Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deja de llorar por Yais

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La verdad es que no había escrito este capítulo porque es transición. El bueno es el 10 U_U.

Capítulo 9

 


Lee estuvo parado frente a la puerta del despacho de Gaara aproximadamente cinco minutos antes de decidirse a tocarla. Ya habían pasado 2 horas desde su habitual hora de comida y el menor, cansado de esperar a que su esposo saliera o que Sasuke y Naruto volviesen, resolvió llamarlo para que lo acompañara en la mesa.


Tras el golpeteó que dio a la madera, escuchó a Gaara permitirle el paso y cuando ingresó a la habitación ambos se miraron haciendo un incómodo silencio que duró hasta que Lee se atrevió a hablar –si quieres comer, ya está listo todo, te espero.


–¿Ya volvió Naruto? – preguntó Gaara mientras enterraba la vista en sus papeles, obteniendo como respuesta un tranquilo no  de parte de su esposo.


Volvieron a quedar en silencio y pasado un minuto Lee entendió que ya no obtendría otra palabra del mayor, así que cerró los ojos y dio media vuelta. Ya había Imaginado algo como aquello, sin Sasuke o Naruto rondando sería obviamente ignorado. Mientras salía de la habitación no se dio cuenta de que los ojos verdes de Gaara se enterraron en  su espalda y que ellos estaban cargados de anhelo, como si deseara que le pidiese otra vez que lo acompañara.


 


Lee entró a la cocina y observó su comida. Ir  y asesinar lo poco de esperanza que le quedaba hizo que se le quitara el hambre. En esos últimos meses su relación con Gaara no era tan buena como debería, pero se sostenía en sí misma e incluso por momentos parecía que podía “mejorar”. Sin embargo después de lo ocurrido la noche anterior comenzaba a dudarlo pues era innegable que lo que había entre ellos agonizaba.


Estaba en un pequeño agujero de cruel realidad y a todos sus errores les sumaba un inevitable “Es culpa mía que Gaara ya no me ame”. Fue su decisión entablar una amistad con Kankuro, fue su gusto pasar tiempo con él y, después, aceptar que lo llevara hasta su cama. Definitivamente no había forma de justificar eso último y no entendía “¿por qué lo hizo?”, si ni siquiera le gustaba el castaño.


Negó con la cabeza en un intento vano por apartar esos pensamientos de su mente, rindiéndose a la idea de que no tenía hambre y que una mejor forma de emplear su tiempo era escribiendo su respuesta a Neji.


 


 


Gaara trabajó hasta que no pudo ignorar los gruñidos de su estómago o el cansancio que hacía sus ojos pesados. Eran las 7 de la tarde, así que se estiró, dejando todo de lado, mientras pensaba que ya era momento de salir de su despacho e ir a comer algo.


Ni Lee o sus invitados dieron señales de vida mientras pasaba por el comedor y se adentraba en la cocina. Ya era costumbre que su esposo no comiera si él no lo hacía, pero aun así le sorprendió encontrarse con que los alimentos para ese día estuvieran intactos pues eso significaba que Naruto aún no volvía.


Salió de la cocina en búsqueda de Lee, sin una excusa para justificar su necesidad de tenerlo al lado. La noche anterior había estado enojado, pero para la mañana, cuando se despertó y no lo encontró, se sintió muy triste. Usualmente gracias al trabajo no pensaba en su esposo, pero todo ese día le vinieron a la mente flashazos de él con un gesto derrotado y eso no le agradaba. Le perforaban el pecho con una sensación desagradable.


Caminó hasta el recibidor e iba a atravesar el pasillo para subir a su habitación cuando vio a su esposo parado a mitad de la sala, dándole la espalda y con la mirada perdida. Rodeó a Lee con cuidado hasta alcanzar a ver su rostro y no le gustó para nada lo que se encontró. El pelinegro tenía los ojos cerrados, pero de ellos brotaban lágrimas, su llanto silencioso hacía que los hombros le temblaran. Hacía varias semanas que no veía a Lee lamentarse, nunca en estado ecuánime, así que no pudo reprimir su absurdo sentimiento de culpa. No tenía idea porqué se arrepentía tanto de no haberle dicho a Lee que aún lo amaba.


