Ya había pasado una hora. Una tortuosa hora para Yuuri y aún no era su turno. Ya habían pasado como diez participantes y él seguía a la espera de su linchamiento, porque todos sus ánimos se iban esfumando con cada minuto que pasaba, por lo que se iba resignando a cada momento.
No sólo era el joven rey el que se encontraba nervioso, su sabio se encontraba en una situación similar. Todavía faltaba Voltaire, Shouri, Yuuri, Yuuki y él. El concurso ya se volvía eterno.
Pero sólo podían hacer una cosa… esperar.
La presentación que estaban presenciando había acabado y con resultados regulares, Wolfram volvía a tomar la lista de nombres y esta vez se escuchó un bajito “no es verdad”
-Murata… Ken –dijo fuerte y claro el rubio cantante.
El joven sabio se puso de pie, se notaba su nerviosismo. Yuuri, sorprendido nuevamente, alcanzó a preguntarle, ¿tú cantas? El chico de lentes sólo asintió con la cabeza, caminó tan naturalmente como pudo y subió al escenario.
Wolfram le dedicó una sonrisa que lo tranquilizó notoriamente, tomó torpemente el micrófono y dio su señal a los músicos. Una divertida y rítmica introducción sonó.
Ittari kitari SUTATSUA mo taihen sa
Fueru kioku no seiri mo raku ja nai
Nagaku tanoshiku ikiru ni wa yurui jikan mo hitsuyou de
Yahho~! Kyou wa kyuujitsu issho ni doko ikou
Asaichi de kudamono wo kaou ka?
Burari Shin Makoku wa ii tenki
ii kao shite ii hi ni nare fine day
Wolfram no pudo reprimir una pequeña risilla, eran pocos los que realmente sabían sobre qué cantaba el sabio.
Bousou kimi no kahogo na ousa to ka?
Hachijuu sugi no urusai bishounen
Yuuri rió, sabía que se refería a Wolfram.
Foroo wa itsumo pacchiri sa dakara tama ni wa nuke dashite
Yahho~! Kyou wa kyuujitsu kumahachi wo sagasou
Toudeshite DORAGON wo mi ni yukou
Burari Shin Makoku wa ii tenki
Shinkokyuu de yuttari shite nice day
El público, divertido y de pie, aplaudía al ritmo de la canción.
Chotto ashi nobashite onsen ikitai nee?
Kotsu hi zoku ni kuuchuu sanpo tanomou
Burari Shin Makoku wa ii tenki
ii kao shite ii hi ni nare fine day
Saa tama no kyuujitsu issho ni dekake you
Sekkaku dashi hora te demo tsunagou
Burari Shin Makoku wa ii tenki
Shinkokyuu de yuttari shite nice day
El remate del piano cerró la pieza. Los espectadores, los jueces y Wolfram le aplaudían al joven de lentes con una enorme sonrisa en los labios. Una vez que se calmó el bullicio, el jurado mostró sus calificaciones, siendo estas perfectas, incluida la del rubio cantante. Y así Ken bajó del escenario, con las piernas temblándole como gusanitos de goma.
Antes de que alcanzara la fila en la que estaba sentado, una chica de cabello largo y castaño claro, detuvo su andar, sujetándolo por la manga del suéter.
-Me gusta tu voz… y tu sonrisa –le dijo con una voz suave.
-Yukari-chan –sus mejillas enrojecieron un poco –Gracias. No es el momento, pero me gustaría invitarte un helado uno de estos días… si no te molesta –preguntó con nerviosismo.
-Me encantaría –respondió ella, sonriendo.
Soltó su brazo y lo dejó ir, despidiéndolo con la mano. Murata tomó su asiento y una radiante sonrisa se dibujó en sus labios.
-¡Murata, eso estuvo genial! –exclamó Yuuri, muy emocionado -¿Qué te pasa? –agregó al notar que el chico estaba en las nubes.
-Pude invitar a salir a Yukari-chan –respondió entusiasmado y apenado al mismo tiempo.
-¡Excelente!
Günter estaba por halagar al pequeño sabio, cuando la voz de Wolfram lo interrumpió.
-¡Gwendal Voltaire! –casi gritó. Estaba demasiado sorprendido. ¿Hermano? Se preguntó.
El general se puso de pie en seguida, su rostro era tan rígido como hace tres años. Pero en realidad era el que estaba más nervioso de ellos. Pensó con cosas adorables para relajarse y en cuanto lo logró su expresión cambió radicalmente, una sonrisa poco común se iluminó en su cara, provocando suspiros entre el público femenino.
Subió galantemente al escenario, con el micrófono en mano. Rió mentalmente al ver la cara de estupefacción extrema en su pequeño hermano. Los músicos empezaron a trabajar al ver la señal.
Una melodía muy seria, que iba con Gwendal perfectamente se escuchaba, y de pronto su profunda voz llenó los oídos de cada uno de los presentes.
Itoshiki mono-tachi yo
Shinjite yuku ga ii
Watashi wa koko ni iru
Yuruganu ishi no ue ni
Meiro no kiri kara mo
Namida no ame kara mo
Watashi wa MANTO no you ni
Subete wo tsutsumu darou
Kagayaku yuuki no tame
Shizuka ni moeru hikari de
Kokou no kono hitomi de
Las mujeres comenzaban a conmoverse, las lágrimas salían por mí solas.
Chiisaki mono-tachi yo
Heiwa no kagayaki yo
Chikara wo migaki au
Ooki na yume no hou e
Honoo no uragiri wa
Egao mo yakitsukusu
Dare ni mo kowasasenai
Unmei tsumugu tame
Idaite mamoru darou
Kirameku aoi hikari de
Kibishiki kono hitomi de
Tanto Yuuri, como Murata, Günter, Conrad, Shouri y Wolfram, escuchaban con la boca casi abierta.
Dareka ga koori no ya wo
Mirai ni hanatsu toki
Watashi wa arashi to nari
Michibiki, tatakau darou
Kokou no kono hitomi de
Aplausos, aplausos y más aplausos retumbaban en el lugar. Las mujeres gritando con el rostro humedecido, los hombres conmovidos hasta dejarlos sin habla y Wolfram derramando unas cuantas lágrimas también. Los jueces le dieron un puntaje perfecto, y obviamente su hermanito también le dio el más elevado… y no era para menos.
La competencia se estaba volviendo más reñida y eso… Yuuki lo resentía. Era difícil derrotar a semejantes voces, pero no se iba a rendir, no aún.
Una vez que el general, después de más aplausos, se hubo sentado en su silla. Wolfram prosiguió a nombrar a la siguiente participante.