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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Oh si, este es el final de la primera temporada del fic :'D!  Bien, bien el capítulo es algo corto y diría yo que algo lento pero el final ¡OOOH! Y pues quería decirles que ya se porque detesto a Abel. y es porque me reflejo en absoluto con él x'D! Que cosas (?)

 

Y bueno, a mi no me gusto T___T! Ustedes júzguenlo, ojala solo sean cosas mias... ¡Gózen!

 

Yy... Estoy trabajando en un nuevo fic O:! xD De temática sadomasoquista, con la misma escencia dramática de todos mis fics x'D! Ya lo verán próximamente.

La boda no había sido ni de lejos parecida a lo que habían planeado, a penas y tuvieron tiempo de despedirce de sus amigos, Jairo rió mucho al ver como Renoir estaba a punto de llorar y no desaprovecho la oportunidad de burlarse de él... Aunque al final los dos acabaron llorando juntos. Fueron los primeros en la fila del registro civíl eso si, no tuvieron que esperar nada.

Ahora Jairo iba en un camión con destino a un temporal nuevo hogar con su, orgullosamente, reciente esposo. No pudo evitar sonreír ante la idea, no había habido anillo de bodas, por lo que en la central le compró a Joseph de forma irónica uno de esos dulces, que se ponen como anillo con un con un gran caramelo en forma de diamante. El suyo de cereza, y el de Joseph de moras. Entre sus brazos el amor de su vida durmiendo, y en su mochila... La hurna con las cenizas de su abuela. En el asiento de atrás sus tíos, y en el de alado Abel recargado en Alex con Janeiro en sus brazos, los cinco dormidos. Esos tres que iban al lado suyo, debía admitir que eran adorables.

Estaba observando la linda escena cuando Abel abrió de golpe los ojos y se quito el porta bebés que tenía amarrado al pecho y se levantó de su asiento.

- Cuídala unos segundos,- le dijo Abel simplemente a Jairo corriendo hacia el baño del autobus.

Jairo vio que ahora entre sus brazo tenía a una llorona Janeiro, como pudo la tranquilizo y se alegró de que cayera dormida tan fácilmente.

Mientras tanto en el baño Abel devolvía toda la cena en el inodoro y al final después de sentir que la mitad de él se había ido al jalar la cadena se sento en el piso turbulento... Tapándose la cara... Simplemente no podía pasar eso.

Se enjuago la boca y decidió volver a su asiento, al llegar a recoger a Janeiro la vio tan cómoda en los brazos de Jairo, y a su primo con una sonrisa en los labios.

- Si quieres puedo dejártela el resto del camino,- le dijo Abel con una sonrisa y luego viéndo la expresión de asco fingido de Jairo.

- Bueno, tenerla un rato más no será tan malo-.

Abel rió levemente y se sentó exhausto en el su asiento esperando lo peor.
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Al final llegaron a la central de camiones, tomaron un taxi, en el cual todos iban de lo más apretados y al final llegaron a la casa de los papás de Abel. Jairo siguióausente a sus tíos hacia una habitación vacía, solo con una cama en una esquina.

- Esta era la habitación de Abel antes de mudarse,- les dijo el papá de Abel ayudándoles a meter una maleta adentro de la habitación.

- ¿El ya no vive aquí?- Les pregunto algo sorprendido Jairo.

- Se mudo con Alex poco antes de tener a Janeiro, pero viene casi diario,- le dijo su tía y ella y su esposo salieron de la habitación,- cualquier cosa no duden en llamarnos-.

- Muchas gracias,- le dijo Joseph con una sonrisa.

Jairo solo les sonrió de lado y se tumbó en la cama sin cobijas, pensaba cerrar los ojos y dormir todo lo que no había dormido pero se olvidaba de algo muy importante. Caminó hacia su mochila y sacó un frasco muy lindo de color azules con detalles blancos, lo colocó alado de su cama en la mesita y lo contempló con melancolía. Su apreciasión distante hacia las cenizas de su abuela fue interrumpida por una mano sobre su hombro.

