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Brighton Black por Shin Black

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Notas del capitulo:

ATENCION, LEMON!!!

Capitulo VIII

 

La piedra filosofal, una de las más grandes reliquias que pudiera poseer el ser humano, aquella que con su simple esencia podría destruirlo todo y revivir todo. Cerró sus ojos y la acarició con sus dedos ¿qué debía hacer? De repente y mientras dormía junto a Erin en el suelo frío de la biblioteca había aparecido en su bolsillo e intentó pasar desapercibido con aquel bulto. ¿Debería usarla? No, es demasiado poderosa y podía traer desgracias como felicidades. No quiero tenerla, no quiero, susurró en sus pensamientos y se levantó con confianza dejando el cuerpo de Erin encima del mármol frío.

Debo decírselo a Dumbledore. Seguramente desaparecería, pues la piedra era así, aparecía y desaparecía con tanta facilidad que parece inexplicable que fuera real. Caminó con pasos firmes hasta la dirección del colegio y golpeó suavemente la puerta que se abrió instantáneamente. Sus ojos celestes focalizaron los de Dumbledore, se acercó con sigilo como si estuviera ocultándose y se sentó en la silla frente al escritorio dejando la piedra rojiza encima de la mesa.

–Veo que la haz encontrado sin siquiera buscarla –murmuró el viejo y la tomó nuevamente entre sus manos observando la textura y su brillo color sangre.

–No entiendo ¿por qué vino a mí? –preguntó, se sentía un idiota al no tener la respuesta.

–Veo que lo que viste en el espejo te afectó demasiado….Brighton… –sonrió dulcemente y se guardó la piedra filosofal en el bolsillo–. Harry también ha quedado perplejo al ver el espejo.

–¿Él lo vio? –preguntó, Dumbledore afirmó–. Tiene tantos deseos de ver a su familia, a James y a Lily, que lo más probable es que los haya visto.

–Es tan triste ¿no lo crees? –por primera vez Brighton bajó la guardia totalmente–. ¿Qué viste tú?

–Mis padres, ellos estaban de nuevo juntos conmigo y mis hermanos –masculló, pero Dumbledore no le creyó.

–Sino quieres decírmelo lo aceptaré, pero tú no pudiste ver tus deseos, sino tu destino –inmediatamente el rubio levanta la mirada completamente sorprendido–. Oh más bien, no tu destino, sino el destino de la persona que estas unido en un lazo tan fuerte que es imposible pensar que son dos.

–Ya no siga viejo, no es una novela dramática de Shakespeare, es la vida real –murmuró, Dumbledore comenzó a reír y con sus manos tomó su varita.

–Escúchame hijo mio, yo….

–Él va a morir….–susurró y bajó el rostro, Dumbledore se impresionó–. Él morirá y yo….yo sólo podré verle morir nada más….–su voz se quebraba, desgarraba, Brighton estaba realmente sacado.

–Black…. ¿quién morirá? –preguntó nuevamente, el rubio apretó sus puños.

–No quiero que muera, no quiero, él es joven, él es alguien que merece vivir yo….yo quiero cuidarlo y protegerlo pero….él morirá yo lo vi…. –su voz ya no era la misma, su cabello comenzaba a teñirse de negro y Dumbledore se dio cuenta, Brighton despertaba su verdadero poder con el dolor.

–Brighton, tranquilo hijo mio, tranquilo –el viejo se levantó de su asiento y caminó hacia el muchacho acariciándole los lacios cabellos que comenzaron a  teñirse suavemente de negro.

–Él lo matará, yo lo vi, él quiere quitarme lo más valioso para mí, por favor no dejes que pase eso….Dumbledore, no dejes que le pase nada a él –se abrazó al anciano y por primera vez rompió a llorar, un llanto varonil pero sentido, sus puños se apretaron fuertemente contra él–. Él es el verdadero amor de mi vida.

–No te preocupes Brighton…..él no morirá…..

–No quiero que eso pase….no quiero…. –susurró cerrando sus ojos.

–Tu dolor de perder a Erin es tan inmenso que lograste atraer la piedra filosofal contigo ¿no es asi? ¿Qué fue lo que viste Brighton?

