Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deja de llorar por Yais

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como siempre hice un mal cálculo sobre qué va en qué capítulo ^_^U. Feliz fin de año, supongo que ésta será mi última publicación del 2014.

Capítulo 12

 

Lee no se estaba arrepintiendo de su decisión, pero comenzaba a pensar que huir de casa como lo hizo probablemente no había sido la mejor idea. En primer lugar porque tenía dos horas de viaje y no era capaz de ver una señal de vida en el camino; y en segundo porque se estaba helando y volvía a marearse. Probablemente lo último tenía mucho que ver con el hecho de que no había probado bocado desde la mañana y que las horas de sueño que concilió mientras estuvo desmayado no fueron suficientes.

 

Además, su acompañante estaba un poco molesto. Si bien los caballos no dormían largos períodos durante la noche, parecía que aquel no se estaba tomando muy bien que un desconocido lo hubiese sacado del establo caliente y lo llevara por una vía con la que no estaba familiarizado.

 

–Ya, ya, tranquilo – Lee se recargó en el cuello del cuadrúpedo para calmarlo a la vez que lo palmeaba –sé que el camino se ve aterrador, pero es sólo porque es de noche, estaremos bien –. Y probablemente permaneció acariciándolo más tiempo de lo debido porque antes de darse cuenta se durmió en esa posición. –¡Ah! – se despertó dando brinco, con la sensación de que tenía mucho tiempo tendido, aunque en realidad no había pasado ni un minuto.

 

–Creo que es mejor acelerar el paso – dijo a la vez que  se golpeaba el rostro para despertarse –si encontramos pronto un pueblo ambos descansaremos, aunque sólo nos podremos quedar unas horas porque debemos alejarnos rápido. Sasuke y Naruto vendrán detrás de nosotros y, Gaara... probablemente por ti. Lo siento. Te prometo que en cuanto pueda, veré de qué manera te mando de regreso a la hacienda, seguro te estoy llevando lejos de tus amigos y tu familia. Pero aguanta, sí.

 

Lee sabía que el animal era incapaz de entenderlo, pero le pareció que lo hacía porque relinchó justo después de que terminó de hablar. Así que sonrió de manera sincera por primera vez después de mucho tiempo.

 

 

 

Con una hora más de viaje Lee llegó a otra división en el camino y cuando estaba a punto de comenzar a llamarse idiota, distinguió a un hombre anciano tirado a mitad del paso. Estaba muy oscuro así que de lejos era imposible que lo hubiese visto.

 

–¡Hola! – Lee agitó las manos, muy feliz por toparse con alguien –buenas noches.

 

El hombre también se mostró notoriamente feliz y le devolvió el saludo, desde el suelo, a Lee con efusividad.

 

–No sabe lo feliz que me hace encontrarme con alguien – dijo Lee mientras se acercaba. Cuando se bajó del caballo descubrió que el anciano tenía un palo roto en la mano derecha y un costal en la otra.

 

–Buenas noches, muchacho, tú no tienes idea de lo feliz que me hace a mi que me encontraras – Lee intentó ayudarlo a pararse pero el anciano se negó –espera muchacho.

 

–¿Qué le ocurrió?

 

–Nada del otro mundo, iba de vuelta a casa cuando esta horrible vara se rompió. No puedo caminar sin un bastón para apoyarme, y creí que tendría que esperar hasta la mañana cuando los comerciantes comienzan a usar la ruta, pero apareciste. Mi esposa debe estar muy asustada porque ya tardé mucho tiempo en volver.

 

–No se preocupe – Lee sonrió levemente y se hinco frente al hombre – yo puedo ayudarlo ¿qué necesita?

 

El anciano elevó la vara a la altura de sus ojos para que pudiera verla bien a pesar de la oscuridad –necesito un palo similar a este, recto y grueso para que me sirva de apoyo.

 

–Entendido – Lee se internó al bosque circundante buscando una rama con características similares a las que el anciano le pidió. Afortunadamente estaban en una zona que, como dijo el hombre, era transitada por comerciantes así que no tardó en encontrar unas cuantas varas botadas por ahí. Parecía que alguien las usó antes para algo como sostener una casa de campaña o similar.

 

–¿Ésta le sirve? – preguntó al anciano mientras le tendía aquella que eligió.

