-Esto parece el infierno- Daniel ya había perdido la cuenta de cuantas veces el chico había repetido eso en los últimas dos horas que llevaban en el sitio, después de discutir sobre qué hacer (por lo menos el plantear ideas mientras el otro lo insultaba), decidieron que lo mejor era buscar algo que comer, beber y un sitio donde refugiarse de caer la noche, no pensaban quedarse mucho tiempo ahí, pero mientras no supieran como salir era mejor prever.
-Maldito calor- murmuro Griffin mientras apartaba de mala gana una de las palmas que estaba en su camino –Malditos mosquitos- maldijo dándose un manotazo en el cuello.
-Hace menos calor que en el desierto en que estaba tu anterior guarida- comento el rubio ya medio harto.
-Si la que destruiste- recordó el menor con rencor –Además yo nunca salía de la cueva sino de noche, odio el calor y el sol-
-Si tienes tanto calor quítate esa chaqueta de cuero- él se había quitado su abrigo verde después de diez minutos de haber llegado y lo tenía enrollado en la mano que estaba esposada a Griffin, pues no se lo podía sacar del todo.
-Y ser un banquete para estos incestos no gracias- lo fulmino con la mirada pues el rubio no sufría por eso -Además me quemo de nada por eso también odio las playas- solo se veía su cara y sus manos pues el resto estaba cubierto por sus pantalones holgados negros, su franela negra y su chaqueta de cuero ¿adivinen el color? También negra; pero por primera vez Daniel detallo al muchacho y se fijó en la piel del chico, normalmente estaba tan pálido que parecía enfermo y medio psicópata, pero las dos horas que llevaban ahí le habían dado un color rosáceo a sus mejillas y el sudor peleaba su cara y su cuello, se veía suave y aterciopelada, como la piel de un durazno maduro.
-¿Que ves?- le pregunto de nada el chico al ver que se le quedaba mirando fijamente.
-Pues no te cayó nada mal, te faltaba broncearte- dijo obligándose de mala gana apartar la vista.
-A en serio- exclamo chillonamente pero con disgusto impreso -que lastima que deje el bronceador pero aquí cargo una palita y un rastrillo podemos hacer un castillo de arena- sus palabras desbordaban ironía -o mejor… enterrarte vivo- término mordaz.
-Porque siempre estás de tan mal humor- dijo mirando al cielo Daniel como pidiendo paciencia.
-Por donde quieres que empiece, porque por tu culpa estamos en medio de la nada, porque los paladines seguro y por tu culpa también encontraron mi guarida, la segunda guarida que destruyen por ti y la exnoviesita que te dejo botado o será por lo peor de todo… que estoy esposado a ti el idiota más grande del año- grito Griffin espantando a un par de pájaros que estaban en un árbol cercano.
-Ya entendí- se hizo un incómodo silencio, pero Daniel no pensaba dejarlo así –además, no me refiero ahora y sé que tengo la culpa de todo lo que te ha pasado últimamente- añadió al ver que el menor pensaba refutarle de nuevo -¿pero siempre tienes que estar a la defensiva?-
-Es la única forma en la que he podido sobrevivir- gruño de mal humor el otro adelantándosele y jalando de su brazo en el proceso, pero no fue sino la mueca de dolor que reflejo en su cara lo que hizo que el pecho de Daniel se contrajera al imaginar lo que le había pasado al otro, si su infancia había sido dura la de Griffin había sido 100 veces peor.
-¿Cómo paso?- se atrevió a preguntar después de un rato.
-En serio quieres que hablemos de eso…- dijo el menor en voz baja, inclinando la cabeza -porque podemos saltarnos las formalidades y te puedo matar de una vez por atreverte a preguntarme sobre eso- Griffin se volteo hecho un dragón, se imaginaba que el tema no era uno agradable pero se notaba que aún le afectaba mucho y solo quería serle de apoyo un hombro sobre el cual desahogarse y Griffin debió de notar sus intenciones porque añadió -Vamos a aclarar algo, no eres mi amigo, ni estamos de vacaciones, lo único que quiero es alejarme lo más pronto posible de ti y la únicas conversaciones que tolero son las referentes a ideas de como liberarnos de estas malditas esposas, entendiste?-
-Si- Daniel suspiro y tal como lo pidió el menor hablo sobre lo que le interesaba a ambos -He estado pensando en lo que paso, cuando te intentaste trasportar no te alejaste ni diez metros del sitio donde estábamos, pero cuando lo hicimos desde la Antártida si resulto, tal vez no como queríamos pero si nos alejamos lo suficiente.
