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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Hoooolaa :3 Casi un mes sin actualizar y aquí estan las razones:

 

1-. Escuela 25% de culpa.

2-. Amigos y familia 25% de culpa.

3-. Elrubius 50% :B Es tan sensual, me traume con el por dos semanas en las que solo veía sus videos y buscaba sobre el en internet (Trauma aún no superado xDU)

 

Me salté el mes de enero pa'que la trama fuera más rápido y pos'sabe :B tenía ya ganas de escribir este capítulo, a solo dos meses de que nazca el bebé :DD!

 

Goooozen <3

 

Jairo veía ir y venir a sus atontados compañeros por la fecha que era, los que tenían pareja o los enamorados, por lo general, andaban derramando miel y pensando en algún preparativo especial para esa persona, los solteros o los enamorados apáticos, refunfuñando y aborreciendo aquella fecha.

Y otros cuantos como él, que decían darles igual el 14 de febrero, aunque en el fondo a nadie le de lo mismo.

La tradición en la escuela era mandar claveles a amigos y rosas a tu enamorado, de forma anónima o poniendo tu nombre. Nunca había comprado flores antes en esa fecha más que a forma burlona de coqueteo hacia su victima sexual de San Valentín, pero ese año se sabía enamorado de Abel y se encontraba "atado" a Joseph.

Estaba en la asotea contemplándolo todo como ajeno ante ese plano de la realidad hasta que escucho la puerta de la azotea abrirse y entrar por ella a su novio.

-¿San Valengrinch?- se burlo divertido Joseph al verlo tan serio.

- No- le respondió secamente Jairo sentándose en el suelo y haciendo un ademan con las manos para que Joseph se sentara en sus piernas.

Joseph acato la casi orden de Jairo y se sentó en sus piernas con una vacía sonrisa y la expresión seria de Jairo.

- Es un día igual a los demás- protesto Jairo.

- No todos los días la taza de suicidios aumenta un casi 50%- le respondió Joseph extrañamente divertido ante el dato.

- Que miedo- rió levemente más por la expresión de Joseph al decirlo que por lo que acababa de decir, pero sin estar divertido.

- Desde que se fue Abel no eres el mismo- atrapo Joseph entre sus manos con delicadeza el rostro de su amado.

- Eso lo se, no digas lo obvio- dijo con fastidio Jairo.

- ¿De verdad me amas?- aferro más a sus dedos aquellas facciones tan hermosas con leve desesperación.

- Tu deberías de saber la respuesta- trato de ser paciente Jairo.

- Me gusta más oírla de tus labios-.

Jairo reflejo la intención de pararse de su asiento y Joseph lo dejo levantarse.

- Ya me he cansado de repetírtelo- le dijo de mala gana dejando a un dolido Joseph en la azotea ahora contemplando a las masas de alumnos ir y venir comprando sus rosas para amores y claveles para amistades.

Alex bajaba lo que serían las últimas cosas de la mudanza que iban en cajas, Abel se limitaba a verlo sin poder hacer nada con su prominente vientre.

- ¿Seguro no quieres que te ayude?- Le sugirió por incontable vez en aquel día.

- Aunque quisiera no podrías- dijo con algo de burla que solo se permitía a modo de juego con Abel.

- ¡Baaah! Solo por orgulloso- le gruño desde su asiento aunque sabiendo que era verdad.

- Luego me ayudas a ordenarlo todo-.

Casi no había muebles y casi todas las cajas estaban ocupadas por libros de ambos y uno que otro adorno y claro una mesa con cuatro sillas en la cocina, la cual tenía solo lo muy básico para prepara una comida.

- Me aburriré mucho aquí- suspiro pesadamente Abel contemplando la casa.

Era de dos pisos y tres habitaciones, una iba predestinada para "la feliz pareja", pero en realidad quien dormiría ahí sería Abel y en el "cuarto de invitados" Alex, quien no pudo hacer una mueca de disgusto al darse cuenta que Abel no le permitiría dormir con él. Y la tercera habitación para el bebe.

