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UNDERWORLD por RHYO-DARCK

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Notas del capitulo:

Nah! 

Por fin, nuevo capítulo después de todo este tiempo. 
Les juro que hasta parece que la vida me lo pone dificil. *Risas* Primero tardaba debido a la universidad, ahora debido a mi trabajo. 
Pero ya saben que me comprometo a terminar esta historia, aunque me tarde. Espero que ustedes se comprometan a seguirla, aunque la espera sea tan dura. 
Bueno, muchas cosas ocurrirán, y espero que les sorprenda. Ojalá el capítulo los deje con el ansia de esperar el siguiente. 
Sin nada mas que agregar, ¡A leer! 

Inhuman - Inhumano 

 

UNDERWORLD

Capitulo once

Inhuman

 

 

 

Naruto gimió cuando la sensación de entumecimiento alcanzó los dedos de sus pies. Los enroscó en un intento por canalizar las sensaciones que bajaron como liquido desde la nuca hasta la espalda baja. Apretó los parpados y echó su cabeza hacia atrás cuando una nueva corriente lo golpeó en uno de los movimientos. No tenía que preocuparse porque las paredes de piedra dejaran salir un sonido fuera de la habitación, los gruesos muros absorbían los suspiros y los gritos. Tener sexo o tener una pelea se quedaba en secreto para los demás.

 

Sasuke acarició su interior lentamente e hizo que Naruto volviera a gemir. Tener sexo la primera vez había sido sencillo. Las emociones y la novedad los había sumergido en el momento ignorando todo lo demás. La segunda ocasión que intentaron hacerlo, Naruto fue consciente del dolor y la incomodidad volviendo el proceso más largo. Sasuke ahora tenía que hacer las cosas lentamente antes de que Naruto comenzara a sentir placer de verdad. Y al mismo tiempo, debía distraerlo constantemente con otros estímulos por lo que ahora tenía que masturbarlo casi todo el tiempo. Con eso en mente, Sasuke ya no estuvo seguro si Naruto sentía placer porque lo acariciaba o porque lo penetraba, y encontró ese detalle ligeramente frustrante.

 

– Espera… –Suspiró Naruto con voz estrangulada.

 

Sasuke se detuvo. Contempló a Naruto respirando agitado y frunciendo el ceño en incomodidad. Sasuke quiso gruñir pero se contuvo. No debía impacientarse y tampoco molestarse si Naruto de pronto no quería seguir por instantes. Si Naruto no disfrutaba o se sentía adolorido, no era culpa de Uzumaki sino suya. Se quedó quieto aguardando el momento en el que su rostro dejó de contorsionarse y su respiración se volviera normal. Naruto abrió los ojos y envió una sonrisa de disculpa, habían estado deteniéndose a medio camino cada vez que Naruto sentía que su parte inferior se contraía punzando. Naruto sabía que esas interrupciones molestaban a Sasuke aunque él no hiciera ningún reclamo.

 

– Perdón. –Murmuró Sasuke para atraer su atención– Voy a tener más cuidado y lo haré despacio…

 

– Ya estoy bien. –Se acomodó en su lugar– Si vamos más despacio que esto no vamos a terminar hasta en la mañana, y no precisamente satisfechos. –Naruto se estremeció cuando sintió a Sasuke deslizarse perezosamente hacia atrás y luego volver a entrar en el mismo ritmo– ¡Ay, por favor, Sasuke! ¡No lo hagas así! –Se quejó.

 

– Mira, si me muevo rápido te va a doler. –Repitió el movimiento.

 

– ¡Pero si lo haces así me vas a dormir! –Sasuke hizo un gesto– ¡Diablos, esto no nos pasó antes! –Dejó caer los hombros con pesadez.

 

– ¿No crees que no he pensado lo mismo? –Volvió a moverse despacio– Yo tampoco me siento bien con esto, pero si no voy lento primero entonces no vamos a hacer nada al final. Entiende, no quiero que te duela.

 

Naruto apretó los labios con molestia. No era como si realmente no sintiera nada, cada vez que Sasuke se movía el hormigueo dentro de él se relajaba. Pero si lo hacía lentamente, el lapso entre cada caricia parecía sólo incrementar el ansia. Maldijo su cuerpo, no lograba entender cómo es que ahora se ponía tan difícil. Trató de concentrarse. Quizás si ponía mucha atención a cada cambio, su mente se relajaría y soltaría su cuerpo lo suficiente como para que Sasuke también lograra sentirse bien. Quería que volvieran a sentirse de la forma en la que lo hicieron la primera vez. Quería que dejaran de pensar, que sus cuerpos se movieran por instinto y que las sensaciones los enloquecieran hasta el punto de no recordar que pasó con ellos. Naruto deseó el mismo despertar que en esa ocasión, donde la luz de la mañana quemaba y su cuerpo temblaba satisfecho y feliz de todo lo que le hicieron aunque haya sido con poca delicadeza. Pensando en ello, comenzó a realmente sentir todo y sonrió para sus adentros cuando su cerebro volvió a dejar caer ese líquido placentero que recorrió su espina.

 

Sasuke sintió de pronto que su miembro dejó de ser asfixiado y volteó a ver a Naruto. Lo notó con los ojos cerrados y una leve sonrisa en sus labios respirando con ligereza en cada movimiento. Sonrió. Por fin podía hacer lo suyo. Se retiró hasta solamente dejar la punta y volvió a entrar con toda su longitud de golpe. El gemido que salió de la boca de Naruto fue suficiente aceptación para continuar con ese ritmo. Cerró los ojos disfrutando de la sensación después de la tortura y represión de los primeros minutos. Jadeó en el siguiente movimiento. Eso era lo que le gustaba. Esa sensación de succión y abrazo que las paredes de Naruto le otorgaban cada vez que entraba en él.

 

Sus manos en las piernas de Naruto se aferraron con brusquedad al tiempo que comenzó a embestir con más fuerza. No le importó hacerlo muy rápido y con poco control, su cuerpo necesitaba la liberación. Naruto tampoco pareció molestarse por su actitud, lo escuchaba disfrutando. Siempre ocurría eso, después de la paciencia y la contención, salía a flote la urgencia, la agresión y el poco raciocinio. Sasuke abrió los ojos viendo como su flequillo se había alborotado hacia delante nublándole la vista. La vista de Naruto llegando al placer que tanto le encendía ver.

 

Naruto arqueó la espalda y logró presenciar ese gesto en Sasuke; Como sensualmente se echó el cabello hacia atrás con una mano mientras sus ojos fijos en él se volvían más oscuros. Jadeando con la boca abierta, moviéndose, sosteniéndose el cabello. Jamás pensó que Sasuke podría verse tan deseable a sus ojos. Quiso soltar una carcajada sin motivo. Quizás por lo bien que se sentía lo que le hacía. Quizás porque él era el causante de la pasión de Sasuke. Quizás porque se sentía presumido y altivo que de todas las mujeres con las que Sasuke hubiera podido hacer eso, era él quien estaba ahí. Sasuke se consumía en él y por él. Y eso simplemente fue el afrodisiaco que le provocó la primera ráfaga de escalofríos al clímax. Pero, al contrario de la primera vez, Naruto no sentía que podía venirse sólo siendo penetrado, así que llevó una mano a su erección, masturbándose sin perder ningún detalle del espectáculo. Aunque no era consciente que él mismo le estaba brindando uno a Sasuke.

 

Sasuke percibió la forma en la que los parpados de Naruto temblaron y se cerraron. Y entonces la contracción de los músculos alrededor de su erección le avisó que debía darse prisa o sería el único sin terminar. Soltó las piernas de Naruto y se inclinó hasta tomarlo por la cintura. Naruto jadeó en sorpresa cuando sintió a su cuerpo ser levantado y echado de nuevo a la cama obligándolo a darse la vuelta, soltó su erección con prisa para colocar ambas manos como soporte. Sasuke no le dio tiempo de pensar en nada y volvió a introducir su erección que se había salido con el giro. Sasuke gruñó con regocijo al notar como su miembro entraba más profundo en un ángulo que le permitió moverse con más libertad. Se irguió otra vez sintiendo un nuevo alivio en su espalda. No le disgustaba abrazar a Naruto y besarlo mientras se movían, pero simplemente era demasiado incomodo para su cuerpo permanecer agachado. Solía terminar con dolor punzante después del acto y eso sin duda era un problema para los entrenamientos del día después.

 

Naruto quiso volver a levantarse. La posición le produjo un sentimiento vulnerable que caló en algún lugar dentro de su cabeza. En cuanto levantó la parte superior sosteniéndose de sus brazos, la mano de Sasuke se posó en su espalda empujándolo contra la cama. Con las caderas elevadas, Naruto no tuvo más opción que sujetarse a las sabanas cuando Sasuke volvió a arremeter contra él sin hacer pausas. Sus oídos se llenaron de los golpeteos de las caderas de Sasuke contra sus glúteos y la humedad de su entrada ser invadida una vez tras otra. El complejo sólo duró un par de golpes antes de que sintiera como si los nervios se derritieran, y la tensión se acumuló en el fondo de su vientre en el instante que Sasuke comenzó a masturbarlo acompasando su ritmo a él. Dejó salir un par de sonidos inentendibles envueltos con un par de jadeos y gruñidos antes de que su mente quedara en blanco.  

 

Sasuke apretó los parpados cuando el interior de Naruto lo succionó y aprisionó al mismo tiempo. Una sola sensación bajó de su cerebro a su columna, y de su columna subió hasta su vientre. Tembló cuando el placer subió de su escroto a su erección en un giro sin retorno, apenas consciente de que la mano que tenía sobre la erección de Naruto se humedecía. Abrió la boca gimiendo mudamente y levantó la barbilla cuando toda la presión se liberó recorriendo cada centímetro de su cuerpo, rebotando como un relámpago descontrolado que lo relajó todo. El vértigo y los brillantes colores tras sus parpados le hicieron fruncir el ceño y terminar respirando con dificultad. Cuando la bruma del orgasmo se fue desvaneciendo, su cuerpo se quedó con el hormigueo agradable de los últimos coletazos. La somnolencia atacó casi de inmediato, pero aun así obligó a sus ojos a abrirse sólo para cumplir el agradable cuadro de ver a Naruto hecho el desastre que tanto le enorgullecía. Pero olvidó que había girado a Naruto y no sería su rostro adormilado y viciado de placer y cansancio lo que vería, sino su espalda sudorosa y la nuca expuesta. Verlo así le pareció erótico. Algo dentro de él le empujó a recostar su cuerpo sobre esa espalda y abrir la boca para alcanzar la nuca con los dientes y dejarle un ligero mordisco. Un pensamiento extraño cruzó por su mente, pero de alguna forma Naruto a su merced se le antojó delicioso.

 

– ¿Estás bien? –Preguntó Sasuke con un ronroneo mientras volvió a dejar un mordisco en la nuca de Naruto.

 

– Creo que si… –Suspiró todavía acogido por la embriaguez– ¿Por qué carajos me volteaste, bastardo? –Su voz tomando lucidez– Ahora me faltaba esto, que quisieras hacérmelo por detrás. Que maldito.  

 

– ¿No te gustó? –Salió de su interior recibiendo un gruñido– Si lo odias no lo volveré a hacer… –Dijo retirándose de encima de Naruto y recostándose a su lado.

 

– No iría tan lejos como para decir que lo odio pero… –Dejó caer su parte inferior a la cama y ladeó la cabeza para ver a Sasuke que tenía una mirada preocupada. Que injusto era el Uchiha. Sabía que si lo miraba con ojos de arrepentimiento él terminaría por sentirse culpable y le perdonaría todo– Mierda. –Miró a otra parte– No lo odio, maldición. Sólo avísame la próxima vez.

 

Sasuke sonrió. Naruto maldijo en su mente, seguía sin creer que ahora fuera tan débil con Sasuke. Quizás y Sasuke lo sabía y hacía esa clase de cosas a propósito con el fin de probarlo. Negó. Debía de recuperar un poco de su viejo yo y ponerse firme. Todo eso se había originado desde el día en que creyó haber perdido a Sasuke en una de las salidas de cacería. Así que la felicidad de tenerlo a su lado vivo se anteponía al orgullo y terquedad, hacía cualquier cosa que Sasuke le pidiera. Poco más de dos semanas habían pasado y el tema del retorno milagroso de Sasuke aún se tocaba de vez en cuando.

 

Sasuke siguió insistiendo en no querer hablar de lo sucedido y todos dejaron de presionarlo. Itachi no lo había mandado citar formalmente para entablar una plática donde le respondiera sus preguntas, así que nadie más insistió por el momento. Todos en la fortaleza sabían que cuando Itachi le ordenara decirle todo, Sasuke no tendría opción más que obedecer. La verdad saldría a la luz cuando el líder tuviera un tiempo libre y se sentara a hablar con su hermano. Naruto rodó en su lugar y miró fijamente el techo. Se preguntó qué es lo que había sucedido con Sasuke fuera de los muros. Ellos tampoco habían tocado el tema desde que Sasuke nunca inició la conversación de ello. Naruto conocía a Sasuke y si él no quería decirle nada, no se lo sacaría ni con golpes. Suspiró resignado. Los ojos se le entrecerraron y dejó escapar un bostezo.

 

– ¿Quieres dormir? –Preguntó Sasuke con voz suave. Atento a todos los gestos de Naruto, lo contempló en su meditación. Sasuke sabía que Naruto también quería preguntar cosas, sólo que se contenía.

 

– Si. Pero primero vamos a limpiar esto. –Se levantó con desgane y caminó hacia la jarra de agua para iniciar el ritual de limpieza que hacían en cada ocasión que tenían sexo o se acariciaban– ¿Sasuke? –Volteó hacia atrás cuando no sintió que lo siguió.

 

Sasuke estaba sentado en la cama con la mirada fija en Naruto. Tenía un gesto pensativo, como si debatiera algo consigo mismo. Naruto vio como la laringe de Sasuke tembló por un momento, pero al final no dijo nada. Sasuke se levantó de su lugar y caminó hacia él. Tomó la jarra de agua de las manos de Naruto. Alcanzó el paño sobre la repisa y lo humedeció.

 

Naruto lo miró seriamente mientras se limpiaba. Sasuke siempre había sido una persona reservada pero la forma en la que pareció desear gritar algo y después ocultarlo se volvió una visión frecuente. Los recuerdos de la oscuridad del manto debían ser como concreto en los tobillos, pensó. Cuando terminaron de asearse volvieron a recostarse en la cama cubriéndose con los mantos acolchados por el cambio de estación. Naruto no pudo seguir meditando la situación, cayó dormido de inmediato por el cansancio. Sasuke le acarició el cabello con manos temblorosas, pero Naruto ni siquiera pudo despertar lo suficiente como para preguntar qué ocurría con él. 

 

 

 

 

 

 

 

Naruto hizo un gesto en el momento que se agachó por flechas. Sintió que algún nervio en su espalda se estiró con rudeza y dejó escapar un leve quejido. Tomó el faje de flechas deprisa y se incorporó con cuidado. Merecía sentirse así después de haber dejado a Sasuke hacer lo que quisiera con él la noche anterior, se dijo.

 

Los campos de tiros ya estaban vaciándose para esa hora de la tarde y el receso para la comida estaba cerca. Naruto había estado cerca de tres horas practicando tiros porque no creyó ser capaz de hacer una rutina de estiramientos y ejercicios. No con su actual condición. Soltó una maldición cuando la flecha dio en el círculo fuera del blanco. Necesitaba concentrarse. Acomodó otra flecha y estiró la cuerdilla del arco hasta que rechinó. Entrecerró los ojos tratando de ubicar la punta de la flecha un espacio lejos del blanco, tal y como Sasuke le había enseñado hacía tiempo. Esperó a que el viento dejara de soplar y entonces soltó la flecha que zumbó hasta detenerse en el centro del blanco. Naruto suspiró satisfecho.

 

Su record de aciertos aún era bastante pobre, pero si comparaba sus tiros actuales con los de hace un par de meses, entonces podía decir optimistamente que había mejorado mucho. Cuando acomodó otra flecha con la intención de tirar, su espalda volvió a estirarse y el dolor agudo le hizo decidir que había sido suficiente entrenamiento por ese día. De mala gana guardó el arco cerca de las canastillas y arrojó el estuche con flechas. Decidió hablar con Sasuke, toda esa cosa del sexo continuo le estaba pagando muy mal. Si por alguna razón debía volver a salir de cacería, se las vería bastante difícil si no podía moverse con libertad. Ya habían pasado dos semanas, la euforia de su reencuentro ya debería de menguar. Pateó una piedrecilla y asintió para sí mismo al tomar esa decisión. Mientras caminaba hacia el castillo su mente comenzó a maquilar un discurso para decirle a Sasuke que el sexo debía de moderarse.

 

Subió hasta su cubículo y le extrañó encontrarlo vacío a esa hora. Sasuke por lo regular realizaba su rutina de ejercicios con los equipos y luego regresaba a la habitación. Quizá le había tocado un ciclo más largo, pensó. Se encogió de hombros restándole importancia y se encaminó hacia el closet para tomar una de las telas que funcionaban como toalla, se la echó al hombro y descendió al primer piso. Cerca de la hora de la comida todos estaban terminando cualquier actividad, por lo que Naruto esperó que las termas estuviesen vacías. Cuando abrió la puerta de madera asomó la cabeza y agudizó el oído. Nada más que el agua fluyendo y desbordándose de la pila le indicó que no había nadie en el interior. Sonrió. Alegremente entró y recargó una cubeta frente a la entrada. Si alguien intentaba entrar y encontraba la puerta con esa ligera obstrucción, pensaría que en el interior estaba una mujer y se marcharía. Los hombres dentro de la fortaleza preferían esperar que molestar a una mujer. Nadie se arriesgaba a no tener los favores de una de ellas desde que eran tan escasas.  

 

Naruto se desvistió y se adentró en la pila de agua caliente hasta los hombros. Soltó un suspiro de gozo. El motivo por el cual no quería que nadie entrara, recaía en el hecho de que ahora más que nunca, era consciente de su desnudez. Tener sexo con Sasuke tenía consecuencias más allá del dolor de espalda o la incomodidad de despertar y sentir como si algo aún estuviera en el interior de su entrada. La primera vez que lo hicieron descubrió marcas de besos ligeros. Naruto no podía arriesgarse a compartir el baño con otros hombres y tener algún indicio de actividad en lugares que para él no fueran visibles pero para los demás sí. Era consciente de que en esos momentos, Sasuke no pensaba con claridad y en ocasiones, en medio de la euforia, olvidaba que no debía morderlo. Y no podía regañarlo porque él mismo cometía esos deslices. Había ocasiones donde rasguñaba o mordía a Sasuke y las marcas quedaban hasta la mañana siguiente. Por lo que era preferible mejor tomar un baño sólo los dos. Pero como Sasuke no estaba en el cubículo, Naruto no quiso esperarlo.

 

Sumergió su cabeza en el agua y alcanzó uno de los jabones que reposaban en la orilla de la pila. Lo frotó en sus manos hasta hacer espuma para luego comenzar a limpiarse. Encontró un puñado de hilos de fibra y lo remojó. Después de enjabonarse utilizó la fibra para tallarlo y deshacerse de toda la suciedad del entrenamiento. Con la estación ya cambiada, los vientos eran fríos y los cielos más grises. El polvillo se levantaba y se pegaba a la piel sudorosa. El escozor del agua caliente lo relajó y decidió que era buena idea tomarse su tiempo en el agua. Reclinó la cabeza en la orilla de la pila y suspiró llevando sus pensamientos a recuerdos vagos.

 

 

 

 

 

 

 

Sasuke barrió el campo de tiros con la mirada pero no encontró a Naruto por ningún sitio. Caminó hacia el final de las murallas por si estaba recogiendo puntas de flecha. Se echó las manos a los bolsillos ignorando las miradas de los cazadores que notaron su presencia.

 

Todo el asunto de su regreso le pareció irritante, las personas no tenían otro quehacer más que meterse en la vida de los demás. Estaban tan acostumbrados a la monotonía que si algo se salía de los márgenes ellos volcaban toda su atención en enterarse de los detalles más ridículos. Sasuke no había querido hablar con nadie al respecto, ni siquiera con Naruto. No estaba interesado en reunirse con todos alrededor de una fogata y contarles sus vivencias como si fuera un cuentista entreteniendo a niños.