- ¿Todo bien?- Le pregunto Joseph.

- Podría ser mejor, pero si, todo bien-.

Los dos se recostaron en la cama, Joseph adolorido por haber dormido chueco en el camión y Jairo sin haber dormido nada.

- ¿Que quieres hacer después de esto?- Le preguntó Jairo a Joseph mirándolo con atención-.

- ¿Después de que?-.

- No viviremos aquí siempre, en cuanto se rente la casa de mi abuela podríamos volver a vivir en nuestra ciudad, claro en un casa más pequeña, y tendríamos un trabajo de medio tiempo, o yo que se,- dejo de parlotear Jairo.

- No quiero,- le respondió Joseph sintiéndose morir por el dolor que le provocaba su cuerpo.

- ¿Entonces que quieres hacer?-.

- Quiero viajar,- le respondió simplemente.

Jairo se quedo algo sorprendido pero igual sonrió acercándose hacia Joseph para abrazarlo.

- Como tu quieras, si quieres viajar, viajaremos, a donde sea el tiempo que sea-.

- No me mal interpretes, extrañaré mucho a Renoir y a todos,- hablo esta vez Joseph con un tono triste,- pero no se cuanto viviré, y no quiero pasar mi vida encadenado a una vida monótona.

- Yo me encargaré de que tengas la mejor vida de todas,- lo abrazo protectóramente Jairo acariciándo su cabello,- mi único propósito en esta vida será hacerte feliz-.

A penas termino de decir eso cayó dormido sin que nada pudiera despertarlo dentro de las próximas horas.
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Abel salió de su casa con la escusa de ir a comprar unas cosas y demás, acababan de regresar de casa de sus padres y ahora se dirigía a resolver una duda que le carcomía por dentro. Llegó a la farmacia, compró algunas cosas, pagó y se fue derecho a su casa, la farmacia no quedaba muy lejos, así que en cuestión de 5 minutos ya estaba de vuelta.

- Volví,- dijo levantándo levemente la voz.

- Te esperamos arriba,- le respondió Alex con la risita de Janeiro de fondo.

Abel sonrió enternecido y fue al baño de la planta baja, rápidamente leyó las instrucciones de la prueba de embarazo. De acuerdo, un tubo extraño hacer pipi, aún era de mañana, las 11:00 a.m, así que supuso no habría problema.
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Alex estaba sentado en el suelo jugando con Janeiro a la pelota, básicamente consistía en que Janeiro se llevaba su pelota de tela a la boca, se la embarraba en el rostro a Alex, ella reía, luego Alex la alzaba sobre su cabeza provocando que ella riera más, dejarla en el suelo y así sucesivamente. Alex nunca había sido de las personas que suelen sonreír, pero con Janerio se la pasaba todo el rato con una sonrisa, y cuando jugaban no lograba evitar soltar alguna risita.

Pero pensando en otra cosa, hace poco menos de una hora que Abel había vuelto y no sabía nada sobre él. Alex decidió bajar a ver que pasaba, tomó a Jairo entre sus brazos y bajo las escaleras mientras Janeiro seguía babeando su pelota de tela. Revisó en la cocina, la sala, y nada, se dirigió hacia el baño y tocó la puerta con un poco de desconfiansa.

- ¿Abel?- Lo llamo Alex esperando respuesta.

Abel sostenía fuertemente en su mano aquel trozo de plástico con las dos rayitas de color rojo, se supone que uno cuando se da esas noticias debe de estar feliz, pero el simplemente no podía creerselo e incluso le daban ganas de llorar. Un segundo bebé.

Aunque le doliera admitirlo esto era mucho mejor que la primera vez que se enteró... Al menos ahora tenía una pareja estable, que no era su primo, y sobre todo, sabía que era posible lo que estaba pasando

- ¿Abel estas ahí dentro?-.

