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SKLAVIN DER SEELEN por HeraBlack

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Notas del capitulo:

Todos somos esclavos de nuestros fantasmas. Los fantasmas no son solo aquellas personas que se han ido corpóreamente de este mundo pero que de alguna manera se han quedado aquí.

Nuestros propios fantasmas son nuestros miedos, nuestras inseguridades, e inclusive nuestro propio dolor.

Cada uno tiene un fantasma diferente que de vez en cuando ronda nuestra mente y atormenta nuestras vidas, algunas veces tú mismo llamas a aquellos fantasmas causándote más dolor, enterrándote más la daga, abriendo más la herida.

 

Muchas veces también por nuestro propio bien debemos dejar ir esos fantasmas, porque aquellos fantasmas que nos esclavizan no son solo cosas malas, también hay cosas que en algún momento fueron buenas, pero ahora, no lo son, como aferrarse a recuerdos dolorosos, como no dejar descansar en paz a alguien que amas y que ya se ha ido de este mundo.

 

Hace poco, deje ir uno de esos fantasmas que esclavizaban mi vida, deje ir a mi madre, a quien retenía porque todavía no había superado la pérdida.

 

Cada quien cuando pierde a alguien amado, tiene su propio duelo y su propia forma de afrontarlo, de llevarlo a cabo, y justo hace poco, después de doce años; hace ya casi un año la deje ir; me di cuenta cuando al ir a visitarla al cementerio solo hable de mis vivencias, de que no rompí en llanto cuando vi su osario, pero, al darme cuenta de ello, de que por fin la dejaba descansar en paz, no pude evitar que se me escaparan unas cuantas lágrimas, porque supe que, aunque ella ya nunca más estará corpóreamente presente, estará desde donde quiera que esté mirando y velando por mí, y con ello, también dejé la culpa que sentía, porque sentía que ella había muerto por mi culpa.

 

Todos somos esclavos de nuestros propios fantasmas, pero todos, tenemos la solución para que aquellos fantasmas que atormentan nuestras vidas tomen el sendero que debieron haber tomado desde un principio.

SKLAVE MEINER GESPENSTER

(Esclavo de mis fantasmas)

 

Al fin el moreno se había dormido, después de lo que parecieron horas de llanto silencioso; y ahora con él recostado en su pecho con esa expresión apacible que sólo se daba cuando se descansaba, sintió como algo golpeteaba su cabeza con la fuerza de una bombarda. Sabía que ese Potter durmiente, sólo era un pequeño resquicio de lo que un día fue, y él quería que ese Potter, ese Gryffindor con complejo de mártir, ese moreno que varias veces le pateó con fuerza su aristocrático trasero, ese joven que en cada partido de quidditch dejaba fluir su magia, libre, poderosa, ante la sensación de libertad al volar en su Saeta, ese chico al que a cada obstáculo impuesto, miraba siempre hacia adelante con determinación en sus orbes verdes, el que cada vez que le decía una sola palabra sarcástica saltaba hacia él mostrando en sus facciones como un libro abierto todo aquello que sentía.

 Podría sonar ilógico para cualquiera pero incluso extrañaba cuando ese joven de 1.65 trataba de acorralarlo a él con su 1.80 pero siempre terminaba alzando su varita directo a su yugular al verse en una clara desventaja métrica; extrañaba ver ese dulce rostro mostrando sólo para él esos adorables mohines de furia. Extrañaba a su némesis, porque si el actual Harry Potter se encontraba muerto en vida, el antiguo Harry Potter, se llevó consigo la mitad de su alma y con ello su vida, lo único que lo hacía sentirse libre y le daba cierta paz…Su eterna rivalidad.

 

Y así, contemplándolo mientras sentía el pronto amanecer, miró con determinación hacia el horizonte, traería al antiguo Potter de vuelta, y con ello la mitad de sí mismo.

 

 

 

 

Habían ya pasado tres días desde lo ocurrido en la cámara de Salazar Slytherin, tres días en los que rehuyó del rubio Slytherin el cual justo a la hora del desayuno, esa misma mañana, después de lo sucedido, le taladraba la nuca con esa mirada plata que de cierta forma lo estaba poniendo nervioso y no en el buen sentido.

 

Después de la clase de Herbología le tocaba pociones, su última clase del día, con Slytherin. Suspiró con tristeza recordando al profesor Snape, recordando como Nagini lo mató, recordando cómo le pidió que embotellase sus lágrimas, aquellas lágrimas que le mostraron un pasado revelador y doloroso, recordó como él dio su vida, por él, por el eterno amor que le tuvo a su madre, él en cierta forma si lo amaba, como si él hubiera sido su hijo, pero para protegerlo se enfundó en esa máscara de odio y se concentró sólo en el parecido con su padre, canalizando todo lo malo que le ocurrió en sus años de escuela por culpa de él, pero en el fondo siempre lo amó, y de alguna forma Severus lo sintió a él como si fuese su hijo, cuando con su mirada agonizante le tomo el rostro y en sus últimas palabras dijo “tienes los ojos de tu madre” con esa mirada cargada de eso… amor; el maldito amor que sólo le había causado dolor en su vida y que probablemente se lo seguirá causando, porque todo aquel a quien ama lo pone en riesgo, le quita la vida.