 

Llegó hasta la orilla y asomó la cabeza sólo para verificar la ausencia de Naruto. Chasqueó la lengua contra sus dientes en fastidio y decidió regresar al cubículo. La única forma de mantener al margen a los habitantes de la fortaleza era encerrarse en su habitación. Nadie tenía el valor de tocar la puerta, todo mundo sabía lo temperamental y agresivo que podía ser Sasuke, así que era un alivio tener al menos un espacio donde resguardarse de las habladurías. Aceleró el paso cuando vio que algunos hombres dejaron sus arcos en el suelo y le dirigieron una mirada ansiosa. Quiso ahorrarse todo ese asunto lo más pronto posible.

 

– Espera, Uchiha. –Llamó uno de los cazadores. Sasuke lanzó una maldición en voz baja.

 

De mala gana Sasuke se detuvo en su sitio y se dio media vuelta para encarar al sujeto que le había dirigido la palabra. Con irritación notó que todos habían dejado su entrenamiento para poder observar la situación. El hombre de alrededor de veintisiete años se acercó a él con semblante serio.

 

– Sé que Itachi-san no te ha convocado a una reunión para que le cuentes lo que sucedió el día en que te quedaste fuera de la fortaleza… –Comenzó. Su voz estaba cargada de curiosidad, pero también de temor. Sasuke lo miraba fijamente con una mueca molesta y eso puso al hombre nervioso– Ha pasado mucho tiempo ya como para que no quieras decir nada…

 

– ¿Por qué tendría que decirles algo? –Escupió Sasuke en voz baja– Lo que me pase no es asunto suyo.

 

– ¡Es asunto de todos! –Se metió otro hombre a la conversación, ofendido por el comentario de Sasuke– ¡Todos estamos en este mundo y corremos el mismo riesgo! ¡Tú sobreviviste afuera por días y con el manto presente! ¡Nadie antes jamás había hecho algo así, así que si hay algo que nos asegure la supervivencia debes de decírnoslo!

 

– Me largo de aquí. –Dijo Sasuke dando media vuelta con la intención de cumplir su anunció.

 

No alcanzó a dar más de cuatro pasos antes de que alguien lo tomara por los hombros y le diera la vuelta con brusquedad. La acción primero le hizo abrir los ojos, debido a la sorpresa de ver a alguien atreverse a ponerle las manos encima, pero luego su mirada se afiló contra quien osó tocarlo.

 

– ¡Tú no puedes sólo irte y negarte a decir nada! –Le gritó un cazador en pleno rostro– ¡Te exijo que nos digas que pasó allá afuera! ¡Es nuestro derecho saberlo! 

 

– Quítame las manos de encima… –Murmuró con un peligroso tono bajo.

 

– ¡Él tiene razón! –Interrumpió otro cazador sin poner atención al pedido de Sasuke– Es nuestro derecho saberlo. Como el cazador que también eres deberías de comprenderlo. Si hay algo que podamos hacer para estar a salvo allá afuera, debes de decírnoslo. ¡Es la regla! ¡Si alguien descubre un punto débil en una bestia o un refugio o una ruta de escape, debe decírselo a los demás!

 

– ¡Eres el único que ha sobrevivido un desquiciado número de días y con el manto! –Reanudó su griterío el hombre que lo sujetaba– ¡Habla ahora que fue lo que te pasó allá! ¡Dinos que es lo que debemos hacer cuando…!

 

El hombre se vio interrumpido de pronto. Sasuke levantó sus manos y alejó aquellas que lo tuvieron aprisionado. En un rápido movimiento tomó al hombre por el cuello y con una rudeza y facilidad inverosímil lo estrelló contra el muro. Todos abrieron los ojos ante el arrebato de Uchiha y su mirada colérica. El cazador llevó sus manos a las de Sasuke cuando sintió que la presión era demasiado fuerte. El hombre sintió a los dedos de Sasuke presionando sobre la piel su carne y musculo, como si buscara reventarle la garganta. Abrió la boca para aspirar con un ruido áspero y entonces Sasuke lo soltó.

 

El cazador cayó al suelo y comenzó a toser. Nadie puedo moverse a socorrerlo debido a la impresión. Habían escuchado que Sasuke era fuerte, lo suficiente como para haberle plantado cara a Nagato en una pelea, pero lo que presenciaron en ese instante fue mucho más de lo que los rumores contaron. Todos notaron que con una sola mano incluso levantó los pies del suelo del hombre. Sasuke entrecerró los ojos, viendo el rostro de cada uno de los presentes en el campo. Luego sólo se centró en el hombre en el suelo.

 

– No vuelvas a tocarme… –Advirtió.

 

El campo se quedó en silencio mientras Sasuke dio media vuelta regresando a la fortaleza. Despacio los cazadores comenzaron a acercarse para asegurarse que su compañero estuviera bien. Le ayudaron a ponerse de pie, notando la forma en que el área del cuello comenzó a tornarse rojiza, haciendo visible la huella fantasmal de una mano.

 

– ¿Estás bien, Tatsumi? –Preguntó uno de sus compañeros.

 

– Si… –Se llevó una mano al cuello acariciando el hormigueo desagradable sobre la piel. Sus ojos se dirigieron hacia las puertas de la fortaleza. Un temblor sacudió su garganta– ¿Qué es él?

 

Sasuke golpeó uno de los muros con el dorso de la mano mientras caminaba hacia el cubículo. Apretó los dientes en un intento de soportar la sensación ácida de enojo que llenó su cuerpo. Suspiró comenzando a calmarse y recargó el hombro en la pared. Sasuke sabía que escenas como esa eran cuestión de tiempo, y aunque se había mentalizado en cómo sería su forma de enfrentar esas situaciones, su temperamento no le era de ayuda. Reanudó su regreso al cubículo y con desgane subió los escalones.

 

Trató de pensar en la forma de hacer que nadie volviera a preguntarle sobre sus días fuera de la fortaleza. Su mirada se ensombreció. No quería recordar. No quería volver a revivir el miedo, la confusión, el dolor y el pánico. El mundo fuera de la muralla era un sitio macabro. No quería siquiera contarle a Itachi su descubrimiento sobre las bestias dentro del manto porque definitivamente toda palabra que saliera de su boca sobre ese día, se dirigiría a la pregunta de cómo sobrevivió tanto tiempo.

 

– Sobrevivir, huh. –Escupió con ironía. Sasuke no estaba seguro si lo que hizo en esos días podría ser llamado de ese modo.

 

Levantó la mano para abrir la puerta de su cubículo. Sintió a su corazón saltar y sus labios se entreabrieron al reconocer la esencia de Naruto al otro lado de la puerta. La habitación siempre se llenaba del olor de Naruto cada vez que él tomaba un baño. Con lentitud empujó la madera sin hacer ruido. Entró cuidadosamente, volviendo a cerrar la puerta y admirando la visión frente a él. Naruto estaba inclinado sobre el closet vistiendo solamente su ajustado bóxer, rebuscando entre la ropa doblada. La espalda humedecida le hizo recordar a Sasuke los momentos de la noche anterior. Sasuke tragó la saliva que se le acumuló en la boca. Sus ojos recorrieron la plenitud de la figura indefensa de Naruto, ajena a su presencia. Entonces lo golpeó el calor. La sensación de ansiedad y hormigueo en el cuerpo que sólo era aliviado con el roce de Naruto durante el sexo. Sasuke sintió la necesidad de volver a estar dentro de él.

 

Naruto lo olió antes de sentirlo o verlo. Reconoció en el aire el aroma de Sasuke golpeando contra su rostro y un escalofrió hizo que irguiera su cuerpo. Se dio media vuelta para rectificar con la vista lo que el cuerpo había anunciado antes. Sasuke. En la entrada de la habitación, viéndolo con ojos profundos y con una respiración pesada. Naruto se preguntó donde había quedado el discurso elaborado anteriormente para reñir a Sasuke cuando volviera verlo. No se molestó en averiguarlo. En una natural respuesta, el cuerpo de Naruto erizó su piel y exhaló el aire que sus fuertes latidos en el pecho le hicieron contener. Naruto podía sentir como todo a su alrededor se ponía pesado, la tensión del encuentro.

 

Sasuke dio un paso deliberado y experimentó esa atmosfera viciosa. Cada centímetro que avanzaba era como remover capa tras capa de gravedad a su alrededor. Se preguntó si todas las personas lograban sentir la química que tenían de forma tan clara como aparentemente ellos podían. La inherente atracción que ambos tuvieron desde su nacimiento y que fue evolucionando hasta despertar en un irrevocable deseo. Sasuke sintió el pesado latido de su corazón golpear contra sus costillas, volviéndose audible para sus propios oídos. Y a pesar de haber estado cerca de ese hombre por dieciocho años, haberlo abrazado, besado y tocado, su cuerpo aún era golpeado por el nerviosismo inicial de verlo a los ojos. Naruto no esperó a que Sasuke siguiera avanzando y él mismo cubrió la distancia que los separaba para tomarlo de la tela de la playera y acercarlo a su boca en un beso.

 

De forma automática Sasuke enredó los brazos alrededor de la cintura de Naruto y lo apretujó contra su cuerpo mientras abría la boca para seguir el beso. Paseó las palmas de las manos por la espalda de Naruto y caminó con él en brazos hasta la cama. Naruto sintió el borde y se sentó en él, separándose de Sasuke.

 

– No vamos a hacerlo todo. –Dijo Naruto. Sasuke se congeló en su sitio.

 

– ¿Por qué no? –Preguntó sintiendo algo de irritación de verse limitado.

 

– Hombre, ¿Sabes lo que se siente estar en mi lugar? –Frunció el ceño– No es que no me guste y eso, pero no creo que te vaya tan mal como a mi después de hacerlo.

 

– Que te duela un poco la espalda o las caderas no es tan grave. –Suspiró desanimado. Naruto lo miró de mal humor.

 

– Tú dices eso porque sólo te duele la espalda o la cadera, bastardo. Pero a mi todavía me duele el trasero y después de hacerlo contigo siento como si todavía estuviera con algo metido hasta el fondo. –Sasuke levantó las cejas con sorpresa. Esa era información que no conocía. Naruto asintió– Si. Tal como lo escuchas, se siente raro por ahí aunque lo hayas sacado. A veces me da miedo pensar en que esa cosa vaya a quedarse abierto algún día o algo.

 

– Eso no va a pasar…

 

– ¿Cómo lo sabes, ah? –Interrumpió– ¿Te han metido algo en el trasero?, la verdad es que estaba pensando en decirte que no era bueno hacerlo tan seguido. Tu terminas, te relajas y ya, pero yo a veces no puedo ni moverme y debo tener cuidado de caminar bien cada vez que salgo…

 

Sasuke se enfurruñó en su sitio y se sentó a un lado de Naruto. Odió admitir que Naruto tenía un punto y él no sabía acerca de cómo era estar en su lugar. Y sinceramente, ni quería saberlo. Ese rol pasivo iba en contra de todo lo que Sasuke era, la sola idea era como repelente para su cuerpo. Desvió su mirada hacia Naruto. Debería ser más agradecido que Naruto aceptara ese rol, pensó. Volvió a suspirar de forma resignada.

 

– Escucha… –Comenzó Naruto al verlo cabizbajo– Sólo dame un descanso. Al menos dos días o algo…

 

Sasuke bufó no convencido, pero asintió al final. Naruto sonrió y se levantó de su sitio para volver a buscar ropa.

 

– Va a ser hora de comer, hay que apurarnos. –Sacó unos pantalones y comenzó a ponérselos– Ya recogieron las plantas del arrozal y seguramente hoy van a poner a hervir un poco. ¡Oh, hombre! Extrañaba comer arroz.

 

– No sabía que había arrozales aquí. –Dijo Sasuke ligeramente interesado.

 

– ¡Tampoco yo! –Rió poniéndose la camisa– Chouji fue el que me lo contó, y como ya terminó el otoño, las plantas estaba bastante altas. Chouji me contó que secan las plantas de arroz después de quitarle los granos y utilizan la fibra para otras cosas, y como él es un tejedor era obvio que supiera todo eso.

 

– Me sigo sorprendiendo de todo lo que han llegado a conseguir en este lugar. –Murmuró– Se han adaptado hasta casi tener una vida decente. Es decir, tienen servicios básicos y alimento, eso en sí ya es bastante decente.

 

– ¿Te refieres al sistema de agua debajo del castillo? –Se terminó de poner una sudadera.

 

– Bueno, es obvio que hay conductos de agua corriente, las termas y las letrinas es una prueba de que han aprovechado las ventajas naturales y sólo las modificaron para beneficio de las personas que habitan aquí. Pero entre mas pienso en las comodidades que tienen, mas me pregunto el tiempo que les tomó crearlas. –Envió una mirada al cubículo– Habitaciones, cama, agua corriente, sembradíos, jabones, ropa, vidrio, papel, metal. Las primeras personas debieron de haberlo tenido difícil.  

 

– Supongo que si… –Susurró.

 

Un ligero silencio llenó el cubículo. Escapar de la realidad de ese mundo era muy difícil. No importaba lo que hicieran, la distracción que tuvieran, si encontraban la forma de divertirse, la realidad avasallaba. Uno de los motivos inconscientes por el que Sasuke quería tener sexo en cada oportunidad, además del placentero momento que tenía entre sus manos al complacerse a sí mismo y complacer a Naruto, era la forma en que el acto no te hacía pensar en nada más. El sexo era una burbuja de ignorancia momentánea donde tenían la oportunidad de enfocarse en ellos mismos dejando de lado la situación que tenían en ese mundo. Naruto carraspeó transportándolos nuevamente a un presente menos amargo.

 

– ¿Vamos a comer? –Sugirió Naruto.

 

Sasuke asintió y caminaron hacia la salida cerrando la puerta tras ellos.

 

 

 

 

 

 

 

– Les dijo que no se metieran en sus asuntos y se negó a decir algo respecto a ese día. Alrededor de quince cazadores presenciaron la discusión. –Deidara bajó el papel lo suficiente para ver a Itachi por el borde. Continuó leyendo– Está escrita su indignación por la negación de Sasuke a compartir información valiosa para los equipos y piden tu inmediata intervención para solucionar este tema que sobrecoge a toda la población del castillo. Eso es lo que dice en resumen. –Itachi entrelazó las manos y recargó su mentón en ellas.

 

– ¿Cuándo fue hecho ese informe? –Cuestionó pensativo. Deidara le envió una mirada seria.

 

– Hace poco menos de una hora. –Respondió– Fue entregada personalmente por el agredido y los quince espectadores que le acompañaron para reforzar la solicitud. –Itachi entrecerró los ojos. Deidara suspiró con cansancio y colocó una mano en su cintura adoptando una posición menos formal– Itachi, tienes que hacer algo. No puedes seguir consintiendo a tu hermano.

 

– No lo estoy consintiendo. –Dijo sin mucha convicción– Sólo esperé a que Sasuke pasara el trago amargo y se tranquilizara. No quería alterarlo con recuerdos vividos si lo interrogaba muy pronto. 

 

– Ya han pasado dos semanas y él muestra signos de recuperación. Incluso volvió a los entrenamientos. –Añadió– Sé que estabas preocupado por él, pero no puedes mostrarle más consideración de la apropiada. Antes de ser su hermano, debes ser su líder y para eso necesitas exigirle respuestas. –Meneó el papel en al aire– Y ellos necesitan respuestas también. Los cazadores están en su derecho de saber todos los descubrimientos que se hagan al respecto del exterior, es de vital importancia.

 

– Lo sé… –Separó su cuerpo de la mesa y se reclinó con pesadez en el respaldo de la silla– Es sólo que han surgido otros problemas con Sasuke que tampoco he tratado aún y no sé cómo debo lidiar con ello de forma delicada.

 

– ¿Qué otros problemas? –Deidara se acercó al escritorio dejando el reporte de los cazadores sobre la mesa– ¿Te dijo algo cuando fuiste a verlo el día después de su regreso?

 

– Mas que decirlo, lo vi… –Meditó. Deidara alzó una ceja confundido. Itachi negó con su cabeza y retomó su antigua postura– No es algo que pueda discutir, es muy personal.

 

– ¿Algo personal? –Frunció el ceño– Itachi no debes involucrar tus problemas personales con las decisiones de la fortaleza. Al menos no en esta ocasión. Si tienes algún problema con Sasuke y no está vinculado a su regreso, entonces déjalo para después.

 

– Tienes razón. –Aceptó– Responder a las dudas de los habitantes debe ser mi prioridad, si debido a la incertidumbre ya se han creado conflictos quiere decir que puede llegar a empeorar. –Le envió una mirada autoritaria a Deidara– Tráeme a Sasuke.

 

– Estará terminando le hora de la comida, así que me dirigiré al comedor. –Anunció– Pero si está en su cubículo te dejaré el resto a ti.

 

– ¿Por qué? –Itachi levantó las cejas con diversión. Deidara refunfuñó a sabiendas que Uchiha conocía la respuesta, así que la escupió de mala gana mientras salía azotando la puerta.

 

– ¡Por qué tu hermano es un bastardo con mal carácter! –Itachi sonrió por un momento antes de sumergirse en una improvisada planeación de cómo se desarrollaría su plática con Sasuke sin alterarlo. Suspiró.

 

– Supongo que en verdad lo he mimado. –Se resignó. Mucho del mal carácter de Sasuke era debido a que Itachi se lo permitía, sin embargo a esas alturas de la edad era claro que eso ya no cambiaría. Ahora Itachi sólo debía de lidiar con ello de la forma más diplomática posible.

 

 

 

 

 

Naruto tuvo miedo de hacer ruido mientras tomaba la sopa de su cuchara, el comedor estaba tenso y silencioso. Volteó a ver a todas partes y se preguntó qué era lo que había ocurrido en esa ocasión. Ningún equipo había salido ese día y tampoco habían ocurrido bajas en las últimas dos semanas, por lo que no comprendió porque parecía gobernar el silencio luctuoso. Escuchó un susurro provenir de la mesa a lado suyo y dirigió los ojos ahí. Los cazadores murmuraban y volteaban disimuladamente a su dirección. Naruto se sintió aludido de la mala atención.

 

Cuando miró a los rostros de sus amigos en la mesa y como ellos trataban de ignorar el ambiente de la habitación, hizo pensar a Naruto que realmente se estaba perdiendo de algo. La paranoia comenzó a surgir con lentitud. Había muchas cosas que podrían provocar que todos lo vieran con malos ojos. Entre ellos, y más importante, la relación secreta que tenía con Sasuke. Pasó un trago audible y miró a sus amigos una vez más en busca de alguna pista despectiva. Shikamaru pareció entender su nerviosismo y confunsión, y con un deliberado movimiento de ojos, señaló a Sasuke. Naruto agrandó los ojos y giró rápidamente la cabeza hacia Sasuke sentado a su lado.

 

– ¿Qué? –Preguntó Sasuke de mala gana en cuanto Naruto lo miró– Termina de comer, Usuratonkachi.

 

– ¿Qué hiciste ahora? –Acusó sin rodeos. Sasuke gruñó y dirigió toda su atención hacia su plato para ignorarlo– ¡Entonces sí hiciste algo! –Regañó.

 

– Sasuke-kun se peleó en el área de tiros. –Murmuró Rock Lee. Naruto se sorprendió y envió una mirada de reproche hacia Sasuke– Pero no te preocupes, Naruto-kun. Sasuke-kun no…

 

– ¿Qué ocurrió en los días que estuviste afuera? –Todos se silenciaron ante la abrupta pregunta de Kiba. El silencio en el comedor se intensificó. Las miradas de los presentes sobre la mesa donde comían– El motivo de la pelea fue porque él no quiso responder a eso.

 

– Metete en tus asuntos, Inuzuka. –Gruñó Sasuke en voz baja. Kiba bufó, con desdén hizo su plato a un lado.

 

– La verdad es que lo quieras o no, eso es parte de mis asuntos, Uchiha. –Dijo empleando el mismo tono que Sasuke, pero su voz no fue tan baja– Soy capitán de un equipo y mi deber es conocer toda la información nueva sobre el mundo fuera de las murallas. Por si alguien no te lo había mencionado, es tu obligación contarnos lo que te pasó.

