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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

:v Holi... Aquí actualizanco en el día del trabajo, ¡Feliz weba a todos! xD Yo debería estar haciendo tarea... Debería...

 

Siento que lo deje un poco incompleto pero yo y un amigo tenemos el proyecto de hacer un fanfic de elrubius y Mangel *----* (mis videoblogers favoritos <3) Que se prestan muy bien para el fanservice xD Así que este fic ya no tiene el 100% de mi atención :c Más muchos otros proyectos, la escuela y demás~

 

Este capítulo tiene 6853 palabras xDU de los más largos que he escrito, en mi opinión quedo muy lindo c: y el final es mi parte favorita... ¿Le dirá Abel a Jairo la verdad sobre su bebé?

Jairo entro a la casa temblando, había descendido más la temperatura y solo esperaba que Joseph ya hubiera llegado a casa.

- Ya llegue- grito levemente con la intención de que si había alguien en la casa se presentara.

No recibió respuesta y fue a poner las cosas del mandado en la cocina, las cosas frías en el congelador y demás. Con pereza subió hasta su habitación y al entrar se sorprendió de no ver a Joseph ahí. A sus espaldas pudo escuchar el sonido de pasos y como alguien cerraba la puerta de la recamara, con una ligera sonrisa volteó hacia donde provenía el sonido y se impacto al ver que no era quien él esperaba ver, ahí frente a él estaba Abel contra la puerta de su recamara.

- ¿Que haces?- le pregunto Jairo con fastidio.

- Yo quiero hablar contigo- fue lo único que le dijo, levanto la mirada del suelo para ver a su primo.

Abel se sentía demasiado nervioso y en la actitud de Jairo pudo notar que el también.

- Ya te lo había dicho, no tenemos nada de que hablar, ahora por favor márchate y termina con esta estupidez- Jairo se dirigió hacia la puerta con la intención de correr a Abel de la habitación pero este se tiro en el suelo para sentarse enfrente de la puerta- Abel no seas inmaduro-.

- Tu eres el inmaduro que no quiere darme frente y hablar conmigo- le reclamo molesto Abel.

- ¿Crees que tengo ganas de hablar contigo después de lo que me hiciste?-.

- Solo quiero decirte lo que paso-.

- No quiero escuchar nada que salga de la boca de un niño consentido y caprichoso-.

- Pues yo lo que menos quería era terminar en esta estúpida discusión-.

- ¿Entonces para que carajo vienes a mi habitación y te pones a hacer estas tonterías?-.

- ¡Te dije que necesito hablar contigo!-.

Entre los gritos que daban y la tensión del momento ambos guardaron silencio y se miraron a los ojos, esa era una de sus típicas discusiones que solían tener cuando solo eran primos y nada más, por la mente de ambos se atravesó el triste pensamiento de que después de todo lo que lograron en vacaciones para estar juntos como pareja ahora volvían a esa época en la que solo había discusiones.

Jairo se arrodillo enfrente de Abel para verlo a la cara y acaricio su mejilla observando la cara confusa de Abel por el cambio de comportamiento.

- Me lastimaste, no tienes idea de cuanto- empezó a hablar y Abel sentía cómo lagrimas se agolpaban en sus ojos- no importa lo que puedas decirme, no cambiara nada y ahora yo estoy con Joseph y tu, con ese gigante subnormal-.

Abel soltó una pequeña risita al escuchar como se refería a Alex y Jairo no pudo evitar sonreír al escuchar la risa de su querido primo. Abel quería continuar tratando de explicarle todo, pero en esa habitación se había formado un silencio tan perfecto, solo se miraban a los ojos sin decir nada y sin la intención de hacerlo.

Era ahora o nunca, Jairo se acerco lentamente hacia Abel hasta quedar sus respiraciones chocando la una contra la otra, provocando esa sensación de falta de aire tan magnífica, Abel corto el pequeño espacio entre sus labios y se juntaron en un casto beso, y aunque ninguno de los dos lo dijera ambos lo sabían, después de tanto tiempo al fin se sentían vivos de nuevo.

- ¿Por qué?- le pregunto Abel sin razón de pregunta y sin esperar respuesta, solo entender lo que su primo sentía.

Jairo no dijo nada y volvió a juntar presurosamente sus labios, sintiendo la necesidad de volver a sentir esa energía, sentir que aún estaban juntos. Abel se levanto levemente sin dejar de besar los labios de Jairo, al hacerlo empujo levemente a su primo y ambos cayeron al suelo, Jairo de espaldas y Abel encima de él, algo había cambiado, ambos respiraban apresuradamente con el deseo en sus ojos, una necesidad latente de estar juntos de manera distinta, ser uno solo una vez más.

Empezaron a besarse de nuevo más apasionadamente, sintiendo la lujuria inundarlos, con un movimiento hábil, Jairo cargo como khoala a Abel y lo llevo cargando a la cama donde lo recostó delicadamente y lo observo por unos segundos, con la respiración pesada y el deseo en su mirada llamándole de forma incitadora.

- ¿Estas seguro de esto?- le pregunto Jairo sentándose al borde de la cama.

- No lo se, ¿Y tu?-.

- No lo se-.