Escuchó de nuevo la voz de su novio y decidió armarse de valor y salir. Abrió la puerta y Alex lo miraba confundido, Abel no podía mirarlo a los ojos, así que simplemente le extendió la prueba de embarazo. Alex la tomó con su brazo libre y su rostro cambió de serio a un gesto de sorpresa total.

- ¿Estas...?-.

- Si,- le respondió simplemente Abel mirándo hacia el suelo.

Alex lo abrazo fuertemente con un quejido por parte de Janeiro ante el brusco movimiento, así duraron un muy buen rato.
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Jairo desearía en realidad no despertar nunca, se sentía demasiado cansado, anoche no pudo dormir en el puto camión, y su maldita idea de pasar la noche afuera del registro civíl los dejo completamente desvelados a el y a Joseph, quien aún dormía en sus brazos, así que no quizo molestarlo y contesto de forma rápida su celular.

- ¿Quién?- Contestó Jairo de forma algo cortante.

Inevitablemente Joseph también se despertó, al principio vio a Jairo con gesto de muerte al hablar por teléfono, pero luego notó que la expresión de Jairo pasaba a... ¿Felicidad? O algo parecido. Después de un rato colgó el teléfono y volteó a ver a Joseph con una sonrisa.

- ¿Quien era?- Le pregunto Joseph.

- Llamaron para preguntar sobre la renta de la casa, al parecer les interesa mucho y demás-.

- Bien,- sonrió también entusiasmado por la noticia.

- Nos tendríamos que ir mañana,- dijo de forma seca Jairo.

- Pero si acabamos de llegar,- le contesto algo decepsionado Joseph.

- Es que no me siento muy cómodo con la idea de tener que vivir en casa de mis tíos,- hablo con una mueca de disgusto Jairo,- y alguien dentro de unas semanas cumple dieziocho al fin, y después de eso podremos viajar a donde queramos en el mundo siendo vagabundos-.

- Ahora que lo pienso es un plan de vida algo extraño,- sonrió divertido Joseph.

- Eso no importa, la vida es para vivirse,- concluyo el tema Jairo dejando a Joseph con una amplia sonrisa.

- ¿Donde nos quedaremos?-.

- Bueno, podemos quedarnos un día en casa de Renoir, quizas haga algún berrinche, y luego alquilamos la casa y nos largamos a donde sea-.

- Podríamos aprovechar e incluso al fin hacer una fiesta de bodas digna-.

- Eres un jodido cursi Joseph,- sonrió enternecido Jairo disfrazando su sonrisa con una burlona,- ¿Sabes? Siento como si toda mi vida hubiera estado muerto, que a penas empiezo a vivir estando a tu lado-.

- Solo prométeme una cosa,- le dijo en tono serio Joseph,- el día en que muera no hagas ninguna estupides, promete que viviras y serás feliz sin mi-.

- Yo no...-.

- Por favor, prométemelo-.

- Esta bien tonto, prometo que cuando te mueras, echo indudable del cual no volveremos a hablar nunca, seguiré con lo que después sera una miseria de vida-.

- Bien, pudo haber sonado más sincero, pero me conformo,- sonrió Joseph levemente.

- Solo quiero seguir durmiendo, y ve preparándote porque mañana regresamos a esa ciudad de mierda-.

- Insisto en que deberíamos de quedarnos más tiempo-.

- Compréndeme, esta situación es jodidamente incómoda, y quiero rentar ya esa casa para ser independiente y hacer contigo lo que se nos de la gana-.

- Esta bien, aunque tu sobrina te extrañará,- sonrió melancolicamente Joseph,- sobre eso, hay algo que debo decirte-.

- ¿Que pasa?- Volteó a verlo directamente Jairo ya más tranquilo dejando el tema de la renta de lado.

