Capítulo 3 “La tormenta comienza”…
Había llegado al famoso Colegio de Magia y Hechicería conocido como Hogwarts.
Pasada la cena, todos los alumnos se retiraron a sus respectivas torres.
Wólfram se levantó de improviso de la silla y se llevó de un ala a su esposo.
Más cayó la noche y el brillo de la luna era muy intenso.
Ambos extranjeros caminaban por esos oscuros pasillos sin tener la más remota idea de dónde ir.
Wólfram comenzó a abrir todas las puertas que se topaba, creyendo que era una especie de hotel medieval y que por lo tanto, debía estar todo listo. Un error de novato.
Encontró desde la cocina, aulas vacías, oficinas y cuadros que hablaban y murmuraban cuando pasaban. Fantasmas decapitados y extrañas estatuas.
Hasta que una voz los sacó de su mundo fantasmagórico.
La figura del príncipe de las serpientes les había salido al paso.
Con su mirada gélida, voz aterciopelada, caminar elegante, miraba con profundo odio al rubio Mazoku.
-Váyanse a su dormitorio- les dijo el ojigris con su perfecta máscara de indiferencia.
-¿Dónde están los dormitorios?- pregunta Yuuri, quien decide romper ese ambiente tenso entre ambos rubios.
Wólfram le miraba también con odio, creyendo que Draco era un rival potencial.
Para Draco, ese tipo con nombre de genio musical, era una gran molestia.
En el preciso momento en que unas venenosas palabras salieran de sus labios, Dumbledore apareció detrás de ellos, provocando un gran susto.
-Sus habitaciones están de este lado- dice con voz cansada, llevándose un caramelo de limón a la boca- los llevaré- dice dándoles la espalda y caminando lentamente.
Draco se quedó con los insultos en la garganta. Ya tendría la oportunidad de desquitarse.
Eso era en unos cuantos minutos más…
Retomó su camino al encuentro secreto de su amante… el niño-que-vivió. Sin embargo, más fue su asombro al toparse directamente con él, estrellándose.
-Mira por donde caminas cara-rajada- dice levantándose del suelo y sacudirse el polvo de su túnica.
-Saca tu horripilante zapato de mi túnica serpiente rastrera- responde sin desviar la mirada. Aguardando a que el rubio lo hiciera.
Más lo que hizo el príncipe de las serpientes, sacó a Harry de sus casillas… en vez de sacar el pie de su túnica, restregó más su zapato, dejándola marcada.
El moreno se molestó y empujó al rubio al suelo.
Eran como dos niños peleando por un caramelo. Hasta que Draco, logró sujetas ambas muñecas del moreno y frenar sus movimientos… sin previo aviso, le robó un apasionado beso.
Por los no tan oscuros pasillos, caminaban Wolfram, Yuuri y Dumbledore. El anciano había invocado un “lumus” y los cuadros reclamaban cuando pasaban por allí.
“Debe ser una varita linterna”- pensó el Maou, buscando el famoso botón de lo que parecía ser una simple rama.
-Aquí es- dice el anciano, deteniéndose frente a una puerta de madera- buenas noches- dice antes de que alguno de los dos hablara.
Yuuri abrió la puerta y al poner un pie adentro, se cayó. Por la escasa luz, no vio el escalón.
Wólfram invocó su conjuro de fuego y vieron que al final de la escalera, había otra puerta de madera.
Subieron con prisa los escalones y Yuuri volvió abrir la puerta de madera.
La habitación era como de las películas medievales.
Espaciosa, con la mesa de centro, donde había un gran candelabro con velas encendidas.
El dormitorio, una gran cama de dos plazas, unas sillas que simulaban ser un living y una mesa a otro costado con dos sillas frente a frente sería su comedor diario.
El pelinegro se sentó en la cama y Wolfram sacó las maletas de su bolsillo. Las dejó en el suelo y volvieron a su tamaño original.
Ese día había sido muy agitado para todos. Por esa noche, se colocaron sus respectivos pijamas y se acostaron.
Más, no pasaron ni 10 minutos y Wólfram atrajo el cuerpo de su ahora esposo a su lado.
Con su fría mano, le tomó el mentón y unieron sus labios en un profundo beso…
Nuevo Makoku…
Günter, Conrad y Gwendal se reunieron con Anissina, para hallar una solución a ese problema y traer de vuelta a los recién casados de quizás dónde.
-Lo que puedo hacer es revisar la memoria de la máquina del tiempo y ver dónde viajaron su Majestad y Wólfram- dice la científica con seriedad.
-Hazlo- dice Gwendal- arregla esa máquina para que podamos ir a buscarlos a ese otro mundo.
-Si vamos todos, ¿cómo regresaremos?- dice Conrad- alguien tiene que quedarse aquí- termina la frase y todos miran a Günter.
Antes de que el mayor reclamara, la puerta se abre. Una pequeña figura miraba a esos adultos con preocupación…
Entra Greta, la pequeña hija adoptada por Yuuri y Wólfram.
-Yuuri y Wólfram, ¿volverán?- pregunta, no pudiendo evitar derramar unas lágrimas.
-Volverán- dice Conrad a modo de consuelo.
Draco le dio a entender a Harry que era su pertenencia. Esa noche fue tremendamente posesivo y demandante, hasta el punto de dejarle sin fuerzas.
“Nadie toca o posa sus ojos sobre lo que es mío”- pensó el rubio sintiendo cómo una creciente ira se reflejaba la imagen del nuevo extranjero.
Algo parecido le pasaba a Wólfram. Era como limpiar a Yuuri de todas esas impuras miradas sobre lo que es de él.
Más apasionados y furiosos que nunca, no se imaginaron los problemas que tendrían más adelante…
Continuará…
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