 

–Es perfecta –. Cuando el viejo se incorporó, la luz dio en el ángulo correcto y por fin pudo ver a su salvador. Entonces entrecerró los ojos porque la voz jovial del chico no encuadraba con su aspecto descompuesto, pálido y ojeroso. 

 

–Muchacho, gracias, pero ¿estás bien?

 

–Sí, sí, estoy bien – Lee agitó la mano para restarle importancia a su imagen pero el hombre lo siguió observando con ojo crítico –sólo, creo que estoy perdido, ¿me podría decir qué tan lejos estoy del pueblo más cercano y por dónde tengo que ir?

 

–Suna – dijo señalando hacia atrás – ese es el más cercano.

 

–No de ahí vengo. Busco otro lugar.

 

–Entonces es Ame – el hombre le indicó el camino a la derecha – y está a 6 horas a caballo. Pero es muy tarde, no te recomiendo viajar a esta hora en esa dirección.

 

–Ah, sí está bastante lejos – Lee se desanimó porque le faltaba más de la mitad del trayecto –sé que es un poco tarde, pero muchas gracias, entonces.

 

–No hay de qué, muchas gracias a ti.

 

Lee le hizo una reverencia al hombre y volvió a emprender camino, pero apenas dio un par de pasos cuando volvió. –Disculpe que lo siga molestando, pero ¿me podría ayudar con otra cosa?

 

–Claro, muchacho. Es una vara pero no tienes idea de lo mucho que tú ya me ayudaste. Si nadie hubiera aparecido habría muerto congelado cuando se hiciera más de noche.

 

Lee inhaló sopesando sus palabras – si ve a alguien y por cualquier razón le preguntan por alguien como yo, ¿podría decir que no he pasado por aquí?

 

–Eh, sí, podría – el hombre se mostró confundido.

 

–Gracias entonces – Lee lo reverenció y entonces volvió a emprender su camino.

 

 

 

No tenía certeza de que el camino fuera seguro pero suponía que sí lo era, así que, contrario a lo que sus instintos dictaban, cuando escuchó un chillido proveniente del bosque que rodeaba el camino detuvo su andar. Entrecerró los ojos esperando poder vislumbrar algo entre los arboles pero como le fue imposible intentó guiar al caballo para que caminara hacía la fuente del sonido. El animal se negó resoplando y chocando los cascos contra el piso, así que no le quedó otra opción más que bajarse y adentrarse en el bosque solo.

 

La luz que reflejaba la luna era muy tenue, así que caminó a tientas unos cuantos metros hasta que se resbaló a causa del fango. –¡Ah! – gritó y gracias a sus buenos reflejos se aferró a una rama para no caer, después lanzó una cantidad impresionante de improperios, que ni siquiera sabía que conocía, cuando se dio cuenta de que si no se hubiera sujetado habría caído por un barranco. –Ah, uf, no, estoy bien, bien… – se movió hasta el suelo firme y se llevó una mano al pecho para calmar su corazón desbocado.

 

Respiró lentamente y volvió a escuchar el quejido. Ahora que estaba cerca pudo identificar que el sonido era emitido por algún animal pequeño que, a diferencia de él, sí había resbalado por el barranco. Así que se aferró de nueva cuenta a la rama del árbol y, después de probar que soportaría se peso, se acercó a la orilla y se asomó. Estaba a una altura de 5 metros del suelo y aunque imaginó que caer por ahí sería algo bastante feo se inclinó un poco más para lograr ver.

 

Aquel que se quejaba era un cachorro de perro escondido en una pequeña saliente a un metro y medio de la orilla. A pesar de que el pelo blanco del animal estaba lleno de lodo, Lee pudo apreciar que el perro no parecía herido, aunque sí bastante asustado y desesperado porque no había forma de que escapara del barranco sin aventarse o sin ayuda.

 

–Hola – saludó al cachorro tan pronto éste se dio cuenta de que estaba ahí. El pequeño animal ladró feliz y meneó la cola en una expresión de tal alegría que Lee intuyó que debía ser la mascota de alguien y no un perro salvaje. –Espera un momento, te voy a ayudar.

 

Tras decir eso se alejó de la orilla para poder pensar qué debía hacer. No tenía una cuerda ni nada que lo ayudara a descolgarse lo suficiente para alcanzar al perro. Podía usar su abrigo para amarrarse al árbol, pero el margen de movimiento no sería suficiente para acercarse. Después pensó en las riendas del caballo, el cuero no sería suficiente para resistir su peso pero sí para lazar al cachorro y jalarlo a la orilla.