 

Sasuke se levantó de improvisto arrastrando la banquilla sin delicadeza, haciendo que incluso Naruto casi perdiera el equilibrio. Kiba sostuvo la mirada furiosa de Sasuke.

 

– Regreso al cubículo, tú decides si te quedas. –Dijo sin ver a alguien en específico, pero las palabras fueron claramente para Naruto.

 

– ¿Vas a huir otra vez, hermano menor? –La sonrisa que brilló en Kiba no llegó hasta sus ojos. Estaba tan furioso como Sasuke– Eres bastante delicado, ¿No es así? Si hay algo que no te gusta, con gracia prefieres retirarte.

 

– No me provoques, imbécil. –Respondió rápidamente– Tengo unas grandes ganas de despedazarte y no pienses que voy a volver a contenerme.

 

– Debes estar acostumbrado que todos aquí se echen atrás cuando los amenazas con eso, pero no todos te tenemos miedo, Uchiha. –Kiba se levantó de su asiento dispuesto a enfrentar la situación– Tú decides si hablas por las buenas o con un puño en la boca.

 

– ¡Ya basta los dos! –Naruto golpeó la superficie de la mesa. Los cubiertos saltaron– ¡Este no es momento ni lugar de discutir esto!

 

– Tienes razón, Naruto. –Asintió Shikamaru. Levantó la mirada hacia Sasuke– El momento y lugar fue hace varios días. –Naruto envió una mirada de sorpresa a Shikamaru, entonces notó el rostro de todos los demás. El asunto era más serio de lo que Naruto imaginó– Normalmente no estoy de parte de los arrebatos de Kiba, pero acepto que él tiene razón esta vez. No estamos preguntándote al respecto por mera curiosidad, todos los que somos parte de un grupo de cazadores necesitamos saber. –Sasuke apretó la quijada. A comparación de Kiba, él no se sentía capaz de responder impulsivamente a Shikamaru– Sólo tienes que decirnos si hay algo allá afuera que sea imperativo conocer por nuestra propia seguridad. Sobreviviste a lo que nosotros pensamos era imposible. Y como también queremos sobrevivir, tienes que decirnos como.

 

– Me basta con estar aquí. –Dijo Sasuke– Estar aquí es lo único que me importa ahora. No hay nada que pueda decirles para sobrevivir. No hay nada.

 

El comedor se sumergió en silencio y la tensión se convirtió en pesadez. La mirada de Sasuke caló en todos los presentas mientras murmuró esas palabras. Los ojos negros se vaciaron y opacaron con un recuerdo que todos desconocían. El terror del mundo exterior se incrementó en sus corazones. Algunos sintieron su pedido: Lo que él vio no debía rememorarse. Sin embargo, para otros la necesidad de saber algo que podría hacer una valiosa diferencia en el campo de batalla era más intensa que la compasión a un hombre.

 

Naruto se contuvo de ponerse de pie y abrazar a Sasuke. La sombra que atravesó su rostro fue clara hasta para los que no lo conocían. Naruto también deseaba saber que había ocurrido con él durante su desaparición, pero comprendía el dolor que Sasuke cargaba ante la mención del incidente. Deseaba proteger a Sasuke incluso de los recuerdos más tristes, así que contenía su curiosidad insana por su bien.

 

– ¿Está pasando algo? –La voz de Deidara rompió la atmosfera. Algunos liberaron un suspiro de alivio.

 

– No pasa nada. –Dijo Shikamaru. Fijó la vista en su tazón, meditando lo que acababa de presenciar.

 

– Si… –Kiba se dejó caer en su asiento– No pasa nada… –Su voz emergió con un notorio acento de resignación.

 

Deidara levantó una ceja y paseó la mirada por todo el comendor en busca de una persona que le informara lo sucedido. Todos bajaron sus rostros al encontrarse con su mirada, nadie dispuesto a hablar por ahora. La situación debió de ser grave, pensó. Después se esmeraría en investigar a fondo para informarle a Itachi. Ningún aspecto de la fortaleza podía darse el lujo de ser ignorado por su líder. Carraspeó y caminó hacia Sasuke que seguía de pie.

 

– Oye, tú. –Sasuke cansinamente volteó a mirarlo al sentirse aludido– Itachi quiere hablar contigo. Si ya terminaste de comer, sube a verlo ahora.

 

– Bien… –Murmuró.

 

Se dio vuelta para salir por completo de la mesa y Naruto se puso de pie de inmediato. Brincó la banquilla con la intención de ir tras Sasuke y acompañarlo. Deidara levantó una mano.

 

– No tan rápido, Naruto. –Lo detuvo– Esta es una conversación que Itachi quiere tener con Sasuke, tu quédate aquí.

 

– Pero… –Miró hacia Sasuke dubitativamente. Odiaba admitir que estaba preocupado por él. Sasuke le envió una mirada sin ninguna clase de emoción y continuó caminando.

 

– Regresaré luego… –Le dijo antes de alejarse de la mesa.

 

Naruto volvió a sentarse en su lugar, siguiendo a Sasuke con la mirada. Suspiró desanimado cuando Deidara y él salieron del comedor. Las personas reanudaron la comida, esta vez siendo audible los murmullos y sonidos de cucharones sobre los tazones. El ambiente en la habitación simulando que nada había pasado.

 

– Sasuke-kun… se veía mal, ¿Huh? –Dijo Rock Lee viendo con tristeza los restos de su ración.

 

– Tal vez hemos estado menospreciando lo que tuvo que pasar allá afuera. –Shikamaru posó los codos sobre la mesa y adoptó una pose pensativa– Es la primera vez que veo a Sasuke siendo tan franco en algo. –Miró hacia Naruto– Por lo que he notado, tampoco te ha hablado sobre lo que ocurrió con él fuera de los muros, ¿Cierto?

 

– Ni una sola palabra. –Confirmó– Yo no le he preguntado nada porque sabía que era duro para él, pero es la primera vez que él se muestra tan abierto a ello. Sasuke nunca había dejado saber a otros cuando se siente vulnerable… –Miró a los demás con una expresión solitaria. Evocó al momento previo a tener sexo por primera vez, cuando Sasuke pareció desorientado por un momento–  El día que regresó pareció recordar algo y se puso en pánico por un momento, pero lo dejé pasar aunque lo noté… cuando le pregunté si tenía miedo no me dijo nada, pero tampoco lo negó.  

 

– Supongo que esta vez sí metí la pata… –Dijo Kiba a regañadientes– Tampoco esperé que pusiera un rostro como ese…

 

– Itachi-san lo ha solicitado para hablar… –Shino dejó la cucharilla de madera sobre su tazón vacío– Esperemos que Uchiha Sasuke logre contarle algo desde que es su familia. A nosotros no nos queda más que esperar por información, entendemos que recordar sea difícil para él y que incluso puede tener alguna especie de reacción postraumática… Pero no puede callar para siempre, tarde o temprano tendrá que recordar aunque no lo desee.

 

– Esperemos que Itachi-san pueda saber algo… –Chouji cerró los ojos con tranquilidad– Pero también espero que Uchiha Sasuke esté bien.

 

Todos cabecearon de acuerdo. Y decidieron terminar con el asunto por el momento.

 

 

 

 

 

– Supongo que no me dirás que fue lo que ocurrió en el comedor, ¿O me equivoco? –Deidara vio a Sasuke de reojo mientras subían las escaleras al último piso. Sasuke desvió la mirada a la pared– Veo que no…

 

Llegaron al final de la escalinata y se dirigieron a la derecha, la ultima habitación que era la oficina del líder. Deidara se adelantó a Sasuke y abrió ambas puertas para hacerle una entrada formal.

 

Itachi levantó la vista de sus papeles y mantuvo el rostro sereno. Esperó a que Sasuke entrara a la habitación y caminara hacia él.

 

– Hola, Sasuke. –Dejó entrever una ligera sonrisa– ¿Cómo has estado?

 

– ¿Para qué me mandaste llamar? –Dijo, evadiendo la pregunta.

 

– Bueno, primero toma asiento. –Estiró su mano en gesto de invitación– Quiero hablar largo y tendido contigo si es posible. –Sasuke hizo una mueca, pero se sentó en el lugar donde Itachi le había indicado.

 

– ¿Es este uno de tus regaños, Niisan? –Sasuke suspiró cerrando los ojos y cruzó los brazos sobre el pecho.

 

– Es todo menos eso… Ah, Deidara. –Levantó el rostro en cuanto vio a su amigo tomar asiento en el pequeño escritorio al fondo de la habitación. Cuando obtuvo su atención, le sonrió con diplomacia– Me gustaría tener esta plática a solas.

 

– Pero tengo trabajo. –Refunfuñó. Deidara odiaba ser pateado fuera, aunque lo hicieran con amabilidad– Puedes continuar, yo no escucharé nada.

 

– No. no. –Meneó la cabeza y volvió a sonreírle– Quiero que esto sea informal, por favor. –Deidara dudó en levantarse de su escritorio. Itachi añadió– Te pido que salgas de la oficina. –Aquello fue una orden de líder. Deidara dejó escapar un gruñido y se movió de su sitio– Gracias.

 

Deidara le envió a Itachi una mirada rencorosa y se encaminó a paso rápido hacia la puerta. Sintió como si el karma lo hubiese golpeado. Después de que él había apartado fuera del asunto a Naruto, ahora Itachi hacía lo mismo con él. Deidara creyó que se le tendría consideración en la plática, al menos como oyente, por el simple hecho de ser la mano derecha de Itachi. Y Equivocarse le enfureció.

 

Deidara evitó hacer un escándalo y cerró la puerta con delicadeza. Ya afuera en el pasillo, apretó los puños y gruñó encaprichado. Decidió ir a perder el tiempo en la primera planta.

 

Los Uchiha se quedaron a solas dirigiendo la mirada a un punto del escritorio. No habían hablado desde hace días. Itachi siempre se mantuvo ocupado como para incluso revisar el avance medico de su hermano menor, mucho menos mantener un tiempo de calidad junto a él.

 

Carraspeó llamando la atención de Sasuke. Adelantó su cuerpo hacia el escritorio y sonrió. Su intención era bajar las defensas de Sasuke un poco. No quería que su hermano se colocara en una posición de negación, por lo que decidió que la mejor forma de abordar el tema, sería iniciar con otro menos escabroso y donde él también tuviese el derecho de opinar.

 

– Entonces… acerca de tu situación con Naruto… –La espalda de Sasuke se puso rígida y todo su cuerpo se compuso en una línea.

 

– Por favor, no. –Sentenció la charla antes de iniciar. Pero Itachi no iba a aceptar eso.

 

– No puedes patearme fuera de esto en esta ocasión, Sasuke. Soy responsable tanto de ti como de Naruto. –Se defendió– No soy un desconocido, y te advertí que tendríamos que hablar de esto luego.

 

– No sé qué quieres saber cuando ya todo está claro. –Gruñó– Lo viste ese día y no cometiste errores, Naruto y yo estamos juntos. Fin de la discusión.

 

– No. No puedes poner fin a la discusión. –Itachi frunció el ceño de la misma forma en la que Sasuke lo hacía– No puedes simplemente decirme las cosas como si no fuera parte de mis asuntos. Naruto es como un hermano menor para mí, y siempre creí que era un hermano más para ti también. Así que no puedes pensar en que me quedaré tan tranquilo con un: Estamos juntos y ya.

 

– ¿Vas a oponerte?  –Sasuke afiló la mirada y escudriñó directamente a los ojos de Itachi– ¿Me estás diciendo todo esto con el fin de que termine mi relación con Naruto?

 

– No me malentiendas. –Suspiró. Relajó su postura para no provocar el enojo de Sasuke y que este decidiera marcharse sin haberle dicho nada– No voy a negar que estoy sorprendido, pero al final, creo que menos de lo que debería. –Sasuke levantó una ceja con confusión– Yo sé que Naruto y tu siempre han tenido una profunda relación a pesar de lo mucho que peleaste contra ella. Yo sé que ustedes pueden meterse en una burbuja donde todo lo demás es ajeno. Lo sé. Lo he visto durante todos estos años. –Sasuke recargó su espalda en el respaldo de la silla, relajándose un poco. Itachi suavizó su mirada– Y también creo que el hecho de que ahora estén juntos posiblemente sea la mejor de sus decisiones, porque no van a encontrar el apoyo que se dan mutuamente en alguien más.

 

– ¿Pero…? –Incitó.

 

– No tengo peros ahora, lo admito. –Dejó escapar una ligera risa llena de resignación– Si estuviéramos en nuestro mundo, tendría una larga lista de cosas que decirte para hacerte reconsiderar tu decisión. Temería que lo tuyo y Naruto fuese sólo algo temporal, algo causado por la curiosidad o el aburrimiento.

 

– Yo nunca…

 

– Sé que no. –Interrumpió– Pero es lo que hubiese pensado de estar en nuestro mundo. Y hubiera hecho todo lo posible para que terminaran esa relación porque no quisiera que perdieran tantos buenos recuerdos si las cosas entre ustedes no resultaban bien. Y estoy seguro que no lo harían.

 

– ¿Y porque este mundo lo hace diferente? –Cuestionó. Sasuke en el fondo temía que Itachi estuviera en contra del sentimiento que Naruto y él compartían, por lo que necesitaba asegurarse de que tenía motivos coherentes.

 

– Porque aquí aprendes a valorar las cosas que realmente importan, y aquí tú no harías nada por lastimar a Naruto. No de forma intencional, claro. –Agregó– Se podría decir que este es un mundo que te quita muchas vendas de los ojos, Sasuke. Y si ustedes dos descubrieron que no había nada más importante que estar juntos, entonces es real. Y yo nunca estaría en contra de algo que te hiciera feliz. –Sasuke vio a su hermano con agradecimiento.

 

Que Itachi le demostrara su apoyo y no considerara su relación con Naruto como un juego le hacía feliz. Significaba mucho para Sasuke que su hermano encontrara sus sentimientos verdaderos y confiara en ellos. Y con esa gratitud sobre él, acepto las palabras de Itachi. Aquellas que le decían que no era un desconocido para ellos, y si quería saber de su relación era porque se preocupaba de su bienestar y el de Naruto.

 

– Yo… No sé cómo pasó. –Confesó– No me di cuenta en seguida. De hecho estuve mucho tiempo confundido y no deseaba aceptarlo. Yo también tenía miedo de que fuera algo temporal. –Itachi asintió, comprendiéndolo– Pero pasaron tantas cosas, y él ha hecho tanto por mí que… fui incapaz de seguir ignorándolo.

 

– Naruto es un gran chico… –Dijo en un susurro fraternal– Y sé que él se preocupa por ti de la misma manera en que tú te preocupas por él. Sasuke, Naruto es una persona que no encontrarás otra vez. –Miró a su hermano menor con seguridad– Atesora el hecho de que tuviste la fortuna de ser correspondido.

 

– Lo sé… –Miró hacia el suelo.

 

– Sonará como una broma, pero creo que lo sospechaba. –Sasuke frunció el ceño– No sabía que era, pero sentía que había algo distinto, ¿Recuerdas cuando te lo pregunté? –Sasuke asintió de mala gana. Itachi reprimió una sonrisa– Le conté a Deidara que había algo extraño con ustedes, pero él dijo que no notaba nada. Y yo tampoco estaba seguro de cuál era el motivo por el que estaban distintos para explicárselo, pero lo sentía. –Le envió una mirada de reproche a Sasuke– Y tú me mentiste cuando respondiste que no ocurría nada.

 

– No era algo que te hubiera contado alegremente. –Dijo– No quería que te opusieras. Pensé que considerarías extraño lo que pasaba entre nosotros, y sobre todo porque nunca hicimos algo como esto a pesar de conocernos desde que éramos niños.

 

– ¿Sabes? El día en que volviste, le conté a Naruto una historia sobre ustedes de infantes. –Cerró los ojos con nostalgia, ignorando el hecho de que Sasuke lo había volteado a ver con rostro sombrío– Lo hice como una forma de darle las gracias por haberte otorgado agradables momentos mientras vivías. Como creí que no te volveríamos a ver, yo juré protegerlo en tu lugar.

 

Itachi se puso de pie y volteó hacia la ventana. Sintió un temblor en el estomago al recordar los sentimientos de ese día. La pérdida de Sasuke y su impotencia de ayudar a Naruto. Su necesidad de llorar reprimida por el deber.

 

– Y esto nos lleva al momento en que regresaste… –Giró la cabeza hacia Sasuke y se sorprendió de encontrarse con su mirada entrecerrada, lleno de rencor– ¿Sasuke?

 

– ¿Eso era todo lo que querías saber? –Habló con dientes apretados– No era que te preocuparas de mi y Naruto. Eso no fue más que una distracción, ¿No es así?

 

– Estoy preocupado por ustedes dos, pero también estoy preocupado por el bienestar de los habitantes… –Decidió ser directo. Sasuke ya se había colocado en una actitud defensiva de todas formas, así que los rodeos ya no eran necesarios– Dime que pasó afuera.

 

Sasuke apoyó las manos en el mesón y se empujó hacia atrás. La madera de la silla rechinó contra el suelo de piedra mientras Sasuke se liberaba para ponerse de pie. Itachi golpeó ambas palmas sobre el escritorio.

 

– ¡No te muevas de tu lugar, Sasuke! –Vociferó en voz de orden. Sasuke se detuvo, pero la postura de su cuerpo indicaba que no iba a ser sumiso– Ya no puedes evadir mas la pregunta, te di suficiente tiempo para esclarecer tu mente y ya no puedes fingir que los recuerdos son demasiado para ti.

 

– ¿Y tú que sabes? –Respondió– ¡No sabes nada!

 

– ¡Es por eso que debes de contármelo! –Los hermanos se enviaron una mirada de enojo– ¡Es por tu bien y por el de los demás en la fortaleza! ¡No voy a ser más considerado contigo que con los demás sólo porque eres mi hermano! ¡Tienes el mismo deber que los demás, no eres privilegiado!

 

– ¡Nunca he esperado tener privilegios contigo!

 

– ¡No me cambies el tema! –Levantó un dedo en advertencia. Itachi se hizo entonces de toda su influencia para demostrarle a su hermano menor que al menos le debía respeto– Soy tu hermano mayor y soy tu líder, y como ambos te exijo que si te hago una pregunta tú me respondas. Si no quieres ser tratado como niño, entonces compórtate como hombre y enfrenta tus responsabilidades.

 

Sasuke tensó la quijada y sostuvo la mirada de Itachi. Itachi suspiró y trató de calmarse, enfrentar a Sasuke se volvía cada vez más complicado. El mayor sentía como si paulatinamente estuviese perdiendo la capacidad de entenderse con él. Sasuke estaba cambiando demasiado.

 

– Escúchame, Sasuke. –Reanudó más calmado– No es tan difícil. Quizás para ti sea una gran carga revivir lo que pasaste, pero ahora estás de regreso y los recuerdos no van a lastimarte. Incluso, si tú llegas a pedírmelo, puedo alejarte de los cazadores y colocarte en otro oficio. –Itachi ladeó la cabeza compadeciendo a su hermano– No quiero que pases por eso otra vez, y en esta ocasión me arriesgaría a la furia de los lideres de expedición con tal de resguardarte aquí. Sólo necesito que me digas cómo regresaste. Si hay un lugar seguro allá afuera, entonces yo…

 

– No hay lugar seguro. –Interrumpió– No hay donde escapar o donde ocultarse… cualquiera que quede atrapado afuera y vea lo que yo vi, no tiene oportunidad de volver. No existe siquiera una esperanza de ello… –Sasuke miró a Itachi con ojos vacíos– Afuera es el infierno, Itachi.

 

Itachi tardó en volver a respirar. Era la primera vez en toda su vida que veía a Sasuke de esa forma. Sasuke estaba de pie frente al escritorio, sin una expresión especifica. El brillo de sus ojos se había apagado mientras hablaba y su voz se enfrió hasta ser percibida como algo taciturno. El Sasuke frente a Itachi parecía irreconocible. 

 

– Sasuke… tu… –Tartamudeó sin encontrar las palabras que deseaba decirle.

 

– Me voy… –Anunció en voz baja rodeando la silla detrás de él. Itachi reaccionó.