Sin importar si Joseph llegaba o sin importar que su familia llegara junto con Alex, ambos se empezaron a quitar la ropa como si nada fuera a pasar. Al instante Jairo ya se había quitado completamente su sudadera y su camisa quedando desnudo de la cintura para arriba, en cambio Abel titubeo al tener que quitarse la camisa.

- ¿Que ocurre?- le pregunto Jairo un poco preocupado.

- Me da pena- se sonrojo Abel abrazando su pancita de ya 5 meses.

Jairo sonrió enternecido al comprender la razón por la cual no quería que lo viera desnudo.

- Prometo no mirar en lo que te quitas tu ropa-.

Jairo le dio la espalda y fue deshaciéndose de su ropa y Abel no muy convencido también empezó a deshacerse de toda su ropa.

- Listo- dijo Abel tímidamente.

Jairo se volteó a verlo y la curiosidad lo llevo a mirar su abdomen, si estaba algo abultado pero no tanto y le daba una imagen tierna. Por su parte Abel contemplo el cuerpo de Jairo y era tal y como lo recordaba, delgado pero marcado, era perfecto, con tan solo verlo al instante pudo sentir como se excitaba aún más.

Jairo se acerco hacia él y se acomodó entre las piernas de Abel y ambos se observaron por unos segundos para después comenzar a besarse lenta pero apasionadamente, las manos de Abel se aventuraron a recorrer el torso de Jairo sintiendo su hermosa figura, Jairo despego sus labios de los de Abel y empezó a lamer y besar el cuello de su primo, y también detrás de sus orejas ocasionando leves gemidos como susurros en Abel.

- No se que tienes o que es lo que pasa cuando estoy a tu lado- se detuvo Jairo al hablar y recargo su cabeza en el hombro de Abel en una pequeña pausa- solo se que no puedo controlarme, y si en verdad no estas seguro de lo que va a pasar ahora, por favor dime y me detendré, lo que menos quiero es hacerte daño-.

- Yo quiero que continúes- le contesto completamente decidido Abel.

Al escuchar esto Jairo fue bajando a la entrepierna de Abel para lubricar su entrada, empezó a lamerla y después de un rato metió dos dedos moviéndolos en su interior sintiendo como se iba dilatando y escuchando los suaves gemidos de Abel pensando que en unos segundos esos gemidos se convertirían en gritos de placer.

- ¿Estas listo?- le pregunto Jairo ya ansioso por estar en su interior.

- Si-.

Lentamente se vio haciendo espacio dentro de él y pudo escuchar como Abel soltaba un grito lleno de placer y empezó a embestirlo sin poder controlar muy bien el ritmo, solo se dejaba guiar por ese arco-iris de emociones que sentía. En ningún momento ninguno de los dos se volteó a ver a los ojos hasta que Jairo harto de que Abel esquivara su mirada tomo su rostro con un mano obligándolo a mirarlo y le planto un beso en los labios.

Abel no podía evitarlo más y empezó a derramar lágrimas por su bello rostro ante el sentimiento de estar de nuevo con Jairo y al mismo tiempo estar más alejados que nunca. Entre cambios de posiciones, besos y mordidas ambos terminaron por entregarse al orgasmo y derramarse sobre el otro.

Abel se quedo recostado en la cama mirando hacia el techo y pudo ver como Jairo se sentaba al borde de la cama y se frotaba el rostro con frustración.

- ¿Que pasa?- le pregunto Abel un poco triste al ver esa reacción en vez de un abrazo.

- No puedo creer que le haya hecho esto- Jairo hundió su rostro en sus manos.

- ¿Te arrepientes de lo que hicimos?- Abel se sentía destrozado y como un vil objeto en esos momentos.

- No me arrepiento, pero de algo tienes razón, necesitamos hablar- Jairo volteó y le hizo frente a su primo por primera vez desde que había llegado- no puedo negar que te amo, que lo que hicimos no fue un simple capricho, yo siempre sentiré algo especial por ti-.

La tristeza desapareció del rostro de Abel y volvió a sentirse calmado, pero sabía que aún no acababan las cosas.

- Pero, yo ahora estoy con Joseph- le dijo Jairo con gran dolor, no podía decirle a Abel que lo amaba iba a tener un hijo y estaba comprometido, el solo sería un obstáculo en su vida y Joseph no podía dejarlo- simplemente no podemos estar juntos-.

- ¿De verdad lo quieres tanto?- se arriesgo a preguntar Abel.

Jairo tomo valor para no decirle la verdadera razón por la que no quería volver con él, su felicidad, "Abel estará mejor sin mi" no paraba de repetirse en su mente.

- Si, lo amo-.

El corazón de Abel se destrozo y aguanto las lagrimas con gran esfuerzo mirando a Jairo de espaldas hacia él.

- ¿Y ahora? ¿Seguimos nuestras vidas como si lo nuestro nuestro nunca hubiera pasado? ¿Como si solo hubiera sido un simple amor de verano...?-.

- Tu sabes las respuestas-.

Jairo notó como las ganas de llorar lo invadieron a él también y no podía darse el lujo de llorar en los hombros de Abel como aquella última noche en el hotel.

- Iré a tomar un baño, cuando salga si quieres tu también puedes bañarte-.