 

Un niño llorando, un bebé, cuerpos por todos lados y un charco de sangre inmenso. Un hermoso chico de cabello oscuro con las piernas ensangrentadas y su rostro pálido como si estuviera muerto, él cae rendido encima de mi cuerpo y me pide que cuide de alguien, no puedo escuchar el nombre pues puedo identificar su rostro: Erin Melvick. “El señor oscuro quiere despertar tus poderes”, lo escucho en susurro: “lo intentó por todos los medios pero le es imposible llegar a ti de esa forma”. Dos claves, Gabriele o Erin. ¿Por cual serías capaz de dar la vida?

Gabriele o Erin.

 

Gabriele o Erin…….

Gabriele…..

Gabriele….

o….

Definitivamente……..Erin.

Sus ojos mueren en los míos y mi corazón se inunda de la peor tristeza de todos los tiempos. Pasos, pequeños pasos marcados de sangre, su ropa completamente rota como si hubiera sido abusado y golpeado, su cuerpo cubierto de sangre, su cabello enredado….no.

¡No quiero ese final para él!

Ser violado, golpeado y encima torturado con el crucio, no quiero ese destino para él, no quiero, no hay ¿no hay otra manera? ¿Otra manera de salvarle?

–Lo único que sé es que en ese momento se me vino a la cabeza algo, si dejo de amarle, si intento no amarle y ser visto por él como la peor basura del mundo, seguramente él, él podría vivir….

–No llores Brighton, no creo que Erin se deje hacer eso, él es tan fuerte como tú….enséñale, pero no le dejes nunca…..él te necesita tanto….

 

No puedo permitir que por el hecho de no poder vivir sin ti, mueras de esa manera….

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Las luces tenues le cortaban el alma en pedazos, gruesos pedazos que caían como telas al piso. Cerró sus ojos y se acurrucó mejor en su cama para conciliar el sueño. No podía estar toda la vida allí tirado esperando que una idea cruzara su mente, tenía que actuar irresponsablemente como era él.
Se levantó y tomó su túnica negra para salir completamente del cuarto hacia la sala común. Debía ser pasada la una de la mañana, pero no le importó cuando el retrato de la dama gorda le alertó que podría ser castigado por salida nocturna. Se estaba acabando el año y próximamente estaría atravesando 7mo, por lo que debía hacerlo antes que terminara su estadía en Hogwarts. Caminó deprisa atravesando totalmente el pasillo y bajando las escaleras para llegar a las mazmorras. Justo detrás de ella se encontraba la entrada a la casa de Slytherin ¿y qué haría? Ni siquiera sabía la clave, seguramente Erin se la dijo en algún momento, pues a pesar que no podía entrar allí en una que otra ocasión había visto al moreno atravesar esas puertas luego de despedirse de él.

–Emm, no recuerdo la contraseña –murmuró  e intentó recordar la que este año había sido escogida para Slytherin–. Moggulupus….

Inmediatamente y sin esperarlo se abrió la enorme puerta y se sorprendió, definitivamente no esperaba que aquellas informaciones se alojaran eternamente en su cerebro.
Caminó despacio para no despertar a los huéspedes y subió las escaleras hacia los cuartos. Nunca en su vida había entrado allí, pero daba gracias que las distribuciones fueran las mismas que Gryffindor. Sexto año, pasillo al fondo, había un número 6 tallado en la puerta de madera, las camas tenían la misma distribución y diseño que las de Gryffindor por la que no le fue difícil ubicar las camas. ¿Dónde estaría? Los Slytherin eran bastante además de dormir con las cortinas cerradas como si alguien quisiera verlos, caminó y poco a poco fue seducido por el aroma, ese perfume, esa fragancia tan dulce que emanaba Erin. Él sabía como encontrarlo. Abrió suavemente las cortinas y  observó, allí se encontraba durmiendo tranquilamente, no quería siquiera tocarlo pues interrumpiría sus sueños, aun así ingresó a la cama y cerró las cortinas para acercarse muy suavemente hacia él.

–E…Erin….–murmuró tan suave e inaudible que apenas y pudo escucharlo el mismo interlocutor.

