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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Hoooolaaaa :'D Quiero darles las gracias por todo el apoyo que me brindan, y que este capítlo me ha gustado mucho como ha quedado, espero no sea solo cosa de mi imaginación xD

 

Tan diferentes y paralelas las vidas de Jairo y Abel <3 Yo los amo.

 

Verán tengo un fanfic muy poco popular y es este www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=91223

 

Si se dieran una vuelta para leerlo sería feliz c:

Jairo desperto y lo primero que vio a su lado fue a Joseph durmiendo, le pareció extraño ser el primero que despertara pero no le presto mucha atención y se dedicó a observarlo en silencio, era tan perfecto. Al poco rato Joseph abrió los ojos y se encontró con los de Jairo.

- Extrañaba despertar a tu lado,- le dijo Joseph con una sonrisa.

- Yo extrañaba mi cama-.

- Imbécil-.

Joseph le dio un golpe en el hombro y ambos rieron y se pusieron de pie para cambiarse e ir a la escuela. Le sirvieron el desayuno a la abuela de Jairo, ya llevaba varios días en cama que no se había levantado porque se sentía muy cansada. Sin más se dirigieron felices de la vida hacia la escuela sabiendo que ese día era viernes, bendito viernes.

Al llegar al salón ambos se sentaron juntos, como desde hace tiempo no hacian y empezaron a platicar entre ellos hasta que Jairo se fue por su lado y Renoir se acercó hacia Joseph.

- ¿Te ha vuelto a hablar?- Le preguntó con curiosidad mientras volteaba hacia Jairo que conversaba entretenido con Rene y otras personas.

- Hemos vuelto a ser novios- sonrió ampliamente Joseph al decir eso.

Renoir giró los ojos con resignación.

- No tienen solución, será lo mismo entre ustedes una y otra vez por siempre-.

- Y hay más sorpresas- lo tento con la curiosidad Joseph y río entretenido al ser cuestionado por Renoir sobre las "sorpresas" y volteó hacia Jairo, no podía ser más feliz en esos momentos.

Jairo sintió la mirada de Joseph y volteó hacia el encontrando sus ojos grises con los ojos color miel de Joseph y le sonrió.

- ¿Ya volvieron?- Le pregunto Mari con una sonrisa observando como se miraban ellos dos.

- Si,- le contestó simplemente Jairo y entre sus amigos empezó la carrilla.

- Que no pueden durar nada sin estar juntos-.

Joseph se limitaba sonreír ante todos su comentarios y Jairo empezaba a fastidiarce, ¿Cómo se pondrían cuando les dijeran lo de la boda?
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Abel se sentía adormecido, era como si su cuerpo no existiera, hasta que el dolor en su bientre lo invadió y lo hizo abrir los ojos.

- Jairo,- susurró sintiendo la húmedad de la playa y los brazos de su primo sobre la cama de aquel hotel rodearlo con cariño.

Pero despertó, estaba en aquel hospital, ¿Que habría sido de su bebé? Ante esa pregunta se sobre salto y trató de incorporarse sin éxito en la cama. Alex que aún dormía en una silla de la habitación abrió los ojos ante los quejidos de Abel.

- No trates de levantarte, podrías abrirte los puntos de la cesarea- le dijo amablemente llendo hacia él de forma rápida.

- ¿Y mi bebé?- Se apresuró a preguntarle Abel en cuanto pudo verlo a los ojos.

Alex guardo silencio unos eternos segundos para Abel y luego Alex sonrió de forma alegre dando indicio a que había buenas noticias.

- Se encuentra completamente bien, descuida. En este momento lo pusieron en una incubadora, estara ahí unos días-.

Abel se relajo de nuevo y sonrió, sentía una extraña y calida sensación, y ya no podía esperar para ver a su bebé.

- ¿Han venido mis padres?- Abel trató de enfocarse en otros asuntos.

- Si han venido, y muy disgustados con mis padres después de contarles lo que paso-.

- Pues es normal esa reacción,- río sarcasticamente Abel y arrepintiéndoce después al sentir dolor en su abdomen.- A todo eso, ¿Que han dicho al final tus padres?-.

