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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Mmh, ¿Algún comentario mio sobre este capítulo? mmh, pues que si yo no soy feliz nadie lo sera (?) xDD Todos sufrannn.

 

Ok, no, ojala les guste, a mi me gusto, aunque siento que el ritmo esta muy apresurado ú.u pero me gusto, sobre todo el final c:!

 

Y como habrán notado o tal vez no, porque mi vida vale churro lml (eslacruelverdaddelavidax'D), no tarde tanto en actualizar como creí, al parecer todo seguira en calma a pesar de mi diplomado, bueno, digo eso porque a penas es inicio de semestre LOL

 

¡Gozennn! <3

 

 

Ya estaba anocheciendo y la luz del sol ya era poco divisible por lo que el hospital empezó a encender sus luces. Abel se encontraba recostado en la camilla con la mente perdida, tenía 16 años y estaba esperando un bebé, en solo dos meses desde esas vacaciones su vida había cambiado tanto y ahora eso, quería llorar, pero aún el lugar estaba lleno de personas que iban y venían de la habitación, tanto enfermeras como doctores y sus angustiados padres. Alex ya había llamado a sus padres para darles la noticia de que “sería padre”. Abel se encontraba aún pensando en su camilla cuando vio a alguien entrar por la puerta, era su mejor amigo y no habían podido conversar a solas desde que había dado la noticia de que él era el supuesto padre de su bebé.

- ¿Qué dijeron tus papás?- le pregunto Abel para tratar de sacar conversación sobre todo lo que pasaba.

- Bueno, ellos no saben ni que pensar y me regañaron sin saber muy bien que decirme, pero al parecer no lo tomaron tan mal-.

- Lo siento por haberte orillado a que dijeras que eras el padre-.

- Lo hice por ti y no hay problema, solo que no se qué pasará de ahora en adelante-.

- Ni yo-.


Permanecieron en silencio unos segundos cada uno con sus algo similares problemas hasta que Alex rompió el silencio.

- ¿Qué le dirás a Jairo?-.

- No lo sé- Abel empezó a llorar levemente- el no debe saber que es suyo, pero tarde o temprano se enterará de esto y no quiero que pase, no quiero hacerlo sufrir, el me ama, y yo también lo amo, pero sé que todo esto es por su bien-.

Ambos a partir de ese momento quedaron en silencio. Mientras tanto Jairo contemplaba indeciso el teléfono alado de su cama, no sabía si llamarle, podría estar ocupado o simplemente sin ganas de hablarle, pero tomo valor y marco el número de la casa de Abel, sin importarle tampoco lo que costara la llamada a larga distancia. El teléfono empezó a sonar sin recibir respuesta hasta que lo mando al buzón, espero unos minutos y marco de nuevo sin recibir respuesta nuevamente. Aunque un poco extrañado, no pensó mal y empezó a sacar suposiciones como haber salido a comer con su familia y cosas similares, lo extrañaba mucho, demasiado, contaba los días para la llegada de la Navidad, o sea su próxima visita.

En la habitación del hospital ahora se encontraban reunidos Abel, Alex y sus padres con el fin de encontrar una solución al problema, lo cual incomodaba de sobre manera a Abel.

- ¿Y qué piensan hacer con “eso”?- pregunto con arrogancia la madre de Alex refiriéndose al bebé.

- He pensado en darlo en adopción- dijo Abel con un leve tono de tristeza en su voz pero con mucha decisión-.

- ¿Y tú qué piensas al respecto?- le pregunto el padre de Alex a su hijo.

- Somos muy jóvenes para tener un hijo, creó que es lo correcto- respondió apoyando el plan de Abel.

La “reunión” se dio por terminada y los padres de Alex salieron de la habitación junto con su hijo, quien se despidió de Abel dándole un fuerte abrazo de apoyo emocional.

- Supongo que hay que darle la noticia a la abuela y Jairo- dijo su madre y el corazón de Abel dio un pequeño salto en su pecho.

- ¿Puedo darle yo la noticia a Jairo?- le preguntó Abel en un tono indescriptible.

- Sí, claro-.

