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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Siento que quedo algo incompleto, pero bueno D':! En el próximo empieza todo el salseo aca bien ¡Acdnsajkncdsa! Y el desenlace y ¡Oh Dios mío! xD Solo dos capítulos más para el final.

 

Quiero decirles que mi mejor amiga en el universo paradójico empezó a leer mi fic :33! Y pues no tiene importancia, no más que la amo xD! Y soporta mis palurdeces P:

 

Y en cuanto a ustedes hermosos lectores, los amo también y cada una de mis letras es para ustedes con Amor.

 

Y pues ¿Que más? /: Disfruten mientras yo lloro porque el final se acerca ya (8)

Jairo esperaba a Janeiro afuera de su escuela, miraba el reloj varias veces impaciente hasta que a lo lejos pudo divisar su pequeña figura acercarse hacia él cargando una mochila que debía de ser de la mitad de su tamaño.

- ¡Hey!,- lo saludo de forma animada Janeiro.

- Hey,- sonrió Jairo mientras su hija le daba su mochila y Jairo la cargaba en su hombro,- ¿Cómo te fue hoy?,- le pregunto Jairo dándole la mano a su hija mientras ambos empezaban a caminar al mismo tiempo hacia la parada del camión.

- En el recreo Jenifer nos dijo que jugáramos a la mamá, y ella siempre es la mamá, me obligo a ser la hija y le dije que no quería, y ella dijo, no puedes ser nadie más, y yo dije, quiero ser la mamá, y ella me dijo, no porque yo soy la mamá, y le dije tu siempre eres la mamá es mi turno-.

Jairo sonrió ampliamente al escuchar a Janeiro hablando, además de parecerse tanto físicamente ambos tenían el mismo carácter arrogante, cínico y prepotente, aunque claro, Janeiro mucho menos que Jairo, por su edad o por su educación, en realidad no lo sabía.

- Así que al final la empuje a la arena y ella lloro y fue a acusarme con la maestra-.

- Bueno, no debiste hacer eso,- le dijo Jairo con una mueca de disgusto mientras ambos subían al autobús.

- Aquí tienes el reporte,- le dijo Janeiro sin inmutarse una vez que estuvieron sentados en sus asientos del autobús.

- A Abel no le va a gustar esto,- suspiro Jairo sabiendo que era el segundo reporte que le enviaban a Janeiro.

- ¿Mi mami se enojará otra vez contigo?,- le preguntó Janeiro preocupada.

- Si pequeña,- le sonrió con tristeza Jairo.

- ¿Por qué? Si a sido mi culpa el reporte,- le dijo Janeiro dejando de ver por la ventana del autobús para voltear hacia Jairo.

- Bueno, el piensa que soy un mal ejemplo y quizás sea verdad,- le dijo Jairo sonriéndole a Janeiro para no preocuparla.

- No eres un mal ejemplo, eres el ejemplo más divertido que conozco,- le sonrió Janeiro de forma entusiasta contagiándole la sonrisa a Jairo.

Se bajaron del autobús a unas cuadras del departamento, Jairo vivía en el séptimo piso, no había elevadores y Janeiro cómo siempre, termino por convencer a Jairo de que la cargara hasta su destino. Jairo abrió la puerta y ambos entraron. Janeiro fue directo a la sala a encender la televisión como siempre lo hacia, veía su programa favorito mientras Jairo preparaba la comida.

- Lávate las manos y ven a comer,- le dijo Jairo después de un rato.

Janeiro se levantó de mala gana de la alfombra de la sala y fue hacia lavarse las manos utilizando la pequeña escalera de dos peldaños para alcanzar el lavabo. Fue hacia la cocina y se sentó en la pequeña barra trepando la alta silla donde se sentaba enfrente de Jairo.

- No me gusta la sopa de verdura,- le empujo el plato a Jairo mientras este a penas tomaba una cucharada de su plato.