Alex guardo silencio por segunda vez en aquel día, pero esta vez fue un silencio más largo.
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Joseph y Jairo se apartaron de la sociedad como solían hacerlo llendo hacia la azotéa de la escuela, no habían terminado de sentarce cuando Joseph volteó a ver a Jairo con una sonrisa divertida.

- ¿Que pasa?- Le pregunto este al ver la mirada de su novio.

- Nada, es solo que creó deberíamos ir pensando lo de la boda-.

Jairo sonrió de forma tierna y divertida, hace tiempo que no sonreía así, y se sentía bien.

- Pero primero habría que dar la noticia-.

- Es viernes hay que salir a algún lado con nuestros amigos y les damos la noticia-.

- A mi abuela le dará un infarto,- se cubrió el rostro con sus manos Jairo al decir eso.

- Me ama, no podría tener mejor pretendiente para su hijo-.

- Muy modesto,- ambos rieron levemente.

El resto del recreo fue muy tranquilo y ambos disfrutaron pasar ese tiempo juntos. Volvieron al salón proponiéndoles la idea de salir a sus amigos, claro no se rehusaron al ser unos vagos al igual que ellos dos.
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Abel miraba el reloj ansioso, sus padres le habían llevado un libro para que "se entretubiera", pero en esos momentos no quería otra cosa más que salir de su cama e ir a conocer a su bebé. Alex le había prometido pasar después de la escuela al hospital, e ir a visitar al bebé juntos y la verdad ya no podía esperar más. Aunque lo que le inquietaba era el hecho de que también le diría lo que había pasado con sus padres.

Al fin después de horas interminables apareció Alex por la puerta de la habitación con una silla de ruedas.

- ¿Listo?- Le preguntó con una sonrisa.

Abel asintió con la cabeza. Alex lo cargo en brazos con cuidado y lo puso en la silla de ruedas dirigiéndose a la sala de bebés. Llegaron a un cuarto con incubadoras y el corazón de Abel se aceleró al entras, uso los frenos de la silla y se detuvieron al instante.

- ¿Sucede algo malo?- Le pregunto preocupado Alex.

- No es nada, solo no me hago a la idea muy bien todavía de que estoy a punto de conocer a mi hijo, esto es muy raro-.

- Cuando tu me digas continuo-.

Pasaron unos segundos en los cuales ninguno de los dos dijo nada hasta que Abel se decidio y ambos avansaron hacia donde les indicó la enfermera. Abel armándoce de valor, asomó y cabeza hacía aquella caja de crital llena de tubos y cosas raras, y entre todo eso dormido y tan traquilo vió a su bebé.

Una lágrima no pudo aguantar querer salir de su mejilla.

- Es niña,- les dijo la enfermera atrás suyo.

Abel sonrió ampliamente, era demasiado hermosa y pequeña, era simplemente perfecta. Aunque su felicidad se desvaneció un poco al ver en su pequeña cabecita una pelusa de pelo negro y siendo que el y Alex tenían el cabello castaño claro.

- ¿Cuando podremos llevarnosla?- Pregunto Abel tratándo de olvidarse de esos asuntos de genética.

- En unos 3 días podrán sacarla de aquí, para ser prematura es muy sana y fuerte-.

La sonrisa de Abel volvió a aparecer, deseaba tanto tenerla ya en sus brazos. La enfermera los dejo solos y se quedaron en silencio solo observándola.

- Se parece tanto a Jairo y apenas tiene poco más de 8 meses,- suspiro Abel.

- Solo por el cabello, exageras un poco-.

- Ayer no me terminaste de contar lo de tus padres-.

- Vayamos a fuera-.

Abel se tenso un poco en el transcurso del camino de las incubadoras hasta un pasillo vació. Dio un último vistaso hacia su bebé, no quería separarce de ella. Alex detuvo la silla de ruedas en un extremo del pasillo y se colocó enfrente de Abel.

- ¿Que te han dicho?- Preguntó nervioso Abel por el gesto de seriedad de Alex.