 

– ¡No puedes irte, no me has dicho nada! –Sasuke lo ignoró y avanzó hasta llegar a la puerta. Itachi salió de detrás de su escritorio con prisa– ¡Sasuke, por favor! ¡¿Qué es lo que ocurre contigo?! ¡Dímelo! –Sasuke se detuvo sin voltear a verlo– ¡Habla conmigo! ¡Dime que te pasó! ¡Por favor, explícame! –Un nudo se apoderó de su garganta. Itachi se sintió desesperado al ver que su hermano callaba un pesado sufrimiento y no pedía ayuda– ¿Qué ha pasado con mi hermano? –Dijo con la voz rota. Sasuke se mantuvo en silencio un momento aún dándole la espalda. Después abrió la puerta con lentitud.

 

– Tu hermano está muerto. –Dijo antes de salir por la puerta y dejar a Itachi solo.

 

Itachi ahogó un sollozo. No sabía qué hacer. Sasuke nunca había sido un hombre abierto, pero jamás había rechazado tanto la ayuda de Itachi como hasta ese momento. No era orgullo ni arrogancia lo que le impedía a Sasuke hablar con él. Era dolor. Y saber eso hacía que Itachi perdiera la calma.

 

Dio unos pasos en círculo, inquieto. Necesitaba saber de la boca de Sasuke lo que había pasado. Ya no tanto por su deber, sino porque era su familia. Cualquiera que haya sido la experiencia que tuvo con el manto, cualquier acción que haya hecho con tal de sobrevivir, si lloró o tuvo miedo, no importaba. Quería hacer entender a Sasuke que no lo culparía, no lo juzgaría o pensaría mal de él si se lo contaba. Sólo quería hacer algo para que el peso sobre los hombros de su hermano menor fuese más ligero.

 

Se echó el flequillo hacia atrás en desesperación. Y nuevamente se sintió inepto al saber que no tenía oportunidad de hacer algo. Dejó caer los hombros ante el pensamiento de que debía recurrir a Naruto otra vez. Itachi estaba demasiado lejos de Sasuke ahora. Y Naruto, como siempre, debía de cargar con el deber que él no podía cumplir. Todo porque no era capaz de atravesar la pesada armadura de Sasuke.

 

Suspiró con tristeza. Necesitaba hablar con Naruto.

 

 

 

 

 

 

 

En el momento en que se vio acorralado contra la puerta de madera en su cubículo haciendo que sus manos soltaran la bandeja con los cuencos vacíos sobre el suelo, Naruto se preguntó cómo había llegado a esa situación. Abrió la boca para hacer su pregunta en voz alta, pero en su lugar salió una exclamación de sorpresa al sentir la erección de Sasuke presionar contra su trasero.  

 

Naruto sintió como las manos de Sasuke se abrieron paso debajo de su camisa, acariciando su estómago y pecho. Jadeó cuando los dientes de Sasuke torturaron el lóbulo de su oreja en una caricia dolorosa. Y recordó que antes del efusivo asalto, había sacado el tema de su charla con Itachi que, el día anterior, no había tenido la oportunidad de preguntar.

 

El día anterior, Naruto no había encontrado a Sasuke por ningún sitio hasta que anocheció. Sasuke había entrado al cubículo con semblante cansado y se arrojó hacia la cama sin ánimos de hablar. Cuando Naruto le preguntó su ubicación por tantas horas, Sasuke respondió que había estado en las bóvedas. El último lugar donde Naruto se esperó que estuviera.

 

Naruto no había ido a los sótanos, porque nunca pensó que Sasuke recurriera al desolado sitio. Sasuke siempre había hecho claro su desdén por los anaqueles llenos de diarios que pertenecían a los habitantes muertos a través de los años. La cantidad de libros provocaba en Sasuke un escalofrío de disgusto y pánico, porque imaginarse a él mismo ser parte de ellos lo atormentaba.

 

En la mañana Naruto se había despertado sin tener a Sasuke a su lado. No se preocupó, pero le pareció extraño. Asumió que Uchiha había bajado por un baño matutino para disfrutar de las termas vacías, así que bajó a hacerle compañía. Pero Sasuke no estaba ahí. Naruto tomó un baño por su cuenta y regresó al cubículo donde encontró la ropa de Sasuke sobre la cesta, pero él no estaba en la habitación. Salió a los campos de tiro y entrenó un poco, pero no hubo señal alguna de Sasuke. Se dirigió a la explanada frontal para ver los estiramientos con la esperanza de que quizás Sasuke había optado por una rutina distinta. Los cazadores reafirmaron su creencia respondiendo que, efectivamente Sasuke había estado entrenando solo, pero que se había marchado antes de que él llegara.

 

Para esa hora de la mañana Naruto ya se encontraba de mal humor. Sentía como si Sasuke estuviera evadiéndolo, aunque él no fuera consciente de que lo estaba buscando. La hora del desayuno inició y buscó a Sasuke en la mesa que usualmente ocupaban sus amigos. Pero no estaba. Una de las mujeres en la fila de raciones le informó que Sasuke había recogido su almuerzo en una charola y salido del comedor. Naruto pensó que Sasuke se encontraba en su habitación, así que decidió subir a la segunda planta.

 

Entonces llegó a su cubículo y encontró a Sasuke comiendo en la mesa con tranquilidad después de no haberlo visto en toda la mañana. Sasuke le ofreció comer a su lado y Naruto aceptó. Entonces, después de terminar, Naruto le había anunciado que deseaba hablar con él en cuanto regresara de dejar los platos. Y fue en ese momento donde Sasuke lo tomó desprevenido y empujó por la espalda hasta inmovilizarlo contra la puerta.

 

Ah… ya entendí. Quieres distraerme.

 

Naruto ladeó el rostro y logró ver la mirada de Sasuke sobre él. La frente de Sasuke se arrugó cuando leyó algo en los ojos de Naruto. Y ambos fueron conscientes de la misma cosa: Naruto había descubierto el plan de Sasuke. Sasuke sabía que Naruto lo había descubierto. Naruto sabía, que Sasuke lo sabía. Y aún así, no se detuvieron.

 

Naruto recargó la frente en la madera y exhaló aire cuando volvió a sentir a Sasuke frotándose contra él. Colocó ambas manos sobre la puerta y ellas se vieron rápidamente aprisionadas. Sasuke rechinó los dientes, frustrado. Su intención era que Naruto olvidara el tema de Itachi y se concentrara en él, pero ese plan no servía de nada si era descubierto. Naruto no estaba cayendo en su trampa, simplemente le dejaba obtener lo que quería para reanudar el interrogatorio después. Cualquiera que fuera su decisión en ese momento, no importaba si paraba o seguía con su seducción, las intenciones de Naruto seguían en pie.

 

Estrechó el agarre sobre las muñecas de Naruto. Acercó su boca a la nuca y raspó la piel con sus dientes, después mordió. Naruto sacó un siseo pegando el pecho a la puerta, curvando su cuerpo de forma provocadora. La posición permitió que Sasuke se apretujara contra los glúteos casi siendo invasivo. Los mordiscos de Sasuke bajaron por el largo del cuello hasta la curvatura del hombro. Algo tenía la ligera violencia durante el sexo que les complacía a ambos en momentos como esos, aún cuando las ocasiones en las que la utilizaron se reducían a casi nulas.

 

Sasuke liberaba su necesidad de dominación sobre el rebelde Naruto que, en lugar de volverse sumiso para él, peleaba con más ímpetu. Naruto jadeó cuando el área alrededor de sus muñecas comenzó a escocer producto de la fuerza con la que eran sujetadas, otra mordida cayó en su hombro con cizaña y provocó que dejara salir de sus labios un sonido cercano a un gemido. Ladeó el rostro y aplastó la mejilla contra la rasposa madera que seguramente le dejaría una marca. Exhaló pesadamente mientras llevó sus caderas hacia atrás acariciando la erección de Sasuke con sugerencia, sintiendo el momento donde el roce lo estremeció.

 

Sasuke gruñó y lo empotró con más insistencia sobre la puerta, vio como Naruto le envió una sonrisa burlona por haber provocado un estimulo en él. Sasuke sonrió con ojos bailarines de deseo.  

 

– Así que, ¿Quieres hacer lo que te dé la gana, eh? –Naruto se mordió el labio inferior en medio de su sonrisa. Un gesto provocador– Entonces, eso haremos…

 

Liberó a Naruto de su presión y lo haló con poca delicadeza de las muñecas para erguirlo. El tirón causó que Naruto chocara su espalda contra el pecho de Sasuke. Giró su cabeza y levantó la barbilla para alcanzar la boca de Sasuke en otro beso. Paseó su lengua alrededor de la de Sasuke y acarició la parte de abajo con la punta. Uchiha amortiguó un ronroneo de placer.

 

– Muéstrame como tomas el control. –Jadeó Sasuke después de romper el beso.

 

Se separó de Naruto y caminó en retroceso hacia la base de la cama. Se sentó descasando su peso en los brazos y abrió las piernas relajadamente. Cualquiera pensaría que Sasuke estaba ofreciéndole a Naruto el rol activo en esa ocasión. Pero Naruto sabía que aquello no era un punto de discusión para Sasuke por más que le pesara admitirlo. Sasuke no estaba aceptando la sumisión, estaba retando a Naruto a romper con su cohibición a las felaciones. Naruto hizo un gesto malhumorado, Sasuke siempre disfrazaba su propia satisfacción en una victoria para Uzumaki. La verdad es que Sasuke siempre terminaba ganando algo la mayor parte del tiempo.

 

Naruto aceptó el reto sin muchas opciones y caminó hacia Sasuke. Dudó unos segundos antes de adoptar una posición entre las piernas de Uchiha y dirigir las manos hacia el botón y cierre de los pantalones. Decidió concentrarse en su labor evitando voltear a ver a Sasuke, porque si lo hacía, Naruto vería alguna clase de expresión complaciente en él que lo haría enojar y terminaría por golpearlo. Nada calaba en lo más hondo del orgullo de Naruto que ver a Sasuke salirse con la suya a su costa. Así que evitó mirar.

 

No era la primera vez que hacía eso con Sasuke, así que pensó que estaría bien. Abrió la tela de los pantalones y bajó el borde del bóxer para sacar el miembro ya erguido de Sasuke. Con el dedo índice y pulgar acarició la punta haciendo que una gota pre seminal se deslizara desde la uretra. Naruto llevó el índice hacía el orificio y presionó como Sasuke había hecho con él en ocasiones anteriores. El cuerpo de Sasuke respingó y Naruto se sintió satisfecho con la reacción. Acercó la palma de su mano a la boca y le dio una lamida, entonces rodeó la erección de Sasuke con ella. Sobó la palma en el glande para recibir más humedad antes de bajar la caricia por el tronco del pene retrayendo ligeramente la piel. Afianzó la base con sus dedos e inició el sube y baja.  

 

Sasuke entrecerró los ojos y respiró hondamente, contuvo el aliento y después lo dejó escapar en una temblorosa exhalación cuando Naruto volvió a presionar el orificio de la uretra con el pulgar. Se sentía bien, pero Sasuke  esperaba ver los labios de Naruto cerniéndose sobre él. Lo necesitaba. Llevó su mano hacia la cabeza de Naruto y acarició su cabello. Naruto levantó la mirada y Sasuke le colocó un mechón de cabello detrás del oído. Lo quería. Deseaba el contacto caliente y húmedo. Los ojos de Sasuke danzaron ansiosos y oscurecidos.

 

Naruto entendió la indirecta y se preparó. Tragó la saliva que le provocó el nerviosismo, aunque rápidamente volvió a acumulársele bajo la lengua. Estiró el rostro hacia la dirección de Sasuke y abrió los labios. El aliento caliente chocó contra el glande causando que la erección temblara y Sasuke emitiera un suspiro. Naruto contempló unos últimos segundos la brillante punta y el recorrido húmedo por el cuerpo hinchado y enrojecido. Vio con otros ojos el cuerpo grueso, la piel tersa, la cabeza vulnerable y el penetrante olor de almizcle. Entonces cerró los parpados y engulló la punta.

 

Sasuke siseó y a Naruto le llegó el gusto amargo sobre el paladar. Hacer eso no era agradable. El sabor de la secreción y el calor palpitante dentro de su boca irradiando desde esa rigidez, le hacía sentir que estaba siendo invadido. Pegó la lengua a la punta intentando dejar saliva sobre ella y echó la cabeza hacia atrás para sacar la erección, rozándola accidentalmente con los dientes.

 

– ¡Joder! –Exclamó Sasuke al sentir el borde de los dientes justo debajo de la curvatura del glande, una de las áreas sensibles.

 

– Lo siento. –Murmuró Naruto– No sé cómo hacer esto. La última vez no me diste muchas instrucciones antes de usarme como muñeca inflable. –Confesó dejando también algunas cuchilladas. Naruto no olvidaba aún la agresión que Sasuke le había hecho en esa ocasión.

 

– Sólo ten cuidado con tus dientes. –Habló en voz baja para no molestar a Naruto con viejas memorias– Cúbrelos con tus labios, sobre todo al sacártelo de la boca.

 

Naruto asintió. El comentario fue ilustrativo pero también le envió un pinchazo de celos. Sasuke ya había tenido esta clase de servicios antes, y Naruto lo sabía, pero no le había molestado hasta ese momento. Quizás se debía a la idea posesiva que iba acompañada de los sentimientos de afecto. Cuando se quería a una persona, se deseaba que todo en ella te perteneciera; cada gesto, cada acción, cada pensamiento, cada recuerdo.

 

Querías ser el motivo de todo lo que ocurría con ella. Querías ser el centro de su vida como esa persona lo era para ti. Y era por eso que el pasado de las personas en algún momento llegaba a volverse incomodo. Naruto se sintió en desventaja. Había tenido personas en su pasado, novias y romances. Pero nunca tan duraderos como para alcanzar un nivel físico critico. Y Sasuke sí. Quizás en las relaciones de Sasuke no había amor o cariño como tal de su parte, pero había mucho contacto físico. Sólo era motivo de la mala suerte de Sasuke y el sentimentalismo de las mujeres, que él se haya conservado virgen hasta que estuvo con Naruto.

 

Ese hecho casi olvidado por los celos le hizo sentir mejor. Volvió a atrapar la erección dentro de su boca, bajando tanto como podía, cubriendo los dientes con sus labios como Sasuke le había indicado. Apretó los ojos con fuerza cuando la punta llegó a un punto cerca de su garganta que casi le hizo tener arcadas. El gemido de Sasuke provocó que Naruto abriera los ojos sorprendido. Levantó la cabeza y repitió el procedimiento, recibiendo la misma reacción. Se entusiasmó con el hecho de hacerlo bien. Giró los ojos hacia arriba y observó.

 

Sasuke tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido. Se le había acumulado una ligera capa de sudor bajo el flequillo debido al calor de la excitación. Naruto quedó fascinado. Bajando con menos profundidad para seguir viendo el rostro de Sasuke, sintió como Uchiha le posó una mano sobre la cabeza y le acarició el cabello repetidamente. Naruto lo consideró como un cumplido. Pegó la lengua a la base y subió presionando los labios sobre la erección, succionando mientras la sacaba de su boca. El cuerpo de Sasuke pareció convulsionar por ese gesto y el jadeo que se le escapó de los labios se escuchó como un sollozo. Cada buena reacción llenaba a Naruto de confianza.

 

Ninguna mujer había provocado eso en Sasuke, pensó. Sasuke no había compartido ese gesto y esos sonidos con nadie más. Sasuke sólo se permitía ser así de vulnerable con él. Naruto no sabía de dónde venían esas afirmaciones, pero las sentía. Sentía que tenía razón. Olvidó la incomodidad, el olor, el mal sabor, la textura incomoda de la piel sobre su lengua y las molestias en su quijada. Estaba disfrutando de ver a Sasuke en ese estado. Naruto siempre se sentía jubiloso y privilegiado cuando era la causa del placer de Sasuke. Era una sensación poderosa, altiva y egocéntrica que se entremezclaba con la ternura, la calidez y el cariño que sentía por él.

 

Entonces todo el pasado de Sasuke dejó de importar por insignificante que fuera, porque la sensación de ser el único y el primero cobró mayor peso. No importaba cuantos labios Sasuke hubiera besado, eran sólo los de Naruto los que provocaban esa violencia y fuego irracional que explotaba en tensión sexual pura. No importaba cuantas manos tocaron a Sasuke, eran sólo las de Naruto las que lo acariciaban mientras él llegaba al clímax del sexo. No importaba cuantas mujeres estuvieron a punto de acostarse con él, sólo Naruto había salido triunfante. El despertar del deseo de Sasuke había sido con Naruto. El placer carnal consumido había sido con Naruto. Sólo Naruto conocía la versión de Sasuke como amante. Sólo él. El primero.

 

Naruto percibió cuando las caderas de Sasuke se sacudían instintivamente hacia arriba, donde se encontraba la fuente del placer. Succionó la punta con fuerza.

 

– Espera. –Siseó Sasuke y débilmente empujó la cabeza de Naruto hacia atrás, sin éxito en apartarlo.

 

Naruto comprendió que Sasuke estaba llegando al punto de no retorno y estaba cerca de eyacular. Naruto contempló la posibilidad de retirarse o seguir hasta el final, pero estaba realmente contento de ver a Sasuke tan maleable en sus manos, que prefirió arriesgarse.

 

Apretó amablemente la base del pene y volvió a succionar. Presionó la ranura del glande con la punta de la lengua mientras los labios masajeaban la curvatura debajo de la cabeza. Sasuke soltó una maldición y Naruto dejó de jugar. Abrió su boca acunando la mitad de la erección. Jalando la piel de arriba hacia abajo, aceleró la felación moviéndose a lo largo del pene, pegando la lengua contra él. La mano de Sasuke en su cabello se tensó jalándole varios mechones haciéndole sentir apenas el dolor.

 

Aire soplado salió de entre los dientes apretados de Uchiha sonando como un silbido. Naruto fue consciente de cómo la erección casi se estremeció sobre su lengua. Y en el momento que le dio una fuerte mamada, el cuerpo de Sasuke se puso rígido para inmediatamente lanzar un gemido ahogado. Naruto apretó los ojos cuando el semen de Sasuke se disparó con fuerza sobre su garganta. Instintivamente quiso echarse atrás, pero recordó el propósito por el cual había decidido hacer aquello hasta el final. La curiosidad le hizo analizar todo lo que ocurría. Trató de comparar el sabor con algo conocido, pero no pudo. Era amargo, salado, casi agrio. Y cuando lo tragó, la mente le trajo un recuerdo de sus días en las clases de atletismo, cuando el profesor les aconsejó comer un huevo crudo para llenarse de proteínas. Beberse el semen de Sasuke se sintió de esa manera; como si pasara una viscosa clara de huevo hacia su estomago, sólo que de un sabor poco menos agradable.   

 

Sasuke jadeó después de su liberación. Las manos le temblaban y los espasmos del orgasmo rebotaban ocasionalmente. Abrió los ojos lentamente, embotado con el placer que aún permanecía saboreándose en su cuerpo. Sintió como si hubiera estado a punto de derretirse. No podía siquiera abrir los ojos con normalidad o hacer el intento de recuperar la postura. Casi recostado sobre sus brazos, inconscientemente se preguntó si el poder del letargo que se percibía después de venirse era equivalente a la fuerza del placer, porque parecía como si su cabeza estuviese tan viciada que de un momento a otro simplemente caería dormido. No. Dormido no. Desmayado, tal vez.

 

El rostro de Naruto se asomó de entre sus piernas con el gesto de un niño pequeño y curioso. Lo que vio debió de haberlo complacido mucho, porque sonrió con ambas hileras de dientes. Sasuke sonrió a duras penas y admitió para sí mismo que estaba rendido. Naruto no poseía técnica o experiencia, pero era un hombre y debió de haberse imaginado lo que iba a sentirse bien. Se estremeció de sólo rememorar a Naruto engulléndolo, acariciándolo con la lengua y hacerlo venirse deliciosamente. Eso era suficiente como para hacerlo querer despertar de nuevo. Pero su cuerpo pidió tregua. Quizás era joven, pero no podía recuperarse tan rápido de algo como eso. Estiró una mano hacia Naruto y él se levantó. Sasuke notó el apretado bulto en sus pantalones y sonrió ante el hecho de que no había sido el único en disfrutar. La felación había sido tan intensa que incluso Naruto se había excitado tanto, que dejó  un pequeño rastro húmedo y delator debajo de la tela del zíper.