 

La clase se dio por terminada y él rápidamente recogió sus cosas y salió presuroso hacia las mazmorras sin importar que sus amigos lo llamasen, en esos momentos quería estar solo.

 

Llegó al aula de pociones sin ningún inconveniente, afortunadamente nadie había llegado todavía; entró al aula y como últimamente hacía, se ubicó en el último puesto, cerca de la pared, donde la luz de las ventanas no le daba, donde la mayoría no le prestaría atención ni en donde el profesor Slughorn lo haría salir para hacer cualquier demostración con la poción del día frente de la clase.

 

Recostó su cabeza contra la pared, viendo cómo iban llegando tanto Gryffindor’s como Slytherin’s, y por demás él Slytherin, quien al entrar, ubicó su penetrante mirada sobre él, quien solo cerró sus ojos, esperando a que el escrutinio pasase y el Slytherin lo dejase en paz.

 

 

 

SKLAVE MEINER GESPENSTER SKLAVE MEINER GESPENSTER SKLAVE MEINER GESPENSTER SKLAVE MEINER GESPENSTER

 

Habían pasado tres malditos días, tres malditos días en los cuales no se podía sacar a Potter de la cabeza, en donde su mente repetía una y otra vez lo sucedido en aquella cámara, y en donde su jodida mente también distorsionaba la realidad de lo vivido, mostrándole a un Potter gimiente y deseoso ante su toque, ante sus besos, ante sus embistes, un Potter que correspondía de forma pasional ante los estímulos que él le proporcionaba.

 

Si su cabeza se había vuelto un caos al momento de haber dicho esas palabras aquel día que pilló a Potter escabulléndose por los pasillos, ahora no tenía solución alguna la vorágine que sentía dentro de ella.

 

Como lo había predicho su propio subconsciente después de aquella noche nada volvió a ser igual, recordó como esa misma mañana al levantarse el moreno ya no estaba ahí, no supo el momento en el que el Gryffindor se había levantado, quizás por haber estado durante tanto tiempo despierto, siendo mudo testigo de cómo Potter se seguía fragmentando en miles y miles de pedazos, hasta que lo venció el cansancio con el moreno entre sus brazos.

 

Se dirigió hacia sus habitaciones en Slytherin para darse un baño y prepararse para sus clases; después de ello, cuando entró al comedor lo primero que hizo fue buscar a Potter con la mirada en la mesa de los leones. Y ahí lo encontró, como si no hubiese pasado nada la noche anterior entre ellos dos, con esa mirada taciturna y vacía, o quizás sí, porque cuando el moreno se percató de su mirada, aquel rostro tomó un imperceptible tono rosa, y esa mirada esmeralda se desvió hacia el plato de su desayuno.

 

Y así estuvieron durante estos tres días, jugando al gato y al ratón, o mejor dicho a la serpiente y el minino, ya que cuando él quería abordar a Potter para reñirle o simplemente para acorralarlo en una de las paredes de los pasillos, este simplemente le rehuía o sencillamente parecía como si el mismo castillo se lo hubiera tragado hasta las horas de las comidas en donde lo podía ver desde la distancia y siempre con esa misma aura retraída y triste que tanto le enfurecía… Hasta hoy.

 

Justo después de su clase de Aritmancia tenía pociones con Gryffindor, y esta vez Potter no se le iba a escapar.

 

Después de lo que le parecieron horas, la clase se dio por terminada. Tranquilamente recogió sus cosas y se dispuso a salir del aula, no necesitaba llegar rápido porque sabía que el moreno estaría ahí.

 

Cuando llegó al aula junto con su grupo lo primero que buscó con sus ojos fue al moreno, el cual estaba como últimamente se le encontraba, en la última fila cercana a la pared donde en estos momentos reposaba su cabeza mientras miraba a la nada, hasta que las orbes esmeraldas se chocaron con las suyas, pero como hacía él desde el inicio del período escolar y aún más desde lo sucedido hace tres días, el moreno rehuyó a su mirada, esta vez cerrando sus ojos, mostrando en su postura un gesto de derrota.