- No seas malcriada, come,- le dijo Jairo devolviéndole su plato a su lugar.

- Antes no me servías estas cosas, mi mamá y mi papá tienen la culpa,- le dijo haciendo un puchero y revolviendo de mala gana la sopa.

- Tus papás tienen razón, debo de dejar de darte comida basura, no te serviré helado si no te la acabas-.

Janeiro con resignación empezó a tomar cucharada tras cucharada de su plato mientras veía de reojo a su tío con expresión de disgusto. Janeiro no entendía muchas cosas, no sabía porque su hermano Leo no la acompañaba a ir al departamento de su tío, tampoco entendía porque cuando se lo pregunto a su tío "tío, ¿Puede venir Leo la próxima vez?", Jairo se quedo callado y le dijo que le preguntara a sus padres... Tampoco entendió porque Abel giro los ojos y le dijo que de seguro Leo se aburriría... Janeiro no entendía porque sus papás hablaban tan mal de su tío y aún así la dejaban ir con él, para ella su tío era además la persona más genial del mundo... "¡Del universo!"

- ¡Acabé!,- dijo Janeiro lanzando su cuchara a su plato mientras saltaba de su silla para ir por su mochila.

- ¿Que te dejaron de tarea?,- le pregunto Jairo mientras llevaba los platos al fregadero.

- ¿Qué?,- le pregunto Janeiro mientras movía con ansiedad los volúmenes de su aparato para los oídos.

- No lo muevas,- la reprendió Jairo mientras se acercaba hacia ella,- ya te a dicho Abel que puedes descomponérlo,- Jairo se hincó enfrente de ella y le quito su aparato con delicadeza,- no tiene batería,- se dijo a si mismo sabiendo que Janeiro no lo escuchaba.

Con lenguaje de señas Jairo le dijo que se pusiera a hacer la tarea mientras él buscaba baterías nuevas. Janeiro solo asintió y se fue a la sala con sus libros. En el transcurso de dos meses aproximadamente Jairo había aprendido lenguaje de señas en internet, se sorprendía de lo rápido que lo había aprendido, fue entonces una señal más de que Janeiro cada día era más importante para él.

Al final del día ambos terminaron viendo una película, "Bichos", Janeiro no se cansaba de verla y Jairo, después de la quinta vez ya se quedaba dormido a mitad de la película.

- ¡Oye! Te pierdes la mejor parte,- le grito Janeiro dándole un golpecito en la mejilla a Jairo.

Este abrió los ojos con pesadez para ver cómo los hormigas eran invadidas por los saltamontes. La tranquilidad de ambos fue interrumpida cuando el timbre sonó. Jairo se levantó de mal humor sabiendo de quien se trataba, nadie más iba a su apartamento.

Jairo le abrió la puerta a Abel y ambos se miraron con seriedad, una seriedad tranquila y algo desafiante por parte de Abel, y una seriedad de disgusto por parte de Jairo.

- Se que te dije que pasaría por ella más tarde, pero tendré cirugía mañana y quiero regresar temprano a la casa,- le dijo Abel de forma seca.

- Podría haberse quedado a dormir,- le dijo Jairo con una sonrisa burlona.

- Sí, claro,- Abel puso los ojos en blanco ante la sugerencia.

- ¡Mami! Aún no me quiero ir, ya casi acaba la película.

Abel la miro con resignación viendo lo entusiasmada que estaba.

- Al menos pasa a esperar a que ella acabe,- le dijo Jairo abriendo las puertas para que Abel pasara.

Abel no muy convencido entro en el apartamento y se sentó en una de las sillas de la cocina que estaban enfrente de la barra.

- ¿Te ofrezco algo?,- le dijo Jairo mientras el iba hacia el refrigerador.

- No, gracias,- le dijo Abel mientras volteaba su silla para ver a Janeiro,- me hablaron de la escuela, ya me dijeron sobre el reporte-.

- Tampoco es como si yo te lo fuera a ocultar,- se defendió Jairo sabiendo hacia donde iba todo eso.