– Lee – llamó lentamente y tan pronto su voz llegó a oídos del mencionado éste abrió los ojos. Su esposo era hermoso, sus brillantes pupilas, sus mejillas sonrojadas y sus labios; todo de él, incluso las lágrimas que él quiso secar con su pulgar pero que Lee limpió con el dorso de su mano, eran bellas.


–Ga-Gaara – Lee fingió una sonrisa pero dado su estado actual fue fatal –¿ya quieres comer algo?


El pelirrojo no contestó, en cambio se dejó llevar por una fuerza ajena y estiró la mano hasta tomar la barbilla de Lee para mirarlo fijamente. No cruzó palabra alguna, simplemente lo besó. En un principio sintió como el menor se tensaba y creyó que con un poco más de tiempo se rendiría a sus deseos, como siempre, pero no pasó nada. Lee le respondió pero no se arrojó, ahí estaba el amor pero también resignación, casi apatía.


Gaara cerró las manos en torno a los brazos de Lee y lo escuchó gemir quedito cuando lo apretó con fuerza y mordió sus labios. El beso continuó hasta que escucharon a sus invitados volver y  al separarse, Gaara acarició sutilmente las mejillas de Lee, obteniendo de respuesta una sonrisa menos forzada.


Se habrían quedado compartiendo una amable atmosfera sino hubiese sido porque en vez de recibir el alegre saludo de sus invitados, vieron a Sasuke atravesar el pasillo con pasos apresurados y el ceño fruncido, mientras que Karin, quien iba detrás de él cargando a Shion, parecía asustada.


–¡Sasuke, espera! – después vieron pasar a Naruto, con una mueca que rozaba la angustia e irritación –¡detente ahora mismo! – pero el mencionado no hizo caso, en cambio siguió su camino hasta las escaleras para subir su dormitorio, haciendo que su esposo casi hiciese una rabieta en el lugar donde estaba parado –Sasuke te ordeno que te detengas ¡ahora!


Después de que dijera aquellas palabras se formó una atmosfera pesada. Esta vez Sasuke había obedecido a Naruto y paró sus pasos, pero la forma en que tensó sus hombros delataba que lo hizo sólo porque su enfado acababa de sobrepasar sus límites.


–Karin – llamó a la nana con voz moderada –llévalo a la habitación – dijo refiriéndose a su hijo. La mujer dio un salto y no le hizo falta escuchar la orden más de una vez, subió la escalera con rapidez.


Una vez que Karin desapareció de su vista, Sasuke se giró para encarar a Naruto – ¿Qué fue lo que dijiste?


Naruto cerró los ojos un par de segundos como si estuviese acopiando valor y paciencia – Sasuke…


–No – interrumpió el pelinegro –repite lo que dijiste.


–Necesito que escuches todo lo que estoy diciendo, no sólo lo que te conviene – Naruto habló con los dientes apretados.


–Tú no eres quien para darme órdenes –Sasuke elevó la barbilla.


–Eres mi esposo.


–¿Y eso qué? – el pelinegro apretó los puños –tú eres el mio, pero eso no te impide coquetear con quien se te pega la gana.


–¡Que no estaba… – Naruto gritó frustrado – ¡eres un paranoico y estás maniático!


–Ahora resulta que estoy loco y alucino – Sasuke bajó los escalones que había subido para encarar al rubio –pero te vi, ya entiendo por qué tanta objeción a que viniera, te estorbo ¿no es así? – detuvo sus pasos cuando estaba a poco más de un metro de Naruto – pues vuelve por donde viniste, vete a revolcar con la mierda y déjame tranquilo.


–¿De verdad quieres que me vaya? – el rubio lo desafió –si estas tan seguro que te engaño tal vez deba hacerlo, así la próxima vez que montes una escena, por primera vez en la vida, será justificada.


Los ojos de Uchiha se entrecerraron y pareció tener el impulso de golpear a Naruto pero se contuvo –haz lo que se te venga en gana.


–Bien, pues lo haré.


–Hazlo.


La pareja se miró fijamente por un corto tiempo y al ver que ninguno tenía la más mínima intención de ceder y disculparse, en un acto reflejo se dieron la espalda. Sasuke volvió hacia las escaleras y Naruto fue rumbo a la salida de la hacienda.


