Título: Rescate.
Personajes: Remus, Sirius, Harry
Couple: Ninguna
Palabras: 715
Declaimer: Harry Potter © JK Rowling
–¿Estás seguro Padfoot? –preguntó Lupin frunciendo el seño al ver el barrio lleno de muggles
–Nop –Terció este poniendo las manos en los bolsillos –Pero estuve espiándolos y de lo que estoy seguro, es que james no querría esa vida para su hijo.
–¿Pero... y Dumbledore? ¡Ya le habías dicho que querías quedarte con el chico y no te había dejado! –Lo jalo del brazo para que se detuviera. Sirius se volteó con cara de pocos amigos.
–¡Ya lo sé! pero hablé con él Moony, y mientras vallamos a ver a esos estúpidos muggles una vez cada verano no habría problema. Ahora suéltame. ¿No se supone que estabas de mi parte?–
–¡Claro que sí! Pero pienso lo mismo que tú. Es el hijo de James, Sirius... y tú siempre has vivido solo... no me pidas que no me preocupe–
Sirius volvió a caminar hacia la vivienda muggle. Le parecía un barrio demasiado...Aburrido. Sí, esa era la palabra correcta.
–Pues me enseñas que hay que hacer y nos vienes a ver de vez en cuando. No creo que a tu rucio teñido le importe...–
–¡Sirius!–
Se acercaron a la puerta. Sirius dudaba en si golpear o entrar a lo loco, pero Remus que conocía a su amigo se le adelantó, tocando el timbre.
Un hombre corpulento los observó de arriba hacia abajo frunciendo el seño casi con asco. Remus endureció la mirada dándole la razón a Sirius: Definitivamente, sacarían a Harry para siempre de ese lugar.
–Vengo por mi ahijado –Dijo Sirius con la voz ruda. El hombre frunció el entrecejo.
–No sé quién es usted –Susurró molesto intentando cerrarle la puerta. Sirius le cerró el paso.
–Soy Sirius Black grandísimo muggle. Y ni tú ni tu gordo trasero evitará que me lleve a Harry –gruñó abriendo la puerta de un tirón. El hombre, quien era más bajo que Sirius pero el doble que el animago, no dudó en interponerse en su camino. Remus miró hacia todos lados, y asegurándose que no había nadie cerca sacó su varita apuntando al hombre.
–Es mejor que se mueva... –
Vernon Dursley sudó frio al ver la varita y se alejó de la puerta gritando –¡Pe-Petunia! –
Una mujer alta y con cara de caballo y el cuello extremadamente largo salió de la cocina. Su cara curiosa se transformó en una seria al ver a los dos hombres altos junto a su marido.
–¡Ustedes son los amigotes de Ese hombre! ¿Qué hacen aquí? –preguntó con terror. Sirius iba a hablar sin embargo Remus le dio un pisotón.
–Soy Remus Lupin y el es Sirius Black, Señora Dursley –Dijo intentando ser respetuoso- Traemos una carta de Dumbledore... Sirius... –Le pegó un codazo al animago que no dejaba de fulminar con la mirada a Vernon. Sirius sacó la carta y se la entregó al hombre. El tipo la abrió y comenzó a leerla rápidamente.
–Tio...¿Qué pasa? –Todos escucharon. Ambos hombres se voltearon a la alacena, observando a un pequeño de 4 años que se restregaba los ojos. Sirius se volteó encolerizado.
–Ahí... es donde duerme...? –preguntó apenas y controlando la voz. Dursley se acorraló hacia la pared –¡Tú grandísimo muggle...! ¿Cómo puede el hijo de Lily y James dormir en una... en una...¡En una alace...! –Un pequeño tirón sacudió al animago y sus intentos asesinos. Miró hacia abajo sorprendido.
–¿Quién eres? –Preguntó el niño curioso. Remus se acercó hacia él sonriéndole cálidamente.
–Soy Remus... y él es Sirius, Harry –Le sonrió, pero mirando a canuto por la rendija del ojo, claramente como advertencia– ¿Cómo estás?–
Harry le sonrió –Teno fio y habre... y hari soño feo... –
Sirius inmediatamente compuso el semblante y se puso a la altura del pequeño –¿Te han tratado bien tus tíos Harry? –Harry miró a Sirius sin saber que responder –No te preocupes, somos amigos de tu mami y tu papi... –
–¿migos de mama y papa? –Preguntó con los ojos brillantes. Ambos asintieron –mami y papi me dejaron aquí porque se fuedon al cielo –apuntó hacia arriba.
–Lo sé pequeño, pero yo no haré eso... –dijo Sirius tomando una manita del pequeño –yo quiero que seas feliz–
Remus observó a Sirius esbozar una sonrisa. Y observó al pequeño niño también sonreírle. Y Remus lo sabía. Sabía que se había preocupado de más. Sabía que su amigo estaría bien ahora.