- Digamos que eres demasiado estúpido y no te has dado cuenta de que Janeiro es...-.

Joseph estaba a punto de soltar toda la verdad cuando un fuerte grito se escuchó por toda la casa alarmándolos un poco. Ambos salieron de la cama y bajaron las escaleras de la casa y se encontraron con Abel y Alex en la entrada, la madre de Abel cubriéndose la boca con expresión de sorpresa y el papá de Abel también sorprendido pero con expresión seria.

- ¿Cuando?- Logró decir la madre de Abel.

- No lo se, a penas me he enterado hoy,- sonrió nervioso Abel y su sonrisa desapareció al voltear a ver a Jairo y Joseph al pie de la escalera.

- ¿Que mierda?- Dijo Jairo de forma que solo Joseph lo escuchara hablar.

Ambos estaban confundidos observando aquella misteriosa escena, Jairo algo molesto por haberse levantado de la cama y Joseph completamente curioso por saber que pasaba.

- Jairo, Joseph, Abel tiene que...- Logro decir su mamá pausadamente sin lograr terminar de hablar.

- Voy a tener otro hijo,- soltó de forma un tanto cansina volteándo hacia Joseph y Jairo.

La mamá de Abel soltó otro grito y abrazo a Abel fuertemente, Jairo y Joseph se voltearon a ver sorprendidos sin saber muy bien que decir ante todo eso.

- Muchas felicidades,- se digno a decirle Joseph a Abel y Alex con una sonrisa.

- Gracias,- le sonrió de vuelta Abel y Alex hizo lo mismo.

Jairo solo los miraba seriamente, y los únicos que lo notaron fueron Abel y Joseph. La mamá de Abel dijo algo sobre "preparár algo especial para la cena" y otras cosas que Jairo solo escuchaba pero no prestaba nada de atención, decidió subir de nuevo a su habitación, esperaba que Joseph lo siguiera, pero vio que se quedo al pie de la escalera.

- ¿No vienes?- Le preguntó Jairo unos escalones arriba de él.

- Solo voy a baño, en unos momentos subo-.

- De acuerdo,- le dijo Jairo y siguió su camino sin prestar mucha atención a lo que haría Joseph.

Joseph se dirigió hacia la sala donde estaban sentados Abel y Alex con Janeiro y sonrió al verlos a los tres de forma enternecida.

- Joseph...- Lo llamó Abel pero fue interrumpido.

- No pienso decirle a nadie la verdad sobre Janeiro, esta claro que no es lo moralemente correcto, pero supongo que decirle a Jairo sería algo que nos jodería a todos simplemente, así que ustedes dos pueden estar tranquilos-.

- Gracias,- le sonrió Abel quitándose un gran peso de encima con aquellas palabras.

- Y, mañana yo y Jairo saldremos de nuevo a nuestra ciudad,- dijo tímidamente Joseph.

- ¿Por qué?,- se sorprendió Abel levantándose de su asiento.

- Bueno, el y yo agradecemos mucho toda su ayuda pero, es lo mejor que regresemos a nuestra ciudad,- le contestó tímidamente Joseph.

- Ahora vuelvo, voy a hablar con él-.

Abel subió las escaleras hacia su antiguo cuarto y Joseph y Alex se quedaron solos en la sala con Janeiro.

- Es chistoso,- sonrió Joseph viendo a Abel desaparecer tras subir las escaleras.

- ¿El qué?,- le pregunto Alex desconsertado.

- Como fingen amarnos esos dos,- sonrió ahora de forma triste Joseph volteando a ver a su acompañante.

- No entiendo de que hablas,- le dijo Alex.

- Yo se que si, aunque supongo que vivir en una mentira no es tan malo, es después de todo lo mismo a lo que tu y Abel orillaron a Jairo, así que no te sientas tan mal con tu vida-.

