Título: Para ti de alguien más.
Saga: Aoi in the wonderland.
Genero: romantico, songfic.
Siguió caminando sin voltear atrás, con los ojos llenos de lágrimas. No, no lloraría. Jamás lo hacía y aun que sintiera que el corazón le era arrancado con furia no lo haría. El sonido de sus pasos se perdía en el murmullo escandaloso de la demás gente. Sus puños estaban fuertemente cerrados dentro de los bolsillos de su pantalón.
Era el adiós definitivo. No había vuelta atrás, ni magia de ningún tipo que le hiciera cambiar de opinión. Simplemente se había terminado. Acabó y la persona que dejado atrás…tal vez, ni si quiera sabía que había comenzado.
“Hace unas semanas, te prometí que siempre estaría contigo. Era sincero. Sin embargo…perdóname pero…hoy solo quiero olvidarte. Nunca tendré el valor de decir que eres lo peor que me pudo pasar, porque a pesar de todo el daño, no hay rencores, sigues siendo especial. Y creme, si alguien me pregunta, le diré que te amé demasiado, tanto que… duele.”
No se enamoró enseguida. Ni si quiera supo en que momento, solo… cuando vio, ya estaba embobado por la ternura y alegría del muchacho de ojos grandes. Sus ojos negros lo seguían a todas partes. Solo recordaba, con certeza, todos los segundos que pasaban juntos. Muchas veces dejo de lado obligaciones por platicar con él. Ansiaba verle, escuchar su voz y aquellos dulces cariños que le brindaban los brazos del otro.
Se enamoró como un idiota. Como un idiota que sabe que, la persona de la cual esta enamora, ya tiene a alguien más en su corazón.
Como un estúpido que tiene conciencia plena que… son más que amigos, pero nunca…serán pareja.
Tan estúpido como lanzarse de un avión sin paracaídas. ¿Cuántas posibilidades, hay de sobrevivir? Ninguna.
Pero…tampoco es que haya sido su elección enamorarse. Para nada, es más, después de tantos infortunios se creía incapaz de hacerlo.
“Eres maravilloso. Increíble. Y tan…capaz de herirme. Estar a tu lado es ir montado en la montaña rusa, siempre me provocaste esa sensación de vértigo. A veces, pensaba que era tu pasatiempo. Subirme hasta lo más alto para después dejarme caer sin remedio ni protección. Tantas veces me hiciste creer que sentías lo mismo que yo que… ciegamente lo creí, y me ilusione a pesar de que fueron más las que me hiciste sentir tan miserable. Y tal vez haya quien me diga que… no lo hacías consiente pero… Yo sabía que tú… tenías en cuenta que te amaba, lo sabias y me usabas para no sentirte solo. Tú y tu maldito egoísmo”
Hola, hoy vengo aquí a cantarte mi canción, y a hacerte ver que no pido más, más que sol de un día más, junto a ti.
Desde hace meses eran amigos, la fiesta de fin de año de la compañía apenas acababa de iniciar. Estaba emocionado, buscaba un día especial para declararse y, por fin lo tenía. Miraba nerviosamente la entrada.
— Yuu, Shou pronto llegara, no ganaras nada observando la puerta de esa forma.
— ¡Cállate Kai! Alguien podría oírte…
— Ningún alicio ha llegado
— Los tienes bien vigilados ¿Verdad? — Aoi sonrió al ver el sonrojo de Kai, para nadie era secreta la relación que este mantenía con el guapo guitarrista, Tora.
— ¡Ahí están!...— Kai señaló con demasiada emoción al grupo de seis, que se acercaba a ellos.
Y la espera de verte llegar, termino.
Pero llegas con alguien más, y otra vez, no soy yo.
— Hola Yuu…— dijo el vocalista alicio, dándole un beso en la mejilla. — Él es Shin…— señalo al castaño que traía tomado de la mano.
— Hola…– no supo disimular del todo, sus ánimos. — Con permiso, tengo que buscar a Ruki.
Huyó. Le dolía más de lo que podría soportar. Fue al baño a mojarse la cara, maquillarse un poco y a practicar la sonrisa que llevaría en la boca toda la noche. La puerta de los servicios se abrió. Observo por el espejo y vio de quien se trataba.
— Yuu…— lo abrazo por la espalda, recargando su cabeza en su hombro, con esa sonrisa tan bonita que lo caracterizaba. — No te pongas celoso por Shin, sabes que a ti te amo más.
“Claro, amor de…amigos”
— Lo sé Conejito, pero eres tan sexy que es imposible no ponerse celoso…— Sonrió y le beso la mejilla. El alicio claro que lo tomo como muchas otras que se hacían, así era para él. Le dio un beso en los labios y salió del baño.