 


En la sala Gaara y Lee no supieron si el par había decidido ignorar su presencia o si no los habían notado. El menor se mordió el labio inferior y miró al pelirrojo con un gesto de preocupación, él sabía que sus amigos eran obstinados pero jamás imaginó que llegaran al extremo de gritarse – ¿Crees que estén bien?


Gaara quien ya había presenciado antes otras peleas entre Sasuke y Naruto, pensó que lo anormal era la forma en como se habían desafiado. La última vez que había los visto tan enfadados y sin intenciones de ceder, fue cuando rompieron su compromiso unos meses antes de su boda.


–Voy por Naruto – informó a Lee cuando escuchó como Naruto llamaba a Baki pidiendo que le preparase un caballo para poder partir, debía detener cualquier cosa que su amigo pretendiera hacer.


 


Lee revolvió las manos y se balanceó sobre sus pies un par de veces hasta que decidió subir para ir a ver cómo se encontraba Sasuke. Cuando tocó la puerta tardaron en responder y para cuando lo hicieron, la madera entreabierta le mostró el pálido rostro de Karin –Lee san – dijo la joven con tono preocupado.


–Eeh, ¿puedo pasar? – preguntó.


– í, pase, por favor ayúdeme – pidió angustiada la chica.


Al ingresar, Lee vio como Sasuke acomodaba todas sus cosas en su maleta con el mismo gesto de enfado que ostentaba abajo.


–Sasuke kun – llamó preocupado –¿por qué haces las maletas?


Uchiha lo miró de reojo –ordena que preparen mi carro, voy de vuelta a Konoha.


–Arh – Lee se sorprendió –pero… pero ¿y Naruto san? – acababa de ver partir al rubio y se imaginaba que Gaara tardaría más en traerlo de vuelta que lo que Sasuke en preparar su equipaje.


–¿Qué tiene Naruto? – prácticamente le gruñó el mayor.


–Pu-pues, él acaba de salir y…


–Entonces – Sasuke cerró la maleta con un gesto brusco –¿de verdad se atrevió a irse?


–Iba rumbo a la salida, pero Gaara fue por él, además no creo que…


–Y ese imbécil fue con él – Uchiha se llevó una mano a la cabeza y se jaló levemente los flequillos en su frente.


Lee no supo si sentirse ofendido por la forma en que Sasuke acababa de llamar a su esposo o preocuparse porque lo vio sentarse en la cama como si luchara entre mantener su fachada de indiferencia o ir y golpear a alguien.


–Sasuke san – Karin susurró y se llevó ambas manos al pecho.


–Sasuke – Lee no pudo contener sus impulsos y lo abrazó – ¿estas bien?


–Sí – contrario a lo cotidiano el mayor se dejo abrazar, pero no hizo gesto alguno por devolver el ademán o mostrarse agradecido por el apoyo cuando Lee se separó de él.


A pesar de que el más joven quiso preguntar el motivo por el cual su invitado estaba tan agitado no lo hizo, de antemano sabía que Sasuke ignoraría su pregunta, así que prefirió darle un silencioso soporte moral.


Permanecieron aproximadamente 10 minutos sin decir o hacer algo hasta que Sasuke, con un gesto de cabeza, le ordenó a Karin que cargara a hijo y lo acompañara al piso de abajo. Lee ayudó con una maleta y cuando llegaron a su destino, intentó detenerlo –creo que lo mejor sería que hablaras con Naruto san, no puedes irte así. No es bueno que peleen.


–Él ya se fue – contestó el mayor con voz parca y se encaminó a la entrada.


–No, eso, seguro que Naruto san está aún aquí en la hacienda. Lo voy a buscar… – Lee dejó la maleta en el recibidor y fue directo a buscar a Baki. Pero no tuvo que caminar por patio exterior más de tres pasos cuando el hombre apareció frente suyo.


–Lee san – dijo para llamar su atención.


–Baki san – Lee le mostró una sonrisa aliviada por haberlo encontrado tan rápido – ¿Dónde están mi esposo y Naruto san?


 


 


Para Gaara no fue difícil encontrar a Naruto. Cuando llegó a su lado, el rubio estaba rumiando incoherencias mientras revisaba la silla de su caballo.