 

 

 

–Voy a necesitar esto – Lee fue con el caballo y le quitó la rienda con mucho cuidado –por favor no me vayas a abandonar, no voy a tardar.

 

Dicho eso volvió con el cachorro y ejecutó su idea de amarrar una manga del abrigo al árbol y la otra a su pie, antes de tenderse en el suelo para acercarse a la fangosa orilla del barranco con mucho cuidado. –Ven – llamó al perro mientras intentaba que el lazo fabricado con la rienda se afianzara al pecho del cachorro –vamos, te voy a ayudar, coopera conmigo – estaba tratando de sonar lo más conciliador posible porque deseaba pasar la cuerda alrededor del tórax del perro y no de su cuello, para no lastimarlo, pero la tarea estaba siendo más que complicada. El cachorro quería ser salvado pero tenía tanto miedo que se meneaba ansioso en el pequeño espacio donde estaba atrapado.

 

Lee dejó caer la mitad del cuerpo por el barranco para facilitar sus movimientos y gritó de jubilo en cuanto logró enrollar al cachorro –¡perfecto! – se felicitó y tiró del nudo para asegurar al perro –ahora ven, con cuidado, no te muevas mucho – comenzó a tirar lentamente y aunque el perro se zarandeó sin ganas de abandonar el suelo en cuanto Lee lo elevó en el aire y lo sostuvo con una mano se calmó. Incluso le lamió el rostro. –Aún no me agradezcas – sonrió –que todavía debemos volver arriba.

 

Con la mano que tenía libre y haciendo fuerza Lee logró elevar el cuerpo para alcanzar la orilla, desgraciadamente cuando lo hizo la tierra se ablandó y el lugar donde tenía medio cuerpo apoyado desapareció.

 

Pegó otro grito y apretó al cachorro para evitarle un golpe por si caían, pero afortunadamente su abrigó y el árbol aún se mantenían en su posición, así que cuando el deslave terminó, sólo quedó colgando de cabeza. –Es-esto no está bien, pero tú no te preocupes, no… no vamos a caer – cuando Lee miró hacía abajo descubrió que aún había tres metros de distancia entre de donde había quedado su cabeza y el suelo. Cuando dirigió la vista hacia arriba se dio cuenta de que si se movía la tierra seguiría ablandándose y seguro el perro y él caerían junto con el árbol. Con la suerte que tenía probablemente el árbol le caería encima.

 

Se quedó colgando, sin moverse, un largo rato hasta que le dio por reírse. Sin su abrigo se estaba helando, así que si no caía pronto tendría toda la noche para morir de frío. En realidad jamás había tenido pensamientos suicidas, pero ahora que acababa de abandonar al amor de su vida, su familia y amigos; no sentía que le quedaran cosas por las cuales vivir.

 

Salvo las monerías que le enseñaron en el colegio, en realidad no sabía hacer algo de provecho, no tenía una profesión y ni siquiera sabía cómo cosechar sus propios alimentos. Podría pensar en su pasatiempo, pero dudaba que fuera útil su habilidad de “dar brinquitos”, como Neji le decía a sus entrenamientos,  en un mundo como aquel.

 

–Creo que si hubiera comido algo lo estaría vomitando y me voy a volver a desmayar – le dijo al cachorro, pensando que ni podía rescatar a un perro sin convertir aquello en un desastre –pero antes, creo que te puedo poner a salvo.

 

En el piso, un poco más a la derecha de donde él colgaba, había un grupo de arbustos y pensó que podía arrojar al cachorro ahí. Si estiraba los brazos y con el largo de las riendas haría que la distancia de tres metros se redujera a dos o un poco menos. Si arrojaba al perro con cuidado probablemente podría salvarlo de perecer con él ahí colgado.

 

“Esto si puedo hacerlo, aunque sea esto”, pensó al tiempo que balanceaba al cachorro, quien gimoteaba angustiado, para que callera donde él quería. Deseó con todas sus fuerzas no errar y volvió a experimentar otro atisbo de esperanza justo cuando el perro fue a dar en el arbusto y salió de ahí saltando y ladrando feliz por volver a suelo firme.