- Me han dicho que si no te dejo, le dirán a todo el mundo que el bebé no es mio, y que es de alguien que conociste en la playa-.

Abel guardo silencio y volteó hacia el suelo, en verdad no sabía que decir.

- Yo no pienso irme de tu lad,- le dijo seguro Alex.

- Te he causado ya demasiados problemas con tus padres, y ahora todo esto se puede ir al carajo, no es "un tipo que conocí en la playa" el padre, si no mi propio primo, y eso es algo que tu sabes nadie puede saber-.
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Jairo y Joseph iban de camino a su casa, algo nerviosos y en total silencio, ya que antes de salir con sus amigos le darían la noticia a la abuela de Jairo. Llegaron a la casa y se detuvieron delante del portón antes de abrir la reja. Ambos se miraron a los ojos.

Joseph le sonrió a Jairo que se veía mucho más nervioso que él, Jairo no le devolvió la sonrisa, pero tomo su mano y giró la llave en la cerradura para entrar. Su abuela se encontraba viendo la tele y cociendo en el sillón de la sala, le alegro mucho que al parecer ya se sintiera mejor.

- Bienvenidos chicos,- les dijo desviando unos segundos su vista del televisor.

- Abuela ¿Podemos hablar contigo?- Le hablo Jairo acercándose hacia la sala.

- ¿Sobre que?-.

Ambos tomaron asiento en el sillón de alado, fueron unos tortuosos segundos en los que Jairo no lograba decir nada.

- Jairo y yo nos queremos casar,- hablo fastidiado Joseph con la voz tranquila.

Después nadie dijo nada, la abuela de Jairo dejo sus lentes en la pequeña mesa de la sala y volteó hacia ellos sin saber muy bien que decirles.

- ¿Esto es en serio?-.

- Si,- hablo por fin Jairo,- se que somos muy jóvenes, y que ninguno de los dos ha acabado aún la preparatoria, pero es el amor de mi vida y estoy seguro de que es lo correcto.- Jairo se sintió muy tonto al decir tanta cosa pero se le agradaba ver que al menos su abuela no lucía enfadada.

- Saben que no me opongo a que esten juntos ustedes dos, pero si son demasiado jóvenes-.

- Abuela, con la enfermedad de Joseph no se puede saber en que momento le podría dar una recaida y morir, un simple resfriado podría acabar con su salud, se que no pasaré toda mi vida a su lado, pero prefiero tener algo corto y verdadero, a vivir el resto de mi vida sabiendo que pude aprovechar el tiempo a su lado al máximo-.

Joseph sonrió con tristeza, a veces olvidaba lo enfermo que estaba, y aquellas palabras que había dicho Jairo le eran ahora el mejor motivo para casarce, aunque de cualquier forma con o sin razones más que su amor por él.

- Tienen mi bendición,- les dijo la abuela de Jairo con una sonrisa.

Ambos la abrazaron. El abrazo más largo fue el de Jairo, de verdad quería mucho a su abuela de no haber sido por ella no sabría que le hubiera pasaso, en esos momentos no podía ser más feliz.
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Abel después de haber estado hablando con Alex no pudieron llegar a una buena solución hacia todo ese problema, así que ambos optaron mejor por ir de nuevo con la bebé. Alex había ido y venido varias veces de aquella sala, pero Abel no podía evitar dejar de verla completamente hipnotisado.

- ¿Que nombre piensas ponerle?-.

Abel se sobresalto y volteó atrás de él, era Alex solamente.

- Janeiro,- dijo tímidamente Abel.

- Muy parecido al nombre de su padre,- dijo Alex neutralmente acercándose a la incubadora.

- ¿Tan obvio sería?-.

- No, estas paranóico,- ambos observaron como la bebé movía su brazos para tratar tal vez de rascarse la cabeza.

- Es la primera vez en un buen rato que se mueve-.

- Yo creó que Janeiro sería un lindo nombre para ella-.

Abel sonrió grandemente observando a Janeiro dormir, no quería pensar en otra cosa solo quería verla.

- ¿Que haremos con el problema de tus padres?- Pregunto Abel mencionando lo inevitable.