- Faltan solo un mes para que nazca, de ahí en más no te aburrirás para nada. Ni yo- dijo lo último más para si mismo que para Abel recordando el día de la inesperada noticia.

- Y después de nuevo a la escuela- sonrió Abel con nostalgia-.

Volviendo a clase Jairo platicaba con Renoir y otros amigos y Joseph se concentraba tratando de fingir que hacía los trabajos de la clase, era lo que siempre fingía para no tener que hablar con nadie.

- ¿Que te pasa?- escucho la voz de Renoir y como este tomaba asiento alado suyo.

- Jairo me detesta- hecho su peso hacia atrás Joseph con cansancio- ¿No estabas con él hace rato?- le pregunto al verlo ahora con él.

- Se quedo platicando con Mari y Rene, ¿Por qué piensas que te detesta?-.

- Porque no soy Abel- le respondió Joseph con una melancólica sonrisa- por eso-.

- Jairo es un idiota que no te merece y a pesar de eso tu has estado por años detrás de él- Renoir sacudió con frustración su cabello con sus manos y ambos quedaron en silencio.

Cuatro años de su vida dedicados a no separarse de Jairo con el objetivo de ser algo más que su amigo. Cuatro años dolorosos y al fin que conseguía ser novio de la persona que amaba era solo para rellenar el hueco de la ausencia de alguien más.

- Joseph apóyame y dile de una vez a esta tonta que yo recibiré más rosas que ella- se sentó Jairo en la mesa de Joseph volteándolo a ver.

Joseph volteó a ver a Mari una hermosa chica amiga de ellos que robaba más de un corazón al pasear por la ciudad.

- Defiendo la sensualidad de mi novio- hablo Joseph mecánicamente como esclavo de las palabras de Jairo, y al final eso es lo que era quizá.

- ¡Baah! No es justo le preguntaste a tu novio- le reprocho Mari y ambo se fueron entre bromas de vuelta a donde estaban.

Joseph admiraba ese cinismo en Jairo que le permitía que a pesar de haberle dicho anteriormente palabras tan crueles ahora le hablara como si nada hubiera pasado. En cambio Renoir hizo un gesto de desaprobación.

- Últimamente te trata como basura- rezongo al fin Renoir al tener lejos a Jairo.

- Esta así por Abel, no tiene con quien descargar su enojo y tristeza y me utiliza a mi- volteó triste hacia el suelo Joseph sin dejar de sonreír,- al principio de que eramos novios todo era lo contrario, pero ya vamos para un mes que me utiliza para descargarse y por mi esta bien siempre y cuando me siga queriendo aunque sea un poco-.

- Idiota- le dijo casi gritando Renoir y Joseph río levemente por el insulto hacia su persona.

- Última oportunidad para comprar sus flores- exclamo una chica encargada de repartir las rosas y los claveles.

Joseph pudo ver como Jairo se acercaba hacia esa chica y ella le entrega una tarjeta para poner el mensaje adjunto con la flor que eligiera para la persona que la compro. Y entonces en ese momento tanto dolor valió la pena al saber que esa flor que Jairo compraba era destinada para él.

La escuela no era lo mismo desde que Abel se había salido y Alex pasaba sus días no solo, pero aburrido de cierta forma. Aunque tenía que admitir que cuando Abel estaba en la escuela él no le hablaba a nadie por estar con Abel y ahora se daba cuenta de que le caía bien a más personas en la escuela de las que esperaba. Pero ninguna de ellas se comparaba con Abel.

Estaba en el patio de recreo observando a todos sus compañeros atontados por el día de San Valentín, yendo y viniendo con enormes globos rellenos de helio, chocolates y flores.

- ¿Interrumpo?- escucho una amable voz a su lado.