–Naruto – el pelirrojo lo llamó con voz calmada.


El mencionado volteó a verlo – Ah, Gaara – su respuesta estaba impregnada con un leve tono de desilusión –voy a dar una vuelta, ¿no te molesta verdad? necesito despejarme.


–No – Gaara se acercó hasta el caballo que preparaba el rubio y le acarició la cabeza – pero no corras mucho, se está poniendo oscuro.


–No pienso ir lejos – Naruto hizo un ademán de treparse al caballo pero su pie resbaló del estribo y se fue hacia atrás. Chasqueó la lengua con enfado y lo intentó por segunda vez pero volvió a resbalar.


–Naruto – Gaara lo tomó del hombro para que dejara de intentar y se concentrara en lo que estaba haciendo –¿qué les pasó?


El rubio cerró los ojos y dejó ir el aire lentamente antes de negar con la cabeza –nada – susurró – lo de siempre, sólo continuamos la pelea de donde la habíamos dejado.


–Creía que las cosas entre ustedes se habían calmado.


–Parecía – Naruto lanzó un gemido frustrado –pero no, y me estoy hartando de su actitud. Siempre dije que no importa lo que haga, lo amo, pero esta vez sobrepasó los límites.


–Uchiha, ¿sobrepasar los límites? – Gaara dijo aquello con un tono irónico –él siempre hace lo que se le pega la gana sin importar las consecuencias.


Uzumaki miró a su amigo al tiempo que hacía una mueca –Arrojó a Amaru a la fuente de la plazoleta.


–¿La hija de Shinnoo?


–Sí. Sasuke estaba comprando en una de las tiendas de la plaza, yo lo estaba esperando y cuando me di cuenta ella estaba ahí. Me tomó por sorpresa, me abrazó y lo siguiente que supe fue que Sasuke la había empujado a la fuente – Naruto imitó la cara de pasmado que seguro había puesto cuando vio a Amaru en el agua, aunque en sus ojos se reflejó una chispa de diversión.


Gaara por su parte se imaginó a la joven pelirroja, empapada y levantándose de la fuente dispuesta a atravesar a Sasuke con su bisturí.


–No pasó algo grave… – aparentemente a Naruto también le preocupaba el carácter de Amaru y lo mal que lo pasaría si se enfrentaba a Sasuke –Shinnoo san estaba ahí y aunque fue el mismo quien insistió que Amaru se había tropezado fue bastante incómodo.


–Shinnoo san no es tonto, debe conocer perfectamente a su hija y lo que siente por ti.


–¡Amaru no sienta algo por mi, es sólo mi amiga! – gruñó Naruto como si Gaara lo hubiese acusado de algo. Logrando así que el pelirrojo le lanzase una mirada seria y pesada. –Aun así – Naruto rumió –Sasuke no debe comportarse de esa manera, pero cuando lo enfrenté me acusó no sé que tantas tonterías... y, hay cosas que ya no puedo soportarle – dijo lo último con tono derrotado.


Gaara miró a Naruto y negó levemente con la cabeza, no creía que en ese momento estaba a nada de ponerse de parte de Sasuke. – Aunque estoy de acuerdo contigo y Uchiha está un poco paranoico tiene bastantes motivos para estarlo.


–Yo jamás buscaría a alguien más, lo amo – se defendió Naruto.


–Sé que no lo harías pero él resto no pierde nada con intentarlo. No te das cuenta pero hay demasiadas personas a tu alrededor a las que les importa muy poco que estés casado.


–Pero son mis amigos, no puedo dejar de tener amigos sólo porque Sasuke lo quiere.


–No estoy diciendo que Uchiha esté en lo correcto, pero decirle que te vas a buscar a alguien más no es la manera para curar su actitud, lo conoces, no vas a lograr algo así.


Por un momento, cuando escuchó a Naruto alegar que Amaru era su amiga, Gaara recordó a Lee diciendo lo mismo sobre Neji. Ahora resultaba que a pesar de lo mal que él y Sasuke se llevaban, tenían muchas cosas en común.