 

–Qué bien – Lee sonrió mientras el perro giraba bajo su cabeza, como si esperara que él también se lanzara después de ver que él había caído a salvo. –No creo que pueda acompañarte – en realidad más que estar por perder la conciencia, la sangre acumulada le estaba ocasionando un terrible dolor de cabeza y nada mejoraba porque el cachorro seguía ladrando.

 

 

 

No supo cuanto tiempo pasó colgando, pero la posición del sol le dijo que la madrugada ya había pasado muchas horas atrás. Volvió a pensar que su vida era un chiste y entonces escuchó tronar las costuras de su abrigo y lo golpeó un momento de lucidez. No iba a morir ahí, le había prometido a sus amigos y padre que volvería. Entonces miró la manga del abrigo alrededor de su pierna. Si se colgaba de ahí y balanceaba probablemente también caería en el arbusto. No ileso, pero sí vivo. Inhaló hondo y entonces trató de desatarse.

 

Lamentablemente el nudo estaba muy apretado y la costura cedió antes de que él se desatara, pero como estaba agarrado del resto de la tela pudo mantenerse colgando el tiempo suficiente para desviar su caída hacia el arbusto. Claro, él no tuvo tanta suerte como el cachorro.

 

 

 

 

 

 

 

Gaara leyó las palabras en el papel una vez más para asegurarse de que había entendido  correctamente. “Adiós” ¿Cómo era posible?, Lee no podía haber escrito eso. Apretó la hoja y salió de la habitación gritando el nombre de su esposo.

 

–¿Qué pasa? –Naruto lo siguió con un gesto preocupado hasta la entrada de la casa.

 

–Lee se fue.

 

–¿Cómo?, pero… no – Uzumaki se llevó una mano a la frente y mientras Gaara salía él fue corriendo a la habitación que compartía con Sasuke.

 

–¿Por qué hacen tanto ruido? – con el escándalo Sasuke y Karin salieron al pasillo.

 

–Parece que Lee huyó de la casa – contestó Naruto.

 

Karin ahogó una exclamación de alarma –no, eso no está bien.

 

–¿Puedes organizar a algunas personas? Sasuke, Gaara acaba de salir y voy a ayudarle pero dudo que nosotros dos seamos suficientes para encontrarlo. Busca a Baki para que formen el grupo con los trabajadores – dijo eso mientras se ponía las botas, y después emprendió camino fuera de la casa.

 

El rubio recorrió el pasillo y cuando dobló en dirección a las escaleras para ir a la planta baja, Sasuke miró a Karin de reojo. Ella sonrío nerviosa. –Lo curé y lo arrastré hasta una de las habitaciones de la servidumbre – la joven se refería al capataz –pero dudo que despierte pronto. Le diste muy duro.

 

 

 

Un momento antes, cuando Gaara llegó a la hacienda y llevó a su caballo al establo, notó que uno de los corrales estaba vacío. Supuso que Naruto no había cerrado la puerta y que cuando fuera más tarde debía enviar a alguien a buscar a su caballo perdido. Pero ahora que sabía que Lee no estaba, supo que él lo había tomado. Así que se subió de un salto a su caballo más veloz y cabalgó hasta que llegó al lugar donde el camino se dividía. Descartó la ruta a Suna porque que si Lee hubiera ido por ahí se lo habría topado, así que solo quedaban los caminos hacia Konoha y Ame.

 

 

 

–Gaara – Naruto llegó a su lado –le dije a Sasuke que organizara un grupo de búsqueda, Lee no puede estar muy lejos.

 

–¿Qué fue lo que les dijo?, ¿cuándo salió?, ¿cómo es que no se dieron cuenta?– el mencionado habló muy rápido y el caballo sobre el que estaba sentado se meneó ansioso, sintiendo su nerviosismo.

 

Naruto negó levemente –primero vamos a encontrarlo, luego hablamos. Lo único que se me ocurre pensar es que no fue hacia Konoha, y supongo que no tiene más de tres horas de viaje.

 

Tras escucharlo Gaara maldijo y sin vacilar tomó el camino hacía Ame –ve a Konoha –. Le ordenó al rubio que tomara la otra dirección por si acaso.