Era una chica de su salón que pocos días después de que Abel se hubiera ido empezó a hablarle. Alex sabía perfectamente que esa chica estaba enamorada de él, las mujeres son tan obvias, se sonrojan, te tratan de forma muy amable, o te molestan un poco, sus amigas siempre que ella se acerca hacia ti empiezan a mirarlos de forma no disimulada.

- No, adelante siéntate- la invito a tomar asiento alado de él con seriedad y pudo ver a lo lejos como un puñado de chicas, amigas de ella, los observaban a lo lejos.

- ¿Por qué no estas con los demás?- le pregunto ella sentándose algo cerca de él.

- Necesitaba descansar un poco he tenido unos días extraños, ¿Y tu que haces aquí?-.

- Yo necesito hablar contigo- se sonrojo al decir eso y volteó hacia Alex.

Alex sabía perfectamente de lo que quería hablar y ahogo un suspiro de fastidio. Volteó a verla y esta sacaba una cajita roja y se la entrego con timidez. Alex que no abandonó en ningún momento su expresión de seriedad la abrió y adentro había un chocolate en forma de corazón. Volvió la mirada hacia ella de nuevo que se encontraba más sonrojada que antes.

- Alejandro, me gustas desde hace tiempo y quería no se, saber si te gustaría ser más que mi amigo-.

Alex volteó hacia el suelo pensativo. No es que estuviera considerando la propuesta, en lo que el pensaba era en cómo rechazarla. Volvió hacia ella y con la voz más amable que pudo reflejar le dijo.

- Lo siento, yo amo a alguien más-.

Ella se quedo muy triste pero a Alex no le importó mucho pero aún así no quería ser la causa de su melancolía y la abrazó torpemente.

- Ella es muy afortunada- le dijo al borde de las lágrimas.

"Ella" pensó con una sonrisa Alex.

El día transcurrió rápido y pesado como todos los días lejos de Abel para Alex, siempre solo pensaba en regresar a verlo a pesar de ser el objeto encubridor de sus mentiras. Su nueva casa no quedaba muy lejos de la escuela, así que decidió ir a pie.

Después de 20 minutos de caminata llegó y al entrar no vio rastros de Abel así que supuso que estaría en su cuarto. No tardo mucho en que Abel bajara al escuchar el ruido de la puerta al abrirse y acompañara a Alex que se encontraba sentado en una de las sillas de la cocina leyendo.

- ¿Que vamos a comer?- le pregunto Abel apoyando su cabeza en la mesa y mirándolo.

- No lo se, pide lo que quieras a domicilio- le contesto levantando la mirada de su libro y cerrándolo lentamente no sin antes colocar el separador entre sus páginas.

Algo le parecía extraño, Abel estaba más decaído que de costumbre, porque desde Navidad siempre estaba triste, más que cuando se entero de lo de su embarazo. Pero no se atrevió a preguntar por temor, o algo parecido, a que fuera solo cosa suya y se limitó a observarlo mientras pedía unas lassagnas a domicilio.

Abel colgó el teléfono y se volvió a sentar en la mesa. Alex no sabía porque era ese silencio, él y Abel siempre hablaban mucho y aquel silencio incómodo le confirmó que algo malo pasaba.

- ¿Te sientes bien?- pregunto con timidez y vio como Abel se contraía levemente ante la pregunta.

- No- dijo simplemente con tristeza.

- ¿Que te pasa?- le pregunto totalmente preocupado Alex.

Abel guardo un rato de silencio antes de contestar la pregunta en el cual se armo de valor para poder mirarlo a los ojos sin llorar y mantener la calma.

- Hoy mientras estabas en la escuela pasaron un documental sobre enfermedades genéticas- hablo al fin levantando la mirada hacia su amigo,- y en una parte hablaron sobre las posibles deformaciones en los hijos al ser resultado de la unión entre dos familiares- termino de decir temblando ante la idea.

Alex comprendió a lo que se refería a la perfección, y en todo caso de no haberlo entendido Abel se veía demasiado preocupado como para hacer preguntas al respecto, pero aún así se arriesgó.