- Desde que viene contigo a tenido dos reportes por mala conducta en la escuela-.

- No puedes echarme la culpa, no fui yo quien la a educado todos estos años-.

- No, pero has querido intervenir, así que ahora también es tu responsabilidad-.

- ¡Ya acabo!,- gritó Janeiro desde la sala mientras recogía sus libretas y las guardaba en la mochila.

Abel se levantó de su asiento y fue hacia Janeiro para cargar su mochila y ambos se dirigieron a la salida seguidos por Jairo.

- Mañana no podre traerla,- dijo Abel volteando a ver a su primo,- y Alex quiere aprovechar su día libre con sus hijos, así que...-.

- Si ya entendí,- rodó los ojos Jairo,- adiós pequeño monstruo,- se resigno e hizo su mejor sonrisa para Janeiro.

- Adiós gran monstruo,- le dijo su sobrina mientras se giraba para irse.

- Adiós Jairo,- le dijo Abel de forma seria.

- Adiós,- le dijo simplemente Jairo mientras cerraba la puerta.

Ahora ya no había nada, silencio. Fue a la sala y recogió los vasos con resto de helado, los créditos de la película avanzaban en esa improvisada sala con sillones de segunda mano. Fue a la cocina y dejo los vasos en el fregadero, no quiso ni mirar el refrigerados, ese cofre inútil solo estaba lleno cuando iba Janeiro de visita, los viernes, sábados y algún domingo.

Fue con tristeza hacia su habitación, solo había dos habitaciones, una era de él, y otra de Janeiro, aunque ella en realidad nunca había dormido ahí. Y ahora que Jairo lo pensaba, esa habitación, con esa cama eternamente ausente, lo hacia sentir aún más solo. Sin querer hacer nada más se tiró sobre su cama. En la pequeña mesa de noche tenía una foto que se había tomado con Joseph y con Janeiro hace mucho, Janeiro a penas tenía 4 años. No recordaba que la tenía hasta que empezó a husmear hace unas semanas en las maletas de Joseph.

Jairo podría haberse quedado horas sin hacer nada más que estar ahí viendo esa foto, pero su celular empezó a sonar desde el bolsillo de su pantalón. Se sorprendió ya que nunca nadie la hablaba.

- ¿Hola?,- contestó Jairo sin revisar muy bien de quien se trataba.

- Hola, soy Renoir-.

Una alegre sonrisa se expandió por el rostro de Jairo, le agradaba recibir llamadas de sus amigos estando tan lejos de ellos.

- ¿Y a que se debe tu llamada?,- le pregunto Jairo aún tirado en su cama.

- Bueno, tengo vacaciones esta semana, y no me has presentado a tu, según tú adorable hija-.

- ¿Me estas diciendo que quieres venir a visitarme?,- sonrió Jairo a través de la línea, la verdad es que a pesar de pasar 3 días de la semana con Janeiro se sentía demasiado solo.

- Si claro, me gustaría ir a verte en tu estilo papá-.

Jairo distinguió el tono burlón de Renoir, pero eso lo hizo soltar una pequeña risita, le daría mucha pena que una persona como Renoir que lo había visto a él toda su vida como "el cabrón al que nada le importa ni una mierda el mundo", de repente ser tan cariñoso y responsable con su hija.

- Esta bien, ven aquí y pasamos el fin de semana con Janeiro, aunque te recuerdo que para ella yo soy tu tío, no su padre-.

- Lo se, lo se,- le dijo Renoir,- bueno, tengo que colgar, te hablo el domingo para ponernos de acuerdo-.

- Esta bien, adiós,- le colgó el teléfono Jairo.

Estaba muy emocionado por la visita de Renoir, le ayudaría bastante a lidiar con su soledad, la verdad a pesar de querer, amar, tanto a Janeiro, seguía extrañando a Joseph. Ante la simple mención mental de Joseph el corazón de Jairo se aceleró y una sonrisa melancólica atravesó su rostro. No le gustaba extrañar a Joseph, era demasiado doloroso cómo para soportarlo.