- No quiero que esto te afecte, y lo siento pero, creó que no me queda más opción que dejarte-.

- ¡No!- Grito Abel ganandoce una mirada asesina por parte de las enfermeras,- te necesito a mi lado no te vayas-.

- ¿Aunque eso signifique que todo sepan que Jairo es el padre?-.
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Jairo y Joseph la estabana pasando bien en aquel antro, a diferencia de las muchas otras veces que habían ido no andaban zorreando por ahí, pero aún así se divertían mucho solo bailado y divirtiéndoce con sus amigos.

Llego el punto de la noche en que todos se sentaron a hablar en una mesa mientras bebían, ese era el momento.

- Queremos darles una noticia,- se levantó Joseph jalado del frase a un cansado y un poco malhumorado Jairo para que se pusiera de pie también.

- ¡¿Se van a casar?!- Gritó emocionada en broma una muy ebria Mari mientras abrazaba a Renoir.

- Si,- dijo Jairo levantando un poco la voz.

El silencio se hizo en la mesa, Jairo se molesto ante las miradas de bichos raros que les daban sus amigos y Joseph se río al verlos.

- ¡No pinches mamen!- Gritó Renoir haciendo que solo Mari se pusiera a reír,- ¿De que van a vivir? Son un par de malandros jóvenes-.

- No seas doña Renoir,- se burlo Jairo abrazando a Joseph por la cadera,- les guste o no hay boda-.

- ¡Quiero ser tu madrina Joseph!- Grito emocionada Mari levantandoce y llendo a abrazar a la pareja.

- Renoir tiene razón, son demasiado jóvenes,- les dijo Rene con calma siendo el más cuerdo y sobrio en esos momentos.

- Par de doñas- gruño Jairo cansado y más los efectos del alcohol.

- ¿Que paso con tu hermosa y romántica explicación sobre nuestra boda que le diste tu abuela?- Le reclamo Joseph ante su comportamiento.

- Joseph se va a morir pronto acéptenlo, lo único que nos queda a los dos es vivir como si no hubiera un mañana,- en la mente de Jairo eso había sonado muy romántico y orgulloso dio un trago a su cerveza.

- ¡Siii!- Gritó Mari dejandose caer en un sillón.

- ¡¿Con eso que se supone que quieres hacer, hacernos llorar o aceptar su compromiso?!- Le gritó Renoir ya fastidiado de aquella irreverente situación.

- Ya bueno, que cuando esta sobrio suena más tierno,- trato de defenderlo Joseph aunque aquel discurso le hubiera provocado cáncer.

- ¡Tú solo quieres darle duro a mi novio! ¡Yo lo se!- Le gritó Jairo completamente enojado a Renoir.

Joseph solo se sonrojó y se sentó alado de Rene.

- ¿Que le ha pasado a Mari?- Preguntó Joseph al verla con los ojos cerrados recargada en el hombro de otro de sus amigos.

- Estará bien,- le contesto este,- ¿No deberíamos calmar a Renoir y Jairo?-.

Todos se voltearon a ver en silencio esperando que alguien contestara un correcto si, pero no, se giraron al instante a seguir viendo aquella discusión en silencio.

Al final de aquella noche, al rededor de las cuatro de la mañana salieron todos dispuestos a ir a sus casas y otros a algún lugar donde fuera.

- Hijo de puta me alegra saber que serás mi padrino,- le dijo Jairo a Renoir mientras lo abrazaba.

- Cabrón ¿Como no? Si te quiero un chingo- Joseph los miraba desde lejos, la verdad es que desde hace rato que se sentía muy mal, pero no quería arruinarle la fiesta a nadie.

Al fin el y Jairo se encaminaron hacia su casa.

- ¿Seguro que no quieres que sea tu muleta?- Le pregunto Joseph divertido viendo como se tambaleaba levemente.

- Seguro-.

- Pues todos se lo han tomado bien después de todo-.

- No podían tomarselo de otra forma después de mi hermosa explicación,- se río Jairo de si mismo mostrando que no estaba tan ebrio.