 

Naruto se puso sobre él colocando las piernas a cada lado de su cadera, inclinándose para besar a Sasuke. El sabor amargo golpeó a Sasuke sobre la lengua, pero no dijo nada. Sin embargo aprovechó la posición para colar las manos bajo la ropa de Naruto y acariciarle la espalda y cintura. Barrió los dedos por sus costados y después los bajó hasta el botón del pantalón. Poco le costó liberar la erección de Naruto y mucho menos comenzar a masturbarlo. El cuerpo de Naruto se movía ligeramente de atrás hacia adelante con sugerencia.

 

Pero Sasuke no quería que Naruto terminara así. Él no quería sólo juegos previos, deseaba ver a Uzumaki sumergido en sensaciones. Giró los cuerpos para posicionarse encima de Naruto y tener las manos libres para desvestirlo por completo. Le quitó la ropa superior y después los tenis para deshacerse de los pantalones y los bóxers. Le besó el cuello y los hombros. Bajó por el pecho y mordió el borde del ombligo. La piel de Naruto no era suave como la de una mujer, tampoco olía a flores y perfumes. Y de alguna extraña forma, eso le excitó aún más.

 

Naruto no era delicado, por lo que podía abrazarlo con la fuerza avariciosa que siempre deseo. Su piel no era suave como el algodón, así que tenía que liberar su lado fiero para marcarle los dedos o amoratar su piel con besos insistentes. Su olor no era empalagoso como el de los jabones femeninos que mareaban. Olía a sudor, almizcle, a sexo y a Naruto. Sasuke podía pasar la lengua por la superficie sabiendo que no recibiría el sabor artificial de una loción, sino la esencia natural de la persona que estaba poseyendo. Salado, penetrante, excitante.

 

Al bajar al vientre de Naruto sintió el cosquilleo del vello púbico sobre su barbilla. Entre los muslos de Naruto el olor y el calor eran más fuertes. Notó la erección rozando su mejilla y abrió la boca para darle una succión en el costado del cuerpo. Naruto siseó y levantó las caderas, pidiéndole que hiciera más. Sasuke no lo contempló por mucho tiempo antes de subir la cabeza y aprisionar la punta del miembro de Naruto entre sus labios. Lo succionó tres veces antes de sacarlo de su boca rozándolo intencionalmente un poco con los dientes. El gemido angustioso de Naruto fue música. Y dentro de la cabeza de Naruto lejanamente se preguntó cuando había sido el momento donde los juegos sádicos comenzaron a gustarle.

 

Sasuke se levantó de su lugar y se quitó la camisa. Hizo que Naruto se arrastrara hasta estar cerca de la pared debido al pequeño espacio en la cama, y necesitaban libertad para lo que vendría a continuación. Caminando hacia el closet, Sasuke se quitó los tenis con los pies. Metió una mano debajo de la ropa doblada y extrajo el frasco de ungüento. Entonces notaron que estaba casi vacío. Incluso si limpiaba las orillas con el dedo, no era ni cerca de ser suficiente para preparar adecuadamente a Naruto. Sasuke recordó entonces que, Naruto le había advertido esto y que supuestamente ese día, tenía que ir a la enfermería a conseguir más si es que Uchiha deseaba seguir teniendo sexo. Pero debido a su repentino ataque, lo olvidó.

 

Soltó una maldición en voz baja y volteó a ver a Naruto. Quizás con la urgencia, le permitiría pasar por alto el ungüento suficiente por ese día. Ya se las arreglaría con saliva y presemen, pensó.

 

– Ni se te ocurra pedirme hacerlo sin eso. –Dijo en cuanto Sasuke abrió la boca para expresarle su petición.

 

– ¿Es un chiste? –Levantó ambas cejas con incredulidad– Es un chiste, ¿verdad? –Preguntó. La erección de Naruto estaba dura y rojiza, incluso debía de estar comenzando a punzarle por la presión, era imposible que hablara en serio.

 

– No. –Lo hacía. Hablaba en serio. Los ojos de Sasuke casi salieron de sus orbitas, Naruto no debía hablar en serio. No podían detenerse a la mitad– Ve por él. –Dijo– Tampoco se te vaya a ocurrir dejarme así, bastardo. Si te tardas te daré una patada.

 

– ¿Quieres que vaya a robar frascos? –Exclamó– ¿Ahora?

 

– No. Si quieres hasta mañana, y de mientras me corto esto. –Reclamó con sarcasmo y mostrando su erección en punto crítico.

 

– ¡Mierda, Naruto! ¡No estoy en condiciones de salir ahora! –Todavía no se recuperaba por completo, pero su pene estaba mostrando una media erección.

 

– ¿Quieres que salga yo? –Ofreció, nuevamente siendo sarcástico– Como salga así afuera le meto un susto a alguien. Y eso es si puedo caminar, porque si me ven andando como pingüino estoy seguro que mínimo lo encuentran extraño.

 

Sasuke luchó por que la comisura de sus labios no se levantara en una sonrisa de sólo imaginarse la escena. Se aferró a su mal humor y después suspiró resignado. Naruto tenía razón. No podía dejar las cosas a medias, sería injusto para él. Sasuke era el que estaba en mejor condición desde que había eyaculado una vez. Podía aguantar un poco.

 

– Bien. –Rezongó– Voy a ir por él, así que mastúrbate pero no termines. –Lo señaló en advertencia– Como venga y tu ya no quieras hacerlo, el que te dará una patada seré yo.

 

Recogió su camisa y se la colocó de nuevo. Cerró sus pantalones, se acomodó el cabello con los dedos y se dirigió a la puerta. Antes de abrirla tomó un respiro y entonces salió.

 

La luz fuera de la habitación le recordó la hora matutina. No había pasado demasiado tiempo desde que el desayuno había terminado y ellos se encontraban haciendo esa clase de cosas, pensó. Había sido él quien lo había iniciado. Entonces recordó su plan fallido. Se detuvo un segundo en los escalones y se miró los pies. No quería que Naruto le preguntara nada. No quería pensar en nada de lo que había visto. Si Naruto supiera…

 

Negó con la cabeza y reanudó su descenso a la primera planta. Luego se las arreglaría para distraer a Naruto, sí de algo servía haber crecido juntos, era lo bien que conocía sus puntos débiles. Aún cuando Naruto notara cada uno de sus planes, siempre tendría algo de reserva para lidiar con él. No era la primera vez que tenían esa clase de batalla interminable, y a pesar de que Naruto era testarudo y reacio a perder, había un punto donde dejaría las cosas por la paz. Con eso en mente, Sasuke estaba dispuesto a ponerse todo lo difícil que fuera posible.

 

Se dirigió hacia el pasillo que daba a la enfermería y comenzó a redactar mentalmente la excusa que le diría a Sakura para que le diera el frasco sin muchas preguntas. Afortunadamente había entrenado esa mañana, podía fingir un dolor muscular o una irritación por la ropa. Sakura se distraía fácilmente, quizás una sonrisa le bastaría para que no pensara demasiado las cosas.

 

Dio dos golpes en la puerta antes de abrirla y entrar. En cuanto pasó el portal, su sonrisa desapareció. Ino lo vio desde la esquina de la enfermería, inclinada mientras acomodaba frascos. Sasuke no olvidó la posibilidad de toparse con la mujer. Yamanaka se levantó con gracia y entrecerró los ojos, una mirada de rencor profundo.

 

– ¿Qué quieres? –Dijo mientras se colocaba detrás del escritorio. Su tono de voz viperino.

 

– Pensé que Sakura estaría aquí… pero no importa. –Sasuke se adentró a la habitación decidido a tomar las cosas por sí mismo. Ino lo siguió con la mirada, se cruzó de brazos y sonrió de forma altanera.

 

– ¿Ahora vas detrás de Sakura? –Cuestionó– Tienes gustos horribles. O quizás sabes que se comporta como tonta contigo y es un objetivo fácil. –Bufó– Debería advertirle a mi amiga que no eres un hombre útil para el sexo.

 

Sasuke la vio un segundo por el periférico, pero decidió ignorarla. Arrastró las escaleras hasta el estante donde había tomado los frascos anteriormente. Ino puso mala cara cuando su comentario no fue efectivo y fulminó con los ojos a Sasuke mientras subía hasta la última repisa.  

 

Sasuke movió los recipientes hasta que dio con el frasco que buscaba. Tomó uno a la vista de Ino, y como hizo antes, guardó otro en el bolsillo de su sudadera en secreto. Ahora podría subir a su cubículo y terminar lo que había empezado. Un escalofrío lo sacudió con anticipación y casi quiso sonreír. Bajó de las escaleras y estaba dispuesto a irse, pero la voz de Ino lo detuvo.

 

– Tu… ¿Qué es lo que piensas hacer con eso? –Sasuke la habría ignorado de no ser porque su tono perplejo le llamó la atención. Giró la cabeza para verla. Ino tenía una expresión horrorizada, de ojos agrandados, cejas fruncidas y boca abierta. Levantó un dedo tembloroso y señaló a Sasuke– ¿Por qué quieres ese frasco en específico?

 

Ella sabe.

 

Sasuke volvió sus labios una fina línea y se quedó callado. La expresión de Yamanaka lo decía todo; ella conocía el secreto de ese frasco. Algún hombre de la fortaleza debió de habérselo contado. Quizás cuando requirió los favores de la rubia. Debió de haberse quejado de haberlo hecho con un hombre antes de que ella le diera el honor de poseerla, pensó. La situación no era buena. Por la paz, Sasuke decidió que la retirada era su mejor opción. Se dio media vuelta para reanudar su camino.

 

– ¡Se lo estás haciendo a un hombre! –Chilló Ino con todas sus fuerzas– ¡Asqueroso! ¡Enfermo!

 

Sasuke se detuvo en seco y giró su cuerpo entero para encararla. El dedo de Ino no dejó de señalarlo en ningún momento, mientras ella retrocedía con un gesto de repugnancia.

 

– ¡Ahora entiendo porque no pudiste tocarme! ¡Sucio! –Tomó un frasco de la repisa y lo arrojó contra Sasuke, quien lo evitó dando un paso a un lado– ¡Te gusta hacerlo con los hombres! ¡Se lo voy a decir a todos! ¡Itachi-san tendrá vergüenza de ti! ¡Te expulsaran de los cazadores! –Se llevó las manos al pecho y tomó aire para gritar– ¡Cuando se lo diga a todos, van a despreciarte! ¡Tú eres…!

 

El reclamo de Ino fue silenciado cuando ella sintió el dolor de tener la repisa del mueble en su espalda. Agrandó los ojos confundida y levantó la vista. Sasuke estaba frente a ella con una mano cubriéndole dolorosamente la boca. La había empujado contra el mueble sin que ella pudiera reaccionar o verlo cuando llegó hasta ella. Los dedos de Sasuke sobre su rostro se tensionaron y ella sintió el mueble tras su espalda con mas insistencia.

 

Ino notó cuando el dolor le hizo llorar los ojos y el miedo le dio una punzada en el estomago. Y es que Sasuke la miraba con ojos oscuros y fríos mientras la seguía empujando contra el mueble haciendo que algunas astillas traspasaran su ropa y aguijonearan su piel. El rostro de Sasuke, impasible y sin remordimientos le hizo temblar las rodillas. Ese hombre podía matar sin culpa, sus instintos le gritaron eso. Una alarma constante de peligro.

 

– Escúchame bien. –Susurró con una voz que le puso la carne de gallina– Vas a mantener tu boca cerrada de cualquier idea estúpida que se te haya ocurrido decir. –Sasuke acercó su rostro al de Ino, viéndola a los ojos fijamente. Intimidándola– No sé que hayas imaginado pero si dices algo sobre mí, voy a matarte.

 

El cuerpo de Ino estaba temblando. Perdida en la mirada de Sasuke, no podía cerrar los ojos o dirigirlos a otra parte, sus lágrimas caían sin control. Ino incluso pensó por un momento que se mojaría encima por el miedo. Ya antes había visto enojado a Sasuke, pero nunca había sentido la atmosfera tan pesada e insoportable como la que gobernaba la pequeña enfermería. Era difícil respirar y comenzó a escuchar un zumbido dentro de sus oídos, así como el latido desbocado de su corazón. La tensión pareció incrementar la gravedad un par de veces y por un segundo, Ino creyó que iba a morir en ese instante.

 

– Ahora te voy a soltar. –Continuó Sasuke con la misma voz paralizante y terrorífica– Vas a salir de aquí y correrás a tu habitación, te quedarás allí por el resto del día. Mañana vas a olvidar todo lo que dijiste hoy y nunca mencionarás lo que te hice. –Sasuke rozó su frente con la de Ino, viéndola más de cerca. Afiló la mirada, asegurándose de tener su completa atención– Si te veo hablando con alguien, lo vas a lamentar.

 

Ino no pudo ni siquiera asentir para decirle que iba a hacer todo lo le había ordenado. La mano de Sasuke la tenía tan aprisionada que un movimiento era imposible. Entonces Sasuke la soltó y le dio la espalda. No le envió una segunda mirada cuando abrió la puerta de la enfermería y desapareció tras ella. Sola en la habitación, Ino tuvo la libertad de deslizarse hasta el suelo y comenzar a llorar. Jamás había estado tan asustada de un hombre en toda su vida. No. Sasuke no podía ser llamado un hombre. Se abrazó a sí misma, meciéndose en su lugar. Había visto los ojos de un demonio.

 

Saliendo de la enfermería Sasuke aspiró y exhaló aire un par de veces. Se preguntó porque los habitantes de la fortaleza estaban tan entusiasmados por meter la nariz donde no les llamaban. Maldita curiosidad suicida. Aquellos no habían sido sus días. Todos estaban insistiendo en su contra sin importarles lo que él quería. Primero los cazadores, luego su hermano, después Ino, incluso Naruto. El nombre le trajo el recuerdo de lo que estaba haciendo antes de que lo molestaran.

 

Metió las manos en los bolsillos de su sudadera palpando el par de frascos que llevaba consigo. Suspiró ansioso y se animó a sí mismo. Naruto estaba esperando por él en la habitación y con intenciones de dejarle hacérselo. No había motivos por los cuales seguir de mal humor. Ino no iba a abrir su boca, se había asegurado de ello. Sus ojos contuvieron una sombra durante un segundo. El modo en el que estaba haciendo las cosas, quizás algún día resultaría contraproducente, pero en ese momento donde todavía se sentía inestable, actuar con agresividad era casi automático.

 

– No tengo control del todo. –Murmuró desmotivado.

 

Llegó al segundo piso y resguardar esos pensamientos para después. Caminó hacia el pasillo y después entró a su cubículo. Naruto estaba sobre la cama, en la misma posición donde lo había dejado antes de marcharse. Se acariciaba lentamente su erección disfrutando pero no demasiado como para eyacular. Esperando por él.

 

– Un poco mas y ya no esperaba por ti. –Sonrió y sus ojos azules bailaron con diversión y deseo.

 

 La vista de su piel desnuda y la humedad de su entrepierna le enjugaron saliva sobre la lengua. Delicioso, pensó otra vez. Sacó los frascos de sus bolsillos y los meneó en el aire, sonriendo con aire triunfante. Caminó hacia la cama deshaciéndose de su ropa superior. Colocó una rodilla en la base y se inclinó hacia Naruto, dejando los frascos en la cama.

 

– Déjame ayudarte con eso. –Dijo colocando sus manos sobre las de Naruto.

 

Sasuke se acercó más a él y le mordió el cuello. Naruto gimió cerca de su oído, apartó una mano para buscar a tientas uno de los frascos. Uzumaki lo besó en la mejilla y él movió su rostro para besarlo en los labios. Atrapó el frasco y decidió dejar todo lo demás detrás de la puerta de su habitación. Por ahora iba a hacer que Naruto y él disfrutaran un poco.

 

 

 

 

 

Naruto bostezó deteniendo un momento el cucharon con sopa de patata que iba a llevarse a la boca. Después de tener una mañana agitada y una tarde de excitante ejercicio, Naruto contaba los minutos para irse a dormir. No pudo ni siquiera tomar una siesta por culpa del llamado de la hora de comida. Y si algo habían tratado de recordar, era que si las raciones no se tomaban cuando se les decía, mas tarde no encontrarían nada, o si lo hacían estaría frío y poco apetitoso. El cansancio acumulado se evidenció por completo a la hora de la cena, donde apenas y podía mantener la mente despejada.

 

Sasuke recargó la mejilla en una de sus manos, también cansado. A diferencia del día anterior, las miradas dirigidas a él eran más sutiles y ya no había murmullos. Quizá porque se habían enterado que Itachi le había mandado llamar, y eso para ellos significaba que tendrían la información que buscaban en poco tiempo. Bufó. Cuando los días pasaran y fueran hacia el líder de la fortaleza, el acoso probablemente se reanudaría cuando éste admitiera que no había conseguido nada. Sólo unos días de paz antes de  que el suplicio retornara, pensó. Jugueteó con un trozo de patata dentro de su cuenco. Levantó la vista y los ojos de sus compañeros de mesa inmediatamente se desviaron de él a la comida. Ignoró eso. Naruto bostezó sonoramente de nuevo.  

 

– Pareces cansado, Naruto-kun. –Dijo Lee, inciando la conversación en la mesa– ¿Fuiste a los campos en la tarde?

 

– No. –Respondió– Sólo estoy algo molido. –Sonrió a medias. Los ojos entrecerrados sin que él lo notara.

 

– No has mejorado en estas últimas semanas. –Aguijoneó Kiba antes de sorber la sopa directamente de su plato. Acto seguido, le envió una mirada burlona– ¿La princesa Naruto llegó a su límite?

 

– Bastardo. –Gruñó– No estoy ni cerca de todo mi potencial. Te mostraré mañana que puedo barrer el suelo contigo. –Lo apuntó con el dedo índice. Su amenaza pareció perder convicción ante su semblante soñoliento. Kiba rió.

 

– ¡Como si pudieras hacerlo! –Cacareó– ¡Sólo mírate! Tuviste un entrenamiento para chicas esta mañana y casi no puedes estar de pie.

 

Naruto mordió su lengua antes de decir que estaba cansado por otros motivos. De hacerlo, Kiba exigiría saber cuáles eran, y él no era bueno para mentir con velocidad. En contra de su orgullo decidió callar y concentrarse en su cuenco de comida. Estaba cansado incluso para pelear con Kiba, y el efecto noqueador de la sopa caliente era un ladrillo mas sobre él.

 

Naruto admitió que la sensación de tener el estomago lleno y cálido, resultaba nostálgico y agradable. Sintió que esa noche podría disfrutar de un sueño largo, profundo y reparador. Y le hacía falta. Volteó a ver a Sasuke para avisarle que se iría derecho a la cama. Antes de abrir la boca, una figura entró al comedor llamando la atención de todos.

 

– Buenas noches. –Itachi se paró en medio del comedor. Todos guardaron silencio, la presencia del líder ahí sólo podía significar una cosa– Vengo a dar anuncio del siguiente grupo explorador. Debido a que el clima muestra señales de nubosidad, es probable que se acerque la primera nevada de la estación. Y sabemos que es muy importante abastecernos antes de que eso pase.

 

Deidara se colocó al lado del líder sujetando un par de hojas en sus manos y continuó el discurso donde Itachi lo había dejado.

 

– A partir de esta semana se va a dar una salida consecutiva para la caza de animales. La grasa animal es requerida no sólo para los jabones, sino también para la cocina.  Varias de las cosechas se han levantado, pero no debemos olvidar que aún faltan los sembradíos detrás de la montaña.

 

– ¿Sembradíos fuera de la fortaleza? –Murmuró Naruto– Sabía del arroz y las flores, pero no de eso. –Shikamaru se inclinó para susurrarle.

 

– ¿No sabías que el perímetro de seguridad varía? –Preguntó.

 

– Bueno, Sai me había comentado algo similar. –Dijo– Que en el lado Oeste hay un kilometro y en los demás son 200 metros.

