Capitulo 2: un mal presagio…
La mañana llego, iluminando el cuarto del joven príncipe, el cual no había dormido ni un poco la otra noche, con sus maletas ya armadas, solo faltaba darse un baño para poder partir.
Sumergido hasta el cuello en su bañera, mirando al techo, aun más pensativo que la noche anterior, era lo mejor para su reino, ¿pero era lo mejor para una de sus hermanas?
Salio de la tina, se coloco sus ropas y joyería habitual, se sentó en el borde de su cama, mirando al suelo, junto a el sus maletas, su corazón latía a gran fuerza, tenia un mal presentimiento.
Un sabor amargo se forma en sus labios, trago saliva, algo no estaba bien, en ese viaje iba a pasar algo, su corazón estaba en su garganta, la respiración le costaba.
¿Qué me pasa?...
Piensa asustado el tricolor, su vista comenzó a ponerse borrosa, su respiración se vuelve más agitada, algo malo se estaba acercando eso era seguro para el, tocaron a su puerta, de inmediato el joven de mirada amatista trata de controlarse, da un suspiro y cierra sus ojos.
Dio un suspiro muy largo, tranquilizo sus sentidos, dio otro suspiro largo, normalizo sus latidos, no sabia con exactitud como, pero algo malo se avecinaba, volvieron a tocar a su puerta
Pase…-dice con su voz tranquila
Permiso…-pasa una esclava, la cual al ver a yugi, se sonroja- disculpe su majestad…..el barco esta a punto de partir….
Gracias sora…-le da una sonrisa a la esclava y se le queda mirando un rato, causando en ella un sonroje más notorio- ¿puedo pedirle un favor?
C-claro… lo que sea su majestad…-la esclava se sorprende al pedido del joven
Por favor...si algo llega a pasarle a mi reino mientras no estoy…-abre unos de los cajones de su cómoda déle esto a mi padre…-le da un sobre blanco.
¿Qué es esto su majestad?...-la joven mira con sorpresa y confusión
No puedo decirlo… te he dado esto sora… por que eres una persona de confianza- ese comentario hizo sonrojar a la joven.
Y no defraudare su confianza su majestad….-el da una sonrisa sincera aun muy sonrojada- haré lo que me pide…
Sabia que podía confiar en ti…-le da una sonrisa- diles a mis hermanas que bajo dentro de 10 minutos…
Como diga su majestad….-dice antes de irse del cuarto con sobre en manos,
El joven dio un suspiro largo, se encamino hasta su estantería de libros, miro cada libro, pero solo tomo uno, ese libro estaba mas retirado del resto, lo saco con cuidado pues era un libro que tenia siglos en su familia, algo curioso de aquel libro era el hecho de que no tenia titulo.
Por los años el titulo del libro fue borrado poco a poco, el tricolor dio un soplo al la portada haciendo volar el polvo de ella, lo abrió y leyó la primera pagina.
“la oscuridad abunda en cada rincón, en mis ojos están las muertes de aquellos inocentes… me siento culpable… cada vez que me veo al espejo, no puedo evitar recodar todos mis pecados… ahora que estoy al final de mi vida… contaré los secretos y pecados que he hecho…y he visto…”
Cerró el libro, abrió una de sus maletas, lo guardo con cuido en ella, tomo las dos maletas y se fue de el cuarto.
Cargando ambas maletas el joven príncipe llego al puerto, uno de los sirvientes le ofreció llevarlas y el encantado se las dio, a lo lejos pudo divisar a sus tres hermanas, aiko, akane y hanako, las cuales lo miraban con cierta tristeza.
Akane era una joven de 17 años, pelo rubio como el sol, ojos avellana, piel blanca, llevaba un vestido azul cielo, de escote en V, usaba en su cabeza una tiara de plata y un hermoso collar de plata con diamantes azules incrustados.
Hanako tenia apenas 16 años, de un hermoso cabello negro liso, ojos avellana, piel blanca, usaba un vestido rosado, con escote en su espalda, usaba una tiara de oro puro en su cabeza y en su muñeca varias pulseras de oro.
El príncipe se acerco a sus hermanas, sin dudarlo, abrazo a sus tres hermanas,
Ellas solo pudieron correspóndele el abrazo, no necesitaban palabras, les bastaba con estar juntos, nada más
Los 4 abordaron el barco, el barco partió sin complicaciones, el joven príncipe esta en la popa del barco recargado en la baranda, mirando como las olas del mar golpeaban el barco, mirando las aguas moverse, perdido en lo más profundo de su mente.
Hermano…-llamo una voz detrás de el, voltea y ve a su hermana akane, la cual tenia una mirada triste y melancólica.
Akane…¿Qué sucede?...-trata de acercase a su hermana, pero esta se tira en su pecho y comienza a llorar, esté comprende y solo la abraza lo mas fuerte que puede.
¡Se que es lo mejor para todos, para mantener paz en nuestro reino, pero….!!...-solloza con fuerza en el pecho de su hermana, él solamente calla y le acaricia sus cabellos rubios.
Lo lamento tanto hermana, lo lamento…-derramo una lágrima y esta cayo en el pelo de su hermana- no importa si te escogen a ti o a aiko, o a hanako, no importa si están en Egipto o Hatti….siempre las cuidaré aun estando lejos…-le da un beso un la frente
Hermano, gracias…-murmura la joven mientras se acurruca en el pecho del chico, una sonrisa se curva en sus labios rosados mientras siente el calor de su amado hermano menor.
Se quedaron así un rato abrazados, pero pronto tuvieron que separarse, yugi solo le regalo un a sonrisa y le dio un último beso en la mejilla, la joven se retiro a al camarote donde dormía.
El joven príncipe poco después también se fue a su camarote, cuando entro lo primero que hizo fue caer pesadamente sobre la cama y mirar al vacío.
Otra noche sin dormir para el joven de mirada amatista, así pasaron otras tres noches, sin poder dormir, ya las ojeras eran notorias debajo de sus ojos, pero aunque lo intentara su sueño no llegaba.
Su mente estaba con sus hermanas y el destino que una de ella iba a llevar, el día tan temido por yugi llego, el barco ya estaba en aguas egipcias, el joven príncipe estaba en la cubierta del barco viendo como estaba a punto de llegar a costa del gran imperio egipcio.
Sus tres hermanas lo acompañaban, cada una con una mirada triste pero fuertes para enfrentar cualquier circunstancia, el barco encalla en el puerto, los primeros en bajar son los 4 hermanos, los cuales fueron recibidos por una joven.
Egipto les da la bienvenida…-dice aquella joven de piel morena y ojos azules, vestida una túnica color crema y unas cuantas joyas- soy mana y yo voy a llevarlos al palacio de mi faraón…