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Rock ya no por favor por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Las notas del capítulo tienen otra utilidad diferente a la que yo le doy: que es ubicar bajo qué efectos etílicos nació lo que sigue. Es el epílogo, yo sé que ya los tienen hasta la DDD la guerra de bandas. Y así, por fas, no me ejecuten:

Estoy hasta  la D.D.D., o sea hasta la Décima Dimensión Desconocida, ¿ahora? D: Mei, sé que eres la única que me lees/comentas, así que te hablaré con total sinceridad: necesito-un-abacho. :3

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─¿Qué es lo que querías? –inquirió Reborn

─¡Que por una maldita vez yo fuera tu primera opción, kora!

─Idiota, tú eres la razón detrás de todas mis razones –lo arrinconó, mostrando toda la magnificencia que puede desplegar un hombre seguro de sí mismo, de uno que sabe lo que quiere y que haría de todo con tal de obtenerlo, ése impulso llegó a los ojos de Colonnello, que retrocedió instintivamente, antes de volver a mostrar algo de filo en los colmillos.

─No te creo, kora eres un timador, un gran impostor –escupió, y Reborn no le aguantó la grosería, le agarró de la muñeca izquierda y la torció con fuerza.

─Tal parece que la única manera de entendernos mutuamente es mientras te hago gritar –susurró con enojo cerca de la cara del rubio ─. Idiota, siempre lo has sido –bufó, mirando de reojo a Colonnello que todavía mantenía los puños altivos y la mirada enchispada –¿No recuerdas nuestra Luna de Miel?

─No me jodas –soltó –. Lal se enfermó y nosotros estábamos demasiado ebrios como para…

─Habla por ti –replicó –. Por lo que a mí respecta, siempre te he elegido.

 ─¡Mentiroso, kora!, tú no eres más que uno de los tantos manipuladores que joden al mundo –replicó; sentía el aliento de Reborn como viento gélido, recorriendo su cuello, como solía hacerlo meses atrás cuando estaban así de cerca. Así de íntimos.

¿Por qué tenía ganas de estremecerse?

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Pasaron seis meses.

Como esperaba Cavallone lograron emparejarse, les costó, pero no tenía dudas que presionando a ciertos imbéciles lame-botas encontraría el camino correcto, además, y punto favorable, las mujeres tenían un mercado propio y jefas fáciles de convencer. Estableció su segunda profesión y brindando placer obtenía las medallas al mérito.

Por su lado Mukuro sufrió algunos altercados, nada serio, gracias a su infinita capacidad de evadir peligros mortales; las debía a cierto pelirrojo lentudo que por mandato divino (de Byakuran) hacía de las suyas contra él.

—¿Cuándo le vas a decir al cabeza de zanahoria que sigues enamorado de mí? –preguntó mientras se volvía a vestir.

—Hunmm, no sé, me gusta ver cómo te mete en aprietos y luego aparezco yo en mi galante corcel blanco a tu rescate, princesa de las piñas~ -contestó Byakuran, sostenía la barbilla en la mano mientras desde la cama se deleitaba con el cuerpo semidesnudo de Rokudo.

—Si no te deshaces de él rápido…

—Nufufufu~ Pobre Sho-chan –dibujó un círculo en la sábana y después miró el techo –, no sabe cuánto lo odias.

—O cuánto lo manipulas, que es peor –sonrió –. Escuché que Cavallone y tú tienen planes de viajar.

—Oh cierto –pestañeó rápido –. ¿Quieres acompañarme?

—Ni de broma –culminó por colocarse la gabardina negra –, nosotros tenemos otros planes.

—¿Crees que terminó bien todo este asunto de nuestra guerra?

—A saber –se encogió de hombros –, lo que sí sé es que al final, cuando todos caigamos en el olvido o muertos por el exceso daremos más risa que admiración.

—Por eso debemos huir cuanto antes, Mukuro-chan~

—No –se inclinó para dejarle un corto beso en los labios –. Todavía no.  

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—¿Un Lamborghini -kora?

—Es tu cumpleaños, ¿no te gusta? –dijo Lambo con cierto miedo.

—Claro –respondió entre perplejo y divertido, examinando la bella carrocería e imaginándose los caminos por recorrer –. Así siempre Lambo acompañará el camino, ¿eh? aunque me vaya…

Estaban charlando animadamente frente a la disquera, dentro del edificio estaba Reborn, observando con cuidado a los dos.

—Será una pena estar sin ti, ya no será entretenido el medio con tu desaparición, ¿no crees que estás jugando a la montaña rusa?

—Sí, sí, sí –movió la diestra restándole importancia –, la banda no me necesita, Lal y yo estaremos tiempo lejos y yo quiero recuperar al Colonnello de siempre, y eso sólo lograré estando por mi cuenta durante un tiempo –miró hacia Reborn que tamborileaba sus dedos sobre el otro brazo, con obvios celos –. Él también lo sabe y lo ha aceptado.

Lambo no quiso dirigir ni un instante sus ojos hacia el moreno que seguramente lo aniquilaba con la mirada.

—¿Volverás a él, cierto?

—El tiempo lo dirá, kora. Sino –sonrió –, tengo quién me dé terapia gratis.

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—Quiero que vivamos juntos Kyōya.

—¿De qué estás hablando? –tenía a Hibird en la mano izquierda y realmente no había prestado atención al rubio.

—Formemos una casa, sino te quieres casar conmigo lo entenderé, pero no quiero permanecer ni un minuto más sin compartir techo.

—Estás loco –lo miró fijamente –. No se mantendría en secreto mucho tiempo.

—Mi hermano ya encontró mi reemplazo, no te pido que dejes tu banda después de todo lo que ha ocurrido para que lleguen hasta aquí, pero mientras vivamos juntos puedo ser tu linda esposa.

—Qué miedo –se burló.

—Oye…

—Me da igual –se encogió de hombros —sólo no vuelvas a denominarte mi esposa, es horrendo.

—¡Gracias, Kyōya! –lo abrazó.

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—¿Encomendando tu alma a dios? –dijo con sarcasmo mientras permanecía recargado en la entrada principal de la iglesia, Alaude pasó de largo o por lo menos eso quiso, porque Cavallone lo arrastró hasta un rincón –. Ya sabes la pena que conlleva ignorarme –sonrió.

—Harás lo que quieras, de cualquier modo –se estremeció cuando el moreno, tan alto como torre, lo sometió.

—¿Qué es esto? –le arrancó un portafolio donde estaban las fotografías de Alaude–¿Sigues visitando al religioso para pervertirlo?

—No soy tú –lo tomó de regreso –. Nunca lo entenderías –eso lo enfureció.

—¿Ah sí? Tu pasatiempo de fotógrafo que ese charlatán disfruta no te remunerará como el rock… o estar conmigo –le acarició el mentón.

—Podrás decir lo que quieras en cuanto termine mis asuntos aquí –se apartó.

—¿Crees que me tendrás esperándote mientras estás con él? –escupió.

—Sé que lo harás, idiota –respondió y le dio la espalda.

Cavallone se cruzó de brazos, no pudo evitar sonreír. Ciertamente, Alaude sabía morder y pelearle.

—Si no sería aburrido.

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De cualquier forma, la música que los unió, también le había mostrado diversos caminos a cada uno.

Es sabido, que a pesar del éxito, los vicios y el dinero, todos acabaron encontrando algo que no buscaban…

Pero sí necesitaban.

 

+ : : FIN : : +

Notas finales:

Los amo con todo mi corazóntl <3.


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