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TE QUIERO A MI LADO (Camus-Milo-Zeus) por Kristal_de_Iris

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CAPITULO II.-

Milo era todavía un niño, pero sus escapadas ya eran famosas. Justamente volvia corriendo de una de ellas, porque se le había hecho tarde, rogando porque su maestro no se hubiese dado cuenta.
Cuando se paro a descansar, vio una imagen que lo acompañaría por el resto de su vida. En lo alto de un pequeño peñasco, se encontraba parado un hermoso niño de piel blanca, profundos ojos azules y cabellera larga, que contemplaba la salida del sol. Los rayos del amanecer lo bañaban por completo, dandole la apariencia de un dios.
Milo se quedó embobado ante esa visión y fue solo hasta que el niño se alejo del lugar, que se dio cuenta que estaba en riesgo de recibir un gran castigo, asi que volvió a correr en dirección al Templo deEscorpio, pero de nada le sirvió porque su maestro ya lo esperaba para darle un largo sermón y castigarlo haciendolo hacer flexiones durante toda la mañana sin parar.
Cuando llego la hora del almuerzo, Milo apenas y podía caminar hasta el comedor. Aioria lo recibió con una sonrisa, adivinando el motivo de su estado.
-¡No debiste tardar tanto!-le dijo, mientras comia su almuerzo
-¡Se me hizo tarde, además me distraje viendo a un ser divino!-respondió Milo con ensueño
-¿Un ser divino, y cómo era?-preguntó curioso Aioria
-Era…era..¡¡EL!!-exclamó apuntando al niño que salia del comedor
-¿Te refieres a Camus?-preguntó Aioria-¡Porque si es asi, pierdes tu tiempo amigo!
-¿Qué quieres decir?
-Camus es tan frío como el hielo, no habla con nadie, excepto con Saga y solo porque le enseña a pelear a mano limpia. Su maestro Kratos de Acuario, esta ocupado haciendo los preparativos para irse junto a Camus a Siberia, donde entrenara para ganar su armadura.
-¿Sabes si se irá pronto?-preguntó Milo
-¡No lo sé, lo más probable sea que si!-respondió Aioria
Milo, entonces comenzó a planear la manera de acercarse a ese hermoso niño, que lo había impactado como nadie.
Terminado el almuerzo, Milo se las arreglo para ecabullirse de la vigilancia de us maestro y comenzó a buscar a Camus, por todos lados. Al fin lo encontró en una de las areas de entrenamiento, junto a Saga, ambos se enfrentaban cuerpo a cuerpo.
Milo, respiró profundo, y decidió seguir su plan. Lo más seguro, es que después recibiría un buen castigo, pero para él, valía la pena. Se acercó con pasos seguros hasta ellos, llamando inmediatamente su atención, hizo una reverencia y dijo con toda la seriedad que pudo:
-Caballero dorado Saga de Géminis, el Patriarca Shión, me envió para decirle que necesita hablar con usted.
Saga lo miro desconfiado, pero si era un llamado del Patriarca no podía negarse.
-¡Camus sigue entrenando, volvere en cuanto pueda, pero si se hace tarde, quiero que te vayas directamente hasta el Templo de Acuario!-dijo Saga y Camus movió la cabeza afirmativamente como respuesta.
Saga comenzó a caminar y mientras se alejaba, escuchó una voz proveniente de su interior. “Quieres a Camus para ti, no lo niegues”. “¡Callate! Es todavía un niño” “Pero crecerá y se convertira en caballero.sin embargo nada te asegura que te haga caso. Solo si te conviertes en Patriarca del Santuario, tendrás el poder para tenerlo a tu lado” “Lo pensare”-respondió Saga a su subconsciente, mientras seguía su camino.
Entre tanto, Camus seguia con su entrenamiento y Milo lo observaba fijamente.
-¿No te cansas de entrenar?-preguntó Milo
-¿Y tu no te cansas de molestar?-respondió Camus, haciendo que Milo sonriera. Es cierto que no era la mejor manera de comenzar, pero al menos ya le hablaba.
-¡Yo podría enseñarte un par de cosas NI—O!-respondió Milo
-¿En serio y por qué no lo intentas y vemos quien es más niño?-le retó Camus
-De acuerdo y como soy muy bueno, dejare que des el primer golpe-dijo Milo, mientras se paraba firmemente y acercaba su rostro.
Camus no se hizo de rogar, asi que le dio un fuerte golpe en plena quijada. Milo cayó de espaldas por la brusquedad del golpe y notó como un pequeño hilito de sangre salia de sus labios. Camus se asustó, quería demostrarle a ese niño que él era alguien para respetar, pero se le había pasado la mano.
-Lo lamento-dijo Camus, mientras ayudaba a levantarse al otro chico
-No te preocupes, me lo tengo merecido-respondió-Me llamó Milo y tu?