Se quedó helado tocando sus labios, no era el primer beso que se daban pero… aún seguía sorprendiéndolo.
**
Sus cuerpos se movían a la par. No estaba ebrios, solo, tal vez, deseosos. El guitarrista arremetía contra en vocalista, robándole el aire y arrebatándole gemidos obscenos. El mayor lo cargo y lo posiciono sobre el escritorio, le abrió las piernas y comenzó a moverse nuevamente, mientras el otro se aferraba a su cuerpo y cerraba los ojos. Mordió su cuello cuando el final llego. Tuvo el orgasmo más delicioso que recordaba, lleno el interior del vocalista y lo abrazo con fuerza.
No dijeron nada, pero desde ese día, se volvieron más unidos. A menudo, el menor, se quedaba en su casa. Veían la televisión, cocinaban, y también bueno hacían otras cosas.
Los besos se hicieron más frecuentes, tiernos y apasionados, de todo tipo.
Las citas también, a veces había palabras dulces y abrazos tiernos.
El vocalista a menudo se enojaba por celos. Más esperanzas ¿No?
Y… con ello, las ilusiones crecieron. Al menos para uno.
Pero… a menudo olvidamos que, las ilusiones… son solo eso.
Y pasó que…
Shin regresó de gira, y en ningún momento su relación de noviazgo con Shou había terminado.
Estaban en un bar, se reunirían las dos bandas a tomar. Él no llegaba y se encontraba feliz por verlo de nuevo, tenía una semana que no se veían, el menor se encontraba ocupado. Fue a la barra por más bebida. Al regresar, los vio. Shou tenía sentado en sus piernas al vivid.
Quiso llorar, arrojar los vasos al piso y gritar con furia. No lo hizo así. Al contrario, sonrió y actuó como si nada.
La noche avanzo, Shin estaba dormido recargado en las piernas de su novio, el cual descaradamente, le susurro un te quiero al guitarrista gazetto, apenas moviéndolos labios.
Hoy vengo a ti, esta canción es para ti de alguien más, no le eh dicho que entre tú y yo hubo algo más que una amistad.
Sus recuentros se hicieron menos, casi nulos. Siempre eran cuando Shou podía y tenía ganas. ¿Por qué seguía con él? No podía evitarlo. Siempre era así.
Cuando quería alejarse, cuando gritaba no más, el otro hacia algo. Una palabra, un gesto. Que lo dejaba sin ganas de mandarlo lejos.
Cuando se proponía olvidarlo, el otro regresaba y lo hacía cambiar de opinión.
¿Masoquista? Por supuesto.
“Alguna vez, después de hacer el amor, te prometí que siempre te cuidaría. ¿Sabes? No puedo cuidarte de ti mismo. Me siento culpable. Culpable por que nunca fui capaz de decirte, que el mundo no estaba mal sino tú. Y creo que por ello, jamás has crecido. Muchas veces preferí decirte cualquier cosa boba con tal de hacerte sonreír. Y lo peor, es que yo me contentaba con tu sonrisa. Nunca que importo morir por dentro cuando empezabas a hablarme de él, Si, por que nunca deje de ser un amigo para ti, a pesar de que hacíamos cosas que no eran propias de una amistad. Siempre sonreí y te di ánimos.
Me decía día a día que tenía que soltarte, y cuando me decidía, no me dejabas. Lo presentías, y te volvías más dulce y tierno. Las veces más fuertes, cuando notabas que me había dolido más que nunca, me abrazabas y me decías que me amabas. Y…te creía, caía de nuevo.”
**
Le llamo temprano, le dijo que se tenían que ver en el centro de Tokio, que era importante. Se arregló y fue. Llego temprano, como normalmente lo hacía. El otro llegó media hora después.
Caminaron por varios lugares, platicando tranquilamente y riendo de vez en cuando. Curiosamente llegaron a una bonita cafetería, la misma donde se conocieron. Se sentaron ordenaron, y entre platicas terminaron su café y su pastel.
— Yuu…— dijo tomando su mano por sobre la mesa, el mayor le sonrió. — Me iré.
— ¿Cómo que te iras?
— No seas tonto volveré, pero… iré con Shin un par de meses a su tierra natal. — Y creo que después de eso es mejor que volvamos a ser amigos.
Eso era lo que tenía que decirle. Eso tan importante era una ruptura. Soltó su mano inmediatamente. Apartando la mirada, después volvía posarla en esos enormes ojos.
— Está bien Shou… esto debió terminar hace mucho tiempo.
— Tienes razón, de todas formas seguimos siendo amigos.
El otro no dijo nada. Se puso de pie, dejando dinero en la mesa y salió del lugar.
Hola hoy vengo aquí, a despedirme quédate un día más con él.
No cabía duda, eran, fueron solo amigos.
FIN~