Abrió suavemente sus cálidos ojos verdes y se asustó al ver a Brighton justo frente suyo. Casi por impulsividad jaló de las sabanas para hacerlas a un lado y le abrazó.  Por primera vez Brighton pudo ver el delicado y costoso pijama que usaba el más joven: una camiseta blanca con un dibujo algo infantil, unos shorts blancos que hacía juego y las medias que le llegaba hasta las rodillas. El cuerpo de Erin realmente era algo que nunca se había detenido a notar, a pesar de la cara de orto que podía tener debes en cuando, el muchacho tenía una figura de envidiar, unas piernas que apenas podía apreciar en su totalidad pero cuando hacían el amor las acariciaba frecuentemente y notaba su textura y suavidad.
Espera ¿acababa de pensar siquiera que “hacían el amor” en vez de tener “sexo” como solía decir? Definitivamente su mundo se estaba cayendo completamente.

–Erin….–murmuró–. Quiero hablar contigo –se separó suavemente y le acarició el rostro, Erin quedó sentado en sus propias piernas y con las rodillas flexionadas.

–¿Qué pasa? –preguntó sorprendido, era extraño que Brighton se infiltrara a su habitación, algo le sabía muy mal.

–Quiero……quiero hacerte el amor –Melvick se sorprendió, ¿hacer el amor? ¿Esa palabra existía en el vocabulario de Brighton?

–Bueno, espera yo –tomó su varita pero inmediatamente Brighton se la sacó.

–No te preocupes, ya haz hecho el hechizo de anticoncepción esta semana, no necesitas hacerlo todos los días –sonrió y le besó suavemente la boca arrojando la varita de Erin a un par de metros.

–Mmm, espera, hay que hacer un hechizo o sino todos se……bueno, se darán cuenta –Brighton ya estaba demasiado entretenido besando el cuello de Erin para escucharle–. ¡Brighton! ¿Me escuchas?

–Mmm aay diablos, siempre pones un pretexto –tomó su varita que estaba en el cinto.

–Pero Brighton, tú y yo somos…. “medios bestias” cuando tenemos sexo, no sólo despertaremos a todo el cuarto, sino a Hogwarts –Brighton sonrió de costado.

Es verdad, siempre debían hacer el hechizo silenciador para poder hacer el amor, Erin era demasiado apasionado y la dureza de Brighton al penetrar podía hacer gritar a quien sea como sea y donde sea.

Una vez concluido el hechizo Brighton se sacó su túnica que lo cubría y Erin pudo ver el pijama completo del rubio, debido al calor de esos momentos no llevaba la parte de arriba y traía unos pantalones de algodón que podían considerarse demasiado calurosos. No era de aquellos muchachos que marcaban sus músculos constantemente, pero para ser un “hombre de letras” (1) tenía muy buenos brazos y espalda, como aquellos que practicaban natación. Sus manos comenzaron a acariciar rápidamente su espalda, sus omóplatos, sus brazos, mientras la boca del joven Black se perdía en el cuello y nuca, apartando aquellos molestos cabellos oscuros y lacios y encontrando ese mechón rojo que siempre supo notar.

–Estás muy dulce hoy –afirmó Erin y cerró sus ojos, una lágrima descendió y se perdió en las sabanas. No sabía como, pero Erin se daba cuenta de una cosa, esa noche sería el comienzo del fin.

–Te dije que te haría el amor, no que tendríamos sexo –se aparta rápidamente del cuello y le mira a la cara–. Cuando estábamos en primer año, ¿te imaginabas esto?

–No….–murmuró–. Yo te odiaba, eras tan….engreído….

–Y tú eras tan “princesa” –le acaricia el cabello–. Estoy loco de amor por ti, jamás lo olvides.

–No lo haré –murmuró–. ¿Cómo olvidar a un tempano de hielo decir eso?

–Erin, mírame a los ojos –le tomó del rostro, el muchacho se sonrojó un poco pero intentó volver a su estado anterior–. Escúchame bien….

–¿Si?

–Quiero que luego de esto, te mantengas despierto, quiero decirte algo importante….

–¿Y por qué no me lo dices ahora?

–No quiero arruinar este momento con estupideces….–de un tironeo Brighton se encontraba encima de Erin, sosteniendo sus dos piernas, una de cada lado de su cuerpo y besando apasionadamente sus labios.

