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Mi deseo es... por Angel del Diablo

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Notas del capitulo:

se que he tardado poco, pero es para compensar que quizás me tarde un poco más con la conti.

Espero que os guste el capi (ya he actualizado el otro) y espero les guste mucho!!!

 

El rubio se giró, despacio, porque la persona que había hablado no era su hermano. Detrás de él, flotando, había un chico que iba descalzo. Estaba con las piernas cruzadas, como si fuera un indio, pero no estaba sentado sobre nada. Tenía el pelo negro, igual que los ojos, y llevaba un pendiente en la oreja izquierda (una luna creciente como la que había en el relicario). Su piel era muy pálida y su ropa, de tela ligera, era de colores azules y verdes, como los tonos que se veían en el mar desde la terraza de la habitación.

 

-¿Por qué me miras así? –preguntó el moreno con una voz grave y suave, al ver que el otro lo miraba con cara de estar viendo un espejismo.

 

-¡¡¡¡Ahhhhh!!!! –Naruto le tiró el colgante y corrió hacia el baño. Cerró la puerta y se apoyó en ella para que no pudiera entrar.

 

-No te molestes. Me puedo materializar donde quiera ¿sabes? –el rubio lo miró con horror y empezó a tirarle todo lo que encontraba a mano, con toda la fuerza de la que era capaz.

 

-¡No te me acerques! –lanzó cepillos de dientes, peines, jabones y un par de botes de gel. Uno de ellos alcanzó al otro en la cabeza, mientras hacía piruetas en el aire para esquivar los objetos. Se desplomó en el suelo, inconsciente. El rubio dejó de lanzar cosas y lo miró. Así tirado no parecía peligroso (ni tampoco un tipo que podía flotar) sino más bien un chico con ropa rara. Tras pensarlo un poco, decidió que no podía dejarlo allí tirado y se acercó para alzarlo. Era muy pesado (no se podía imaginar cómo podía mantenerse flotando) pero de todas formas era fuerte y pudo arrastrarlo hasta su cama. Una vez que lo tumbó ahí cogió el relicario del suelo. Los rollitos de papel seguían en el mismo sitio, como si estuvieran pegados. Suspiró mientras lo cerraba y lo dejaba en su mesita.

 

-Oye… oye… despierta –le tocó el hombro con suavidad, pero el moreno no se movió.

 

-¿Le habré dado demasiado fuerte? –murmuró mientras le tocaba la cabeza. No tenía ningún chichón ni cortes o arañazos.

Al cabo de un poco el moreno abrió los ojos.

 

-¡A ti qué te pasa! –le gritó levitando y sobándose la cabeza. -Casi me dejas sin cabeza.

 

-Lo siento mucho. Me he asustado al verte aparecer de la nada y encima flotando.

 

-Deberías de haber sabido lo que iba a pasar cuando abrieras el relicario.

 

-¿A qué te refieres? –Naruto se sentó en la cama, mientras el moreno se desplazaba por la parte de arriba de la habitación, mirándolo todo con curiosidad.

 

-¿No te explicaron lo que estabas comprando? –el rubio miró para otro lado y susurró:

 

-La verdad es que no lo he comprado. Yo… me lo encontré. –notó la mirada oscura posarse en su cabeza desde lo alto. Después, la cabeza vuelta del chico quedó a la altura de la suya:

 

-¿Te lo encontraste? ¿Dónde? –Naruto sabía que se iba a reír de él o a pensar que se lo estaba inventando pero aún así se arriesgó y dijo:

 

-cuando buceaba esta mañana. Vi un conjunto de rocas poco profundas y me acerqué. Y me llamó la atención el brillo de algo enterrado entre las piedras. Escarbé un poco y ahí estaba. –el moreno flotó de nuevo hacia arriba y se quedó pensativo, serio, como si aquella posibilidad fuera algo descabellado… y a la vez lo que más sentido tenía de todo. Naruto lo miró sin decir nada. No sabía si lo que le había contado era algo bueno o malo o si acababa de darle la pista que necesitaba para algo importante o solo la tontería más grande del mundo.

