Por su parte Inuyasha se sintió entre aliviado y melancólico al no sentir allí a Sesshoumaru; buscó en sus cajones el pequeño juguete que tenía, era el único recuerdo de su verdadero padre. Lo puso en la cama y debajo de este metió una pequeña nota para Sesshoumaru, esperando que al otro día también se presentase.
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Tal cual había previsto Inuyasha, el mayor había asistido a la morada; buscó por todas partes el menor pero no lo halló, aunque al ir a la cama vio un extraño juguete y una nota debajo de este.
También te he extrañado, pero por favor entiende que esto no puede ser, yo no te merezco y tú no mereces una vida como la que llevo. Guarda este presente pues será el único recuerdo que tendrás de mí.
Inuyasha.
Sonrió ante lo escrito por Inuyasha, el menor no entendía que él le había puesto color a su vida; que de todos los encuentros que ha tenido en la vida, el de Inuyasha era el mas hermoso y significativo a pesar de las circunstancias.
Sacó un bolígrafo de su bolsillo y arrancó una hoja de su agenda y comenzó a escribir.
Soy yo quien tomará esa decisión Inuyasha y no me resignaré a perderte, no importa lo que cueste.
Te amo
Sesshoumaru
Luego de escribir la nota salió con una sonrisa, ahora sabia que Inuyasha lo había escuchado y que también sentía algo por el… no sabia como al principio que había dejado engañar por su niño, se sentía un tonto al creer que el menor no lo amaba.
No tenía ganas de llegar temprano a su casa, ni mucho menos de ver a su esposa, por lo cual decidió regresar caminando, sintiéndose ahora tranquilo por saber que su amor también lo amaba.
Cuando Inuyasha lo vio salir, corrió de inmediato y vio la nota que le había dejado Sesshoumaru, al parecer si había aceptado aquel pequeño juguete como presente. La leyó y unas cuantas lágrimas resbalaron por la mejilla las cuales inmediatamente limpio.
- Sesshoumaru me ama… que haré?...
Se tumbó a la cama con la nota en sus brazos, suspirando de felicidad por las palabras del médico… no sabía que se sentía también ser amado por alguien, eso como si hubiese encontrado refugio y un lugar al cual llegar.
En otra estancia, el mayor pasaba por un callejón, había perdido el rumbo hacia su casa y se había desviado del camino, pero unos fuertes estruendos llamaron su atención; cuando se fijo vio a tres sujetos golpeando a un chico de doce o trece años. De inmediato intervino y golpeó a los otros sujetos, ayudándole al menor.
- Te encuentras bien?
- Ehh… si, muchas gracias
Ayudó al menor a ponerse de pie y lo sentó para comenzar a curarlo; no sabia porque pero el pequeño le daba un deje familiar al cual no prestó mucha importancia. Luego de curarlo lo miro fijamente y sonrió.
- Ya estas bien
- Muchas gracias…
- Y dime porque te golpeaban esos sujetos?
- Porque le temen a lo que es diferente a ellos * agachando su cabeza*
- Explícate
- Es que… yo tengo sida y … los demás creen que si los toco se contagiaran, por eso me golpean y me excluyen de todo
- Pero… deberías estar en un hospital para que te atiendan, esa enfermedad es de mucho cuidado
- Si pero no tenemos dinero, mi hermano trabaja para darnos a mi madre y a mi las drogas necesarias, pero son muy costosas
- Entiendo… ven acompáñame
Camino con el menor hasta una farmacia y al ser experto en el tema pidió las medicinas bajo la mirada sorpresiva del menor. Se las ofreció y volvieron al mismo lugar pero algo en su pecho lo tenía algo inconforme o curioso.
- Señor… muchas gracias pero… yo no tengo como pagarle
- Esta bien, no lo hago para que me pagues
- Mu… muchas gracias * sonriéndole*
- Puedo preguntarte algo?
- Ehh… si dígame
- Como se llama tu hermano
- MI hermano se llama….
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Mientras tanto, Inuyasha había caminado por varios locales pidiendo trabajo, tan solo encontrando un puesto de camarero donde la paga era por horas. Suspiró resignado y aceptó, de algo serviría mientras buscaba algo mejor; salió del local puesto que le habían regalado la cena, aquella se veía tan bien que quería compartirla con su madre y Kohaku, pero al casi llegar vio a su hermano sentando con un hombre de cabellos platas al cual cuando reconoció su corazón dio un vuelco.
- Inuyasha¡ * dijo el menor cuando vio a su hermano*
- Kohaku… que haces con el? * impactado*
- El… el me ayudo hermano… unos hombres me golpeaban y el los alejo
- Toma esto y entra a la casa
- Pero…
- Solo hazlo
Vio como su hermano le agradecía al médico y luego subía las escaleras para meterse a su casa; miró fijamente a Sesshoumaru y un incomodo y largo silencio los impregno a ambos. Para Inuyasha la vida no pida ser más caótica y curiosa, tan solo le comentó a Sesshoumaru un fragmento de su vida el cual no le permitiría reconocer a su familia y… de una u otra forma terminó familiarizándose con ellos.
- Inuyasha yo…
- Cuanto te costaron los medicamentos?
- De que estas hablando?
- Que cuanto te costaron los medicamentos que les compraste¡ * alterado* te los pagaré
- No necesito el dinero, lo hice con mucho gusto
- No necesito tu lastima Sesshoumaru * mirándolo con enojo*
- No es lastima Inuyasha
- A no? Entonces cuando supiste que era mi hermano no corriste a comprárselas?
- No, las compre mucho antes de saberlo
El menor tan solo agacho su cabeza molesto y avergonzado a la vez, por un lado estaba feliz de verlo y por la otra estaba molesto ya que fue el doctor quien había protegido a su hermano.
Salió de su estupor cuando sintió los brazos del mayor envolverlo, en un acto el cual destilaba ternura y protección; sin ser consciente, recargó su cabeza en el pecho del otro, aspirando aquel aroma tan característico de Sesshoumaru.
- Por fin te veo Inuyasha * susurrándole al oído*
- Sesshoumaru… no aquí, esta por llover * mirando los nubarrones y sintiendo las gotas de agua contra su cara*
Sin prestar mucho cuidado a las palabras del menor, lo recostó contra una de las paredes de aquel callejón y comenzó a besarlo. La lluvia parecía hacerles competencia porque entre más intensidad de aquel beso, caían con más fuerza las gotas de agua, formando una mínima tempestad.
No es que no le importase lo que pensara Inuyasha, eso solo que su cuerpo no podía contener más amor y pasión, se sentía un títere de estas dos emociones las cuales le indicaban que cometiese locuras.
- Te amo Inuyasha
- Esto… esta mal Sesshoumaru
- Porque dices que esta mal? Se que también me amas
- Entiende… tu estas casado y tienes una vida al lado de ella… conmigo que tendrías?, no soy profesional, mi vida es un asco y no puedo estar a tu altura
- Y crees que eso me importa? Te amo tal cual eres por eso te pido que me ames igual Inuyasha
Lloró mientras se abrazaba al mayor, lo amaba tanto por sacarlo poco a poco de aquella oscuridad de su vida, se sentía realmente feliz, como no creyó estarlo nunca. Lo tomó del fino rostro y lo acarició aun sin creerse que aquel varonil y sensual hombre fuese solo suyo aun cuando la sortija que desposaba indicase lo contrario.
- Te amo Sesshoumaru