Joseph también río y se tomaron de las manos al caminar.
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- Ya le he marcado a tu abuela en la tarde para darle la noticia Abel, sonaba muy feliz, lo malo es que según me dijo Jairo había salido y no pude decirle-.

Abe solo sonreía y asentía a lo que su madre le decía, ahora Janeiro no ocupada sus pensamientos si no la idea de separarce de Alex, era algo extraño. Empezó a recordar aquel beso que se habían dado en San Valentín, y deseo sentir sus labios de nuevo. Pensamientos extraños como de Alex cargando a Janeiro atravezaron su mente, sería que...

- Mamá, Alex no es el padre de mi hija,- hablo serio Abel volteando hacia su madre y pudo ver como su sonrisa se desvanecía.

Mierda, había sido tan impulsivo, algo muy raro en él.

- ¿Qué?- Le pregunto su madre confundida, aunque hubiera escuchado perfectamente lo que su hijo acababa de decirle.

- La noche en que Jairo y yo salimos al antro,- empezó a improvizar en su cabeza,- conocimos a un chico y me acoste con él,- concluyo tratando de sonar lo mas natural posible.

Su madre hundió su rostro en sus manos y empezó a llorar. Eso a Abel le rompía el corazón.

- Lo siento, pero de verdad amo a Alex y el me ama a mi eso es verdadero-.

Su madre seguía llorando, aunque debía de asegurarce de que nadie más que sus padres se enteraran de esa mentira.

- Por favor, no le digas ni a la abuela ni a Jairo, no quiero que piensen mal de mi-.

Su madre se secó las lágrimas y salió de la habitación quiza en busca de su padre. Abel podía seguir sin creer que hubiera dicho semejante mentira con tal de hacer que Alex se quedara a su lado.
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Jairo despertó sintiendo un horrible dolor de cabeza, y la luz le molestaba, así que se levantó para cerrar las persianas despertando a Joseph.

- Buenos días,- le dijo este levantandose para ponerce unos zapatos.

- Buenos días-.

- ¡Jairooo! ¿Ya se despertaron?-.

Escucharon el grito de la abuela de Jairo.

- Sii,- le contestó sintiendo el horrendo dolor de cabeza a causa de la cruda.

- Bajen unos minutos por favor-.

Ambos con demasiada pereza bajaron las escaleras y se encontraron a la abuela de Jairo sentana en una silla de la cocina con una leve sonrisa.

- Poco después de que te fuiste llamo tu tía Caty, el bebé de Abel ya nació-.

Joseph se quedó con un gesto total de poker face y volteó hacia Jairo que estaba completamente serio y podría decirse algo enojado. Jairo hizo su mayor esfuerzo por sonreír y decirle a su abuela lo feliz que estaba por la noticia. De verdad no podía pasar una linda semana sin que le recordaran a Abel.
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Alex estaba alado de la cama de Abel después de escuchar la historia de lo que había dicho a su madre.

- Tus padres ya no tienen nada con que amenazarnos, ahora puedes... Estar conmigo,- le dijo sonrojado Abel.

- ¿Y para que quieres que este a tu lado?- No es que a Alex no le gustaría ir hasta el fin del mundo por Abel, pero incluso el a veces llegaba a cansarce de ser un paga fantas.

- No lo se, solo se que te quiero a mi lado-.

Alex se levantó de su asiento y fue hacia Abel para robarle un beso que después fue totalemente correspondido.

- Abel, eres un completo idiota al no darte cuenta de lo mucho que te amo-.

- No, soy idiota por otra razón,- Alex lo miro sorprendido esperando a que hablara,- soy un idiota por no darme cuenta de lo mucho que te amo-.
Notas finales: Últimamente no he sido muy cuidadosa para la ortografía xD! Ojala no lo hayan notado.

"¡Pero ya nos dijiste!"

Shat ap D:

¿Apoco no es lindo Abel? *Q* Estoy ansiosa por escribir sobre Janeiro y dejenme decirles señores que los padres de Alex aún no se han detenido es un maléfico plan muajaJA ¡Bye! :'3 Abrazos para todos y dejen review

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