Capitulo 19: debajo de la mascara…
El consejero abre la carta lentamente, comenzó a leer párrafo por párrafo, con cada línea que leía sus ojos más se abrían, al terminar de leerla arrugo el papel y comenzó a temblar…
No puede ser…-murmuro antes de abrir la puerta del cuarto y salir corriendo.
La carta decía:
Padre, cuando leas esto, el reino debería estar bajo ataque, si es así, por favor, espérame pronto estaré ahí para ayudarte…
Padre, debes de saber algo de mi madre, es un secreto que siempre te oculto, jamás te lo dijo, por que no tuvo nunca el valor, ella junto con cada generación de su familia, heredo un gran poder.
Ese poder le permitía ver hacia el otro mundo, la tierra de los muertos, mi madre era como un puente entre los muertos y los vivos, por eso muchas veces, se entero de cosas de nuestra familia, cosas que callo y guardo en su corazón.
Si, mi madre te oculto muchas cosas, cosas que yo no puedo contarte ahora, te las diré cuando pueda ver tu rostro, siempre me ha gustado decir las cosas a la cara, no por medio de un papel.
En fin, al punto, mi madre entre esos viajes al mundo de los muertos, se entero de algo sucedido hace muchos, muchos años, un hecho, que marco a nuestra familia, algo que pronto buscara venganza.
Por eso te pido que prepares, para lo que vendrá…
Se que nuestra relación jamás fue la más cordial de todas, apenas cruzamos palabra en toda nuestra vida juntos, pero aun así, eres mi padre y te quiero…
Voy hacer todo lo posible para protegerte tal y como lo hizo mi madre en vida, aunque tu no lo supieras…
Mi madre no murió de enfermedad, murió de cansancio, perdió su energía tratando de evitar que sus hijos y su esposo estuvieran protegidos, protegidos de la venganza de un ser que desde lo más profundo del infierno, espera ver la caída de aquellos que odia…
El don de mi madre, no era una bendición, como lo pensaba mi abuelo materno, lo se muy bien, por que yo herede ese don, se con lo que cargaba ella, se lo que es tener que vivir entre esos dos mundos, atrapado sin poder cambiar nada…
Lamento que esto este pasando… en verdad… lo lamento desde lo más profundo de mi ser…
Atte: tu hijo, el príncipe yugi…
Mi predicción no estaba equivocada…-murmura raia mientras corría hacia el cuarto donde descansaba el rey.
El consejero llego muy apurado al cuarto donde el rey era atendido, en ese momento de la puerta salía el médico de la familia. Quien su rostro mostraba una expresión de gran preocupación.
¿Le ha pasado algo a mi hermano?...-pregunta el consejero al ver la cara del médico
Me temo que si…-dice con un eje de tristeza- el rey perdió tanta sangre, que es difícil saber cuando despertará…
¿Qué quiere decir?...-el consejero traga en seco
Hay una posibilidad… de que su majestad no vuelva a despertar…-sentencia el doctor
*2 días después, en el puerto de Hatti*
En la popa del barco estaba pardo yugi, quien miraba como la embarcación se acercaba cada vez más a tierra, llevaba sobre el una capucha negra que tapaba su cabeza.
Su mirada amatista estaba fija en el castillo, en su interior su corazón estaba por salir de su pecho, el miedo de que lo inevitable hubiese pasado, hacía temblar sus piernas, pero no su determinación.
Salomón… pronto nos veremos…-susurra mientras sus ojos se tiñen de rojo en un parpadeo.
El barco encallo en el puerto, el primero en baja fue el príncipe, quien noto todo el alborotó de al gente, parecían asustados y algo nerviosos, en eso escucho a un pescadero hablar con un cliente, afino su oído para poder escuchar la platica que tenía.
¿Cómo ha dicho, el rey ha sido atacado por su propio hijo Haru?...-dice el cliente con los ojos como platos.
Si, nadie sabe la razón, solo se que entro al cuarto del trono y lo ataco sin más, no se como se encuentra el rey, pero me han contado… que puede que haya muerto…-dice el pescadero mientras suspiraba.
No…-murmura el menor sorprendido y alterado, sus pupilas se dilataron y cerró sus puños con suma fuerza hasta que estos sangraran.
Salomón…-dice entre dientes con rabia y odio contenido- pagaras por todo esto, ¡¡¡¡nadie le hace daño a mi familia!!!
El príncipe comenzó a correr como alma llevado por el diablo, en dirección hacia el castillo.
Encima de el, la luna se posa sobre su cabeza, su color de plata, poco a poco va cambiando, desde su punta, el color carmesí la va coloreando