Prefirió irse a dormir antes de que el cajón de los recuerdos lo abatiera más de lo que yo estaba. Pero inevitablemente paso la noche en vela dando vueltas en su cama hasta conciliar el sueño.
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- No pueden prohibirme ver a mi tío, el no hace nada malo,- se defendió Janeiro mientras daba una cucharada a su cereal.

- Desde que vas con el hemos recibido dos reportes de la escuela y tus maestras se quejan por tu comportamiento,- Abel de forma calmada mientras Alex veía la televisión con Leo.

- Mi mal comportamiento es porque todos son unos idiotas,- concluyo Janeiro mientras se quitaba su aparato para los oídos y se iba a su habitación.

- Yo voy,- dijo Alex mientras Leo se dirijia hacia Abel.

- ¿Mami porque Janeiro es tan rara?,- le pregunto este mientras Abel sonreía y lo alzaba para sentarlo en sus piernas.

- Supongo que le viene de familia,- dijo Abel dejando a Leo igual de confundido.

Alex entro al cuarto de Janeiro con lentitud, esta le daba la espalda a la puerta, y sin su aparato para los oídos, le dio la oportunidad perfecta a Alex para llegar por atrás y abrazarla.

- Suéltame,- rió Janeiro mientras sentía sus pies elevarse del suelo.

Alex sonreía divertido mientras su hija pataleaba entre risas, hasta que ambos se cansaron y la deposito de nuevo en su cama.

- "Pequeña grosera, ¿Quien te crees para hablarle así a tus padres?",- le dijo Alex en lenguaje de señas mientras Janeiro se incorporaba en su cama para contestarle.

- "Mi mami no quiere que yo vea a mi tío, no entiendo porque, ¿Acaso piensa que lo quiero más a él?"-.

Las manos de Alex se encogieron entre si sin saber muy bien que contestar.

- "Tu mami solo se preocupa por ti, y a mi también me preocupa tu comportamiento",- Alex siempre que sabía que Janeiro iba a casa de Jairo se sentía... ¿Mal? Quizás Abel no sintiera que Janeiro quería más a Jairo que a él, Alex era el que tenía el temor de ser reemplazado por el padre biológico de su hija.

Janeiro solo sonrió y abrazo a su papá rodeando su cuello, para luego separarse y darle un beso en la mejilla.

- Yo siempre voy a quererte a ti papi, por sobre todas las cosas, incluso por sobre el helado de fresa,- le dijo Jairo con su voz.

Alex no se sorprendió de que Janeiro interpretara tan fácil sus pensamientos, ella solía hacer ese tipo de cosas, ambos siempre habían estado muy unidos. De hecho, Alex aveces dudaba de si en realidad no era su hija biológica.

- "Lo se",- terminó por decirle Alex mientras le daba un beso en la frente a su hija y salía de la habitación.

Al salir, pudo ver en el marco de la puerta a Abel que le sonreía.

- Ya hable con ella, no te preocupes,- le sonrió Alex mientras caminaba hacia Abel para abrazarlo.

- ¿Que le dijiste?,- le pregunto Abel mientras sentía sus brazos rodearla.

- Que solo estamos preocupados por su comportamiento, y ella me pregunto si tu creías que ella quería más a Jairo que a ti-.

Abel rió levemente algo melancólico, desde hace dos meses su mente no estaba en calma, desde hace dos meses cuando Jairo apareció en la puerta de su casa.

"- Vengo a reclamar a mi hija,- le dijo Jairo con una media sonrisa,- ¿Que tienes que decir al respecto, niño travieso?-.

Nada lo podía preparar tampoco para eso.

Sin pensarlo dos veces Abel lo empujo hacia a la calle y fue tras de él, lo que menos quería era su que madre a esas alturas se enterara de que Janeiro era hija de Jairo.