 

 

 

Mientras avanzaba, el pelirrojo iba calculando qué tan lejos podría haber ido su esposo. Lee no era un gran jinete y como desconocía el camino, debía estar cerca. No podía creer que lo hubiera abandonado, y no quería imaginar qué haría si no llegaba a encontrarlo. ¿Por qué se había tardado tanto en volver a casa?, ¿qué le había dicho? “qué estaba muerto”, ¿cómo se le ocurrió semejante tontería?, si Lee desaparecía, si moría, probablemente él también lo haría.

 

Además, el camino estaba tan oscuro que aunado a sus miedos de no encontrar a Lee, comenzó a preguntarse qué pasaría si su esposo se hería. La zona no era en extremo peligrosa, pero había rumores de que un grupo de bandidos asediaban a los comerciantes que viajaban a deshoras y sin protección. Si alguno se topaba con Lee le podrían hacer cosas horribles.

 

Cabalgó aproximadamente cincuenta minutos por la ruta directa que llevaba hacia ame hasta que se encontró con un anciano, que marchaba con lentitud apoyado en una vara, a mitad del camino y se detuvo.

 

–Oiga, señor ¿ha visto a alguien pasar por aquí?

 

El hombre también detuvo sus pasos y lo miró con un gesto curioso. Gaara estaba acostumbrado a recibir ese tipo de miradas porque su familia era bastante conocida en la zona y varios aldeanos los miraban con reverencia ya que ellos eran un gran pilar en la economía del lugar; pero como tenía prisa le hastió más que de costumbre que el hombre se tomara su tiempo.

 

–¿Ha visto a alguien?, es un joven pelinegro, ojos grandes, tiene 16 años – volvió a preguntar y especificó.

 

Entonces el viejo por fin negó –no. A esta hora es poco común que pase gente. De hecho, usted es la primera persona que veo desde que se puso el sol.

 

Gaara apretó los estribos y los dientes –¿de verdad?, ¿cuánto tiempo tiene aquí?, probablemente no lo vio.

 

–Voy camino a Suna y he estado en este paso desde la tarde. Si alguien hubiera pasado es imposible que no lo viera. Es una ruta recta.

 

Gaara miró al anciano y tras escrutarlo volvió sobre sus pasos pensando que probablemente Lee no había seguido ese camino y fue por la vereda, unos kilómetros atrás, para no ser alcanzado. Le hizo una reverencia muy ligera al anciano como agradecimiento.

 

Sin embargo, para su mayor irritación, cuando llegó a la angosta vereda, no le costó mucho trabajo adivinar que nadie montando a caballo había pasado por ahí. No había rastro de pisadas de cascos, ni una rama rota. Así que decidió volver a la hacienda con Baki e informarse sobre ruta de búsqueda que Naruto le dijo que planearían, tal vez había tomando una dirección errónea. Le indicó a su caballo que corriera porque el tiempo era oro, fuese a donde hubiese ido Lee, el radio de búsqueda se hacía más amplio con cada segundo que pasaba.

 

 

 

–Ustedes fueron por los caminos principales. Yo mandé al resto a buscar por las otras rutas. El equipo que fue hacía el este aún no vuelve, ¿por qué no te quedas a esperarlos? – Baki intentó convencer al pelirrojo para que no abandonara la casa de nueva cuenta sin tener noticias de la zona ya explorada.

 

Tenían toda la noche buscando a Lee y aunque podría decir que Gaara estaba acostumbrado a no dormir, esa costumbre no implicaba que estuviera en condiciones de seguir deambulando por la zona buscando a su esposo.

 

Gaara gruñó –no voy a perder el tiempo.

 

–Vas a perder el tiempo si vas por una zona que ya se revisó.

 

–Será mejor volver a revisar. En todo caso no me puedo confiar en que no sean unos incompetentes si los diriges tú. Sólo te pedí una cosa, tenías que vigilar a Lee y se fue bajó tus narices.

 

Baki abrió la boca, estaba a punto de contestar que él estaba noqueado gracias a sus visitantes, pero prefirió no hacer más caótica la situación. Le dolía la cabeza y no deseaba alegar.

 

–Acaban de llegar – Naruto intervino justo a tiempo para salvar al capataz –y no lo encontraron.

 

–Pues mándalos de nuevo – el pelirrojo ordenó a Baki y el hombre atendió su orden de inmediato, habría hecho cualquier cosa que le permitiera largarse de ahí.

 

–Es mejor que te tranquilices Gaara. Vamos a pensar en a qué otro lugar pudo haber ido – Naruto reprimió un bostezo.