- ¿Está bien si le marco ahora para decirle?-.

- No es muy tarde, solo se breve aquí tienes mi celular-.

- Gracias, ¿Podrían dejarme a solas?-.

- Claro que sí hijo- se despidió su madre dándole un beso en la frente.


Abel quedo de nuevo solo en la habitación, contemplaba el celular en sus manos, sabía el número de la casa de Jairo de memoria, pero dudaba en poder marcarlo sin titubear.

Jairo reposaba tranquilamente sobre su cama mirando el pequeño y viejo televisor, estaban pasando una película, “Alien vs Depredador”, pero no miraba la película, solo el televisor, se arrullaba con el sonido de la tele, no podía leer los subtítulos, tal vez Joseph tenía razón, debería de usar más seguido sus lentes. El aburrimiento de ver una película que poco entendía, empezó a hacer que le pesaran los párpados. Justo entraba en el reino de los sueños cuando el teléfono empezó a sonar. Un poco molesto pero como si fuera su obligación contesto automáticamente y de mala gana.

- ¿Diga?- empezó mientras veía en la pantalla la borrosa película ante sus ojos.

- Hola Jairo- esa voz inconfundible, tan hermosa, aunque esa noche tuviera un leve tono triste era tan familiar y reconocible.

- Buenas noches amor, llamé hace rato a tu casa y no contestaron, ¿Todo bien?-.


Hubo unos segundos de silencio en los que la mente de Jairo entro en una leve angustia.

- Tengo que decirte algo y quiero decirte que no es una broma es verdad, en serio-.

- ¿De qué hablas?- su angustia acrecentó después de eso y espero la respuesta a sus preguntas detrás de la línea.

- ¿Has escuchado hablar de los embarazos masculinos?-.

- Si…- Jairo alargo la “i” con pesadez pensando lo impensable.

- Ha habido 8 casos registrados, 2 de los 8 casos terminaron en aborto instantáneo, las probabilidades son de 1 entre 1000 y ese “1” a veces pasa su vida sin saber de su condición, hoy me enterado de que soy el “1” entre 880, registrado como el noveno caso hasta ahora-.


Su explicación fue fría y sin titubeos, a Jairo le costó segundos comprender del todo lo que pasaba.

- ¿Es una broma?- le pregunto tímidamente a su primo.

- No, no lo es, estoy esperando un bebé-.


Se hizo silencio por parte de ambos, uno por miedo y el otro por razonar. Por la mente de Jairo se planteo la posibilidad de que todo eso fuera una broma, pero no, no lo era, entonces el… Sería padre. Era una extraña y sorpresiva noticia, pero a la vez había una extraña y cálida sensación, felicidad. Después todo el planteamiento frío y metódico de un embarazo masculino en que él era el padre y la “mamá” su primo, vino la alegría, de tener un hijo con la persona que ama, después la preocupación del “¿Y qué pasará ahora?”, esa maldita pregunta.

- Abel- empezó a hablar Jairo sin saber muy bien las palabras- a pesar de todo quiero que sepas que me siento feliz por la noticia pero, ¿Qué diremos?-.

- Es lo que quería platicarte- Abel encajo sus uñas en la palma de sus manos a modo de puño tomando valor para lo siguiente- el bebé no es tuyo.

- ¿Cómo?- no pudo decir otra cosa más que eso.

- El padre es un amigo mío, el bebé lleva 2 semanas- dijo mintiendo sobre la fecha y sintiendo su corazón destrozarse.

- ¿Me engañaste?- Jairo apretó fuertemente el teléfono en su mano sintiendo como una ola destructiva de nuevos sentimientos se apoderaba de él, dolor, tristeza, frustración, no podía creerlo-.

- Lo lamento Jairo- le dijo simplemente.

- ¿Después de todo lo que pasamos?...- las palabras no bastaban, se sentía tan traicionado y dolido, queriendo desaparecer, nunca haber existido- ¡¿Después de todos esos años amándote solo a ti y de de sufrir tanta mierda para estar contigo?! Y tú me engañas y quedas embarazado como una vil prostituta-.