- Ahora no es el momento por favor,- le dijo Abel llevándolo a un baldío alado de la casa.

- ¿Y cuando lo será? ¿Debo esperar otros 7 malditos años?,- le dijo Jairo son severidad observando divertido el nerviosismo de Abel.

- Mi mamá esta de visita,- le interrumpió Abel dejando callado a Jairo,- ¿Acaso quieres que ella se entere de todo esto?-.

- La iba a ver después de navidad a mi tia, pero huí ante la noticia que me dio tu querida suegra,- sonrió de forma burlona Jairo,- todo esto es tu culpa, tarde o temprano debías de afrontar las consecuencias-.

- Me pones como el malo de la historia Jairo-.

- ¿Entonces que eres? Porque no querido primo, no eres ni de cerca el buenachon protagonista-.

- Tu no entiendes,- le dijo Abel bajando la mirada.

- Y no quiero entenderlo, solo...,- Se detuvo Jairo buscando las palabras adecuadas,- solo quiero verla-.

Abel alzó la mirada al instante de forma algo desafiante.

- Ni creerás que le dirás que eres su padre-.

- Y tampoco quiero hacerlo, lo único que te pido es verla-.

Abel guardo silencio unos segundos, un minuto quizás. Sabía muy bien lo que pasaría si eso ocurría, si permitía que Jairo viera a Janeiro, entonces todos los motivos por los que había decidido separarse de Jairo cuando ambos eran unos adolescentes habrían desaparecido. Y consecuente quizás... ¿Los motivos para no estar a su lado?

- No, no quiero que la veas,- le dijo de manera cortante Jairo.

- Bueno, estaba preparado para esa respuesta,- sonrió aún más Jairo,- si no me dejas verla me veré en la necesidad de decirles a todos, que tu bella familia es una vil farsa, que Janeiro es mi hija, e incluso me veré en la necesidad de ir ante la justicia, y créeme cuando te digo, que tengo motivos para demandarte,- le hablo Jairo de forma fría y calculadora, fuera de contraste con su sonrisa.

Abel palideció, y lo que más deseaba en ese momento era simplemente gritar y taparse los oídos.

- No les harías esto...,- hablo Abel tomando valor en el borde de la desesperación,- no le harías eso a mi familia, a mi esposo, a mis hijos,- recurrió Abel al soborno sentimental.

- Te recuerdo que uno de tus hijos, es mi hija-.

- Ella nunca será tu hija,- le dijo Abel perdiendo la paciencia cada vez más.

- Gracias a ti no, nunca lo será,- le dijo esta vez de forma dolida Jairo,- creó que debes de saber algunas, que te harán entender que querer ver a Janeiro no es solo un capricho mío, es un derecho, un derecho que me es más que merecido,- tomó una pequeña pausa Jairo para continuar,- nunca luche por ti, porque me decía "tendrá un hijo con ese bastardo, no puedo interferir en esa felicidad", así que busque mi propia felicidad con Joseph, y ahora el se ha ido. Tu me orillaste a una felicidad efímera desde el inicio, a una vida condenada a ser melancólica, mientras tu jugabas a la casita con Alex burlándote de mi estupidez. ¿Que hacia yo mientras tu eras feliz? Esperar la inevitable muerte temprana de Joseph, se resigno a nunca tener una familia ni un futuro con él. Así que Abel, creó que es tu compromiso moral y ético, al menos permitirme querer a mi propia hija-."

Al final Abel había aceptado, habían llegado a ese acuerdo: Los viernes y sábados, Janeiro podría ir a verlo.

- No quiero seguir así,- le dijo al fin Abel después de un largo silencio en el que ambos habían aprovechado para entrar a su habitación y seguir la conversación.

- ¿Cómo?,- le pregunto Alex mientras se ponía su blusa de pijama y Abel ya descansaba sobre la cama.