Alex frunció el ceño disgustado y mejor volteó hacia otro extremo de la habitación ignorando competamente a Joseph.
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- ¿De verdad te vas mañana?-.

Jairo volteó atrás de el y vio a Abel en el marco de la puerta mirándolo con expresión triste.

- ¿Ya te lo ha dicho Joseph?,- le dijo Jairo y al ver que no tenía respuesta de Abel prosiguió,- nos quedaremos unos días en casa de un amigo y luego cuando juntemos el dinero empezaremos a viajar-.

- ¿Viajar?,- le preguntó algo confundido Abel.

- Si, pensabamos vivir viajando por el mundo, y... Decirle se escucha más estúpido de lo que es,- se río Jairo.

- Lo es,- respondió serio Abel aunque con el mismo gesto de tristeza,- ¿Por qué lo haces?-.

- Si lo que te atormenta es si lo hago por ti, no, no es así, no tiene nada que ver contigo-.

- ¿Y por qué te comportaste así cuando les di la noticia?-.

- ¿Oh, por qué será?,- le respondió Jairo dejando de darle la espalda y volteándolo a ver directamente,- simplemente no puede evitar disgustarme después de todo la idea-.

- ¿Entonces te vas de aquí por mi culpa después de todo?-.

- El y yo nos vamos solo porque si,- le contestó cortante Jairo sin separar la vista de las maletas.

- Nadie los esta corriendo, ¡No entiendo cual es la maldita prisa Jairo! ¿O es solo un capricho? ¿Un escape?- Le gritaba Abel totálmente molesto.

Jairo no pudo soportarlo más y acorraló a Abel contra la pared mirándolo de frente, sus manos sostenían las de él por encima de su cabeza. Pero a pesar de aquel brusco trato Abel no dijo nada.

- La prisa, es que tengo una pareja con una esperanza de vida que es una mierda... Y una persona a la cual una vez ame y me traicionó, y esa persona además es mi primo-.

Abel empezó a llorar queriéndo decirle todo, ¡Todo! Nunca lo engaño, nunca dejo de amarlo, Janeiro es su hija.

- Ambos merecemos ser felices con nuestras vidas, y tomar una desición sobre a donde ir y que hacer, pero una opción que no nos hará felices a niguno de los dos es estar juntos-, le dijo Jairo sintiéndo como se rompía su corazón-.

- Eso ya lo se, solo que es difícil, vivir en una felicidad obligada-.

- Lo se, uno es feliz, pero hay algo, y yo puedo vivir con ese "algo", porque amo a Joseph y quiero hacerlo feliz, ¿Tu amas a Alex cierto?-.

- Si,- contestó sin pensarlo Abel de forma calmada.

- Vendré siempre que pueda a visitarlos lo prometo,- le sonrió Joseph cálidamente, Abel extrañaba esa sonrisa.

- Tampoco te creas que me moriría sin ti,- le sonrió Abel calidamente ocasionando que Jairo riera levemente.

Esa noche aunque los papás de Abel trataron de convencerlos, en la mañana Jairo y Joseph se fueron hacia su ciudad. Abel y Alex fueron a una cita urgente con el médico y cada uno hizo su vida, se supone que feliz. En realidad si, fueron felices.
Notas finales:

Oh si, es triste la felicidad obligada... Pero eres feliz D':! Pero no (?) xD! Ya bueno basta de mis palurdeces.

 

Abel va a tener otro bebé O:! Y este si será de Alex... Y ni crean que Jairo se ha librado de saber la verdad x'D! Será triste, muy triste... Y dramático, no olviden el drama -u-!

 

Calculo que faltan como 5 o 6 capítulos para el final :'c! Y pues ya estoy encariñada con el fic, sera difícil el adiós.

 

Para los que siguen mi otro fic quiero decirles que odio ese fic x'D! Pero que por ustedes le daré su maldito final D:! xD

 

Gracias por leer :'3!! Es tan lindo saber que hay gente que lee esto.


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