El moreno volvió a la realidad cuando se oyeron pasos por el pasillo. Naruto se levantó corriendo y apagó la luz.

 

-¡Rápido! ¡Escóndete o vuelve al relicario o lo que sea! Pero mi hermano no puede verte así que ¡date prisa! –se metió en la cama y escuchó atentamente. El moreno se quedó flotando sin saber qué pasaba. Por suerte para ambos, no era Deidara el que recorría el pasillo y nadie entró en su habitación.

 

-¿Por qué te has quedado ahí? Si mi hermano te hubiera visto no se qué habría pasado. Eres un poco irresponsable –el moreno lo miró mientras encendía la luz y se salía de la cama.

 

-No entiendo qué tiene de malo

 

-Esto es un hotel. No puedes estar aquí sin pagar.

 

-No soy una persona. No tengo que pagar nada. Pero dejemos esta conversación a un lado para centrarnos en lo verdaderamente importante. –el rubio lo miró sin enterarse.

 

-Mira que eres cortito niño. ¡Soy un genio! ¿Recuerdas? Y te voy a conceder tres deseos. Los que tú quieras siempre que cumplas unas normas básicas que tenemos para que los deseos no se descontrolen ¿de acuerdo?

 

-¿Pero los genios no están dentro de las lámparas? –el moreno suspiró como si le hubieran hecho esa pregunta miles de veces:

 

-No soporto ese estúpido tópico. No solo podemos estar dentro de las lámparas ¿sabes? Y no me interrumpas. ¿Acaso no quieres saber nada de los deseos? –Naruto asintió. Si flotaba y atravesaba las paredes seguro que podía conceder deseos y si encima tenía ese mal humor lo mejor era no interrumpir. Él no era muy crédulo, pero eso si que se fiaba en lo que le había dicho (aunque no del todo) pero por escuchar no iba a perder nada.

 

-Número 1: no sirve que pidas “un millón de deseos”.

 

-Me lo figuraba. La verdad es que no tendría sentido si se pudiera pedir algo así.

 

-Tienes razón, pero te aseguro que hay gente que lo intenta a ver si funciona.

 

-¿Alguna vez ha pasado? –el moreno se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto.

 

-Los accidentes a veces ocurren –murmuró sin querer concretar nada más.

Naruto quiso preguntar, por curiosidad, pero el otro siguió con las normas y no le dio oportunidad de que siguiera con el tema.

 

-Número dos: no puedo matar a nadie. Al menos, no si formulas el deseo diciendo: “quiero que mates a X persona”. Sin embargo si me dices, por ejemplo: “quiero que X se tropiece cuando pase junto a un acantilado…” –se detuvo al ver la expresión de terror que había en la cara del rubio.

 

-¡Oye! Yo no he dicho nada. Simplemente es una posibilidad ¿sabes? Estoy obligado a decirlo así que no me mires con esa cara.

 

-¿alguna otra norma?

 

-Claro que si. Número tres: no puedo hacer que alguien se enamore de otro alguien. No puedo intervenir en el “libre albedrío” así que tampoco puedo hacer que alguien odie a alguien y cosas así. Por lo demás, todo lo que quieras. –guardó silencio, esperando.

 

-¿Qué pasa? –preguntó el rubio al cabo de unos minutos. El chico lo miró con cara de tonto y susurró:

 

-Si no me los dices, no podré concedértelos.

 

-¿Esperas que te los pida ahora mismo? ¡No puedo decidir algo tan importante en un par de minutos! –el moreno no supo qué decir. Era la primera vez que le pedían tiempo para pensar los deseos. Es cierto que solían tardar un poco, pero por que tenían demasiados y no sabían elegir, no porque no tuvieran ninguno.

 

-Está bien… supongo que puedes pensarlos. La verdad es que no me había pasado antes pero no creo que haya problema en que tardes un par de días. –Naruto sonrió y le tendió la mano:

 

-Me llamo Naruto. Encantado –el otro lo miró, pero no quiso hacerle el feo de no darle la mano por lo que bajó flotando y se la estrechó un poco azorado:

 

-Yo soy Sasuke –era la primera vez que le decía su nombre a un humano.