 

Gaara negó como respuesta. De todo el tiempo que tenía viviendo ahí, la primera vez que Lee salió fue con Sasuke.

 

–Probablemente fue con un amigo ¿a quién visita en un día cualquiera?

 

Entonces Gaara entrecerró los ojos y masculló que era un tonto. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?, era una idea dolorosa y macabra pero tenía bastante sentido.

 

–Oye ¿a dónde vas?, ¿se te ocurrió algo?

 

–Con Kankuro.

 

–Con… no Gaara, eso… –Naruto hizo una mueca y lo detuvo tomándolo del hombro. –Me estás haciendo muy difícil el mantenerme neutral en esto.

 

El pelirrojo le apartó la mano de Naruto y pretendió seguir con su camino.

 

–Lee nos contó todo – el rubio quería que se detuviera y con esas palabras lo logró.–Cuando llegamos a la hacienda nos dijo lo que había pasado con Kankuro y que estaban pasando por un momento difícil, le dije que tal vez debían darse un tiempo, que volviera con nosotros a Konoha para que pudieran despejarse.

 

–¿Tú le dijiste a Lee que se fuera? – Gaara se sorprendió, incapaz de creer que su mejor amigo se hubiera atrevido a hacer eso.

 

–¡No! no que huyera, pero sí, las cosas entre ustedes no estaban bien. Debes tener eso claro para cuando lo encontremos, más porque…

 

–Mira Naruto lo que pasa entre Lee y yo es algo nuestro, y estoy completamente seguro de que no quiero que te entrometas. Pero ahora es algo diferente. Ya buscamos por todos los caminos y Lee no conoce a otra persona de la zona a parte de mi hermano. La hacienda de la familia está bastante cerca, así que no pierdo algo con ir a buscarlo ahí.

 

Naruto se negó a la idea, pero tuvo que aceptar que era posible. Tal vez estaban buscando más lejos de lo que deberían. –¿Y si lo encuentras ahí? – cuestionó preocupado –¿qué piensas hacer?

 

Gaara sintió que la punta de sus dedos se enfrió –no sé, ahora sólo quiero saber que está bien, después… lo voy a sacar a rastras si es necesario.

 

–Pero no puedes tratarlo así, Lee es tu esposo y… y está embarazado – Naruto supo que aquella noticia ya no podía esperar. –Karin le hizo un chequeó después de que llegamos y dijo que está esperando un bebé. Así que piensa bien lo que vas a hacer.

 

–¿Un bebé? – Gaara detuvo sus pasos  y miró a Naruto con un gesto bastante serio durante un largo minuto –¿sabía que estaba esperando un bebé?

 

La expresión de su amigo sobrecogió a Naruto y a pesar de que usualmente era muy lento, la tensión creada lo hizo pensar bastante rápido –no – contestó frunciendo en entrecejo – tiene menos de un mes, dudo mucho que huyera si supiera que está esperando un hijo tuyo – enfatizó la última frase. –No es como tu hermana Temari, él va a comenzar a tener síntomas en unas semanas más. Es más que obvio que no lo sabe y nosotros no se lo dijimos porque estaba inconsciente.

 

Gaara se llevó una mano a los ojos para cubrírselos y se recargó en la pared. No pudo evitar sentirse inseguro. Dudaba de la calidad moral de Lee y aunque fuera imposible, por un segundo pensó que si Lee lo había abandonado, sabiendo que esperaba un bebé, era porque temía a su reacción. Y el único motivo por el él se enfadaría era porque el pequeño no era suyo. Pero era lógico que Lee no supiera que sería padre. Más cuando él, quien se satisfacía con la sensación de tocarlo cada noche, no lo había notado.

 

Sacudió la cabeza. Ahora más que nunca necesitaba encontrar a su esposo.

 

 

 

Gaara se abrió paso entre la servidumbre de la casa de sus padres, el lugar donde creció, sin saludar a alguno de los trabajadores. Después abrió la puerta de la cocina de golpe, para toparse con Kankuro desayunando.

 

–¿Dónde está Lee? – cuestionó, logrando que su hermano se atragantara con el cereal que en ese momento comía.

 

–Ga-a-ra – tan pronto Kankuro lo vio acercarse se levantó mientras luchaba por respirar –¿qué – tosió – qué haces aquí?

 

–¿Dónde está Lee? – volvió a preguntar mirando con desprecio al mayor.