Las palabras de Jairo le dolían tanto y hicieron que sus ojos empezaran a llorar sin consuelo pero conteniendo su llanto al otro lado de la línea.

- No quiero volver a verte en mi puta vida-.
Jairo colgó el teléfono y Abel contuvo su llanto lo mejor que pudo, se seco las lágrimas y dejo el teléfono a su lado, llamo a sus padres y ellos entraron a la habitación de Abel y se sentaron en diferentes extremos de la cama.

- ¿Cómo reaccionó Jairo?- le pregunto su padre con una leve sonrisa.
- No muy bien creó, estoy muy cansado, me gustaría dormir ya-.
- Está bien hijo- le dijo su madre y Abel fue abrazado al mismo tiempo por sus dos padres.
- Recuerda que siempre te apoyaremos pase lo que pase- le dijo su papá cariñosamente revolviendo sus cabellos.

Abel los vio desaparecer tras la puerta. Una vez que la habitación quedo a solas y oscuras, se recostó en su cama y empezó a derramar todas esas lágrimas que no había podido soltar en todo el día desde que le dieron la noticia, se ahogaba de tanto llorar, los hipeos, los leves gritos que contenía para no llamar la atención, la presión, la tristeza, todo eso lo ahogaba, duro dos horas llorando dando vueltas en su cama hasta que la misma energía gastada por el llanto lo hizo desvanecerse en su cama hacia un mundo donde el dolor y los problemas no existen.

Jairo se encontraba con una botella de vodka sentado en el suelo recargando su espalda en la cama, se sentía humillado, triste, defraudado, traicionado, pero sobre todo triste, todo era un remolino de emociones mortales que lo envolvía en medio de caos de esa horrenda tormenta de sentimientos. Ya no había más contenido en la botella, la inclino verticalmente hacia su boca tratando de obtener aunque fuera unas pequeñas gotas para saciar su sed de olvido. Al no obtener resultados, aventó la botella de vidrio fuertemente hacia la pared, haciendo que se destrozara en cientos de pedazos afilados de vidrio y uno de ellos fue a parar a su rostro cortando ligeramente su mejilla, pero no le importó, no dolía, su destrozada alma opacaba cualquier mundano dolor físico que se presentara en ese momento. En la oscuridad de su habitación, bajo la luz de la luna, sin la vista de nadie, recargo su cabeza hacia atrás y empezó a derramar lágrima tras lágrima, sin poder detenerse, se sentía patético, llorar, embriagarse por una persona y sufrir de esa manera eran cosas que nunca creyó posibles que alguien despertara en él, y pensó que la única persona que podría ser capaz de hacerlo nunca lo lastimaría. Pero ahora todo en lo que creía eran mentiras. Se levanto del suelo y se puso una sudadera y salió a la oscura y peligrosa calle con su mejilla sangrante hacia un lugar en específico donde al menos sabía, podría calmar un poco su angustia.

A esas horas de la noche Joseph aún no dormía, tampoco era tan tarde, las 11:30 de la noche, se encontraba frente a su televisor viendo una película de su selección cuando empezó a escuchar que tocaban la puerta, probablemente sería su madre que había olvidado o perdido las llaves había regresado ese día después de varias semanas de ausencia. Se paró de su viejo sillón y se dirigió a la puerta y al abrirla se sorprendió de ver parado frente a él a Jairo.

- ¿Qué haces aquí a estas horas?- le preguntó levemente con una sonrisa.

- ¿Puedo pasar?- le pregunto Jairo con la cabeza baja.

- Mi casa es tu casa-.

Jairo dio unos pasos adentro de la casa, era más pequeña que su casa, de un solo piso, con solo dos recámaras y una pequeña sala comedor con cocina al lado y un solo baño. Estaba muy desordenada y en la cocina podía ver hileras de trastes sucios, aún así se sintió cómodo.

- ¿Gustas tomar asiento?- le dijo Joseph sentándose en un extremo del sillón y Jairo en el otro extremo- no es que no me alegre tu visita- dijo con cierto tono de ironía- ¿Pero, qué haces aquí?-.