- Teniendo que soportar que Janeiro vaya con Jairo-.

- Bueno debiste de haber pensado en que todo esto podría pasar algún día antes de haber hecho todo este lío,- le dijo Alex arrepintiéndose al momento de lo que había dicho.

- ¿Estas diciendo que todo es mi culpa?,- le pregunto Abel,- se sincero,- le rogó a su esposo al no recibir respuesta.

- Lo es,- le confeso al fin Alex con tono dolido.

- Bueno pues lo siento, lo siento mucho por haber elegido estar contigo y no con Jairo y por haberte elegido además para ser el padre de Janeiro,- le reclamo Abel empezando a enfadarse por todo ese asunto.

- Tu no me elegiste para ser el padre de Janeiro, solo querías un remplazo temporal para luego deshacerte de ella, si no fuera por mi, ella podría estar en un orfanato o en un sitio peor,- soltó Alex, de nuevo arrepintiéndose al instante por lo que dijo, después de todo ese era un tema que hace más de 7 años no se tocaba, todo lo relacionado con la relación de Abel y Jairo y demás era un tema tabú entre ellos.

- Vete, no quiero dormir hoy contigo,- le dijo de forma tranquila Abel, gracias a que contenía todo su enojo apretando sus puños y haciendo chocar sus dientes.

Alex se fue sin reclamarle si quiera, en realidad el tampoco tenía ganas de ver a Abel esa noche. Alex simplemente tomó una cobija y se fue a la sala en silencio. Una vez recostado en el sillón de la sala fue cuando se puso a pensar en lo tonto que había sido todo ese espectáculo de allí arriba. Pero algún día tenían que hablar sobre eso, aunque las cosas no hubieran salido tan bien. Habían tantas cosas que había olvidado, o más bien había preferido no pensarlas, las cosas empezaban a ser tan confusas.

Por su parte Abel estaba al borde de la histeria, el tampoco nunca había querido reflexionar sobre todas esas cosas. Siempre dio por sentado que Jairo nunca sabría la verdad y que el podría seguir viviendo en la mentira que había inventado para... ¿El bien de todos? En realidad ya ni eso estaba claro, ¿Ahora a quien beneficiaban sus mentiras? Pero la daga hecha de las palabras de Alex que más profundo lo había herido, fue haberle recordado a Abel que alguna vez pensó en dar en adopción a Janeiro, que esa había sido su primera opción para solucionarlo todo.

Si lo veía desde ese punto entonces haber hecho que Alex fuera el padre de Janeiro había sido lo mejor, al menos para ella. Pero si algo había que incluso estaba presente todos los días a pesar de todo, era el hecho de pensar que había forzado a Alex a vivir esa vida a su lado, eso quizás era lo que mas le dolía pensar, imaginar que la persona que amaba estaba a su lado porque inconscientemente para ambos esa había sido su atadura eterna entre ambos. Después de Janeiro había llegado Leo, y Abel nunca olvidará el día en que nació su hijo menor.
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Abel había quedado muy débil después de la cesárea, esa vez al menos había sido todo menos riesgoso que cuando nació Janeiro, simplemente estaba débil y se había quedado dormido después del parto. Pero cuando abrió los ojos nada lo preparaba para lo que vería.

Una sonrisa escapó por sus labios cuando vio ante él a Alex cargando a su nuevo hijo en sus brazos.

- Me alegra que despertaras,- le dijo Alex con una sonrisa tranquila despegando entonces por primera vez después de un buen rato los ojos de su hijo.

Abel le sonrió también y extendió los brazos para cargar a su hijo.

- Es niño,- le dijo Alex pasándoselo con mucho cuidad a Abel.

- Se parece mucho a ti,- sonrió divertido Abel al ver el cabello rubio opaco, del mismo tono que el de Alex, cómo una pequeña pelusa sobre la cabeza de su hijo.

- Tiene tus ojos, solo que ahora esta dormido-.

