Capitulo 3: el hijo menor…
Egipto es uno de los imperios más poderos de aquella época, un ejército poderoso, abundante en recursos y un gran comercio, el faraón vigente lo sabía bien, orgulloso de cómo su imperio crecía.
El faraón atem, el joven heredo que ascendió al trono apenas a sus 14 años, ahora con 19 era unos de los gobernantes de más influencia, pero como todo faraón, hay que sentar cabeza, era momento de que tuviera un hijo para poder pasar la corona.
El problema….
Es que al joven faraón, no tenía ni la más mínima intención de casarse o buscar prometida, así la responsabilidad caía en hombros de su consejero, el cual todas las semanas le mostraba al faraón las mujeres más hermosas de todo el río Nilo.
Pero…
Siempre el faraón las rechazaba como si no fueran la gran cosa y seguía tranquilamente con su vida, miles de mujeres de las más bellas y exóticas no hicieron ni inmutar al gobernante de Egipto.
El consejero, más que harto de actitud caprichosa de su faraón, busco otras opciones, en eso recordó un viejo pacto de paz que tenia su familia con un pequeño reino llamado Hatti, el cual aunque no era muy poderoso, poseía un ejército con hombres fuertes, aquel pacto consistía que una de las hijas del faraón se casara con el rey de Hatti para forjar un pacto entre ambos reinos.
Y si mal no recordaba, aquel matrimonio dio 5 hijos, los cuales tres eran mujeres, el consejero después de pensarlo un rato, le llego la idea, habían pasado ya 20 años desde ese acuerdo de paz, ya era hora de que Hatti devolviera algo al la familia real de Egipto ¿cierto?
El consejero le planto la idea a su (terco) faraón, el cual acepto pensando que era hora de que Hatti devolviera el favor, el mismo faraón envió el pergamino al rey, el cual no tuvo más remedio que aceptar (por el bien de su reino y el del mismo)
El día había llegado, atem, estaba sentado en su trono, algo fastidiado siendo honestos, esperando la llegada de las tres princesas, como era una ocasión especial el faraón vestía ropas elegantes.
Atem vestía una túnica de seda, color negro, llevaba un cinturón de oro, pulseras de oro, aretes del mismo material en cada oreja y claro su corona, una capa roja caía en su espalda, aquel atuendo hacia mucha justicia a sus ojos color rojo y a su hermosa piel morena.
Su majestad…-llamo su consejero que llego a al sala del trono, después de inclinar como es debido, se acerco a atem- se majestad, me ha informada que las princesas están por llegar…
De acuerdo diles que las espero aquí…-el tono de voz del faraón era uno muy distraído y algo aburrido, no le importaba mucho ese asunto.
Aaah por cierto…. viene acompañadas por su hermano…-menciona sin pensar
¿Su hermano, el príncipe haru?...-le pregunta curioso.
No, el hijo menor, el príncipe yugi….
¿Yugi?...-miro confuso su consejero- no había escuchado de el…
Parece que al rey de Hatti no le gusta hablar de su hijo menor….-comenta el consejero algo curioso.
A lo lejos del palacio, se acercaba a una gran velocidad, tirado por caballos, un hermoso carruaje, el cual traía consigo a las 3 hermosas princesas y a su hermano, el cual no perdía su cara de seriedad.
Por favor hermano quita esa cara…-pide su hermana hanako, la cual había notada la cara de pocos amigos de su hermano.
Perdóname hanako…sabes lo que pienso de esto…-dice tratando de dar una sonrisa a su hermana, pero sin éxito.
Lo se hermano…..pero haz un esfuerzo…-baja la mirada en señal de resignación.
Solo por ustedes trataré de estar tranquilo…-les dice mientras les daba una pequeña sonrisa.
El carruaje paro, los hermanos sintieron como si hubieran llegado a un tribunal, las puertas del carruaje se abrieron, hay estaba la morena quien les sonreía.
Hemos llegado…-dice mientras se aparta de la puerta.