 

 

No sin un poco de frustración e ira ante lo sucedido hacía escasos segundos, compuso una mueca de desagrado mientras se ubicaba en las filas delanteras como siempre lo hacía en esta clase. Extrañaba a Severus, el si era un gran mentor, no como Slughorn quien sólo era un perro faldero detrás de aquel o aquellos que poseyeran algo importante, fuese por su sangre, su linaje, su pasado, su fama o su fortuna. Estaba en esa diatriba mental cuando llegó el profesor, pidiendo orden a los últimos estudiantes que se adentraban a la clase, para después dirigirse al pizarrón a escribir los ingredientes de la poción que se iba a realizar.

 

 

Luego de dos horas en las cuales afortunadamente ningún caldero explotó y en la que la mayoría lograron una poción medianamente decente, exceptuándolo a él y a Granger, salió del aula esperando a que saliesen los amigos del moreno, como predijo ya que cada día Potter los estaba alejando de él. Caminó solo un par de metros cerca de unas aulas en desuso, de las mazmorras, siendo una de las zonas más oscuras de las mismas. Escondiéndose sigilosamente en uno de los pasillos, esperando a la salida del moreno que como siempre era el último.

 

Pocos minutos después vio a Potter dirigirse hacia los pasillos por donde él estaba, con su últimamente mirada perdida y ese semblante de tristeza infinitos que ni sus amigos lograban sacarle. Estiró sigilosamente un brazo justo cuando pasaba a su lado tapándole la boca mientras que con el otro brazo apresaba con fuerza de la cintura al moreno, quien se revolvía entre su agarre para segundos después tenerlo apresado entre la pared y su cuerpo, mientras el Gryffindor lo miraba con cierto temor, siendo todavía apresados sus labios contra una de las manos del rubio.

 

—Bien Potter, al fin pude atraparte- Habló por fin el rubio quien había esperado a que el moreno se calmara y dejara de moverse, quitando la mano de sus labios.

 

—Que quieres Malfoy— Dijo en tono cansino Potter, sin dejar ahora de mirar las orbes platas, no sin un poco de cautela.

 

-Acaso no sabes que quiero, Potter- Respondió el rubio acercando más su cuerpo al del moreno, restregándose levemente contra él mientras bajaba su cabeza hacia uno de los oídos del ojiverde quien se estaba alterando.

 

—Yo ya cumplí con mi parte Malfoy, ya te pagué por tu silencio, así que por favor déjame en paz. — Dijo removiéndose, intentando escapar de la prisión que era el cuerpo del Slytherin, sólo causando más fricción entre sus cuerpos.

 

—Eso no es cierto Potter— Susurró el rubio contra su oído, dándole después una lasciva lamida al lóbulo, que hizo estremecer al Gryffindor.- Porque tu prometiste que a cambio de mi silencio, tendría tu cuerpo, pero yo soy quien decido, cuando…—Decía mientras deslizaba una mano por los costados del moreno hasta posarla sobre los pantalones de este— Dejarás de ser mío- Terminó el platinado haciendo que Potter alzara su rostro, acercándolo al suyo, mientras veía como las orbes esmeralda brillaban temerosas, para por último volver a probar el sabor de los labios de Potter, quien no dejaba de temblar bajo el rubio.

 

—Eres un maldito manipulador— Susurró Harry con voz dolida cuando el rubio terminó aquel demandante beso, forcejeando para soltarse del férreo agarre al que lo mantenía Malfoy, logrando por lo menos un poco de espacio, ya que de nuevo volvía esa aterradora sensación de encierro, volvía el miedo.

 

-No lo soy- dijo mientras alzaba una mano hacia su rostro acariciándole imperceptiblemente una de las mejillas al moreno quien volteó bruscamente su rostro ante el contacto.- sólo estoy diciendo que todavía no has pagado completamente por mi silencio. Así que te veo hoy a la media noche, de nuevo en la cámara de Salazar.- Terminó el rubio dándole un último beso, dejando al moreno ahí en la pared, por la cual se fue deslizando poco a poco hasta quedar en el frío suelo en donde se abrazó a si mismo mientras las lágrimas comenzaban a descender por su rostro.

Notas finales:

Aviso: Hola a todos, espero que les haya gustado este capítulo, en estas notas finales, quiero comentarles que tardare por lo menos un par de semanas en actualizar este fic. En primer lugar porque quiero poner a todas las páginas donde publico al día con este fic, el segundo motivo es porque estoy re editando mis viejos fics, y poder volver a subir aquí Snow Harry el cual fue eliminado de mi cuenta por la administradora. Así que espero y agradezco que me puedan tener paciencia, que yo me esforzare al máximo para estar al día con todo muy pronto.


 


Y también un agradecimiento especial a:


 


la rosa


blanca_bunny


marizu194


Draco DT


Kassy y Jade ( jeje su otra personalidad)


Shana18


Alicia


 


Mil gracias por sus lindos comentarios =)


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