Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Brighton Black por Shin Black

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Capítulo 3

 

Frunció el ceño y le quitó de las manos un frasco a un tebloroso Hufflepuff que intentó ayudar. Bufó molesto mirándolo con cierto desprecio natural y destapó la poción para verterla en el caldero, seguido, un humo blanco y espeso comenzó a salir y el líquido del interior se volvió morado.

Perfecto, Brighton Black era simplemente perfecto, no había ni habrá manera que Severus Snape pudiera regañarlo, siquiera sacarle puntos por hablar; era solitario, callado, apenas molestaba en clases, cuando se le pedía respondía correctamente y cuando no, cerraba su boca, siempre realizaba las pociones de tal manera que podían ser consideradas perfectas; era un engendro, como dicen los Slytherin, Brighton Black era más que un fenómeno huraño y antisocial que no le importaba hacer daño con tal de ir a la sima, su perfección podría alcanzar aun la de…. ¿Lord Voldemort?

Snape miró por encima la poción y entrecerró sus ojos, maldito muchacho de metro setenta; el joven tiró su cabellera hacia atrás y bufó nuevamente, quería irse de allí, no soportaba estar demasiado tiempo en compañía de más de dos personas a la vez.

–Puede retirarse, señor Black, señor Russo –murmuró Snape al ver la incomodidad de ambos muchacho.

Alerick Russo era un joven estudiante de tercer año, de la casa Hufflepuff y como buen hijo de su casa era amable y trabajador, pero le temía desmedidamente a Brighton por su falta de sutileza y su mirada oscura. Todos vieron entonces partir al muchacho rubio de ojos claros, tomó sus libros de pociones y salió disparado hacia el pasillo lo suficientemente rápido que no vio cuando alguien se le cruzó en frente; no se disculpó y siguió su camino, pues, él no tenía la culpa que la gente no se fijara por donde caminaba, aunque esto podría resultar a la inversa dado que tampoco él se había fijado.

–¡BLACK! –un grito le alertó, pero fingió no escuchar y siguió caminando–. ¡¿Eres sordo acaso?! – le arroja un libro de transformaciones que golpeó directamente la cabeza del joven cayendo en sus brazos.

–No, pero no sabes cómo los envidio –murmuró sarcásticamente al joven que lo seguía.

–Tu humor ácido no puede conmigo –le tomó por el brazo y le hizo girar violentamente, pero se detuvo al ver que el cabello de Brighton oscureció y sus ojos se teñían de sangre.

–Suéltame –murmuró suavemente, la mano de Erin se deslizó por todo el brazo del joven hasta que recuperó su postura normal.

–Brighton…

–¿Qué mierda quieres? –murmuró acomodando los libros, mantuvo su postura pero esta vez desvió la mirada de Erin y comenzó a acomodarse la túnica.

–Tus ojos….tu cabello….cambiaron de color –Brighton tomó un mechón de su cabello y lo observo, era rubio, como normalmente solía estar.

–¿Qué mierda? ¿Eres daltónico o qué? –inmediatamente se separó y Erin comenzó a pestañar rápidamente observando que el color oscuro y los ojos sangre habían desaparecido.

–Diablos, mis ojos me duelen.

–Deberías revisarte la vista y de paso, comprarte una vida.

–Compraré dos y te regalaré una a ti –murmuró con la misma ironía.

–No necesito vida comprada con el dinero sucio de tu padre –se acercó lo suficiente al rostro agachándose un poco para quedar frente contra frente, no había mucha diferencia de alturas, pero lo suficiente para que Erin deba ponerse de puntas de pie para tener la misma medida, por lo cual Brighton tuvo que agacharse un poco para quedar en esa posición.

–te odio, Black.

–Ja, díselo a tu rostro –Brighton puso el dedo en la llaga, Erin se separó violentamente de él.

–¡Jajajaja! ¿Realmente piensas que siento algo por ti? No me hagas reír, eres antisocial, despreciable, irónico y más encima siempre estás tras de los libros como el auténtico nerd que eres –murmuró y se dio la vuelta moviendo sus largos y lacios cabellos oscuros.

Brighton alzó la ceja y trató de analizar las palabras dichas por Erin, las reconocía porque todo el mundo se había puesto en campaña para decirle exactamente lo mismo; caminó lentamente hacia su compañero y le apartó los cabellos para hablarle directamente en el oído.

–¿Eso crees? –susurró, daba gracias Erin que no lo miraba directamente pues sino se hubiera dado cuenta la impresión que le había dado el roce de los labios con el lóbulo de su oreja, aquella que traían varios aretes del tiro argolla, algunos con diamantes incrustados típico de niño rico.