 

-Encantado, Sasuke –y aquél chico había sido la primera persona que lo había llamado por su nombre.

 

-Por ahora quiero irme a dormir –susurró el rubio sentándose en la cama. -¿Tú no necesitas hacerlo? –Sasuke negó con la cabeza:

 

-No como ni duermo. Soy un genio, no me alimento de nada humano. Pero si que me meteré en mi relicario hasta que me pienses tu primer deseo. Cuando lo sepas, solo ábrelo y yo ya saldré –le sonrió de medio lado y, tras convertirse en una bolita de humo blanco, se metió de nuevo en el colgante, cerrándolo tras de si.

El rubio lo cogió del suelo y se lo puso al cuello. Después se metió en la cama y apagó la luz.

 

 

-¡Naruto! ¡Despierta! –el menor se giró para que no le molestara en los ojos el sol, que entraba por la terraza.

 

-¿Qué pasa?

 

-¿No dijiste que querías desayunar? Pues vas a tener que levantarte ya –Deidara se metió al baño a peinarse el pelo mientras su hermano se sentaba en la cama, totalmente perdido y con ganas de dormir más.

 

-¿Qué estuviste haciendo anoche, Naru? Pareces más cansado que yo –rió dando a entender que había llegado bastante tarde.

 

-Pues… –se cayó al recordar el relicario y al genio. -¡Nada! –gritó con demasiada rapidez mientras se levantaba y cambiaba de ropa: -lo que pasa es que estuve leyendo hasta tarde y por eso estoy tan cansado.

 

-Durante el viaje podrás dormir todo lo que quieras –le animó su hermano mientras se ponía los zapatos.

Naruto, se dio cuenta entonces de que el colgante estaba calentito. Se lavó la cara y, a pesar de mojarse con el agua fría, no perdió el calor que desprendía.

 

Durante todo el desayuno estuvo pensando en el genio, miles de preguntas acudían a su cabeza: “¿de dónde sacaba su energía si no comía ni dormía? ¿Y su poder? ¿Había más como él? ¿Cómo podía vivir en un sitio tan pequeño? ¿Cómo podía flotar con lo montón que pesaba?” y así muchas más.

 

-¿Naruto? –fijó la vista en su hermano, que estaba tratando de hablar con él.

 

-Lo siento, no te estaba prestando atención.

 

-Ya me he dado cuenta –rió el mayor mordiendo su tostada. -solo te estaba preguntando si esa pulsera te la compras anoche –el rubio la miró y asintió, sin querer contarle que en realidad se la había dado una niña.

 

-¿Qué quieres que hagamos esta mañana? Esta tarde habrá que salir pronto así que no creo que tengamos tiempo de hacer nada –Deidara estaba triste por tener que irse. Le encantaba estar de vacaciones allí. Sin embargo también se alegraba porque su hermano parecía más animado (y ese había sido el propósito de aquellas pequeñas vacaciones desde el principio).

 

-No lo se… podríamos ir a la playa un rato y de tiendas. A mi me da igual –sonrió el menor mientras se terminaba las galletas. Él solo quería un rato para poder pensar en sus deseos y en la mejor forma de no desperdiciarlos.

 

Al final caminaron un rato por la playa y se pararon a ver las esculturas de arena que hacían los artistas o los puestos ambulantes que pululaban por el paseo marítimo.

 

-Me da mucha pena que nos vayamos –susurró Deidara, sentado en la arena con los pies metidos en el agua.

 

-La verdad es que a mi también. Me gusta mucho este sitio –miró al cielo, que estaba nublado, cubierto de gaviotas que gritaban al pasar y se zambullían por la parte profunda buscando peces.

 

-Me alegra que a final te haya gustado el viaje. Por cierto, ¿qué vas a hacer este año próximo? –sabía exactamente a qué se refería: había acabado regular el curso anterior en la universidad por todos los problemas que había tenido (y que por aquella época aún tenía) y la verdad es que estaba un poco cansado de estudiar.