Y comenzó, Erin intentaba no gemir demasiado fuerte, ya se había olvidado que habían puesto el hechizo silenciador, pero tampoco le importaba que lo oyeran gemir de esa manera, Brighton lo estaba tratando demasiado suave, pues era simplemente la previa.
La ropa se volvió innecesaria y comenzaron a sacársela delicadamente, a ser pijama era mucho más fácil desprenderse de él y poco a poco ambos quedaron completamente desnudos. Las sabanas no los cubría, por lo que el viento que entraba por la ventana movía las cortinas y dejaban ver sus cuerpos completamente desnudos y los gemidos comenzando a hacer su gran y única entrada.
La fricción de sus cuerpos, las caricias en las piernas de Erin, el movimiento de caderas de una previa eran más que suficiente para lograr excitar el miembro de Brighton, quien creció sublimemente desde la primera vez que habían tenido sexo. Nuevamente los cuerpos comenzaron a chocarse, a sentirse a excitarse, por lo que Brighton comenzó a volverse más violento. Eso, la violencia que a Erin le fascinaba de su compañero, aquella que le hacía sentir una persona realmente querida y excitada, probablemente así sea toda su relación hasta el fin de sus días o sólo en la juventud cuando sus hormonas y sentido del descubrimiento estaba completamente alerta ¡Quien sabe! Lo único de lo que estaba seguro era que cuando Brighton comenzaba a ponerse más y más excitado, los movimientos eran mucho más fuertes.

–¿Te…puedo pedir algo….?–preguntó el rubio muy cerca del oído del pelilargo, Erin gimió en una afirmación ronca, pues las manos traviesas de Brighton comenzaron a tocarle descaradamente–. Quiero que tengamos sexo oral….

–¿Ah? –inmediatamente abrió sus ojos y le observó–. Tú dijiste que….no te gustaba.

–Pero quiero….que esté humeda cuando la meta –inmediatamente Erin comprendió y le dio la vuelta a Brighton para ser él quien tomara las riendas.

Erin realmente era muy bueno y había aprendido bastante bien en los últimos tiempos. Tuvieron sexo oral poco después de su primera relación, Erin practicaba con una banana para no pasar como un idiota en el momento que tuviera que hacerlo, pero se dio cuenta que el pene de Brighton era mucho más grande que una simple banana. Le dio algo de asco y repulsión, pero cuando comenzó a encariñarse con el tema, le tomó el gusto a ello, aunque a Brighton nunca pareció agradarle.

Besó su pecho, su cuello y bajó descaradamente hacia el miembro, el órgano perfecto. Si algo había aprendido de sus compañeros de curso, es que a una mujer se la debe besar detrás de la oreja para lograr excitarla, pero ¿un hombre? Debes ir justo al lugar que más importa, es más concreto a decir la verdad. Le tomó el miembro y lo jaló, lo que provocó un gemido ronco y masculino por parte del mayor.

–Shhhh, no gimas tan fuerte.

–Está el hechizo silenciador y ya hazlo de una puta vez –Erin río descaradamente.

–jajajaja, ¿con esa boquita dices mamá?

–Chúpala y diré lo mismo que me dijiste –y no dudó. Erin bajó rápidamente y se metió el miembro en la boca.

Comenzó a entrar un poco más de frío y tembló ligeramente, pues ahora no estaba cubierto con el cuerpo de su “amante”, por lo cual se encontraba completamente desnudo y sintiendo una fría briza de verano. Succionó, chupó, lamió, embadurnó con su saliva el miembro de forma tranquila mientras el mayor gemía y apretaba sus manos con las sábanas pero al sentir que podía venirse tomó por el pelo a Erin y lo apartó bruscamente.

–Aaaaau, eso dolió Brig….–pero no terminó la frase.

Brighton le había tirado encima, el movimiento había hecho que las almohadas de la cama se cayesen por la patada que dio y nuevamente quedó entre sus piernas. ¿De qué forma lo harían? El misionero era realmente aburrido y habían practicado la posición del perrito durante mucho tiempo ¿qué sería lo indicado de hacer en esos momentos?

–¿Cómo quieres que te lo haga? Sé muchas formas y muchas posiciones que me gustaría intentar….

–Son las dos de la mañana, en 4 horas más tenemos que levantarnos –murmuró abrazando con sus piernas la cadera y sintiendo como el miembro le rozaba.

–Puedo hacértelo sin parar de acá a cuatro horas, soy joven y me gusta los desafíos.