 

– No. Sólo en el lado Este y en la parte frontal son de 200 metros. –Aclaró– Hay una irregularidad, porque en el Norte hay 200 metros, pero en el Noroeste son tres  kilómetros. –Naruto agrandó los ojos– De un lado están los sembradíos y al otro el cementerio.

 

– ¿Hay un cementerio?

 

– No todos mueren por culpa de las bestias. –Dijo– Sólo los cazadores se han aventurado más allá del perímetro, los demás pasan el resto de sus vidas dentro de las murallas. No conocen lo que hay en el bosque. Para esas personas que mueren de vejez y enfermedad, hay un cementerio lejos del castillo.

 

– Aún hay muchas cosas que no sé. –Suspiró– Pensé que al ser un lugar pequeño no habría grandes novedades, pero siguen mencionando cosas que no conozco.

 

– Y eso fue todo en resumen… –Naruto y Shikamaru volvieron a poner atención después de haberse sumergido en su corta platica– Ahora se dará el orden de salida de los grupos. –Itachi dio un paso al frente.

 

– El equipo Vittaly será el primero en salir mañana temprano. –Su mirada se deslizó hacia el comedor y regresó rápido a las hojas en sus manos– Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke irán con ellos. –Declaró– El siguiente grupo será: The Seers, dos días después The Specialist, Natura y The Express. Todos en días consecutivos y en ese orden.

 

– ¡Tenemos salida prioritaria! –Vitoreó Lee– ¡La suerte de la juventud está de nuestro lado!

 

– No está de más mencionar que los líderes de los equipos deberán tener una junta conmigo después de su expedición. –Itachi se quedó callado un momento, luego retomó la palabra– Quiero que lleven el RAE con ustedes. –Hubo murmullos confusos entre los cazadores, pero los líderes de cada grupo sólo asintieron– Eso es todo. –Itachi dio media vuelta seguido de Deidara, entonces salieron del comedor.

 

– ¿RAE? –Preguntó Chouji en voz baja– ¿Qué es eso, Shikamaru?

 

– Es problemático, pero no puedo decírtelo. –Cerró los ojos como si sufriese dolor de cabeza.

 

– Oh, vamos. –Animó Lee– Nadie va a enterarse.

 

– En verdad no podemos decir nada. –Dijo Kiba– Es algo que incluye sólo a los líderes de grupos e Itachi-san… si la información sale, podrían malinterpretarse las cosas y quizás causar pánico en los habitantes. Yo ni siquiera se lo he dicho a Shino aunque se me quede viendo mientras duermo. –Hizo un gesto incomodo.

 

– Será cuestión de tiempo. –Shino se acomodó los lentes con presunción. Su voz monótona dificultó saber si bromeaba o hablaba seriamente.

 

– ¿Tan grave es? –Murmuró Sasuke, curioso a su pesar.

 

– Es lo que tratamos de confirmar. –Dijo Shikamaru vagamente– Digamos que es una investigación y nuestro trabajo es confirmarlo o desecharlo. Es todo lo que diré. –Se cruzó de brazos.

 

Naruto se sacudió en su lugar. Las siglas golpearon en su cabeza con un recuerdo. RAE. Registro de Actividad Externa. Lo que le había comentado Sai en una ocasión. Ese mundo estaba pasando por una etapa donde estaban ocurriendo cosas fuera de lo común y los lideres de grupo anotaban en esos registros cualquier cosa que no era normal: Perímetro roto, bestias fuera de su habitad, comportamientos extraños. Si alguna de las cosas se confirmaba causaría pánico. Sobre todo si se trataba del perímetro, una disminución de éste sería una alarma peligrosa.

 

Naruto volteó a ver a sus pies por debajo de la mesa. Hace unos meses Itachi ordenó que los líderes hicieran un registro, ya que en la caída de Sasuke y Naruto un orejas de conejo cruzó una tierra que estaba tras las líneas del perímetro declarado como seguro. La bestia que había atacado a Sasuke cuando salió con el grupo Natura formaba parte de ese registro, porque había aparecido en una zona fuera de su habitad normal. Y la lista seguía aumentando. Pero el comportamiento animal no causaba tanto impacto como el hecho casi probable de que el perímetro estaba perdiendo su efecto de mantener alejadas a las bestias. Si las cosas se confirmaban, era muy probable que la vida como se conocía en la fortaleza estuviera por terminar. Ya no existiría algo que los protegiera de ese mundo. Los altos muros de piedra no significaban nada con esas grandes aberturas de salida. Y no habían suficientes personas para patrullar el castillo y protegerlo si el manto caía. Naruto dudó en enviarle una mirada a Sasuke. ¿Su regreso estaría dentro del registro?

 

– Me iré a dormir. –Dijo levantándose de la mesa. Miró a Sasuke con ligero reproche– Espero que pueda levantarme temprano mañana. –Gruñó y se fue.

 

Sasuke maldijo mentalmente. Vio a Naruto salir del comedor a paso lento y esperó que todo lo que hicieron en la tarde no fuera un impedimento para la cacería. La desventaja aplicaba para ambos. Encontró un poco afortunado que hayan tenido sexo en la tarde y no en la noche, eso les daría oportunidad de tener más tiempo para recuperarse. El sexo el día anterior a ejercitarse era un problema. Tu cuerpo tenía una mala consistencia y llegabas a sentir los miembros igual a fideos. No podías usar mucha fuerza ni correr demasiado rápido. Y correr era importante en las cacerías.

 

– También me voy. –Se excusó en voz baja. En la mesa asintieron, pero no dijeron nada más.

 

Sasuke notó con más claridad la ligera tirantez de su cuerpo en cuanto se puso de pie. Estaba seguro que dormiría como un muerto hasta el amanecer. Al igual que Naruto, esperó que pudiera levantarse temprano. No sabía cuáles eran las consecuencias de faltar a una cacería, pero no deseaba darle más motivos a Itachi para que le sermoneara. Por el contrario, quería mantener un bajo perfil, no deseaba más preguntas ni atención por parte de nadie. Si tan sólo no fuera tan sencillo hacerlo enfadar, pensó.

 

Arrastró los pies hasta llegar a la escalera. Escuchó un jadeó provenir por el pasillo, cuando volteó no había nadie, sin embargo, alcanzó a ver la punta de una coleta rubia desaparecer por una esquina. Eso estaba bien. Tampoco quería ver a Ino. Dejó pasar el hecho y continuó su camino a su habitación. Bostezó, deseando que Naruto tampoco lo regañara. No era culpa suya que los asignaran a una cacería de improvisto, además, Naruto había puesto mucho de su parte. Así que si comenzaba a señalarlo, también tendría unas cuantas cosas que decir a su defensa.

 

Cuando abrió la puerta de su cubículo suspiró con alivio. Naruto estaba echado en la cama boca abajo y completamente dormido, una de sus piernas colgaba por la orilla de la cama. Notó que sólo había logrado quitarse uno de sus tenis mientras que el otro seguía en su pie. Naruto tenía mayores efectos secundarios luego del sexo en comparación a él, pensó. Caminó hasta la cama, le sacó el tenis a Naruto y lo acomodó mejor. Él brincó el cuerpo de Uzumaki y se recostó a su lado. Arrastró las mantas sobre ellos y ni siquiera fue consciente del momento en el que cerró los ojos.

 

 

 

 

 

Siente la sangre empapar la superficie de su cuerpo. Heridas de rasguños. Heridas de mordidas. Su piel abierta. Su latido débil. Luchar contra un demonio es imposible. Los ojos rojos le ven con furia. El demonio también está herido. Pero sus heridas son mínimas. Pequeños orificios de la punta de su navaja que ni siquiera lograron atravesar la carne. Saborea el sabor metálico en su boca. Cuando el monstruo le tuvo contra el suelo mordiéndole las entrañas, intentó escapar y lo mordió como último recurso desesperado. Un pedazo de carne cala entre sus dientes. Lo quita. Lo escupe. Su navaja esta tirada lejos. Una de sus manos muestra un hueso. La otra cruza su estomago deteniendo sus intestinos. La vista se le nubla. Su corazón late más lento. Está muriendo. Cae al suelo. Intenta agarrar el aire con la boca abierta. El demonio se acerca para verle morir. Cierra los ojos. Escucha su lastimero suspiro. Su corazón se detiene. Ha muerto. No. No ha muerto todavía. Caliente. Dolor. Furia. Abre los ojos. Su latido más fuerte. Voltea a ver al monstruo. Sonríe.

 

 

 

 

Naruto abrió los ojos con miedo. Ese sueño, otra vez. Se llevó las manos al rostro y se quitó el sudor frío. Siempre que soñaba con ese mundo oscuro algo malo ocurría. Tembló sin ser consciente. Giró su cuerpo y volteó a ver a Sasuke dormir a su lado. Del otro lado del tragaluz el cielo era gris pálido. Estaba cerca de amanecer. Naruto tensó y relajó su cuerpo, verificando sus condiciones. No había rigidez ni dolor, podría correr ese día. La pesadez se sentía muy poco, pero era normal después de lo que pasó la tarde anterior. Se levantó con poco esfuerzo y caminó hacia el recipiente de agua para enjuagarse el rostro. Ya mas despierto, se recargó en la mesa, meditando. ¿Qué eran esos sueños?

 

Siempre que se detenía a pensarlo, la confusión se incrementaba. Naruto tenía en su mente una cuota de eventos extraños que no se atrevía a decir en voz alta. Cuando quiso compartirlo con Itachi, algo lo interrumpió como llamado divino y se quedó sin posibilidad de reanudar la plática pues, había ocurrido su relación con Sasuke y una serie de eventos dramáticos. Pero, ¿Debía de hablarlo con alguien? La duda de los sueños pesaba conforme otro fragmento aparecía. Era como si frente a sus ojos era contada una historia, y siempre que parecía que llegaba al final, otro fragmento aparecía.

 

Si se ponía a reunir todas las piezas, esforzando su cerebro a recordar cada uno de los detalles pese al paso de los meses, se encontraba con que tenía siempre presente la mayoría de ellos. Alguien escapando, enfrentándose a un monstruo, rindiéndose primero, peleando después. Caminó ausente hasta la ventana y destrabó el soporte de madera para abrirla. El viento frío le caló en las mejillas húmedas. Pero necesitaba el soplo de la brisa para sentirse consciente. ¿Qué clase de sorpresa les depararía hoy?, se preguntó. Casi había pasado un mes desde la última vez que salieron en un grupo y estaba agradecido de tener la oportunidad de acompañar a Sasuke en esta ocasión. Sin importar lo que pasara, lo protegería.

 

Miró hacia el bosque opaco y tomó decisión en su mirada. Protegería a Sasuke de cualquier cosa que los atacara. Si algo intentaba arrebatarlo de su lado de nuevo, él lo perseguiría hasta traerlo de vuelta. Una sensación de hormigueo subió desde su estomago hasta su garganta. Abrió la boca para liberar la sensación pero se vio interrumpido por unos brazos que se aferraron a su estomago gentilmente.

 

– ¿Cómo estás? –Naruto sintió un cosquilleo agradable detrás de su oreja cuando el aliento ronco de un Sasuke somnoliento le acarició– ¿Puedes moverte bien?

 

– No hay problema, bastardo. –Sonrió y apoyó sus manos en los brazos que lo apresaban.

 

– Me preocupaba que lo de ayer fuera un inconveniente para ti. –Dijo– No pensé que nos enviarían a una salida tan pronto. Seré cuidadoso desde ahora.

 

– Bueno, nunca nos avisan con antelación así que va a ser difícil. –Coincidió– A menos que prefieras dejarlo por un tiempo. –Sonrió con maldad.

 

– Como si pudieras soportarlo. –Molestó.

 

– ¿Disculpa? –Frunció el ceño– ¿Qué no eres tu el que siempre salta sobre mi sin previo aviso?

 

– No he escuchado quejas. –Liberó a Naruto y se dirigió hacia el recipiente de agua para lavar su cara también.

 

– Y no lo harás. –Dijo– La próxima vez que no me avises no te diré nada y sólo voy a patearte. –Naruto se cruzó de brazos, molesto. 

 

– Lo haces sonar como si nunca tuviera tu consentimiento. –Tomó una toalla para secarse.

 

– Bueno, ayer no esperaste por él. –Aguijoneó– Sólo me empujaste contra la puerta sin margen a discusión. Afortunadamente te conozco y sé en lo que pensabas con esa cara que mostraste. –Caminó hacia el closet para buscar ropas con las que pudiera moverse cómodamente– Prepárate, Usuratonkachi. Aquí viene el pequeño Sasuke. –Arremedó. Sasuke soltó una risa entre dientes.

 

– Lo admito. –Sonrió hacia Naruto. Uzumaki bufó y comenzó a cambiarse.

 

Sasuke se acercó a buscar un cambio de ropa, con el frío que hacía a esas horas de la mañana decidió que era mejor usar una sudadera. Su cuerpo entraría en calor cuando comenzaran el recorrido y después las carreras, pero para su cuerpo recién levantado era mejor abrigarse.

 

Naruto y él bajaron al comedor para tomar algo de pan duro que había quedado luego de la cena. La salida nunca esperaba para la hora del desayuno y era mejor tener algo en el estomago. Cuando salieron a la explanada frontal vieron a varios integrantes del equipo masticar panecillos al igual que ellos. Vitally prefería ser versátil y no tomar el mismo camino que la mayoría de los equipos. Usualmente recorrían terrenos un poco más abiertos, en esa ocasión irían cerca del territorio del Natura.  Sasuke no pudo evitar recordar su última salida y esperó que quedara en la punta opuesta de donde The Seers cazó en esa ocasión. Hablando del equipo, se preguntó como saldrían a una cacería con la mitad de sus miembros, o quizás ya se habían incorporado algunos. Dejó el pensamiento, no era de su incumbencia.   

 

– ¡Naruto-kun, Sasuke-kun! –Lee saludó desde el final de la explanada, esperándolos con un par de arcos y estuches de flechas para ellos– ¡Buenos días! –Sonrió con la energía que lo caracterizaba.

 

– Buenos días, cejotas. –Naruto se adelantó para chocar un puño con él– Te ves emocionado. –Rió.

 

– ¡Claro que sí! ¡Las cacerías son la mejor forma de mostrar la energía de tu juventud! –Se dio un golpecito en el pecho con orgullo– ¡Además, Vitally es un equipo seguro!

 

– ¿Dónde he escuchado eso antes? –Murmuró Sasuke de mala gana.

 

– Ignora a este tipo. –Dijo Naruto, aunque comprendía lo que Sasuke trataba de decir. La sola insinuación de seguridad en un mundo como ese, era un mal chiste que se contaba solo.

 

– No debes de preocuparte, Sasuke-kun… –Lee le sonrió– Si algo ocurre nosotros te protegeremos. –Sasuke bufó, ofendido. Lee no tomó el gesto con agresión y por el contrario, le sonrió de nuevo.

 

Vitally estaba conformado por hombres optimistas, leales y dispuestos a pelear por sus compañeros. Ellos nunca se metían en problemas y trataban de solucionar cualquier conflicto con calma y amabilidad. Los equipos tenían diferentes sistemas, y las personas que se sentían cómodas con ello a menudo tenían personalidades que congeniaban bien. Cada grupo era como un ente con su propio ritmo y visión de la unidad.

 

The Seers era metódico, calmo y prudente. Nunca cometían acciones fuera de la estrategia y el único modo de romper su formación era a causa de un peligro impactante e improvisto. Natura era como un cazador nativo; pendiente del ambiente, los rastros y las señales. Su formación se basaba en el conocimiento general y la suposición de las acciones de los otros. Pocas veces usaban palabras y eran personas de actitud. The Express por el contrario era un equipo revoltoso y de ataque directo. Era conocido por involucrar a sus miembros como carnada para atraer a las presas. Ellos esperaban a que el objetivo viniera a ellos y entonces saltaban de su emboscada, pero había ocasiones donde la presa resultaba de un número mayor a sus integrantes, entonces debían darle honor a su nombre corriendo fuera del peligro. The Specialist era la cabeza de los equipos por méritos y pérdidas. El equipo estaba basado en las habilidades individuales de cada cazador y la única estrategia era obedecer a su líder e intentar no morir. The Specialist era considerado el mejor por su ferocidad y su enfrentamiento frontal con las bestias mas ruines, sin miedo. Para muchos, ellos eran cazadores de verdad y los colocaban en un altar de fuerza, valentía y habilidad.

 

– ¡Salimos en cinco! –Avisó un hombre que parecía acercarse lentamente a los veintisiete años. El líder– ¡Verifiquen que su arco esté bien y su estuche esté lleno!

 

– Tsuna les entregará una navaja recién salida de los herreros, es filosa así que tengan cuidado. –Dijo otro hombre que se acercó al líder y le palmeó el hombro– No importa que no sean del equipo, es suya. –Sonrió al dar una mirada a Sasuke y Naruto.

 

Un chico que apenas podía ser llamado hombre por su juventud pasó cargando un bolso de cuero, de donde fue sacando una navaja y entregándola a cada miembro. Cuando se acercó a Naruto y Sasuke les tendió a ambos una navaja curvada de quince centímetros cuya funda estaba hecha de cuero cocido. La empuñadura era de fácil agarre y cubierta de fibra para que no resbalara con el sudor. Tenía un listón de piel ligeramente largo que servía para atarlo a una de las cintillas del pantalón. Eso mantendría la navaja en un lugar fijo, difícil de salirse por su cuenta pero fácil para ser sacada para su uso.

 

– Oh, un regalo. –Rió Naruto– Espero que esto no sea para convencernos de quedarnos. –Le guiñó un ojo a Lee, quien compartió su risa.

 

– Es probable que lo sea. –Confesó– Hay buenos rumores tanto de Naruto-kun como de Sasuke-kun.

 

– ¿Qué clase de rumores? –Preguntó Sasuke mientras ataba el listón de la navaja. Lee se llevó una mano bajo la barbilla tratando de recordar todo.

 

– Naruto-kun dejó una buena impresión en el equipo de Nagato-san… –Dijo– Hablaron sobre la invitación que te dio el equipo y sobre todo Nagato-san luego de que cumplieras con su reto. –Volteó a ver a Sasuke– Por supuesto, también se sabe que Sasuke-kun es bueno con el arco pero, The Specialist te tiene vetado por el incidente con su líder.

 

– Ni quien quisiera estar en ese equipo. –Refunfuñó. Le envió una mirada curiosa a Naruto– ¿Qué reto te hizo cumplir a ti?

 

– Cazar una bestia que él escogiera. –Se encogió de hombros.

 

– También a mí. –Levantó una ceja– ¿Te hizo dispararle desde una distancia ridícula también? Tu apestas con la arquería, ¿Cómo le hiciste? –Naruto lo miró mal.

 

– Tengo mis propios medios. –Le dio la espalda para colocarse el estuche de flechas– Y le di dos bestias, no una. –Sasuke estuvo por preguntarle los detalles, pero Lee se adelantó a responder.

 

– Naruto-kun se acercó rápidamente a las bestias sin que lo detectaran. –Comenzó a contar, emocionado– Le disparó a una y en cuanto fue detectado por los demás, se levantó y corrió hasta ponerse a salvo en uno de los arboles, entonces le disparó a otra e hizo que las demás huyeran. Fue tan rápido que todos los miembros del equipo trataron de convencer a Nagato-san de que perteneciera al grupo, pero no fue necesario porque Nagato-san había quedad satisfecho con él.

 

– No le he dado mi respuesta todavía. –Mencionó Naruto en voz baja. Sasuke giró su cabeza a otra parte.

 

Ese día él había quedado fuera de la fortaleza y Naruto se hundió en un estado de depresión. Uzumaki le había confesado que en esos días no había salido de la habitación y que incluso había comido poco. Nadie se atrevió a ver por él, más que Sakura y los amigos con los que compartían comida. Que Nagato aún estuviera en espera de la respuesta no era tan descabellado, simplemente que el pelirrojo no frecuentaba demasiado los exteriores como para cruzarse con él.

 

Sasuke tomó su estuche también. Decidió no participar más en la conversación, debía evitar cualquier cosa que involucrara el día de la cacería. Revisó que las flechas estuvieran en orden, que la cuerdilla del arco no estuviese desgastada y que el arco tuviese una madera sin fisuras. Se agachó al suelo y tomó un puñado de tierra para frotarla en la palma de sus manos. Estaba listo.