-Eso es todo- interrumpió burlonamente, pero Daniel no le hizo caso y continuo.
-Tal vez por eso ese paladín iba a ponerse el otro lado de esta esposa, si alguno de los dos no fuera jumper no podría huir pues la persona que no se teles transporta sería una palanca que le impediría alejarse.
-Uhm… por fin demuestras que tienes algo de materia gris en esa cabeza rubia- lo ridiculizó el chico.
-Si vas a seguir insultándome mejor seguimos hablando de tu bronceado o mejor dicho la falta de el- le contra ataco ya harto.
-Sigue- acepto refunfuñado el otro –Aun nos queda el dilema de que es lo que paso cuando nos tele trasportamos hasta aquí-
-Creo que eso ocurrió porque deseamos ir a sitios diferentes y como te mencione paramos más o menos en la mitad de donde queríamos llegar-
-Entonces sugieres que si vamos a un mismo sitio no ocurriría eso- concluyo Griffin.
-Exacto pero existe un problemas- se apresuró a añadir Daniel, pues el otro parecía dispuesto a tele transportarse en cualquier momento.
-¿Cuál?- gruño de mal humor al ser interrumpido.
-¿Cuáles son los sitios que conocemos en común?- le pregunto Daniel y Griffin lo vio como si fuera la pregunta más tonta del mundo.
-Tokio, Brasil, China, Italia, Francia…- comenzó a enunciar como si fuera una cosa obvia.
-¿Que los paladines no conozcan?- y ahí sí que Griffin se lo pensó bien y se quedó mudo, Daniel tenía razón, la mayoría de los sitios que ellos conocían eran conocidos por esos cazadores y no podían arriesgarse a ir a ninguno de ellos pues estaban en desventaja sin poder teletrasportarse.
Pocos eran los sitios desconocidos por los paladines y muchos menos los sitios que Daniel y el conocían por igual.
-Mi guarida…- dijo con nostalgia, pero como él mismo había dicho antes, si los paladines lo habían seguido hasta la Antártida también habían podido llegar a su guarida sin problemas, con esa demoniaca máquina.
-Si pero como tu bien lo dijiste ambas ya son conocidas por ellos- concluyo al igual que él el rubio -A que parte de Singapur ibas- el menor lo miro confundido -Cuando yo me quede, fue en una mansión de la calle Orchard- siguió Daniel tratando de buscar sitios comunes.
-Me quede en Hotel Pan Pacific- dijo Griffin entendiendo el plan.
-¿Y eso? pensé que no te gustaban las playas- se mofo el rubio, pues sabía cuál era el hotel, aunque nunca había estado ahí.
-Tiene una excelente vista de la pista de Singapur, 23 curvas y serpentea por el barrio de la marina por avenidas abiertas normalmente a la circulación, la recta de llegada está al borde del mar. La curva N° 6 es justo delante del hotel Pan Pacific, que los organizadores presentan como la curva más rápida de la F1, ya que la aceleración llegará a los 290 km/h- Explico el menor como si nada -No podía perdérmelo- concluyo.
-Uhm…- murmuro Daniel con algo de gracia pues Griffin parecía un niño pequeño -de todas formas no nos sirve nunca he estado ahí y no está muy cerca uno del otro, si caemos en medio podrimos parar en medio distrito comercial de Orchard Road.
-¿Marina South?- pregunto Griffin recordando los sitios donde había ido, pero el rubio negó y agrego.
-Fui a Sentosa-
-Claro el niño rico y sus gustos exquisitos- se burló el menor revirando los ojos.