–Claro que lo creo, con permiso, debo irme –Erin comenzó a caminar velozmente hasta desaparecer.

–Niñato.

Cuando el rubio bajó su rostro se dio cuenta que traía entre sus brazos no solo su libro sino aquel que le había arrojado Erin en la cabeza, si, ese olor era el del perfume tan dulce que llevaba el joven Slytherin, lo pudo oler perfectamente cuando se acercó para hablarle; era fuerte pero dulce al mismo tiempo, drogaba y dejaba mudo a quien sintiera su fresco aroma celestial, no sabía como era posible algo de tan alta calidad que le embriagara aun a él, por eso no le gustaba para nada estar junto a Erin, más sobre todo cuando usaba ese tipo de loción.

–Hermano ¿qué haces? –Gabriele alertó a Brighton cuando apoyó su mano en el hombre.

–Salí de pociones –murmuró mirando hacia otro lado, haciéndose el desentendido–. ¿Quieres ir a la biblioteca?

–Lo siento, quedé con Diggory ir a tomar el almuerzo ¿No te molesta? –preguntó acariciándole el cabello.

–Diggory –susurró entre dientes.

–También viene Percy, somos amigos, vamos a la misma clase, por cierto ¿qué es esto? –Gabriele le sacó el libro de transformaciones a Brighton y comenzó a hojearlo.

–¿Hm? Ah, es…. –se detuvo un momento y suspiró–. Es de Melvick, me lo arrojó luego que me lo llevé por delante.

–Si, supe que era de Melvick, la loción que usa es muy dulce…los Melvick si que tienen una buena compañía de perfumes.

–¡Son brujos oscuros! No me sorprendería que su perfume esté hecho con algún órgano Muggle.

–No seas así, cuando vayamos a Hogsmeade quiero que me compres uno –le abraza fuertemente–. ¿si?

–¿Estás de broma o te embriagaste con sopa de ojos de dragón? ¡Esas cosas salen una fortuna! –Brighton comenzó a ponerse colorado por la cercanía, pero intentó relajarse lo más que pudo.

–Pero eres amigo de Erin, podrías pedirle algún perfume ¿no? –Gabriele se soltó de su hermano y comenzó a caminar con él por los pasillos.

–¿Qué diablos te pasa? Si le pido algo a Erin dios sabe lo que hará luego, tendrá todo el derecho a torturarme hasta que salde el precio de la loción, lo cual sería cuando tenga 33 años, te quiero Gabriele pero no lo suficiente para recibir esa tortura –Brighton cerró los ojos y paró su curso.

–¿En serio? –cuando volvió abrir sus ojos, vio a Gabriele sonreírle hermosamente, lo que ocasionó que se sonrojara y apartara su visión rápidamente–. ¿No lo harías por mí?

–Bueno….si, pero….

–¡GRACIAS, GRACIAS! –Gabriele le abrazó dándole un beso en la mejilla a su hermano para luego separarse–. Te dejo, Cedric y Percy me esperan, nos vemos.

¿Qué diablos hice?

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Una figura oscura caminaba frente a él, intentó acercarse, pero no podía ver siquiera donde pisaba, la oscuridad era una fuente muy difícil de desintegrar. Observó sus manos y luego tomó un mechón de su cabello: “oscuro”.  Se impresionó bastante y logró retroceder unos cuatro pasos, pero nuevamente la figura oscura le hizo acercarse.

Ese aroma

Pestañó varias veces y un rayo de luz le iluminó, observando que sus pies estaban sumergidos en el agua, agua transparente que le reflejaba y en el cual pudo notar sus hermosos ojos sangre. ¿Quién soy? Este no soy yo murmuró, le tomaron la mano y pudo notar un muchacho muy parecido a él, con ojos rojo sangre y cabello negro hasta la cintura, la piel blanca le intoxicaba y los dedos que pasaba suavemente por su mejilla le estaban quemando.

Te amo.

Susurró aquella figura, no podía responder dado que no había sonido que saliera de su garganta, además, tampoco sabía que responder, podía ser tan claro su sentimiento y también tan opaco.

Brighton Black, llegará el día que tengas que decidir tu futuro.

¿Decidir?

Falta poco, ya llegará el día.

Cerró sus ojos al sentir una luz brillante chocando contra ellos hasta cegarlos, intentó acostumbrarse a la luz para ver que aquella agua transparente donde se mojaban sus pies ahora eran charcos de sangre.