Un llanto invadió el cuarto, pero no era de su hijo recién nacido. Alex acercó la carreola hacia él para sacar de su interior a Janeiro y darle un biberón.

Era inevitable para Abel pensar en que ahora que había nacido su hijo Alex probablemente aborrecería a Janeiro, después de todo él era su hijo biológico y ella no. Ese pensamiento lo deprimía, aunque sabía a la perfección que eso no pasaría.

- Debes de estar feliz,- le dijo Abel de forma melancólica mientras veía como alimentaba a Janeiro.

- No me importa ¿Sabes? Ella también es mi hija, es tanto mi hija igual que Leo,- le dijo Alex adivinando los pensamientos de Abel.

- Leo,- repitió Abel, era tranquilizador escuchar de los propios labios de Alex aquellas palabras.

- ¿Te agrada?,- le pregunto Alex levantando la vista de los ojos grises de Janeiro para encontrarse con los verdes de su novio.

- Si,- se limitó a contestarle con una sonrisa y un rubor en sus mejillas.

Alex sonrió ante esa tierna imagen enfrente de él y volvió a mirar a Janeiro.

- A pesar de lo que pienses, y que deberías de dejar de pensar, estoy tan feliz con el nacimiento de Leo cómo el día en que nació Janeiro, tu y ellos son las personas que más amo en este mundo y ningún estúpido lazo sanguíneo o lo que sea cambiará eso-.
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Esa fue la última vez que se mencionó, y además de forma muy vaga, el hecho de que Janeiro no era hija de Alex. Pero sus vidas habían estado bien con ello hasta que llego Jairo reclamando a su hija.

Tanto Alex cómo Abel rondaban mentalmente una y otra vez todos esos acontecimientos sin poder encontrar en realidad la solución a sus problemas. Pero al final ambos llegaban sin querer y volviendo a esquivar la respuesta: Fue bueno mientras duró.
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- ¿Abel y tu están teniendo problemas?-.

Alex se giró para ver cómo Takeru tomaba asiento al lado de él en el jardín del hospital.

- Algo así, ¿Cómo lo sabes?,- le pregunto Alex recargándose en el tronco del árbol mirando hacia los floridos arbustos del jardín.

- El siempre te acompaña en tu tiempo libre aunque sea unos minutos, y hoy no lo veo por ningún lado,- le dijo Takeru.

- Pareciera cómo si me espiaras,- le contestó Alex volteando a verlo.

- Claro que no,- sonrió divertido Takeru, flexionó sus piernas y apoyó sus brazos sobre sus rodillas para colocar su barbilla en ellos,- eres mi amigo, supongo que solo me preocupo por ti,- dijo Takeru con pesadez.

- Bueno, gracias,- dudo un poco Alex para volver su mirada hacia los arbustos.

- Estas más serio que de costumbre, ¿Tan grave fue el problema?,- le pregunto preocupado Takeru.

- No lo se en realidad,- ni siquiera el sabía muy bien la gravedad del asunto.- ¿Recuerdas que te platique sobre el padre biológico de Janeiro?-.

- Si, es el primo de Abel,- le respondió Takeru sintiendo una sensación extraña al pensar en todo aquello.

- Mi madre fue un día a la casa a buscarme, no se para que, lo más probable que para ir a tratar de convencerme de que deje a Abel y Janeiro, cómo siempre que va a tratar de verme,- sonrió de forma triste Alex,- pero yo no estaba en casa, ni Abel, Jairo el primo de Abel estaba en casa y mi madre le a contado todo-.

- Woh,- dijo simplemente Takeru sin poder llegar a imaginarse la trama de todo aquel lío,- ¿Y que ha echo el primo de Abel?-.

- Bueno, al principio creímos que no haría nada, pero después de dos meses de ausencia ni señales de vida, llego a nuestra casa reclamando a Janeiro, y ahora lleva un mes de estar yendo los viernes por ella a la escuela y estar con ella los sábados-.

