Fénix chino
01
Pasaron un par de horas hasta que despertaron, el detective fue el primero, pudo observar la lujosa habitación en la que se encontraban, probablemente un hotel, observo que él se encontraba en un sillón, dejado por aquellos que les hubieran atacado, darse cuenta de eso le hizo levantarse y buscar con la mirada al que seguramente sería su acompañante en esta situación, descanso un poco al ver que se encontraba en la misma habitación, había sido dejado sobre la cama.
Se acercó a él para despertarle, no era bueno que estuvieran tan vulnerables, pudo ver que sus ojos ámbar y violeta se abrían en total alerta.
-¿Dónde estamos?- el chino fuel el primero en romper el silencio, León ni siquiera respondió antes de que algunas personas más entraran en la habitación, eran imponentes y entrenados, entre ellos uno que parecía el de mayor rango apareció y se acerco era rubio, blanco y de unos ojos grises que darían miedo a cualquiera, Stanislav Ivanovich Kuznetsov, uno de los grandes señores de la mafia rusa de la nueva generación, alguien a quien León conocía muy bien, y que había esperado nunca ver de nuevo.
-Disculpe las molestias- comenzó en un inglés grandemente acentuado- lamento la rudeza de mis hombres.
D podía notar la tensión de León a su lado y eso más que nada le hizo también estar en total alerta, siempre era bueno tener en cuenta el instinto de alguien como León, podía ver en el rostro del detective algo que no había visto antes, su rostro estaba totalmente vacío de las emociones que normalmente estaban en él.-No tiene que disculparse, señor….
-Sí, Stanislav Kuznetsov es mi nombre.- galantemente tomo una de las manos de D y beso suavemente su dorso.
-Bueno señor Kuznetsov, ¿puedo saber le motivo por el que hemos sido traídos de una forma tan descortés?- alejando rápidamente la mano del otro hombre.
El ruso le observo atentamente, como si estuviera analizando sus facciones con una mirada de anhelo profundo, unos momentos después suspiro y negó con la cabeza.
-Lamento mucho esta confusión mi señor Conde, mi hombre de confianza Oleg- señalo con la cabeza detrás suyo- creyó que usted podría ayudarme, me temo que no va ser posible-
Unos susurros de descontento se oyeron entre los hombres que habían entrado hasta que alguno de ellos se forzó a hablar.-Pero Stanislav, el Conde es hermoso, podría ser un mejor amante que esa perra de Lyonya…- no pudo terminar de hablar antes de recibir una bofetada de parte del hombre le derribo al suelo.
-No te atrevas a hablar de mi Lyonya, para ustedes es Leonid Sokolov, el nombre de mi malenkaya zhyemchuzhina (pequeña joya en ruso, traducción por sonidos) no será ensuciado por nadie- la furia en sus palabras dejo a todos callados.
D que se había ofendido ante la propuesta del subordinado, se sintió también impresionado por la pasión del hombre frente suyo, pero no le evito notar el temblor del detective, había visto como evitaba el contacto a los ojos de cualquiera de la habitación, no había dicho ni una palabra, parecía querer desaparecer y no podía dejar de pensar que la causa era el hombre frente suyo, por un momento la ira le invadió, quien era ese hombre, para poner en tal estado a su querido detective.
-Su pequeña joya debe ser espectacular para generar tal pasión dirigida hacia ella- se escuchó la voz de D en la habitación.
La suave sonrisa en el imponente hombre descoloco a todos –Ya lo creo señor Conde, su cabello es rubio de un hermosos tono que parece oro sobre una piel pálida y suave, su piel se parece mucho a la de él, ¿sabe?
-¿él?- la curiosidad había disipado su ira
-Sí, él, Leonid Sokolov, mi malenkaya zhyemchuzhina, era tan fuerte y tan vivaz, siempre enérgico, a pesar de todo amable con la sonrisa más dulce que haya visto.-
-Una persona impresionante al parecer, puedo preguntar ¿Por qué la busca?- si le amaba tanto no podía simplemente haberle dejado ir ¿no?
-oh Conde, le arrebataron de mi lado, se lo llevaron, he pasado años buscándole por todo el mundo y no lo he encontrado- en algún momento de la conversación habían tomado asiento en una mesa para té disponible en la suite, D parecía interesado y entretenido, los hombres a su alrededor parecían respetar la conversación, León por su parte se mantenía cerca de D sin llamar la atención.
-No puedo entender como alguien podría hacerlo- de alguna forma parecía sincero con aquella expresión. -Tal vez pueda yo ayudarle- el entusiasmo desbordaba en su voz- alguna de mis mascotas podría ayudarle a buscar a su pequeña joya.- León estaba lívido desde el principio pero no pudo evitar un jadeo, parte del miedo, parte de la sorpresa, de que D se ofreciera a ayudar y de que Slava pudiera aceptar la ayuda, si la aceptaba no tardarían nada en encontrarlo después de todo, se encontraban en la misma habitación.
Pero para su desgracia su jadeo había sido suficientemente alto para llamar la atención de los presentes, D le miraba preguntándose que podría ir tan mal como para asustarle tanto, Stanislav por su parte le contemplo por primera vez desde que estaba en la habitación, ni siquiera había reparado en ese hombre, lo miro con detenimiento y por un segundo el hombre le devolvió la mirada y pudo contemplar esos ojos azul hielo que solo un ser en todo el mundo podía tener, su piel se había oscurecido pero su querida joya estaba ahí, se levantó rápidamente para poder contemplarlo de cerca y así pudo asegurarse.
-Lyonya, Lyonya ¿realmente eres tú?- todos estaban congelados, D definitivamente no esperaba eso, ¿esa era la razón por la que su detective estaba tan ansioso?, ¿acaso su detective esperaba que ese hombre le reconociera?, pero ¿cómo podía explicar el temor que había sentido emergiendo de él?, decidió observar un poco más antes de intervenir.
-Lo siento señor, me confunde con otra persona, puede llamarme Orcot, así me llamo- deshaciéndose del agarre del hombre mayor, era obvio que no quería ser reconocido.
- mi malenkaya zhyemchuzhina. – ignoró el rechazo e intento cogerle en brazos,- le he dicho que se equivoca señor y agradecería si dejara que D y yo nos marchásemos- le alejo nuevamente acercándose a D para tomarlo del brazo y hacer ademan de irse, cuando su paso fue bloqueado por los hombres en la habitación.
-¿Esa es la razón, Lyonya?, es este hombre la razón por la que me rechazas- la furia era nuevamente visible en los ojos del Stanislav, llegando rápidamente a ellos y separando el agarre entre ellos, los celos le dominaron por completo, mientras sujetaba D lejos de León.
-Le pido que me suelte, como puede ver el Sr. Orcot no es la persona que usted busca- intentando zafarse inútilmente.
-¡Calla!, ¿debería matarte por tocar a mi malenkaya zhyemchuzhina?- decía mientras apuntaba un arma a su rostro.
León estaba paralizado, ante cualquier otra circunstancia podría haber enfrentado al que fuera sin importar el número de oponentes, pero frente a ese hombre, volvía a sentirse como el niño que era cuando le conoció, pero al oír la amenaza a su querido Conde no dudo en gritar sin importar las consecuencias - ¡Basta ya, Slava Ivanovich Kuznetsov! ¡Suelta a D en este instante! ¡Solo es un amigo!-