Sin decir nada se levanto y salió del salón, dejando al menor con miles de dudas que deseaban ser respondidas pero por mas que buscara o tratara de hallar una explicación…. No la encontraba, no lograba entender por que se encontraba en aquella situación,

“por que, por que si soy tan orgulloso ¿dejo que el me use a su antojo sin poner resistencia? ¿Por qué no hago nada por evitarlo?”

Entones el japonés volvió a entrar en la habitación y se sentó a un costado del italiano, sin decir nada le quito su chaqueta y comenzó a tratar cada herida de las que había sido causante el dia anterior, el menor no izo nada, solo se limito a moverse lo mínimo y tratar de no quejarse mientras el mayor lo trataba, una ves que termino cargo al italiano entre sus brazos y se sentó en el sofá con el peli plateado en su regazo, comenzó a acariciar con delicadeza el cuerpo de este, se veía tan frágil… tan hermoso…parecía una figura de porcelana que en cualquier momento amenazaba con caer y romperse, acariciaba aquellas largas piernas que le encantaba sentirlas alrededor de sus caderas para después llegar a aquellos voluptuosos músculos traseros del chico entre sus brazos, aquellos que despertaban la tentación  y lujuria de cualquier hombre, y finalmente una de sus manos comenzó  a acercarse a la entrada del menor, pero ni siquiera la había tocado cuando sintió como el menor se tensaba y como lagrimas de dolor amenazaban con salir de sus ojos

-lo siento- se disculpo el japonés mientras abrazaba el cuerpo del menor y se aferraba a el con demencia y desesperación, lo amaba…como amaba a aquel herbívoro rebelde, lo amaba demasiado, con locura… con demencia y lujuria…

No respondió nada ¿acaso debería de hacerlo? Solo permaneció hay en silencio, acurrucado como si de un gato se tratase en el regazo del de cabellos azabaches, volvió a sentir aquellas manos recorrer su cuerpo, pero ahora con delicadeza, como…como si se hubiera dado cuenta de lo que había echo y tratara de disculpare, de borrar cada recuerdo y herida del día anterior…como si olvida y perdonar fuera tan fácil…

Ninguno de los dos volvió a hablar por el resto del día, el timbre sonaba anunciando el fin de una clase y el comienzo de otra, hasta que anuncio el fin de clases y todos los alumnos comenzaron a abandonar el aula, todos…a excepción de ellos dos, que seguían en la misma posición…

El japonés se levanto y deposito el cuero que se encontraba entre sus brazos en el sofá, camino hasta el otro extremo del salón y recogió el uniforme del menor que aun se encontraba sin prenda alguna y el ayudo a cambiarse con cuidado de no irlo a lastimar mas de lo que ya se encontraba

“como quisiera que así fueras todo el tiempo”

Una ves que el menor se encontraba cambiado lo cargo en sus brazos y salió de la escuela, camino por las calles ya desiertas mientras observaba las estrellas sobre ellos que iluminaban la noche, ni una sola palabra salió de los labios de los amantes, no se dijeron nada, si siquiera buscaron la mirada del contrario, solo permanecieron en silencio.

El de cabellos platas mantenía su cabeza apoyada en el fuerte pecho de hibari, escuchando como el corazón de este latía con fuerza, sintiendo el movimiento de su pecho cuando este inhalaba y exhalaba en cada respiración que daba.

El caminar del japonés era acompasado, tranquilo y decidido, a cada paso que daba el menor se acurrucaba mejor es su regazo y trataba de olvidar lo ocurrido el día de ayer, solo, solo quería pensar y recordar estos momentos junto con hibari, estos en los no había palabras, solo acciones….donde en verdad sentía que lo amaba…

Finalmente el japonés llego a su destino, la casa del menor, donde sin problema alguno entro, aquel departamento en algún momento se había convertido también en su casa, entro en esta y camino asía la única habitación que esta tenia, entro en ella y deposito al adolescente que llevaba en brazos

-hibari…hazme el amor…-pidió avergonzado el mas chico, sabia que aun estaba herido debido a que había sido forzado el día de ayer…pero…quería que hibari le borrara aquellos recuerdos

- ……- no respondió nada, tal y como era de esperar, con cuidado s recostó sobre el cuerpo del mas chico y comenzó a besarlo con ternura

Poco a poco el menor fue abriendo sus piernas para que el cuerpo del de cabellos negros se acomodara entre ellas – nhhh…- se quejo el menor por el dolor y la incomodidad que le causaban las heridas del día anterior, el japonés dejo de devorar aquellos labio ahora rojos por la presión de los suyos propios para pasar a besar el cuello blanco y suave del menor, como si de un vampiro se tratase recorrió con su lengua la piel del menor, sobre su yugular como si lo preparara para encajar sus colmillos en el, - ….hi-hibari…- gemía tímidamente el chico extranjero ante las caricias del mayor, el de ojos azules continuo con su labor, succiono y beso la piel del cuello de Gokudera hasta dejar marcas rojas en el como evidencia de aquel delito, dejando su marca como un acecino después de cometer un asesinato

Poco a poco hibari comenzó a desabrochar los botones de la camisa del de ojos verdes mientras este mantenía la vista perdida en algún punto del techo de la habitación por el placer que en estos momentos Hibari le propiciaba a su persona, bajo a su pecho y beso cada herida y marca que el había dejado el día anterior