La puerta del cuarto de Jairo se cerró y una vez que Abel escucho el agua de la regadera correr se volteó y abrazo la almohada más cercana a sus brazos buscando algún consuelo para algo que destrozaba lenta y dolorosamente su interior y lloro en silencio para no ser escuchado por su primo. Mientras Jairo soltó un golpe a la pared de la regadera y empezó a llorar como si no hubiera un mañana, y aunque si lo hubiera no valía más la pena vivirlo.

Jairo salió de la regadera con una toalla atada a la cintura y entro a su cuarto por ropa, sobre su cama se encontraba Abel durmiendo aún desnudo y cubierto por las sábanas, tomo su cambio de ropa y salió del cuarto para dejarlo descansar mejor.

Una vez ya vestido con una sudadera sin camisa abajo y shorts bajo a la cocina a servirse un poco de jugo, a pesar de acabar de hacerlo con Abel un sentimiento de culpa lo invadía por haber engañado a Joseph. Después de aproximadamente una hora que se la paso viendo la televisión la puerta se abrió y Joseph entro tranquilo y fue hacia la sala donde se encontró a su novio.

- Lamento la tardanza- le dijo Joseph mientras se sentaba a su lado.

- Me tenía preocupado- le contestó Jairo pero sin poder voltear a verlo a los ojos.

- Me entretuve hablando con Renoir, ¿Como te la pasaste aquí solo?-.

- Abel esta en la habitación de arriba-.

- Eres un descortés con tus visitas, ¿En todo este rato no has hablado con él?-.

- Tonto- Jairo apago el televisor y se recargo en el hombro de Joseph sintiéndolo un poco frío- ¿Como te sientes?- le pregunto mientras tocaba sus mejillas aún sin voltear a verlo a los ojos.

- Estuve expuesto al frío solo unos minutos descuida, aunque te estas comportando algo extraño-.

- No se de que me hablas- trato de convencerlo.

- Jairo voltea a verme- le suplico Joseph.

Jairo pesadamente y como si fuera un difícil ejercicio de voluntad, se incorporó en el sillón y miro al ojos a Joseph, solo pudo sostenerle la mirada unos segundos cuando inevitablemente bajo los ojos al sentirse tan culpable.

- ¿Te acostaste con Abel cierto?- sonrió Joseph un poco triste pero nada sorprendido, ni tampoco podía enojarse, después de todo, ese lío había sido culpa suya.

Jairo tenía la cabeza baja como un cachorro castigado y Joseph le levanto el rostro para volver a reencontrar a sus ojos.

- No me importa lo que haya pasado, en verdad, solo quiero saber que paso-.

- Cuando llegue a la casa el estaba aquí- empezó a hablar Jairo volviendo a bajar la mirada- discutimos un poco y luego lo bese, una cosa llevo a la otra y terminamos haciéndolo y después hablamos un poco-.

- ¿Sobre que?- la pregunto Joseph temiendo de la respuesta.

- No parece importarte la parte de haber tenido sexo con él-.

- Eras tu el que siempre decía que el sexo no significa nada-.

- Pero ahora estoy contigo-.

- Y eso parece no importarte tampoco- Joseph sonrió melancólicamente y se encorvo en su asiento- Jairo a mi no me engañas tu sigues enamorado de tu primo-.

Jairo guardo silencio sin saber muy bien que decir, mientras tanto desde las escaleras Abel escuchaba perfectamente toda la conversación y al escuchar aquella frase que dijo Joseph su corazón dio un salto en su pecho. Jairo estaba comprometido, si bien Joseph tenía razón no quería herirlo al decirle que Jairo aún amaba a Abel este no podía decirselo, no quería lastimarlo, y a pesar de todo a Joseph también lo quería mucho.

- Te equivocas- le respondió Jairo con voz gruesa volteándolo a ver.

Abel volvió a su tristeza al escuchar aquellas palabras y supo que ya no tenía nada más que escuchar y se dirigió hacia el cuarto de huéspedes a hacer lo que fuera menos seguir escuchando todo eso.

- Yo te amo, y quiero estar a tu lado, incluso si no puedo tener sexo contigo, y sin importar lo que paso hoy que no significa nada, yo quiero estar a tu lado-.

Joseph no podía creer lo que escuchaba, ¿De verdad Jairo lo amaba? Solo pudo sentir como los brazos de su novio lo rodeaban y apoyaba su cabeza en su hombro acariciando su cabello.

- Perdóname- le dijo Jairo sin dejar de abrazarlo.

Joseph le correspondió el abrazo y ambos quedaron así en silencio por un buen rato.

Al cabo de una hora y varios minutos la familia de Abel y Jairo junto con Alex regresaron del teatro, Alex en cuanto entro en la casa su primera reacción fue buscar a Abel con la mirada, lo primero que vio fue a Jairo viendo la televisión abrazado a Joseph, lo cual no era una buena señal.

- Sigue descansando en los cuartos de arriba- le dijo amablemente Joseph con una sonrisa.

Alex le dio su mejor intento de sonrisa que podía dar en esos momentos y fue en busca de Abel. Lo encontró recostado en la cama del cuarto de huéspedes, se veía que había estado durmiendo hasta que entro en la habitación y volteó a ver a su amigo en silencio.

- ¿Pudiste hablar con él?- se sentó Alex alado de él y se recostó levemente la cama.