 

– ¿Todos listos? –Verificó el líder. Después del asentimiento de sus miembros, levantó el brazo con ánimo– ¡Entonces, en marcha!

 

La respuesta unánime fue eufórica. Vitally disfrutaba de las cacerías como un grupo de niños en una excursión. A diferencia del gusto sádico del grupo de Nagato, ellos amaban la aventura, no la caza en sí. Salir fuera de los muros, aventurarse al peligro, exponerse a lo desconocido y el reto de supervivencia trabajando como un equipo cuidándose los unos a los otros. Todo ello era lo que el equipo amaba. El motivo por el cual se convirtieron en cazadores.

 

La caminata usual para salir del territorio seguro se hacía en caminata lenta, el mundo exterior no iría a ninguna parte y tenían el resto de la mañana y parte de la tarde para encontrar a su presa. Los equipos nunca se aventuraban cerca del atardecer. No poseían una visión nocturna como los monstruos y cazar en la oscuridad era su desventaja.

 

Pasar las rocas no tomaba mucho tiempo, y al igual que en cacerías anteriores, Sasuke sintió el cambio del ambiente. Los hombres se ponían mas alertas cuando entraban al territorio. Inusualmente, el silencio duró poco. Luego de recorrer algunos cientos de metros sin recibir un ataque sorpresa o percibir pisadas sobre las hojas secas, el equipo se relajó un poco.

 

Algunos iniciaron conversaciones a baja voz, sofocando risas o haciendo ademanes. La seguridad de estar respaldado por su equipo les entregaba el privilegio de tranquilizarse. Pero no se distraían. Sasuke atrapó a más de uno vagar la mirada hacia el bosque, inspeccionando. Cualquier cosa que ocurriera no pasaría desapercibido.

 

El sol estaba de frente al camino acariciando la tierra con los rayos y proporcionándoles un ligero calor que desaparecía luego de que el viento soplara, como una degustación ocasional. Una caricia de consuelo entre frío y frío. Fue después de casi hora y media de caminata rítmica que el líder giró su rostro al equipo tras él.

 

– Estamos por llegar, ya saben qué hacer. –Todos dejaron su charla para acomodar mejor el estuche a su espalda y sacarse el arco del hombro. Lo mantuvieron en su mano apretada, listos para la acción de un momento a otro– ¡Calienten!

 

Los hombres comenzaron a colocarse en cuclillas y levantarse rápido un par de veces. Estaban preparando sus piernas para una carrera. Naruto y Sasuke los imitaron, hicieron estiramientos y flexiones, verificando que sus pies no estuvieran cansados después del recorrido. Sasuke miró fijamente a Naruto y contempló sus ojos concentrados. Sería la primera vez que lo viera participar en una cacería.

 

Sasuke pensó conocer el potencial de Naruto. Había entrenado con él y lo había instruido con el arco. Había observado sus entrenamientos y también reconocía su fuerza. Pero nunca lo había visto en una cacería. Las ocasiones en las que se encontraron, era porque la vida de uno de ellos estaba en peligro, y eso no contaba. Rememoró la forma en la que se arrojó contra una enorme bestia la tarde lluviosa que lo besó por primera vez. Naruto era muy valiente. Y a pesar de todo eso, aún quería protegerlo de todo.

 

– ¡Muy bien! –Llamó el líder capturando su atención– Iremos despacio hacía las colinas, luego ahí les señalaré el objetivo.  ¡Andando!

 

Comenzaron a trotar de forma silenciosa. Rodeando los arboles, comenzaban a levantarse montículos de pasto y tierra. Altas colinas inclinadas que se multiplicaban conforme seguían avanzando. Era el inicio de un terreno irregular. Sasuke se preguntó que tantos tipos diferentes de veredas y terrenos había en ese mundo. Había casado en rocosas serranías, en pastizales altos en húmedos bosques. Ahora enfrentaba un mar de colinas que simulaban las dunas de los desiertos, pero cubiertos en hierba dorada y canela. El frío nocturno había secado un poco la tierra y el viento levantaba polvillo fino. Sasuke imaginó que en primavera todo sería frescura, humedad, rico olor a hierba verde y flores.

 

– Sin insectos… ¿Cómo florecerán? –Murmuró en voz baja.

 

– ¿Uh? –Preguntó Naruto a su lado, sin haberlo escuchado bien. Sasuke negó con la cabeza olvidando el tema.

 

¿Cómo sobrevivía tan variado habitad sin insectos que distribuyeran el polen? ¿Cómo crecía el bosque sin aves que repartieran las semillas? ¿Qué era exactamente ese mundo? ¿Cómo se sostenía? ¿Se habría adaptado la naturaleza para eso? por eso los granos eran más ligeros y los vegetales más jugosos. O quizás sólo estaba cavilando demasiado. Encontrar lógica en un mundo como ese, había dejado de ser una opción desde que él…

 

– Agáchense todos. –Chistaron al frente.

 

Todos se arrodillaron en medio de la caminata sobre una de las colinas. Imitaron los movimientos del líder que se colocó pecho tierra y con los brazos y rodillas comenzó a avanzar. Los cazadores le siguieron y se posicionaron con cuidado a su lado. El viento iba a la dirección contraría de donde avanzaban, así que no había posibilidad de que los detectarán. Sasuke llegó hasta el filo de la colina con Naruto a su lado y asomó la cabeza de entre la hierba para presenciar la vista.

 

En los espacios de entre cada colina había uno inusualmente grande donde desde lo lejos de podían presenciar los restos secos de varios animales. Era como un pequeño cementerio.

 

– Esta es una guarida. –Dijo Rock Lee– Las hienas traen a sus presas aquí.

 

– ¿Hienas? –Naruto agrandó los ojos.

 

– Posiblemente un nombre con el cual comparar a la bestia, no creo que sean hienas de verdad. –Frunció el ceño ante los restos descuartizados de un gemelo– Las hienas de verdad no cazarían algo con esa inteligencia.

 

– Trabajan en manada. –Explicó Lee– Cazarlas es mejor si se va a la guarida, así cuando traen una presa sólo se queda una a vigilarla. –Volteó de nuevo a los restos– Algunos son frescos, el guardián debió ir a beber agua, pero pronto regresará.

 

– Aquí viene. –Se escuchó decir por algunos de los cazadores.

 

Naruto y Sasuke se pusieron atentos, recorrieron las colinas con la mirada en busca del animal. Entonces lentamente hizo su entrada por una de las veredas que rodeaban a las colinas. Medía cerca de los dos metros. Y efectivamente tenía un ligero parecido, no con una hiena, sino con una hiena parda. El cabello rojizo oscuro, crecido y desaliñado. Las orejas largas y levantadas, la cola en erizo. Sin embargo su musculatura era fornida y su cabeza parecía agachada debido a sus puntiagudos hombros que se alzaban por encima del pelaje. Las piernas robustas al inicio, terminaban con garras abiertas al final.

 

Debe ser muy rápido.

 

Los animales con patas abiertas habían demostrado mayor habilidad para la aceleración. Igual que las patas grandes de los oreja de conejo y  las garras réptiles de los gemelos. Las hienas deberían tener muy buena capacidad para perseguir y atrapar a sus presas. Sin embargo, los oreja de conejo seguían siendo considerados los más veloces.

 

– Es grande. –Dijeron en las líneas con una ligera sorpresa– Este no parece un guardián, es demasiado…

 

– Fuerte. –Concluyó la frase el líder del grupo con el ceño fruncido.

 

– Parece un sucesor… –Cuchicheó alguien más.

 

– Imposible… –Jadearon– ¿Por qué dejarían a un sucesor en la guarida?

 

– Quizás está herido… –Respondieron en tono dubitativo. Lee volteó a ver a Sasuke y Naruto que no entendían la plática.

 

– Los guardianes no suelen tener ese tamaño y mucho menos esa musculatura, parece demasiado fuerte. –Dijo Lee con seriedad– Sólo los sucesores crecen tan grandes; los sucesores son los futuros alfa de la manada. Los hijos del alfa actual. –Continuó– Que dejen a un sucesor en la guarida es anormal.

 

– ¿Qué vamos a hacer, Aki? –Todos voltearon a ver al líder, quien mantenía un gesto serio.

 

– ¿Vamos por él? –Preguntó uno de los cazadores con voz baja y temerosa.

 

– Es muy grande, pero tenemos dos miembros más… –Dijo otro chico tratando de ser positivo.

 

– Que son novatos… –Contestó otro con más crudeza.

 

– Que sorprendieron a Nagato-san –Expuso otro, defendiéndolos. Los demás asintieron de acuerdo.

 

– Haremos lo que Aki-san decida. –Dijo Lee con voz tranquila– Cualquier cosa que creas que es segura para nosotros no lo vamos a cuestionar.

 

Aki juntó sus cejas haciendo más notoria la arruga entre ellas. Estaba tomando decisiones en silencio. Un líder no podía dejarse llevar por la emoción si de pronto se presentaba una situación inesperada. Apretó los labios y luego los torció. Miró a ambos lados para observar la expresión de sus hombres, luego escudriñó largamente a Sasuke y Naruto. Estaba evaluándolos, verificando sí podía confiarles un peso de esa magnitud. Al final asintió para sí mismo y miró hacia la bestia con resolución.

 

– Muchachos, vamos a ir por él. –Avisó– Vamos a rodear la guarida y una vez que estemos posicionados lo mataremos juntos, no quiero que tenga la posibilidad de que llame a la manada. Quiero una muerte rápida. –Todos asintieron– Los que se moverán contra el viento tengan cuidado, manténganse por el perfil de la colina donde el viento sube para que su efluvio no llegue a él. –Giró hacia Lee– Quiero que te encargues de ellos y les avises cuando yo dé la señal para disparar. –Miró a Naruto y Sasuke a los ojos– Disparen a la cabeza o a los costados, y traten de no fallar. –Ambos afirmaron– Andando.

 

Como ninjas, los hombres comenzaron a reptar por sobre el pasto sin dejar su posición pecho tierra. La velocidad con la que se desplegaron demostró lo habituados que estaban a esa clase de estrategias. Naruto sonrió con emoción. En esa ocasión tenía la sensación de que estaba en una cacería de verdad. El trabajo en equipo brindaba la seguridad de que no habría bajas. Pese a que la naturaleza era imprevisible, no se sintió amenazado o ansioso. Era una sensación menos salvaje de cuando cazó con Nagato. Pero no por eso dejaba de ser excitante.

 

Siguió a cuantos pudo con la mirada. Los veía desaparecer entre el pasto seco y sólo notaba su presencia por el ligero movimiento que hacían al hacerse paso. En cuestión de minutos pudo notar que cada uno estaba en una colina y que rodeaban el espacio hundido que era la madriguera. Pecho tierra acomodaban sus arco de forma horizontal para disparar. Mantenían la punta de la flecha hacia abajo para que el sol no rebotara contra el metal y creara una estela brillante que delatara su posición.

 

En el centro del claro la hiena mordisqueaba con pereza un hueso ensangrentado. De pronto sus orejas se levantaron. Dejó su posición relajada y se colocó en sus cuatro patas, paseando la cabeza de un lado al otro. La sensación de tensión. El aura del cazador acechando. Una bestia que vivía del instinto reconocía el sospechoso silencio del mundo.

 

Sin que se lo ordenaran, Naruto se movió para subir más en la colina donde estaba. Deseaba una mejor vista. Escuchó el siseo de advertencia de Sasuke y la voz baja de Lee, pero los ignoró. Él necesitaba acercarse. Con una mejor posición sacó lentamente una flecha de su estuche y acomodó el arco de la misma forma que todos hacían. Los ojos fijos en la presa. Concentrando su visión podía apreciarlo con más claridad, como si se hubiese acercado más.

 

La hiena olfateó el aire, pero sólo consiguió olor a pasto. Confundida, volvió a echar una mirada a su alrededor y caminó de un lado a otro dentro de la madriguera, como si confirmara que estaba en un lugar seguro; sin saber que en realidad estaba atrapada. La cola de la bestia se sacudió y brincó hacia el frente concentrando su mirada en la colina donde Lee, Sasuke y Naruto estaban. Gruñó.

 

Esa reacción de reconocimiento hizo que Naruto sintiera a su pecho latir con rapidez. Los ojos de la bestia se enfocaron en él. Lo veía. Sonriendo, se relamió los labios. Presa y cazador, peleando por establecer quién era qué.

 

– Naruto. –Siseó Sasuke en voz baja cuando notó lo mismo que Uzumaki; La bestia lo había descubierto. Sin embargo, estaba ignorante de todos los demás.

 

Aki y los demás miembros veían todo con los hombros tensos. Poco faltaba para que contuvieran la respiración y seguir pasando desapercibidos.

 

La hiena gruñó y agachó la cabeza. Dio un paso al frente y erizó su pelaje. Comenzó a menearse de un lado al otro con un ritmo ondeante, como una danza.

 

– ¿Pero qué…? –Murmuró Lee con sorpresa y ojos abiertos de par en par. Sasuke lo vio de reojo un segundo pero luego lo ignoró.

 

No había nadie más que la bestia y él. La danza que le presentaba se sentía como un desafío. Dejó que su rostro se levantara sobre el pasto, mostrándose. Un silbido resonó en el viento; El aire exclamado por todos debido a la impresión y temor de que Naruto hubiera dejado la estrategia de lado. Moverse era peligroso ahora. Una provocación y la hiena podrían aullar a los otros.

 

Naruto siguió los movimientos de la bestia, imitando como un espejo el contoneo. La hiena dio un paso al frente, bailando. Levantó la cola y sacó las garras, enterrándolas en la tierra con cada paso que avanzaba.

 

Sasuke hizo un ademán para levantarse pero, la mano de Lee lo tomó por el codo y lo haló hacia abajo. Sasuke le envió una mirada molesta, Lee lo vio seriamente y meneó la cabeza; No debía interrumpir. Ahora era un asunto entre la hiena y Naruto. Sasuke observó el campo y notó que todos habían dejado de estar tensos, ahora sólo estaban expectantes. Mantenían el arco en posición, listos para ayudar a Naruto si de pronto se requería. Sasuke bufó inconforme, pero obedeció a Lee y esperó.

 

Naruto sintió un cosquilleo subir por su garganta y enderezó su cuerpo por completo. El animal levantó la cabeza y gruñó. Olfateó en el aire y danzó de nuevo. Naruto dio un paso para avanzar.

 

– ¡Mierda! –Refunfuñó Sasuke, volviendo a repetir el movimiento de querer ponerse de pie para ayudar a Naruto y Lee jalándolo al suelo– Suéltame. No voy a dejar que ese monstruo le haga algo a Naruto. –Dijo con los dientes apretados.

 

– No puedes, Sasuke-kun. No lo entiendes. –Murmuró fríamente. El rostro serio y severo– Si cualquiera de nosotros se mueve, él podría llamar a la manada.

 

– Podría hacerlo ahora de todas formas. –Forcejeó.

 

– No. No lo hará. –Dijo– Cree que Naruto es un rival, no va a llamar a los otros.

 

– ¿De qué hablas? –Alzó una ceja, confundido. Dejó de pelear.

 

– Es extraño pero, es lo que está pasando. –Volvió a ver a dirección de Naruto– Ese baile que vimos, sólo lo hacen con otras hienas. Es como una iniciación para una pelea oficial dentro de la manada. Que Naruto lo imitara es como una respuesta, una aceptación al duelo. –Su gesto cada vez más serio y confuso– No sé de donde escuchó que debía hacerlo, quizás de otro equipo pero, por ahora, la bestia espera una pelea uno a uno.

 

– Esto no puede ser cierto. –Maldijo en voz baja y se quedó quieto, volviendo a prestar atención a la situación.

 

– Todos deben de estar creyendo lo mismo, pero saben lo que tienen que hacer. –Asintió– Si necesita ayuda dispararemos.

 

Ambos, Naruto y la bestia, habían avanzado lentamente, luego se detuvieron. Ya no hubo danza, sólo silencio y mutuo escrutinio. El equipo comprendió el significado. Estaban en el momento crítico del silencio antes del ataque.

 

La hiena dejó escapar un ronroneo ronco y entonces corrió hacia Naruto con las fauces abiertas. Naruto vio venir la confrontación y corrió por lo largo de la colina. Buscó hacer distancia entre ambos para poder preparar adecuadamente su tino y disparar. Brincó fuera de la colina cuando la hiena le dio alcance e intentó hacerlo tropezar tirando de una de sus piernas.

 

Cayó en cuclillas debido al inestable salto y se puso de pie con rapidez para correr a otra colina. Cruzó el campo lleno de restos y huesos con el sonido de la hiena detrás de él. Serpenteó entre huesos y piel muerta para que la bestia no pudiera predecir qué dirección tomaría luego. Cuando el crujido de un cráneo de animal siendo aplastado delató la posición de la bestia, Naruto se detuvo de golpe y se agachó. La hiena pasó por encima de su cabeza con las garras adelantadas, fallando su embestida. Saltó para ponerse de pie y tomó la dirección contraria. La hiena resbaló encima de la sangre de una víctima cuando intentó perseguirlo de inmediato. Naruto sonrió al obtener esos segundos de ventaja.

 

Llegó a las faldas de una colina y usó toda la energía que pudo para subir por ella con velocidad. Pasó a un lado de unos cazadores ocultos que se congelaron en su sitio cuando la bestia que iba detrás de Naruto los detectó pero ignoró por completo.

 

Naruto llegó a la cima y acomodó rápidamente la flecha en la cuerdilla. La hiena rugió cuando estaba por alcanzarlo y saltó al cielo para caer sobre su rival en picada. Al mismo tiempo Naruto se giró en su mismo lugar y levantó la flecha al aire. Todos ahogaron la respiración y más de uno se levantó de su sitio apuntando al monstruo. La adrenalina hizo que vieran la escena con más lentitud con la que ocurría.

 

Naruto fue cubierto por la sombra de la hiena que estaba por caer sobre él. Hizo el codo hacia atrás estirando la cuerdilla y apuntó directo a la yugular. La presa acercándose por sí misma al cazador. Con esa proximidad, fallar era imposible. Dejó escapar la flecha con fuerza y, antes de que la hiena tocara el suelo, gimió con dolor. Cayó a un lado de Naruto, haciendo que su propio peso incrustara la flecha más hondo, destrozando el punto vital que había sido perforado.

 

Naruto jadeó, cansado de la batalla que sólo duró tres minutos. Contempló el cuerpo inmóvil de la hiena. El viento frío le acarició y refrescó el rostro. Cerró los ojos y suspiró aliviado. El viento moviendo el césped seco, el pelaje de la bestia y el cabello de Naruto. No se escuchó nada por unos instantes. Luego el mundo volvió a girar trayendo el estruendoso vitoreo de los cazadores.

 

– ¡Eso fue genial! ¡Bien hecho, Naruto!

 

– ¡Mató una hiena! ¡Él solo!

 

– ¡Los rumores de The Specialist eran ciertos!

 

– ¡Esa maniobra fue estupenda! ¡Tenemos que aprenderla! 

 

Naruto sonrió, apenado. No estaba acostumbrado a los elogios, así que no sabía cómo reaccionar cuando los escuchaba. El grupo comenzó a acercarse a la bestia, sacando los lazos para prepararla para el viaje. Naruto escuchó una escandalosa carrera dirigirse hacia él.

 

– ¡Naruto-kun! –Gritó Lee antes de abrazarlo con todas sus fuerza y colgarse a su cuerpo– ¡Me has hecho llorar del miedo y de la emoción! ¡Eres la muestra del espíritu de la juventud! ¡Te admiro!

 

– Tranquilo, cejotas… –Dijo con esfuerzo, apartando gentilmente a Rock Lee de él para que lo dejara respirar.

 

– ¡Oye, Lee! ¡Ayuda con esto! –Gritó uno de sus compañeros mientras luchaban por darle la vuelta a la bestia.

 

– ¡Si, enseguida! –Dejó a Naruto para correr a ayudar.

 

Naruto suspiró y, entonces, volteó a ver a Sasuke. Uchiha mantuvo una pose rígida desde su lugar, la mandíbula tensa. Haber visto a Naruto arriesgar su vida, aún repercutía en su estomago como un revoltijo de nervios. Y al mismo tiempo, deseaba correr y abrazarlo de la misma forma en la que Lee lo había hecho. Dentro de su cabeza era una contradicción de molestia y orgullo. La manera en la que enfrentó al monstruo con valentía, su seguridad, velocidad y astucia. Naruto cambió ante sus ojos. Era un cazador. Un estilo antiguo donde usaba su cuerpo en una batalla casi limpia.