El mas bajo dirigió sus manos a la cabellera del prefecto, comenzó a acariciar aquellas hebras suaves  cortas mientras sentía como su dueño recorría su cuerpo con sus labios, con timidez dirigió sus dedos a los botones del uniforme del japonés dudoso de quitársela o no, no quería arruinar aquel momento

-adelante… es lo justo…- dijo el japonés al notar las intenciones del menor, se levanto y volvió a devorar aquellos labios mientras el chico bajo de el se desasía de su uniforme, las manos del mayor no podían estar quietas por mas tiempo y comenzaron a despojar al menor de sus pantalones y ropa interior

Entre besos caricias y suspiros ambos jóvenes habían terminado desnudos, piel con piel…. El de ojos azules comenzó a masturbar el miembro del menor mientras este se retorcía de placer y se aferraba a los hombros del mayor, los movimientos del de cabellos oscuros eran tan rapidos, tan precisos que el menor no tardo en llegar al orgasmo y liberar su semilla en la palma de su amante, este lubrico sus dedos con la esencia del menor y los dirigió  a la entrada del chico de ojos verdes

-tsk! – se quejo al sentir aquellos dedos cerca de su intimidad- mmm- se mordió el labio inferior para no gritar por la incomodidad que le causaba tener aquel intruso en su cuerpo, trato de concentrarse en las caricias que le propiciaba la otra mano del japonés al recorrer sus piernas, un segundo dedo entro y trato de olvidarse del dolor con aquellos labios que devoraban los suyos, tres, tres eran los dedos que ya albergaba dentro suyo y se concentro en aquella lengua que recorría su boca y buscaba combatir con la propia

Finalmente el dolor se disperso y tener aquellos dígitos en su interior no le resultaba tan incomodo y doloroso, esta ves Hibari estaba siendo amable con el.

-ya….ya estoy listo…- aviso el de hebras platas mientras detenía el beso apasionado que ase unos minutos compartía con su amante

- ¿seguro? – pregunto el japonés, sabia que el menor estaba demasiado lastimado, pero si este le exigía un poco de placer, no se lo negaría, se lo debía por lo brusco que lo había tratado

-…si…- pidió el mas chico mientras alzaba sus piernas y las enredaba en las caderas del mayor para que tuviera un mejor acceso a su entrada

El japonés retiro sus tres dedos de la entrada del mas bajo, quien los despidió con un quejido de molestia, de inmediato se acomodo mejor entre las piernas del menor y poco apoco comenzó a entrar en el cuerpo del italiano

-tks! – se quejo el menor al sentir como Hibari iba entrando en el, una lagrima había salido de sus ojos, las heridas del día anterior aun le causaban molestias, entonces sintió como el de cabellera negra lo besaba, correspondió el beso, después sintió las manos de este recorrer sus piernas  y se dejo llevar, lo distraía, eso es lo que hacia el mayor – hi-hibari…-  murmuro el menor una ves que se había acostumbrado a tener al japonés dentro suyo y a sus movimientos

Hibari, al notar como hayato comenzó a mover sus caderas aumento la velocidad de sus movimientos hasta escuchar como el menor gritaba su nombre, sin poder evitarlo sujeto ambas muñecas del menor y las alzo por encima de su cabeza, Hayato ni siquiera se percato de esto, la manera en que Hibari le estaba haciendo el amor en estos momentos lo mantenía absorto de la realidad, casi podía jurar que con cada embestida veía luces a su alrededor y la respiración se le entrecortaba.

El japonés al ver al menor en aquella posición comenzó a besar el pecho de este, pasando de nuevo por las heridas provocando ciertas molestias intencionales al menor.

Continuaron con aquel vaivén hasta que el menor se vino entre el cuerpo de ambos, manchándolos, fue tanto el placer y satisfacción del italiano que aprisiono aun mas a hibari en su interior, provocando que este liberara su esencia dentro de su cuerpo, no se movieron por unos instantes, continuaron en silencio mientras trataban de recuperar las respiraciones robadas por aquellos besos apasionados y su reciente orgasmo.

Hibari salió del cuerpo del menor, que se encontraba demasiado cansado como para hacer o decir algo, lo cargo en sus brazos, el italiano casi se encontraba dormido, el cansancio era demasiado, el japonés camino con el italiano hasta el baño, donde se metió en la tina junto con el menor, y con cuidado lavo el cuerpo del mas chico, limpiándolo por completo, quitándole la semilla de ambos que este tenia en su cuerpo y lavando las heridas que tenia.

El italiano se quedo dormido mientras el japonés lo bañaba, el cansancio era demasiado y tenia unas enormes ganas de dormir, y aunque se resistió, morfeo termino ganando la batalla, y llevándose al peli plateado al mundo de los sueños….

Hibari abrazo y cargo a hayato hasta recostarlo de nueva cuenta en la cama, donde también se recostó el y cubrió ambos cuerpos con unas colchas, abrazo a gokudera por la cintura y lo atrajo mas a su cuerpo, y finalmente, también quedo dormido…

Notas finales:

les gustoo? speroo ke sii ^^
noo se olviden de unirse al grupoo en el face xfa!
speroo actulizar pronto

bye besoos ;D
¿review?


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