Los mataste a todos. ¡Eres un asesino!

¡NO, YO NO, YO NO QUISE, JAMÁS LO HARÍA!

Los cuerpos de Gabriele, Kamil y Remus estaban esparcidos en un mar de sangre y Harry, el joven Harry se encontraba allí tirado, moviéndose como podía, llevaba su varita en la mano, la cual bañada en sangre parecía rota.

¡HARRY, HARRY! –gritó el muchacho llegando hacia él, única persona viva entre charcos de cadáveres, entre ellos personas que no conocía.

Brighton….¿cómo…?

Yo….yo no hice esto, debes creerme Harry, yo, yo estoy aquí para protegerte.

No puedes protegerme, Brighton, no sino sabes de que lado está tu corazón.

¿Mi corazón?

Está del lado del bien o del mal…. ¡podrás enfrentarse al amor de tu vida?

–NOOOOOO –Brighton gritó y tomó la mano de alguien, pestañó rápidamente para ver a Francis Frandford, un joven Slytherin que pasaba al igual que él gran tiempo en la biblioteca–. Fran….

–¿Estás bien Black?, estabas gritando como loco.

–S…si, estoy, estoy bien –pasa su mano por la frente y resbala hacia atrás llevando su cabello, se encontraba allí, sentado contra la pared de la biblioteca, rodeado de libros de hechicería entre sus piernas y en el suelo además de tener un pequeño diccionario como sombrero–. ¿Qué hora es?

–Las seis –Brighton se quita el diccionario de la cabeza y abre sus ojos al oír la hora.

–Mierda, me perdí la clase de Aritmancia….le tendré que llevar algo al profesor –se levanta del piso y empieza a sacar el polvo de su túnica–. Me voy.

Brighton camina hasta salir de la biblioteca, Francis queda allí con algo entre sus manos, al bajar la mirada se da cuenta que era un espejo que le pertenecía a Black.

–Oye, espera ¡Black! –pero cuando salió de la biblioteca ya Brighton no estaba más en el pasillo.

Francis hizo una mueca cuando de repente vio una figura pasar por el espejo, alzó una ceja y se sentó en el suelo para ver mejor. Sus ojos grises se focalizaron en un sujeto de aspecto pequeño, no debía tener más de siete años y llevaba una túnica remendada y descocida. ¿Esos son…? No se dio tiempo para contestar cuando los impactantes ojos celestes se fijaron en su presencia.

–¿Hermano? –preguntó el niño, pero al ver mejor la imagen se dio cuenta que no se trataba de Brighton, sino de otro muchacho–. ¿Quién eres?

–Ah, lo siento, em….soy….soy –comenzó a temblar ligeramente y a mirar por todos lados buscando algo para decir, algo que esté escrito.

–Pareces un Slytherin ¿le sacaste ese espejo a mi hermano? –preguntó Kamil.

–No, no….él….bueno, se le cayó, intenté devolverlo pero desapareció muy rápido y…..Francis Frandford, mucho gusto.

–Kamil Black ¿Cuántos años tienes Fran? –Francis se ruborizó al escuchar ese “apodo” tan inocente, se rascó la cabeza y contestó:

–Trece ¿y tú?                                                                                               

–Tengo siete años.

–Siete…..

“Eso significa que cuando él tenga 18 yo tendré 24 y será legal.”

 

–¿Pasa algo? –preguntó el niño.

–No, nada, nada….eres muy pequeño, aun no entras a Hogwarts –suspiró pesadamente.

–No, aun no….pero en unos años más, cuando tú estés en….em…. ¿séptimo?

–Creo que si…jajaja –Francis se rió y contagió su risa a Kamil.

–¡Kamil, vamos a Hogsmeade! Cámbiate.

–Si mamá, bien tengo que irme, iré a Hogsmeade, hay muchos dulces y mamá me dijo que puedo ir a comprar algunos.

–¿Tú puedes venir? –preguntó Francis con sorpresa.

–Claro, hay un amigo de papá que trabaja en Hogsmeade además a veces nos encontramos con Gabriele y Brighton…

–¡CAMBIATE KAMIL!

–Ya va, ya voy, debo irme, nos vemos en Hogsmeade

–¡ESPERA! –pero antes que pudiera hablar, el espejo volvió a reflejar su rostro –. Kamil….

 

Continuará.

 

Notas finales:

A partir del cap 5 los siguientes años en Hogwarts pasarán más rápido.

 

Besos,


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).