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Reminiscencias por Kimiko_Suzumiya

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Notas del capitulo:

Bueno, es Kyuchul. Les juro que esto se escribió solo, mis manos no me obedecían!! xDDD

 

“A Yunho siempre le gustó coleccionar cosas lindas.”

 Kyuhyun amaba molestar a Heechul, simplemente le fascinaba la gama de expresiones que se reflejaban en el fino rostro de la princesa de SuJu cuando se enojaba. Las cejas fruncidas, los ojos más pequeños, los labios temblorosos a punto de dejar escapar una sarta de insultos ininteligibles…

Y esa frase precisamente había calado hondo. Porque las cosas entre ambos ya estaban complicadas, y sacar el tema del líder de TVXQ solo las complicaba más.

Kyuhyun persistentemente procuraba elegir bien las frases con que fastidiar al extravagante pelirrojo. Su nuevo color de pelo le confirmó la premisa de que “a Kim Heechul nada le queda mal”. Cuando lo vio no pudo evitar quedar embobecido unos segundos, pero desgraciadamente fueron suficientes para que el observado se diera cuenta y una arrogante sonrisa se formara en su rostro. Porque él, más que nadie, sabía que le quedaba bien. Sabía lo que provocaba su aspecto en los demás. Y, sobre todo, sabía que el menor no escapaba a sus encantos, solo que era demasiado orgulloso para admitirlo.

Y el maknae por su parte se odiaba a sí mismo por haber sido descubierto derramando babas por el otro, ante lo cual no encontró mejor manera de salir del paso que molestarlo, como siempre. Si bien la mayoría de las veces en sus breves discusiones era Heechul el vencedor (un verdadero experto en los juegos de palabras), esta vez estaba seguro de su triunfo. El pelirrojo no podía articular dos palabras coherentes para insultarlo. Le había costado trabajo, pero ya tenía su punto débil… se podría decir que lo tenía atrapado en sus manos, como un pequeño gatito furioso y erizado que intenta defenderse inútilmente.

Todo comenzó hace unos meses atrás cuando Kyuhyun se percató de que estaba prestando demasiada atención a su hyung. Se acercaba el cumpleaños de Heechul, y todos estaban un poco revolucionados como para darse cuenta. Hacía relativamente poco Hangeng había dejado el grupo, y sentían que les faltaba algo… una parte de SuJu estaba cercenada para siempre. Para todos fue difícil pero en especial para Heechul, que se había convertido en una sombra de lo que era: apenas comía, lloraba por todo, y a veces hasta desaparecía por días enteros. El único que podía acercarse sin recibir un “¡déjame en paz!” era Siwon. La apacible sonrisa del chico cristiano parecía ser  el único remedio a la tristeza –e histeria- de la princesa. Pero Kyuhyun siempre había sido un chico muy curioso, le gustaba investigar, ir un paso más allá… y por eso tenía que descubrir que poderoso hechizo utilizaba Siwon para poder calmarlo.

Noches de insomnio pensando en que cosas podrían  gustarle a Heechul. Cosas que Siwon podía  hacer y, por lo visto, muy bien. Su mente divagó en muchas escenas que definitivamente no eran aptas para menores. Y es que él sabía (al igual que el resto) que el SiChul no era una mera fantasía de las fans. Si bien estaba convencido que la relación entre los dos no llegaba (al menos en ese entonces) a las escenas de sexo salvaje  que con tanto talento y sin reparo alguno las pervertidas jovencitas plasmaban en sus obras, llamadas “fanfictions”, que se desparramaban libremente por la web, disponibles en varios idiomas… NO, sus hyungs no podían ser tan pervertidos. El Dios de Siwon jamás lo permitiría. Sin embargo, había entre esos dos una relación muy especial, un cariño más allá de la amistad. Él sabía que compartían secretos, que tenían un nivel de entendimiento mutuo al que los demás no podían acceder.

Y Kyuhyun se moría por saber esos secretos, derribar esa pared que separaba el SiChul del resto. Esa barrera que no le permitía entrar a su mundo.  Esa pared que lo separaba a él de Heechul.

La misma pared que existía antes cuando era el chino quien acompañaba a Cinderella.

La misma pared que, ya existía desde mucho antes que llegara Hangeng, cuando era Yunho quien hacía reír a la princesa. Descubrir esto último le llevó más tiempo pues tuvo que indagar más profundo para conocer la importancia del líder de TVXQ en la vida de Heechul.

Cuando cayó en la cuenta que había estado investigando demasiado a su hyung, con el pretexto de buscar un buen regalo para su cumpleaños, comprendió que no había vuelta atrás, estaba atrapado. Repentinamente había descubierto lo fascinante que resultaba Heechul, cuando le dedicas el tiempo suficiente, y no te quedas solo con lo que ves, cuando escarbas en lo más hondo para tratar de comprenderlo.

“Mierda”  fue lo único que se le vino a la mente al percatarse que lo suyo rozaba con la obsesión. El jamás había sido una persona obsesiva. De hecho, lo único que realmente atraía su atención hasta ese momento eran los videojuegos, pero no podían considerarse una obsesión ¿o sí?

Abrió los ojos. La luz de su laptop inundó sus pupilas. Por primera vez en mucho tiempo, no estaba buscando noticias sobre nuevos videojuegos ni pornografía… aunque lo que se mostraba ante sus ojos tenía mucho contenido erótico. Un lindo y muy bien escrito fanfic… para más detalles era un trío entre Heechul, Sungmin… y él.

Por el amor del Dios de Siwon, y los cientos de santos de la Iglesia Católica, y los cientos de dioses hindúes (incluyendo ese elefante deforme cuyo nombre nunca pudo recordar)… sus fans no estaban locas, eran unas SEXÓPATAS.