-Me sorprende que nunca hayas ido a Sentosa- el no negaba que le gustaban las cosas buenas, porque iba a ser diferente.
-Cuando fui lo único quería era ir a los bingos porque me había cansado de las vegas, no me gustan las playas y no tiene nada que me llame la atención- resumió el menor.
-Que sitios conoces de las vegas– pregunto interesado el rubio.
-Ninguno que tú conozcas, te lo aseguro, se podría decir que ese es mi banco- explico.
-Tienes razón- aserto pues él se surtía de bancos de Inglaterra.
-Y si tú abres un portal y yo te sigo por la brecha ¿Qué sucedería?- Pregunto de repente el castaño.
-Podemos intentarlo- admitió después de meditarlo -pero primero comamos y bebamos puede ser que paremos en un sitio que no allá nada-
-Ok-
Después de tanto caminar encontraron una pequeña cascada y algunas frutas tropicales, Griffin no aguanto más y por fin se quitó la chaqueta, sus brazos eran delgados pero definidos al igual que su pecho, en su cuello habían marcas rojizas por la picada de mosquitos, que parecían más bien chupones y por un momento Daniel deseo poder ser el quien formara esas marcas coloradas en el cuello del menor.
-Ok intentémoslo- lo saco de su ensoñación el castaño.
-Ok- le respondió entrando en acción, sin embargo, se tele transporto al primer lugar que le vino a la mente.
Visualizo el sitio y una brecha formada como por un relámpago se empezó a formar y ha abriese poco a poco, del otro lado comenzó a verse una de las suites de Burj al Arab, era una suite real, un apartamento de 800 metros cuadrados donde había hasta lo inimaginable, sala de cine, jacuzzis, ascensor privado… ese había sido el sitio donde estuvo por primera vez con Millie, no sabía porque había escogido ese lugar para llevar a Griffin, y de repente lo asalto la imagen del cuerpo del chico en la cama esperando por el prometiendo una noche de lujuria y pasión, y eso lo explico todo.
Pero nunca pudo llegar al otro lado, cuando Griffin había intentado seguirlo habían sido empujado de nuevo hacia atrás y los dos regresaron al sitio donde estaban.
Esta vez Daniel cayó sobre Griffin, el primero sobre el segundo, el chico se intentó levantar apoyando los pies en suelo y al hacerlo abrió las piernas sin quererlo, ambos se quedaron quietos al sentir que sus miembros se tocaron, los cuales parecieron reaccionar tan rápidos como balas como si tuvieran vida propia.
-Quee… qué haces?- tartamudeo el menor.
-No lo sé- respondió sinceramente el rubio moviéndose contra el chico.
-Ahh- un gemido se había escapado de los labios de Griffin al contacto –Para- grito entre jadeos pero sin oponer resistencia real.
-No- fue la firmen respuesta del rubio, quien ciñéndose al cuerpo del menor siguió rozándolos, Griffin soltó otro gemido pero agarrando fuerzas empujo al otro lejos de si.
-Te has vuelto loco- le grito todo colorado.
-Puede ser- admitió el otro estirándose en el suelo y colocando sus brazos detrás de la cabeza despreocupadamente.
-No soy tu juguete- se levantó furioso.
-Ni mío ni de nadie- completo el rubio.
-No y que estabas deprimido, hace unas horas querías matarme porque pensabas que estaba con tu novia-
-Si lo estaba- dijo con simpleza el rubio.
-Pues no pareces muy deprimido ahora porque tu novia te dejara- dijo el menor viendo con molestia lo clara erección del otro
-No lo estoy, encontré algo más interesante- dijo alegre devorándolo con la mirada.
-No estoy interesado- le corto molesto el menor.
-Pues no parece que yo te sea tan indiferente como dices- mirando con burla la erección del chico que era tan grande como la suya.
-Púdrete- le insulto sonrojado el chico mientras se levantaba y jalándolo empezó a caminar insultándolo de mil y una manera… Daniel no pudo hacer más que seguirlo mientras soltaba una carcajada feliz y sintiéndose ligero como nunca antes.