- ¿Tienes miedo de que tu hijo tenga algún problema porque tu y Jairo son primos?- Trato de decir aquello lo más neutral posible pero de cualquier manera sus palabras provocaron el llanto en Abel.

- Soy un idiota- dijo con las lágrimas en los ojos y tratando de secarlas de sus mejillas,- y ahora por mis errores el va a pagar por ello,- sollozó más fuerte que antes ante la imagen de que su hijo tuviera algún problema.

Alex solo lo miraba sin saber que hacer pero de algo estaba seguro y era de que Abel necesitaba todo el apoyo posible así que se par de su lugar y fue hacia el para abrazarlo. Abel al sentir el tacto de los brazos de Alex rodearlo se aferró a el con impotencia.

- Sacaré cita con el doctor para que te hagan un estudio y saber si tiene algo mal, mañana iremos te lo prometo, y no tardarás en sacarte esas dudas tontas de la cabeza,- Alex solo acariciaba el cabello de Abel suavemente con sus manos sintiendo como Abel se estremecía bajo su abrazo.- Tu no tienes la culpa de nada, no tenías forma de saber lo que pasaría, así que tranquilo, y no importa lo que pase yo lo querré como si fuera mío-.

Tras la última frase Abel dejo de temblar más no paro de llorar, pero bueno, ya era un avance.

Alex se separó del abrazo sin decir nada igual de incrédulo ante sus palabras como Abel, pero eran ciertas, el iba a querer a ese bebé como si fuera suyo y la idea lo asustó un poco, pero igual le agradó. Fue por el teléfono y habló con el doctor para sacar la cita y afortunadamente por ser un caso como el de Abel se las dieron para el día siguiente.

Había llegado el momento de repartir las rosas y claveles a los alumnos en la escuela de Jairo. Decían un nombre y aquella persona se levantaba por sus flores y las miradas de todos iban hacia ver quien era el que más tenía y el que menos. Joseph no había estado en todo el día con Jairo y por aquello no le importaban las más de 10 rosas que había recibido, aunque Jairo tenía muchas más claro estaba, al igual que Mari y ambos iban contandolas entre risas para ver quien ganaba su tonta apuesta.

- Joseph Rogel- dijo en voz alta entre el escándalo la repartidora.

Joseph se levantó con pesadez y fue hasta ella, hasta el momento no había recibido ninguna rosa de Jairo y eso lo desanimaba, tenía la esperanza que esa flor o aquellas ya pocas y solitarias flores que quedaban entre ellas fuera la de Jairo para él. Pero lo que recibió fue algo mucho peor que no haber recibido nada.

Miro la tarjeta de la flor y al instante volteeó hacia Jairo quien lo observaba también como sabiendo lo que pasaba, iba a pasar y pasaría. Joseph indignado abandonó el salón y Jairo simplemente siguió burlándose de Mari por haber sido el quien había ganado la apuesta.

Después de todo el convivió y demás Jairo decidió dignarce a ir a buscar a Joseph. Tomó todas las flores que le habían dado a Joseph y fue hacia donde sabía que el estaría. Al llegar a la asotea vio a Joseph sentado al borde del edificio con la flor que le había regalado.

- ¿Serás de esos locos suicidas de San Valentín?- Le hablo Jairo desde atrás ocasionando la risa de Joseph.

- El sida se encargara de eso después no desesperes- le comento Joseph con una sonrisa a Jairo volteando a verlo y este rió como si se tratara de un buen chiste, y a Joseph no le molestó.

- No me malinterpretes es díficil para mi- se setó Jairo alado de Joseph.

- Y es por eso que has elegido la forma más maricona imaginable para desaserte de mi-.

- Pues por eso- ambos rieron levemente con melancolía,- no podía seguir engañandote, ni engañandome a mi, no te amo, y solo eres mi amigo- al decir esto Jairo volteó a ver el clavel que tenía Joseph entre las manos, un clavel en vez de la tan esperada rosa.