–No podría aguantar, la vez que lo hicimos dos horas casi necesito un….aaaah….. ¡Brighton!

–Lo siento, ponte de espaldas, quiero penetrarte –se levantó un poco y Erin hizo lo que su novio le pedía, se puso de espalda.

El cabello oscuro había crecido demasiado  y ya llegaba hasta rozar la cintura nuevamente, así le gustaba a Brighton. Lo corrió y besó la espalda, acarició el tatuaje, y recordó que también en la lengua tenía un arete, pero se impresionó cuando vio debajo del cuello su nombre tatuado a viva letra de color negro.

–¿Qué….es….? –preguntó acariciando cada una de las letras.

–Hace tiempo una bruja me dio unos caramelos que compartimos del amor verdadero –murmuró y dio vuelta su rostro–. Dice que cuando comes el caramelo, aparece tatuado el nombre de tu verdadero amor en la nuca….como nosotros lo comimos cuando estamos completamente enamorados aparece el nombre en el cuello….por eso me apareció el tuyo.

–Erin…. –murmuró y besó el tatuaje para luego levantar las caderas y penetrarlo.

–AAAAAAAAAAAAAAAAAAH –gritó–. ¡Mierda Brighton! Eres y serás una bestia siempre.

–Así te gusto ¿no?

Apenas y había metido la mitad de su miembro y ya se retorcía de dolor, Erin conocía a la perfección la capacidad del miembro de su compañero, por lo cual sabía mejor que nadie que apenas comenzaba. De un golpe metió completamente lo que quedaba de su pene y gimió, se sentía tan apretado y tan bien que apenas  podía resistirse a quedarse quiero hasta que Erin se acostumbre y comenzó a moverse violentamente.
Siempre fue así, egoísta, pero a Erin también le gustaba ese egoísmo, llámenle masoquismo o no, era la forma en que Brighton se expresaba con él y era más que suficiente. Gimió fuerte, gritó, y tembló mientras las embestidas continuabas con una fuerza bruta, quiso darse vuelta y aprovechó cuando Brighton sacó su miembro completo para hacerlo, la entrada sería mucho más fácil dado que ya estaba abierto completamente; se acomodó boca arriba y flexionó sus piernas para que el rubio pudiera entrar nuevamente y lo hizo, tomando las dos piernas y acariciándolas descaradamente. Así era como les gustaba tener sexo, a lo salvaje, a lo bruto, a lo Brighton, a lo Erin, como eran ellos.
Tenían un lazo demasiado fuerte, ambos eran como un espejo del otro, antisociales, irónicos, con un corazón oscuro, ambos se transformaban cuando se enojaban y llevaban el mismo segundo nombre. A pesar varios meses de diferencia, parecían gemelos de la luz y la sombra. Tiró su cabeza hacia atrás cuando Brighton comenzó a masturbarlo al mismo tiempo que le penetraba.

Se sentía tan bien, creyó explotar, pues el orgasmo estaba llegando para los dos. Embestidas, jaleo, gemidos, sudor, piel contra piel, besos apasionados que hinchaban los labios, violencia. Definitivamente quería estar con Brighton el resto de su vida.
Llegó el orgasmo y Erin lo sintió de manera diferente, era la primera vez que no usaba el hechizo de anticoncepción y se sentía tan diferente, podía hasta palpar como ingresó el semen a su cuerpo y viajaba. El hizo lo propio derramándose en su vientre  y cerrando los ojos para poder respirar normalmente.

–Erin, Erin despierta –Brighton les cubrió con las sábanas, pues el sudor y el fresco que entraba por la ventana los enfermaría–. Te dije que te quedaras despierto.

–¿Realmente sucedió? –murmuró y sintió el semen restante deslizándose por sus piernas.

–Si, tuve que limpiar tu vientre, no quiero que tus sabanas queden manchadas –murmuró besándole la boca.

–Ya….–susurró adormitando, Brighton nuevamente intentó despertarlo–. ¿Qué?

–Te amo….

–Yo también te amo…

–Erin….–el susurro fue diferente, Erin notó que su nombre fue susurrado con tristeza.

–¿Hm?

–Quiero…..terminar contigo –inmediatamente el chico se despertó por completo, el sueño que sentía fue dejado de lado y se dio la vuelta mirando a su compañero con asombro.