¿¿Cómo carajo sabían que él tenía un bóxer con ese diseño del dragón?? Y el tamaño de su… NO… peor aún…

¿Por qué creían que a él le gustaría tener sexo con ese par de afeminados?

El problema es que más que ofendido, estaba caliente. Y no precisamente por la ira.

-¿Te das cuenta que a mí siempre me toca el papel de puta?

Kyuhyun sintió que su corazón se detenía al oír esa voz tan cerca de su oído… y sentir ese perfume… no podía ser otra persona… permaneció inmóvil casi sin respirar hasta que sintió que el otro se enderezaba, eliminando la peligrosa cercanía. Respiró hondo: estaba en el horno. Literalmente. Y no solo por la calentura, sino porque se sentía descubierto y avergonzado.  Que tonto había sido, como olvidar que Heechul poseía habilidades de gato para moverse sigilosamente y para detectar cosas raras (según cierta teoría extraña de Siwon). Él siempre sabía el momento perfecto para aparecer sin que nadie lo notara y dejarte helado con un par de palabras.

Pero él no era ningún tonto, no señor. Sin darse vuelta a verlo, como quitándole importancia le dijo que si le tocaba ese papel es porque se le daba muy bien en el escenario.

-¿Tú crees? –no podía verlo pero juraba que su hyung esbozaba una linda sonrisa que pretendía ser “inocente”. No le dio tiempo a responder, pues nuevamente estaba demasiado cerca… podía sentirlo a su lado tratando de continuar con la lectura.

-Kyu… -el leve susurro le erizó la piel, y lo puso sobre alerta de inmediato-. Algo me dice que… eres un niño muy curioso.

Carajo. Como odiaba a ese… ese… ser andrógino e indefinido. Sólo él conseguía provocarle semejantes sensaciones encontradas. Quería matarlo allí mismo. Si había algo que Cho Kyuhyun detestaba es que lo trataran como un niño. Le dirigió una de sus miradas más letales, directamente a los ojos… pero Heenim estaba más ocupado leyendo el fanfic.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro, y Kyuhyun supo que nada bueno se avecinaba.

-Apuesto a que no podrías con esta pose… Sungmin quizás sí, es más flexible –le dijo señalando un párrafo.

-¿Quieres probar?

¡Ja! ¡Toma eso! Seguro que eso, hyung, no te lo esperabas, lo veo en tus ojos… desconcierto total… ¿o es… otra cosa? No… ¡no sonrías así, cabrón!

Antes de que pudiera darse cuenta, las suaves manos de Heechul se deslizaban por sus hombros… hacia abajo, quitando la campera deportiva que llevaba puesta. Y él no podía quitar sus ojos de los ojos ajenos. No veía otra cosa que ese par de iris brillando con intensidad, lastimándole…

El beso no fue como él hubiese esperado de Heechul. No fue como sus besos de fanservice… no, fue un roce lento y explorador… en cámara lenta… demasiado lenta para las jóvenes hormonas del maknae.

Sus manos temblaron un poco antes de arremeter con seguridad en el cuerpo ajeno. Ya estaba en el baile, y ahora solo le quedaba bailar…pero no sería al ritmo que le impusiese su hyung, no…  al menos por esa vez quería sentir que le ganaba en algo, que tenía el control sobre el otro. Sus manos viajaron a través de la espalda de Heechul, lo atrapó por la cintura y lo obligó a sentarse sobre sus piernas. O al menos, Kyuhyun creía que lo había obligado (necesitaba creerlo), porque en realidad el pelirrojo se veía muy cómodo en ese lugar.

Los besos se iban haciendo más desesperados y voraces a medida que aumentaba la temperatura, y la ropa se desprendía de sus cuerpos.

Kyuhyun se sentía… tan extraño. No es que fuera su primera experiencia sexual, pero jamás había estado con otro chico, y que ese chico fuera justamente ése pero a pesar de todo se sentía increíblemente cómodo con el hecho de tener a Heechul sobre su cuerpo, en su cama, en su territorio. Sin nadie más.

Sentir los gemidos un tanto apagados de Heechul en su oído es más de lo que Kyuhyun puede soportar. Sabe que deben ser silenciosos, pues no están solos… sino que hay, al menos, diez personas más durmiendo en otros cuartos contiguos. Pero quiere escucharlo gritar, gemir su nombre sin reparos. Con rapidez, gira su cuerpo invirtiendo posiciones. Heechul sabía que tarde o temprano, el menor haría eso y no parece molestarle en lo más mínimo, porque él sabe que el dominio no es cuestión de quién será el uke y quién el seme. Sabe, y de eso sí está segurísimo, que el maknae está completamente bajo su poder… al menos por el momento.

Por esa razón se deja manejar por el otro sin problemas, hasta que sonríe extasiado cuando escucha su propio nombre salir de los labios  del más joven, tan cerca de su oído que puede jurar que ha quedado grabado en su cabeza. Y sabe que todo ha terminado.

Kyuhyun, por su parte… no puede pensar en nada que no sean los ojos felinos que lo observan directamente, como queriendo atravesarle el alma. No puede respirar bien, su corazón late demasiado rápido. Un rayo de raciocinio le cae directo a la mente, lo lastima pero lo ayuda a darse cuenta de lo que acaba de suceder. Y mientras observa como la blanca piel de Heenim va desapareciendo bajo sus ropas, es consciente de la frivolidad del acto.

Y del vacío que se siente cuando no se siente nada.

 

Notas finales:

Bueno, que les pareció?? Lo de Yunho se entenderá después. MUCHAS GRACIAS POR LEER!!

Y si te gustó, por favor... no cuesta nada una pequeña review :D


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