- Algo así- se sonrojo un poco al recordar lo que había pasado en la tarde.

- ¿Y?-.

- El ama a Joseph-.

- ¿Y que?-.

- No puedo hacerle esto a Jairo, es mi culpa por no haberle dicho antes, ahora debo sufrir las consecuencias-.

- ¿Crees que serás feliz con la decisión que tomaste?-.

- Si el es feliz yo también lo soy-.

Alex le dio un reconfortante abrazo a Abel y prefirieron no bajar y quedarse ahí unos minutos, no decían nada, solo estaban ahí abrazados en la cama, Alex trataba de disfrutar del momento teniendo a Abel acurrucado en sus brazos con su mente divagando con el aroma del cabello de Abel.

Llego la hora de la cena y ambos tuvieron que bajar a la cocina, como era demasiado pequeña algunos se fueron a comer a la sala, osea Joseph, Jairo, Alex y Abel, el silencio reinaba y era demasiado incómodo, Jairo y Joseph trataban de disimular lo contrario hablando de vez en cuando y dándose pequeños besos, ambos sentados en el suelo sobre la improvisada cama de Jairo que estaba conformada por cobijas.

Abel solo comía en silencio observándolos de vez en cuando y sintiendo que se le partía el corazón y Alex, el solo comía y no le importaba el resto de la gente que estuviera ahí.

A Joseph le empezaba a incomodar ese silencio, eran a penas las 11 de la noche y ese ambiente era de lo más tenso. Ahora que Jairo y Abel habían hecho las pases, ¿Por qué seguir tan distantes entre ellos? Es más, ¿Por qué el tenía que seguir siendo una perra con Abel?

- ¿Cuando nacerá el bebé?- le pregunto Joseph de forma cariñosa a Abel y rompiendo ese incómodo silencio, ahora solo era incómodo.

Jairo y Alex solo voltearon a ver primero a Joseph y luego Abel quien tenía mirada sorprendida al igual que todos menos Joseph.

- En marzo o abril- le contesto en un tono imparcial sin saber todavía como debía reaccionar ante esa pregunta y de quien venía.

- ¿Ya saben que sera?- Joseph aunque se sentía un poco tonto haciendo esas preguntas no dejaba de sonreirle a Abel, era su forma de hacer que las personas se sintieran más cómodas junto a él.

Jairo en esos momentos deseaba tener el poder para que Joseph se callara y no continuara hablando y tensando más el ambiente de lo que estaba.

- Decidimos que fuera sorpresa- le devolvió la sonrisa Abel un poco tímido.

- Debes de estar muy nervioso-.

- Un poco-.

- ¿Te harán cesaría o sera... Parto natural?- se detuvo a pensar Joseph en como sería un parto natural en ese caso.

- Sera cesaría porque un parto natural sería imposible-.

- Me lo imagino- soltó una sonrisa divertida Joseph al decir esto que fue correspondida de la misma forma por Abel.

Después todo volvió a ser silencioso y siguió siendo incómodo, aunque ahora era incómodo diferente. Pasaron otros minutos indeterminables en los que en la sala solo reinaba el sonido de la televisión.

- Ya nos iremos a dormir nosotros- se escucho la voz de la madre Abel mientras subía las escaleras.

- Descansen- le contesto Jairo sin voltearlos a ver.

- Buenas noches mamá- le dijo Abel con una media sonrisa a su mamá.

- Jairo, no se te olvide antes de que se vayan a dormir a Abel y Alex preguntarles si se les ofrece algo-.

Jairo con la rabia invadiéndolo pero como siempre sin poder poner peros a lo que su abuela le decía.

- Si abuela- le contesto molesto pero tratando de que fuera lo menos notorio posible.

Alex y Joseph se despidieron simplemente con un gesto de la mano de los tres adultos. Ahora en la parte de abajo de la casa solo quedaban ellos cuatro y todo seguía siendo igual de incómodo y silencioso. No tardo más de tres minutos para Alex y Abel después de intercambiar unas palabras sin que Joseph y Jairo los escucharan se levantaron de sus asientos y los voltearon a ver.

- Nosotros también nos iremos a dormir ya- les dijo Abel un poco penoso.

- Dulces sueños- se despidió Joseph también levantándose de donde estaba para ir por unas cobijas que estaban en la esquina de la sala.

Alex y Abel ya iban en el quinto escalón cuando la voz de Jairo los hizo detenerse.

- ¿Se les ofrece algo?- les pregunto Jairo con un poco de fastidio.

- Otra almohada- le contesto serio Alex y Jairo y el fastidio de Jairo solo incremento.

Subió las escaleras y fue hacia un pequeño clóset, en lo que él buscaba una almohada decente Alex entro a su cuarto donde dormiría y Abel se quedo afuera esperando.

- ¿Por qué no pasaste tu también?- soltó Jairo mientras tomaba una almohada y se dirigía hacia Abel.

Abel con el simple hecho de haber escuchado la voz de Jairo se puso nervioso y más cuando vio que se acercaba.

- El iba a cambiarse- le contesto simplemente cuando ya tuvo a su primo justo enfrente.

Jairo le entrego la almohada y soltó una pequeña risita.