–¿Por….por qué? –masculló, quería llorar, quería gritar, quería darle un buen golpe pero necesitaba una excusa para no hacerlo.

–No puedo decírtelo, pero….no quiero….no quiero que tu vida esté en peligro por mi culpa yo sé que Voldemort irá detrás de las personas que amo y si…..si algo te pasa yo…–los ojos se llenaron de lágrimas, Brighton J. Black tiene sentimientos.

–Estúpido –gimoteó, Brighton también vio sus ojos llorosos–. ¡Eres un estúpido!

–Erin…

–¿Cómo puedes decirme algo así? ¿Cómo? –le abraza fuertemente–. Me importa una mierda todo, yo quiero estar contigo hasta el final de mis días, no importa si es mañana, pasado, o cuando sea, yo quiero estar contigo….

–No Erin, por favor no me hagas hacerlo de la forma difícil –le abrazó también, era un abrazo diferente, no quería dejarlo ir–. Te amo, no quiero que te pase lo que vi que te pasó.

–¡EL FUTURO ES INCIERTO!

–¡EL FUTURO ES EL FUTURO! –gritó, Erin se levantó jalando de las sabanas y saliendo de la cama, Brighton tanteó entre las cosas de la cama y encontró su bóxer.

–¡¿SÓLO POR ESO VAS A DEJARME IR?! –gritó, los chicos comenzaban a despertarse por los gritos, Brighton salió de la cama en bóxer, con el cabello desordenado y los labios hinchados, los chicos comenzaron a darse cuenta que pasaba.

–¿¡QUÉ PARTE ES LA QUE NO ENTIENDES, MALDITA SEA?! –gritó el rubio, las luces comenzaron a prenderse y los muchachos a correr la cortina de sus camas para ver la escena. Erin se encontraba envuelto en una sabana y Brighton sólo en bóxer, era más que obvio lo que pasó entre ellos pero se sorprendían todos no haberlos escuchado–. ¡NO QUIERO QUE MUERAS FRENTE A MI!

–¡NO ME IMPORTA MORIR, SI ESTOY CON LA PERSONA QUE AMO! –nuevamente los gritos ensordecedores, comenzó una dinámica poco común por los pasillos que hizo que todos los chicos de otros cuartos se agolparan en la puerta.

–¡Yo no quiero que mueras! –Brighton descendió el tono de voz pero aun era elevado–. No me hagas verte morir, no podría resistirlo…..

–No quiero que me dejes, sin ti mi vida es tan miserable –se agachó, envuelto en sus sábanas comenzó a sollozar–. No me dejes por favor….por….favor….por….fa….vooor…..mi vida….mi vida es tan miserable –temblaba en su voz, se notaba que sufría inmensamente–. No va….valgo….na…da…yo…mi fami….lia no me ama….soy un….un impuro…

Sus compañeros se cubrieron la boca ante la declaración, Erin no dejaba de llorar y abrazar sus piernas mientras Brighton agachaba su cabeza. Era tan difícil, tan difícil que no podía simplemente quedarse así parado, él quería abrazarlo, quería besarlo, quería decirle que todo estaría bien.

–Lo….lo siento –murmuró, fue lo único que salió de su boca.

–Te….lo….rue…go…–se colocó una mano en la boca para intentar calmarse y que las palabras salieran mejor, pero le era imposible–. No….no me dejes Brigh….ton….

–Lo…..lo siento….

Brighton tomó su ropa y caminando sólo con su bóxer puesto se alejó de la habitación escuchando el llanto de Erin de fondo. Todos los compañeros le miraban y nunca había sentido tal humillación. Brighton corrió su cabello, pudieron notar varios de los que se encontraban alli unas claras letras oscuras en su cuello: “Erin”. Brighton se había enamorado y este amor le valdría la vida seguramente, pero de lo que estaba seguro es que no quería que esa vida fuera la de Erin.

 

Continuará.

Notas finales:

Muchas cosas pasaron acá. Apareció Russo, ese chico terminará siendo un personaje principal. Ya para el próximo capitulo estaremos hablando del segundo libro, así que atenti. El primer libro no fue mucho, creo que todo el discurso se lo llevaron Brighton and CIA y no Harry y sus amigos, pero en el próximo capitulo aparecerán. En los próximos capítulos aparece Sirius y Remus, así que también atención.


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