- Lo se, y me alegra, yo tampoco podía seguir viviendo en la mentira de que me amabas, ya era demasiado,- ambos guardaron silencio unos minutos y como si sus mentes fueran una se dedicaron a arrojar pétalos de las flores que les habían regalado hacia el vació sintiendo el vértigo al verlos caer,- solo una cosa Jairo-.

- ¿Qué?- Pregunto Jairo con curiosidad.

- ¿No me correrás de tu casa cierto?- Ambos volvieron a reír.

- Eso nunca,- Joseph sonreía, pero Jairo sabía que detrás de eso su amigo solo quería irse de allí y llorar hasta no poder más.

Después de todo el escándalo de la tarde Alex pudo ver a Abel más tranquilo y eso lo relajo, la lassagna llegó unos minutos después y ambos comieron en silencio.

- Que amargo San Valentín- dijo Abel con una sonrisa triste.

- Casi me olvido de que es San valentín- dijo Alex restándole importancia.- Hoy una chica se me a declarado en la escuela- comentó la anécdota con la intención de relajar el ambiente.

- ¿En verdad?- Sonrió Abel divertido ante la imagen,- ¿Quien fue?-.

- Melissa, últimamente me he estado juntando mucho con todos ellos-.

- Ya, comprendo que yo era la causa de tu poca vida social en la escuela- bromeó Abel aunque fuera cierto y ambos lo sabían.

- Si pero te prefiero a ti mil veces que a ellos- le contestó con una leve sonrisa.

- Melissa- recapacitó Abel en voz alta- es muy linda, ¿Que le has contestado?-.

- Que yo amo a alguien más- al decir esto Alex volteó a ver a Abel con profundidad y notó un sonrojo y una expresión de sorpresa en su rostro, pero ambos eran tímidos y sin saber nunca que palabras decir, así que guardaron silencio.

En un momento de la tarde después de la comida y demás Abel pudo ver como había quedado solo en la casa. Sin saber muy bien que hacer se dirigió hacia uno de los montones de libros que tenían y el título que más lo convenció para leer en ese momento fue "Pedro Páramo", de sus libros favoritos.

Ya había caido la noche y Abel pudo escuchar cómo la puerta de la casa de abría y sigilosos pasos se acercaban hacia él acompañados de un sutil aroma a rosas que no paso desapercibido ante el "olfato de embarazada" de Abel que volteó al instante hacia atrás.

Pudo ver a Alex sosteniendo un ramo de rosas envuelto en celofán rojo y según su pose, la expresión seria en poco contraste con el rubor de sus mejillas, se le veía no muy confiado de lo que hacia.

- Feliz San Valentín Abel- le dio su mejor sonrisa a penas iluminada por el naranja de los faros de la calle.

- Feliz San Valentín Alex- le devolvió Abel la sonrisa divertido levantándose del diván y sin saber ambos muy bien el como y porque sus labios se abrazaron en la intima oscuridad de la sala.

Jairo preparaba su nueva cama en la sala, le había sedido su habitación a Joseph y la verdad era lo menos que podía hacer por él después de todo eso. Se recostó en la oscuridad y se preparó para el día siguiente, ya veía a Renoir reclamándole el hecho de haber roto con Joseph "siendo el la persona más indicada para él" y lo que fuese a soltarle y todos su pretendientes libremente detrás de él de nuevo.

Eso era lo que necestiaba, volvér a su vida normal antes de haber conocido Abel, o al menos eso era lo que el creía necesitar.
Notas finales:

¡Aaaah! Que aburrido capítulo lo se xDD Por eso ya nadie ama mi fic y moriré sola (?)

 

Siguiente capítulo más intenso :B 

 

Dejen review :c Porque pues, tengo la opción de final feliz del fic o final triste, ¿Cual prefieren? Y tampoco se si el bebé será niño o niña xD me voy más por niña c:

 


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