-Camus-respondió con timidez
-Bueno Camus, ¿Qué te parece si vamos a dar un paseo?-preguntó alegremente Milo
-¡¿Y dejar el entrenamiento?!-exclamó horrorizado Camus
-¡Por supuesto! ¡No te preocupes, Saga tardara mucho regresando, debe ir hasta donde se encuentra el Patriarca y para eso debe subir las Doce Casas y esperar a que el Patriarca lo reciba! ¡Vamos no seas cobarde!-dijo Milo
-¡¡Cobarde!! ¡¡No permitire que me llames asi!!-grito Camus
-Entonces demuestrame que no lo eres y ven conmigo-dijo Milo, mientras le extendía la mano.
Camus lo dudo, jamás se había faltado a un entrenamiento, pero tampoco podía quedar como cobarde ante ese niño, asi que tomó su mano, para alegría de Milo, quien lo llevó al pueblo cercano del Santuario. Pasaron toda la tarde hiendo de un lado para otro y diviertiendose como nunca. Al final de la tarde se sentaron en uno de los bloques de columnas que habían por los alrededores, para mirar la puesta del sol.
-¡Entonces eres frances!-dijo alegremente Milo-¡Yo soy Griego!
-¡Sabes, te vi esta mañana mirando el amanecer!-continuo
-¡Si, quise verlo antes de que nos fueramos a Siberia!-contestó Camus
-¿Y cuando te vas?-preguntó Milo
-¡Mañana!-respondió triste Camus
-¡Tan pronto!-exclamó Milo, poniendose igualmente triste-¿Y cuando vuelves?
-¡No lo sé, tal vez en unos cuantos años!-respondió Camus
-¡Tendre que esperar tanto tiempo para verte de nuevo! ¡No es justo!-protestó Milo, pero al darse cuenta de la tristeza de Camus, se calmó-Al menos seguiremos siendo amigos ¿Verdad?
-¿Amigos?-repitió Camus, que jamás había tenido amigos y se alegro de saber que ya tenia uno-¡Por supuesto!-contestó con una hermosa sonrisa, que hizo latir el corazón de Milo a toda potencia.
Luego ambos regresaron a sus respectivos Templos, pero antes Milo le prometió a Camus que iría a despedirlo al puerto. Lamentablemente al llegar al Templo de Escorpio, Milo recibió el peor de sus castigos, por la broma que le había hecho a Saga. Al dia siguiente, su espalda le dolia terriblemente, por los azotes recibidos, pero había hecho una promesa y la cumpliría. Salió como pudo del Templo de Escorpio y se dirigió al Puerto, cuando llegó Camus ya se había embarcado y miraba tristemente la costa que se alejaba, pensando que Milo lo había engañado, cuando vio como Milo aparecía de la nada, corriendo por la costa, mientras agitaba sus manos en señal de despedida. Camus sonrió como pocas veces lo hacía y agito sus manos en señal de respuesta.
-Algun día volvere al Santuario, ya lo verás Milo-pensaba Camus mientras se despedía
-Te estare esperando Camus-pensaba Milo mientras se despedía de aquel niño que había conocido en tan poco tiempo, pero que también lo había impactado profundamente
Pasaron los años y Milo había conseguido convertirse en el Caballero Dorado de Escorpio, un día le dijeron que el Caballero de Acuario vendría a presentar sus respetos al nuevo Patriarca Arles, asi que se puso a esperar en las afueras del Santuario, la llegada de ese caballero, esperando que fuera aquel niño, que despidiera en la costa hace varios años atrás. Sus pensamientos estaban en ese día y tan absorto estaba que no se dio cuenta que una persona envuelta en una gran capa se acercaba a él. Cuando Milo se dio cuenta de su cercanía se puso en guardia.
-¿Quieres que te golpee otra vez Milo?-preguntó el de la capa
-¿Camus?-preguntó Milo al tiempo que bajaba su guardia y miraba como el sujeto se quitaba su capa y se mostraba de cuerpo completo. Era un apuesto joven de piel blanca, profundos ojos azules y cabellera larga, que caragaba un cofre doradoen su espalda- ¡Eres tu! ¡Sabia que tu eras el caballero de Acuario!-exclamó Milo, al tiempo que se lanzaba a abrazar a su amigo.
Camus le contestó el abrazó y junto a Milo llegó al Santuario. Conversaron de muchas cosas por el camino, más que todo acerca de lo que habían hecho en esos años. Lo más sobresaliente de todo era que Milo se había convertido en un Casanova y que tenía una gran colección de conquistas que variaban entre mujeres y varones.
Después de llegar al Templo de Acuario, que ahora le pertenecía e instalarse, se puso su armadura para presentarse ante el nuevo Patriarca, dejando maravillado a Milo en el acto. La belleza de Camus, no tenía comparación y Milo sintió nuevamente como su corazón volvia a latir con fuerza. Pero no fue el único impresionado, Arles lo recibió en el Salón del trono y le dio la bienvenida.”Te dije que crecería y se convertiría en caballero, ahora aprovecha tu puesto y tómalo, como siempre lo deseaste” dijo su voz interna “Si, pero no quiero hacerle daño” “Tonto, si no aprovechas, alguien te tomara la delantera”
Camus, paso los siguientes días acompañado de Milo, y mientras más tiempo pasaba a su lado, más sentía que estaba enamorado, pero no se atrevía a decir nada, por miedo al rechazo. Mientras tanto Milo, buscaba la forma de conquistar a Camus, que a pesar de andar siempre serio, sabia perfectamente que el frío que mostraba solo era en el exterior.