- ¿De que te ries?- le pregunto Abel un poco confundido.

- ¿El fue el que te embarazo y les da pena cambiarse en el mismo cuarto?- siguió Jairo con una sonrisa burlona, más no grosera.

Abel comprendió la incoherencia de él asunto y se avergonzó ligeramente, Jairo tenía razón, eso no tenía sentido. Jairo una vez que le hubo entregado la almohada a Abel se dispuso a bajar las escaleras.

- Jairo- le llamo Abel sin el propósito de decirle algo solo no quería que se fuera.

Jairo lo volteó a ver pacientemente esperando las palabras de Abel, quien solo lo miro buscando que decir, aunque hubiera tantas cosas que él quisiera contarle.

- Buenas noches- dijo al fin sintiéndose un poco tonto.

Jairo solo sonrió enternecido y se acerco hacia Abel y le dio un cálido abrazo que Abel no dudo en corresponder al instante, así estuvieron un buen rato hasta que se separaron sin querer hacerlo nunca.

- Buenas noches Abel- le sonrió Jairo y Abel le devolvió la sonrisa al instante.

Después cada uno fue hacia su respectivo lugar de descanso.

Jairo bajo a la sala y se encontró a Joseph arriba del sillón ya listo para dormir.

- Jairo no tengo sueño- dijo Joseph a modo de berrinche.

- El doctor dijo que no podías desvelarte- Jairo se recostó en el suelo en las cobijas que serían su cama esa noche.

Estaba justo alado del sillón en el que dormiría Joseph, Joseph se volteó hacia el y dejo caer su mano del sillón y Jairo a sostuvo ya recostado el en las cobijas.

- Te quiero- le dijo sonriendo Joseph ya preparado para dormir.

- Y yo a ti- se acerco y le dio un beso en los labios y ambos se entregaron lentamente al sueño.

Por su parte Abel y Alex pensaban en como se acomodarían para dormir esa noche.

- Si quieres yo puedo dormir en el suelo- le dijo Alex no muy convencido de lo que decía.

- Sería muy descortés de mi parte, supongo que no hay problema en que durmamos juntos- Abel se sonrojo un poco y Alex hizo un gran esfuerzo de voluntad para no sonrojarse el también.

Ambos se recostaron y apagaron la luz, la cama de Jairo no era muy grande así que aunque se dieran la espalda seguían sintiendo muy próximos al otro.

- Descansa- hablo Alex sonando desinteresado aunque en realidad estaba feliz de que estuviera pasando eso.

- Tu también descansa- le contestó Abel y el silencio se hizo en la oscuridad de aquel cuarto.

Paso aproximadamente una hora y media y Alex no podía dormir, creyó que se sentiría más cómodo si se daba la vuelta. Al hacerlo se encontró con el rostro de Abel justo frente al suyo, solo que Abel ya dormía profundamente, sonrió levemente y acaricio el cabello de su amigo, y al hacerlo Abel se movió y se acomodó más hacia Alex.

La mañana llego y como siempre Joseph se despertó primero que Jairo, pero no tenía ganas de levantarse de él sofá, tenía mucho frío y temblores muy fuertes e incontrolables, volteó hacia la calefacción, estaba encendida, tenía también dolor en su garganta y sentía el cuerpo cortado.

- Jairo- empezó a llamarlo luchando para que su voz sonara entre sus horribles temblores- ¡Jairo!-.

- ¿Que quieres?- le pregunto con fastidio sin abrir los ojos.

- Me siento mal-.

En cuanto escucho eso Jairo abrió los ojos y con pesadez se inclinó alado de él sillón donde descansaba, se asusto al ver como Joseph temblaba fuertemente.

- ¿Que tienes?-.

- Tengo frío-.

Jairo toco la frente de Joseph y se sorprendió al ver que estaba hirviendo en fiebre y teniendo frío.

- Al parecer te refriaste, sabía que no debía dejarte salir ayer- Jairo se levanto un tanto enojado y fue hacia la cocina al cajón de medicinas por un termómetro y se lo puso a Joseph con el ceño fruncido.

- Anda pero tampoco te pongas así que no ha sido mi culpa- se fastidio Joseph por su comportamiento y prefirió darle la espalda a Jairo sintiéndose morir por el frío que tenía.

Jairo le dio la espalda también y se recargo en el sillón aún con sueño. Después de un minuto el timbre del termómetro sonó y Jairo lo tomo en su mano.

- 51° grados de fiebre- dijo con gesto de preocupación y fue rápidamente a la cocina por un vaso de agua y una pastilla para la fiebre- ¿Puedes sentarte?-.

Joseph no dijo nada y empezó a incorporarse en sillón, pero a medida que lo hacia se iba desprendiendo de las cobijas y el frío era insoportable y las ganas de vomitar lo invadieron.

- Estoy mareado- dijo débilmente.

Jairo solo le dio la pastilla y el vado con agua, fue entonces cuando Joseph notó la gravedad sus temblores al empezar a derramar el agua del vaso y no poder tomar la pastilla por sus manos que no dejaban de moverse.

- Dame eso- le arrebato la pastilla a Joseph y la metió en su boca y después le acercó el vaso a sus labios haciendo que tomara un buen sorbo de agua.