- ¿Y ella sabe que su tío es su padre?,- pregunto Takeru sin poder evitar pensar en ello.

- No, para ella sigue siendo su tío, incluso Jairo fue lo suficientemente elocuente cómo para establecer eso, al parecer el no busca ser su padre, solo convivir con ella-.

- Me sorprendente mucho esto, y también me sorprende que han pasado cómo tres meses y no me habías comentado nada de todo esto a pesar de ser, creó yo, tu mejor amigo,- le dijo con ironía Takeru.

- Claro que lo eres,- le dijo Alex ignorando el tono irónico en las palabras de su amigo provocando en este una sonrisa.

- Bueno y a todo esto, no me a quedado nada claro cómo fue que tu y Abel discutieron-.

- Bueno, ni a él ni a mi nos parece eso de que Jairo conviva con Janeiro, después de todo no es su hija, es nuestra, lo haya querido él o no, y anoche le dije a Abel que si quería evitarse todo esto, en primer lugar nunca se hubiera inventado la gran mentira de que Janeiro era mi hija-.

- ¿Entonces le reprochas a Abel el haberte elegido como el padre de su hija?-.

Alex guardo silencio unos momentos, conocía bien la respuesta, era un rotundo "no", pero explicar aquel "no", el porque no era un "si", y el porque a pesar de todo eso les había causado problemas a él y a Abel, ese era el verdadero problema.

- Yo amo a Janeiro, y la amaré siempre, ella es mi hija y no desearía que las cosas fueran de otra forma, lo que quizás me atormenta es el ser reemplazado por Jairo, tanto por Janeiro y tanto por Abel-.

- ¿De verdad crees que eso pasaría?,- le pregunto Takeru, a pesar de estar jodidamente enamorado de su mejor amigo no le deseaba la ruptura con su pareja de tantos años y "madre" de sus hijos.

- No lo se, aunque no me sorprendería que pasara, después de todo empezó eligiéndome cómo el padre de Janeiro cómo "un pequeño y temporal reemplazo" según él cuando éramos jóvenes, - le dijo totalmente serio Alex para después mirar su reloj.- Debo volver a urgencias, nos veremos luego-.

- Gracias,- le dijo Takeru en el tiempo en que Alex se levantaba del pasto para luego mirar algo confundido a su amigo,- digo, por tenerme la confianza de platicar sobre esto y así-.

- Nos vemos,- se despidió Alex con una sonrisa que fue suficiente recompensa para Takeru.
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Había sido una jornada algo difícil, así que para Alex era tranquilizante regresar a su casa. Antes de volver había buscado a Abel para llevarlo a casa, pero comprobó que se había regresado antes sin él.

Esperaba seguir en un absurdo conflicto con Abel sobre todo el asunto de Jairo, pero se sorprendió al ver a Abel acercarse hacia él con un boceto de intento de sonrisa en sus labios.

- Vayámonos a la capital,- le dijo Abel una vez enfrente de Alex,- Jairo nunca nos buscaría ahí-.

Notas finales:

¡Abel puto! ¿Por qué quieres irte así no más eh?... Cómo siempre yo si se, ustedes ño XD!

 

El siguiente capítulo va a estar lleno de cosas D:! La visita de Renoir, la mudanza a la capital, AlexxTakeru... Oh wait?! ¡¿Es correcto mencionarles esto ahora?! D:

 

Y bueno, propongo una actividad :33 Para darle un giro "interesante" a las notas de autor y los reviews, ustedes me mandan alguna preguntita en un review: desde que tipo de calzones uso xD! Alguna duda sobre el fic, sobre cómo nacio, la inspiración de los personajes o cualquier cosilla que quieran saber sobre su servidora y yo la contesto en una N/A con el nombre de la personita y la respuesta :33

 

Yo leo todos sus hermosos reviews, mañana me daré el tiempo de contestarles las letras que me dan.

 

¡Nos vemos en el siguiente!

 

 


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