Arles, al enterarse de la amistad de Camus con Milo, decidió interferir, asi que llamó a Camus ante su presencia. El caballero de Acuario se hizo presente en el Gran Salón y con la rodilla en el suelo, escuchó lo que le ordenaban.
-¡Camus, quiero que entrenes a algunos aprendices a caballeros! ¡Como eres el único que sabe utilizar el hielo, eres el más indicado para ello! ¡Por eso partirás de inmediato a Siberia, en donde recibiras a tus pupilos!
Camus afirmo con la cabeza y haciendo una reverencia salió del Gran Salón. “Eres un tonto, como podrás tenerlo si lo mandas lejos” “Eso no importa, mientras este lejos de Milo”
Camus entre tanto, pensaba en su mala suerte y en como se lo diría a Milo. Lo peor era que Camus, tenia planeado declararle a Milo sus sentimientos. Comenzó a bajar los escalones en dirección a su Templo, pero cuando paso por el Templo de Piscis, vio como Afrodita y Milo, se besaban apasionadamente. Esta escena rompió su corazón al tiempo que hacia añicos sus esperanzas. Paso por ese templo a paso rapido y se dirigió al suyo propio. Mientras tanto Milo terminaba con el beso que Afrodita le daba.
-¡Afrodita, te dije que lo nuestro había terminado!-exclamó molestó Milo
-¿Estas seguro tesoro?-preguntó Afrodita con sensualidad
-¡Por supuesto que lo estoy!-contestó deshaciendo su abrazó
-¡No me digas que ya tienes a alguien en la mira!-dijo Afrodita
-¡Si y este es en serio!-contestó antes de salir del templo
Milo bajo rápidamente los escalones que faltaban hasta el Templo de Acuario, se había decidido, le hablaría a Camus de sus sentimientos, pero al llegar encontró a Camus con la maleta lista y el vestido con una gran capa.
-¿Camus, que sucede?-preguntó alarmado
-¡El Patriarca me ordenó entrenar a varios aprendices en Siberia, por eso me voy!-contestó Camus
-Pero…pero…-intentó decir Milo
-Gracias tu amistad y tu compañía Milo y adiós-se despidió Camus y salió de su templo, mientras pensaba “Espero que seas feliz a lado de Afrodita”
Milo se quedo estatico, no podía creer que en tan solo unos pocos momentos había vuelto a perder a Camus
Pasaron unos cuantos años más y la batalla de las Doce Casas se avecinaba. Todos los caballeros dorados fueron convocados para proteger sus respectivos templos. Asi fue como Camus se reencontró con Milo, ese día conversaron animadamente como hace años no lo hacian, en el Templo de Escorpio.
-¿Entonces tratarás de detener a tu pupilo?-preguntó Milo
-Si, Hyoga es como un hijo para mi. A proposito ¿Dónde esta Afrodita?-preguntó Camus, ya que esperaba encontrarlo ahí
-¿Afrodita? ¡No se, debe estar en su templo o en el de Cáncer! ¡Hace tiempo que MM y él son pareja!-respondió Milo
-¡Entonces, no eres pareja de Afrodita!-exclamó Camus
-¡Claro que no! ¿Quién te dijo tal disparate?-preguntó Milo Como Camus, bajo la cabeza avergonzado, Milo aprovecho para acercársele.
-Sabes yo tengo un tipo especial de persona que me gusta mucho-dijo con sensualidad, mientras atrapaba en sus brazos al asombrado Camus y lo besaba con pasión.
Camus se sintió en el cielo. Su sueño más caro se hacia realidad y se dejó llevar. Milo al ver que Camus no ponia resistencia, Milo lo tomó en brazos y lo llevó a la habitación, alli lo recostó suavemente en la cama, con delicadeza lo fue despojando de sus ropas hasta que lo tuvo completamente desnudo, luego comenzó a quitarse su propia ropa con movimientos sensuales ante la mirada atenta de Camus. Cuando estuvo completamente desnudo, se acercó al tembloroso Camus y comenzó a deleitarse con su suave piel, mientras Milo exploraba su cuerpo, Camus descanso gentilmente sus brazos en su espalda, dando suaves caricias que hacian excitar más a Milo. Pronto los besos y las caricias no fueron suficientes, asi que minutos después ambos cuerpos se unieron y se movieron a la par, llenando de gemidos toda la habitación.
Camus descansaba en el pecho de Milo, mientras este le acariciaba sus largos y sedosos cabellos y lo contemplaba con adoración.
-¡Pense que al tenerte una noche, este deseo desaparecería, pero no fue asi! ¡Quiero besarte y hacerte mío de nuevo, solo una noche... mentira, será más que una noche, no, no puedo engañarme, te quiero por siempre a mí lado! ¡Te amo tanto Camus! ¡Después de que la batalla con los caballeros de bronce llegue a su fin, no dejare que te apartes de mi lado! ¡Nunca más!-se prometió Milo, mientras le daba un dulce beso en los labios a su amado.

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