 

Una pelea uno a uno.

 

Sasuke caminó lentamente hacia Naruto, sin saber que decir o de qué forma reaccionar. Notó el nerviosismo de Naruto ante su silencio. El rostro sin expresión, no dejaba saber a Uzumaki si se encontraba molesto realmente. Pronto estuvieron frente a frente, viéndose a los ojos. El viento sopló entre sus cabellos e incrementando su mutismo. Sasuke sonrió y cerró los ojos.

 

– Eres bueno. –Dijo finalmente, entonces pasó a su lado, dándole una palmada en el hombro– Luego hablamos. –Avisó, para luego ir a prestar su ayuda a los demás.

 

Naruto se quedó quieto un segundo, luego sonrió. Sintió un pellizco de dicha al ser reconocido por Sasuke. Un sentimiento complejo que decidió guardar para después. Se despejó de la situación y  fue con los demás. Cada tanto le palmeaban los hombros en felicitación o le alagaban con frases.

 

Para aligerar el peso de la bestia, le abrieron la caja torácica para extraerle todos los órganos. Drenaron su sangre con prisa por temor a que la manada volviera. Y aunque acostumbraban regresar hasta el atardecer, era mejor ser precavidos. Empaquetaron sólo algunos órganos internos que fueran comestibles y lo demás lo dejaron en la madriguera. Con un peso más ligero, entre varios hombres cargaron el cuerpo y decidieron que después de un kilometro se turnarían para continuar.

 

Menos distancia quedaba para llegar a la fortaleza cuando decidieron hacer el séptimo cambio. Sasuke se agachó en sincronía de los demás para poner el cuerpo en el suelo. Vio a Naruto sobarse los hombros debido al cansancio y el peso, al igual que los demás. Entonces decidió masajear los suyos de igual forma.

 

– Nos faltan menos de dos kilómetros para llegar a las rocas. –Dijo el líder, bebiendo agua de su cantimplora y luego pasándosela a alguien más– ¿Quieren que tomemos un descanso en la sombra? Estamos muy lejos de la guarida y a estas altura el olor de nuestro rastro ya se habrá desvanecido. Sólo nos queda ser cuidadosos con otras bestias. –Recordó.

 

Hubo gemidos de aceptación. Todos estaban agotados.

 

– Bien, entonces. –Sonrió– Coloquen el cuerpo donde el viento no lo golpee. Aunque ya no tiene sangre y la carne expuesta  se secó un poco para cubrir el olor, aún puede ser detectada por otro animal. No nos expongamos a una pelea por carroña. –Algunos se rieron por el comentario. Naruto no entendió, así que sólo sonrió por compromiso.

 

Estaba por ir a sentarse junto a Lee cuando notó que Sasuke no estaba cerca de él. Lo buscó hasta encontrar que estaba alejándose entre los árboles. Frunció el ceño. 

 

–Seguro va a orinar. –Dijo uno de los chicos– Si vas a ir con él, dile que no lo haga en un árbol. Dile que lo haga en el suelo y que lo cubra con tierra después. –Comentó con naturalidad antes de recostarse debajo del árbol y cerrar los ojos.

 

Naruto no dijo nada y decidió seguirlo. Vio que a nadie le pareció extraño que se alejara para ir tras Sasuke, y se sintió más cómodo. Asumió que Sasuke en verdad había ido a orinar, así que decirle el mensaje de su compañero temporal era una excusa para estar con él a solas. Sonrió.

 

 

 

 

 

Sasuke hizo a un lado las ramas y trotó con más prisa. Al pasar la maraña de helechos y raíces del bosque, encontró una zona sin árboles. Recordó que zonas así por frecuencia se hacían cerca de las áreas montañosas. Demasiado grandes para una vereda. Y más natural. La brisa sopló y entonces recordó el motivo por el cual se había separado del grupo.

 

Salió de la sombra del bosque y caminó hacia la senda. Entrecerró los ojos al observar el terreno. Levantó la cabeza y dejó que una nueva brisa se adentrara dentro de sus fosas nasales. No se había equivocado.

 

Caminó lentamente, tratando de ver el punto exacto por el cual podría verlo mejor. Entonces comenzó a percibir la tensión del aire. Sonrió y movió los dedos de la mano, estirándolos como un calentamiento para lo que ocurriría después. De pronto algo golpeó contra sus sentidos. Era un fuerte zumbido que no tenía realmente sonido. Simplemente una vibración psicológica que disparaba una alerta. Agrandó los ojos, impresionado. Era una pesada presencia. Y si era tan fuerte, quería decir que también era peligrosa.

 

Se quedó quieto en su sitio cuando el zumbido dentro de sus oídos se volvió casi doloroso. Una nueva tensión había aparecido y estaba más cerca. Se sentía como la fuerza invisible de los imanes que empujaba contra su cuerpo con mayor insistencia, anunciándole la distancia entre ellos. Apretó los dientes y decidió prepararse. Fue consciente del sonido de las pisadas rítmicas y de la sensación de golpeteo en el suelo. Por un momento creyó sentir escuchar su respiración, pero era demasiado leve.

 

Un escalofrío recorrió su espalda y entonces separó las piernas para tener mayor soporte. No dejaba de sorprenderle la inquietante tirantez que la atmosfera adquiría. Entonces se detuvo. El viento sopló liberando a Sasuke de la asfixia. Enderezó su cuerpo, confundido. El aire volvió a sentirse ligero, ya no había vibración y el sonido regresaba con lentitud. Una presencia de esa magnitud no podía evaporarse de la nada, pensó. A menos que…

 

– ¿Qué estás haciendo? –Escuchó.

 

Su reacción fue automática; se dio media vuelta con velocidad y dio un salto hacia atrás, alejándose de la fuente del sonido. Sasuke vio a Naruto justo detrás de suyo, y él no había notado el momento en que se acercó a él. Uzumaki tenía las cejas levantadas en una mueca inocente, completamente ajeno de todo lo que instantes antes de su llegada había ocurrido.

 

– ¿Cuándo llegaste? –Dijo. Luego se aclaró la voz– ¿Qué haces aquí? –Corrigió.

 

– Vi que te separaste del grupo, y me pidieron que te dijera algo acerca de orinar en el suelo y la tierra. No esperaba que te fueras tan lejos, aun así… –Sonrió y se llevó los brazos detrás de la cabeza– Sólo era una excusa.

 

Sasuke dudó un segundo cuando vio a Naruto acercarse a él. Cuando Uzumaki lo abrazó por el cuello para darle un beso, dejó de pensar demasiado. Lo sujetó de la cintura y abrió los labios para permitir que la lengua entrara a su boca. Sasuke percibió la excitación de Naruto, probablemente eufórico después de una cacería. Cuando un hombre se encontraba en peligro, la excitación sexual surgía como una forma de preservación de la especie. Dejar descendencia antes de morir. Pero ellos no podían procrear, afortunadamente. Todo lo que hacían tenía el simple objetivo de obtener placer.  

 

Mientras Naruto presionaba sus caderas contra él, Sasuke vagamente tuvo el pensamiento de que lo que hacían, no estaba bien hacerlo ahí. Pero no podía apartar a Naruto. No cuando se mostraba tan cooperativo. En el momento que Naruto acarició el cuello de Sasuke con la lengua, todo dejó de importar. Al diablo el peligro de ser descubiertos por los cazadores, estaban suficientemente alejados. Sasuke jugó con la idea de llegar al final en ese sitio. Naruto, seguramente, no se negaría. Después de todo, él había iniciado con toda la situación.

 

Sasuke bajó sus manos con la intención de entrar en los pantalones de Naruto, acariciarlo y hacerlo venir una vez. Entonces ese zumbido golpeó de nuevo. Su cuerpo se puso rígido de golpe y detuvo todo movimiento. Naruto alejó su rostro de él, sintiendo el súbito cambio de humor. Sasuke se maldijo, lo había olvidado. Se apartó de Naruto y lo empujó detrás de él. Dirigió los ojos a un punto específico en el bosque.

 

– ¿Sasuke? ¿Qué demo…? –Se detuvo en medio de la oración cuando también lo sintió– Mierda.

 

El silencio súbito y la tensión en el ambiente. Estaban tan familiarizados con esa sensación que, era estúpido preguntar qué ocurría. Lo sabían. De entre los árboles, con paso calmo, salió una bestia que no conocían. Sin embargo, no importaba, era enorme.

 

Cerca de alcanzar las ramas superiores de los arboles, debía medir tres metros. Tenía la cabeza levantada, olfateando el aire. Parecía que el olor humano lo había hecho salir de su ruta. No se encontraba inquieto, era como si sólo se dirigiera al origen de la esencia por curiosidad. La bestia de cabellos marrones, tenía una figura lobuna robusta. Era un Cerberos de una sola cabeza, con el pelaje alborotado. Más licántropo que perro. Cola corta, columna vertebral notoria, garras abiertas. Ojos rojos como la sangre.

 

La bestia volteó hacia ellos por casualidad, y el silencio se incrementó. Los analizó un momento, olfateó y entonces gruñó con saña. Dio un paso fuera del bosque y descubrió los colmillos. Había elegido a su presa. Sasuke hizo un ademan de correr de regreso a donde se encontraban los cazadores. Naruto lo sujetó del brazo.

 

– No podemos llevarlo con los demás. –Dijo. Su mirada seria–  Están descansando y con la guardia baja. Si llegamos corriendo con esta cosa detrás de nosotros, sólo vamos a provocar una masacre.

 

– Pero mi arco está allá… –Apretó los dientes– También el tuyo.

 

– Lo sé… –Dijo con frustración– Pero no nos queda otra opción que lidiar con esto solos.

 

– Maldición.

 

La bestia dio otro paso. Era claro que estaba esperando que huyeran. Las bestias amaban perseguir una presa. Era un juego donde se conocían ganadores. Naruto y Sasuke pasearon la mirada por todas partes, en un desesperado intento por saber su ubicación y pensar en la forma de salir de la situación con vida. Pero, como siempre, la única idea clara a su favor era correr. Sasuke le envió una mirada a Naruto. Correr por ahora, planear después. Naruto asintió. Antes de que la bestia se decidiera a dar otro paso, se dieron la vuelta y comenzaron la carrera a toda velocidad.

 

El animal gorgoreó de sorpresa y después los siguió. Para ese momento, ambos le llevaban casi cincuenta metros de ventaja. Distancia que la bestia podría eliminar pronto si, por alguna razón, se detenían.

 

Naruto tomó a Sasuke de la mano y lo haló hacia el bosque. Los árboles les darían mayor ventaja; el monstruo no podría perseguirlos con tanta velocidad debido a su tamaño. En alguna parte de su cabeza, Sasuke admiró la forma en la que Naruto siempre parecía tener estrategias de supervivencia, aún cuando no fuera consciente de ello. Agrandó los ojos cuando percibió la presencia detrás de ellos. Violenta y con sed de matar. Apretó los dientes.

 

Pasó poco tiempo antes de que volvieran a salir a un espacio más abierto. Y, en comparación al tramo en el que encontraron a la bestia, el regreso del bosque se encontraba distante. Sasuke recordó que había reconocido los lugares montañosos, estaban cerca de un lugar escabroso. No era una cordillera, quizás era un desnivel de tierra.

 

– ¡Vamos por esa dirección! –Señaló el camino superior– ¡Quizás podamos perderlo!

 

– ¡Pero no hay nada en esa dirección! –Gritó Naruto en medio de un jadeo de cansancio– ¡Es peor si nos quedamos en campo abierto!

 

Sasuke no tuvo tiempo de darle la razón cuando el monstruo derrapó fuera de los árboles. Los localizó rápidamente y fue tras ellos de nuevo.

 

– ¡Mierda! ¡Nos va a dar alcance! –Naruto notó cuando la bestia adquirió mayor velocidad.

 

Le envió una mirada asustada a Sasuke. Estaban atrapados en un terreno que les brindaba desventaja y sus piernas se cansarían pronto. No eran rivales para un animal que podía moverse tan rápido a pesar de su tamaño. Y era el tamaño lo que realmente los intimidaba. Un animal de metro y medio, aunque fuera veloz, podía ser enfrentado. Pero algo tan grande y musculoso, no. Si Sasuke y Naruto deseaban dar pelea, probablemente serían despedazados de un mordisco.

 

Naruto sintió el peso de la navaja en su cintura. Sasuke notó la forma en que Uzumaki miró su arma y luego volteó a verlo a él. Pelear. Sin importar las pocas probabilidades, al final el pelear era su única salida. Naruto dirigió su mirada al frente con mayor decisión y trató de planear algo con rapidez. Entonces pensó; su desventaja era el tamaño. Si pudieran deshacerse de ella por un instante, podrían sobrevivir como un equipo. Cambió su dirección hacia un costado de forma tan repentina, que Sasuke tuvo dificultad para seguirlo.

 

Sasuke vio unas rocas grandes en la orilla del sendero. Una prueba que confirmaba su pensamiento, estaban quizás a unos senderos de encontrarse con tierra irregular. No entendió del todo el plan de Naruto hasta que notó que sacaba la navaja de su estuche y corrió con mayor fuerza; Naruto quería tener la oportunidad de estar encima del monstruo y luego apuñalarlo. Correría hacia las rocas y subiría a ellas para tener su misma altura. Qué locura.

 

Un gruñido se escuchó a su lado. El cambio de dirección hizo que perdieran velocidad y la bestia estuviera más cerca de ellos. De pronto el animal se emparejó a su lado. Lo olfateó y gruñó, acto seguido dirigió su vista a Naruto y descubrió los dientes. El animal aumentó su ritmo, yendo primero sobre Naruto.

 

– ¡Maldito!

 

No iba a permitir que pasara de él. No iba a permitir que dañara a Naruto. Logró adelantarlo, pero lo tenía tan cerca de su espalda que despertó algo dentro de él. Un sentimiento que, a regañadientes, volvió a recordar. Naruto, frente a él, estaba concentrado en su plan. El aliento cálido del animal acarició la espalda de Sasuke cuando bufó. Un escalofrío subió por su columna.

 

De pronto su corazón dio un salto escandaloso. El cansancio desapareció de sus piernas y un hormigueo nació desde el estomago, para luego, recorrer el resto de su cuerpo. Un sentimiento parecido a la excitación embotó sus sentidos y sintió una gran urgencia por deshacerse de la presencia en su espalda. Las manos le picaban. Los dientes le escocían. La lengua se le humedeció y acumuló saliva. Sasuke entrecerró los ojos, luchando contra el impulso. Tratando de resistir con todo su ser que algo brotara.

 

Naruto sonrió cuando llegó cerca de la piedra. En el momento en el que escuchó la respiración de Sasuke salir ronca y extraña, inconscientemente, quiso detenerse. Mas la aceleración no le permitió parar.

 

Sasuke percibió esa acumulación de aire en su estomago y su ascenso hasta la garganta. La sangre bullía y tronaba detrás de sus oídos. Cuando la bestia volvió a gruñir, ya no puedo contenerse. No iba a correr. No quería correr. Giró su cuerpo con tanta velocidad que no dejó de estar en movimiento, así que usó sus talones para detenerse. Abrió la boca y dejó que el aire que se presionaba contra su garganta saliera. El sonido salió, y su rugido hizo eco.

 

Naruto se detuvo al golpear la piedra con ambas manos y volteó atrás. Sus ojos se abrieron con toda su capacidad a la vez que separó sus labios en un gesto de súbita sorpresa. Vio a Sasuke darle la espalda y el animal seguir su carrera hacia él. Su cabeza se confundió por un instante, y fue incapaz de moverse, aún cuando Sasuke se sacó la navaja del cinturón y corrió hacia el monstruo. Estaba estático.

 

Sasuke apretó el mango de la navaja y sonrió. Sintió el ardor en sus ojos. El filo aparecer en sus dientes y las uñas crecer en sus dedos. Pero no les prestó atención.

 

La bestia se dirigió hacia él con las fauces abiertas. Sasuke lo esquivó y aprovechó el acercamiento para sujetarse de la piel arrugada en el cuello animal. Su cuerpo se curvó y la velocidad le permitió colocarse encima de la bestia. No lo pensó dos veces antes de dejar caer su navaja sobre la yugular, haciendo brotar la sangre en un chorro pequeño.

 

El animal bramó  de dolor y dejó caer la cabeza al suelo. El cuerpo cedió con la intención de aplastar a Sasuke con la caída. Sasuke siguió el movimiento y se acomodó junto a la rotación. Cuando el animal quedó de espaldas, él terminó sobre su estomago. Entonces la pelea inició.

 

La bestia lo vio encima de él y lanzó sus garras para atacarlo. Las patas chocaron contra las palmas de Sasuke y causaron un sonido de impacto, deteniéndose. Una risa enferma salió de los labios Uchiha. Empujó una pata y luego la atrapó debajo de su brazo. Apretó y disfrutó el chasquido del hueso al ser roto, al igual que el aullido de la bestia.

 

El animal adelantó la cabeza para dar un mordisco. Sasuke gritó y cerró su puño, golpeándolo en la nariz, arrojándolo al suelo. Dobló la otra pata, rompiéndola. Saltó hasta la cabeza y sujetó ambas mandíbulas, una en cada mano. Obligó al animal a abrir las fauces, ignorando las sacudidas desesperadas y los chillidos ensordecedores. La lucha del animal no evitó que Sasuke abriera su hocico cada vez más, hasta que se volvió doloroso. La bestia se sacudió cuando la piel de su hocico comenzó a rasgarse. Y no pudo detener a Sasuke cuando, con un gruñido, dejó caer todo su peso sobre sus brazos y entonces rompió por completo la mandíbula, la carne del hocico y el cráneo del animal.

 

Se irguió y contempló la sangre formar una sombra grande y espesa bajo ellos. Jadeó y suspiró con alivio, excitación, regocijo. Se sentía tan bien. Echó la cabeza hacia atrás y abrió la boca, liberando una bocanada que sintió como vapor caliente. Entonces escuchó una piedrecilla caer. Rápidamente dirigió su cabeza hacia la nueva presa, se agazapó y descubrió los colmillos para atacar. Pero sólo encontró a Naruto. Entonces la realidad golpeó contra él. Se le cortó la respiración de la impresión.

 

Naruto tenía la espalda contra la roca y las manos abiertas, como si tratara de fundirse a ella. Su rostro tenía una mueca de terror. Y la forma en la que sus ojos estaban llenos de pánico, fue suficiente para que Sasuke descubriera el enorme error que había cometido.

 

Volvió a mirar a la bestia bajo él. La sangre lo golpeó con un hedor de muerte que le revolvió el estomago. Vio en su cabeza lo que debió haber visto Naruto. Observó sus manos ensangrentadas y comenzó a temblar.

 

El rostro de Naruto y la forma en la que lo veía caló en su pecho. Un sentimiento de miedo se apoderó de él. El golpe de sus acciones fue demasiado avasallador. La desesperación de no saber lidiar con la situación. Deseó en ese momento regresar el tiempo, y que todo fuera sólo una pesadilla. Deseó nunca haberle mostrado a Naruto eso. Sus ojos se humedecieron. Cubrió su rostro con agonía. El cuerpo de Sasuke se sacudió en llanto. Y Naruto intentó dejar de temblar un momento.

 

 

– Naruto… –Dijo en voz baja. El súbito sonido hizo que Uzumaki respingara– Yo… –Miró a Naruto con sus ojos turbios, refulgiendo en un color escarlata–…Creo que ya no soy humano.

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Nah!

Lo sé, soy lo peor. *Sonrisa* 

Ya puedo leer sus reviews reclamandome haberlo terminado ahí. XD
Pero recuerden que es con la intención de mantenerlos interesados. Esperemos que el proximo capitulo no tarde. cruzo mis dedos para poder organizarme en mi trabajo y hacerme de tiempos libres para ello. 

Todo comienza a desvelarse, un secreto a la vez. 

Espero que les haya gustado. Nos vemos en el siguiente.

¡Dejen reviews! 

 

RHYO DARCK 


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