Cada uno de los hermanos bajo del carruaje, yugi dando un largo suspiro miro al enorme castillo, aiko tomo la mano de este en señal de temor, el solo miro a su hermana y apretó con suma fuerza la mano de su hermana.
Mi faraón los espera en la sala del trono, seguidme por favor…-la morena les da la espalda y da comienzo a su caminata.
Los hermanos la siguieron, parecía que estaba por llegar a la orca, pues el miedo y los nervios era semejantes a los que uno tenia cuando su vida corría peligro, cada paso para ellos era la peor de las torturas, pues mientras más cerca estaban, más se acercaba el hecho de que solo 3 de los cuatro regresarían a su hogar.
Había llegado hasta una enorme puerta, detrás de esa puerta se encontraba el faraón, mana la amable joven que los había llevado hasta ahí los miro y con una sonrisa tierna pronunció las siguientes palabras.
Me temo que solo pueden pasar las 3 jóvenes, lo lamento caballero tiene que esperar aquí afuera…
¡NO!...-grito su hermana aiko- ¡no entraré sin mi hermano!!...
Aiko…-el joven la toma por los hombros- ve, yo estaré bien, ve por favor…
Pero…-su hermano la calla poniendo su dedo índice en sus labios, el tricolor le da un beso en la frente y la mira paternalmente.
Todo saldrá bien….acompaña a mis hermanas y se fuerte por mi, por ellas, por ti y por a Hatti…-le regala la mejor de sus sonrisas
De acuerdo hermano…- le da una sonrisa, voltea y mira a sus hermanas- vamos…-esta solo asiente, las tres se toman de las manos, la joven de piel morena les abre la puerta y ellas entran al cuarto.
Su hermano murmura antes de que sus hermanas entraran en aquel cuarto, un casi mudo “adiós”, la puerta se cerró y el joven solo miró, derramando silenciosamente una última lágrima.
Las tres jóvenes al entrar, lo primero que vieron fue al faraón, sentado en su trono, mirándolas con si no fueran la gran cosa, aun que las tres era muy bellas, no llamaban al atención del (terco) faraón.
El moreno se levanto de su trono y se les acerco, con una sonrisa amable se inclino ante ella y dijo en tono muy amable y tranquilo.
Soy el faraón atem, encantado en conocerlas princesas del reino de Hatti…-se endereza y les sonríe amablemente- ¿Cuáles son sus nombres?....
Soy la princesa aiko, tengo 18 años, soy la segunda en nacer, encantada en conocerlo…-se inclina ante el joven.
Yo soy la princesa akane, tengo 17 años, soy la tercera en nacer, encantada en conocerlo…-igualmente se inclina
Y yo soy la princesa hanako, tengo 16 años, soy la cuarta en nacer encantada en conocerlo…- imita a sus hermanas
Es un placer….-responde respetuosamente- si no tengo mal entendido, su hermano ha venido con ustedes ¿Por qué no ha pasado?...
Si, no lo han dejado pasar, la señorita mana nos dijo que solo nosotras podíamos pasar…-explica aiko con aire diplomático
Pues que pase, debe de acompañarlas… -las jóvenes se sorprenden anta las palabras del moreno- una de ustedes no lo volverá a ver en mucho tiempo, de seguro quieren que este a su lado este día…
El faraón hace una seña a uno de los guardias que estaba al lado de la puerta, este asiente y abre la puerta.
Caballero, puede pasar…-dice el guardia al joven príncipe que al escucharlo paso al cuarto.
El faraón junto con el consejero quedaron sumamente sorprendidos, aquel joven que acaba de entrar, era lo más hermoso que habían visto, con su mirada amatista, su piel pálida y sus labios de frambuesa, el gobernante de Egipto se sonrojo y para que mentirles su consejero también.
El joven príncipe miro con indiferencia al faraón, pero aun así, se inclino ante el y con gracia digna de un integrante de la familia real de Hatti dijo:
Soy el príncipe yugi, encantado en conocerlo su majestad….