Joseph con dificultad logro pasarse la pastilla y al momento de hacerlo las nauseas empezaron a invadirlo, Jairo tomó rápidamente el bote de basura y se lo paso y Joseph vomito toda su cena dentro y cayo frustrado en el sillón aun con frío.

Jairo levanto a Joseph levemente dejando el bote de basura de lado y lo recostó en su pecho acariciando su cabello.

- Descobíjate un poco, así te bajara la fiebre, en un rato intento darte otra pastilla- le dijo Jairo cariñosamente.

Joseph solo se limitó a llorar levemente al saberse tan débil y tan enfermo.

Abel sintió los rayos del sol entrar por el espacio entre las cortinas y empezó a abrir los ojos un poco fastidiado, sintió cálido a su alrededor y una agradable sensación de protección, aún con la mente dormida se acurruco más hacia esa sensación, en cuanto fue despertando pudo identificar que era, volvió a abrir los ojos de golpe, se encontraba entre los brazos de Alex.

Abel se sobresalto y despertó a Alex, Abel sin saber muy bien como deshacerse del agarre de los brazos de su amigo solo le quedo esperar a que el también reaccionara. Alex empezó a abrir o los ojos y se encontró con los ojos de Abel y sus brazos rodeándolo. Ambos quedaron en silencio, Abel completamente sonrojado y Alex tratando de evitar lo mismo. Lentamente fue quitando sus brazos de Abel y se recostó boca arriba.

- Lo siento si te incomode, debí de haberte abrazado en la noche mientras estaba durmiendo- le dijo Alex mientras recordaba como en la noche Abel se había acercado dormido hacia él y Alex lo había rodeado con sus brazos, completamente consciente.

- No hay problema- le contesto Abel estirándose en la cama.

- Hoy es nuestro último día aquí- soltó de golpe Alex entre el cómodo silencio de aquella habitación.

Abel se quedo pensativo y un poco triste después de todo nunca le dijo a Jairo la verdad y no pensaba hacerlo después de verlo con Joseph, lo único que ocasionaría sería disturbios familiares, arruinarle la vida a Jairo y Joseph, aunque el último no le importara mucho.

- Hoy es tu última oportunidad para decirle- le recordó Alex, aunque Abel ya lo supiera a la perfección.

- Mejor bajemos a desayunar- Abel observo su reloj, las 8:40, aun todos deberían de estar dormidos.

En el transcurso de bajar las escaleras empezaron a escuchar pequeños quejidos ahogados como de alguien muy adolorido. Cuando al fin estuvieron abajo voltearon a la sala y vieron sobre el sillón a Jairo abrazando a Joseph y este completamente pálido, bañado en sudor y temblando.

- ¿Que le pasa?- dijo entre asustado y preocupado Abel.

- Al parecer se refrió por lo de ayer, tiene fiebre arriba de 50°-.

- Deberías llevarlo al hospital-.

- Tampoco es para tanto, le acabo de dar algo para la fiebre es lo cuestión de que surja efecto- aunque Jairo dijera todo eso tan tranquilo en su rostro se podía ver la preocupación.

Joseph solo podía sentir las miradas sobre él y eso le incomodaba y molestaba un poco, si se sintiera un poco mejor tal vez podría hacer algún comentario para que se fueran pero no era el caso.

- ¿Quieren que les preparemos algo de desayunar?- pregunto Abel un poco tímido.

Jairo volteó al instante a verlo y se le quedo viendo unos interminables segundos.

- Solo cereal por favor, ¿Tu quieres algo Joseph?- Joseph movió la cabeza de forma negativa a la pregunta de Jairo- dice que no.

- Esta bien- les sonrió Abel tiernamente a Jairo y Joseph.

Después de unos minutos en la cocina Alex y Abel salieron y fueron hacia la pequeña sala, Abel dejo el plato de cereal alado de Jairo y se fue a sentar al sillón de enfrente con Alex.

- Se quedo dormido- dijo Jairo con una sonrisa más para si mismo que para cualquiera que estuviera ahí.

- ¿Por qué no lo llevas a descansar a tu habitación?- le sugirió Abel viendo con dolor como Joseph se encontraba descansando en los brazos de Jairo.

- No es mala idea-.

Después de un rato Jairo levantó en sus brazos a Joseph con un leve quejido por parte de este y lo llevo hacia si habitación en brazos con un poco de dificultad al subir las escaleras. Después de un rato volvió a bajar y se detuvo a mitad de las escaleras para prepararse psicológica mente para estar a solas con Abel y Alex.

Llego al sillón y se sentó tomando su plato de cereal, todos desayunaban en silencio y era aún más incómodo que las pasadas ocasiones en que se habían quedado solos, al menos en esas ocasiones había tenido a Joseph, pensó Jairo.

- ¿Esta tomando algún medicamento?- le pregunto Abel tratando de sacar algún tema y con un poco de preocupación.

Jairo volteó a verlo un poco absorbido en sus pensamientos.

- Los medicamentos son muy costosos, y por el momento esta bien sin ellos, la enfermedad aún no esta muy avanzada-.

- Aún así deberían de ver la forma de conseguir los medicamentos-.

- Será hasta acabar la preparatoria-.