 

-Me gustaría encontrar trabajo para poder hacer algo productivo mientras pienso si sigo o no estudiando.

 

-Me parece muy bien. En cuanto lleguemos nos pondremos a buscar ¿de acuerdo?

 

-Genial –sonrió Naruto.

 

 

-¿Lo llevas todo? –el menor suspiró, tratando de no ponerse nervioso. Deidara le había hecho esa pregunta lo menos 10 veces en los últimos 15 minutos.

 

-Lo he mirado todo: cajones, muebles, armarios, sillas, terraza… todo ¿vale? Tenemos una habitación diminuta, ¿dónde crees que se pueden esconder las cosas?

 

-Pues… ¡debajo de la cama! O entre los armarios, no se… ¡en cualquier parte! –Naruto sonrió para intentar calmarlo y susurró:

 

-Está bien. Baja tú las maletas y yo volveré a mirarlo todo ¿vale? –Deidara se llevó las pesadas maletas y el rubio se puso a mirar debajo y dentro de todo lo que había.

 

-¿Has elegido ya lo que vas a pedir? –Naruto se llevó una mano al corazón, sobresaltado.

 

-¡No aparezcas de la nada! Por favor, que susto me has dado, Sasuke.

 

-Lo siento. Es que como tardabas pensaba que te habías olvidado de cómo invocarme

 

-No me he olvidado, ¡idiota! –le dijo mientras lo empujaba para que dejara de flotar a su alrededor cabeza abajo:

 

-Simplemente no he tenido tiempo. ¿No ves que ya nos vamos? No podemos dejarnos nada así que ahora mismo no tengo tiempo de pensar en los deseos. –Sasuke flotó hasta salir a la terraza. El rubio lo miró y se acercó:

 

-No deberías flotar aquí fuera. ¿Y si te ve alguien?

 

-¿Naruto? ¿Ya has revisado todo? –Naruto se sobresaltó al oír a su hermano entrar. Empujó al moreno contra la pared, para que pusiera los pies en el suelo y se escondiera.

 

-Ya está todo. Solo quería… asomarme una última vez –el rubio respiró con dificultad, mientras empujaba más el pecho fuerte del moreno. Lo había metido en el pequeño hueco de la terraza que no se veía desde dentro, entre las paredes y la barandilla. Si Deidara se asomaba solo un centímetro fuera lo vería, descalzo y con esa pinta tan rara.

 

-Está bien –aceptó el mayor. -Me llevo la última maleta. Cuando salgas cierra bien la puerta. Te espero abajo, en recepción –salió de la habitación dejando la puerta cerrada.

Naruto solo se relajó cuando pasaron cinco minutos desde que cerrara la puerta. En ese momento se dio cuenta de que estaba contra el cuerpo del otro y que éste lo estaba mirando. Naruto no supo qué decir ni a dónde mirar, solo pudo sonrojarse. Esto provocó que el moreno se sonrojara también. Naruto era un poco más bajo que él pero tenía bastante fuerza porque había logrado que se quedara contra la pared.

 

-¿Podrías soltarme ya? –le preguntó desviando la mirada. El rubio no se había dado cuenta de que estaba muy pegado a él, solo había notado que, como un humano, se había sonrojado.

 

-Lo siento –susurró separándose de él. Se alejó sin mirarlo a los ojos mientras el moreno se quedaba pensativo y azorado.

 

-Ya me tengo que bajar. ¿Vuelves al relicario y hablamos cuando llegue a casa? –el rubio lo miró, esperando respuesta. El moreno solo asintió, distraído y desapareció.

 

-¿Qué ha sido eso? –se preguntó el rubio mientras cerraba bien y se dirigía hacia el ascensor. -He sentido algo extraño –murmuró tocándose el pecho.

 

Continuará…

Notas finales:

¿Qué misterios esconde Sasuke? ¿Tendrá algo de humano? ¿Qué pedirá Naruto?

Pronto la conti!!! gracias por los rr!!!!


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