- Si te lo digo no me lo creerás- se limitó a contestarle- ¿Tienes cerveza?-.

- En la puerta del refrigerador- Joseph observó como Jairo se dirigía hacia la caótica cocina y abría el pequeño refrigerador en busca de su cerveza- ¿Piensas pasar aquí la noche?-.

- Necesitaba un lugar donde poder relajarme-.

- Yo lo que veo es que me estas rogando a gritos que te pregunte qué es lo que te paso, ¿Por qué no mejor me pasas una cerveza te sientas aquí y me platicas que es lo que pasa?-.

Jairo solo lo volteó a ver con molestia y su enfado aumento más al ver la sonrisa victoriosa de Joseph, pero se resigno completamente y fue a sentarse al sofá. Abrió su cerveza pasándole la suya a Joseph quien primero jugueteo un poco con la chapa de la lata observando la mirada ausente y triste de Jairo.

- Hoy me hablo Abel, confesó que me había engañado y no solo eso, según lo que me dijo quedo embarazado- Jairo observó la mirada incrédula de Joseph-.

- ¿Esto es una broma?-.

- No, no lo es, y es tu puta elección creerme o no-.

- No es que no te crea, solo es demasiado extraño, había leído sobre eso y visto en la televisión- hubo unos incómodos minutos de silencio, Joseph no sabía ni que decirle hasta que- ¿Y estás seguro de que ese niño no es tuyo?-.

- Me dijo que llevaba dos semanas así que, si estoy seguro que no es mío-.


Joseph pudo percibir pequeñas lágrimas formándose en los ojos de Jairo y se acercó hacia él y lo rodeo con sus brazos, al instante sintió los brazos de Jairo aferrándose fuertemente a él y como las lágrimas de su amigo empapaban lentamente su camisa de pijama. El llanto de Jairo le partía el corazón, era un llanto desesperado, sus uñas se clavaban en la espalda de Joseph quien no se quejo y siguió abrazando protectoramente a su mejor amigo y acariciando su cabello con leves muecas de dolor en el rostro. Pasaron unos minutos hasta que Jairo se tranquilizo y sin voltear a ver a Joseph siguió tomando de su cerveza hasta acabársela e ir por otra al refrigerador.

- ¿Y qué piensas hacer?- lo cuestionó Joseph terminando su cerveza y sintiendo el ardor de los rasguños del abrazo de Jairo.

- ¿Qué puedo hacer?- le respondió de mala gana.

- Nada, supongo, y sería lo mejor hacer nada-.

- Es difícil sabes, tener un momento esa sensación de que algo es para siempre y simplemente verlo desaparecer frente a tus ojos de una forma tan cruel-.

- Sé cómo te sientes, tal vez para ti esto de una decepción amorosa sea algo nuevo, y sé que no dan ganas de vivir y se pierde la razón, pero al final solo es cuestión de tiempo olvidar a alguien-.

- No, yo no quiero un tiempo, ni olvidarlo ni buscar a alguien más, yo solo quiero que vuelva a mi lado-.

- Jairo, el va a tener un bebé que no es tuyo, va a formar su propia familia en la que a ti solo te verán como el tío segundo de la criatura-.


Las palabras de Joseph eran crudas y fuertes hacia su persona, pero sabía que en fondo eso era lo que más necesitaba, pero no lo soportaba era una horrenda sensación en su corazón, se sentía tan débil, enojado, triste y ese ardor en el pecho mesclado con dolor y sensación de vació que mataba tan lentamente. Jairo se tomó su cerveza en cuestión de segundos y volvió hacia donde estaba su amigo y se recostó utilizando las piernas de Joseph como almohadas y perdió su mirada en el techo y las caricias en su cabello por parte de Joseph.

- Aah, Jairo- suspiro levemente- te dolerá el estómago por haber tomado tanta cerveza sin haber comido-.

- Tal vez eso distraiga mi mente-.