Jairo hecho su peso hacia atrás con el ceño fruncido al pensar en todos sus problemas, aunque escuchar la voz de Abel era algo relajante, y saber que conversaba con él era una hermosa satisfacción.

- ¿Como le harás en la escuela cuando se empiece a notar?- le pregunto Jairo refiriéndose a su embarazo sin mucho tacto, aunque sin la intención de ofender y eso lo sabía Abel.

- Deje de ir a la escuela, volveré el siguiente año-.

Empezó una irrelevante conversación entre los dos en la que ocasionalmente incluían a Alex dentro, aunque su estancia en ese intercambio de oraciones mundanas que disfrazaba la necesidad de estar cercanos de algún modo.

Y así fue toda la mañana y parte de la tarde hasta que Joseph despertó y también todos los demás, desde las 4 de la tarde la casa de empezó a inundar del aroma de la cena navideña que empezaba a prepararse. Daba un ambiente muy familiar y las cosas empezaban a ponerse menos pesadas y tensas, Abel y Jairo intentaban hablarse con la mayor naturalidad posible que uno puede lograr cuando solo quieres abraza a alguien y besarle hasta el cansancio.

La hora de la cena llego y Alex se sentó incómodo en la mesa al recibir todas las preguntas por parte de la abuela de Abel sobre que pensaba darle a su nieto, que tipo de vida vivirían, el trabajo, los estudios y Jairo solo se limitaba a reír mentalmente al notar el nerviosismo de Alex.

Joseph aún un poco débil se limitaba a hablar con la madre de Abel y pudo notar como esta le tenía un gran cariño a Jairo y sonreía con cada anécdota de la niñez que le contaba sobre él.

- Y pensar que hace un año ni se hablaban ustedes dos- dijo Caty haciendo que Abel y Jairo voltearan,- y ahora se llevan tan bien entre los dos, fue una buena idea dejarlos a los dos en la misma habitación-.

Abel sonrió con melancolía y Jairo con sarcasmo, esa idea había sido la mejor y la peor que les podía haber pasado, pero no importaba que fuera al final, ninguno de los dos se arrepentía de todo lo que había pasado esas vacaciones.

Dieron las 12 de la noche y todos empezaron a guardar los platos de la comida, excepto Joseph que ya estaba exhausto y se retiro a dormir.

- Y no quiero enterarme dentro hasta dentro de mucho tiempo sobre otro bebé- le reclamo a modo de advertencia la abuela de Jairo y Abel a Alex.

Alex solo asentía diciendo "sí señora" y Abel se sonrojaba con cada comentario, Jairo se ahorraba la melancolía que pudiera causarle todo eso y mejor reía por lo bajo, era era lo mejor.

Al final se quedaron solo en la cocina los más jóvenes y los adultos subieron a descansar dejándoles a ellos los últimos deberes, que no eran muchos.

- Iré a ponerme la pijama ahora vuelvo- dijo Abel algo nervioso dudando de si era necesario o no ese aviso.

Abandonó la cocina dejando a Jairo y Alex solos, por unos segundos todo fue un silencio extrañamente indiferente hasta que Jairo rompió el silencio.

- ¿De verdad lo quieres?-.

- Mucho- le respondió sinceramente.

- ¿Que tanto?-.

- Lo amo- Alex levanto la vista de los platos y volteó a ver a Jairo, tenía una expresión de necesidad, de suplica, pero no sabía porque.

- Quiero que cuides a mi primo- hablo dolido Jairo tratando de disimularlo- si me llegara a enterar de que le hiciste algo iré a buscarte yo mismo y te arrepentirás, también cuida a mi sobrino y no cometas la gran estupidez de perder a Abel- Jairo tenía una expresión seria y con el ceño fruncido mientras hablaba y esa expresión de necesidad tampoco desaparecía de su rostro.

Entonces Alex comprendió, era la necesidad de saber que Abel estaría bien, de sentirse todavía cercano a él o si no, al menos dejarlo en buenas manos. Alex sonrió.

- ¿De verdad que ya no lo quieres?- Jairo borro todas las expresiones de su rostro y simplemente lo observo,- no se que haya pasado que no han vuelto juntos, pero te garantizo que cuidaré de él lo mejor que pueda todo el tiempo y que nada le pasará-.

- Más te vale- Jairo sonrió un poco triste dándole a entender que era una broma y decidió dejar de ordenar platos para mejor ir a dormir.

Alex le correspondió la sonrisa con incomodidad y lo vio salir de la cocina, observo los platos y decidió también dejarlos, al cabo ya había limpiado bastante. Mientras subía las escaleras pudo ver como Jairo arropaba a Joseph y acariciaba su mejilla, él sabía que lo de ellos dos también era una mentira, al igual que lo de el y Abel, pero al menos Joseph podía darse el lujo de no saber la verdad y Jairo de tratar de creerse sus mentiras.

…l en cambio vivía en un mundo donde el amor de su vida estaría siempre a su lado como algo falso y eternos dolores y arrepentimiento. Iba subiendo las escaleras cuando se encontró a Abel.

- ¿Han terminado ya?-.

- Algo así- le respondió Alex sabiendo que tendría que acabar de lavar los platos al día siguiente.