Naruto se mantuvo en silencio un par de segundos hasta que suspiró derrotado – Lo sé, pero, maldición, me saca de quicio. Necesito algo para calmarme sino lo único que voy a hacer es volver a pelear – volvió a intentar subir al caballo y esta vez lo logró.


–Espera Naruto – hacía unos minutos Gaara le había hecho un ademán a Baki para que también le preparase un caballo – te acompaño.


 


 


Cuando Lee volvió con Sasuke lo hizo con pasos nerviosos. – Naruto san y Gaara salieron hace un rato.


Uchiha gruñó levemente e hizo un ademán de tomar sus maletas pero Lee lo detuvo –Estoy seguro que no tardarán. Gaara seguro está convenciendo a Naruto san para que se tranquilice y…


–Ese dobe, maldito Naruto cómo se atreve a de verdad irse – Sasuke miró a su bebe, en brazos de Karin, y le acarició la frente con suavidad.


–¿Hacía dónde fueron?


Lee se encogió de hombros –no lo sé.


–Llama al capataz, él debe saberlo – Sasuke no tuvo que esperar a que Lee fuese en búsqueda de Baki porque el hombre se apareció en el vestíbulo, frente a ellos, tan pronto fue nombrado.


–Rumbo al pueblo señor Uchiha – contestó con lentitud.


Sasuke entrecerró los ojos.


–eehh, Sasuke… ¿A dónde vas? – Lee intentó, de nueva cuenta detener al mayor pero no tuvo éxito. En cambio Sasuke lo arrastró consigo.


–Tú vienes conmigo.


–¿Yo?, pero…pero ¿a dónde? – Lee estaba muy nervioso – ni siquiera sé hacía dónde está el pueblo.


Sasuke lo miró de reojo, casi con odio, logrando que al menor se le coloreara el rostro de azul.


–Señor Uchiha, lo siento pero no puede llevar a Lee san con usted – Baki se interpuso en el camino de Sasuke logrando que el mencionado también lo fulminara con la mirada.


–Hazte a un lado.


–Esta bien Baki san, yo acompañaré a Sasuke san, no hay problema – Lee intentó que el problema no fuese a mayores, no tenía idea de por qué Sasuke quería que lo acompañara pero ya lo averiguaría en el camino.


–Lo siento, pero Gaara sama ha ordenado que usted no puede salir de la hacienda.


Lee formó un gesto de sorpresa –que no puedo salir… ¿por qué? –


–Son ordenes – se limitó a contestar Baki.


Sasuke gruñó –así que así son las cosas – por una extraña razón el aura del joven se hizo mucho más pesada, entonces con un movimiento rápido tomó uno de los adornos del recibidor y golpeó a Baki en la cabeza. El hombre no se esperaba un ataque de tal magnitud así que a penas y pudo reaccionar antes de caer al suelo inconsciente.


–¡Baki san!– Lee se hincó a un lado del mencionado con un gesto preocupado – ¿Sasuke por qué hiciste eso?


El mayor resopló ligeramente –necesito que alguien me acompañe y a donde el Dobe fue no puedo llevar a Karin con mi hijo. A ti te conviene retar a Sabaku aunque sea una vez, no te puede mantener encerrado ni seguir interviniendo tu correspondencia.


–¿Interviniendo mi correspondencia? – después de que Lee se cercioró que Baki estaba bien lo dejó recargado en la pared para ir tras Sasuke – ¿cómo?


–La razón por la que Hyuuga mandó una carta a través de mi fue porque no creía que tú no quisieras responderle, sino porque tu esposo no te lo permitía. No me imaginé que ni siquiera recibieras sus cartas – Sasuke llegó hasta las caballerizas y ante la atenta mirada de Lee preparó su caballo –apresúrate – le gruñó al ver que el menor no hacia nada para prepararse para el viaje.


–¿Por qué quieres que te acompañe? – Lee decidió no pensar en la reciente información y preparar a su animal.


Sasuke suspiró y montó –porque Gaara siempre está cubriendo a Naruto y si estás ahí no podrá hacerlo.


Lee también montó y se puso a la par de Sasuke –¿por eso no te agrada Gaara?


–Por eso y muchas otras cosas – contestó el mayor y comenzó su carrera al pueblo.

Notas finales:

Gracias por Leerme. Un Beso Yais.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).