- Lo único que te dará será gastritis- sonrió levemente Joseph- será mejor que duermas de una vez-.
Ambos se dirigieron hacia el cuarto de Joseph que estaba a diferencia de lo demás en esa casa en completo orden, des tendió su cama y se recostó seguido por Jairo y apago la luz, a los pocos segundos de haberla apagado sintió como Jairo se acercaba hacia él y se acurrucaba en su pecho y fue bien recibido por Joseph quien volvió a acariciar sus negros cabellos con gentileza y lo rodeo protectoramente con sus brazos.

- Llora, nadie te ve, yo solo soy alguien sin importancia- le dijo tranquilamente con esa sonrisa tan tranquila.

Jairo solo lloro sin decir nada, le avergonzaba un poco el que Joseph lo viera en esas condiciones, pero Joseph era su amigo, el mejor, su hermano, y tal vez por eso o por sentir el consuelo de alguien siguió llorando en el pecho de su amigo hasta perder la conciencia y desvanecerse entre sus brazos.

Joseph escucho sonar su despertador, trato de levantarse pero “algo” se lo impedía, volteó y se encontró a Jairo recostado a su lado recargando su cabeza en su pecho, sonrió levemente al darle ternura esa imagen, y luego sonrió con malicia al empujarlo fuertemente al otro extremo de la cama provocando que despertara sobresaltado.

- ¡¿Qué te pasa?! Casi me da un infarto- le reclamó mal humorado Jairo por aquel gesto.

- Conozco lo flojo que eres, y tienes que apurarte para irte a tu casa o tu abuela se preocupara-.

Cierto, se había salido de su casa anoche sin decirle nada a su abuela de a donde iría y además no llevaba el uniforme de la escuela.

- Tal vez llegue un poco tarde a la escuela-.

- Por favor, siempre lo haces-.

Jairo sonrió levemente por el comentario de Joseph, aunque en esos momentos no tenía para nada ganas de sonreír ni hacer nada, pero no quería preocupar a su abuela. Jairo se puso los zapatos y se dirigió a la puerta de la casa de su amigo seguido por Joseph.

- ¿Irás a la escuela cierto?- le pregunto Joseph a su amigo al notar lo decaído que se encontraba.

- No tengo otro lugar a donde ir, y al menos ahí podre desviar mi mente supongo-.

- Entonces te veré en un rato-.

Ambos despidieron con un pequeño apretón de manos y un brazo y partieron cada quien hacia su destino, Joseph al inodoro con pasos algo apresurados, y Jairo a paso tranquilo a la casa de su abuela. Cuando se camina solo, nos pasamos el 40% del camino soñando despiertos, haciendo volar nuestros pensamientos. A cada paso que Jairo daba recordaba a Abel con más intensidad sumergiéndose en ese sueño en vida que luchaba por convertirse en pesadilla, pero ¿Por qué algo tan hermoso a pesar de lo que había pasado tenía que ser soñado como algo tan siniestro?

Su imaginación empezó a volar, imaginando inconscientemente, como en los sueños se hace, como hubiera sido su vida alado de Abel, ¿Su familia habría aceptado su unión?, ¿Y si ese bebé hubiera sido suyo?

Ante el último recuadro de el cómo papá y Abel como su pareja con su hijo sacudió su cabeza y sintió un par de pequeñas lágrimas viajar por sus mejillas. Con furia y decisión las limpio fuertemente hasta dejar roja su nívea piel y miro hacia el frente. Mirar al frente, pisar firme y seguir caminando aunque el destino sea impreciso.
Notas finales:

¡Go Jairo, go! :'D La última frase del final es la sencilla clave de olvidar un romance superficial y ocasiones complicadas en la vida... Pero esto no fue ningún romance superficial, ¿O no Jairo? A si que seguiras sufriendo porque ya tu sabe, algo tienes que hacer en los siguientes capítulos, siento que ultimamente hablo mucho sola ._.

 

SIGUIENTE CAPÍTULO SERA MAS ENFOCADO EN ABEL C: la maldita perra traicionera, bueno, no, tu sabes que lo amo, y si no lo sabes, ahora lo sabes (frases sabias de Mox lml)

 

Dejen su lindo review que son el alimento de la historia, buenas vibras gentecitas<3


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