La noche cayo pesada sobre los párpados de Abel y de nuevo volvió a acercarse hacia Alex, quien de nuevo aprovecho la ocasión para abrazarlo. Pero esta vez fue distinto, su abrazo fue correspondido, pudo sentir a Abel abrazarlo y hundir su rostro en su pecho, pero no hubo palabras, no tenían lugar ahí.

La mañana llego y el sonido de maletas cerrarse y palabras sobre viajes, camiones, deberes en la casa y asuntos de mañana era lo único que se escuchaba. Jairo trataba de no pensar en nada y solo comía de su plato de cereal en silencio con Joseph alado.

- ¿Como te sientes?- escucho la voz de su novio.

- Bien, solo es un poco raro todo esto- le respondió sin levantar la vista de su plato.

- ¿Que se vaya de nuevo?-.

Esas eran las palabras, se iría de nuevo y tardaría de nuevo otra eternidad de varios meses volver a verlo. Dejo de contestar las preguntas de Joseph y este con un pesado suspiro de resignación abandono la cocina. Jairo pudo escuchar como las ruedas de las maletas bajaban las escaleras siendo arrastradas con pesadez, las 12:43 p.m se veía en un reloj.

- Jairo, ven a despedirte- escucho un grito de su abuela y fue hacia la puerta de salida donde vio a sus tíos y a Alex subiendo las maletas a la cajuela del taxi.

- Nos veremos en semana santa- se acerco hacia su tía para darle un abrazo.

- Como siempre me dio mucho gusto verte- se despidió dándole un beso en la mejilla a su sobrino.

- Nos veremos en semana santa- le contesto con una sonrisa, y mientras caminaba para despedirse de su tío vio recargado en la pared de la casa a Abel evitando el contacto visual con su primo.

- Adiós- escucho Jairo detrás de él.

Volteó y vio a Alex, lo analizo unos segundos, bien parecido, alto, buenas notas, por lo que sabía en la platica de la cena de Navidad, atento, amable... Era todo lo que Abel se merecía en su opinión.

- Adiós- estrecho su mano con la de él con una sonrisa triste.

Volteó hacia donde estaba Abel, ahí estaba observándolo, se acercó tímidamente y vieron a los ojos ya una vez cerca el uno del otro.

- Cuidate- le dijo Jairo sacudiendo el cabello de Abel quien quedo decepcionado ante la despedida de su primo.

- Adiós-.

Antes de hacer cualquier estúpides volvió a la casa mientras todos incluyendo a Joseph estaban afuera. Simplemente no soportaba todo eso. Solo dio unos pasos dentro de la casa cuando escucho unos apresurados pasos detrás de él, volteó y vio a Abel con las mejillas rojas y un poco agitado.

- Nunca te dije lo bien que te vez con lentes- le dijo Abel con sonrisa de enamorado a Jairo.

- No, nunca lo hiciste- le devolvió la misma sonrisa tocando el marco de sus lentes recordando que ahí estaban.

- Se que, no la hemos tenido muy fácil estos meses, y que acordamos que todo lo que paso fue una locura, pero quiero darte las gracias, por dejarme seguir siendo parte de tu vida, por todo y también quiero disculparme... - Pensaba seguir pero sintió los brazos de Jairo rodearle de forma sorpresiba haciéndolo callar.

Abel rodeó el cuello de Jairo con sus brazos en forma de abrazo y cerró los ojos tratando de recordar esa sensación por siempre.

- Yo... - se preparó Jairo para hablar.

Ambos se separaron del abrazo, tantas cosas que decir y tanto miedo, tan poco tiempo, solo ellos dos y los segundos de un efímero abrazo.

- Se feliz-.

"Se feliz" solo eso, pensó Abel, pero conocía a Jairo no era nunca de muchas palabras, ¿Y que habría de decirse él mismo? Que solo soltaba la balbuceos y no decía lo verdaderamente útil que el pensaba sería inútil para la felicidad de su primo y eso "se feliz" era el resumen de todo lo que el quería para él.

- Se feliz, Jairo- Abel se acerco hacia el espacio peligroso entre la boca y la mejilla de Jairo con sus labios dándole un beso tan casto entre labio y piel que entre los dos solo podía saberse el significado.

Cerro los ojos y disfruto de ese último íntimo tacto sin querer mirar como atravesaba esa puerta, subía a aquel taxi y se iba de su lado de nuevo, pero los abrió y camino hacia la puerta, contemplo la realidad que sentía y la definió volviéndola real al abrir los ojos. Pero no era tiempo de llorar y ambos lo sabían.

Abel miró por el vidrio del auto aquella casa alejarse y una figura tan familiar y querida en el marco de la puerta, sintió el calor del taxi y se acurrucó en la puerta del auto tratando de disfrutar de su agonía.
Notas finales:

Y así concluye este fanfic gracias a todos por sus reviews :33 fue una gran experiencia haber escrito este fic y la emoción que sentía al escribirlo, le agradezco a todos los que dajaron review y a los que leyeron y cdajkcda es broma (?) ¡¿Que dijeron?! ;D Aún no concluye...

 

Faltan muchas, ¡Muchísimas cosas! Que les diré que este apenas es el principio de la historia O: Bueno no tanto pero algo así xD (Ya debería de estar bañana y vestida para salir e-é)

 

Nos vemos en el siguiente y los mejores deseos.


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