 

Él le hizo un ademán de que esperara mientras bebía un trago de agua para despejar su garganta –¿Lee?, ¿cómo que dónde está?, ¿cómo voy a saber eso?

 

–Claro que sí, debió haber venido aquí.

 

–¿Aquí? – Kankuro ladeó la cabeza con una expresión confundida.

 

–Si lo estas escondiendo, será mejor que lo traigas ahora mismo – con ese tono logró que Kankuro sintiera un leve escalofrió, aun así negó.

 

–Eh, no tengo idea de por qué crees que Lee vino a este lugar, pero te puedo asegurar que no ha puesto un pie aquí. ¿Por qué lo haría? –. El menor hizo una mueca muy leve que Kankuro no supo interpretar –¿qué le pasó?

 

–No mientas.

 

El mayor volvió a negar –que no está aquí. ¿Cómo se te ocurre pensar que Lee, entre todas las personas, vendría conmigo?, cuando seguro no me ha perdonado por lo de ese día.

 

Gaara entrecerró los ojos –no hables de eso cuando te tengo enfrente.

 

–De hecho, me gustaría que estuviera aquí, así podría decirle que jamás fue mi intención que las cosas pasaran así.

 

–Quiero encontrar a Lee, no escuchar como estás arrepentido de acostarte no sé cuantas veces con él – Gaara decidió que mejor debía buscar a su esposo en la casa, ponerse a platicar con Kankuro estaba entre las cosas que jamás quería volver a hacer.

 

–No tuve sexo con Lee, ¿por qué dices eso? – el mayor lo siguió de manera sumisa – además, te repito que no está aquí. ¿Qué crees que pasó entre nosotros ese día?, ¿qué te dijo Lee?

 

 

 

Gaara buscó en todas las habitaciones, hasta que harto de ser seguido y cuestionado por Kankuro, le respondió creyendo que así él le diría algo sobre Lee –me dijo que le dabas lástima y que se acostó contigo por eso.

 

–No, no pudo haber dicho eso.

 

–¿Por qué no?

 

–Pues porque no fue lo que pasó y porque de ser así le habrías hecho la vida impo…  ¿Lee huyó de casa? – Kankuro preguntó lo último con un tono de alarma al sentirse iluminado. Gaara rara vez mentía y nunca bromeaba, menos con eso, así que debía creer todo lo que le decía.

 

El menor se mantuvo en silencio y con eso logró que a Kankuro le diera urticaria. Le había costado mucho dinero en terapias y esfuerzo superar lo de Matsuri y su hijo, y aún estaba trabajando con la culpa de haber estado a punto de arruinar el matrimonio de su hermano, como para ahora venir a enterarse de que no había “estado a punto”, sino que en verdad lo había arruinado.

 

–Me voy a sentar – informó dirigiéndose al sillón más cercano y aunque Gaara estaba por irse él le hizo un ademán para que no lo hiciera.

 

–¿Qué quieres?

 

–Quiero hablar de esto. No sé qué es lo que te parezca pero forma parte de mis ejercicios, quiero que te sientes.

 

–No quiero ni tengo tiempo para eso ahora – y nunca.

 

–Hazme caso por una vez en tu vida. ¿Por qué siempre obedeces a Temari y a mi no?

 

El menor lo fulminó con la mirada –¿Lee está aquí?

 

–No

 

Con la respuesta Gaara maldijo y salió de la casa a prisa. Naruto, quien lo esperaba en la puerta, lanzó un suspiro de desilusión al verlo solo.

 

Mientras tanto, en la hacienda de Gaara, Baki corrió en dirección a la entrada cuando vio un caballo acercarse por el camino. –No, no, no – dijo angustiado porque aquel era el animal que Lee se llevó y si estaba solo, lo único que podía significar era que algo malo le había ocurrido a su jinete.

 

 

Notas finales:

Gracias por sus comentarios, saben que me ponen muy, muy, muy feliz. Son geniales. Los adoro a todos: SuggiietorEmina2040lunaescarlata, Cristal, kelpieax y girlutena, yo sé que tienen Gaara no es el favorito en este fic y eso es genial por que sí, pretendo hacerlo sufrir... o, bueno, sentirse mal... Lee es incapaz de hacer sufrir a alguien de forma intencional.

BESOS y abrazos

Yo :)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).